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2.1.2.

Semiótica, memoria, narrativa y análisis del discurso

En los conceptos previamente discutidos se percibe la presencia de lo simbólico


como recurso unificador. Aunque no sea la intención profundizar el tema, es importante
aclarar otros conceptos que son complementarios al entendimiento de este proyecto, por
más que las terminologías de la semiótica no tengan consenso entre sus investigadores de
mayor destaque (como Pierce, Jung, Hegel, Wallon y otros). Se optó por adoptar las ideas
de Barthes y Derrida en cuanto al tema - el primero por atentar para las clasificaciones y
nomenclaturas, y el segundo por comentar sobre el concepto, la estructura y los cambios de
sentido, además de relacionarlo con la escritura.

Barthes (1964: 43) afirma que el signo se compone de un significante (cuyo plan es
el de la expresión) y un significado (cuyo plan es el de contenido). Así como toda reacción
es respuesta a una acción, en la comunicación - y pienso que no solo la humana - todo
contenido proviene de una expresión. El autor también indica la existencia de, en cada plan,
una forma y una sustancia. Los aspectos emotivos o ideológicos corresponderían a la
sustancia de contenido, mientras que la organización formal de los significados entre sí
sería una forma de contenido. Y así, mediante nomenclaturas y clasificaciones, explica la
existencia de una “función-signo”:

“Muchos elementos semiológicos (objetos, gestos,


imágenes) tienen una sustancia de la expresión cuyo ser no está en
la significación: son, muchas veces, objetos de uso, derivados por la
sociedad para finalidades de significación: la ropa sirve para nuestra
protección, la comida para nuestra alimentación. (...) Propondremos
denominar estos signos semiológicos - de origen utilitaria, funcional
- funciones-signos. La función-signo es el testigo de un doble
movimiento que cumple analizar.” (BARTHES, 1964: 44)*

“Muitos elementos semiológicos (objetos, gestos, imagens) têm uma substância da


expressão cujo ser não está na significação: são, muitas vezes, objetos de uso, derivados
pela sociedade para fins de significação: a roupa serve para nossa proteção, a comida para
nossa alimentação. (…) Proporemos denominar estes signos semiológicos – de origem
utilitária, funcional – funções-signos. A função-signo é a testemunha de um duplo
movimento que cumpre analizar.” (BARTHES, 1964: 44) [botar em rodapé explicando que
é minha tradução]

Rancière compara el proceso de asimilación de todas las cosas por el animal


humano al aprendizaje de la lengua materna, “como ha aprendido a aventurarse en la selva
de las cosas y de los signos que lo rodean, a fin de tomar su lugar entre los otros humanos:
observando y comparando una cosa con otra, un signo con un hecho, un signo con otro
signo.”  (2010: 17). Rousseau, en la modernidad, ya discutía la posibilidad que las lenguas
tienen para alterar el sentido de los signos: 

“Las lenguas, al cambiar los signos, también modifican las ideas que
ellos representan. Las cabezas se forman sobre los lenguajes, los pensamientos
toman el tinte de los idiomas. Sólo la razón es común, el espíritu, en cada lengua,
tiene su forma particular; diferencia que bien podría ser en parte la causa o el
efecto de los caracteres nacionales; y lo que parece confirmar esta conjetura es
que en todas las naciones del mundo la lengua sigue a las vicisitudes de las
costumbres, y se conserva o se altera como ellas." (Rousseau apud DERRIDA,
1986: 215-216)

Derrida discurre sobre una paradoja por la imposibilidad del concepto de signo no
poder superar la oposición de lo sensible y lo inteligible. 

“El concepto de signo sólo ha podido vivir de esa oposición y de su


sistema. Pero no podemos deshacernos del concepto de signo, no podemos
renunciar a esta complicidad metafísica sin renunciar al mismo tiempo al trabajo
crítico que dirigimos contra ella, sin correr el riesgo de borrar la diferencia dentro
de la identidad consigo mismo de un significado que reduce en sí su significante
o, lo que es lo mismo, expulsando a éste simplemente fuera de sí.” (DERRIDA,
1989: 386-387)

Según Derrida, hay dos maneras de anular la diferencia entre el significante y el


significado, una que se hace por la reducción del significante, sometiendo el signo al
pensamiento; y otra, poniendo en cuestión el sistema que promovía la reducción anterior.
Es decir, la reducción de esta oposición depende de la oposición, es una estructura difícil de
romperse. (idem)

Foucault considera la escritura alfabética como un modo de duplicación, pues ella


no representaría el significado, y sí los elementos fonéticos que lo significan, diferente del
ideograma, que representaría directamente el significado correspondiente, independiente de
sistemas fonéticos, que son otra forma de representación (FOUCAULT, 2009: 49)

En el aspecto psicológico, Gombrich sostiene que los signos son intraducibles. Para
el autor, incluso las palabras - tema que mucho interesa en esta investigación - rara vez son
traducibles. “Todos los símbolos funcionan dentro de una compleja red de matrices y
elecciones potenciales que tal vez pueda explicarse hasta cierto punto, pero nunca
traducirse por sus equivalentes exactos, a menos que una feliz casualidad nos proporcione
uno.” (GOMBRICH, 1969: 140-141)

Traendo esta discusión al tema central, el arte, hay dos artistas que han pensado en
esa relación del signo y su potencial de representación. Julio Plaza comenta la transición
del arte “tradicional” para el actual, en que el arte entra en el signo, al paso en que la
función poética (estética) ya no es privilegiada. “El pasaje del mundo de las cosas para el
mundo de los signos caracteriza esta producción. El universo de los signos ofrece una
variedad mayor que la de los objetos y un costo mínimo, de ahí poderse caracterizar esta
situación intersemiótica, al paso en que en los mensajes intervienen signos de diversas
fuentes” (PLAZA, 2006: 395)

“A passagem do mundo das coisas para o mundo dos signos caracteriza esta produção. / O
universo dos signos oferece uma variedade maior que a dos objetos e urn custo mínimo, dal
poder-se caracterizar esta situação intersemiótica, a medida que nas mensagens intervêm
signos de diversas fontes. (PLAZA, 2006: 395) [MINHA TRADUCAO; RODAPÉ]

El otro artista que lo discute es Fernando Cocchiarale, que piensa que la producción
contemporánea va por un camino invertido: “viene distanciando progresivamente
significante y significado, hasta el límite de una simbolización aparentemente tan subjetiva
que puede sugerir una resistencia a toda forma de mediación por la palabra”.
“vem distanciando progressivamente significante e significado, até o limite de uma
simbolização aparentemente tão subjetiva que pode sugerir uma resistência a toda forma de
mediação pela palavra.” (COCCHIARALE, 2006: 217) [MINHA TRADUCAO;
RODAPÉ]

Tal subjetividad amplía la oferta de posibilidades interpretativas (confirmando la


imposibilidad de traducción explicada por Gombrich) formando un “mercado simbólico”.
Es interesante ver como este abundante manantial de significaciones es comentado por
Canclíni como un recurso de accesibilidad limitada. Ni todos los grupos de una sociedad
pueden fruir los símbolos disponible, y el proceso de modernización, al aumentar las
desigualdades sociales, también aumenta la alienación de ciertos grupos en relación a este
mercado simbólico. Lo curioso es ver cómo estos grupos tienen la memoria como recurso
para comprender su contexto:

En la construcción de la utopía popular es muy importante distinguir que


hay sectores tan golpeados históricamente que a veces no logran tener acceso a la
información por esta segmentación, entre otras razones, del mercado simbólico;
hay redes para cultivar la memoria y hay redes para obtener la información más
útil y más necesaria para tomar las decisiones en las culturas y en las sociedades
contemporáneas. (CANCLÍNI, 2000: 344-345)

Volpato afirma que “el vínculo entre conciencia e imaginación colectiva pasa por la
memoria”(65) y sostiene la importancia de recuperar la memoria colectiva, “no sólo con
referencia a una disonancia entre las percepciones sobre ‘quién soy’ y ‘quiénes somos’,
sino también impulsando una nueva forma de percepción para las brechas de comparación
de identidad que busca la activación de un conjunto de respuestas sociales, antes que
culturales, frente al grupo. (2018: 19). El autor también habla del recuerdo como
reconstrucción de los hechos individuales: 

El recuerdo es un factor complejo de reconstrucción de los hechos


individuales que dependen del contacto más o menos cercano de los pobladores
actuales con sus generaciones inmediatas. El recuerdo de la cultura, de las
tradiciones, de los usos y de las costumbres se ubicará así lejos del factor de
memoria ancestral, representando en cambio un espacio intermedio entre la
socialización intergrupal y la construcción individual de la conducta, a través de
un proceso de “emulación interpretativa” que condiciona colectivamente la
percepción de los actores acerca de sus propias actitudes, preferencias o
características más representativas. (idem, 64)

Es la memoria quien posibilita el cambio de signos y, en especial, sus significados.


Una vez que la Historia es escrita mediante una guerra simbólico-discursiva, es cada vez
más común - sobretodo a partir del período postcolonial, que surgieran demandas por
revisionismo histórico. En cuanto a esto, Enzo Traverso explica que “el pasado es
constantemente reelaborado según las sensibilidades éticas, culturales y políticas del
presente” (TRAVERSO, 2006: 67), y Elizabeth Jelin destaca la importancia de los agentes
de la memoria. 

“El escenario político es de cambio institucional en el Estado y en la relación


Estado-sociedad. La lucha se da, entonces, entre actores que reclaman el reconocimiento y
la legitimidad de su palabra y de sus demandas. Las memorias de quienes fueron oprimidos
y marginalizados (…) surgen con una doble pretensión, la de dar la versión ‘verdadera’ de
la historia a partir de su memoria y la de reclamar justicia.” (JELIN, 2002: 42-43)

(fazer link pro assunto seguinte)

Dubois cuestiona la fotografía como elemento de representación de la memoria,


valiéndose de un concepto de Freud llamado “recuerdo encubridor”. Afirma que para
analizar la imagen y acceder a la memoria real quien ve la foto (siendo la foto la exibición
de una memoria deslocada, una imagen sustitutiva en lugar de otra, ausente y ocultada) es
necesario “atravesar el vielo, como el psicoanalista, para intentar remontar a la imagen
original, al negativo original.” (DUBOIS, 1994: 326).

[Por aí podemos também considerar as fotografias como verdadeiras lembranças


encobridoras. (...) A lembrança encobridora? Uma exibição de memória deslocada, uma
imagem substitutiva, aparentemente simples e evidente, bem ali, mas no lugar de uma
outra, ausente, oculta, recalcada. Deve-se saber atravessar o véu, como o analista, para
tentar remontar à imagem original, ao negativo original.] [INDICAR MINHA
TRADUÇÃO]
En el arte, sobre todo en el contemporáneo, se discute cada vez más la necesidad de
la obra - cualquier que sea su lenguaje - en tener una narrativa. 

14 - narrativa
BARTHES, Roland [et al.]. Análise estrutural da narrativa. Petrópolis/RJ: Vozes,
2011.
p. 24: Estruturalmente, a narrativa participa da frase, sem poder jamais se reduzir a uma
soma de frases: a narrativa é uma grande frase.
p. 26: A teoria dos níveis fornece dois tipos de relações: distribucionais (se as relações
estão situadas em um mesmo nível), integrativas (se elas estão estabelecidas de um nível ao
outro). Segue-se que as relações distribucionais não bastam para dar conta da significação.
Para conduzir uma análise estrutural é necessário, pois, em primeiro lugar distinguir muitas
instâncias de descrição e colocar estas instâncias numa perspectiva hierárquica
(integratória).

15 - discurso derrida
DERRIDA, Jacques. La escritura y la diferencia. Barcelona: Anthropos, 1989.
p. 386-387: Pero hay muchas maneras de estar atrapados en este círculo. Son todas más o
menos ingenuas, más o menos empíricas, más o menos sistemáticas, están más o menos
cerca de la formulación o incluso la formalización de ese círculo. Son esas diferencias las
que explican la multiplicidad de los discursos destructores y el desacuerdo entre quienes los
sostienen. 

16 - discurso barthes
BARTHES, Roland [et al.]. Análise estrutural da narrativa. Petrópolis/RJ: Vozes,
2011.
p. 22-23: O próprio discurso (como conjunto de frases) é organizado e que por esta
organização ele aparece como a mensagem de uma outra língua (langue), superior à língua
(langue) dos linguistas: o discurso tem suas unidades, suas regras, sua ‘gramática’: além da
frase e ainda que composto unicamente de frases, o discurso deve ser naturalmente o objeto
de uma segunda linguística: (...) a retórica.

17 - signo usado na tipografia (retórica tipográfica)


CARRERE, Alberto. Retórica tipográfica.
p. 34: Todo círculo es una variación de la idea de círculo, pero no se refiere a nada, no
representa a nada, no está en lugar de nada, salvo cuando, en situaciones concretas, se
mezcla con lo icónico, para formar parte de un contexto figurativo, lo que supone una
confirmación más del carácter plástico de la tipografía.

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