1) Mi familia y yo fuimos discriminados durante una comida en un restaurante en Madrid,
España. Era junio de 2014, para ese entonces se estaba disputando el mundial de futbol; nosotros fuimos a un restaurante cercano al estadio del Real Madrid a ver el partido entre Colombia y Japón. Hicimos el ingreso al restaurante con normalidad, una vez ya dentro del mismo, una pareja de españoles de alrededor 50 años comenzó con frases tales como: “¿Y acaso dejan entrar sudacas subdesarrollados aquí?” y demás comentarios hirientes frente a nuestra procedencia. Posterior a ello, mis padres respondieron a los insultos de manera pasiva, aun así, cuando se dieron cuenta de que éramos colombianos, comenzaron las sandeces acerca de la cocaína, de Pablo Escobar y demás estereotipos falsos que tenemos en el exterior. Cuando la pelea ya se estaba subiendo de tono y los demás comensales españoles también nos insultaron, uno de los trabajadores del restaurante nos pidió el favor de retirarnos, puesto que, según él, “estábamos alterando la tranquilidad del restaurante.” A pesar de explicarle lo sucedido, la respuesta del trabajador en cuestión fue un poco directa: “Aquí las personas latinas no son bien vistas, perdón”. De esta manera ocurrió nuestro episodio de discriminación en el exterior.
2) Anteriormente, cuando estaba en el colegio, tenia un compañero que era costeño, de
Barranquilla para ser mas preciso. El no era amigo mío, aun así, estábamos en el mismo salón y hablábamos de vez en cuando, era una buena persona. Un día en clase de Biología teníamos que hacer un proyecto y precisamente yo necesitaba una muy buena nota en el trabajo, dado a que iba perdiendo la materia. La profesora hizo los grupos y a mí me había tocado con mi compañero costeño que mencione anteriormente, debido a eso y a mi irracional fastidio hacia los costeños (para ese entonces) le pedí a ella el favor de que cambiara de grupo, a lo cual ella me respondió: “¿Por qué?, ¿Acaso ya has trabajado con el y no ha funcionado? Yo, al nunca haber trabajado con él, la única respuesta que se me ocurrió fue: “Los costeños no trabajan, yo no pienso trabajar con él. Cámbieme de grupo o trabajare solo.” La profesora accedió a mi insólito argumento y me dejo trabajar individualmente, dado a que el costeño escucho mi alegato y le comunico a la maestra que yo no estaba obligado a trabajar con nadie, que, si no quería estar con él, él podía trabajar con otro grupo que si lo aceptara. Al final del trabajo, el grupo del costeño saco mejor calificación que el mío.
3) Vi un caso de discriminación en una estación de Transmilenio hace casi un año. El
problema en cuestión fue cuando a un hombre le robaron su celular con la popular técnica del “cosquilleo”. Este hecho se dio en la estación de la Calle 26. El hombre en cuestión iba con 3 amigos, todos blancos, cuando el primero de ellos comenzó a gritar que le habían robado el celular, una señora le informo que el ladrón se había subido a un Transmilenio que estaba estacionado en la puerta de atrás. Cuando este grupo de hombres fue a la puerta, vieron a un hombre de tes morena y le comenzaron a gritar: “LADRON!, ¡LADRON!” La gente dentro del Transmilenio le comunicó al grupo que el señor moreno ya estaba dentro del bus desde varias estaciones antes, aun así, ellos decidieron sacar al hombre por la fuerza y le siguieron gritando. Cuando la policía llego al lugar de los hechos los hombres alegaron “Este negro me robo mi celular”, cuando el agente le pregunto si había visto como iba vestido el ladrón este hombre respondió “No, pero todos los ladrones se visten como este man, y también todos son como este man, así, desechables” A pesar del apoyo popular hacia el moreno, la policía procedió a requisarlo, ahí fue cuando todos se dieron cuenta que ese señor no tenía ningún celular. El grupo de hombres discrimino a esta persona por el simple hecho de su color de piel, algo que no es una característica puntual de un ladrón, dado a que cualquiera puede serlo.