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Una variable discreta es una variable que no puede tomar algunos valores dentro de un mínimo

conjunto numerable, quiere decir, no acepta cualquier valor, únicamente aquellos que pertenecen
al conjunto. Estas variables se dan de modo coherente separaciones entre valores observables
sucesivos. Dicho con más rigor, se determina una variable discreta como la variable que hay entre
dos valores observables (potencialmente), hay por lo menos un valor no observable
(potencialmente). Como ejemplo, el número de animales en una granja (0, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7,......).
En lógica matemática, una variable proposicional (también llamada variable sentencial o letra
sentencial) es una variable discreta que puede ser verdadera o falsa. Las variables
proposicionales son los bloques de construcción básicos de las fórmulas proposicionales, usadas
en lógica proposicional y en lógicas superiores.

Las variables son símbolos que pueden adquirir distintos valores y que aparecen en fórmulas,

algoritmos, funciones y proposiciones de las matemáticas y la estadística. Según sus

particularidades, se clasifican de distinto modo.

Hay variables aleatorias, variables dependientes, variables independientes, variables

cualitativas, variables cuantitativas y variables continuas, entre otras. En esta ocasión

haremos referencia a las variables discretas.

Una variable discreta es aquella que está en condiciones de adoptar valores de un conjunto

numérico dado. Es decir: solo adquiere valores de un conjunto, no cualquier valor.

Entre los valores potencialmente observables de una variable discreta existe una distancia que

resulta imposible de “completar” con valores intermedios. Por lo tanto, entre dos valores hay, al

menos, un valor que no es observable.

El número de automóviles que tiene una persona es una variable discreta. Un hombre puede

tener, por ejemplo, un automóvil, dos automóviles o tres automóviles, por citar algunas

posibilidades. Pero no puede tener 1,6 automóviles ni 2,8 automóviles.

En un sentido similar, la cantidad de hijos de una mujer también es una variable discreta. Se

pueden tener 2, 4 o 6 hijos, nunca 2,1 o 5,78 hijos.

Otros muchos son los ejemplos de variables discretas que se pueden utilizar para poder

entenderlas. En concreto, entre esos se hallan los siguientes:

-El género del ser humano, que será femenino o masculino.

-El número de estudiantes que existe en una clase. Y es que puede haber 15, 20 o 30 alumnos,

pero no 15,3 o 20,8.

-La cantidad de faltas que se pueden pitar por el árbitro en un partido de fútbol.
-El número de canales de radio o televisión que se tiene en casa.

-El número de trabajadores que da forma a la plantilla de una empresa.

Una variable continua puede tomar un valor fijo dentro de un intervalo determinado. Y siempre


entre dos valores observables va a existir un tercer valor intermedio que también podría tomar la
variable continua. Una variable continua toma valores a lo largo de un continuo, esto es, en todo
un intervalo de valores. Un atributo esencial de una variable continua es que, a diferencia de una
variable discreta, nunca puede ser medida con exactitud; el valor observado depende en gran
medida de la precisión de los instrumentos de medición. Con una variable continua hay
inevitablemente un error de medida. Como ejemplo, la estatura de una persona (1.72m, 1.719m,
1.7186m....) En cambio, las variables continuas pueden adquirir cualquier valor en un intervalo,
existiendo siempre otros valores intermedios entre dos valores observables. La existencia de más o
menos valores depende de la precisión de la medición. Por ejemplo: la altura de un niño puede
ser 1,2 metros, 1,24 metros o 1,249 metros de acuerdo a cómo se mida. Esto implica que se
registran ciertos errores de medición.

Por el contrario, en lo que respecta a las variables continuas, podemos hacer uso de otros

ejemplos para entenderlas:

-El peso que tiene un hombre o una mujer.

-El peso de los melocotones que se han comprado en el mercado.

-La velocidad que alcanza un coche.

-El ancho que tiene la cintura de una persona.

Se denomina variable a un símbolo que actúa en las proposiciones, las fórmulas, las funciones y

los algoritmos de la estadística y de las matemáticas y que tiene la particularidad de poder adoptar

diferentes valores.

De acuerdo a sus características, es posible hablar de distintos tipos de variables, como

las variables cuantitativas, las variables cualitativas, las variables independientes,

las variables dependientes y las variables aleatorias. En esta oportunidad, nos centraremos en

las variables continuas.

Una variable continua es aquella que puede adoptar cualquier valor en el marco de

un intervalo que ya está predeterminado. Entre dos de los valores, siempre puede existir

otro valor intermedio, susceptible de ser tomado como valor por la variable continua.
Estas particularidades diferencian a la variable continua de la variable discreta, que solo puede

adquirir un valor de un conjunto de números. Existen separaciones entre los valores sucesivos

que pueden observarse: es decir, que no se “llenan” con otros valores intermedios.

Una persona puede tener uno o dos televisores, pero nunca uno y medio; sin embargo, si

hablamos de tazas de azúcar, entre una y otra existe un gran número de valores intermedios, que

aparecen a medida que agregamos granos. Las variables continuas, en teoría, no se pueden

medir con absoluta exactitud: el valor que se observa depende del instrumento empleado para la

medición. Consideremos las variables continuas a partir del peso de una persona. Puede

pesar 78,5 kilogramos, 78, 54 kilogramos o 78, 546 kilogramos de acuerdo a la exactitud de la

balanza. El ejemplo revela que, al trabajar con variables continuas, hay que aceptar la existencia

de un error de medición que se debe tratar de minimizar, ya que implica una diferencia entre el

valor verdadero y el valor medido. Es importante resaltar que siempre hay errores de medición,

ya que esto es algo inherente a los instrumentos de medición; sin embargo, en cada caso pueden

existir causas diferentes. Por otro lado, es posible anticiparse a algunos de ellos, y de este modo

intentar reducir su impacto a través de procedimientos como la calibración y la compensación. La

exactitud en la medición es algo tan relativo como los errores, ya que depende en gran parte de

las intenciones del sujeto que la lleva a cabo: cuando compramos alimentos en el mercado no nos

interesa saber si el peso que indican los paquetes es exacto, sino que nos conformamos con que

los fabricantes no intenten engañarnos dándonos una cantidad considerablemente menor.

¿Todas las bolsas de 1 kilogramo de arroz tienen la misma cantidad de granos y pesan

exactamente lo mismo? Pues la primera respuesta es posible responderla, ya que para ello basta

con contar los granos; sin embargo, la segunda acarrea el problema de los errores de medición, ya

que según la balanza utilizada podríamos decir que sí o que no.

Cuando trabajamos con variables continuas nos importan especialmente los límites, que podemos

llamar “mínimo” y “máximo”, y el margen de error, el cual también se debe aplicar para saber si

hemos alcanzado dichos puntos. Habiendo establecido esta estructura, es posible aprovechar

este concepto para realizar un sinfín de trabajos.


En la programación de videojuegos, por ejemplo, el concepto de variable continua puede aparecer

en diversos casos, como ser la aceleración de los personajes u objetos: siempre es necesario

contar con un rango de posibles valores, tales como la velocidad mínima y la máxima, entre las

cuales aparecen muchos otros, cuya precisión se determina según los recursos de la máquina.

Cuanto mayor sea la precisión, que en este caso podría estar vinculada a la cantidad de decimales,

más fluida será la representación gráfica en pantalla, ya que los ajustes realizados para ubicar los

objetos no podrán ser percibidos con facilidad por parte de los jugadores.
Las variables cuantitativas pueden clasificarse como discretas o continuas.

Variable categórica
Las variables categóricas contienen un número finito de categorías o grupos distintos. Los
datos categóricos pueden no tener un orden lógico. Por ejemplo, los predictores
categóricos incluyen sexo, tipo de material y método de pago.

Variable discreta
Las variables discretas son variables numéricas que tienen un número contable de valores
entre dos valores cualesquiera. Una variable discreta siempre es numérica. Por ejemplo, el
número de quejas de los clientes o el número de fallas o defectos.

Variable continua
Las variables continuas son variables numéricas que tienen un número infinito de valores
entre dos valores cualesquiera. Una variable continua puede ser numérica o de fecha/hora.
Por ejemplo, la longitud de una pieza o la fecha y hora en que se recibe un pago.

Si usted tiene una variable discreta y desea incluirla en un modelo de regresión o de


ANOVA, puede optar por tratarla como un predictor continuo (covariable) o un predictor
categórico (factor). Si la variable discreta tiene muchos niveles, puede ser mejor tratarla
como una variable continua. Cuando un predictor es tratado como una variable continua,
una función lineal o polinómica simple puede describir adecuadamente la relación entre la
respuesta y el predictor. Cuando usted trata un predictor como una variable categórica, un
valor de respuesta diferente se ajusta a cada nivel de la variable sin tener en cuenta el
orden de los niveles del predictor. Considere esta información, además del propósito del
análisis, para decidir qué es lo mejor para su situación.

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