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La Química Del Apego: Oxitocina: Una Hormona para La Vinculación
La Química Del Apego: Oxitocina: Una Hormona para La Vinculación
Una vez nacido, los sistemas de control hormonal del bebé y la sinapsis cerebral
comienzan a organizarse permanentemente según sus experiencias con las interacciones
humanas. Las sendas y los receptores cerebrales innecesarios son eliminados, mientras
que los más apropiados al ambiente dado son priorizados.
Aún perdiendo esa ocasión inicial, todavía queda una oportunidad vital para el
establecimiento del apego y el amor materno filial. Tras el alumbramiento, y como
consecuencia de lactar y tener en brazos al bebé. La madre continua produciendo niveles
elevados de oxitocina y esos niveles están basados en la cantidad de contacto físico. Esta
condición hormonal proporciona una sensación de calma y bienestar. Los niveles de
oxitocina son más altos en las madres que dan lactancia materna exclusiva que en
aquellas que dan lactancia mixta.
Bajo la influencia de la oxitocina, las uniones nerviosas de ciertas áreas del cerebro
materno sufren una reorganización a consecuencia de la cual los comportamientos
maternales se refuerzan. La oxitocina segregada gracias al contacto continuado con el
bebé provoca en la madre un mayor sentido maternal, que se muestre más dispuesta a
complacer a los demás, más sensible a los sentimientos de otros y que sepa reconocer
señales no verbales más fácilmente. La lactancia continuada realza este efecto. Con la
oxitocina alta, las prioridades de la madre se alteran y su cerebro no le envía señales
para cuidar su aspecto físico al objeto de emparejarse y procrear. Ahora que el bebé ha
sido creado, su prioridad es él. También se ha demostrado que la oxitocina alta en las
mujeres promueve su preferencia por cualquier varón que se encuentre alrededor
durante su segregación (una buena razón para el padre para mantenerse cerca durante y
después del parto). Los niveles altos de oxitocina en la madre, padre o el bebé también
promueven una reducción de la tensión arterial, de las pulsaciones cardiacas y ciertas
clases de reparaciones arteriales, reduciendo el riesgo de enfermedades cardíacas.
Aunque el bebé segrega si propia oxitocina en respuesta a la lactancia, la madre también
se la transfiere a través de su leche. Esta provisión sirve para promover la cercanía y
relajación continua en madre y bebé. En los bebés alimentados con leche artificial, la
liberación de oxitocina es más variable pero definitivamente más alta en un bebé al que
se le da el biberón en brazos que en el que toma el biberón apoyado en algún sitio, sin
brazos.
Vasopresina y protección
Prolactina y Comportamiento
Opioides y Recompensas
Los opioides (hormonas del placer) son sustancias químicas semejantes a la morfina
creadas por nuestros cuerpos. Reducen la sensación de dolor y crean sentimientos de
alegría. El contacto social, particularmente el contacto físico y especialmente entre los
padres y el hijo, induce la segregación de opioides, creando unos sentimientos buenos y
propicios al aumento de la vinculación. Pueden desarrollarse preferencias respecto al olor,
el gusto, la actividad, lugares determinados, etc. a consecuencia de la segregación de
opioides durante contactos placenteros, incluso eventualmente la visión de una cara
amada estimula la segregación. La liberación de opioides en el cerebro infantil como una
respuesta condicionada a los cálidos abrazos y besos de los padres, puede resultar
efectiva para ayudar a reducir el dolor de una caída o de una decepción. Los padres
“aprenden” a disfrutar de actividades beneficiosas como dar de mamar y coger en brazos
a sus hijos, y los niños “aprenden” a disfrutar del contacto como ser tomado en brazos o
arrullado, todo ello como respuesta a la segregación de opioides. Los bebés necesitan
leche, y los opioides son la recompensa natural para ellos cuando la obtienen,
especialmente en los primeros intentos. Los primeros episodios de succión organizan las
conexiones nerviosas en el cerebro del recién nacido condicionándole a continuar con esa
actividad. Esta es la razón por la que los bebés amamantados a veces tienen problemas
si se les da el biberón en la “nursery” (una exposición temprana a los biberones crea
confusión y asociación de placer tanto a las tetinas del biberón como al pecho materno).
De hecho, cualquier sensación secundaria experimentada durante el arrullo, el contacto
físico o la alimentación que no sea nociva, puede formar parte del apego del bebé y
reconfortarle. Puede ser el calor del cuerpo de la madre, el pecho hirsuto del padre, el
apacible arrullo de la abuela o el protector de la cuna.
Los niveles elevados de prolactina en los padres simulan el sistema opioide, sintiéndose
altamente recompensados emocionalmente durante la vivencia de relaciones familiares
íntimas y amorosas, posiblemente por encima de todo lo demás. Tal como sucede con la
codeína y la morfina, puede darse cierta tolerancia a los opioides naturales, lo cual
reducirá el nivel de satisfacción emocional derivada de determinadas actividades a lo
largo del tiempo. Pero esto no es un problema para los padres e hijos apegados, porque
los niveles elevados de oxitocina, especialmente cuando se han creado a través del
contacto corporal frecuente o prolongado, de hecho inhiben la tolerancia a los opioides,
protegiendo las recompensas emocionales derivadas de mantener unas relaciones
familiares íntimas y amorosas. Por otro lado, el consumo de drogas opioides artificiales,
reemplaza la necesidad cerebral de mantener dichas relaciones.
Una vez se ha dado este fuerte efecto opioide sobre la vinculación, una separación puede
alterar emocionalmente al individuo, y al niño incluso físicamente: cuando los niveles de
opioide decrecen en su cerebro puede sufrir algo parecido al síndrome de abstinencia de
cocaína o heroína. Cuando los niveles de opioide bajan, uno puede sentir ganas de volver
a casa para abrazar al bebé o llorar reclamando el cálido abrazo de los padres,
dependiendo del punto de vista. Algunas veces las conductas alternas son útiles. Por
ejemplo, chuparse el pulgar puede aliviar total o parcialmente la retirada del chupete o
del pezón, incluso puede proporcionar reminiscencias opioides durante algún tiempo.
Norepinefrina y aprendizaje
¿Cómo sabe el cuerpo del varón que debe iniciar los cambios hormonales cuando está
viviendo con una mujer embarazada?. ¿Cómo puede un niño interpretar con exactitud
olores de su madre que los adultos a menudo apenas detectan?. La respuesta está en las
feromonas. Entre otras cosas, las feromonas son hormonas esteroides que se fabrican en
nuestra piel. Nuestros cuerpos están programados instintivamente para reaccionar en
consecuencia cuando detectamos dichas feromonas a nuestro alrededor. Los recién
nacidos son mucho más sensibles a las feromonas que los adultos. Incapaces de
responder a señales verbales o de otro tipo, aparentemente dependen de este sentido
primitivo que controla gran parte del comportamiento de animales inferiores. La impronta
inicial del bebé hacia los olores y feromonas no se trata tan solo de una predilección por
los olores de sus padres, sino que es una forma en que la naturaleza controla la
organización cerebral y las segregaciones hormonales para conseguir una adaptación
óptima del bebé a su entorno. Las primeras experiencias del bebé están ligadas a
capacidades superiores como el reconocimiento facial y emocional. A través de ellas el
bebé probablemente aprende a percibir el nivel de estrés en sus cuidadores, así como si
su madre está contenta o asustada. Parte de la angustia por separación que sufre el bebé
puede estar causada por la pérdida de las señales paternas / maternas acerca de la
seguridad de su entorno. Otra sensación básica a la que el bebé responde muy bien es el
contacto físico y, casualmente, los olores corporales y las feromonas sólo se pueden
sentir cuando las personas están físicamente muy cerca unas de otras.
Endnotes
1. T.R. Insel, "Oxytocin - a neuropeptide for affiliation: evidence from behavioral, receptor
autoradiographic, and comparative studies," Psychoneuroendocrinology 17, no. 1 (1992):
3-35.
2. H. Varendi et al., "Soothing effect of amniotic fluid smell in newborn infants," Early Hum
Dev (Estonia) 51, no. 1 (Apr 1998): 47-55.
3. R.H. Porter et al., "An assessment of the salient olfactory environment of formula-fed
infants," Physiol Behav 50, no. 5 (Nov 1991): 907-11.
6. R.S. Bridges, "The role of lactogenic hormones in maternal behavior in female rats,"
Acta Paediatr Suppl 397 (Jun 1994): 33-9.
8. G.W. Kraemer et al., "A longitudinal study of the effect of different social rearing
conditions on cerebrospinal fluid norepinephrine and biogenic amine metabolites in
rhesus monkeys," Neuropsychopharmacology 2, no. 3 (Sep 1989): 175-89