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Apuntes Largos
Apuntes Largos
Las fuentes del Derecho del Trabajo son “fuentes de producción” o de creación de normas jurídicas
(fuentes en sentido propio, sustantivo o material), como las “fuentes formales” o fuentes del Derecho
en sentido instrumental o traslativo. Las “fuentes de producción” son los poderes, instituciones, o
grupos sociales con capacidad para crear Derecho o normas Jurídicas, mientras que las “fuentes
formales” son los procedimientos, cauces o formas de expresión, a través de los cuales se manifiesta el
Derecho. Las fuentes del Derecho del trabajo son:
• Tratados internacionales: Los tratados internacionales, una vez firmados por España y
publicados oficialmente, pasan a formar parte del ordenamiento interno. En materia laboral
encontramos también un organismo supranacional, la OIT, que elabora convenios de contenido
laboral, cuya eficacia en cada Estado requiere de su ratificación según el Derecho interno.
• Derecho comunitario: Constituido por el Derecho constitutivo (TUE, TCEE), y por el Derecho
derivado, que se crea a través de Reglamentos, Directivas y Decisiones, así como
Recomendaciones y Dictámenes, éstas dos últimas sin carácter vinculante. Las características
básicas del derecho comunitario son:
• Leyes: Es la fuente más importante del derecho del trabajo. El Estado es el que tiene la
competencia exclusiva en legislación laboral, aunque las CCAA pueden ejecutar dicha
legislación. También son fuente del derecho del trabajo otras normas con rango de Ley (RD
Legislativo, RD Ley.)
• Reglamentos: Se trata de normas emanadas del ejecutivo. En materia laboral tienen un espacio
relativamente limitado. Básicamente realizan la labor de desarrollo de la Ley.
• Convenio colectivo: Se trata de una fuente propia y fundamental del derecho del trabajo
(fuente autónoma). Está regulada en el art.37.1 CE. Los convenios colectivos no pueden
establecer condiciones más desfavorables que las establecidas en la Ley
• Usos y costumbres locales y profesionales: Son normas creadas por la práctica reiterada de las
relaciones laborales que han creado el sentir de su obligatoriedad. La costumbre ha de ser
probada. Se trata de una fuente de carácter subsidiario, porque sólo rige en defecto de
disposiciones legales, convenciones o contractuales. Es válido pactar en contra de la costumbre.
Fuentes de obligaciones
La diferencia entre las fuentes de las obligaciones y las fuentes del derecho está en que las segundas
crean derecho objetivo. Como fuente de obligaciones en materia laboral encontramos el contrato de
trabajo, además de todas las fuentes del derecho citadas. No obstante, el contrato de trabajo NO es
fuente del derecho. Además, tampoco se puede establecer a través del contrato de trabajo condiciones
menos favorables que las establecidas en disposiciones legales o convenios colectivos.
El sistema normativo del Derecho del trabajo se compone tanto de normas emanadas de
poderes internos, como de normas producidas por poderes supranacionales o por acuerdos
entre Estados. La existencia de esta última categoría de normas encuentra su fundamento en
la necesidad de reglamentar las consecuencias que produce la emigración de la mano de obra,
la ordenación de la competencia internacional entre empresas y la búsqueda de la paz y
justicia sociales, nacional e internacional.
Los principios básicos de actuación de la OIT son el “tripartismo”, esto es, la participación en
pie de igualdad de los gobiernos, trabajadores y empresarios en la toma de decisiones, y la
“universalidad”, que se manifiesta en la no identificación de la OIT con ninguna ideología
particular ni con un determinado sistema político, social o económico.
Los Convenios de la OIT constituyen la armonización de los derechos internos nacionales. Las
normas que contienen poseen dos notas:
a) Normas mínimas: Las normas de los Convenios no pueden menoscabar cualquier ley,
sentencia, costumbre o acuerdo que garantice a los trabajadores condiciones más
favorables.
b) Normas flexibles: La Conferencia tendrá que tener en cuenta en el momento de
elaboración aquellos países donde existan circunstancias particulares que hagan
esencialmente diferentes las condiciones de trabajo. Este carácter se refleja también
en las “técnicas de flexibilidad” de cada Convenio y en los denominadas “Convenios
promocionales”, que establecen obligaciones de cumplimiento progresivo
• 2.2.2 - El Derecho de la Unión Europea en materia laboral: Derecho
comunitario.
Dentro del derecho originario o primario cabe mencionar el Tratado de Roma (1957),
constitutivo de la Comunidad Económica Europea. Entre sus objetivos estaban los siguientes:
elevar el nivel de vida de los trabajadores de los países miembros, facilitar su libre circulación
por la Comunidad, establecer una adecuada protección en materia de Seguridad Social,
garantizar el empleo, y conseguir una elevación de las condiciones laborales. El Tratado de
Roma fue modificado por el Acta Única Europea (1986), para alcanzar el objetivo de un
mercado único. En 1992, se firmó en Maastricht el Tratado de la Unión Europea. El Tratado de
Ámsterdam de 1997 modificó tanto el Tratado de Roma como el Tratado de la Unión Europea.
Puso énfasis en el objetivo del empleo y en la eliminación de desigualdades entre mujeres y
hombres. En el 2001 se firmó el Tratado de Niza, que introdujo modificaciones en la
composición y funcionamiento de las instituciones de la Unión Europea. Por último, el Tratado
de Lisboa (2007) modifica el Tratado de la Unión Europea y el Tratado de Roma.
- leyes:
o ordinarias:
reserva de ley, art. 35.2, art. 37.1 y 2 CE
o orgánicas:
LOLS
La ley se define como una disposición de carácter general dictada por el órgano que tiene
atribuido el poder legislativo. La ley está subordinada a la Constitución.
Las leyes han de ajustarse a las exigencias formales de la Constitución en relación con el
procedimiento legislativo (arts. 87 a 90 CE). Deben tenerse en cuenta los siguientes momentos
prelegislativos:
- Concepto de lo «laboral»: es la relación que media entre los trabajadores que presten
servicios retribuidos por cuenta ajena y los empresarios en favor de los que y bajo la
dirección de quienes se prestan estos servicios (art. 1.3 ET). El Estado es fuente única
de las normas laborales, lo que significa que ningún espacio de regulación externa les
resta a las Comunidades Autónomas. Las materias que no encajen en la definición
anterior no son legislación laboral, a efectos del reparto competencial. Ello sucede con
el empleo y la formación profesional.
La negociación colectiva puede ser definida, por tanto, como el proceso formalizado de diálogo
entre representantes de los trabajadores y empresarios encaminado, en ejercicio de su
autonomía colectiva, a la consecución de un convenio colectivo regulador de las relaciones
entre ambos, así como de las condiciones a que han de ajustarse los contratos de trabajo en
un ámbito determinado.
A la hora de valorar los efectos jurídicos de los actos resultantes de la autonomía colectiva es
un criterio doctrinal y jurisprudencialmente consolidado acudir al criterio que distingue entre
la eficacia jurídica y la eficacia personal de los mismos. El primero de los criterios atiende al
valor objetivo (normativo o no) que el acuerdo resultante posee para los contratos de trabajo
por él afectados; remite, de este modo, a cómo se aplican las condiciones de trabajo fijadas en
el pacto a los contratos de trabajo y qué relaciones existen entre los acuerdos y los actos
provenientes de la autonomía individual. El segundo, por su parte, reenvía al conjunto de
sujetos que quedan incluidos dentro de su campo de aplicación, remitiendo, por ende, a
«quienes» se integran subjetivamente en su círculo de aplicación.
La costumbre ha de ser probada por quien la alega, sin que para ella rija el principio iura novit
curia en virtud del cual los órganos judiciales deben aplicar el derecho vigente sin que sea
alegado y probado por las partes. Por su parte, el art. 3.4 ET establece que «los usos y
costumbres sólo se aplicarán en defecto de disposiciones, legales, convencionales o
contractuales, a no ser que cuenten con una recepción o remisión expresa».
• 2.7.3 - La jurisprudencia.
La jurisprudencia laboral se forma con la doctrina que de modo reiterado establece el Tribunal
Supremo, al interpretar la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho. Esto
significa que la denominada doctrina de suplicación, integrada por las sentencias de los
Tribunales Superiores de Justicia, no forma jurisprudencia y que la doctrina del Tribunal
Supremo tiene que reiterarse, al menos, en dos sentencias para alcanzar valor jurisprudencial
(SSTS 28-5-1999, Rº 1140/1998, y 11-10-2001, Rº 344/2001).
Es evidente que los cambios jurisprudenciales, por el convencimiento social de que existe una
regla general de decisión y la consiguiente expectativa de que esa regla va a continuar
cumpliéndose, pueden producir desazón entre los ciudadanos. No obstante, y a diferencia de
los sistemas que admiten el prospective overruling (el cambio sólo con efectos futuros), en
nuestro sistema los cambios de jurisprudencia se han establecido con efectos inmediatos
sobre el caso decidido. El cambio de jurisprudencia no se identifica con un cambio normativo a
efectos de aplicación de los límites de la retroactividad.
El art. 1.1 ET configura al trabajador como sujeto del contrato de trabajo y lo será́ quien
“voluntariamente preste sus servicios retribuidos por cuenta ajena y dentro del ámbito de
organización y dirección de otra persona física o jurídica.”
Entendemos por DT aquella rama especial y autónoma del ordenamiento jurídico conformada
x un conjunto de normas y principios, cuyo objeto es regular las distintas relaciones tanto
individuales como colectivas y q. tienen su centro de referencia en el trabajo x cuenta ajena y
dependiente a través de medidas normativas emanadas del estado o de la autonomía
colectiva, constituyéndose como instrumento de canalización del conflicto surgido desde la
instauración del sistema de producción capitalista.
Las notas configuradoras que caracterizan al trabajador asalariado son, por tanto, las
siguientes:
a) Voluntariedad. La actividad ha de ser libre o voluntariamente prestada; ello significa
que el trabajo se ha de realizar o emprender por decisión del sujeto, sin convulsiones
externas que obliguen a trabajar inmediatamente, y de cuya inobservancia pudiera
derivarse una sanción o un perjuicio para el sujeto.
b) Retribución. La actividad ha de ser retribuida. Consecuencia natural de la prestación
del trabajo por cuenta ajena es su retribución. Tanto, que se ha podido decir que “no
existe relación de trabajo sin retribución”. Ello significa que el trabajo debe realizarse
como forma o medio de vida, para atender la subsistencia propia y, eventualmente, la
de la familia.
c) Dependencia. El art. 1.1 ET incluye la nota de la dependencia como requisito
caracterizador de la laboralidad de una relación al exigir que la prestación de servicios
se desarrolle “dentro del ámbito de organización y dirección de otra persona”. La
dependencia es un componente sustancial del contenido de la relación laboral, lo que
la STS 14-5-1990 considera el “carácter vertebral” que se perfila como “el más decisivo
de la relación laboral”. Referido al contrato de trabajo, el término dependencia alude a
un modo de prestación por cuenta ajena del trabajo humano. En concreto, expresa la
incorporación del trabajador a una organización ajena y, como consecuencia, la
intervención o “mediatización” de su trabajo por un tercero que actúa desde una
posición de supremacía.
Se viene calificando la dependencia como un “poder de dar órdenes en cuento a la
ejecución del trabajo”. De hecho el art. 1.1 ET define la dependencia como la “inserción
del trabajador en el círculo rector y organizativo del empresario”.
Esta nota de dependencia se manifiesta en la obligación del trabajador de cumplir las
órdenes e instrucciones del empresario en el ejercicio regular de sus facultades
directivas (art. 5.c ET) y de realizar el trabajo convenido bajo la dirección del
empresario o de la persona en quien éste delegue (art. 20.1 ET).
Vinculada a la nota de la dependencia se encuentra el carácter personal de la
prestación. Si el trabajo no es realizado personalmente, no puede hablarse de contrato
de trabajo; por eso, las personas jurídicas no pueden celebrar un contrato como
trabajadores.
d) Ajenidad. Por ajenidad se conoce la nota constitutiva del contrato de trabajo que la
propia ley define como “(prestación del servicio) por cuenta ajena”. La ajenidad que
singulariza el contrato de trabajo se refiere a una accesión anticipada del resultado del
trabajo, que es adquirido originariamente por el empresario. Trabajar por cuenta ajena
equivale, por tanto, a hacerlo tras ceder a otro la utilidad o los frutos del trabajo
propio. No se trata de trabajar para otro (no es una mera prestación de servicios en
régimen de “alteridad”), sino más bien supone un trabajador por cuenta de otro.
La doctrina por su parte ha elaborado diferentes teorías sobre qué significa la nota de
ajenidad:
1. La ajenidad en los frutos: Se suele definir como la atribución originaria a un
tercero de los frutos o del resultado del trabajo propio desde el mismo
momento en que se producen. El trabajador por cuenta ajena no se apropia
del fruto de su trabajo ni siquiera en un primer momento; éste pasa, directa e
inmediatamente, al patrimonio empresarial.
2. La ajenidad en los riesgos: Es el empresario, y no el trabajador, el que asume el
riesgo empresarial. Sólo a aquél se le puede imputar las posibles pérdidas que
genere la actividad.
3. La ajenidad en el mercado: Otra de las tesis que intenta definir qué se
entiende por ajenidad se centran determinar quien ofrece los servicios al
mercado. De acuerdo a esta tesis, se trabaja por cuenta ajena cuando es una
tercera persona quien incorpora al mercado los frutos del trabajo. De forma
que entre quien consume los productos y el que los elabora se interpone la
figura del empresario que es quién se beneficia directamente del trabajo
desempeñado por otro.
4. La ajenidad en los medios de producción: El trabajador que presta servicios
por cuenta ajena no es titular ni de la organización empresarial, ni de los
medios de producción necesarios para realizar la obra o desempeñar el
servicio objeto del contrato.
Tipos de relaciones:
a) Personal de alta dirección no incluido en el artículo 1.3.c): La actividad que se limite,
pura y simplemente, al mero desempeño del cargo de consejero o miembro de los
órganos de administración en las empresas que revistan la forma jurídica de sociedad y
siempre que su actividad en la empresa sólo comporte la realización de cometidos
inherentes a tal cargo.
b) Empleados del hogar familiar (art. 2.1.b ET y RD 1424/1985): Es ésta una relación
basada en la búsqueda de equilibrio entre la mutua confianza, el respeto a los
derechos básicos de los trabajadores y la flexibilidad de que tanto empleador como
trabajador requieren para fijar sus condiciones de trabajo, todo ello con el trasfondo
del respeto debido a los derechos constitucionalmente protegidos de la intimidad
familiar y la inviolabilidad del domicilio. La fundamentación material de esta
especialidad radica en la singularidad del empleador (cabeza de familia) y del lugar de
la prestación (hogar de la familia). La especialidad del centro de trabajo explica
determinadas alteraciones normativas: el tiempo de presencia a disposición del
empleador, la retribución en especie, los deberes de asistencia del empresario;
además, la diaria convivencia entre trabajador y empleador hacen de la buena fe y del
intuito personae características esenciales del contrato.
c) Penados en instituciones penitenciarias (art. 2.1.c ET y RD 782/2001): Sus
peculiaridades más significativas se registran en: el lugar de trabajo (que obliga a la
ordenación del trabajo con arreglo a principios y reglas penitenciarias), el hecho de
que el trabajo se preste básicamente con fines de reinserción social (sin estar por ello
completamente ausente el legítimo fin lucrativo del empleador, que abona una
retribución por los servicios prestados) y la debilitación que conoce el presupuesto de
la voluntariedad. La Administración Penitenciaria tiene la obligación de facilitarles
trabajo a los presos y no podrán ser despedidos.
d) Deportistas profesionales (art. 2.1.d ET y RD 1006/1985): Se consideran deportistas
profesionales “quienes, en virtud de una relación establecida con carácter regular, se
dediquen voluntariamente a la práctica del deporte por cuenta y dentro del ámbito de
organización y dirección de un club o entidad deportiva a cambio de una retribución”.
La singularidad material se encuentra en quien ostenta la condición de empresario
(club o entidad deportiva), en la propia especificidad del servicio prestado por el
deportista, en la tipicidad del lugar de la prestación, en el carácter esencialmente
temporal del contrato de trabajo y sobre todo, en el carácter riguroso de la nota de
dependencia, que lleva a comprimir reglamentariamente, con legalidad más que
dudosa, derechos fundamentales del trabajador por razones deportivas o de su
situación contractual.
e) Artistas en espectáculos públicos (art. 2.1.e ET y RD 1435/1985): Se considera como tal
la relación establecida entre un organizador de espectáculos públicos o empresario y
quienes se dedican voluntariamente a la prestación de una actividad artística por
cuenta y dentro del ámbito de organización y dirección de aquéllos a cambio de una
retribución. La peculiar naturaleza de la prestación, el entorno en el que se desarrolla y
el modo que se ejecuta justifica la especialidad esta relación, unida a que su
consideración como manifestación cultural debe tener una estrecha conexión con los
derechos de la personalidad derivados de la “creación artística”.
f) Representantes de comercio (art. 2.1.f ET y RD 1438/1985): Se consideran especiales
las relaciones “en virtud de las cuales una persona natural, actuando bajo la
denominación de representante, mediador o cualquiera otra con la que se le
identifique en el ámbito laboral, se obliga con uno o más empresarios, a cambio de
una retribución, a promover o concertar personalmente operaciones mercantiles por
cuenta de los mismos, sin asumir el riesgo y ventura de tales operaciones.” La
especialidad se basa en que los trabajadores no están sujetos ni a jornada ni a horario,
no prestan servicios en los locales de la empresa, suelen cobrar por comisión y tienen
derecho a que se les reconozca la cartera de clientes.
g) Minusválidos en centros especiales de empleo (art. 2.1.g ET y RD 1368/1985): No
siempre será posible que las personas con discapacidad puedan incorporarse una
empresa ordinaria. De este modo, es aplicable el régimen al trabajador, que teniendo
una discapacidad en grado igual o superior al 33%, es contratado por un centro
especial de empleo. En función de las circunstancias de la persona con discapacidad, se
permite la celebración de un contrato “a bajo rendimiento”, con una reducción
proporcional del salario.
h) Estibadores portuarios (art. 2.1.h ET y RDL 2/1986). La especialidad de su régimen
jurídico reside en la peculiar vía de colocación y en la especial configuración de la
posición del empleador, pues para dar origen a la relación laboral especial, los
trabajadores portuarios han de concertar su vinculación primeramente con una
sociedad estatal, la cual los proporcionarán, previa solicitud, a las empresas privadas,
que solamente pueden proceder a la contratación directa en caso de que no se les
suministre suficientes trabajadores.
i) Titulados Sanitarios Residentes (DA 1a L 44/2003 y RD 146/2006): Esta regulación
viene justificada, de un lado, por las particularidades derivadas de su carácter
parcialmente docente, lo que obliga a incorporar reglas específicas referidas
exclusivamente a este aspecto y a modalizar el tratamiento de algunas materias
estrictamente laborales. De otro lado, por el hecho de que se trata de una actividad
inserta en un ámbito en el que el resto del personal cuenta con una regulación
específica no laboral aunque, en ocasiones, pueda desarrollarse en instituciones
privadas.
j) Abogados en despachos colectivos (DA 1a L 22/2005 y RD 1331/2006): Se consideran
como particularidades especiales que justifican la regulación específica de este ámbito
la relación triangular entre el titular del despacho, el cliente y el abogado, que
condiciona el desarrollo de la relación laboral entre los abogados y los despachos, en
las condiciones en que aquellos tienen que desarrollar su actividad laboral, en la
medida en que, además de las normas laborales que resultan de aplicación, a los
abogados se le aplicarán las normas que rigen la profesión, incluidas las estatutarias y
las éticas y deontológicas.
Requisitos establecidos:
a) Funciones de dirección y gerencia: Toma de decisiones, concertar y ejecutar actos y
contratos, organización, dirección, gobierno y marcha de la empresa, selección,
contratación, retribución etc.
b) Relacionadas con los objetivos generales de la empresa.
c) Decisiones estratégicas.
d) Realizadas con autonomía y plena responsabilidad.
e) Posición en la empresa: máxima posición teniendo como superior únicamente al
órgano societario.
COMÚN ESPECIAL
(directivo art. 1.1 ET) (alto cargo art. 2 ET)
Dice el art. 1.1 LETA que también será de aplicación esta Ley a «los trabajos realizados de
forma habitual, por familiares de las personas de autónomos que no tengan la condición de
trabajadores por cuenta ajena, conforme a lo establecido por el art. 1.3 e) ET». Se refiere la
norma a los conocidos como familiares colaboradores. En tal concepto se incluyen el cónyuge
y los parientes por consanguinidad o afinidad, hasta el segundo grado inclusive, de los
trabajadores por cuenta propia que, de forma habitual, personal y directa, colaboren con ellos
mediante la realización de trabajos en la actividad de que se trate, siempre que no tengan la
condición de asalariados respecto de aquéllos.
El trabajador autónomo tiene una serie de características que le hace “salirse” del art. 1.1 del
ET. Dichas notas están enumeradas en la Ley 20/2007 y son las siguientes:
a) Ausencia de ajenidad: El trabajo autónomo es una actividad económica o profesional
por cuenta propia a la que falta la nota de ajenidad.
b) La actividad que ejerce habrá de ser habitual, personal y directa: Ha de existir un
trabajo propio por parte del autónomo y una participación con su propio esfuerzo en
la actividad productiva, aun cuando pueda auxiliarse de otros colaboradores.
c) Ausencia de dependencia: La actividad se lleva a cabo fuera del ámbito de dirección y
organización de un tercero. Tiene total independencia.
d) Animo de lucro: La actividad debe llevar consigo un contenido económico. Excluye aquí
actividades de recreo, deportivas, formativas etc.
e) Extensión a los familiares: Se aplica también la ley a los trabajos realizados de forma
habitual, por familiares de las personas de autónomos que no tengan condición de
trabajadores por cuenta ajena. Se incluyen al cónyuge y los parientes por
consanguinidad o afinidad, hasta el segundo grado inclusive salvo convivencia e
independencia económica.
f) Disposición plena.
En cuanto al Régimen de Seguridad Social, las personas que ejerzan una actividad profesional
económica por cuenta propia o autónoma tendrán derecho al mantenimiento de un régimen
público de Seguridad Social, que les garantice la asistencia y las prestaciones sociales
suficientes ante situaciones de necesidad.
Parte la LETA de una previa definición en el art. 11: «Los trabajadores autónomos
económicamente dependientes a los que se refiere el art. 1.2.d) de la presente Ley son aquéllos
que realizan una actividad económica o profesional a título lucrativo y de forma habitual,
personal, directa y predominante para una persona física o jurídica, denominada cliente, del
que dependen económicamente por percibir de él, al menos, el 75% de sus ingresos por
rendimientos de trabajo y de actividades económicas o profesionales».
El artículo 1 del ET define legalmente al empresario como “toda persona física o jurídica, o
comunidad de bienes, titular de una explotación u organización dentro de cuyo ámbito prestan
servicios retribuidos a uno o varios trabajadores, bajo la dirección de aquella y por cuenta y
cargo de la misma”.
Por ello, no puede ser empresario de una determinada explotación quien carece de facultades
y poderes sobre los medios patrimoniales propios de la misma. También es difícil atribuir tal
calidad a quien no asume los riesgos propios del negocio. Tampoco se compagina con la
condición de empresario el tener fuertemente limitada la capacidad de dirección y selección
del personal.
Para localizar a quién se le debe considerar como empresario es indiferente que el sujeto sea
una persona física, una persona jurídica o que carezca de personalidad (nos encontraremos
entonces ante una comunidad de bienes), que el empresario sea titular de una organización
empresarial o que exista ánimo de lucro en la actividad. Tipos:
a) Empresario individual o persona física. Es una persona física, con la necesaria
capacidad legal, que contrata trabajadores asalariados como consecuencia de la
necesidad de atender la realización de tareas domésticas. Asume de forma personal y
directa y su responsabilidad patrimonial es ilimitada, de tal forma que responderá de
las obligaciones con todos sus bienes presentes y futuros. Pueden ser una sola o
varias, agrupadas o vinculadas entre sí por las diversas formas posibles y admisibles en
Derecho o sin más vinculación que la determinada por la relación laboral existente.
b) Empresario persona jurídica. Son las asociaciones, agrupaciones o sociedades, civiles o
mercantiles, capitalistas o personalistas. Se puede hacer una clasificación en tres
grupos, según la división del Dcho. Privado en un CC y un CComercio:
1. Sociedades civiles: art. 1665 CC: “La sociedad es un contrato por el cual dos o
más personas se obligan a poner en común dinero, bienes o industria con
ánimo de partir entre sí las ganancias.
2. Sociedades mercantiles:
• Sociedad colectiva: Esencialmente personalista en la que todos sus
miembros responden frente a terceros por las deudas de la sociedad.
• Soc. comanditaria: Formada por socios colectivos (que responden
como en la sociedad colectiva, responsabilidad ilimitada) y por socios
comanditarios (sólo responden de las deudas hasta el límite de sus
aportaciones).
• Soc. Anónima: La sociedad de capital que tiene su capital dividido y
representado en acciones y sus socios nunca responden
personalmente de las deudas sociales.
• Soc. de responsabilidad limitada: Mezcla entre personalista y anónima,
que tienen el capital dividido en participaciones y sus socios no
responden personalmente frente a las deudas sociales.
3. Entidades de la economía social:
• Las cooperativas, sociedades constituidas por personas que se asocian
en régimen de libre adhesión y baja voluntaria para la realización de
actividades empresariales, encaminadas a satisfacer sus necesidades y
aspiraciones económicas y sociales, con estructura y funcionamiento
democrático.
• Las sociedades laborales, es un tipo especial de sociedad anónima o
limitada que por cumplir determinados requisitos goza de un conjunto
de beneficios fiscales.
• Las Agrupaciones de Interés Económico, que son sociedades de
empresarios constituidas para el desarrollo de actividades auxiliares,
con personalidad jurídica propia y diferenciada de la de los asociados.
c) Empresarios sin personalidad jurídica. Se distinguen tres subtipos:
1. Comunidad de bienes como empleador. Cuando la propiedad de una cosa o de
un derecho pertenece pro indiviso a varias personas. Son formas escasamente
estructuradas de agrupación de personas físicas que tienen capacidad para
contratar (art. 1.2 ET) y se le puede atribuir la consideración legal de
empleadoras con capacidad para contratar trabajadores y generar derechos y
obligaciones. Un supuesto específico es el de la comunidad de vecinos, que
actúan en el mercado contratando personal de limpieza, portería, vigilancia,
mantenimiento, etc, y que constituye actualmente un empresario plenamente
personificado, como una persona jurídica.
2. Uniones Temporales de Empresas (UTEs). Es un sistema de colaboración entre
empresarios por tiempo cierto, determinado o indeterminado, para el
desarrollo o ejecución de una obra, servicio o suministro. Es un mecanismo
jurídico, no una sociedad, que tiene dos características fundamentales: tienen
una vida limitada y carecen de personalidad jurídica.
3. Otros supuestos de empleadores sin personalidad jurídica. La herencia
yacente, que durante el periodo que dure la yacencia el empresario es la
propia herencia yacente, que responderá frente a los trabajadores con todo el
patrimonio hereditario y viene siendo reconocida como empleadora desde la
muerte del empresario individual (no confundir con los herederos mismos).
A partir de estos datos, en la práctica la determinación en cada caso concreto de quién sea el
empresario puede resultar extremadamente ardua por dos razones fundamentales: la
titularidad sobre la empresa puede asentarse sobre muy diversas bases, lo que dificulta
averiguar quién es el titular; y porque una sola empresa puede tener varios titulares. Veamos
algunos de los rasgos más característicos del empresario:
a) El empresario es el titular de la empresa. Es indiferente que la persona jurídica sea
privada (sociedad civil o mercantil) o pública; y es indiferente que persiga o no una
finalidad lucrativa, pudiendo, por tanto, ser empresarios laborales las llamadas
empresas «de tendencia» o ideológicas (asociaciones culturales, religiosas, sindicatos,
partidos políticos).
b) Hay empresa laboral cuando se organizan los servicios de uno o varios trabajadores,
aunque los elementos materiales sean escasos o casi inexistentes; al límite, la empresa
laboral es simplemente una actividad (laboral) organizada. En este sentido, STSJ
Madrid 16 octubre 1989: “el foco de atención se desplaza hacia el ejercicio de una
actividad económica, mientras su sustrato material.., queda como algo difuminado o
secundario”.
c) Una persona (física o jurídica) puede ser titular de varias empresas, lo que, puesto en
relación con lo anterior, significa en último lugar que puede ser titular de varias y
diferentes actividades laborales organizadas. Ello tiene repercusiones
fundamentalmente en orden a la transmisión independiente de las mismas y, en
concreto, repercusiones en tema de extinción de los contratos por su muerte,
jubilación o incapacidad.
d) A la inversa, varias personas pueden ser titulares de una única empresa. Ello es
particularmente cierto, por ejemplo, en el caso de lo que se conoce como «grupo de
empresas», en el que los titulares serían varias personas jurídicas. Pero puede haber
casos de cotitularidad sobre una empresa por parte de dos o más personas físicas.
El centro de trabajo es, como precisa el art. 1.5 ET, la unidad productiva con organización
específica que sea dado de alta, como tal, ante la autoridad laboral. Es, pues, una unidad
técnica de soporte para la realización de la actividad empresarial, con capacidad para la
realización de un ciclo productivo completo y sometida a criterios organizativos específicos, a
la que quedará adscrita aquella parte de la plantilla total de la empresa necesaria para
completar dicho ciclo productivo. En definitiva, el centro de trabajo es una unidad organizativa
del trabajo y de la actividad empresarial que opera con cierta autonomía respecto del resto de
la empresa, cuando ésta tiene una estructura pluricelular.
La contrata puede definirse como un tipo contractual en virtud del cual una empresa, llamada
empresa contratista, asume la obligación de realizar una obra o servicio determinado a favor
del empresario principal o comitente, que asume la obligación de pagar por ello un precio.
Tipos de contrata:
a) Propia actividad:
1. Actividad inherente al ciclo productivo: conjunto de operaciones y labores que
son inherentes a la producción de bienes o servicios que la empresa se
propone colocar en el mercado o prestar al público.
2. Actividades indispensables: Todas las actividades (incluidas las
complementarias) que una empresa debe hacer para desempeñar
adecuadamente sus funciones
b) Actividad ajena.
El citado artículo 42 del ET establece una serie de obligaciones al empresario principal, para
con los trabajadores de la contrata en términos salariales y de Seguridad Social. Todas ellas
basadas en el principio del derecho según el cual quien está en condiciones de obtener un
beneficio debe de estar dispuesto a responder de los perjuicios que pueden derivar del mismo:
a) Obligaciones salariales: El empresario principal responde solidariamente durante el
año siguiente a la finalización del encargo de las obligaciones de naturaleza salarial. En
este sentido, hay que entender el salario en relación con el artículo 26 del ET:
1. Se considerará salario la totalidad de las percepciones económicas de los
trabajadores, en dinero o en especie, por la prestación profesional de los
servicios laborales por cuenta ajena.
2. No tendrán la consideración de salario las cantidades percibidas por el
trabajador en concepto de indemnizaciones o suplidos por los gastos
realizados como consecuencia de su actividad laboral, las prestaciones e
indemnizaciones de la Seguridad Social y las indemnizaciones
correspondientes a traslados, suspensiones o despidos.
Por lo tanto, las dietas, gastos de transporte, pluses por distancia e
indemnizaciones por fin de obra no tienen concepto salarial, y no existe dicha
responsabilidad solidaria.
b) Obligaciones en prevención de riesgos laborales: El empresario principal exigirá a los
contratistas que le acrediten por escrito:
1. Que han cumplido sus obligaciones en materia de información y formación
respecto de los trabajadores que vayan a prestar sus servicios en el centro de
trabajo.
2. Que han realizado la evaluación de riesgos y la planificación de su actividad.
Por otro lado, deberán vigilar el cumplimiento de la normativa de prevención de
riesgos laborales respecto de los trabajadores contratados mediante contrata o
subcontrata que se trabajen en sus centros de trabajo.
c) Obligaciones de Seguridad Social: Los empresarios que contraten o subcontraten con
otros la realización de obras o servicios correspondientes a la propia actividad de
aquéllos deberán comprobar que dichos contratistas están al corriente en el pago de
las cuotas de la Seguridad Social. Al efecto, recabarán por escrito, con identificación de
la empresa afectada, certificación negativa por descubiertos en la Tesorería General de
la Seguridad Social, que deberá librar inexcusablemente dicha certificación en el
término de treinta días improrrogables.
d) Obligaciones de información: Cuando la empresa concierte un contrato de prestación
de obras o servicios con una empresa contratista o subcontratista, deberá informar a
los representantes legales de sus trabajadores sobre los siguientes extremos:
1. Nombre o razón social, domicilio y número de identificación fiscal de la
empresa contratista o subcontratista.
2. Objeto y duración de la contrata.
3. Lugar de ejecución de la contrata.
4. En su caso, número de trabajadores que serán ocupados por la contrata o
subcontrata en el centro de trabajo de la empresa principal.
5. Medidas previstas para la coordinación de actividades desde el punto de vista
de la prevención de riesgos laborales.
No obstante, la empresa contratista o subcontratista deberá informar igualmente a los
representantes legales de sus trabajadores, antes del inicio de la contrato sobre los
mismos puntos indicados anteriormente.
El incumplimiento de este deber de información tiene como consecuencia la
declaración de nulidad de la externalización de un servicio.
El art. 43 ET colabora en esta tarea de diferenciar entre supuestos de cesión ilegal y otros
fenómenos similares. A estos efectos, de forma didáctica, este precepto describe una serie de
situaciones en las que se produce cesión ilegal: “En todo caso, se entiende que se incurre en la
cesión ilegal de trabajadores contemplada en el presente artículo cuando se produzca alguna
de las siguientes circunstancias: que el objeto de los contratos de servicios entre las empresas
se limite a una mera puesta a disposición de los trabajadores de la empresa cedente a la
empresa cesionaria, o que la empresa cedente carezca de una actividad o de una organización
propia y estable, o no cuente con los medios necesarios para el desarrollo de su actividad, o no
ejerza las funciones inherentes a su condición de empresario.”
Si entendemos el contenido del art. 43.2 ET, las exigencias que deben cumplirse para
considerar que nos encontramos ante un supuesto cesión ilegal de trabajadores son las
siguientes:
a) Que el objeto de los contratos de servicios entre las empresas se limite a la mera
puesta a disposición de los trabajadores de la empresa cedente a la empresa
cesionaria.
b) Que la empresa cedente carezca de actividad o de organización propia y estable, o no
cuente con los medios necesarios para el desarrollo de su actividad.
c) Que la empresa cedente no ejerza las funciones inherentes a su condición de
empresario [“doctrina del empresario efectivo”].
Según el art. 1 Ley 14/1994 queda definida la ETT “cuya actividad fundamental consiste en
poner a disposición de otra empresa usuaria, con carácter temporal, trabajadores por ella
contratados. La contratación de trabajadores para cederlos temporalmente a otra empresa
solo podrá efectuarse a través de empresas de trabajo temporal debidamente autorizadas en
los términos previstos en esta Ley. Las empresas de trabajo temporal podrán, además, actuar
como agencias de colocación siempre y cuando presenten una declaración responsable
mediante la cual se manifieste que cumple con los requisitos establecidos en la Ley 56/2003, de
16 de diciembre, de Empleo, y su normativa de desarrollo. Asimismo, podrán desarrollar
actividades de formación para la cualificación profesional conforme a la normativa específica
de aplicación, así como de asesoramiento y consultoría de recursos humanos”.
Las empresas no podrán celebrar contratos de puesta a disposición en los siguientes casos:
a) Para sustituir a trabajadores en huelga en la empresa usuaria.
b) Para la realización de trabajos u ocupaciones especialmente peligrosos para la
seguridad y la salud en el trabajo, en los términos previstos en la disposición adicional
segunda de esta Ley y, de conformidad con ésta, en los convenios o acuerdos
colectivos.
c) Cuando en los doce meses inmediatamente anteriores a la contratación la empresa
haya amortizado los puestos de trabajo que se pretendan cubrir por despido
improcedente o por las causas previstas en los artículos 50, 51 y 52, apartado c), del
Estatuto de los Trabajadores, excepto en los supuestos de fuerza mayor
d) Para ceder trabajadores a otras empresas de trabajo temporal.
Relación triangular. La contratación temporal vía empresas de Trabajo Temporal presenta
como principal peculiaridad que el trabajador temporal no lo es jurídicamente de la empresa a
la que presta servicios (empresa usuaria), sino de otra que lo recluta tan sólo para cederlo
temporalmente a aquella primera entidad (ETT). La estructura triangular de esta peculiar
relación tiene como epicentro a la ETT y se construye, de un lado, con el contrato mercantil de
puesta a disposición entre esta entidad y la empresa usuaria; y de otro, mediante un contrato,
éste ya sí de trabajo, que celebran la misma ETT con un trabajador en misión.
El contrato se celebrará:
a) Para la realización de una obra o servicio determinado cuya ejecución aunque limitada
en el tiempo es, en principio, de duración incierta.
b) Para atender las exigencias circunstanciales del mercado, acumulación de tareas o
exceso de pedidos, aun tratándose de la actividad normal de la empresa.
c) Para sustituir a trabajadores de la empresa con derecho a reserva de puesto de
trabajo.
d) Para cubrir de forma temporal un puesto de trabajo permanente mientras dure el
proceso de selección o promoción de personal.
e) En los mismos supuestos y bajo las mismas condiciones y requisitos en que la empresa
usuaria podría celebrar un contrato de trabajo en prácticas o un contrato para la
formación y el aprendizaje, conforme a lo dispuesto en el artículo 11 del Estatuto de
los Trabajadores, o un contrato de primer empleo joven según lo establecido en el
artículo 12 y en las disposiciones adicional 5ª y transitoria 1ª de la Ley 11/2013, de 26
de julio, de medidas de apoyo al emprendedor y de estímulo del crecimiento y de la
creación de empleo.
Duración:
a) Un máximo de seis meses, dentro de un período de doce meses, cuando el contrato se
celebre para atender las exigencias circunstanciales del mercado, acumulación de
tareas o exceso de pedidos, aun tratándose de la actividad normal de la empresa. Por
convenio colectivo se podrá modificar la duración máxima del contrato y el período
dentro del cual se puede realizar, si bien el período máximo dentro del cual se podrán
realizar será de dieciocho meses, no pudiendo superar la duración del contrato las tres
cuartas partes del período de referencia establecido ni, como máximo, doce meses.
b) Un máximo de tres meses cuando el contrato se celebre para cubrir de forma temporal
un puesto de trabajo permanente mientras dure el proceso de selección o promoción
de personal para la empresa.
c) Un máximo de dos o tres años, respectivamente, cuando la modalidad de contratación
se corresponda con el contrato en prácticas o con el contrato para la formación y el
aprendizaje, en los términos dispuestos en el artículo 11 del Estatuto de los
Trabajadores.
d) En los demás supuestos, su duración coincidirá con el tiempo durante el cual subsista
la causa que motivó el contrato. En el caso de realización de una obra o servicio
determinado, será de aplicación lo dispuesto en el artículo 15.1.a) del Estatuto de los
Trabajadores en cuanto a duración máxima del contrato.
Relación EU – trabajador:
a) Prestación de servicios:Ejercicio del poder de dirección salvo poder disciplinario.
b) Obligaciones PRL (informa ETT riesgos del puesto, protección SySalud).
c) Responsabilidad subsidiaria Ssocial y salariales e indemnización por extinción. Solidaria
si incumplimiento art.s 6 y 8 LETT
d) En materia formativa). (Ley 11/2013).
Para que una persona física o jurídica pueda desarrollar la actividad de una empresa de trabajo
temporal debe cumplir los siguientes requisitos:
a) Disponer de una estructura organizativa adecuada.
b) Dedicarse de forma exclusiva al desarrollo de las actividades propias de la empresa de
trabajo temporal.
c) Carecer de obligaciones pendientes de carácter fiscal o de Seguridad Social y
garantizar las obligaciones salariales y contributivas a la Seguridad Social.
d) Incluir en su denominación los términos “empresa de trabajo temporal”.
e) Tener a un número mínimo de 12 trabajadores contratados, con contratos estables, a
tiempo completo o parcial, por cada 1.000 trabajadores o fracción contratados en el
año inmediatamente anterior. Este requisito debe acreditarse para la concesión de la
primera prórroga anual, y adaptarse anualmente a la evolución del número de
contratos gestionados.
f) Que le sea concedida una autorización administrativa con una validez de 1 año
prorrogada por otros 2 años si se han cumplido correctamente las obligaciones.
Pasados los tres años, la autorización de prórroga se concederá sin límite de duración.
g) Las empresas de trabajo temporal deberán constituir una garantía para responder de
las posibles indemnizaciones, salarios y deudas de Seguridad Social que pueda
contraer la empresa de trabajo temporal.
El artículo 44 del Estatuto de los trabajadores –ET en adelante- define la sucesión de empresa
como el cambio de titularidad de una empresa, de un centro de trabajo o de una unidad
productiva cuando la transmisión afecte a una entidad económica que mantenga su identidad,
entendida como un conjunto de medios organizados a fin de llevar a cabo una actividad
económica, esencial o accesoria.
En este sentido son requisitos para considerar que existe sucesión empresarial:
a) La unidad productiva que se transmite ha de constituir un conjunto de elementos
productivos o patrimoniales, dotado de suficiente autonomía funcional.
b) La sucesión requiere una continuidad en la actividad y prestación de servicios.
Es decir, el nuevo empresario tiene que respetar todos los derechos y compromisos que tenía
el trabajador con el antiguo empresario.
En cuanto al convenio colectivo seguirá rigiéndose por el mismo, salvo pacto en contrario,
mediante acuerdo de empresa entre el nuevo empresario y los representantes de los
trabajadores. Esta aplicación se mantendrá hasta la fecha de expiración del convenio colectivo
de origen o hasta la entrada en vigor de otro convenio colectivo nuevo.
Requisitos:
a) Mantenimiento identidad de la unidad transmitida.
b) Susceptible de explotación autónoma.
c) Transmisión elementos patrimoniales que configuren la estructura empresarial básica.
d) La vía de transmisión.
La sucesión de empresa, puede producirse por la venta de la empresa o por la muerte del
empresario y por tanto se produce la transmisión de la propiedad en sus herederos.
a) Sucesión Mortis Causa: Tras la muerte del empresario, dos son las consecuencias que
puede tener la empresa:
1. Disolución de la empresa y por tanto finalización de las relaciones laborales
con los trabajadores. En el caso de un empresario individual el trabajador
tendrá derecho al abono de una cantidad equivalente a un mes de salario, en
el caso de una sociedad mercantil, deberá producirse la extinción de la
personalidad jurídica y despedir a los trabajadores mediante un despido
objetivo con una indemnización de 20 días de salario con un máximo de 12
mensualidades.
2. Continuación de la actividad empresarial.
b) Sucesión Inter Vivos: Independientemente del negocio jurídico que origine la sucesión
de empresas se garantiza la supervivencia de los contratos laborales. Efectuada la
transmisión el cedente y cesionario responden solidariamente, durante tres años, de
las obligaciones laborales nacidas con anterioridad a la transmisión que no hayan sido
satisfechas. Si la cesión fuera declarada delito responderán también de las
obligaciones nacidas con posterioridad a la transmisión sin límite de tiempo.En este
sentido los posibles conflictos que surjan entre ambos empresarios, derivados de las
obligaciones solidarias, son competencia de la jurisdicción Civil.
Los representantes de los trabajadores seguirán ejerciendo sus funciones en los mismos
términos y condiciones que lo hacían con anterioridad a la sucesión de la empresa. El cedente
y el cesionario deberán informar a los representantes legales de sus trabajadores respectivos
afectados por el cambio de titularidad de los siguientes extremos:
a) Fecha prevista de la transmisión.
b) Motivos de la transmisión.
c) Consecuencias jurídicas, económicas y sociales, para los trabajadores, de la
transmisión.
d) Medidas previstas respecto de los trabajadores.
De no haber representantes legales de los trabajadores deberán facilitar la información a los
trabajadores que pudieren resultar afectados por la transmisión. Toda esta información deber
ser facilitada con la suficiente antelación, antes de la realización de la transmisión, pero sin
fijar el ET un plazo concreto:
a) Cedente: Antes de la realización de la transmisión.
b) Cesionario: Antes de que sus trabajadores se vean afectados en sus condiciones de
empleo y trabajo por la transmisión.
El Real Decreto Ley 16/2013 utiliza el concepto de grupo de empresas del art. 42 del Código de
comercio a efectos de las aportaciones económicas por despidos que afecten a trabajadores
de 50 o más años en empresas con beneficios.
No es suficiente que concurra el mero hecho de que dos o más empresas pertenezcan al
mismo grupo empresarial para derivar de ello, sin más, una responsabilidad solidaria respecto
de obligaciones contraídas por una de ellas con sus propios trabajadores, sino que es
necesario, además, la presencia de elementos adicionales que han sido definidos por la
jurisprudencia. Estos criterios jurisprudenciales de apreciación de la existencia de “grupos
ficticios” que lleva al “levantamiento del velo” y a la imputación de responsabilidad solidaria a
todos los componentes del grupo son los siguientes:
a) Plantilla única o confusión de plantillas. Cuando con independencia de la empresa a la
que los trabajadores aparecen formalmente adscritos estos trabajan de manera
simultánea o sucesiva indistintamente para varias empresas del grupo. La existencia de
una plantilla única evidenciaría la existencia de una única empresa. Ejemplos:
1. Prestación de servicios simultánea por parte del trabajador a más de una
empresa del grupo.
2. Suscripción por parte del trabajador de sucesivos contratos de trabajo
temporales con distintas sociedades.
3. Prestación de servicios sucesiva para distintas sociedades, siéndole reconocida
al trabajador la antigüedad correspondiente en la anterior empresa
empleadora.
b) Confusión patrimonial o unidad de caja: Cuando entre las sociedades que integran el
grupo existe un alto grado de comunicación de sus patrimonio. La existencia de
un patrimonio social confundido entre las sociedades demandadas que se manifiesta
en el pago de deudas, cesión de titularidad de edificios y utilización de
marcas comerciales, evidencia una situación de unidad empresarial. La existencia de
lazos accionariales o participaciones entre las distintas sociedades del grupo es, en
ocasiones, considerada por los Tribunales Superiores de Justicia situación de
«confusión patrimonial» a efectos de declarar la responsabilidad solidaria de todas
ellas, interpretación que de consolidarse puede extender notablemente el alcance de
la construcción.
c) Utilización fraudulenta de la personalidad jurídica. La concurrencia de un ánimo
fraudulento en la actuación conjunta de las empresas determina casi
automáticamente la condena solidaria de las mismas como grupo empresarial. Hay dos
casos: la creación de una sociedad carente de actividad mercantil y la
instrumentalización de una de las sociedades del grupo con la finalidad de eludir
deudas.
Tema 5 – El contrato de trabajo.
5.1 – El contrato de trabajo.
El contrato de trabajo es el acuerdo por el que el trabajador presta voluntariamente sus
servicios retribuidos por cuenta ajena y dentro del ámbito de organización y dirección del
empresario. La calificación de un contrato como laboral o no tiene una repercusión evidente
por cuanto que determinará su régimen jurídico, esto es su sujeción al ordenamiento laboral y
a sus específicos criterios normativos; o por el contrario su sujeción al Derecho privado común,
civil o mercantil.
La capacidad del trabajador significa su capacidad jurídica, esto es, su aptitud para ser titular
de relaciones jurídicas. Dicha capacidad se reconoce a toda persona física conforme a los
artículos 29 y 30 CC. La edad del trabajador se regula en los arts. 6 y 7 ET. Conforme a estos
preceptos, cabe distinguir entre una capacidad plena y una capacidad limitada:
a) La capacidad plena: Supone una aptitud suficiente de un sujeto para obligarse como
trabajador en virtud de un contrato de trabajo. Tienen capacidad plena para contratar
aquellos que tienen capacidad de obrar plena conforme a lo dispuesto en el CC:
1. Mayores de 18 años, vivan o no con sus padres.
2. Mayores de 16 años y menores de 18 emancipados por matrimonio, por
concesión judicial o por consentimiento de sus padres o tutores.
3. Mayores de 16 años y menores de 18 que vivan de forma independiente (esto
es, autosuficiencia del menor para cubrir las necesidades propias), con
consentimiento de sus padres o tutores.
b) Capacidad limitada: Implica la necesidad de autorización para celebrar un contrato de
trabajo. Requieren autorización que complete la capacidad para contratar los
siguientes sujetos:
1. Mayores de 16 años y menores de 18 no casados ni emancipados de hecho.
• La autorización puede ser expresa o tácita.
• Una vez celebrado el contrato de trabajo, el menor autorizado
adquiere la capacidad necesaria para ejercitar los derechos y cumplir
los deberes contractuales, así como para dar por extinguido el
contrato (art. 7.b ET).
• La retribución del menor y los bienes con ella adquiridos le pertenecen
a él y no están sujetos a administración paterna, sin perjuicio de que
pueda ser obligado a colaborar con sus bienes al “levantamiento de las
cargas familiares” si vive con sus padres (o uno de ellos).
2. Incapaces.
• Serán autorizados por la sentencia de incapacitación, pues es ésta la
que determina la extensión y los límites de la incapacidad.
Dice el art.6.1 ET que “se prohíbe la admisión al trabajo de los menores de 16 años”. El
fundamento de la prohibición no radica en una supuesta “incapacidad natural” o presunta
“insuficiencia de juicio” de los afectados, sino más bien en un principio protector, relacionado
con los años de escolaridad que se consideran conveniente es o necesarios para los menores
de 16 años. Esta norma general del art. 6.1 ET conoce una excepción al admitir el art. 6.4 ET la
posibilidad del empleo de estos menores en espectáculos públicos, debiendo ser autorizados
por la autoridad laboral por escrito y con carácter restrictivo. Así, la autorización debe
formularse “en casos excepcionales” y “para actos determinados”, “siempre que no suponga
un peligro para la salud física ni para su formación profesional y humana”.
Además la ley establece que determinadas personas pueden carecer de capacidad para
obligarse a través de un contrato de trabajo cuando, aun cumpliendo los requisitos relativos a
la edad, han sido declaradas incapaces. Dicha incapacidad debe efectuarse necesariamente
mediante declaración judicial fundada en las causas previstas en la ley: enfermedad o
deficiencia persistente de carácter físico o psíquico que impida a la persona gobernarse por sí
misma. El contrato celebrado por persona incapaz es nulo, sin perjuicio del derecho del
incapaz a percibir el salario devengado por el trabajo efectivamente prestado (art. 9.2 ET).
Características:
a) Funciones de la forma. En primer lugar, la forma cumple una función de publicidad, de
seguridad o de garantía, en el sentido de dar a conocer como dato objetivo la
existencia del acto contractual; la forma permite identificar el contrato o en su
individualidad, ofrece la prueba de su existencia y hace posible su protección. En
segundo lugar, la forma cumple una función de certeza o certidumbre, en cuanto
proporciona el dato de que el consentimiento exteriorizado corresponde a la voluntad
común de los contratantes, facilitando su prueba y preconstituyendo su contenido,
evitando recurrir a reconstrucciones posteriores, siempre inciertas, confusas e
inexactas y permitiendo a los jueces un conocimiento más exacto de tales relaciones.
b) Exigencia legal de forma escrita. El principio de libertad de forma está sometido a
importantes y numerosas excepciones recogidas en el art. 8.2 ET y en otras
disposiciones legales en las que se requiere la necesaria celebración por escrito del
contrato (Ej: en los contratos formativos, los contratos de trabajo domicilio, los
contratos de auxiliar asociado, etc.). Por tanto, nos encontraremos ante la exigencia de
la forma escrita ante:
1. La exigencia de una imposición legal.
2. Supuestos del art. 8.2 ET: contrato en prácticas, interinidad, a tiempo parcial,
etc.
3. Por petición de una de las partes. Aunque el contrato se haya celebrado de
forma verbal o tácita, cualquiera de las partes puede solicitar a la otra, en
cualquier momento de la relación laboral, que se formalice por escrito (art. 8.4
ET).
4. Igualmente constarán por escrito los contratos por tiempo determinado cuya
duración sea superior a cuatro semanas.
5. De no observarse tal exigencia, el contrato se presumirá celebrado por tiempo
indefinido y a jornada completa, salvo prueba en contrario que acredite su
naturaleza temporal o el carácter a tiempo parcial de los servicios.
c) Efectos de la falta de forma escrita. El incumplimiento de la obligación de formalizar
por escrito el contrato de trabajo cuando la norma lo exija no determina la invalidez o
nulidad del contrato, sino que genera una presunción iuris tantum del carácter
indefinido y a tiempo completo
Características:
a) Exigencia de forma escrita: La existencia de un período de prueba sólo se producirá
cuando venga pactado expresamente en el contrato individual de trabajo
correspondiente y formalizado por escrito, siendo ésta una exigencia ad solemnitatem,
de modo que la falta de constancia escrita implica la inexistencia del pacto y, por
tanto, su total ineficacia.
b) El periodo de prueba puede establecerse en cualquier tipo de contratos de trabajo:
Cabe en los contratos de carácter indefinido pero también en los de carácter temporal.
En los temporales no puede llegar a tener una duración que lo desnaturalice, lo que
ocurre cuando la prueba se extienda a la totalidad de la duración prevista, salvo que se
trate de contratos de corta duración.
c) El periodo de prueba es facultativo para las partes, pudiendo renunciar a su utilización.
El pacto debe preverse con anterioridad o simultáneamente al inicio de la relación
laboral.
d) Momento: Está suscrito al inicio de la relación laboral o simultáneamente.
Debe tenerse en cuenta el límite legal del art. 14.1 “in fine” ET, que declara nulo “el pacto que
establezca un período de prueba cuando el trabajador haya desempeñado las mismas
funciones con anterioridad en la empresa, bajo cualquier modalidad de contratación.” El
Tribunal Supremo ha considerado que debe declararse nulo el periodo de prueba cuando la
aptitud del trabajador ha sido acreditada en contrato anterior con otra empresa y la segunda
empresa es conocedora de dicha aptitud.
El art. 14.2 ET afirma que “el trabajador tendrá los derechos y obligaciones correspondientes al
puesto de trabajo que desempeña como si fuera de plantilla”. Durante el período de prueba el
trabajador ha de estar dado de alta en la Seguridad Social y el empresario ha de cotizar por él.
El pacto de prueba tiene, por naturaleza, carácter temporal. Es claro que esta característica del
período de prueba es más ventajosa para el empresario, ya que el trabajador puede dimitir en
cualquier momento de la relación con la única obligación de preaviso. Por ello, y teniendo
cuenta que en nuestro ordenamiento no cabe el despido ad mutum, es preciso reconocer un
límite a ésta al libertad de extinción admitida en el período de prueba. El límite vendrá
determinado por el tiempo suficiente para que el empresario pueda considerar apto al
trabajador para el puesto ofertado. El art. 14.1 ET establece una duración máxima que es
diferente en función de tres variables:
a) Carácter dispositivo para la negociación colectiva de la duración del período de
prueba. Salvo que el convenio colectivo disponga otra cosa:
1. No podrá exceder de seis meses para los técnicos titulados.
2. No podrá exceder de dos meses para los demás trabajadores.
3. No podrá exceder de tres meses para los que no sean técnicos titulados en las
empresas de menos de 25 trabajadores.
En cualquier caso, el convenio colectivo podrá reducir y extender la duración de dicho
periodo de prueba con el único límite del fraude de ley, en el caso de establecerse
unas duraciones claramente abusivas que excedieran de lo razonable en atención a la
actividad de la empresa y a las características del sector.
b) El RD 488/1998, establece “salvo lo dispuesto en el convenio colectivo” una serie de
reglas especiales que estipulan que el período de prueba no podrá ser superior a:
1. Un mes para los contratos en prácticas para los trabajadores con títulos de
grado medio.
2. Dos meses para los que tengan el título de grado superior.
3. Nueve meses para los que tengan una relación laboral especial de alta
dirección.
4. El contrato se presume celebrado a prueba en las relaciones laborales
especiales al servicio del hogar familiar.
c) Efectos de las situaciones suspensivas sobre el período pactado. Dice el art. 14.3 ET
que “las situaciones de incapacidad temporal, maternidad y adopción o acogimiento,
que afecten al trabajador durante el período de prueba, interrumpen el cómputo del
mismo siempre que se produzca acuerdo entre ambas partes”. A falta de pacto, pues,
el cómputo continúa.
Características:
a) Inexigibilidad de causa para fundamentar la extinción. Durante el período de prueba,
cualquiera de ambas partes puede extinguir el vínculo sin necesidad de alegar ni
acreditar ninguna justificación de orden causal.
b) Límites a la resolución contractual. El respeto a los derechos fundamentales del
trabajador. El empresario deberá acreditar que su decisión estuvo fundada en ciertos
motivos de entidad suficiente como para excluir con certeza la existencia de lesión
(STC 198/1996).
c) Inexistencia de límites formales para la resolución. No existiendo límites causales,
tampoco existen de carácter formal. El ejercicio de la facultad de desistimiento no se
somete a ninguna formalidad, no exigiéndose para su efectividad comunicación escrita
ni expresión de la causa que lo motiva. No obstante, puede efectuarse una somera
comunicación.
d) Momento de la resolución. La resolución debe producirse “durante” el período de
prueba (art. 14.2 ET). Lo que implica que, en ningún caso, el desistimiento podrá
producirse una vez extinguido el período de prueba por transcurso de su duración
pactada, debiendo preverse a estos efectos cuando el plazo expire en festivo.
e) Situación de desempleo. La resolución del contrato durante el período de prueba no
genera derecho a compensación alguna, sino que únicamente origina la situación legal
de desempleo cuando la decisión extintiva parte del empresario, y su acreditación se
llevara a cabo mediante comunicación escrita de éste resolviendo el contrato durante
el período de prueba.
5.4 – Pactos.
Los distintos pactos que puedan realizar trabajador y empresario pueden afectar a los costes
del trabajador en la empresa. Es necesario tener en cuenta la posible existencia de estos
pactos:
a) Pacto de permanencia. El art. 21.4 ET establece que Pacto de permanencia. : “cuando
el trabajador haya recibido una especialización profesional con cargo al empresario
para poner en marcha proyectos determinados o realizar un trabajo específico, podrá
pactarse entre ambos la permanencia en dicha empresa durante cierto tiempo. El
acuerdo no será de duración superior a dos años y se formalizará siempre por escrito.
Si el trabajador abandona el trabajo antes del plazo, el empresario tendrá derecho a
una indemnización de daños y perjuicios”.
1. Requisitos para la validez del pacto. Tal y como viene exigiendo la
jurisprudencia:
• Que el proceso de especialización lo sufraguen la empresa y su
finalidad sea poner en marcha proyectos determinados o realizar un
trabajo específico. Es decir, el proceso de especialización debe
suponer un coste especial o extraordinario para la empresa; la
especialización incluida en el pacto de permanencia debe suponer al
trabajador un incremento de la cualificación que ostentaba con
anterioridad; y la formación proporcionada debe responder a la
finalidad de poner en marcha proyectos determinados o de realizar un
trabajo específico.
• Que su duración no supere los dos años. Aunque la duración del
compromiso de permanencia puede ser determinada por las propias
partes, se establece un plazo máximo legal de dos años para el
conjunto de los trabajadores.
• Que la cláusula se constate por escrito, lo que constituye un requisito
sine qua non de la validez de este pacto su forma escrita, de modo que
aunque el empresario hubiera facilitado y costeado al trabajador una
especialización o cualificación profesional susceptible de encuadrarse
dentro de las previstas por el art. 21.4 ET, si las partes no suscriben
por escrito dicho pacto el mismo debe reputarse inexistente.
• Que el pacto esté fundado en una causa suficiente y respete los
requisitos mínimos de proporcionalidad o equilibrio de intereses, es
decir, que exista un equilibrio entre las obligaciones recíprocas para
justificar la renuncia del trabajador a su derecho a dimitir y a ejercer
sus libertades de trabajo y de empresa reconocidos
constitucionalmente.
2. Efectos. Si el trabajador abandona al trabajo antes del plazo, el empresario
tendrá derecho a una indemnización por daños y perjuicios.
b) Pacto de exclusividad. Se entiende por cláusula de Pacto de exclusividad. exclusividad
aquella por la cual al trabajador se le prohíbe por el empresario cualquier tipo de
actividad profesional en todas las ramas de actividad, tanto por cuenta propia como
ajena, existiendo o no remuneración. Está regulado en el art. 21.3 ET.
1. Requisitos. Se exige acuerdo individual entre el empresario y el trabajador.
Además, para que el trabajador se obligue a prestar servicios exclusivamente para
un solo empresario se exige que éste perciba a cambio una compensación
económica libremente determinada en el contrato.
2. Duración. Las partes pueden convenir la vigencia del pacto durante toda la vida de
la relación laboral o limitar temporalmente la duración de aquél.
3. Forma. En cuanto a los requisitos de forma, el art. 21.1 ET no exige
específicamente que el pacto conste por escrito; tan sólo indica que ha de
estipularse expresamente una compensación económica.
4. Acuerdo. Puede suscribirse en el momento de la celebración del contrato o con
posterioridad al mismo.
Tema 7 - Derechos y deberes laborales básicos del trabajador.
Principios inspiradores. Los derechos fundamentales laborales están sujetos a las obligaciones
propias del contrato de trabajo. Toda medida restrictiva de estos derechos debe cumplir tres
requisitos o condiciones:
a) Juicio de idoneidad (que constituya medio adecuado para alcanzar el objetivo
propuesto).
b) Juicio de necesidad (que exista otra más moderna con igual eficacia).
c) Juicio de proporcionalidad en sentido estricto (ponderación o equilibrio para obtener
más beneficios que perjuicios).
Además, el art. 10 CE entiende estos derechos como fundamentales para lograr la paz social:
“La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de
la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden
político y de la paz social”.
Derecho a la igualdad. El art. 14 CE dice “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda
prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o
cualquier otra condición o circunstancia personal o social.” El Tribunal Constitucional ha
recordado que el ET “no ha ordenado la existencia de una igualdad de trato en sentido
absoluto, siendo ello el resultado de la eficacia del principio de autonomía de la voluntad, que,
si bien aparece fuertemente limitado en el Derecho del Trabajo por aplicación del principio de
igualdad, no desaparece, dejando un margen en que el acuerdo privado o la decisión unilateral
del empresario en el ejercicio de sus poderes de organización de la empresa, puede libremente
disponer respetando los mínimos legales y convencionales”. Esta vinculación directa permitirá,
por un lado, excluir el trato desigual cuando se fundamente en una circunstancia
discriminatoria y, por otro, imposibilitar la adopción de decisiones empresariales basadas en
algunos de los motivos recogidos en la CE.
Derecho fundamental a la libertad de expresión. El art. 20.1.a CE estipula que “Se reconocen y
protegen los derechos: a. A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones
mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción”. Esto implica que en el
ámbito laboral el empresario debe soportar las manifestaciones desarrolladas por el
trabajador en ejercicio de su libertad de expresión siempre que las mismas impliquen una sana
crítica de su actuación. El criterio diferenciador principal se refiere, desde luego, a la valoración
intrínseca de las expresiones proferidas que, lógicamente, habrá de hacerse en atención a
criterios de normalidad social: lo que haya de entenderse por insulto dependerá, en buena
medida, de los usos normales del lenguaje.
La garantía de indemnidad (art. 24 CE). El TC ha construido como parte del derecho a la tutela
judicial efectiva la denominada “garantía de indemnidad”. En el ámbito de las relaciones
laborales, esta garantía se traduce en la imposibilidad de adoptar medidas de represalia
derivadas del ejercicio por el trabajador de la tutela de sus derechos.
La CE garantiza un genérico derecho a la protección de la salud (art. 43.1 CE), a la vez que
establece un compromiso específico para los poderes públicos de “velar por la seguridad e
higiene en el trabajo” (art. 40.2 CE).
El grupo profesional. Se define como: el que agrupe unitariamente las aptitudes profesionales,
titulaciones y contenido General de la prestación, y podrá incluir distintas tareas, funciones,
especialidades profesionales o responsabilidades asignadas al trabajador. Conforme al ET, son
tres los criterios definidores del grupo profesional: las aptitudes profesionales, las titulaciones
y el contenido General de la prestación. No obstante, los mencionados criterios se pueden
reordenar y reducir a dos:
a) Criterios subjetivos: Dependen de la cualificación profesional del trabajador; y
conforme al ET, dos los criterios definidores del grupo profesional:
1. Aptitudes profesionales: Idoneidad de la cualificación profesional del
trabajador en relación con un determinado puesto de trabajo.
2. Titulación: Expresa un determinado grado de cualificación profesional,
considerado como título las certificaciones expedidas por la autoridad
competente con el fin de hacer constar que sus poseedores han demostrado
estar capacitados para realizar los cometidos inherentes a los mismos.
b) Criterios objetivos: Referidos a los concretos cometidos, tareas, funciones,
especialidades profesionales o responsabilidades asignadas al trabajador, que realiza
el trabajador. Por contenido General de la prestación se entiende la orientación
esencial sobre las concretas actividades, físicas o intelectuales, que pueden ser
elaboradas basándose en las aptitudes profesionales y las titulaciones comprendidas
en el grupo. El grupo profesional se formará al integrar en las mismas funciones de
contenido similar. Es decir, no es necesaria una total igualdad de la capacidad o
aptitud para las funciones o para las actividades, pero sí que sean similares o
equivalentes.
Los convenios colectivos conforman el grupo profesional con aquellos puestos de trabajo que
por sus similares características presentan un mismo perfil profesional. Modelos de grupo
profesional en la negociación colectiva. La negociación colectiva pone de manifiesto la
existencia de dos modelos diferenciados de grupo profesionales:
a) Modelo clásico: agrupa a los trabajadores según su pertenencia a un determinado
departamento de la empresa. De esta forma, el sistema de clasificación profesional
resultante se articula en grupos profesionales ordenados horizontalmente y definidos
por razón de su propia competencia y de la posición que ocupan dentro del proceso
productivo.
b) El concepto de grupo profesional, fiel a los rasgos definitorios del art. 22.2 ET, afecta
unitariamente trabajadores con una misma aptitud profesional y titulación y, de forma
añadida, un determinado contenido General de la prestación. De esta forma, los
grupos profesionales son ordenados jerárquicamente, pero el contenido de dicho
grupos es homogéneo.
Otros criterios clasificatorios. Los sistemas de clasificación pueden emplear cualquier otro
concepto clasificatorio siempre y cuando éste se limite a acompañar, completar o precisar la
clasificación realizada basándose en grupos profesionales. Utiliza criterios tales como:
a) Áreas funcionales. Determinadas por el conjunto de actividades profesionales que
tienen una base profesional homogénea o que corresponden a una función
homogénea de la organización del trabajo si bien poseen carácter meramente
enunciativo u orientativo.
b) Niveles profesionales o de responsabilidad. Sirven como criterios de jerarquización de
los distintos grupos o categorías profesionales.
c) Nivel retributivo. El nivel retributivo se trata de un elemento clasificatorio
complementario y accesorio al principal (grupo). No responde sólo a los criterios
objetivos del puesto de trabajo, sino también a criterios profesionales.
Del artículo 22.4 señala que la equiparación se realizará en virtud de las funciones que se
desempeñan durante mayor tiempo, utilizando, por tanto, el criterio de prevalencia.
En este segundo caso se habla de “ius variandi” empresarial Así, entendemos el ius variandi
como aquella facultad del empresario de modificar unilateralmente el contenido pactado de la
prestación laboral. Constituye una expresión del ejercicio regular de su poder directivo. Sus
límites vienen impuestos por los derechos reconocidos a supuestos.
Son tres los supuestos básicos donde vemos una manifestación del ius variandi empresarial:
a) En la movilidad funcional (art. 39.2 ET). El empresario impone la realización de
funciones que no se corresponden con el grupo empresarial o la categoría equivalente
a aquella en la que se encuentra el trabajador. Sólo es posible si median razones
justificadas de orden técnico u organizativo y durante el tiempo imprescindible para su
realización.
b) En la movilidad geográfica (art. 40 ET). El empresario impone el traslado o
desplazamiento de los trabajadores. Tiene naturaleza causal, debe estar basado en
razones económicas, técnicas, organizativas o de producción que lo justifique o en
contrataciones referidas a la actividad empresarial. El carácter ejecutivo de la decisión
no impide que la misma sea reclamada por parte del trabajador o que éste opte por la
resolución del contrato de trabajo.
c) En las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo (art. 41 ET). El
empresario altera el objeto de la prestación pactada más allá del grupo o la categoría
pudiendo afectar a cuantas materias integran la prestación de trabajo. Estas
modificaciones pueden ser de carácter individual o colectivo. Ahora bien hay ciertas
garantías en el procedimiento, como puede ser la notificación previa con expresión de
causa de impugnación judicial en caso de desacuerdo.
Características:
a) La movilidad funcional interna: Tiene un carácter no causal (se califica como no causal
a pesar de que la negociación colectiva pueda establecer causas que condicionen su
ejercicio y aunque debe respetar límites genéricos como la buena fe contractual), goza
de una temporalidad indeterminada (la ley tampoco señala límite temporal a esta
movilidad pudiendo ser temporal o indefinida), no es formal (pues no requiere el
cumplimiento de formalidad alguna, no siendo precisa la comunicación escrita al
afectado ni la notificación a los representantes de los trabajadores) y tiene un carácter
horizontal (la movilidad es siempre horizontal y se produce cuando se encomiendan
funciones propias de la categoría profesional que se ostenta, pero correspondientes a
otro puesto o función).
b) La movilidad externa: tiene un límite causal (se exige la “existencia de necesidades
perentorias o imprevisibles de la actividad productiva”), un límite temporal (hasta que
finaliza su justificación causal, que los convenios colectivos establecen, por lo general,
en un máximo en tres meses) y un límite formal (existe el deber de comunicar o
informar de esta situación a los representantes de los trabajadores, lo que se convierte
en una garantía de transparencia de la medida). Además, goza de una garantía de
indemnidad retributiva (según la cual, el empresario está obligado a mantener al
trabajador la misma retribución que de forma regular y estable venía obteniendo con
anterioridad).
Tipos de movilidad:
a) Movilidad funcional interna. Prescinde de la exigencia de acreditar o alegar por el
empresario causa justificativa alguna. Es el desarrollo de tareas supuestos que
pertenecen a la misma o equivalente categoría profesional al tratarse de tareas
merecedoras de una análoga valoración socio profesional y retributivo, sin ser
superiores o inferiores entre sí.
1. Carácter no causal. Movilidad funcional o causal a pesar de que la negociación
colectiva pueda establecer causas que condicionen su ejercicio, y que tampoco
podrá acordarse de forma arbitraria por el empleado.
2. Temporalidad indeterminada.
3. No formal. No requiere el cumplimiento de formalidad alguna.
4. Carácter horizontal. Es siempre horizontal y se produce cuando se
encomiendan funciones propias de la categoría profesional que se ostenta,
pero correspondientes a otro puesto o función.
b) Movilidad funcional externa. La movilidad funcional del trabajador sólo será posible
fuera de su grupo profesional, si existiesen razones técnicas u organizativas que la
justificaran y por el tiempo imprescindible para su atención. Se exige la concurrencia
de una concreta causa que justifique objetiva de razonablemente la modificación de
tareas, así como la sujeción a un plazo determinado (carácter temporal). Esta
modalidad contempla tanto la movilidad externa ascendente, como la descendente. El
empresario deberá comunicar su decisión y las razones de ésta a los representantes de
los trabajadores.
c) Movilidad externa descendente. En este punto de movilidad se impone al trabajador la
realización de “funciones inferiores a las de su grupo o categoría equivalente”. Por
esta razón, se exige la existencia de “necesidades perentorias o imprevisibles de la
actividad productiva”. El trabajador mantendrá su retribución de origen, y la movilidad
tendrán lugar por el tiempo imprescindible. La movilidad impone al trabajador la
encomienda de funciones inferiores a las de su grupo profesional. El empresario está
obligado a mantener al trabajador la misma retribución que de forma regular y estable
venía obteniendo con anterioridad. Salvo acuerden contrario que debe manifestarse
de forma clara e inequívoca.
d) Movilidad externa ascendente. Existe cuando un trabajador ha de realizar funciones
superiores a las de su grupo profesional. Junto a los límites causales y temporales, la
regulación estatuaria reconoce dos garantías a favor del trabajador:
1. Derecho a percibir la diferencia retributiva por el nuevo puesto: el
reconocimiento del derecho al devengo de las retribuciones correspondientes
a una superior categoría profesional exige la realización efectiva, durante toda
la jornada laboral, de todas las funciones que constituyen el contenido
funcional esencial de la categoría superior cuya remuneración se pretende y
no parte de las mismas.
2. Derecho a solicitar la reclasificación profesional: cuando el periodo
transcurrido en esta situación supere los seis meses en un año u ocho meses
en dos años el trabajador podrá reclamar el ascenso. El trabajador tiene
atribuido el derecho a reclamar la consolidación del nuevo puesto, siempre y
cuando este acceso respete el régimen de ascensos previstos en el convenio
colectivo de aplicación. Por tanto el mero desempeño de una función de
categoría superior durante un tiempo sólo concede derecho al ascenso cuando
así está previsto legal o convencionalmente.
3. Reclamación judicial del ascenso: todas las controversias en esta materia se
dirimirá en ante la jurisdicción social.
e) La movilidad funcional extraordinaria. Se produce cuando la asignación de funciones
distintas de las pactadas no encuentra acomodo en las facultades de movilidad
funcional interna o externa, lo que hace que la misma se considere como una
auténtica modificación sustancial de condiciones de trabajo. Quedarían incluidos
aquellas situaciones que supongan la encomienda de funciones correspondientes a
otro grupo profesional o, en su caso, a categoría no equivalente, cuando el cambio de
funciones pretendido tuviera una duración que éste diera el tiempo imprescindible; no
fuera debido a razones técnicas u organizativas o no estuviera fundado en necesidades
perentorias o imprevisibles de la actividad productiva. El artículo 39.4 exige el acuerdo
de las partes o, en otro caso, el sometimiento a las reglas propias del procedimiento
para las modificaciones sustanciales del artículo 41 o, eventualmente a las que a tal fin
se hubieran establecido en convenio colectivo.
En tales supuestos exige este precepto el acuerdo de las partes o, en otro caso, el
sometimiento a las reglas propias del procedimiento para las modificaciones
sustanciales del art. 41 ET o, eventualmente, a las que a tal fin se hubieran establecido
en Convenio Colectivo.
f) Movilidad funcional como instrumento de prevención de riesgos. La movilidad
funcional resulta funcional de prevención de riesgos laborales. La LPRL protege
específicamente a las trabajadoras en situación de maternidad, parto reciente o en
periodo de lactancia. En caso de que no se puede evitar el riesgo, el primer nivel de
medidas que el empresario ha de adoptar no constituye la adaptación de las
condiciones de trabajo o del tiempo de trabajo de la trabajadora afectada, la cual, en
consecuencia, siga desarrollando sustancialmente las mismas funciones. Cuando las
medidas que se integran en el primer nivel no son posibles o cuando, aun habiéndose
adaptado, el puesto de trabajo sigue siendo susceptible de repercutir
desfavorablemente sobre la trabajadora embarazada o sobre el feto, la medida a
adoptar es el cambio de puesto de trabajo o función. En último extremo, la
trabajadora deberá pasar a desempeñar un puesto de trabajo o función diferente y
compatible con su estado, puesto que se determinará por el empresario previa
consulta con los representantes de los trabajadores, una vez revisada la relación de
puestos exentos de riesgo. Cuando por razón de riesgo durante el embarazo y durante
la lactancia natural, la trabajadores destinada a un puesto de trabajo o función
diferente compatible con su estado, se aplica a las cuotas devengadas durante el
periodo de permanencia en el nuevo puesto de trabajo o función una reducción del
50% de la aportación empresarial en la cotización por contingencias comunes.
g) Límites comunes a todas las modalidades de movilidad funcional. Además de los
límites que operan en cada modalidad en particular en el ejercicio de sus facultades de
movilidad funcional interna y externa, el empresario se encuentra sometido a una
serie de límites comunes que resultan de aplicación a cualquier situación, todo ello sin
perjuicio de aquellos otros que podrán venir establecidos por convenio colectivo:
1. Respeto a la dignidad del trabajador. Una primera limitación es la que atiende
a los efectos del cambio al exigir que “se efectuará sin menoscabo de la
dignidad del trabajador” (art. 39.3 ET). Así, si la asignación de nuevos
cometidos implica un deterioro de la imagen del trabajador ante el público o
ante los demás trabajadores o el nuevo trabajo tiene una prestancia
acusadamente inferior al anterior, se considera ilícito el ejercicio de la
movilidad funcional.
2. Titulaciones académicas o profesionales. Se refiere a la exigencia de
encontrarse en posesión de la titulación precisa para el ejercicio de la nueva
función por el trabajador afectado, si tal ejercicio necesita titulación.
3. Respeto a la formación y promoción profesional. Finalmente, la movilidad
funcional no puede menoscabar tal y como indica el art. 39.3 ET la “formación
y promoción profesional” del trabajador.
Características:
a) Grabación de conversaciones. La jurisprudencia viene entendiendo que la grabación de
conversaciones ajenas en las que no interviene el sujeto interesado implica una
vulneración del derecho reconocido el art. 18.3 CE. En aplicación de la doctrina citada,
se han dictado diversos pronunciamientos que rechazan la vulneración del derecho a
la intimidad del trabajador si el otro interlocutor grava la conversación, al contrario de
lo que sucede si se graba una conversación mantenida por el trabajador con un
tercero.
b) Utilización de investigadores privados. Queda limitada a aquellos supuestos en que
este medio sea el único posible para controlar la actividad laboral del trabajador
precisamente en función de las características que tal actividad presenta o la
imposibilidad de acudir a métodos alternativos de vigilancia. El objeto de vigilancia por
parte de los investigadores privados de venir referido exclusivamente a la actividad
laboral el trabajador, si incidir en su esfera privada. Instalación de sistemas de
videovigilancia. No existe normativa específica de regule la instalación y utilización de
estos mecanismos de control y vigilancia, por lo que son los órganos jurisdiccionales
los encargados de ponderar, en caso de conflicto, en qué circunstancias puede
considerarse legítimo su uso por parte del empresario, al amparo del poder de
dirección que le reconoce el art. 20 ET, atendiendo siempre al respeto de los derechos
fundamentales del trabajador y a los derechos a la intimidad personal y protección de
datos. El control debe ser estrictamente laboral, queda limitado a finalidades de
control y vigilancia de la actividad laboral, no pudiendo destinarse a fines distintos a
los de mero control de la actividad de los trabajadores. Debe efectuarse
exclusivamente en lugares de trabajo, puesto que dentro de la empresa existen
lugares que si están protegidos por el derecho a la intimidad. La instalación de cámaras
debe ponerse en conocimiento de los trabajadores y/o o sus representantes. Si bien
no se precisa el consentimiento del trabajador porque queda implícito en la propia
aceptación del contrato, se exige que los trabajadores sean informados de modo
expreso, precisó el inequívoco de la existencia del tratamiento o del fichero
correspondiente. Las medidas deberán superar el test de proporcionalidad.
c) Registro sobre la persona del trabajador, taquillas o efectos particulares. El artículo 18
ET confiere al empresario facultades exorbitantes y excepcionales de policía privada o
policía empresarial para proteger su patrimonio y el de otros empleados. El bien
jurídico protegido es la propiedad privada, los intereses propietarios, tanto del
empresario como de los propios compañeros de la empresa. La legitimidad del
ejercicio de los registros viene condicionada por tres presupuestos que limitan el
poder de actuación del empresario:
1. Justificación de la necesidad de la medida.
2. Carácter imprescindible.
3. Asistencia de un representante de los trabajadores o de un trabajador de la
empresa.
4. Amplitud de los bienes objeto de registro.
d) Control sobre equipos informáticos propiedad de la empresa. El empresario tiene
facultades de control sobre equipos informáticos propios de la empresa al amparo del
artículo 20.3 ET:
1. Los sistemas informáticos de la empresa son un instrumento de trabajo sujeto
a las facultades de control del empresario.
2. El empresario ha de establecer unas pautas sobre el uso de los medios
informáticos y advertir de la existencia de controles.
e) Control del estado de salud del trabajador por el empresario. El artículo 20.4 señala
que el empresario podrá verificar el estado de enfermedad o accidente del trabajador
que sea alegado por este para justificar sus faltas de asistencia al trabajo, mediante
reconocimientos a cargo del personal médico. La negativa del trabajador podrá
determinar la suspensión de los derechos económicos que pudieran existir a cargo del
empresario por dichas situaciones.
La finalidad que se persigue con la utilización de la vía disciplinaria es, sobre todo, la
desincentivación de incumplimientos futuros, del propio trabajador o del resto de la plantilla,
por temor a una posible sanción. La idea de resarcimiento o reparación del daño (eje central
del sistema de responsabilidad civil) pasa aquí a segundo plano.
Cuestión especialmente problemática es la relativa a la posible aplicación al régimen jurídico
del poder disciplinario empresarial de los principios inspiradores del Derecho Público
sancionador que consagra en los arts. 24 y 25 CE:
a) Principio de tipicidad. El art. 58.1 ET autoriza a la dirección de las empresas a sancionar
los incumplimientos contractuales de los trabajadores “de acuerdo con la graduación
de faltas y sanciones que se establezcan en las disposiciones legales o en el convenio
colectivo.
b) Principio non bis in idem. La jurisprudencia crea un límite punitivo que impide a la
empresa volver a sancionar los mismos hechos con una sanción más grave, y ello sin
perjuicio de que el trabajador puede impugnar la sanción ante el órgano jurisdiccional
competente.
c) Principio de proporcionalidad. Queda concretado en la clasificación y graduación de las
faltas y de las sanciones que realizan los convenios colectivos.
d) Principio de legalidad sancionadora. El TC niega la aplicabilidad de este principio
constitucional de sus estrictos términos, por que dicho precepto sólo se refiere de
forma expresa a los delitos y faltas de naturaleza penal y a las infracciones
administrativas.
e) Inexistencia de igualdad en la ilegalidad. En ningún caso aquel a quien se aplica la ley
puede considerar violado el citado principio constitucional por el hecho de que la ley
no se aplique a otros que asimismo la han incumplido.
f) Derecho a la presunción de inocencia. El derecho fundamental a la presunción de
inocencia no puede alegarse en el ámbito de las relaciones laborales o cuando éstas
son extinguidas unilateralmente por el empleador mediante el despido disciplinario.
La adscripción del trabajador al centro de trabajo. Cada trabajador debe quedar adscrito a un
determinado centro de trabajo en el momento de incorporación a la empresa. La misma podrá
venir establecida en el centro de trabajo o, en su defecto, deberá concretarse en la
comunicación que el empresario debe hacer al trabajador siempre que la duración de la
relación laboral sea superior a cuatros semanas. En ésta debe contenerse la referencia al
centro de trabajo en que el trabajador presta habitualmente sus servicios, así como si de
forma habitual lo hace en diferentes centros de trabajo o en centros de trabajo móviles o
itinerantes; así como si se encuentra adscrito a varios centros de trabajo (art. 8.5 ET).
Los traslados (art. 40 ET). Entendemos por traslado, la modificación en el lugar de la prestación
de trabajo a un centro de la misma empresa que exija cambio de residencia con carácter
definitivo o de larga duración.
a) Requisitos. Para que podamos afirmar que nos encontramos ante un supuesto de
traslado deben cumplirse los siguientes requisitos:
1. Exige cambio de residencia del trabajador, entendiendo por tal la habitual y no
meramente administrativa. Los casos de movilidad geográfica lato sensu, débil
o no sustancial –por no llevar aparejado cambio de residencia– quedan
excluidos del art. 40 ET y deben ser incardinados dentro del ius variandi
empresarial.
2. Debe tratarse de un cambio a un centro de trabajo distinto con vocación de
permanencia.
3. Debe estar motivado por “razones económicas, técnicas, organizativas o de
producción” (art. 40.1 ET). Se entiende que concurren dichas causas cuando la
adopción de esas medidas “contribuya a mejorar la situación de la empresa a
través de una más adecuada organización de sus recursos que favorezca su
posición competitiva en el mercado o una mejor respuesta a las exigencias de
la demanda”.
Se exceptúan los cambios que obedecen a la propia naturaleza de la
prestación. Nos referimos a los supuestos de trabajos móviles o itinerantes.
b) Tipos de traslados. El régimen jurídico del traslado se encuentra condicionado por el
alcance personal de la medida empresarial. A tales efectos cabe distinguir dos
supuestos:
1. Nos encontraremos ante un traslado individual cuando afecte a un trabajador
o a una pluralidad de trabajadores pero sin alcanzar los umbrales fijados en el
art. 40.2 ET para tener la consideración de traslado colectivo.
2. El traslado se considerará colectivo de acuerdo con lo establecido en el art.
40.2 ET: esto es, cuando afecte a la totalidad del centro de trabajo, si éste
ocupa más de 5 trabajadores o cuando, sin afectar a la totalidad de los
trabajadores del centro de trabajo, en un periodo de 90 días comprende un
número de trabajadores de al menos:
• 10 trabajadores en las empresas que ocupen menos de 100 trabajadores.
• 10%, en las empresas de entre 100 y 300.
• 30 trabajadores en las empresas que ocupen más de 300 trabajadores.
3. Traslados sucesivos fraudulentos. Si la empresa realiza traslados en períodos
sucesivos de 90 días en número inferior a los umbrales indicados, la ley exige
que se concreta en cada caso el motivo, puesto que si no concurren causas
nuevas que justifican los nuevos traslados y éstos, acumulados a los
anteriores, superan el umbral mencionado, se consideran celebrados en
fraude de ley, con la consiguiente declaración de nulidad de ineficacia de los
mismos (art. 40.1 ET).
c) Procedimiento de traslado. La calificación del traslado tiene importantes efectos en el
plano procedimental:
1. En el caso de los traslados individuales, el empresario puede adoptar la
decisión de trasladar sin necesidad de previas consultas con los representantes
de personal. La decisión del traslado debe ser notificada por el empresario al
trabajador, así como a sus representantes legales con una antelación mínima
de 30 días a la fecha de su efectividad. Dicha notificación debe encontrarse
fundamentada para permitir la adecuada defensa procesal del trabajador.
Notificada la decisión empresarial, el trabajador podrá optar entre aceptar el
traslado, extinguir el contrato o impugnar el traslado ante la jurisdicción
competente.
2. En caso de traslados colectivos, el empresario debe cumplir una serie de
trámites previos:
• Primeramente, el empresario deberá notificar el traslado a los
trabajadores afectados y a los representantes de los trabajadores.
• Una vez notificado, deberá abrir un período de consultas con los
representantes legales de los trabajadores, de duración no inferior a
15 días, con el objeto de evitar o reducir los efectos y atenuar las
consecuencias del traslado para los trabajadores afectados. Se debe
notificar a la Autoridad Laboral la apertura del periodo de consultas.
En el caso de conclusión con acuerdo, la validez del mismo requiere la
conformidad de la mayoría de los miembros del Comité de Empresa. Si
hubiera desacuerdo se podrá acudir a la acción de conflicto colectivo
y/o acciones individuales.
• La Autoridad Laboral, a la vista de las posiciones de las partes y
siempre que las consecuencias del traslado así lo justifique en, podrá
ampliar el plazo de incorporación que, en ningún caso, podrá ser
superior a 6 meses (art. 40.2 ET).
• El art. 40.5 ET reconoce la prioridad de permanencia en la empresa de
los representantes legales de los trabajadores en caso de traslado
colectivo.
d) Efectos del traslado. La decisión empresarial de traslado tiene un efecto directamente
ejecutivo de incorporación en el plazo fijado. Una vez que le ha sido notificada la
decisión de traslado, sea éste individual o colectivo, el trabajador tiene derecho de
optar entre:
1. Aceptar el traslado. Implica su conformidad con la modificación en la relación
laboral introducida por el empresario. Tendrá derecho a “una compensación
por gastos” que comprenderá “tanto los gastos propios como los de familiares
a su cargo”, más los que se puedan disponer en convenio colectivo.
2. Extinguir el contrato. En la hipótesis de negativa o desacuerdo con el traslado,
el trabajador tiene derecho a la extinción de su contrato, con una
indemnización de 20 días de salario por año de servicio, prorrateándose por
meses los períodos de tiempo inferiores a un año y con un máximo de 12
mensualidades (art. 40.1 ET).
3. Impugnar el traslado. El trabajador podrá decidir cumplir la orden de traslado
dado que tal decisión es ejecutiva, pero al mismo tiempo proceder a su
impugnación jurisdiccional. La acción ha de ejercitarse en el plazo de 20 días
hábiles siguientes a la notificación del traslado. Si el traslado se declara
justificado, el trabajador tendrá derecho a la compensación por gastos
ocasionados y podrá optar por rescindir su contrato con la indemnización
correspondiente. En caso de que el traslado se declare injustificado, se habrá
de reconocer el derecho del trabajador “a ser repuesto en sus condiciones
anteriores”, debiendo al empresario acatar esa resolución. En caso de que el
traslado se declare nulo (para el caso de traslados sucesivos fraudulentos)
podrá optar por reintegrarse a su puesto de trabajo.
Tema 9 – El tiempo de la prestación del trabajo.
9.1 – La jornada ordinaria de trabajo.
La jornada de trabajo es el número de horas que el trabajador está obligado a trabajar
efectivamente, destacándose, por tanto, el aspecto cuantitativo, lo que se contrapone con la
definición de horario. Si la jornada determina el número de horas en que el trabajador debe
prestar servicio efectivo, el horario fija la hora de entrada y salida, “destacando la prioridad
jurídica de la jornada en la obligación contractual, ya que la contrapartida salarial retribuía
precisamente el número de horas de trabajo”.
El art. 34.1 ET dispone que la jornada ordinaria se determinará libremente por las partes, ya
sea por convenio colectivo, ya sea por contrato de trabajo, si bien respetando los límites
legales. La jornada pactada contractualmente habrá de respetar necesariamente lo dispuesto
en convenio colectivo, a tenor de lo dispuesto en el art. 3.1.c ET, si bien no existe limitación
para pactar jornadas inferiores a las previstas en convenio, ya que la jornada convenio será
normalmente superior a la fijada por la Ley.
Límites a la jornada.
Por convenio o acuerdo entre empresa y representantes de los trabajadores, la distribución de
las horas semanales podrá hacerse de forma irregular, en el sentido que unos días se trabaje
más que otros. El promedio por semanas y el cómputo anual implican que se pueda trabajar
una semana más que otra, compensándose los excesos con menos horas en otra semana. La
distribución irregular siempre debe respetar los mínimos indisponibles de descanso de 12h
entre jornadas diarias (34.3ET) y el descanso semanal de día y medio ininterrumpido y
acumulable por hasta periodos de 14 días (37.1ET), además de la jornada ordinaria máxima de
9 horas diarias (que se puede modificar por convenio colectivo, acuerdo de empresa que
permitirían el trabajo en sábados y festivos aunque sea de forma temporal o por
circunstancias, o individual con la realización de horas extra no computables). Flexibilidad
porque, en defecto de pacto y respetando los límites legales anteriores, se le permite a la
empresa distribuir de manera irregular el 10% de la jornada de trabajo a lo largo del año,
notificando el día y hora del encargo al trabajador con un mínimo de 5 días de antelación.
Determinados sectores, por sus peculiaridades, son objeto de una regulación específica que
permite la ampliación y reducción de la jornada:
a) Supuestos de ampliación: Empleados de comercio y hostelería, guardas y vigilantes no
ferroviarios, trabajo en el mar y en el campo, transporte, trabajo a turnos.
b) Supuestos de reducción: Trabajos expuestos a riesgos ambientales, trabajos en
cámaras frigoríficas y de congelación, trabajos en el interior de las minas, …
Por otra parte, existirá un horario flexible cuando no se fija con exactitud el momento de inicio
y fin de la jornada diaria. Puede preverse en convenio o acordarse individualmente, y
normalmente lleva aparejado un complemento “de horario flexible”.
Hay que diferenciar el tiempo de trabajo efectivo (al que la Dir.2003/88/CE denomina como el
periodo durante el cual el trabajador permanece en el puesto de trabajo, a disposición del
empresario y en ejercicio de su actividad o funciones) del tiempo de presencia (que salvo en
casos de trabajo en el mar a ciertos efectos, por el TJCE se equivale al trabajo efectivo si el
trabajador permanece en el puesto de trabajo aun no realizando actividad alguna) y del
tiempo de localización (en el que no se requiere presencia del trabajador, sólo la obligación de
encontrarse localizable y que no se considera trabajo efectivo siempre que no afecte a la
libertad de movimiento del trabajador, en cuyo caso procedería una compensación económica,
pero no computa a efectos de horas extraordinarias).
“El número de horas extraordinarias no podrá ser superior a 80 al año, salvo lo previsto en el
apartado 3 de este artículo” (art. 35.2 ET). El art. 35.5 ET impone al empresario la obligación de
registrar día a día la jornada realizada por el trabajador, totalizándose las horas ordinarias y las
extraordinarias en el período fijado para el abono de las retribuciones. Dentro de las horas
extraordinarias, es tradicional la distinción entre las horas extraordinarias propiamente dichas
y las horas de emergencia o necesidad. A estas últimas se refiere el art. 35.3 ET cuando
menciona aquellas horas de trabajo necesarias para prevenir o reparar siniestros y otros daños
extraordinarios y urgentes. Pues bien, estas horas extraordinarias no se tienen en cuenta ni a
efectos de la duración máxima de la jornada ordinaria laboral ni a efectos de computar el
máximo permitido de horas extraordinarias anuales.
Las horas extra, a diferencia del salario que se retribuye en función de la jornada ordinaria de
trabajo, se retribuyen económicamente en dinero o por compensación con tiempo de
descanso, siendo dicha opción establecida previamente en convenio o contrato. Su valor en
dinero no puede ser inferior al de la hora ordinaria (que no sólo hace referencia al salario base,
sino también a los complementos salariales), y suele ser la opción preferida por la negociación
colectiva, que siempre establecerá un valor superior. Si no hay pacto, se entiende que se
compensarán las horas extra en los 4 meses siguientes por un tiempo superior a la hora extra
trabajada. Existe en el art. 35.5 ET una obligación diaria de registro de la jornada realizada por
el trabajador, al que se le entregara copia que podrá ser utilizada como prueba documental
(cuyo incumplimiento es una infracción leve de la LISOS) e información mensual a los
representantes de las horas extra realizadas por los trabajadores.
El Gobierno podrá suprimir o reducir el número máximo de horas extraordinarias por tiempo
determinado, para incrementar las oportunidades de colocación de los trabajadores en paro
forzoso (art. 35.2 ET).
Por último cabe mencionar, que el empresario deberá cumplir la obligación de registrar todas
las horas extraordinarias que sus trabajadores realicen.
9.6 – Descansos.
Pausas durante la jornada de trabajo. Siempre que la duración de la jornada diaria continuada
exceda de 6 horas, debe establecerse un período de descanso (“tiempo de bocadillo”), cuya
duración no será inferior a 15 minutos. Este tiempo se considera trabajo efectivo cuando se
establezca por convenio o por contrato de trabajo. Para los trabajadores menores de 18 años,
este periodo debe tener una duración mínima de 30 minutos, y debe establecerse siempre que
la duración de la jornada continuada exceda de cuatro horas y media (art. 34.4 ET).
Descanso diario (art. 34.3 ET). El descanso diario encuentra su fundamento en la protección de
la salud del trabajador. La Ley establece que entre el final de una jornada de trabajo y el
principio de la siguiente deben mediar, como mínimo, 12 horas. Se trata de una norma de
derecho mínimo indisponible, de modo que ni por convenio colectivo ni por acuerdo individual
puede reducirse al descanso entre jornadas aunque sí mejorarse. El cómputo de las 12 horas
de descanso ha de tener lugar una vez finalizada la jornada de trabajo efectiva y, por tanto, se
hayan realizado o no horas extraordinarias, desde la finalización de las mismas hasta el inicio
de la nueva jornada, han de haber transcurrido necesariamente 12 horas.
Descanso semanal (art. 37.1 ET). El fundamento de que el descanso semanal se fije en los
domingos se debe a motivos vinculados con la tradición y las costumbres religiosas imperantes
en nuestro país. Establece el ET que el descanso semanal mínimo es de un día y medio
ininterrumpido, lo que supone la imposibilidad de fraccionar dicho descanso. Su calificación
como mínimo supone que la duración del descanso semanal puede ser mejorada por convenio
colectivo o contrato individual. Por otro lado, se permite que el medio día de descanso se
disfrute el sábado o el lunes, coincidiendo como regla general el día completo con el domingo.
Se admite la posibilidad de acumular los descansos semanales en períodos de 14 días y
disfrutar de 3 días de descanso ininterrumpidos cada 2 semanas. El descanso semanal es
retribuido, como se deduce claramente del art. 26.1 ET. Para los menores de 18 años el
descanso semanal será, como mínimo, de dos días ininterrumpidos.
Descansó anual (art. 37.2 ET). El ET reconoce a los trabajadores el derecho a no prestar trabajo
en los días de fiestas laborales que no podrán exceder de 14 días al año, de los cuales dos
serán locales. Tendrán carácter retribuido y no recuperable. La retribución percibida tiene
carácter salarial porque retribuye tiempos de descanso computables como de trabajo. No
obstante, cuando por razones técnicas u organizativas no se pueda disfrutar la fiesta, el
trabajador tiene derecho al importe de las horas trabajadas incrementadas en un 75% como
mínimo, salvo que se conceda descanso compensatorio. En cualquier caso, conforme estipula
el art. 37.2 ET, se respetarán como fiestas de ámbito nacional: la Navidad (25 de diciembre), el
Año Nuevo (1 de enero) el Día del Trabajo (1 de mayo) y la Fiesta Nacional de España (12 de
octubre).
Suspensión: trabajador en situación de:
a) IT: Podrán disfrutarse siempre que no hayan transcurrido más de 18 meses desde el
final del año en que se hayan originado.
b) Maternidad, parto, lactancia o RDE y RDL: Podrán disfrutarse al finalizar el periodo de
suspensión aunque haya finalizado el año natural.
El calendario de vacaciones por el 38.3ET debe ser comunicado a los trabajadores con una
antelación de dos meses antes de su disfrute. En caso de desacuerdo sobre la fecha de disfrute
los arts. 125 126 de la LJS prevén un procedimiento especifico, preferente y sumario para su
resolución.
La existencia de un contrato a tiempo parcial deriva de una previsión contractual que impone
una jornada inferior a la de otros trabajadores, los que trabajan a tiempo completo,
entendiéndose por tal “un trabajador a tiempo completo de la misma empresa y centro de
trabajo, con el mismo tipo de contrato de trabajo y que realicen trabajo idéntico o similar”. De
no existir trabajador comparable, se considerará la jornada prevista en convenio colectivo o,
en su defecto, la jornada máxima legal.
El art. 12.2 ET establece con total rotundidad que “el contrato a tiempo parcial podrá
concertarse por tiempo indefinido o por duración determinada”. En este caso, sólo en los
supuestos que permite la legislación, con la excepción del contrato para la formación. De
acuerdo con el art. 12.3 ET “el contrato a tiempo parcial se entenderá celebrado por tiempo
indefinido cuando se concierte para realizar trabajos fijos y periódicos dentro del volumen
normal de actividad de la empresa”.
El contrato a tiempo parcial “se deberá formalizar necesariamente por escrito, en el modelo
que se establezca”. El contrato debe contener como mínimo “el número de horas ordinarias de
trabajo al día, a la semana, al mes o al año contratadas y su distribución” (art. 12.4.a ET). (Ej:
cómputo diario: contrato de 4 horas / Cómputo semanal: prestación de 3 días a la semana).
La jornada diaria puede ser continuada o partida. El art. 12 ET contiene específicos límites para
el trabajo a tiempo parcial:
a) De un lado, conforme al art. 12.4.b ET, dentro de cada día, si la jornada es partida e
inferior a la normal, sólo “será posible efectuar una única interrupción” dentro de ella,
con ánimo de evitar que la sujeción del trabajador sea muy superior a la derivada de la
naturaleza del vínculo.
b) Existe, de otro, la taxativa prohibición de realizar horas extraordinarias, salvo para
reparar siniestros u otros daños estructurales y urgentes y sin perjuicio de las horas
complementarias que estudiaremos a continuación.
Por otro lado, cabe la diferenciación de las horas complementarias, pues estas a su vez se
dividen en:
a) H.C. Acordadas: Sólo pueden ser pactadas entre empresario y trabajador de forma
expresa = obligatorias respecto de contratos de duración indefinida y temporales,
siempre que, en ambos casos, la duración no sea inferior a 10 h/semana cómputo
anual. Únicamente se producirán en los contratos temporales e indefinidos pero nunca
en los contratos de aprendizaje. Frente a ellas, también radican ciertos límites:
1. Duración de la jornada de trabajo.
2. Pacto de horas complementarias. Límite de horas: máx. 30 % de las h.
ordinarias del contrato (por Ccol se puede establecer máx. 60%). En el caso de
las horas complementarias de carácter voluntario el número no podrá superar
el 15% de las horas ordinarias (ampliable a 30% x CC).
3. Horas ordinarias + Horas complementarias no superiores al límite legal del
trabajo a tiempo parcial.
Uno de los requisitos formales es que deben establecerse por escrito, aunque este no
es el modelo oficial. Además deberán registrarse las horas diarias para que estas se
puedan computar al mes. Para poder establecerlas deberá el empresario dar un
preaviso al trabajador de 3 días (salvo Ccol). Establecido en ET para las horas pactadas.
b) H.C. Voluntarias: También pueden ser voluntarias para el trabajador respecto de
contratos de duración indefinida de jornada no inferior a 10 horas semanales. Se
prevén sólo para contratos indefinidos. El empresario podrá ofrecer en cualquier
momento su realización. Límite de horas: máx. 15% h. ord. (ampliable por Ccol. Máx.
30%). No computan a efectos de los % previstos para los h. complementarias
acordadas.
Por otra parte, también cabe la transformación de un contrato de tiempo completo a tiempo
parcial. Sin embargo, el empresario está obligado a dar información de vacantes a los
trabajadores.
Se considerará trabajador nocturno a aquel que realice normalmente en período nocturno una
parte no inferior a tres horas de su jornada diaria de trabajo, así como a aquel que se prevea
que puede realizar en tal período una parte no inferior a un tercio de su jornada de trabajo
anual. La jornada de trabajo de los trabajadores nocturnos no podrá exceder de ocho horas
diarias de promedio, en un período de referencia de quince días. Dichos trabajadores no
podrán realizar horas extraordinarias.
Se permite:
a) Acumular el ½ día de descanso por periodos de hasta 4 semanas o separarlo del día
completo para disfrutarlo otro día de la semana.
b) Cuando por el cambio de turno no pueda disfrutarse el descanso interjornadas de 12
horas, se puede reducir el mismo hasta un mínimo de 7 horas, compensando las horas
que faltan en los días inmediatamente siguientes.
c) En las empresas con procesos productivos continuos durante las veinticuatro horas del
día, en la organización del trabajo de los turnos se tendrá en cuenta la rotación de los
mismos y que ningún trabajador estará en el de noche más de dos semanas
consecutivas, salvo adscripción voluntaria.
Los trabajadores nocturnos y quienes trabajen a turnos deberán gozar en todo momento de
un nivel de protección en materia de salud y seguridad adaptado a la naturaleza de su trabajo,
incluyendo unos servicios de protección y prevención apropiados, y equivalentes a los de los
restantes trabajadores de la empresa.
Tema 10 - La retribución del trabajador.
10.1 - Concepto y estructura del salario.
“La totalidad de las percepciones económicas que perciban los trabajadores en dinero o en
especie por la prestación profesional de los servicios laborales por cuenta ajena, ya retribuyan
el trabajo efectivo como los períodos de descanso computables como de trabajo” (art. 26.1 ET).
Por otro lado, la jurisprudencia ha ido estableciendo criterios para resolver las dudas de
calificación. Los criterios más importantes de los que han sido manejados son los siguientes:
a) Existencia de una presunción iuris tantum de salariedad (en función de la relación con
el trabajo prestado).
b) Sólo es salario lo que retribuye el trabajo prestado. Es una contraprestación por el
trabajo que está a cargo del empresario: ej. regalo de boda no tiene naturaleza
salarial.
c) Denominación por el empresario irrelevante, tampoco la forma de retribución
(comisiones, variable, etc), ni la periodicidad del devengo.
Conviene recordar que a la Seguridad Social puede haber obligación de cotizar por partidas
que no son salariales, al impuesto sobre la renta de las personas físicas se tributará también
como rendimientos de trabajo personal por determinadas percepciones que no son
propiamente salariales, pero que fiscalmente sí son rendimientos de trabajo.
El salario del trabajador tiene una determinada estructura también jurídicamente regulada.
Por estructura del salario cabe entender la composición o forma ordenada de distribución, por
razón de su naturaleza y especie, de las distintas partidas salariales cuya suma da como
resultado la cuantía del salario. La misma aparece regulada en sus aspectos más esenciales por
el art. 26.3 ET. El citado precepto diferencia entre el salario base y los complementos
salariales.
Salario base. El salario base queda referido, de acuerdo con el art. 26.3 ET, a una cantidad
retribución fijada por unidad de tiempo o de obra”) que corresponde al trabajador por cada
uno de los módulos temporales en los que desarrolla su prestación laboral, entendiéndose por
tal el que así se califique en el convenio colectivo o, en su defecto, en el contrato individual.
Esta partida salarial constituye la contraprestación directa e inmediata más estrechamente
conexa con la prestación misma del trabajo.
Concepto. El salario base queda delimitado por referencia a alguno de los criterios de
encuadramiento profesional –grupos, categorías o niveles– y a la jornada ordinaria de
trabajo efectivo, generalmente anual, y comprende también la retribución de los
períodos de descanso legalmente establecidos. Se configura como el aspecto básico
tomado en cuenta para fijar el salario común para aquellos trabajadores que son
encuadrables en el mismo grupo profesional.
Cuantía. El que determinan las partes conforme a los límites ya estudiados. No
obstante, cabe destacar que jurisprudencialmente se ha venido señalando que el
salario base puede ser inferior al importe del SMI, pero siempre que las percepciones
profesionales, en conjunto y cómputo anual, sean superiores a tal mínimo.
Por otra parte, el trabajador tiene derecho a dos gratificaciones extraordinarias al año, una de
ellas con ocasión de las fiestas de Navidad y la otra en el mes que se fije por convenio colectivo
o por acuerdo entre el empresario y los representantes legales de los trabajadores. Igualmente
se fijará por convenio colectivo la cuantía de tales gratificaciones. No obstante, podrá
acordarse en convenio colectivo que las gratificaciones extraordinarias se prorrateen en las
doce mensualidades. (art.31 ET).
Convenio Colectivo.
Es la fuente fundamental de regulación del salario. En los convenios se establecen tablas
salariales que fijan, el salario base y los complementos salariales y extrasalariales.
Contrato Individual.
El contrato se utiliza para fijar el salario en los casos en los que el trabajador se encuentra en
condiciones favorables para negociar. Es el caso de los directivos o personal de alta
cualificación.
Lugar de pago del salario. La liquidación y el pago del salario se realizarán en el lugar
convenido o conforme a los usos y costumbres (art. 29.1 ET). No podrá abonarse el salario en
tabernas, bares, cantinas o lugares de recreo, salvo que se trate de trabajadores de estos
establecimientos (Conv. 85 OIT).
La nómina.
La normativa aplicable al recibo del salario o nómina se recoge en el art. 29.4 ET que estipula
que “la documentación del salario se realizará mediante la entrega al recibo individual y
justificativo del mismo”. En dicho recibo se hará constar la identificación del empresario y del
trabajador; el período de liquidación a que se refiere; las diferentes percepciones del
trabajador, ya sean salariales (salario base y complementos) o extrasalariales; las deducciones
que legalmente procedan (descuentos por IRPF, cotizaciones a la Seguridad Social, devolución
de anticipos, retenciones salariales...); y la firma y sello de la empresa.
Lo que exceda del SMI es embargable en la proporción establecida en art. 607 LEC. Diferentes
% sobre las diferentes fracciones de SMI que contenga el salario del trabajador:
1. Salario = SMI: no se embarga.
2. Se embarga:
• Desde SMI hasta 2SMI: 30% (sobre cantidad líquida (pública)).
• Desde 2SMI hasta 3SMI: 50%.
• Desde 3SMI hasta 4SMI: 60%.
• Desde 4SMI hasta 5SMI: 75%.
• Desde 5SMI: 90% sobre el exceso
Límites. El art. 27.2 ET considera inembargable el salario a percibir hasta la cuantía del SMI que
corresponda al trabajador. Los salarios a percibir que excedan del SMI, son embargables para
responder de las deudas del trabajador en la concreta proporción establecida en el art. 607
LEC (la escala arranca desde el importe de un segundo SMI, en cuyo caso puede embargase un
30% de tal exceso, hasta importes equivalentes a un sexto salario mínimo o más, en cuyo caso
y encada tramo opera un porcentaje de retención que puede llegar, para el último, al 90%). En
atención a las cargas familiares del ejecutado, el tribunal podrá aplicar una rebaja de entre un
10 a un 15% en los porcentajes anteriores (art. 607.4 LEC).
d) Crédito privilegiado (art. 32 ET y Ley Concursal).
Los procesos concursales suelen definirse como instituciones que tienen como finalidad el
satisfacer, operando sobre un patrimonio, a la generalidad de los acreedores de un sujeto
jurídico en crisis patrimonial grave. Se trata, en definitiva, de establecer un sistema coordinado
de pago que permita ponderar la posición de los distintos acreedores y distribuir entre ellos las
cargas de la insuficiencia patrimonial del deudor. Este queda regulado tanto en el artículo 32
ET (empresa no declarada en concurso o vía de ejecución singular o separada), como en la Ley
Concursal (Ley 22/2003 de 9 de julio) (empresa declarada en concurso o vía de ejecución
general.).
Se ha dicho que es más bien una institución de Seguridad Social y una operación de seguro
social lo que por el FOGASA se administra; en la que los defectos de pago de los créditos
salariales serían el riesgo o contingencia objeto de protección; los pagos que el FOGASA hace,
la prestación; el impuesto o cotización sobre los salarios, el precio o prima del aseguramiento;
la colectividad de los empresarios, el conjunto o asegurador, asociado con carácter forzoso en
el FOGASA, que deviene así ente público asegurador o entidad gestora; cada empresario, el
asegurador, no obstante, su eventual responsabilidad última frente al propio FOGASA; y los
trabajadores, los beneficiarios del seguro.
Cuantía:
a) Importe total máximo: 1 anualidad
b) Salario diario ≤ 2 SMI (incl. Pro.Pag. Extr).
c) Días de indemnización en caso art. 50 o despido: ≤ 30 días por año de ss con los límites
anteriores.
d) Cálculo: indemnización = días de indemnización * salario diario
Tema 11 - Las modificaciones sustanciales.
Para que la decisión empresarial modificativa pueda ser considerada como una modificación
sustancial en sentido rigurosamente técnico según lo establecido en el art. 41 ET deben darse
en los siguientes requisitos:
a) La modificación debe afectar a condiciones laborales del trabajador. Se consideran
condiciones de trabajo aquellos aspectos de la regulación de la relación laboral
concernientes a la ejecución de la prestación y a la retribución de la misma a cargo de
la empresa. El art. 41.1 ET estipula que tendrán la consideración de condición de
trabajo “entre otras”, las que afecten a las siguientes materias: jornada de trabajo;
horario; régimen de trabajo a turnos; sistema de remuneración; sistema de trabajo y
rendimiento; y funciones, cuando excedan de los límites que para la movilidad
funcional prevé el art. 39 ET.
Esta enumeración legal tiene un carácter meramente ejemplificativo, por lo que cabe
concebir modificaciones sustanciales de condiciones diferentes.
La modificación debe implicar un cambio de las condiciones existentes. La condición
debe encontrarse vigente en el momento del cambio, ha de tratarse así de un pacto en
vigor o de una condición más beneficiosa consolidada, no bastando la situación
meramente provisional. Por último, la decisión empresarial debe constituir una
modificación propiamente dicha, no considerándose como tales los meros
incumplimientos de lo pactado en contrato individual o convenio colectivo.
b) La modificación debe responder a una decisión unilateral del empresario. El régimen
del art. 41 ET queda referido a la existencia de una modificación de carácter unilateral,
introducida por decisión imperativa del empresario. Así se deduce del citado artículo
cuando señala que es “la dirección de la empresa” quien, cumplidos los requisitos
causales y procedimentales, las puede introducir. No resultan, por tanto, aplicables las
previsiones del art. 41 ET cuando la modificación no se sustente en la decisión
unilateral del empleador sino que se base en otros títulos que se conectan con el
ejercicio de la autonomía colectiva o individual.
Así, quedan excluidas: las modificaciones derivadas de cambios normativos por
modificación o pérdida de vigencia de la fuente que las establece o por aplicación de
normas de rango superior; las modificaciones acordadas o permitidas en convenio
colectivo estatutario o en acuerdo de empresa; las modificaciones acordadas o
previstas en el contrato individual por las que se reconoce al empresario la facultad de
modificar determinadas condiciones disfrutadas por el trabajador; y las procedentes
de un acuerdo novatorio con el trabajador, dentro de los límites del art.3.5 ET.
c) La modificación ha de tener el carácter de sustancial. No toda modificación que afecte
a condiciones esenciales o fundamentales es, por ello, sustancial, puesto que el
calificativo “sustancial” se corresponde con aquél que incide sobre aspectos básicos de
la condición modificada, pasando ésta a ser otra distinta de forma notoria;
valorándose, además, el contexto individual en que se produce. Ello supone que las
modificaciones que no alcancen este nivel no quedan sujetas al art. 41 ET.
d) La modificación debe encontrarse fundada en Causas. causas económicas, técnicas,
organizativas o de producción. La razón sustantiva de un tratamiento legal diferente
de las decisiones modificativa y extintiva radica en que los intereses en juego no son
los mismos cuando la decisión empresarial supone la pérdida del empleo (“flexiblidad
externa” o “adaptación de la plantilla”) que cuando significa un mero cambio en el
modo o en las circunstancias de ejecución del trabajo (“flexibilidad interna” o
“adaptación de las condiciones de trabajo”).
e) Reglas de procedimiento. Si tenemos en cuenta que la modificación Tipología.
sustancial debe cumplir las reglas de procedimiento establecidas en el art. 41 ET, es
esencial la calificación de la modificación como de carácter colectivo o individual, pues
ambos tipos conocen un procedimiento legal diferente. La diferenciación entre
modificaciones sustanciales individuales colectivas del art. 41.2 ET descansa, no tanto
en atención al número de trabajadores afectados, sino más bien en la fuente de donde
derivan las condiciones de trabajo a modificar; esto es, en el origen de la condición de
trabajo que se pretenda modificar sustancialmente.
Las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo podrán afectar a las condiciones
reconocidas a los trabajadores:
a) En el contrato de trabajo.
b) En acuerdos o pactos colectivos.
c) Disfrutadas por éstos en virtud de una decisión unilateral del empresario de efectos
colectivos.
Tipos de modificación:
a) Carácter colectivo. Las modificaciones sustanciales de carácter colectivo se identifican
en el art. 41.2 ET a partir de un criterio cualitativo. De conformidad con el precepto
tienen esta consideración aquellas modificaciones cuya fuente de fijación inicial haya
sido bien un acuerdo o pacto colectivo, bien en una decisión unilateral del empresario
de efectos colectivos, o bien un convenio colectivo estatutario –si bien estas últimas
sólo pueden ser modificadas cuando afecten a determinadas condiciones de trabajo y
mediante un procedimiento específico–.
Dentro de las modificaciones sustanciales de carácter colectivo, la Ley contiene una
previsión flexibilizadora para las modificaciones que afecten al horario de trabajo o a
las funciones. Tal previsión consiste en no seguir el procedimiento para las
modificaciones colectivas y en tratarlas, a estos efectos, como si fueran individuales,
cuando la decisión afecte, en un periodo de 90 días, a un número de trabajadores
inferior a: 10, en empresas que ocupen a menos de 100 trabajadores; 10%, en
empresas que ocupen entre 100 y 300 trabajadores; 30, en empresas que ocupen a
300 o más trabajadores.
Dicho esto, habrá fraude de Ley cuando las modificaciones se produzcan en períodos
sucesivos de 90 días en número inferior al umbral pero computadas de forma conjunta
afecten a un número de trabajadores por encima del umbral, de forma que hubiera
sido necesario cumplir los trámites del procedimiento colectivo. Además, las
modificaciones deberán obedecer a las mismas causas. Si se acreditara fraude de ley
las nuevas modificaciones serán declaradas nulas y sin efecto.
b) Carácter individual. Sólo tienen carácter individual “la modificación de aquellas
condiciones de trabajo de que disfrutan los trabajadores a título individual”; a las que
hay que añadir, en virtud del art. 41.2 ET aquellas que, afectando a las funciones o al
horario de trabajo, no llegan a afectar al número mínimo de trabajadores necesario
para otorgarle el carácter colectivo, aunque las funciones o el horario modificados
hubieran sido fijados en acuerdo o pacto colectivo o por decisión unilateral del
empresario de efectos colectivos.
Opciones del trabajador. Ante dicha comunicación, el trabajador podrá tomar varias
decisiones:
a) Aceptar la modificación sustancial. El trabajador puede aceptar la modificación
sustancial pretendida por el empresario bien a través de un acuerdo entre ambas
partes o simplemente asumiendo, sin reaccionar en contra, la modificación propuesta,
lo que es posible en función de la autonomía individual de las partes del contrato.
b) Impugnar la decisión empresarial. El trabajador tiene la opción de impugnar la
modificación ante la jurisdicción social a través de la modalidad procesal prevista en el
art. 138 LPL mediante demanda que deberá presentar en el plazo de 20 días hábiles
siguientes a la notificación de la decisión. La sentencia declarará la decisión
empresarial justificada (en este supuesto el trabajador tiene derecho a extinguir el
contrato), injustificada, en cuyo caso condenará al empresario a reponer al trabajador
en sus anteriores condiciones de trabajo (si empresario no lo hace: instar ejecución
sentencia; resolución por parte del trabajador con indemnización art. 50 ET), o nula
(fraude de ley, discriminación, vulneración DDFF. Reposición trabajador anteriores
condiciones).
c) Resolver el contrato de trabajo (ex art. 41.3 ET). Sólo en los supuestos previstos en los
párrafos a), b), c), d) y f) del art. 41.1 ET. Notificada la modificación, y sin perjuicio de la
ejecutividad de la misma, transcurridos los 30 días de plazo de efectividad, el
trabajador afectado puede optar por resolver el contrato y percibir una indemnización
de 20 días de salario/ año de servicio prorrateándose por meses los períodos inferiores
a un año y con un máximo de 9 mensualidades, cuando en la modificación
concurrieran los siguientes requisitos:
1. Que el trabajador resulte perjudicado por la modificación de las condiciones
de trabajo (el perjuicio no se presume por lo que ha de ser probado).
2. Que la modificación afecte a determinadas condiciones de trabajo: jornada,
horario o régimen de trabajo a turnos.
d) Solicitar la resolución del contrato (ex art. 50.1.c ET). El trabajador también puede
solicitar la intervención judicial, instando así al juez para que sea éste quien resuelva el
contrato, teniendo derecho así a una indemnización de 45 días de salario/año de
servicio con un límite de 42 mensualidades. Ahora bien, deberán cumplirse los
siguientes requisitos:
1. Que el perjuicio sea cualificado: que redunde en perjuicio de su formación
profesional o el menoscabo de su dignidad.
2. Es indiferente la condición de trabajo que se vea afectada.
Periodo de consultas.
a) Con representantes LEGALES de los trabajadores (Delegados de Personal, Comité de
Empresa) por un periodo no superior a 15 días (sobre causas, evitar o reducir efectos,
medidas). Deber de negociar de buena fe. La consulta deberá realizarse en una unica
comisión negociadora (13 miembros máximo) en representación de cada una de las
partes.
b) Secciones sindicales serán las interlocutoras cuando así lo acuerden siempre que
tengan la representación mayoritaria en el Comité de Empresa/Delegados de Personal.
Por tanto, preferencia secciones sindicales.
c) En defecto de esta decisión, la intervención como interlocutores se ajustará a otras
reglas en función de:
1. Sólo un centro de trabajo afectado.
2. Más de un centro de trabajo afectado.
Procedimiento.
a) Comunicación: La dirección de la empresa debe comunicar a los trabajadores o sus
representantes su intención de iniciar el “procedimiento de modificación sustancial de
condiciones de trabajo”.
b) Constitución comisión: Constitución de la comisión representativa de los trabajadores:
plazo máximo de 7 días desde la fecha de comunicación por la dirección de la empresa.
Excepción: si algún centro no cuenta con representantes legales: 15 días.
c) Inicio sin constitución comisión: Transcurrido 7 días: dirección de la empresa puede
comunicar el inicio del periodo de consultas aun sin comisión.
d) Mediación o arbitraje: Posible acuerdo por empresario y representación de sustituir
periodo de consultas por mediación o arbitraje.
e) Forma de negociación: buena fe y con el propósito de alcanzar un acuerdo.
El art. 45 ET no define qué es la suspensión del contrato de trabajo, pero conforme a sus
causas, jurisprudencialmente se ha definido la suspensión como “la situación anormal de una
relación laboral, originada por la voluntad de las partes o por la ley, caracterizada por la
exoneración temporal de las obligaciones básicas de trabajar y remunerar el trabajo, con
pervivencia del vínculo jurídico”.
Así, las causas de suspensión de la relación laboral enumeradas en el art. 45 ET son las
siguientes:
a) Mutuo acuerdo de las partes (art. 45.1.a ET). Esta causa se remite a la voluntad
conjunta de empresario y trabajador, de modo que son éstos los que de común
acuerdo pueden decidir suspender la relación laboral atendiendo a cualquier causa o
motivo. Los únicos límites son el respeto a la legalidad y al derecho necesario, sin
abuso de derecho por el empresario y sin renuncia de derechos por el trabajador.
b) Por circunstancias que afectan al trabajador. IT, maternidad, RDE, RDL, paternidad,
adopción/acogimiento, privación de libertad, …). Arts. 45 y 48 ET.
c) Por circunstancias que afectan a la empresa. Causas económicas, …; Fuerza mayor.
(Arts. 45 y 47 ET).
d) Por la existencia de un conflicto laboral. Huelga, cierre patronal, … (art. 45 ET).
Supuestos específicos:
a) Parto múltiple o discapacidad del hijo: 2 semanas adicionales por cada hijo a partir del
segundo (2 semanas adicionales en caso de discapacidad).
b) Parto prematuro con falta de peso, y caso hospitalización después del parto por más
de 7 días: ampliación del periodo de suspensión en tantos días como hospitalización
(máx. 13 semanas).
c) Posible disfrute a tiempo parcial, previo acuerdo.
d) Posible cesión del derecho al otro progenitor si ambos trabajan. Existiendo la
posibilidad del disfrute simultáneo. Excepción: 6 semanas posteriores al parto.
e) Fallecimiento del hijo o de la madre: se puede disfrutar de la suspensión. En el
segundo caso, por parte del otro progenitor aunque la madre no trabajara.
12.3 – Excedencias.
La excedencia es la situación del trabajador, especialmente del funcionario público, que
voluntaria o forzosamente deja de ejercer sus funciones o su trabajo durante un tiempo. Esta
queda regulada en el artículo 46 ET “la situación de excedencia podrá extenderse a otros
supuestos colectivamente acordados, con el régimen y los efectos que allí se prevean”.