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Empezando el siglo XX, la ciudad de Trujillo parecía ser la misma ciudad de años
anteriores, la describen quieta , conservando su aire colonial y con la misma
cotidianidad de siempre, el número de habitantes no excedia los 16 mil.
Describen que su nota colonial era la muralla que fue construida para resguardar la
ciudad de ciertos peligros , seguian en uso sus grandes portadas que son: Huaman al
oeste, mansiche al norte, miraflores al noroeste, moche al sur y la de la sierra al este.
Los colegios de ese entonces era el Seminario de San Carlos y San Marcelo, fundado
por el obispo trujillano Carlos Marcelo Corne; Instituto moderno San Juan (varones) ,
Santa Rosa y Hermanos Blanco o Belén (mujeres).
Tambien funcionaban escuelas primarias como el Centro Escolar N° 241, donde fue
docente Cesar Vallejo y de universidades, la Universidad Nacional de Trujillo, fundad
por Simon Bolivar y José Faustino Sánchez Carrión.
Antenor Orrego describe a Chan Chan como un lugar fascinante, que transmitía la
historia de los antiguos chimúes, describe sus templos como bellas reliquias del
virreinato. Tambien describe la inconformidad de el pueblo con la politica democrática
de ese tiempo ya que intentaban resolver los problemas sociales y economicos con
criterios feudales y a consecuencia de eso, se realizaban disputas.
Los trabajadores de las azucareras del valle de Moche y el valle de Chicama, eran
explotados, las labores establecidas eran de 10, 12 o más horas de trabajo diarias, la
mayoria de trabajadores eran de la sierra, que en busca de una mejor condicion de
vida, se encontraban con esta realidad y esto los ataba a los contratistas, a quienes
siempre terminaban debiendoles dinero y si querian volver a su tierra, tenian que pagar
todas sus deudas, de lo contrario no podian irse.