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REACCIÓN DE LOS INDÍGENAS DE CAJAMARCA FRENTE A LAINDEPENDENCIA DE TRUJILLO Y

LIMA,RESUMENL
a población criolla de la ciudad de Cajamarca, capital de lde su mismonombre, por sugerencia e
invitación del marqués de Torre Tagle, Intendente de Trujillo, juró su independencia el 8 de
enero de 1821. La nobleza indígena de la localidad altomar conocimiento– concurrió para
plantear que el gobierno del nuevo Estadocorrespondía a un descendiente de Atahualpa que
vivía en el vecindario. Y aunque se leescuchó y transmitió su pedido a Torre Tagle, nadie dio
respuesta a esta argumentación.Lo que evidencia que para la oligarquía y la aristocracia criolla
de la Intendencia deTrujillo, los sucesores de los Incas no constituían ninguna alternativa de
gobierno.
Introducción
 No voy a insistir sobre los pormenores que originaron las razones por las cuales elintendente de
Trujillo, marqués de Torre Tagle, convocara para que los subdelegados delos partidos o
provincias que componían el territorio jurisdiccional de su mando, jurasenla independencia
regional cada cual en sus respectivas áreas. Es una temática conocida por los historiadores. Mi
propósito es tratar de un suceso inédito que ilustra, contransparencia, de cómo ocurrieron dos
acontecimientos que demuestran una vez másque la liberación –desde un comienzo– fue para
los criollos y no para los indígenas.
La jura de la independencia en Cajamarca.Desengaño de los descendientes de Atahualpa
Pues bien, en los primeros días de enero de 1821 el gobernador de Cajamarca, elcoronel
chachapoyano don Antonio Rodríguez de Mendoza, hermano del rector del Convictorio de San
Carlos (Lima), recibió una circular rubricada por el intendentede Trujillo, quien le incitaba y
reconvenía a jurar y proclamar la Independencia en sucabecera provincial, cual emulación y eco
de lo ya llevado a efecto en el AyuntamientoPatriótico de Trujillo el 29 de diciembre anterior. El
referido coronel, como disciplinadomilitar y subalterno, hizo un llamamiento a los vecinos
terratenientes y obrajerosresidentes en la ciudad del Cumbe para que hiciesen lo mismo, al lado
de los miembrosdel Cabildo de Españoles, al que súbitamente le transmudaron de membrete –
como al dela capital de la Intendencia– titulándole Ayuntamiento Patriótico. Y no por error
oamnesia, sino con sobrada recapacitación no cursó ninguna invitación a don ManuelSoto
Astopilco, cacique principal de las Siete Huarangas de la provincia, ni a donManuel Anselmo
Carhuaguatay, curaca de la huaranga de Cajamarca, personajes denotoria distinción en la
población rural y aldeana; y tampoco a los dos alcaldes delCabildode Naturales, restablecido a
raíz de la abolición de la Constitución de Cádiz en1814. (La que si bien fue restituida en
setiembre de 1820, las circunstancias político-militares impidieron su aplicación en la
Intendencia de Trujillo). Lo hecho por AntonioRodríguez de Mendoza prueba la falta de interés
entre los criollos por la poblaciónindígena, sin ninguna propuesta para resolver la exclusión en
que transcurría esta partemayoritaria de la población.
 
Don Manuel Soto Astopilco residía en su antigua morada de piedra, entre cuyoscompartimentos
se contaba el aposento en el que estuvo cautivo Atahualpa, másconocido como cuatro del
rescate, con muros del más puro estilo incaico, reputadocomo una reliquia memorable, muy
concurrida por los visitantes y viajeros cultos ycientíficos. Dicho habitáculo configuraba la única
huella del «palacio» de los incas enCajamarca. Década tras década los ancestros de tan
venerable familia narraban el mitode como en el subsuelo del edificio que ocupaban existía –
desde la era delTahuantinsuyo– un huerto con árboles, arbustos, frutos, aves y otros animales
fundidosen oro purísimo, trabajados con arte y delicadeza exquisitos, e incluso –aducían– de
queallí se conservaba la anda dorada de Atahualpa. Maravillas que sólo podrían ser sacadasy
expuestas a las muchedumbres indígenas cuando llegase el renacimiento del Imperiode los
Incas que,de efectivizarse, traería consigo por segunda vez la felicidad para la población
nativa.En el pensamiento de la aristocracia autóctona de Cajamarca prevalecía la idea
delretorno de los soberanos incas. Desde luego que estos sueños utópicos, mesiánicos
yfantásticos estaban apoyados en remembranzas y tradiciones del tiempo delTahuantinsuyo, en
que realmente existieron vergeles de este modelo tanto en el Cuscocomo en Cajamarca y otros
centros administrativos imperiales. Pero en 1821 ello apenasconstituía una vigorosa quimera
que alimentaba a la utopía andina, esperando con paciencia el día de la redención, de la justicia
y del orden en el Perú, aspiraciones quelas sostenían con obsesión y certeza. Eso de meditar en
el resurgimiento del ImperioIncaico conformaba una creencia generalizada entre los runas
andinos que, como todo pueblo oprimido, pensaba en su emancipación, en el regreso al antiguo
estado de cosas perfectas. El re-cuerdo de los incas todavía seguía vivo. Y justamente
aquellamentalidad mesiá-nica puede ser la causa para que se mantuviera reforzada la
tradiciónde la ascendencia incaica de los Astopilco.Por el mismo lapso moraba en Cajamarca
otra prosapia perteneciente a la rancia noblezanorserrana: los Astoquipán, descendientes de los
Carguarayco, y éstos de los reyesChuquimancu y Cuismancu, entroncados con Túpac Inca
Yupanqui y Huayna Cápac.La parentela de los Tito Uscamayta, caciques de la pachaca de los
mitimaes Incas, ya sehabía extinguido en las postrimerías del siglo XVIII. Por cierto que
Astopilco ya no eraindígena puro, sus rasgos físicos e indicios de barba revelaban su mezcla con
sangrehispana, pero en Cajamarca nadie ponía en duda su consanguinidad con Atahualpa
por línea femenina, lo que anuncia que evocaban el pasado y especulaban sobre
lascontingencias del presente. Por consiguiente, la ceremonia cívica y solemne fueseñalada
para el 8 del citado mes de enero de 1821. Y, justo, cuando la selectaconcurrencia de la mayor
porción de la oligarquía criolla se encontraba reunida en plenoen la sala principal del novel
Ayuntamiento Patriótico, por tener noticias de lo que iba aacontecer, hicieron acto de presencia
ambos personajes étnicos –Astopilco yCarhuaguatay– acompañados de un escogido grupo de
hombres pertenecientes a lanobleza indígena del lugar. Unos y otros solicitaron su ingreso que,
al ser permitido,aprovecharon el citado par de caciques, pero principalmente Astopilco, para –
ante elgobernador provincial– dejar sentada su posición de descendiente de Atahualpa y, por
lotanto, con facultad para ocupar el gobierno del flamante Estado en tales circunstancias.Quería
hacer valer su opción como sucesor de los soberanos incas por la rama materna.Raudamente
bosquejó sus ideas sobre la devolución del poder a los herederos de ladirección imperial andina,
y no ocultó sus osadas intenciones de arribar a algunos
 
acuerdos con las autoridades criollas con el objetivo de liberar a los indígenas comunesde la
explotación llevada cabo a través de la prestación de servicios y tributos. En talsentido dejó oír
su parecer proponiendo la restauración del Estado del Tahuantinsuyo ysu derecho a la corona.
No hay noticias de que hubiese hecho alusión a posiblesvínculos con los lejanos y extenuados
incas del Cusco. En medio de un silencio que lesescarnaba la piel, la alta jefatura criolla,
flanqueada por la adusta elite terrateniente yobrajera, escuchó con aparente serenidad dichas
pretensiones, y sin permitir queAstopilco terminara su explicación, el coronel Rodríguez de
Mendoza cortó laalocución, prometiendo transmitir tales planteamientos a Torre Tagle, para que
ésteevaluara y definiera el reclamo. Frente a tan contundente y evasiva contestación,
losseñores étnicos abandonaron la sala consistorial. Y acto seguido, la independencia
fue jurada por la empingorotada concurrencia, dejando –de manera tácita– entrever suabierta
intención de que se avenían y se plegaban al movimiento libertario que podíaconcluir en un
gobierno de tipo monárquico o tal vez republicano, pero en cualquiera delos casos comandado
por criollos y no por indígenas por más señoriales y de regias prosapias que pudiesen hacer
ostentación. Y ahí quedó todo, porque el marqués deTorre Tagle no examinó ni contestó nada; ni
a los patriarcas criollos de Cajamarca – como es lógico– les importó dar respuesta al asunto. Lo
que patentiza que en el discursode los ideólogos de la intendencia de Trujillo los incas no
constituían una alternativa degobierno. Fue la primera ejemplificación, por lo menos en el Norte
del Perú, de cómo laindependencia era un movimiento eminentemente criollo, con nulos y sin los
másopacos visos de indianidad. Al percatarse que no recibían ninguna importancia, loslíderes
indígenas de la provincia quedaron desengañados, sin que el uno ni el otro – Astopilco y
Carhuaguatay– se sintiera animado a tocar públicamente de nuevo lacuestión. Comprendieron
que las «reformas liberales» no eran para ellos.Tanto Astopilco como Carhuaguatay eran
bilingües, quechua y castellano hablantes, ocomo decían en aquellas centurias, unos hábiles
ladinos y, además, bastanteacomodados económicamente. Tenían un amplio conocimiento de
sus genealogíasfamiliares, ardaban expedientes demostrativos de sus respectivos linajes. Como
expertoslectores y escribientes, consultaban a menudo las Leyes de Indias, libros de
historia,cédulas, ejecutorias y provisiones reales, a más de las resoluciones de las Cortes
deCádiz y otros pliegos a los que podían acceder. Y también captaban la emocionadaretórica
política de igualdad y libertad ciudadana que difundían los patriotas de Trujilloy sobre todo el
general José de San Martín y sus voceros en sus comunicaciones y proclamas, textos que les
gustaba reunir y coleccionar. En la situación de Carhuaguatay,a lo ya dicho hay que añadir su
carácter expansivo, expresivo y contestatario, cualidadesdemostradas desde 1811.
Precisamente por eso sus coterráneos lo habían elegido añosantes alcalde y más tarde regidor y
procurador en el Cabildo de Naturales, es decir,defensor de los derechos de los indígenas de
distintas jerarquías sociales de la ciudad y provincia de Cajamarca.
La desilusión de los yanaconas de Porcón.Imposibilidad de declararlos comuneros y ciudadanos
Pero esto no es todo. Transcurridos seis meses y siete días, el 15 de julio del propio añode 1821,
un Cabildo Abierto celebrado en Lima por decisión de su Ayuntamiento,aceptó para que lo
propuesto por el general José de San Martín se oficializara con la jura
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solemne de la Independencia del Perú. Informados velozmente los cabecillascaxamarquinos de


este suceso, en lo medular don Manuel Anselmo Carhuaguatay,regidor decano en el Cabildo de
Naturales, utilizó la coyuntura de la pactada yanunciada declaración de la Independencia en la
capital del Perú por el general SanMartín, para solucionar un problema casi tricentenario que
agobiaba a los yanaconas osiervos de la gleba ocupados en la labranza de terrenos, pastoreo de
ovejunos yconfección de tejidos en el obraje de la estancia de San Antonio Abad de Porcón, a
12kilómetros al noreste de la ciudad. Persuadió a 14 porconeros para que con el título de«el
común de indios patrióticos de la hacienda de Porcón» lo secundaran y juntosexpresaran
mediante memoriales sus ideas acerca del momento histórico y político por el que pasaba el
país. Primero expusieron acerca del desamparo en defensa en quevivían, no obstante la vigencia
de una exuberante legislación benevolente. Y agregaronde inmediato que, pese a la propaganda
que se escuchaba –a partir de enero– en loconcerniente a los beneficios de «la unión y libertad
de nuestra naturaleza», continuabansubyugados al servicio del arrendatario criollo de aquel
predio, el cual los expoliaba envarios ejercicios, unas veces pastoreando ganado menor y mayor
en las jalcas másdistantes aguantando soles inclementes, y en otras fríos intensos bajo
aguacerostorrenciales, o ya en labores en chacras propicias para el cultivo de semillas de
altura.Pero lo que más les angustiaba es la obligación de asistir día tras día y desde elamanecer
al anochecer, a los tornos y urdideras del taller textil para confeccionar ropa yotros
implementos o herramientas del obraje, como resultado de una imposicióninveterada que en la
zona norserrana recibía el nombre de «costumbre de este país»,que implicaba privación de
salarios y muchos latigazos a los que incumplían.Todos permanecían sometidos a esa aflicción
silenciosa «solamente por haber nacidoindios, ejecutando a cuanto somos obligados por los
operarios que la gobiernan», esdecir, del mayordomo criollo y del mayoral y alcalde del predio,
cargo este últimoejercido por el mitma cañari llamado Mateo Chilón, los tres nombrados
directamente por el arrendatario.El mayordomo era el jefe principal del latifundio, a cuyo cargo
giraba la distribución delos gastos, conducción y gobierno de ella, y a quien estaban sujetos y
subordinados losotros dos administradores y los demás criados. El mayoral configuraba el jefe
principalde los pastores, el cuidador responsable de las cabañas o chozas y de las majadas
ocorrales para el resguardo del ganado menor y mayor, por lo que se le reputaba el sujetomás
autorizado de una institución organizada. El alcalde se desempeñaba como un juezde paz entre
los yanaconas de la hacienda, guiaba, conducía y arbitraba a los habitantesque vivían dentro de
los linderos de la posesión. Tenía facultad únicamente parasolucionar los hurtos y demás faltas
de mínima cuantía, sin ninguna competencia en losdelitos criminales.El uno y los otros les
inferían castigos crueles con azotes y encarcelamiento en elcalabozo de la hacienda, atados
con grillos y metidos en cepos, como si hubiesen sidotemibles delincuentes. En tales
condiciones –profieren– sólo les quedaba la resignacióny alguna esperanza en Dios y que la
novedosa autoridad del patriota gobernador políticoy militar de Cajamarca
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Qué es el fascismo
El fascismo constituye una de las corrientes ideológicas más influyentes en el panorama
político mundial del siglo XX.
Es una ideología política fundamentada en el corporativismo, exaltando la idea de nación por
sobre la del individuo, teniendo un gobierno central en busca de la idea de una sociedad
perfecta.
Nace en Europa, específicamente en Italia representado por Benito Mussolini.

 Por qué nace el fascismo


Se origina por el pesimismo y la crítica cultural de algunos intelectuales a fines del siglo
XIX, quienes encuentran que el socialismo y la democracia solo originan revueltas y
levantamientos populares. Estos intelectuales reclaman por la restitución de los
antiguos valores y el regreso a una sociedad organizada jerárquicamente.
A continuación analizaremos el fascismo en Italia y Alemania.
 En qué años y donde se originan estas ideologías
Temporalmente la configuración definitiva se produce desde la década del 20 en
adelante.
En Italia se configura el fascismo representado en la persona de Benito Mussolini.
En Alemania es representado en la persona de Adolfo Hitler.
En Portugal un gobierno de este corte se desarrolla bajo el liderazgo de OlivieiraSalazar.
 Mussolini y el fascismo italiano
 Por qué nace el fascismo italiano
Producto del creciente malestar de la población debido a:
A) las altas tasas de desempleo en Italia producto de la devaluación de la moneda.
B) después de la guerra las potencias aliadas no cumplieron con la promesa de
conseguir para Italia territorios que le permitieran controlar el mediterráneo y mejorar
su posición en Europa.
El temor de las clases acomodadas frente al sostenido auge del socialismo.
 Hitler y la Alemania nazi
 Antecedentes
Como sabemos Alemania debió enfrentar una profunda crisis económica tras el fin de la
Primera Guerra Mundial.
Las humillantes condiciones impuestas por las potencias vencedoras mediante el
Tratado de Versalles obstaculizaron los esfuerzos de reconstrucción del país y
alimentaron el malestar de una población profundamente desgastada por las
consecuencias del conflicto
 En este clima comenzaron a tomar fuerza las posturas políticas extremas, ante la
profunda crisis económica y excitando el resentimiento alemán por la derrota de la
guerra, aparece en el escenario político la figura de Adolfo Hitler, jefe del Partido
Nacional Socialista de los Obreros Alemanes, conocido como partido Nazi.
 En 1933 Hitler ponía fin a la República de Weimar, y se convertía formalmente en
dictador, monopolizando absolutamente la soberanía del pueblo a favor de la
reconstrucción del Tercer Reich, el tercer imperio germano.
Hitler adoptó el título de Führer (guía), y su palabra se convirtió en ley suprema para
todos los alemanes.

o Los partidos políticos fueron eliminados a excepción del Nacionalsocialista.Se
impulsó la eliminación de todos los enemigos del régimen.Los judíos
experimentaron un acoso insostenible siendo objetos de golpizas, humillaciones
y segregación.

 Extensión territorial de los regímenes fa

DEMOCRATIZACIÓN

I. Concepto

La democratización es un proceso que tiene lugar cuando se instaura en una


determinada sociedad la democracia como sistema de gobierno –tanto si esto sucede
por primera vez en la historia de un país, como si luego de un impasse de derogación
de las libertades individuales y políticas se retorna al funcionamiento de las
instituciones que caracterizan a la democracia– , o se difunden e intensifican
prácticas democráticas en la toma de decisiones, aun en unidades menores de la
sociedad global, como pueden ser los ámbitos laborales, familiares, educación, entre
otros.

Esta breve nota se referirá a la democratización en el marco global de la sociedad


política. Resulta claro que el problema de perfeccionar una democracia política es
diferente al problema de implantarla.

Esta distinción entre la democratización de la sociedad global y la de las instituciones


intermedias sólo puede ser separada analíticamente, ya que la experiencia histórica
muestra que en una sociedad con una democracia fuertemente implantada en el
marco del sistema político global, se transmiten a instancias intermedias también
prácticas democráticas.

La democratización supone que el sistema político incorpore a la política a todos los


grupos que se encuentren excluidos, es decir deberá enfrentar los déficit de
participación, logrando en forma paulatina la ampliación de la participación.

Por ello a menudo se ha definido la democracia como el gobierno del pueblo, haciendo
hincapié en las fuentes del poder. Pero el órgano de gobierno, en el caso de aceptar
tal definición, es difícilmente imaginable en sociedades complejas. El “pueblo” podría
ser el órgano de gobierno sólo en una comunidad pequeña, donde la asamblea del
pueblo pudiera reunirse y sus miembros interactuar al tomar decisiones.

Este sentido normativo le daría al concepto de democratización el sentido de la


necesidad de atomizar las unidades territoriales de expresión política para que la
democracia tenga una expresión en la realidad1.

Sin embargo, parece evidente la imposibilidad de ejecutar semejante ideal dado el


alto grado de participación que involucra la presencia física de cada ciudadano en las
distintas instancias legislativas, judiciales y ejecutivas de la democracia directa2.

En cambio la democratización entendida como la implementación, ampliación y/o


profundización de la democracia, debería ser comprendida como la necesidad de una
mayor comprensión de la naturaleza de las instituciones democráticas, su
funcionamiento y los motivos por los que progresan o fracasan. Como se ha dicho,
democracia tiene un sentido útil, sólo si se la define en términos institucionales 3, pero
también supone negociaciones, compromisos y acuerdos y el convencimiento de la
necesidad de resolución pacífica de diferencias.

La institución clave en una democracia es la elección de representantes y


autoridades por medio de elecciones competitivas. Desde esa perspectiva la
democratización adquiere el significado no solamente de ampliación del segmento de
la sociedad que toma parte en las elecciones, sino que las instituciones básicas
involucradas: partidos políticos, congresos, Poder Ejecutivo y Judicial, funcionen de
acuerdo al Estado de Derecho.

Asimismo la dinámica de la competencia entre partidos presupone libertad de


expresión, de prensa, de reunión, además que la participación no sea inducida sino
autónoma y que abarque toda la sociedad; mayorías y minorías

La práctica de estas libertades lleva a que se demanden y se establezcan dentro del


proceso de democratización, otras libertades tales como la libertad de culto y
derechos civiles, ante el uso arbitrario del poder gubernamental.

La democratización, así entendida, da lugar a gobiernos que no solamente han sido


elegidos, que reflejan las opiniones del electorado, sino que además son responsables
–mediante la regla de las reacciones anticipadas ante sus electorados– y gozan del
consentimiento4. Este consentimiento se relaciona con la aceptación y con el derecho
de compartir valores fundamentales de la sociedad, como la libertad y la igualdad
ante la ley, como así también reglas de juego o procedimientos y políticas
gubernamentales específicas. Esto conduce a que gran parte de la sociedad comparta
valores y fines valorativos. Cuando así ocurre, contamos con lo que Almond considera
una cultura política homogénea5. Si bien la dimensión de la cultura política es distinta
al análisis institucional, la democratización requiere un determinado grado de
consenso respecto a los valores fundamentales que sostienen a la democracia. Si
bien este consenso no constituye una condición necesaria para el funcionamiento de
la democracia, la experiencia comparada demuestra que en los procesos de
democratización, la creación de un consenso axiológico básico, aunque no es un
prerequisito de la democracia, es una condición coadyuvante para que la misma goce
de legitimidad.

Muchas veces se ha confundido la democratización con la liberalización. Sin embargo


la democratización es habitualmente un desarrollo complejo que implica avanzar
desde el final del régimen no democrático hacia la puesta en marcha de las
instituciones de la democracia. Liberalizar es un proceso que en muchos casos se
produce en la última fase del gobierno autoritario, consiste en la apertura de algunas
instancias del debate público, mayor presencia de diversos actores sociales ocultos
hasta entonces detrás de la censura, y dar algunos pasos que permitan una mayor
expresión de la sociedad civil, pero sin someter a los que toman las decisiones
fundamentales a la prueba de las elecciones.

II. Democratización en Latinoamérica

Los consensos para comenzar los procesos de democratización que han tenido lugar
en Latinoamérica sobre todo a partir de la década del 80 han asumido distintas
formas. En Brasil, Perú, Ecuador y Bolivia se basaron en tentativas y acuerdos
fundamentalmente sobre aspectos electorales entre la oposición y un representante
autorizado de la coalición que intentaba liderar la transición desde el régimen
autoritario. En casi todos los casos los principales participantes fueron los líderes del
gobierno y los partidos de la oposición, pero también hubo acuerdos implícitos o
explícitos con los líderes de las fuerzas principales, sociales e institucionales,
incluyendo la Iglesia, el empresariado y los sindicatos, variando esta constelación de
acuerdo al peso diferencial que en distintas sociedades han tenido estos actores
sociales. Por ejemplo en Perú y la Argentina los militares combatieron y proscribieron
a los apristas y a los peronistas respectivamente; sin embargo, como la
democratización requiere la concertación con adversarios irreconciliables del pasado,
las Fuerzas Armadas debieron aceptar la participación en la política de sus antiguos
oponentes.

Otra característica de los procesos de democratización de la tercera ola, como los


denomina Huntington, fue el bajo nivel de violencia que implicaron «A medio camino
como estaban entre la negociación y las elecciones la mayoría de las
democratizaciones (...) fueron relativamente pacíficas» 6 Guatemala, El Salvador, Perú
y Nicaragua fueron las excepciones en América Latina.

Probablemente las experiencias de violencia política del pasado y la decisión de los


líderes políticos de imponer un Estado de Derecho sean las explicaciones más
plausibles del escaso grado de violencia.

Por último cabría preguntarse si este proceso de democratización que ha cundido en


Latinoamérica significa la consolidación de la democracia en la región. Tanto la
democratización como la consolidación de la democracia son procesos. La historia
muestra que los procesos políticos no necesariamente tienen una trayectoria lineal,
sino que muchos son los ejemplos de retrocesos en la materia. Sólo es posible
agregar que son condiciones necesarias la extensión y la permanencia de las
instituciones democráticas, las que requieren creencias arraigadas y acciones de las
élites políticas encaminadas en esa dirección.

quinto La presión norteamericana para que el gobierno peruano erradique loscultivos de coca y
ataque al narcotráfico atenta contra la estrategia militar de hacerse de la vista gorda ante estas
actividades con la intención de concentrarsus acciones en la lucha contra lasubversión,
buscando dividir la alianza entre cocaleros e insurrectos. De lo contrario se correría el riesgo de
afirmar dicha alianza y, eventualmente, enfrentar un movimiento de "liberación
nacional"liderado por SL, tal como está diseñado en los planes de Guzmán.
El gobierno norteamericano desconoció la situación particular del Perú y acusó a los militares
de estar comprometidos en el comercio de la coca - y también en la violación de los derechos
humanos -, haciendo filtrar noticias sobre una eventual intervención armada vista la incapacidad

del Perú para controlar su territorio

Militares,Subversion y Narcotrafico

Desde el inicio del régimen constitucional los agentes de la subversión fueron actores básicos
del escenario político porque mediante sus prédicas y sus acciones contribuían a socavarlo y
porque constituyeron un nuevo motivo de división de la dirigencia política respecto a las causas
y los medios para enfrentar la insurrección.
Belaunde no le concedió importancia a la subversión ni tampoco al narcotráfico debido a que se
concentraban en alejadas zonas rurales tradicionalmente desatendidas por el Estado.
proclamas nacionalistas y las políticas asistencialistas serían suficientes para que estos
problemas desaparecieran. Pero la creciente expansión de los grupos insurrectos y el desarrollo
de las acciones terroristas en las principales ciudades motivó que la opinión pública y el
gobierno reconocieran tardíamente la gravedad del problema subversivo. Los 25,000 muertos y
el medio millón de desplazados, la destrucción de instalaciones por 22,000 millones de dólares
-monto equivalente al de la deuda externa- la inseguridad pública y la repercusión internacional
de estos hechos contribuyeron a que la subversión adquiriera una especial relevancia política y
económica.
Sin embargo, esta situación no ha sido suficiente para forjar el consenso necesario para atacar
las diferentes aristas del problema, dejando ver elprofundo grado de fragmentación y
distanciamiento entre los actores políticos. Mientras unos explicaban la subversión por la
histórica "violencia estructural" sufrida por las capas populares y proponían la alteración de las
injustas condiciones económico-sociales para detenerla, otros la achacaban al desarrollo de los
postulados marxistas durante el "Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada" (1968-80) y a la
conspiración del comunismo internacional, planteando

que la insurrección debía ser reprimida militarmente

Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) reflejan vivamente
en su reclutamiento, ideología y asentamiento la clásica fragmentación social, cultural y
política del país. Ambos grupos searraigan en diferentes sectores de la juventud popular;
mientras los cuadros dirigentes de SL provienen de los capas "mestizas" desarraigadas de las
áreas serranas, donde se concentra la extrema pobreza del campesinado indígena, los
integrantes del MRTA tienen su origen en las zonascosteñas, semiurbanas y "criollas". Esta
contrastada composición social y cultural va de la mano consus diferentes identidades
políticas: mientras el primero se afilia a fórmulas yprácticas maoístas, el segundo se asocia con
planteamientos castristas.
Estos factores han derivado en una sangrienta lucha entre SL y el MRTA por la "hegemonía"
revolucionaria y el control de los recursos provenientes del tráfico de la coca, con la
consiguiente complejización de la lucha contra la subversión
La declarada hostilidad de SL y el MRTA al Estado, manifiesta en las amenazas, extorsiones y
asesinatos de militares, autoridades y funcionarios, se extiende a las organizaciones populares
que compitan con ellos. Las diferentes acciones destinadas a dividirlas y eliminarlas se
acompañan de intimidaciones y "liquidaciones" a eclesiásticos y miembros de organizaciones
no-gubernamentales, a dirigentes de Izquierda Unida y del APRA, de las organizaciones
campesinas, sindicales y de las organizaciones urbanas, ensañándose particularmente con las
que congregan a mujeres.
Si al inicio de sus acciones las izquierdas, las organizaciones populares allegadas a ellas y las
que defienden los derechos humanos explicaron, si no justificaron, la subversión como
consecuencia de la histórica explotación social, los crímenes cometidos por SL y el MRTA
produjeron su rechazo; pero no por ello dejaron de acusar a las Fuerzas Armadas por la violación
de los derechos humanos. En estas condiciones, los gobiernos, los militares y los subversivos
consideraron a las izquierdas y sus simpatizantes como enemigos, hostigándolos y
contribuyendo a su desgaste organizativo.

Pero en la selva alta, donde la producción de coca se ha expandidoconsiderablemente durante


la última década, los grupos subversivos hanestablecido alianzas con el campesinado y el
narcotráfico, a los que protegen de la policía y de las Fuerzas Armadas. Además, las amenazas y
la corrupción de los organismos represivos y del sistema judicial han reforzado el control deSL y
del MRTA en vastas áreas geográficas

La presión norteamericana para que el gobierno peruano erradique loscultivos de coca y ataque
al narcotráfico atenta contra la estrategia militar de hacerse de la vista gorda ante estas
actividades con la intención de concentrarsus acciones en la lucha contra lasubversión,
buscando dividir la alianza entre cocaleros e insurrectos. De lo contrario se correría el riesgo de
afirmar dicha alianza y, eventualmente, enfrentar un movimiento de "liberación
nacional"liderado por SL, tal como está diseñado en los planes de Guzmán.
El gobierno norteamericano desconoció la situación particular del Perú y acusó a los militares
de estar comprometidos en el comercio de la coca - y también en la violación de los derechos
humanos -, haciendo filtrar noticias sobre una eventual intervención armada vista la incapacidad
del Perú para controlar su territorio.

Publicado por marck anthony en 10:29 No hay comentarios:

Liberalismo y autoritarismo"fujimorismo"

La decisión de "reinsertar" al Perú en la economía internacional ha tenido dramáticos efectos


recesivos, en una situación de profunda postración económica de la que hasta hoy el país no
logra recuperarse. Sin embargo, el "shock" mereció el eufórico aplauso de los empresarios, de
los tecnócratas y de los medios de comunicación, despejándose los temores de que el
Presidente fuera una comparsa de García.
Pero, de otro lado, Fujimori supo acallar la irritación de la población burlada alegando que no
había alternativa realista al estado de catástrofe nacional del que eran responsables los
gobiernos anteriores por su manifiesta ineficiencia y corrupción, y el sistema institucional
dominado por la "partidocracia"; así, Fujimori se apropió de las tesis de Vargas Llosa por partida
doble.
Tal como el general Ve1asco durante su gobierno (1968-75) asumió como suyas las tesis de
Michels, también Fujimori acusóa los partidos de estar dominados por oligarquías
irresponsables que habían disipado las posibilidades del país durante los últimos 30 años,
coincidiendo con las críticas a estas organizaciones que se hacían en otros países. Estas
argumentaciones fueron convalidadas por las disensiones partidarias y las acusaciones
parlamentarias contra el ex-Presidente García, algunos de sus ministros y amigos por
apropiación ilícita de recursos públicos y privados.
Las enérgicas expresiones de Fujimori y su decisión de eliminar dichos vicios concitó el aplauso
público, como reiteradamente se vería en losresultados de las encuestas de opinión pública, que
pasaron a constituir laexpresión válida de los intereses y aspiraciones sociales, en vista de la
desarticulación y desprestigio de las organizaciones de la sociedad.
Estos testimonios contribuyeron a que el "shock" fuera acatado por lapoblación como un
sacrificio necesario, aunque provisional, que enrumbaría http.//www.iep.org.pe
24
Julio Cotler
definitivamente al país por el camino del orden y la prosperidad, gracias a la indispensable
colaboración externa. En estas circunstancias, los acendrados proyectos nacionalistas se
desvanecieron después que durante seis décadas habían sido los puntales de las movilizaciones
políticas; mientras, los valores de eficacia y honestidad pasaron a ser los dominantes,
identificados personalmente con Fujimori, permitiéndole arrogarse la representación personal
de las frustraciones y esperanzas del "pueblo" desorganizado.
De este modo, la tan mentada "crisis de la clase política" y "el divorcio entre sociedad y
Estado", a los que intelectuales y periodistas hacían constante alusión, se arraigó en la
conciencia pública e incluso entre los desconcertados políticos "tradicionales" planteándose,
finalmente, el problema de la estructura y funcionamiento antidemocráticos de los partidos y la
necesidad de recuperar su perdida conexión con la sociedad.
Pero si el Legislativo le otorgó a Fujimori amplios poderes de emergencia para avanzar en la
reestructuración liberal, también asumió una desconocida conducta fiscalizadora que el
Ejecutivo resistió considerándola una intromisión a sus atribuciones. Mientras tanto García, que
había sido un secreto cómplice en el triunfo de Fujimori, ahora buscaba orquestar la oposición,
con la clara intención de recuperar su perdida popularidad y, eventualmente, retomar el poder
en 1995.
El temor a esta posibilidad sustentó el apoyo a la reiterada oposición de Fujimori a las
propuestas de coordinación que diversos parlamentarios le alcanzaron, produciéndose
constantes fricciones entre ambos poderes que Fujimori no cesaría de azuzar, estableciendo un
curso de colisión con la seguridad de que el desprestigio del Parlamento y de los partidos lo
favorecerían.
Entre noviembre de 1991 y marzo de 1992 las tensiones entre ambos poderes se extremaron. La
oposición parlamentaria a otorgar facultades irrestrictas a las Fuerzas Armadas para combatir
la subversión se conjugó con el rechazo del Ejecutivo a las propuestas parlamentarias relativas
al gasto social. Entonces, las repetidas proclamas autoritarias de Fujimori fueron interpretadas
por algunos observadores como claras advertencias sobre sus intenciones golpistas.
http.//www.iep.org.pe
Descomposición política y autoritarismo en el Perú
25
La insólita acusación de corrupción formulada por la esposa del Presidente contra los familiares
de éste, que cuentan con una influencia política decisiva, determinó el desenlace. La formación
de una comisión de investigación parlamentaria que pondría en peligro su creciente autonomía,
decidió que Fujimori llevara a cabo el plan que, al decir de distintos observadores, habría sido
preparado y desarrollado por el servicio de inteligencia militar.
El 5 de abril de 1992 Fujimori "suspendió" la Constitución y formó un "gobierno de emergencia y
reconstrucción nacional" con la colaboración de la Fuerza Armada, aduciendo que el Parlamento
y, en general, la insti-tucionalidad le impedía reestructurar el país para refundar la república,
reemplazando la democracia "formal" por otra "real"16. Acto seguido, la emprendió contra
periodistas, sindicalistas y políticos, obligando al ex-Presidente García a asilarse en Colombia.
El respaldo masivo de la población a esta decisión y la participación de la fuerza armada
incapacitó a los maltrechos partidos y sindicatos para desplegar una acción efectiva,
facilitándole al gobierno la tarea de depurar la administración pública y colocar a un personal
incondicional en los tribunales y los comandos militares, supuestamente para moralizarlos y
darles una mayor eficacia operativa. Asimismo, esta acción también le permitió decretar una
racha de reformas liberales acordadas con los organismos internacionales que,
paradójicamente, los denostados partidos avalaron.
La necesidad de legitimar su decisión lo llevó a convocar a un frustrado "Diálogo Nacional", en
donde se expondrían las aspiraciones sociales que serían incorporadas en una nueva
constitución redactada por un grupo de notables y que el "pueblo"ratificaría en un plebiscito.
Mediante este socorrido procedimiento autoritario Fujimori pretendió establecer una "nueva
democracia", en donde sin intermediación política, el "pueblo" expresaría sus preferencias,
incentivando a incautos intelectuales y políticos a proponer formas de "democracia directa", sin
medir sus consecuencias políticas.

Publicado por marck anthony en 10:18 No hay comentarios:

El desenlace autoritario del país ha llevado a debatir, y no sólo en el Perú, sobre la necesidad o
inevitabilidad de la interrupción constitucional como condición para instaurar la autoridad
estatal y asegurar la necesaria continuidad de las reformas económicas de manera de confirmar
la estabilidad política y económica.
A este respecto, existen posiciones encontradas; unos consideran que la solución autoritaria es
la única factible para avanzar en el proceso de "modernización" y el desarrollo del país,
poniendo como ejemplo a Pinochet; mientras otros desestiman esta supuesta fatalidad, en tanto
consideran que se podría haber logrado ese objetivo en el marco institucional, si no hubiera sido
porque las condiciones del país permitieron que Fujimori realizara sus ambiciones personales y
las Fuerzas Armadas pudieran actuar fuera de la luz pública.
Pero el estilo neopatrimonial de Fujimori es el talón de Aquiles del gobierno. Su extremo
voluntarismo y rechazo a las mediaciones institucionales impiden atender los intereses y
demandas sociales que pueden desembocar en situaciones conflictivas. En este sentido,
sectores empresariales y algunos grupos populares han reaccionado contra el programa
económico, puesto que no tiene visos de corregir la continua recesión ni el rebrote inflacionario,
orillándose situaciones de ruptura del consenso logrado por Fujimori.
De proseguir esas dificultades y a instancias de las presiones de algunos de los
"independientes" con aspiraciones a reemplazarlo, no sería de extrañar que Fujimori buscara
repetir un audaz "salto hacia adelante", que podría ser al vacío.

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