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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA ARGENTINA

FACULTAD DE TEOLOGÍA

Historia de la Iglesia Medieval IIb: España

Carrera: Bachillerato + Profesorado en Teología

Sobre el artículo “Acerca de lo cotidiano en el


arte medieval gallego”

Para presentar ante: Pbro. Dr. Fernando Gil

Alumno: Álvarez Agustín

Matricula: Nº 5470

Buenos Aires, 18 de noviembre de 2014


Introducción
El artículo1 pretende hacer una “reconstrucción” de los aspectos de la vida
cotidiana medieval en Galicia, a partir del testimonio que nos legaron los artistas de esa
época. La idea es hacer un recorrido y ver qué datos nos revelan las diferentes obras de
arte expresadas en distintas situaciones y distintos lugares –generalmente en templos
cristianos-.

La autora decide poner atención a cuatro apartados en los que se ve reflejado lo


más cotidiano, aspectos de la vida diaria de esa época. Los cuatro apartados son: vivir y
trabajar; retratos para la posteridad; cautelas y desviaciones; dogmas y ritos de la fe
cristiana.

Vivir y trabajar

Comienzan a aparecer en representaciones artísticas diferentes tipos de signos


que remiten al trabajo y a la vida cotidiana. Junto con una valoración cada vez más
positiva sobre la idea de esfuerzo y sobre la necesidad del trabajo –incluso se ve al
trabajo como parte de la obra de Dios-, se da la inclusión de esta idea en las obras de
arte.

Esta consideración positiva del trabajo se muestra en primer lugar en el trabajo


de los agricultores que aparece en la iconografía de los meses en la iglesia Santa María
do Azougue. Ya en el gótico se puede ver representaciones de herramientas de las
diferentes profesiones, que hacían mención a distintas cofradías. En la iglesia de San
Francisco de Betanzos aparecen símbolos del oficio de cantero, y también de otros que
participaron en la construcción y financiación del templo –gremios de mareantes y
sastres-.

Dentro de este apartado la autora incluye el tema del ocio, que aparece presente
en estas representaciones. La primera figura que se destaca es la del Juglar, como
aquellos que causaban alegría. Hay que considerar también que el ocio como pérdida de
tiempo estaba mal visto, no se debía perder el tiempo, ya que la correcta valoración del
tiempo y del trabajo estaban orientados hacia el bien común. Con todo esto, sigue

1
M° Dolores Barral Rivadilla, Aspectos de lo cotidiano en el arte medieval gallego [En linea], SEMATA,
2009, vol. 21, 265-286 https://dspace.usc.es/bitstream/10347/4517/1/pg_265-286_semata21.pdf [consulta:
noviembre 2014]
habiendo lugar para el ocio dónde aparece resaltada la práctica de la caza, que incluso
aparece como “conveniente”.

Retratos para la posteridad

Durante esta época nos encontramos con un profundo deseo de prorrogar el


recuerdo de cara a la posteridad. En el momento de la muerte es imprescindible la
intercesión y el recuerdo de los vivos para poder acceder al Más Allá. Con esto aparece
un temor profundo a la damnatio memoriae. Para no perder la memoria sobre el difunto
se comienzan a construir los “monumentum”, cada una de estas esculturas son un
símbolo sepulcral que describen características de la persona y a qué estamento
perteneció en vida.

Gracias a un cambio social importante, a finales del siglo XIV distintos grupos
sociales emergentes intentarán demostrar su creciente poder también en esta práctica,
que hasta el siglo anterior había estado reservado a la realeza y al alto clero.

En distintas iglesias de Galicia nos podemos encontrar con estos monumentum y


descubrir en las características de las esculturas los diferentes estamentos a los que
pertenecieron –caballeros, eclesiásticos, burgueses, damas-, como también la
identificación de pertenencia a distintos gremios de oficios.

Cautelas y desviaciones

Otra característica del arte de esta época es la de contar ciertos acontecimientos


de manera tal que el artista se pueda “cubrir” o resguardarse de no exponerse demasiado
al contar ciertos acontecimientos complicados de la realidad político-social de Galicia
en el siglo XV. En esa época Galicia padeció de muchos abusos de parte de la nobleza
que terminaron en una revuelta conocida como la guerra irmandiña (fue prácticamente
una guerra civil).

Los frescos medievales de la catedral de Mondoñedo permiten distinguir en este


ambiente complicado las desviaciones de los nobiliarios y también la cautela con la que
se denuncian los hechos. El caso ejemplar que toma la autora del artículo es una escena
de la Matanza de los Inocentes en el que se reconoce las vestimentas propias de la época
a la que quieren hacer referencia, así como también la violencia, las reacciones de las
víctimas, elementos propios de la época –por ejemplo las espadas-, y también las
diferentes razas que había en esa época en Galicia. En la pintura se puede ver cómo los
soldados de Herodes actúan más violentamente con los personajes con rasgos judíos o
moriscos.

Dogma y ritos de la fe cristiana

El último punto del artículo recoge aspectos de la vida cristiana de la época,


remarcando tres temas: la presencia del maligno; religiosidad gótica o la humanización
de las creencias; el más allá. A través de las manifestaciones artísticas podemos
apreciar la conciencia que tenían los medievales gallegos respecto a estos temas.

La representación del maligno significaba el reconocimiento de la presencia real


del mal y la creencia de que a través de la representación este podía ser controlado. Fue
variando la manera de caracterizarlo: como una figura humana distorsionada, como una
bestia, con ciertas características raciales, etc.

Por otro lado, la autora reconoce en el gótico la “popularización de la religión”,


sobre todo por la presencia de las órdenes mendicantes. El arte mendicante acompañaba
la predicación y se resalta más que nada en los cruceiros (crucifijos), que también
remarcan distintas espiritualidades cristológicas dependiendo de la época (en el
románico se presentaba un Cristo triunfante, mientas que en el gótico, con la influencia
mendicante, se meditaba más sobre la pasión).

Respecto al Más Allá, el sentimiento es el mismo del que se habló en el punto


sobre los retratos de la posteridad. Por un lado, el sentimiento de caducidad de la vida
ante la aparición de la muerte. Por otro lado, la necesidad de la intercesión de los vivos
–y de los santos- para poder acceder al Más Allá.

Conclusión

Durante las páginas del artículo podemos observar de qué manera resalta la
cotidianeidad del hombre medieval a través de sus expresiones artísticas. Creo que sin
proponérselo, y siendo fiel a los testimonios, la autora nos muestra en su recorrido como
la cotidianidad del hombre medieval gallego está impregnada de religiosidad cristiana.

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