Los factores de riesgo para la ocurrencia de abuso sexual en niñas o niños dicen relación con que:
Pobre desarrollo en destrezas relacionadas con la seguridad personal,
Sufran maltrato ya sea físico o psicológico, Tengan una vida familiar temprana caótica y disfuncional, Sufran negligencia en el cuidado, escasa supervisión de las figuras parentales, Modelos parentales próximos poco desarrollados, presenten problemas emocionales, con necesidades de afecto y atención. Con pobre información acerca de la sexualidad normal del niño y del adulto, Presenten discapacidad física o mental en una o ambas figuras parentales o que sean alcohólicos.
Niveles de Prevención del Abuso
Sexual en Niños, Adolecentes y Jóvenes Cualquier programa de prevención que se implemente debe considerar tres niveles: los niños , adolescentes y jóvenes; la familia y la comunidad.
- En niños, niñas, adolescentes y jóvenes
Estas acciones de prevención deben estar centradas en el fortalecimiento
de los factores que pueden protegerlos y ayudarlos a construir positivamente a pesar de las situaciones adversas que puedan ocurrirles. Es lo que se llama resiliencia. De acuerdo a varios autores cinco serían los ámbitos en que se debería trabajar.
Fomentar en ellos la autoestima y concepción positiva de sí mismo.
Este es un elemento fundamental, ya que es la base del auto-respeto y la posibilidad de pone límites. Desarrollar en ellos la capacidad para averiguar el sentido de la vida, en estrecha relación con la vida espiritual y la fe religiosa que practiquen o crean. Crear redes de apoyo social y la aceptación incondicional del niño o niña, adolescente o joven en cuanto a persona. Desarrollar en ellos aptitudes y el sentimiento de tener algún control sobre la propia vida. Esto les permite tener la certeza de saber como actuar frente a situaciones complejas y entender que, son parte de la vida. Crear climas en que pueda desarrollarse el sentido del humor, la capacidad de poder reír a pesar de la adversidad. En este sentido los establecimientos educacionales y los centros de atención de la infancia, adolescentes y jóvenes deberían ser capaces de realizar talleres para desarrollar estas capacidades.
- En las familias
Las acciones de prevención deberían estar centradas en la pesquisa de
familias en riesgo para fomentar en ellas:
Conocimiento y utilización de los beneficios sociales a los que puedan
acceder. La reciprocidad en las interacciones con los niños y adolescentes. Las experiencias intrafamiliares favorecedoras de autoestima positiva. Las relaciones afectivas de buena calidad, donde puedan demostrarse y expresarse sentimientos. El desarrollo de una mayor plasticidad, es decir, que sean capaces de adaptarse a situaciones nuevas. Enseñanza y aprendizaje de destrezas sociales que les permitan actuar con otras personas de su entorno. Participación en organizaciones sociales, lo que les permite relacionarse con otros frente a intereses comunes y no marginarse del entorno social.
- En la Comunidad
Inserción de programas de educación sexual integral desde el nivel
de educación de párvulos. Promover programas comunitarios de apoyo psico-social a familias de alto riesgo para prevenir la negligencia, el maltrato y el abandono infantil. Promover programas de prevención del embarazo no deseado en general, y el embarazo adolescente en particular. Desarrollo de acciones recreativas y culturales para niños y niñas, adolescentes y jóvenes de alto riesgo, con cierta regularidad. Implementación de espacios colectivos para el desarrollo de habilidades de crianza y estimulación en los padres y madres en riesgo. Habilitación de agentes comunitarios que puedan hacer seguimiento a las familias de alto riesgo. Capacitar a educadores en nociones básicas, tendientes a la prevención del abuso sexual en escolares, incorporando la perspectiva de género y respeto entre los sexos y los derechos del niño y adolescente. Mejorar el nivel educacional de los futuros padres en especial de la madre adolescente. Mejorar la comunicación y educación hacia la comunidad acerca de los factores de riesgo que puedan favorecer el abuso sexual (presencia de figuras parentales sustitutas inadecuadas, alcoholismo de las figuras parentales). Incorporar programas de prevención del abuso sexual en la comunidad.