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Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales

Materia: Abordaje interdisciplinario del sujeto en la sociedad actual


Titular: Dr. Pablo G. Navarro

Ficha 4: ¿Qué es la Psicología?


Lic. Favio Miguel Pereyra

Podría resultar paradójico, pero ante todo es necesario aclarar que no


existe una respuesta unívoca y universalmente aceptada a la pregunta planteada
en el título.

A lo largo de su historia como disciplina “científica”, hubo una gran


variedad de “paradigmas” (que provisoriamente, y hasta tanto profundicemos un
poco más en el tema, podríamos decir que son “realizaciones científicas”,
entendidas como modelos de problemas y de soluciones a esos problemas que
una comunidad científica en una determinada época considera como válidos).

Cada uno de esos “paradigmas”, tenía una definición de “psicología” muy


distinto.

Al recortar objetos de estudio diversos, también reconocían métodos


diferentes para el estudio y abordaje de estos.

Para que lo que dijimos se entienda mejor, vamos a hacer un poco de


historia.

Comenzaremos hablando de algo que se suele llamar “la pre-historia de


la psicología”. Una etapa en la cual dicha disciplina era una parte de los estudios
filosóficos. El problema de lo mental, de cómo el sujeto conoce, las ideas de lo
que hoy llamaríamos “la subjetividad”, etc., pueden rastrearse en filósofos
clásicos como Platón y Aristóteles; también en el pensamiento filosófico
medieval (el pensamiento Agustiniano o de la Escolástica); y más cercano a
nosotros, en autores de la modernidad, tanto en racionalistas (como Descartes)
o empiristas (como Locke o Hume). Nótese cierta dualidad en las posturas en
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las épocas mencionadas, que aparecen como los diferentes paradigmas que los
filósofos mencionados levantan como emblemas, y que resultan en
conceptualizaciones y postulados antagónicos.

Pues bien, si mencionamos una prehistoria, eso nos remite


necesariamente a un acontecimiento que funcione como un hito o un mojón para
el nacimiento de la psicología como disciplina independiente del discurrir
filosófico.

Hay un consenso bastante generalizado en establecer como hito la


inauguración del laboratorio de psicología experimental de W. Wundt en 1879,
en la ciudad de Leipzig (Alemania). Este laboratorio surgió en un contexto
determinado (seguramente, no por “casualidad”): el mismo era el auge de las
ciencias naturales y físicas. Lo que este laboratorio puso en práctica, fue la
aplicación de la observación y el registro de datos según el modelo de las
mencionadas ciencias en ese momento histórico. Es por ello que se suele
denominar a ese paradigma psicología experimental, y sus autores creían que
los fenómenos mentales eran susceptibles de medición y tratamiento con el
método del “experimento”, es decir, recortando variables (como la percepción, la
atención, la memoria, etc.), y haciéndolas jugar en un entorno lo más “aislado”
posible, midiendo la dependencia de una variable con respecto a otra.

Otro método muy utilizado por la psicología experimental es la


introspección, que consiste en la inspección y descripción de los estados
mentales experimentados por el propio individuo. Atento su definición, posee dos
características fundamentales (que han sido objeto de muchas críticas): una es
que siempre se limita a los fenómenos conscientes, y el otro es que es
retrospectiva, ya que el sujeto no puede observar el fenómeno psíquico en el
momento que acontece.

Si bien los seguidores de Wundt se apartaron de él en cuanto a los


resultados obtenidos, todos conservan la adscripción al método experimental
como método de investigación.

No fue privativo de Alemania enfocar la problemática psicológica desde


otro ángulo. En Inglaterra, y sobre todo bajo la influencia del pensamiento
naturalista y evolucionista de Darwin, plasmado fundamentalmente en su texto

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“El origen de las especies”, comenzaron a plantear a la especie humana como
un punto más en el proceso de evolución natural, y por lo tanto se determinó que
la psicología no volviese su atención sólo al “humano”, sino también a su entorno,
y a las circunstancias ambientales y genéticas, dando lugar al surgimiento de
corrientes tales como la Psicología Comparada, o la Psicología de los
Pueblos. Otro punto para resaltar es que las “funciones mentales” interesan a
esta corriente en tanto funciones de adaptación (nótese de nuevo la influencia
del lenguaje y los hechos que recortan las disciplinas conexas que gozaban de
prestigio en ese contexto histórico en particular). Un representante emblemático
de esta corriente fue Sir Francis Galton, quien dirigió sus estudios hacia las
diferencias individuales y la herencia de los rasgos mentales. Nuevamente, los
métodos para la adquisición y validación de conocimiento, guardaban una
estrecha vinculación con los hechos que recortaban como válidos. Ejemplos de
tales métodos fueron: el biográfico, la historia familiar, el comparativo de gemelos
univitelinos, etc.

A los Estados Unidos también llegaron estas conceptualizaciones del


concepto de lo mental, entendido como facultades aisladas o funcionales al
entorno. Pero, así como hubo representantes de la psicología experimental allí
(no profundizaremos en el tema por no considerarlo pertinente a los efectos de
esta Cátedra), también surgió otro paradigma, que comienza a oponerse a este
tipo de desarrollos.

Uno de los representantes más emblemático del paradigma al que nos


referimos fue John Watson, quien sostenía que el concepto de conciencia, o de
mente, son inútiles e imperfectos, carentes de estatuto de cientificidad
(obviamente, según el modelo de ciencia positiva que guiaba sus
investigaciones). Él propuso abandonar estos conceptos y volver al estudio del
comportamiento animal, extendiendo sus alcances a los estudios en humanos
(lo que significa estudiarlo como un organismo de reacción teniendo en cuenta
su relación con el medio natural). Esta psicología, entonces, recorta un nuevo
hecho: la conducta, y deja de lado los contenidos de conciencia, las funciones
psíquicas, y otros objetos de estudio de la psicología experimental. Al este nuevo
paradigma se lo denominó conductismo.

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Los conductistas tomaron como una de sus fuentes de referencia los
trabajos del fisiólogo ruso Ivan Pavlov. Conocidos son sus trabajos con perros.
Se demuestra que un perro hambriento segrega saliva cuando se le presentaba
un alimento. A partir de allí, comienza sus trabajos que derivan en la formulación
de la ley del reflejo condicional que, por un error en la traducción de su obra al
idioma inglés, fue llamada «reflejo condicionado» (con este nombre lo van a
encontrar en la mayoría de la bibliografía).

Es muy conocido su experimento consistente en hacer sonar un


metrónomo (aunque popularmente se suele afirmar que utilizó una campana,
Pavlov usó este aparato que usan los músicos para marcar el ritmo) justo antes
de dar alimento a un perro, llegando a la conclusión de que, cuando el perro tenía
hambre, comenzaba a salivar nada más al oír el sonido del metrónomo, antes de
que se le presente la comida.

Al desencadenamiento de esta conducta refleja (salivación en este caso),


sin la presencia del estímulo natural (alimento en este caso), fue lo que denominó
«reflejo condicional». Esta diferencia entre «condicionado» y «condicional» para
algunos es relevante, en tanto que el término «condicionado» se refiere a un
estado, mientras que el término «condicional» se refiere a una relación, en este
caso entre la conducta instintiva del perro y el entorno.

En resumen: si el reflejo natural es “innato”, el reflejo condicional (o


condicionado como habitualmente se cita en la bibliografía) es producto de un
aprendizaje.

Muchos plantean que es un error decir que Pavlov era conductista, ya que
su interés no estaba en formular proposiciones en el campo de la psicología, sino
que su interés se movía por el campo de la fisiología. Más allá de este dilema,
es innegable que su teoría sentó las bases de los desarrollos de los psicólogos
conductistas.

Además de Watson, otro referente que vamos a destacar en el


conductismo lo constituye B. F. Skinner. Como muchos conductistas, se
destacan sus estudios en el aprendizaje animal (particularmente palomas, gatos
y ratas) y de allí la extrapolación de los resultados obtenidos (para muchos, de
manera demasiado lineal) al campo del aprendizaje humano.

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Una de las teorías más conocidas dentro del conductismo es la de los
reforzadores (también lo pueden encontrar en alguna bibliografía como
“refuerzos”), que pueden ser positivos o negativos. Vayamos a un ejemplo: si
una rata encerrada en una caja acciona una palanca y obtiene un alimento, a
ese reforzador se lo llama “positivo”; si, en cambio, al accionar otra palanca el
resultado es una pequeña descarga eléctrica, entonces el reforzador será
negativo. Se dice que el animal “aprende” que palanca debe accionar o no, en
función del tipo de reforzadores (evita los negativos o desagradables y tiende a
repetir aquellos en los que obtiene “una recompensa”).

La mentada extrapolación de resultados de sus experimentos con


animales al campo de la conducta humana ha sido objeto de múltiples críticas.
No obstante, ha dejado sus marcas en numerosos campos. Uno de ellos es cierta
corriente pedagógica derivada del conductismo: pensemos por ejemplo en la
frase “la letra con sangre entra”: ella destaca que para aprender es necesario
cierto rigor que actúa como reforzador, mediatizando el aprendizaje de la
lectoescritura en el niño. Un padre o una madre que golpean a su hijo “para que
aprenda” ¿no se orientan acaso en este paradigma conductista aún sin saber
nada de Watson o Skinner?

Ahora pensemos en otro ejemplo: los castigos que impone el sistema


penal. Tratemos de responder las siguientes preguntas: ¿Cuál es la lógica que
subyace allí? ¿Funciona para algunos como reforzador negativo? ¿qué
diferencia hay entre el condicionamiento de la conducta de una rata mediante
una descarga eléctrica y el condicionamiento de un sujeto a quien se lo encierra
y priva de su libertad ambulatoria posterior a la comisión de una conducta
tipificada como delito?

No daremos una respuesta a estas preguntas, al menos no por el


momento, pero sería interesante que intenten ustedes formularse una opinión al
respecto.

Pero continuemos haciendo historia. Volvamos al Viejo Continente: un


discípulo de Wundt, llamado Max Wertheimer, cuestiona el Elementalismo
(propio del asociacionismo de la psicología experimental) incorporando la idea
de estructura en la Psicología a través del principio “el todo es mayor que la suma

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de las partes”. Establece entonces una nueva corriente en psicología,
denominada Psicología de la Gestalt, que no se ocupa de la reducción a los
elementos de las facultades mentales, sino de la forma (Gestalt) que los
determina conforme al principio señalado.

Por otra parte, un epistemólogo llamado Jean Piaget, comienza a efectuar


planteos de índole gnoseológicos, pero a diferencia de los filósofos clásicos, no
se pregunta qué es el conocimiento, sino cómo se pasa de un estado de menor
conocimiento a otro de mayor conocimiento. Este cambio en la manera de
abordar la cuestión, lo lleva a tener que transitar por las sendas de la psicología.
Pero ninguno de los paradigmas de su época termina de convencerlo, así que
decide encarar sus propias investigaciones con una metodología muy particular
(son conocidas las observaciones y registros que hizo del desarrollo cognoscitivo
de sus propios hijos).

Al igual que lo hace la Gestalt, Piaget también toma la noción de


estructura, pero para pensar el desarrollo de cognoscitivo. En tal sentido concibe
la construcción del conocimiento como un proceso activo de intercambios entre
el individuo y el medio. De esa manera establece la Psicología Genética como
un proceso adaptativo en el que las estructuras adecuan y son adecuadas por
las acciones del individuo sobre el medio (las acciones pueden ser incluso
operaciones mentales, no necesariamente una conducta positiva), en el curso
de una marcha hacia el equilibrio que tiene su máximo exponente en las
operaciones lógico-formales. Por ejemplo, la resolución de una ecuación (que
implica la puesta en juego de los mencionados mecanismos lógico-formales) no
se enseña en el sistema educativo a niños de 7, 8 o 9 años, puesto que
lógicamente debe resolver otro tipo de operatorias antes de llegar a dominar esta
forma de inteligencia.

Ahora le toca el turno al ruso Lev Semiónovich Vygotski.

Vygotski escribió en un contexto sociopolítico muy distinto al de Wundt o


al de Watson. Toda su obra queda marcada por ese contexto. Tan marcada
quedó que fue recuperada varias décadas después que escribiera sus textos,
posterior a la persecución stalinista que sufrió.

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Si Galton fue influenciado por los aportes de la Biología y la Física, Watson
y Skinner por el positivismo lógico, otro tanto ocurre con Vygotski: él introduce
las categorías del materialismo dialéctico a la Psicología.

En efecto, el mencionado autor no intenta aislar una conducta en un


organismo (como el conductismo), ni tampoco reducir el aprendizaje a los
procesos de equilibración del individuo con el medio (como la psicología
genética) sino que se aboca al estudio de los fenómenos psicológicos en
movimiento dentro de un contexto socio histórico, en el que se subraya la
interacción del individuo con otros. Al paradigma que establece se lo denomina
“Psicología Socio Histórica”.

Entonces, el aprendizaje para Vygotsky sería una forma de apropiación


de la herencia cultural disponible, y no solo es un proceso de asimilación
individual. Dicho en términos más concretos: el aprendizaje del niño es el
aprendizaje del medio que lo rodea.

No ahondaremos aquí en la noción de Funciones Mentales Superiores


(aunque se lo recomendamos a quien le interese profundizar en la temática).

Cabe destacar que en la actualidad algunas corrientes en psicología han


tomado sus bases de algunos de los paradigmas anteriores, tomando elementos
de otras ramas del saber y “aggiornándose” en cuanto a sus postulados.

Por ejemplo, tomando como base el principio de “Gestalt” (todo)


mencionado, más los aportes de la Teoría General de los Sistemas formulados
por el biólogo alemán Karl Ludwig Von Bertalanffy, la Cibernética, surge la
denominada Psicología Sistémica. Si bien se pueden considerar subsistemas
que componen al individuo, desde este paradigma, en general, se privilegian
para el abordaje sistemas de mayor complejidad (familias, sociedades).

A la luz de los nuevos desarrollos en la Pragmática de la Comunicación


Humana (es decir, aquellos aspectos de la comunicación que interesan a la
conducta humana), la Teoría de la Gramática Universal, de Noam Chomsky, la
vieja psicología asociacionista y de las facultades se reconvierte a lo que se
conoce como Psicología Cognitiva. Para entender este paradigma, vamos a
recurrir a una de las comparaciones más utilizadas: la de la mente humana

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como un procesador de información comparable a cualquier ordenador,
con sus puertos de entrada y de salida de datos, partes dedicadas a almacenar
datos (memoria) y ciertos programas informáticos encargados de procesar la
información de manera adecuada. Esta metáfora computacional serviría para
crear modelos teóricos que permitiesen formular hipótesis e intentar predecir el
comportamiento humano hasta cierto punto.

Se vuelven así a estudiar procesos mentales como la percepción, la


planificación o la extracción de inferencias, de manera análoga a los
postulados de la psicología experimental, pero incluyendo los aportes de las
disciplinas mencionadas.

Intentamos hasta aquí un breve resumen de los principales paradigmas


en psicología, dejamos algunos sin mencionar, como la Psicología
Fenomenológica o la Psicología Comprensiva, por citar algunos ejemplos.

Llegados a este punto, quizás algunos de ustedes, ya sea por haberlo


leído o escuchado en algún medio de comunicación, o por referencias de la
escuela secundaria, o conocimiento general, se preguntarán por el
Psicoanálisis y por quien es nombrado como “padre” del mismo: Sigmud Freud.

Cabe destacar que los aportes que el psicoanálisis le hace a la


conceptualización que intentamos transmitir del Derecho y el Abordaje del Sujeto
(en temas como los procesos psicológicos inconscientes, el problema del
lenguaje, subjetividad y cultura, la responsabilidad moral, las estructuras clínicas,
etc.) son tan vastos y fecundos que hemos decidido tratarlos en fichas
separadas.

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