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Cultura Posmoderna PDF
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HIPOTESIS
INTRODUCCION
Este trabajo busca comprender el impacto de esos rasgos posmodernos y la situación del
diseño en general en la actualidad, y del diseño de interiores y amueblamientos, en
particular, a nivel de los países referenciales, así como de Argentina y Brasil en forma
específica profundizando en las características autóctonas y originales americanas.
DESARROLLO
La modernidad
Las sociedades modernas se rigen por normas de la vida cotidiana, están producidas por
mecanismos expertos, impersonales, que parten del conocimiento en relación con el
Estado.
El modernismo como tal es una corriente cultural y estética que surge en contestación a la
modernidad.
El siglo XIX se caracteriza por las críticas a la modernidad y los nuevos planteos a las
ideas.
El posmodernismo
Desde finales de 1950 y en los comienzos del 60, se instaló en el plano cultural, histórico,
artístico etc., la conciencia de un cambio de época, los límites de la modernidad habían
sido superados por una serie de fenómenos: la conciencia del agotamiento del proyecto
ilustrado del siglo XVIII; el traslado del concepto de progreso de la cultura a la economía y
la tecnología; el reemplazo de una cultura industrial por una sociedad de la información,
los cambios en la arquitectura; la irrupción de neoconservadurismos en el orden político y
religioso; crisis de la visualidad o representación; realidad virtual; simulacros y conflictos
étnicos, forman parte entre otros elementos de lo denominado posmoderno. La
posmodernidad es el tiempo del yo (“de él yo antes que el todos”) y del intimismo.
El debate político en el que se halla inmersa la arquitectura moderna, no es otro que el del
enfrentamiento entre los argumentos a favor o en contra de los nuevos modelos
espaciales de convivencia, que sustituyen a los vigentes, con las respectivas
implicaciones económicas y sociales. La tensión progresiva de este debate en los últimos
cincuenta años tiene su origen en la importancia de los intereses económicos y sociales,
encubiertos por los modelos tradicionales del cultivo de la tierra, de la industrialización y
distribución de los productos, basados en la mano de obra del hombre, con mínimas
maquinarias que han impuesto un desfasaje cada vez más ostensible entre el orden
territorial y las posibilidades ofrecidas por el avance de las técnicas productivas y
organizadoras.
En parte es contra esos principios futuristas que se establecen nuestras sociedades, por
este hecho posmodernas, ávidas de identidad, de diferencia, de conservación, de
tranquilidad, de realización personal inmediata. Se disuelven la confianza y la fe en el
futuro, ya nadie cree en el provenir radiante de la revolución y en el progreso, la gente
quiere vivir enseguida, aquí y ahora, conservase joven y no ya forjar el hombre nuevo.
Propone que todas las producciones culturales de Asia, África y América Latina siguen
invariablemente un patrón alegórico. Jameson cree ver, en lo que él califica Tercer
Mundo, una cultura de protección de sus expresiones que se constituye en una alternativa
utópica al quietismo de la posmodernidad del Primer Mundo.
Aunque las sociedades postindustriales se han desarrollado en los países del primer
mundo, allí se gesta la cultura postmoderna, Latinoamérica y Argentina, que no
constituyen sociedades postindustriales y que viven esta época de un modo bastante
diferente a los países desarrollados, reciben las corrientes de estas ideas como ha
sucedido en tantas otras ocasiones en que han sido permeables a las ideas surgidas en
Europa
Críticos como José Joaquín Brunner y Nelson Osorio, desde perspectivas distintas,
abogan por borrar el concepto de posmodernidad y redefinir la coyuntura actual.
Otros críticos como Beatriz Sarlo, Emil Volek, Antonio Cornejo Polar y Julio Ortega, sí ven
apropiado hablar de posmodernidad en Latinoamérica.
Nestor García Canclini, Martín Hopenhayn, Nicolás Casullo, Jesús Martín Barbero y John
Beverley problematizan ambas perspectivas, mediante una redefinición de la modernidad
y la asimilación de formas transculturales.
Los aspectos que influyen en y dan fuerza a la difusión de los criterios y principios del
posmodernismo los constituyen de manera indiscutible los medios de comunicación de
masas, la lógica capitalista del mercado global, la necesidad de superar el contexto local
para explicar la realidad latinoamericana con sus originalidades y elementos culturales
propios. Esto permite a Latinoamérica diferenciarse de las lógicas del posmodernismo
europeo, por lo que los críticos que apuestan al concepto de posmodernidad en América
Latina.
Por un lado, habría que considerar el desarrollo económico y social que algunos países
latinoamericanos consiguieron en distintas épocas del siglo XX que los situaría en los
umbrales de la posmodernidad: Argentina, Chile, Venezuela y Brasil.
Por otro, el desarrollismo dependiente de éstos -en algunos momentos- y del resto de
países latinoamericanos al entrar en las prácticas políticas y económicas externas. La
globalización impulsada por la tecnología, por el capital internacional, por la redistribución
del trabajo post-industrial sitúa a Latinoamérica en el mapa del mundo de la
posmodernidad.
Junto a esta posmodernidad estructurada para el contexto de América Latina, hay que
considerar los aspectos propios que la cultura latinoamericana puede aportar al debate
posmoderno.
Ester Díaz dice: "El proyecto de la modernidad apostaba al progreso. Se creía que la
ciencia avanzaba hacia la verdad, el arte se expandiría como forma de vida y la ética
encontraría la universalidad de normas fundamentadas racionalmente. No obstante, las
conmociones sociales y culturales de los últimos decenios parecen contradecir los ideales
modernos. La modernidad, preñada de utopías, se dirigía hacia un mañana mejor.
Nuestra época desencantada, se desembaraza de la utopías." (Diaz, E. Pag. 22)
En el caso de América Latina, aún nos preguntamos si realmente tal controversia tendría
sentido. ¿No se tratará de otra moda intelectual? ¿Cómo hablar de posmodernidad si no
conocemos plenamente la propia modernidad?
En Brasil el debate viene siendo trabajado más en los medios que en los medios
intelectuales, lo que embarulla más las cosas. (Ortiz, R. 1998)
Un gusto por la simplicidad y una relación íntima con la naturaleza parecen ser las
características principales del nuevo diseño de Brasil.
Brasil tiene un diseño propio, muy cargado con su propia cultura portuguesa y africana,
influenciado por la abundancia de la materia natural y renovada en los últimos tiempos por
generaciones de diseñadores cosmopolitas que cuando logran dialogar y no copiar,
muestran su propia creatividad.
CONCLUSION
Desde el discurso posmoderno se reivindica, como aspectos de la posmodernidad en
America Latina: el reconocimiento del otro, la diferencia, la participación de la periferia
cultural, la reivindicación de lo autóctono y original del continente.
Las culturas americanas son invitadas hoy a exponer sus expresiones artísticas y
culturales en los países del primer mundo como un acto de revalorización de las mismas.
BIBLIOGRAFIA
Baudrillard, Jean. Simulacra and Simulation. Ann Arbor: University of Michigan, 1994.
Casullo, Nicolás, Ed. El debate modernidad posmodernidad. Buenos Aires: El cielo por
asalto, 1993.