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UN DISPARO A LA LECTURA

El dia 8 de abril del presente año, la municipalidad de providencia tomo


la decisión de despedir a cerca de 300 funcionarios municipales y de
estos, específicamente a 45 del sistema de bibliotecas (80% de la
planta), los cuales se encontraban en vinculo laboral por medio de
contratos “honorario” hace años, una tónica bastante común en un país
donde los derechos laborales no son de lo mejor.

La alcaldesa de una de las comunas con mas presupuesto a nivel


nacional, 7 veces mas ingresos que alguno de sus pares del gran
Santiago, anuncio por medio de los diferentes jefes de los servicios, el
despido de trabajadores/as en plena pandemia del Covid-19. Todo esto
no es mas que la crónica de una muerte anunciada, ya que las fallas de
la comuna venían arrastrándose de hace tiempo, específicamente,
desde el “estallido social”, ya que dos de sus centros culturales mas
icónicos e importantes se ubican a solo pasos de la Plaza Italia o
Dignidad.

Desde el estallido social, las funciones de parte de los espacios


culturales de la comuna se han visto mermadas, afectando no solo a los
usuarios, sino que también a sus trabajadores, los cuales se han visto
desplazados de sus centros laborales. Esto sabemos, escapa de las
manos de la gestión municipal, seria construir una falacia señalar que es
culpa del actual timonel Evelyn Matthei.

Ahora bien, ¿se procedió de la mejor manera para solucionar el


problema de espacios que ya no están habilitados? Creo que no.
Sabiendo que se cerraron dos de las cinco bibliotecas grandes de la
comuna, se continuo con los planes de remodelación que estaban
provistos para las otras dos sedes restantes (biblioteca central y Espacio
Literario Santa Isabel), dejando fuera de funcionamiento en casi su
totalidad la red de bibliotecas publicas de mejor calidad de nivel
nacional.

Para que todos y toda sepan, la comuna de providencia cuenta con ocho
instalaciones literarias, cinco bibliotecas grandes, con espacios de
extensión, baños públicos, wifi, mesas y espacios de estudio, hablamos
de Constitución 85, Biblioteca Municipal, Espacio Literario Santa Isabel,
Café literario Bustamante y por último Balmaceda. A esto se suma 3
Café Aire Libro instalados en plazas de la comuna para un mas fácil
acceso a los libros, hablamos de Plaza Uruguay, Las Lilas y Parque de las
Esculturas.
Todos los espacios recientemente nombrados, fueron dejados sin planta
laboral para funcionar, se despidió como señalamos antes al 80% de los
trabajadores de la red y se desmantelo podemos, uno de los mejores
sistemas de bibliotecas publicas que tiene nuestro país,
transformándose en el golpe mas duro a la cultura que hemos visto en
ultimo tiempo.

Sumando argumentos al debate, la red de bibliotecas también beneficia


a los miles de estudiantes que recibe la comuna, los cuales asisten a
liceos de excelencia como son Tajamar, Carmela Carvajal, Nº7, Lastarria
entre otros. Los estudiantes de estos liceos, pueden acceder a la red de
bibliotecas publicas, ya que los beneficiaros y usuarios de esta red
deben, vivir, trabajar o estudiar en la comuna. Sumado a los estudiantes
secundarios encontramos universitarios de la Chile, Autonoma, Finis
Terrae, UNIAC, etc.

Luego de esgrimir esta serie de argumentos, podemos sacar


conclusiones. La primera de ellas, es dar cuenta de que no es necesario
ser un docto para comprender que cerrar las bibliotecas y despedir a la
planta significa un disparo al acceso de la lectura, dejar sin
funcionamiento al red mas grande de bibliotecas publicas es no solo
quitar trabajo a funcionarios, es desmantelar años de trabajo, dejar sin
espacios de estudio, acabar con lugares de extensión cultural y sobre
todo mutilar el acceso al conocimiento en un país donde comprar un
libro es un lujo reservado a la elite. En segundo lugar, los beneficiarios
del sistema no son solo los vecinos, ya que la municipalidad entrega la
posibilidad de acceso a la lectura a gente que vive en comunas donde
por presupuesto no se puede acceder a esta calidad y cantidad de libros.

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