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IMMáS
ÍB1ACÜDAB
NIVEL 4
Lecturas en Español Fácil
Nivel 4
ESCENAS DE LA CIUDAD
D irección
M a Isabel Martin H errera
/\
COLOQUIO
EDITORIAL
Primera Edición, 1990
TRADUCCIÓN:
INGLÉS:Marisa Escobar
FRANCÉS.Eliezer Bordallo
María Moreno
ALEMÁN:Veronika Beucker
ISBN 84-7861-015-4
Depósito Legal M-24262-1990
Impreso en España-Printed in Spain
4
Antonio, el electricista
5
Llego a la casa, subo la escalera y llamo a la
puerta. Nada. Vuelvo a llamar. Silencio. Llamo
otra vez. Es inútil, no abren. M ala suerte. He
perdido el viaje. V uelvo a la calle y me dirijo a
5 mi coche. Me habían puesto una multa. Me ha
bía separado del coche cinco minutos, pero ha
bían sido suficientes.
«Lo mejor es no mover el coche», pienso. «Si
lo muevo, me vuelven a poner otra multa. Segu-
lo ro. Tengo tan mala suerte».
***
6
II
M artínez? ¿Sí o n o ?”
“ Sí, soy yo .”
“ Pues mire señora, o entro y arreglo su tele
visor o me marcho. No es usted la única, tengo
más avisos que atender.” 25
7
Estas palabras deciden a la mujer y me abre la
puerta. Es una mujer mayor, de unos sesenta
años, debe vivir sola y no se fía de nadie.
9
“ Pase, pase. No se ponga así .”
5 “ Señora, yo no me pongo, me ponen. ¿D ónde
está el ap arato?”
“ Venga conm igo.”
Me lleva a un cuarto de estar pequeño, con
pocos muebles, todos muy viejos.
10 “ M ire” , em pieza a decir la mujer. “ A q u í está.
Se ve, pero no se oye. H ace tres semanas que se
estropeó. Lo llamé enseguida, pensaba que ven
dría antes, ahora casi me he acostum brado. No
oigo lo que dicen, pero me lo imagino y casi me
15 gusta más... Claro que si hablan hace más com
pañía. Y o vivo sola ¿sabe usted?... Bueno, sola
no, con mi g ato ” .
Y a estoy acostumbrado a las personas m ayo
res. Les gusta contar su vida. Y o las dejo, aun
20 que cada vez soporto peor el conocer vidas a je
nas.
“ Señora, esto tiene muchos años. M e refiero
al televisor.”
“ Es verdad. Pero ¿sabe usted? Y o no quiero
25 com prarm e otro. T en go m ucho cariñ o a este
aparato. Arréglem elo, por favor. Q uiero ver la
8
película de esta noche y oírla. La de ayer fue
muy buena. Por cierto, ¿vio usted la de ayer?”
“ No, señ ora.”
“ Pues no sabe lo buena que fue. Era de un lo
co que mataba por las noches. M ató a cuatro d e 5
lante de mis ojos. El que más me gustó fue el del
bar, ¿sabe usted? M ató al dueño del bar cuando
iba a cerrar la puerta. Le cortó la cabeza con un
h ach a.”
“ Pues sí que debió de ser buena, señora” , di 10
je en tono irónico.
“ Sí que lo fue. Lo peor es que no lo oí. D e
bían de decir cosas horribles. Tam bién me per
dí los gritos. Abrían mucho la boca, así que d e
bían de gritar muchísimo. Arréglem elo para esta 15
noche. Y o estoy muy sola, ¿sabe usted? Y sin la
tele...”
“ ¿No tiene vecinos?”
“ ¡Huy! ¡ Mis vecinos! Tengo unos vecinos...
de verdad, de verdad, que tengo unos vecinos... 20
9
arreglar la "tele" para que puedas ver los dibu
jos animados. Le gustan mucho, ¿sabe u sted?”
“ Señora, ya.”
“ Y a, ¿q u é?”
5 “ Q ue ya he term inado.”
“ ¡Ah! ¿ Y cuánto le d eb o ?”
“ Mil y la voluntad? ”
“ ¿M il?. Pero si ha tardado menos de cinco mi
nutos.”
10 “ No señora, he tardado mucho más. Me ha
contado usted su vida, y la de sus vecinos y la de
su gato y la película de ayer.”
“ Bueno, bueno. No se ponga usted así. ¿Es
que una no puede hablar en su propia casa?
15 A qu í tien e.”
“ G ra cia s señora. Q ue pase usted un buen
día.”
“ A d ió s.”
♦ **
3 La voluntad: la propina.
10
III
bido un aviso.”
“ ¡Ah sí! Es la luz del escaparate. No funcio
na. M ire a ver qué le pasa.”
“ ¿No estará fundida* la lám para?”
“ Claro que no. Y a la he mirado. ¿C ree que 15
soy to n to ?”
“ Bueno, bueno. No se enfade. Voy a ver qué
es.”
¡Qué mañanita! Una multa, la vieja del gato,
el em pleado de mal humor... Me pongo a traba 20
11
“ ¡Hola pareja! ¿Qué ta l?”
“ Nosotros estamos hechos polvo* ¿Y tú ?”
“ Y o como siempre. Trabajando.”
“ Pero, ¿no estás agotad o de la ju erga* de
5 ayer?”
“ Y o estoy acostumbrado. Aguanto lo que sea.
¿Queréis algo?”
“ Nada especial. Pásate esta noche por el club.
Tenemos una sorpresa.”
10 “ Y o también tengo otra. Os voy a presentar a
mi novia.”
“ ¿Otra vez te has enam orado?”
“ Esta vez es la definitiva. Estoy enamoradísi-
mo.
15 Y o ya he terminado mi trabajo y tengo que in
tervenir:
“ Disculpen. He terminado. Era un cable. E s
taba partido.”
“ Muy bien. ¿Cuánto le d eb o?”
20 “ Mil y la voluntad.”
“ D e voluntad nada. Mil y se acab ó.”
“ Bueno, bueno. Hasta otro día.”
“ A d ió s.”
***
12
IV
13
“ ¡Hola Carmen! Me ha dicho M aría que tie
nes la calefacción estropeada.”
“ Sí, no sé lo que le pasará. No funciona y yo
estoy helada.”
5 “ Bueno, voy a ver si puedo arreglarla.”
“ ¿Quieres una cerveza mientras tan to?”
“ Estupendo. Y si puede ser con unas aceitu-
nitas, m ejor.”
Me pongo a mirar la caldera de la calefacción.
10 Lo dejo pronto. Prefiero mirar a Carmen que es
14
“ A nadie, te lo p rom eto/’
“ Los ro b o .”
“ ¿Q ué?”
“ Sí, los robo. Es una manía* que tengo. V oy
a las ferreterías*. Pido unos tornillos-, los miro, 5
cojo algunos. Digo que no estoy muy segura del
tamaño que necesito. Los vuelvo a dejar en el
mostrador. M ientras tanto procuro meterme al
guno en el bolsillo. Y a he ido a casi todas las fe
rreterías de la ciudad. Mira éste. Es mi última 10
adquisición*. ¿Es precioso, ¿verdad?”
M e enseña un tornillo igual que los demás.
“ Sí, sí” , digo yo.
No sé qué decir. Esta chica está loca. L o que
tengo que hacer es salir de aquí corriendo. Está 15
chiflada*.
“ Vamos” , me dice Carmen. “ Elige el que quieras” .
“ Verás Carmen. A sí con tantos no se puede
elegir. Están desordenados. Estaría horas bus
cando el que necesito. El tornillo que me hace 20
15
“ No, no” , contesto rápido. “ A h ora que re
cuerdo no necesito com prarlo” . Tengo en casa
unos que me sobraron* de cuando arreglé mi
caldera. M añana te lo arreglo. A hora es muy
5 tarde y María me espera para com er” .
“ ¡Ah, bueno! Si es así, estupendo” .
“ Hasta mañana, Carm en.”
“ Hasta mañana, A n to n io .”
Bajo las escaleras de dos en dos. En mi vida
10 vuelvo a subir al piso de esta chiflada. M e está
bien empleado67 . ¿A mí, quién me manda arre
glar calefacciones? La culpa es de M aría. P odía
mos haber estado los dos tan a gusto un ratito
en el sofá. Pero ahora es ya muy tarde. A com er
15 deprisa y a volver al trabajo.
“ ¡María!, ya he vu elto .”
“ Muy bien. ¿Se lo has arreglado?”
“ No. Lz falta un tornillo . A la caldera. B u e
no, a ella también. A unque, en realidad, a ella
20 le sobran. ¿Sabes a qué se dedica esa chica en
sus ratos libres?”
“ Vamos, no exageres. Está un poco loquilla
pero es buena chica. A nda, siéntate y comamos,
que la sopa se habrá quedado fría.”
* He*
16
La Estación del Norte
17
ninguno.”
“ Pues búscalo. Entra dentro de la estación y
trae uno. Le pagas lo que te pida.”
“ Pero Encarna, faltan más de dos horas para
5 que salga el tren. Los m aleteros estarán en el
bar tomándose unas cañas. No salen de allí has
ta que se acerca la hora del tren. ¡Con este ca
lor! Has querido venir tan p ronto.”
“ ¡Siempre quieres tener razón! A h ora mismo
10 ve al bar cíe la estación y saca de allí a un m ale
tero, o a dos, o a los que hagan falta. Les pagas
bien y ellos tan contentos.”
“ Bueno, bueno. Iré a buscar a los m aleteros.”
M anolo entra en la estación. V a con cara de
o
15 pocos amigos . V a pensando: «¡Qué mujer! Es
que no la so p o rto . ¿C ó m o la h a b ré p o d id o
aguantar treinta años? G racias a D ios dentro de
unas horas seré libre. ¡Libre durante un mes!
¡Por lo menos! ¡ A y, M anolo! ¡Qué bien lo vas a
20 pasar! No me lo puedo creer. Solo, en M adrid,
sin mujer, con dinero, sin despacho...».
En la estación no hay maleteros. H ace más de
una hora que llegó el último tren y faltan más de
dos horas para que salga el próximo.
25 «Ya lo decía yo», piensa M anolo, «ni uno so
lo. Probaré suerte en el bar».
18
El bar está lleno de gente. Varios hombres
tienen el traje de m aleteros de la estación. M a
nolo se dirige hacia ellos.
“ V erán ustedes... N ecesito un favor... O curre
que mi mujer... En resumen. N ecesito un m ale 5
tero. ¿Q uién viene conm igo?”
Los m aleteros le miran extrañados.
“ ¿U n m aletero ahora? ¿En qué tren va a via
ja r ? ”
“ En el Talgo9 de La C oru ña.” 10
***
19
20
II
21
“ Pero bueno, ¿es que eres tonto? ¿Vam os a
hacer caso a unos m aleteros? Eres un estúpido.
Hasta un m aletero te da lecciones. Anda, coge
la maleta y vam os.”
5 “ Pero ir, ¿adon de?”
“ iA dónde va a ser!. A l tren.”
“ Pero Encarna, cálmate, ten paciencia. Falta
mucho para que salga el tren. H ace un calor es
pantoso. El tren aún no está puesto. En los an-
10 denes no hay bancos, no podrem os sentarnos.
¿Sabes lo que es estar de pie tanto tiem po?”
“ Pues si no hay bancos que no los haya y si ha
ce calor que lo haga. Tú coges las m aletas ah o
ra mismo. ¿Te has enterado bien de dónde sale
15 el tren ?”
“ Creo que del andén número dos, vía tres, p e
ro no estoy muy seguro.”
“ Nunca estás seguro de nada. C oge las dos
maletas grandes. Y o te ayudaré con el m aletín.”
***
22
III
23
pensando M anolo. «¡Q ué mujer! A fo rtu n a d a
mente pronto seré libre.M adrid está lleno de
mujeres guapas. Todas para mí. ¡Qué mes voy a
pasar! Tengo que aguantar. Y a me queda poco.
5 No tan poco... La verdad es que no puedo más.».
“ Oye Encarna, ¿te importa que descansem os
un poco? Estoy muy cansado.”
“ No sirves para nada. No me pides que las lle
ve yo porque te da vergüen za*.”
10 A M anolo no le da vergüenza pedir eso,pero
no lo hace. Le aterra que Encarna se enfade
más todavía y no coja el tren. Si decide q ued ar
se, M anolo se muere.
A h ora piensa en los «chicos», es decir, en su
15 hija M arina y en su yerno Juan Luis. H ace unos
meses que se han casado y los han invitado a p a
sar una tem porada* con ellos. «En La C oruña
hace fresco», les habían escrito, «y M adrid es un
horno. Venid a pasar parte, del verano con no
20 sotros». Encarna se había puesto muy contenta.
A sí podría intervenir* en la vida de su hija y en
la de su yerno. Y a lo hacía por teléfon o, pero no
era lo mismo. 600 kilóm etros que es la distancia
entre M adrid y La Coruña, son muchos kilóm e
25 tros.
“ M anolo , ¿estás ton to? ¿V am os a estarnos
aquí hasta m añana?”
“ Y a voy mujer, no te enfades. Sólo era un respiro.”
24
Y a han llegado al final del andén. M anolo d e
ja las m aletas en el suelo y busca con la vista el
tren que lleve a su mujer hasta La Coruña. No
se ve ningún tren a punto de salir. La éstación
está vacía.
“ ¿ Y ahora qué hacem os?” , pregunta a su mu
jer.
“ Tú quédate aquí con las maletas. Y o voy al
bar a inform arm e.”
***
25
IV
26
des ese gusto. Adem ás, ¡hace tanto calor en M a
drid ...!”
“ B ueno, no creas que me convences. Pero ya
discutirem os esto cuando vuelva. Entonces p re
p á ra te.” 5
“ A nda Encarnita, tesoro, no te enfades. Te
voy a echar mucho de menos . ¿Te has en tera
do de dónde sale el tren ?”
“ C laro que me he enterado. M e he enterado
de todo. No soy tan tonta como tú. Lo que pasa 10
es que el tren sale un poco más tarde de lo que
creíamos. No sale a las dos. Ése es el horario de
invierno. A h ora, en verano, lo han retrasado y
sale a las tres. En el andén número dos, vía tres,
ponen el tren a las dos y media. Vamos, ya no 15
queda mucho tiempo.
“ Pero Encarna, una hora de pie, al sol, sin
una som bra donde refu giarnos, sin un banco
donde sentarnos... Nos vamos a achicharrar*.
“ A nda, no protestes, coge las maletas y sígue 20
me. Por cierto, tenías razón, los m aleteros no
q u ieren venir, son unos m aleducados. D icen
que falta mucho tiempo. Bueno, ellos se lo pier
den, ya falta muy p oco.”
«No tan poco», piensa M anolo. «La verdad es 25
27
que yo ahogaría a esta mujer. Pero ¿y la cárcel?
No sólo la cárcel, es la madre de mis hijos. ¡Qué
ganas tengo de perderla de vista!».
«Y mi yerno», continúa pensando M anolo,
5 «hay que ser tonto para invitar a esta bruja.
¡Buen mes te espera, amiguito! ¡Tú te lo has
buscado! Espero que no se canse de ella y me la
envíe enseguida».
Y a han llegado al andén. No hay nadie. El sol
10 brilla con toda su intensidad, pasa por los cris
tales del techo y toda la estación es como un in
menso horno. M anolo está rojo como una am a
pola*. G otas de sudor le escurren por su cabeza
y su cuello. La calva le brilla. No puede más, ne-
15 cesita una sombra, un banco, agua...
“ Encarna, aquí no podem os quedarnos una
hora. Nos vamos a deshidratar, se nos va a d e
rretir* el cerebro, nos va a dar una lipotim ia*.”
“ ¡Qué exagerado eres! Y o no estoy tan mal.
20 H ace un poco de calor, es verdad, pero se p u e
de aguantar. Adem ás, ahora ya no tienes que
llevar las maletas, puedes descansar.”
“ C óm o voy a descansar si no ten go don de
sentarme, si me estoy asfixiando*, si me m uero
25 de sed. M ira,no importa lo que digas, me voy a
sentar en las maletas. Cuando vuelvas te regalo
otras nuevas.”
“ Y o no quiero maletas nuevas cuando vuelva,
28
las quiero ahora, quiero presumir con ellas en el
tren y que lleguen a La Coruña perfectam ente.
¿Q uieres que tu yerno crea que somos pobres y
que viajam os con maletas viejas?”
“ A mí no me importa lo que crea mi yern o” , 5
piensa M anolo, “ lo que yo quiero es marcharme
de aquí. ¡Mi co ch e, con aire aco n d icio n ad o !
¡Tan fresco en verano, tan caliente en invier
no!... Las dos menos cuarto... Y a falta m enos” .
“ ¿En qué estás pensando M an o lo ?” 10
“ En nada, mujer, en nada.”
«Es una lástima que hayan retrasado el tren»,
sigue pensando M anolo. «Voy a salir muy tarde
de aquí, a la hora de comer, y se liga mejor a
la hora del aperitivo. La barra de un bar elegan 15
te, chicas guapas. Invito a una de ellas a una co
pa, luego a comer, luego... ¡Qué vida me espera!
Pero bueno, ¿qué le ha pasado a mi reloj? Se ha
parado. Pues el reloj de la estación también se
ha parado, tiene las dos menos cuarto. No, no se 20
han parado, es esa hora. El tiempo no avanza.
¡Qué calor, Dios mío! Creo que me voy a des
mayar».
M anolo toma una decisión heroica.
“ Encarna, me voy a sentar en las m aletas.” 25
13 Ligar: seducir, relacionarse con personas del otro sexo, con inten
ciones amorosas pasajeras.
29
“ M anolo, no se te ocurra.”
“ Me voy a desmayar, Encarna. M e estoy p o
niendo malísimo.Me va a dar algo.”
“ Anda, no exageres, ya son las dos. Podrás
5 aguantar un poco más.”
El sol sigue penetrando por los cristales. C a
da vez es más fuerte. Incluso Encarna em pieza
a cansarse.
“ Encarna, Encarnita, guapa, déjame sentar
10 me en las maletas. No las estropearé, te lo p ro
m eto.”
“ Que no, M anolo, que no. Q ue se estropean.
Tú pesas m ucho.”
“ El sol las estropea más que yo. A nda, d éja
15 me sentarme un poquito.”
Encarna no puede más, ella también quiere
sentarse, pero no le gusta dar la razón a M an o
lo. Finalm ente el cansancio la domina.
“ Bueno, vamos a sentarnos. Pero sólo un p o
20 quito.”
“ Sí mi vida, como tú quieras.”
Pasa el tiempo. Llega algún viajero pregun
tando por el tren de La Coruña. La m ayoría se
va al bar a tomar un refresco, hasta que pongan
25 el tren. M anolo los envidia.
Por fin colocan el tren. M anolo es feliz. A l fin
podrá dejar las maletas, sentarse en un asiento
de verdad, huir del sol y finalm ente alejarse de
30
su mujer.
Encarna ya se ha sentado en el tren, M anolo
está muy amable:
“ ¿Está bien, E n carn a?’ '
“ iA y, M anolo! Se nos ha olvidado a lgo .” 5
“ ¿ Q u é ? ” , pregunta M anolo tem blando. “ ¡No
será el b ille te !”
“ No, no, el billete está en mi bolso.”
“ ¡Ah, bueno! ¡Qué susto me has dado! El bi
llete es lo más importante; si necesitas dinero, 10
yo llevo .”
“ No, no es dinero. Son revistas para el via je.”
“ M ujer, revistas. ¡Qué tontería! Eso no tiene
im portancia. Hablarás con tus com pañeros de
viaje y te distraerás.” 15
“ ¿ Y si son tontos? ¿Con quién hablo? ¿Con
quién me distraigo? Son diez horas. No, M ano
lo. Y o sin revistas no viajo.”
“ Pero Encarna, por Dios, el quiosco* de las
revistas está al otro lado de la estación, casi en 20
31
“ Q uiero revistas, rápido que se va el tren .”
“ ¿Q ué revistas q uiere?”
“ No sé... no me han dicho... T o d as.”
“ ¿Todas? ¿M e compra el quiosco?”
5 “ No, no, claro que no. Dém e unas cuantas.
D iez por ejem plo.”
“ T en ga.”
“ Gracias. A qu í tien e.”
“ Oiga, que le sobra m ucho” .
10 M anolo ya no le oye. Sigue corriendo, reso
plando, jadeando... Se detiene, le duele el p e
cho. No puede respirar.
«Me va a dar algo», piensa. «Me va a dar un
infarto* y no voy a poder disfrutar de mi lib er
15 tad».
Se recupera. Sigue corriendo. El tren va a sa
lir. D a a su mujer las revistas por la ventanilla.
“ Las revistas E ncarna.”
“ G racias M anolo, adiós.”
20 “ A d ió s.”
***
32
VI
*♦ *
33
n
Las rebajas
35
“ Tenem os que ser las primeras. Y a sabes que
se form an unas colas* enorm es. A b ren a las
diez, ¿te parece que estemos allí a las nueve?
“ Perfecto. Salimos de casa a las o ch o .”
5 Paco lleva oyendo a su mujer todo el tiempo.
Odia las rebajas. Resultan carísimas. Siempre
hay que quedarse con un jersey dem asiado gran
de o con una camisa dem asiado pequeña. T e r e
sa sigue hablando por teléfono.
10 “ Por cierto. ¿Q ué vas a com prar?”
“ ¿Y o ? ¡T odo!”
“ ¡Todo! ¡Qué exagerada eres!”
“ Necesitam os muchas cosas. No tenem os na
da que ponernos.”
15 “ Lo mismo nos pasa a nosotros” . Paco está
cada vez más nervioso. Su mujer lleva media h o
ra hablando por teléfono. No puede evitar el in
tervenir:
“ Oye Teresa, ¿crees que con los ahorros de
20 las rebajas vamos a poder pagar la factura del
teléfono? ¡Cuelga de una v e z !”
“ ¿Q ué dices? Mira Pilar, corto, Paco está im
posible. Hasta mañana a las ocho en p un to.”
“ Hasta mañana T eresa .”
25 Teresa cuelga y se dirige a su marido.
“ ¿Q ué te pasa a ti? ¿Es que no puedo hablar
por teléfono con quien q u iera?”
“ M ujer, el teléfono no es para largas con ver
36
saciones. Adem ás puedes bajar dos pisos y ha
blar con Pilar todo lo que quieras, que es gratis
y por teléfon o nos va a costar una fortu na.”
“ B ueno, no discutamos, vamos a cenar. Paco,
ya sabes que mañana te encargas del desayuno 5
de los niños y de la comida también. Y o me voy
muy pronto y no vuelvo hasta la hora de cenar.”
“ Sí, mujer; no te preocupes.”
***
II
37
playa, cam isetas de algodón, pantalones co r
tos.”
“ Luego iremos al departam ento de «Hogar»,
a veces hay cosas interesantes.”
5 “ También hay que ir a la sección de «Punto»*
y a la de «Lencería»*. N ecesito renovar toda mi
ropa interior.”
“ También podemos mirar los departam entos
de ropa de invierno, quizá haya prendas bara-
10 tas, guantes, chaquetas, abrigos...”
“ D esde luego. Podemos mirarlo todo. T e n e
mos todo el día para nosotros.”
“ Cuanta gente hay ya, la cola da toda la vu el
ta a la m anzana.”
15 “ Sí, hem os h ech o muy b ien v in ie n d o tan
pronto.”
***
38
III
39
40
“ Ni m ía” , contesta la otra com pradora.
V ien e el encargado del D epartam ento. Cada
una tiene que pagar la mitad. Este incidente* no
disminuye el entusiasmo de Teresa ni su fe en
las rebajas. 5
casas.
“ Pero señoras” , les dice el taxista. “ ¡Qué bar
baridad! ¿Han vaciado ustedes los Grandes A l
m acenes? ¿Tan barato estaba to d o ?”
“ Pues sí, lo estaba” , contesta Teresa, “ hemos 25
ahorrado mucho dinero” .
41
Es una hora punta1. El centro de la ciudad es
un inmenso atasco de tráfico, el taxi no se mue
ve, en cambio el taxímetro corre muy deprisa.
Las dos amigas piensan en el precio del recorri-
5 do que cada vez es mayor.
***
1 Hora punta: las horas de entrada y de salida del trabajo, que son
las de más tráfico.
42
IV
cuesta el d ob le.”
“ Mamá, quiero cenar.”
“ Calla nena. A hora verás lo que te he com
prado a ti. Mirad una plancha* nueva.”
“ Pero si ya tienes dos.” 25
43
“ Ésta es mejor, es de vapor y te plancharé las
camisas estupendam ente.”
“ Y a las planchabas muy bien antes. Sincera
mente creo que una plancha nueva no era n ece
5 saria.”
“ M ira el bañador que te he com prado.”
“ ¿Q ué? ¿Cóm o me voy a poner eso? Parece
una piel de tigre.”
“ Es la última m oda.”
10 “ Y o eso no me pongo. Por mí, lo puedes tirar.”
“ Mamá ¿por qué no cenamos prim ero y luego
vemos el resto de las com pras?”
“ P aqu ito no seas pesado. T e he com prado
una raqueta de tenis. Estaba baratísim a.”
15 “ No necesito una raqueta de tenis, ya tengo
dos. Lo que yo quería era un balón de fú tb o l.”
“ Los balones de fútbol no estaban rebajados.
Otra vez será.”
“ Pero ¿qué hago yo con tres raquetas de tenis?”
20 “ Las guardas, así no habrá que com prarte una
cuando se te íom pa la que usas aho ra.”
“ Mamá, ¡vamos a cenar!, ¡tengo ham bre!”
“ A hora cenarem os nena, mira que blusa tan
bonita te he com prado.”
25 “ No me gustan las blusas de color ro sa.”
“ No hacéis más que protestar. No agradecéis
lo que he hecho por vosotros.”
“ Oye Teresa, los niños tienen razón, será m e
44
jor que cenem os. Es ya muy tard e.”
“ Prim ero hay que verlo todo. Esta camisa es
para ti, P a co ”
“ P arece un poco pequeña.”
“ No lo creo, pruébatela.” 5
“ ¿ A h o ra ? ”
“ Sí, ah o ra.”
Paco se la pone.
“ M e queda estrech a.”
“ T e queda perfectam ente. M ete el estómago. 10
V es, así sí te abrochan* los b otones.”
“ No puedo respirar con ella p uesta.”
“ No exageres. ¿Q ué te parece este bikini p a
ra m í?”
“ ¿Tan p eq u eñ o ? ¿C rees que tienes quince 15
años? Con ese bikini no estarás muy d ecen te.”
“ M e da igual. Me encanta. Es un poco p eq ue
ño, pero los de mi talla se habían acabado.”
“ ¿ Y por qué lo has com prado?”
“ Era un regalo .” 20
***
45
V
46
a pensar que están despilfarrando* el dinero.
C uando cierran, se vuelve a repetir la lucha
del día anterior por coger un taxi. El precio de
éste es astronóm ico, vuelven a entrar en sus ca
sas, pero menos eufóricas que la primera vez. 5
A l llegar comprueban que este segundo viaje no
ha servido para nada. Ahora, la camisa de Paco es
demasiado grande, la blusa de la nena también,
etc, etc... No van a poder utilizar casi nada.
Paco está muy enfadado. Teresa se ha gasta- 10
47
“ Eso es. El año que viene será diferente...
Anotarem os las tallas.. Iremos el primer día an
tes de que abran... D ejarem os a los niños con los
maridos... Tom arem os un taxi a la vu elta...”
***
48
La cena de Navidad
49
casa de Ramón todo va a ser distinto.
Varios días antes han em pezado a prepararse.
U na cena de N avidad se com pone de los si
guientes platos: debe em pezar por un plato de
5 verdura que, casi siempre, es lom barda*, esp e
cie de col roja con un sabor muy particular, des
pués pescado, a menudo besugo*, y luego carne,
lo más tradicional es pavo. A continuación vie
nen los postres: sopa de almendra, turrón, maza-
10 pán, frutas escarchadas, etc. . ? .
Comprar y preparar todo eso para cuarenta y
seis personas, no es nada fácil. La madre de R a
món ha distribuido el trabajo. A Fátim a le ha to
cado ocuparse de la verdura, ella tendrá que
15 preparar la lombarda.
***3
50
II
51
da, se lava bien, se deja escurrir*. Luego se cu
bre de agua y se deja hervir una hora más o me
nos. P o n es un p o co de sal m ien tras h ierv e.
Cuando está hervida, la vuelves a escurrir. En
5 una sartén fríes unos ajos, luego rehogas* la
lombarda, añades un poco de pimentón*, un p o
co más de sal y ya está. Te gustará.”
“ G racias señora. No sabe el favor que me ha
h echo.”
10 “ D e nada guapa.”
* He*
III
53
retorcem os, tú de un lado y yo de o tro .”
“ El suelo del cuarto de baño se va a poner per-
dido4” . “ No importa. Y a lo lim piaremos.”
C uand o term inan y abren la to alla, p arece
5 que ha pasado un camión por encima de la lom
barda. Está aplastada, rota.
“ ¡Qué mal aspecto tien e!”
“ No te preocupes, una vez hervida y reh oga
da, no se notará.”
10 “ Y a veremos” , dice Fátima no muy convencida.
“ ¿ Y ahora qué hacem os? ¿C óm o la h e rv i
mos? Nuestras cacerolas son pequeñas”
“ Lo haremos en varias veces.”
“ Pero cada vez es una h ora.”
15 “ No importa, tenemos todo el día por delan
te.”
“ ¿Estará terminada para la hora dé ce n a r?”
Ponen a hervir la lombarda en distintas ca c e
rolas, esta operación les lleva varias horas.
20 “ ¿Has puesto sal?”
“ En unas cacerolas sí y en otras no, ya no me
acuerdo bien.”
“ Vam os a volver a poner sal en todas por si
acaso.”
25 “ No sé que será p eo r” , dice Fátim a, “ qué es
té sosa o dem asiado salada. O ye Ram ón, ¡qué
54
mal huele e sto !” .
“ La lom barda siempre huele así.”
E fe c tiv a m e n te , el d e sa g ra d a b le olo r de la
lom barda cocida ha invadido toda la casa.
“ Es repugnante” , dice Fátima, “ me dan ganas 5
de vom itar” .
“ Y a verás. A l final estará muy buena.”
“ L o du do.”
C uando terminan de hervirla, comprueban es
pantados que la verdura se ha reducido a menos 10
de la mitad.
“ Oye, ¿qué ha pasado?”
“ No sé, parece que ha encogido.”
“ Con esto no hay para todos.”
“ Y o no pienso probarlo” , dice Fátima. 15
R eh ogarlo es más sencillo, pero la lombarda
se reduce todavía más. A las siete de la tarde ya
la tienen p reparada. D os cacero las llenas de
una lombarda de aspecto poco apetitoso.
“ D ate prisa Fátima. A mamá le gusta que v a 20
yamos p ronto.”
“ A ntes tengo que ducharme, quiero que se
me vaya este olor tan nauseabundo*.”
“ D ate prisa, por favor.”
“ Bueno. A b re las ventanas.” 25
“ ¿Con este frío? ¿Estás lo ca ?”
“ Tiene que irse este olor. A qu í no se puede
respirar.”
55
IV
los hombres.
A l entrar en la cocina todas se vuelven hacia
Fátima:
“ ¿Cóm o llegáis tan tard e?”
15 “ Llevam os mucho tiempo esperándoos.”
“ ¿ Y la lom barda?”
“ ¿Por qué has hecho tan p o ca?”
“ A lguno no va a poder probarla.”
“ Vam os a poner la mesa y a cen ar” , dice la
20 madre de Ramón.
Empiezan a servir el primer plato, la lom bar
da.
“ ¿Q uién ha hecho esto? Está saladísim o” , di
ce alguien.
25 “ Pues esto apenas tiene sal.”
56
“ L o he hecho y o ” , dice Fátima.
“ ¡Fátima no sabe cocinar! ¡Fátima no sabe coci
nar!” , gritan todos juntos los sobrinos de Ramón.
A continuación viene el besugo.
“ Está estupen do” , dice uno. 5
“ A mi mujer el besugo a la espalda^ le sale ri
quísim o” , contesta otro.
D espués viene el pavo. La madre de Ram ón
protesta.
“ ¿Quién ha puesto nueces* en el pavo? El pavo se 10
años.”
Todos hablan a la vez, los niños gritan, can
tan, utilizan los cubiertos para hacer ruido. F á
tima piensa en su familia, sus padres estarán
oyendo música, leyendo, quizá hayan ido al cine 25
57
o al teatro, en Navidad suele haber estrenos in
teresantes.
A media noche siguen sentados a la mesa. D e
lante de ellos tienen bandejas llenas de dulces
5 de Navidad.
“ Y ahora que hemos terminado vamos a can
tar villancicos*. Los niños tocarán las zam bom
bas y las panderetas^.”
Los niños están encantados de poder seguir
10 haciendo ruido. Corren hacia sus instrum entos
musicales.
“ Fátima, canta un villancico.”
“ Pero... es que yo ...”
“ ¿Q ué pasa? ¿No sabes?”
15 “ ¡Fátima no sabe cantar villancicos! ¡Fátima no sa
be cantar villancicos! ¡No sabe!” , gritan los niños.
“ ¡Niños! ¡Silencio!”
“ Vam os Fátima canta, eres la más joven, d e
bes em pezar tú. Es la costum bre.”
20 “ Realm ente es que no sé ningún villan cico .”
“ ¡No sabe! ¡No sabe! ¡No sab e!” , vuelven a
cantar los niños.
“ H ijita” , dice la madre de Ram ón. “ P arece
im posible. En todas las fam ilias esp añ olas sé
25 cantan villancicos” .
58
Ram ón va en su ayuda:
“ No importa, que nos escuche y así apren de
rá. El año que viene cantará con nosotros.”
“ Está bien. Y a sabéis, cada uno un villancico
distinto. No vale repetir. Empieza tú, Ram ón.” 5
Ram ón canta su villancico. Le siguen sus her
manos y hermanas, sus cuñados y cuñadas, in
cluso algún sobrino mayor canta también. Los
pequeños siguen con las zambombas y las pan
deretas. 10
Son las dos de la mañana. Es la hora de las
despedidas.
“ ¿Lo has pasado muy bien, verdad hijita? Y a
verás el año que.viene. Será aún mejor. Sabrás
hacer lombarda y cantarás villancicos.” 15
Ram ón y Fátima salen a la calle. A Fátima el
frío de la noche le parece una liberación.
♦ ♦
59
60
Ejercicios
Antonio, el electricista
A) DE COMPRENSIÓN
B) DE GRAMÁTICA
61
C) DE LÉXICO
A) DE COMPRENSIÓN
' 62
B) DE GRAMÁTICA
C) DE LÉXICO
M ajestuoso ..............
Invierno ...................
Tem porada ..............
D isc u tir.....................
63
Las Rebajas
A) DE COMPRENSIÓN
' 64
B) DE GRAMÁTICA
C) DE LÉXICO
La cena de Navidad
A) DE COMPRENSIÓN
65
Ponga en orden los siguientes a c o n te c i
mientos:
a) Ramón canta un villancico.
b) Los hermanos de Ramón ven un partido
de fútbol en televisión.
c) Ramón y Fátima van al mercado.
d) Los niños tocan la zambomba y la pan
dereta.
'66
B) DE GRAMÁTICA
C) DE LÉXICO
M arque con una cruz la respuesta adecuada.
¿Q ué quieren decir las palabras siguientes,
dentro del relato?
Antonio, el electricista
A) DE COMPRENSIÓN
1. incorrecta.
2. incorrecta.
3. correcta.
4. correcta.
B) DE GRAMÁTICA
1. cañita.
2. casita.
3. ancianita.
4. vecinita.
C) DE LÉXICO
1. gato.
2. avería.
3. espléndido.
4. aparato.
68
La Estación del Norte
A) DE COMPRENSIÓN
B) DE GRAMÁTICA
1. enfadadísima.
2. simpatiquísimos.
3. graciosísimo.
4. furiosísima.
C) DE LÉXICO
69
Las rebajas
A) DE COMPRENSIÓN
2 a) ahorra.
b) raqueta.
c) barata.
B) DE GRAMÁTICA
1. Teresa la compra.
2. Paco los prepara.
3. Paco no las quiere.
4. Las dos amigas se lo gastan.
C) DE LÉXICO
70
La cena de Navidad
A) DE COMPRENSIÓN
B) DE GRAMÁTICA
1. han comprado.
2. comprar.
3. compraría.
4. compraban.
71
C) DE LÉXICO
***
72
VOCABULARIO MULTILINGÜE
ESCENAS DE LA CIUDAD
ESPAÑOL INGLÉS
achicharrar to roast
abrochar(se) to button
adquisición, la acquisition
amapola, la poppy
5 arrebatar to snatch
asfixiar(se) to suffocate
atascar to clog
avería, la leakage
aviso, el notice
cacharro, el pot
calva, la bald patch
15 cola, la queue
convencional conventional
chiflado/a crazy
derretir to melt
desagüe, el drainpipe
20 despilfarrar to waste
enjambre, el swarm
escurrir to drain
74
FRANCÉS ALEM ÁN
brüler rosten
boutonner zuknópfen
acquisition r Erwerb
coquelicot r Mohn
arracher entreiBen
étouffer ersticken
boucher verstopfen
panne r Schaden, e Panne
avis e Nachricht,
Benachrichtigung
batterie s Küchengeschirr
dorade e Meerbrasse
bagarre r Zank/ r Krach
pot r Topf
chauve (Manolo war) kahl
queue e Schlange
conventionnel wenig formal,
unkonventionell
cinglé verrückt
fondre schmelzen
déversoir AbfluB, Abwasserleitung
gaspiller durchbringen, ausgeben
essaim e Schwarm
égouter auswringen
75
ESPA Ñ O L IN G L É S
estrujar to press
ganga, la bargain
incidente, el incident
infarto, el heart attack
intervenir to take part
30 jadear to pant
jaleo, el fuss
juerga, la spree
lencería, la lingerie
lipotimia, la dizzy spell
35 lombarda, la red cabbage
maletero, el porter
manía, la foible
manicomio, el madhouse
nauseabundo sickening
40 nuez, la nut
pimentón, el paprika
piñón, el pine kernel
pisotear to íread down
plancha, la iron
76
FRANCÉS ALEM ÁN
quincaillerie Eisenwarengescháft
grillé durchgebrannt 25
incident r Zwischenfall
infarctus rInfarkt
intervenir anlegen, investieren
haleter keuchen 30
tapage s Durcheinander
noce r Rummel,
s Durcheinander
lingerie e Wásche
lipothymie e Ohnmacht
chou rouge r Rotkohl 35
porteur r Gepácktráger
manie e Sucht
asile d’aliénés s Irrenhaus
nauséabond ekelerregend
noix e Nufí 40
77
ESPA Ñ O L IN G L É S
45 precipitarse to rush
prenda, la garinent
punto, el knit
rehogar to toss
50 resoplar to snort
retorcer to wring
rito, el rite
sobrar to remain
tapón, el plug
55 temporada, la time
tornillo, el screw
tumulto, el tumult
verdulera, la greengrocer
vergüenza, la shame
60 villancico, el Christmas carol
78
FRANCÉS ALEM ÁN
kiosque r Zeitungskiosk
rester übrigbleiben
bouchon r Stópsel
séjour e Zeit
vis e Schraube
tumulte r Tumult
79
£Ar\tr\fcLda dLA|£VXALtLvwA
ESCENAS DE LA CIUDAD