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COSAS QUE DEBE COMPRENDER LA EDUACIÓN:

En cuanto a la música, se
suscitan dudas acerca de su utilidad.

Ordinariamente, se la mira como cosa de mero


entretenimiento, pero los antiguos hicieron de ella una parte necesaria de la
educación,
persuadidos de que la naturaleza misma, como he dicho muchas veces, exige de
nosotros,
no sólo un loable empleo de nuestra actividad, sino también un empleo noble de
nuestros
momentos de ocio.

El movimiento que el juego proporciona afloja el


espíritu y le procura descanso mediante el placer que causa.
El ocio parece asegurarnos también el placer, el bienestar, la felicidad; porque
éstos son
bienes que alcanzan no los que trabajan, sino los que viven descansados. No se
trabaja
sino para llegar a un fin que aún no se ha conseguido, y, según opinión de todos
los
1hombres, el bienestar es, precisamente, el fin que debe conseguirse, no mediante
el dolor,
sino en el seno del placer.

Nuestros padres no han incluido la música en la educación a título de necesidad,


porque no
lo es; ni a título de cosa útil, como la gramática, que es indispensable en el
comercio, en la
economía doméstica, en el estudio de las ciencias y en una multitud de ocupaciones
políticas; ni como el dibujo, que nos capacita para juzgar mejor las obras de arte;
ni como la
gimnástica, que da salud y vigor; porque la música no posee, evidentemente, ninguna
de
estas ventajas.

En la música sólo han encontrado una digna ocupación para matar el ocio,
y esto han tenido en cuenta en la práctica; porque, según ellos, si hay un solaz
digno de
un hombre libre, éste es la música. Homero es del mismo dictamen cuando pone en
boca
de uno de sus héroes estas palabras:
Convidemos al festín a un cantor armonioso 4,
o cuando dice que algunos de sus personajes llaman
Al cantor, cuya voz sabrá hechizar a todos 5,
y en otro pasaje Ulises dice que el más dulce de los placeres para los hombres,
cuando se
entregan a la alegría,
Escuchar en el festín, en que todos toman parte, los acentos del poeta... 6.

De la musica como elemento de la eduación:

Dificultoso es decir en qué consiste su poder y cuál es su verdadera utilidad

¿Es un puro pasatiempo, como el sueño y los placeres de la mesa, entretenimientos


poco nobles en sí mismos, sin duda, pero que, como ha dicho Eurípides,
Nos agradan... y sirven de desahogo?9
En una palabra, hay algo de servil en hacerse uno mismo artista de este
género en música; y a un hombre libre sólo se le permite en la embriaguez o por
pasatiempo.

CONTINUACIÓN DE LO RELATIVO A LA MÚSICA COMO ELEMENTO


DE LA EDUCACIÓN

es un remedio para las penalidades del trabajo.

es un remedio para las penalidades del trabajo.

n verdadero
goce

medio de descanso.

siempre se sacaría buen partido de la música tomándola


como un pasatiempo.

sin
duda, por qué se cree encontrar la verdadera felicidad en estos placeres, que, sin
embargo,
no la proporcionan.

Porque no se puede negar que causa un


placer físico que encanta sin distinción a todas las edades y a todos los
caracteres.

Y,
ciertamente, los modifica. Véase la impresión que producen en los oyentes las obras
de
tantos músicos, sobre todo de Olimpo

Cada vez que las armonías varían, las impresiones de los oyentes mudan a la par
que cada una de ellas y las siguen en sus modificaciones. Al oír una armonía
lastimosa,
como la del modo llamado mixolidio13, el alma se entristece y se comprime; otras
armonías
enternecen el corazón, y son las menos graves; entre estos extremos hay otra que
proporciona al alma una calma perfecta, y este es el modo dórico, único que, al
parecer,
causa esta última impresión; el modo frigio, por el contrario, nos llena de
entusiasmo.

La música es, pues, un verdadero goce; y como la virtud consiste en saber gozar,
amar,
aborrecer, como pide la razón, se sigue que nada es más digno de nuestro estudio y
de
nuestros cuidados que el hábito de juzgar sanamente las cosas y de poner nuestro
placer
en las sensaciones honestas y en las acciones virtuosas.

Los ritmos no varían menos que los modos. Los unos calman el alma, los
otros la conmueven; pudiendo ser las formas de estos últimos más o menos vulgares,
de
mejor o peor gusto.

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