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Christian Camilo Córdoba Galindez

201845034

Universidad del Valle

Introducción a las Ciencias Humanas

1. Para Spencer, la evolución es un principio universal, desde el sistema solar a


los seres vivos y a la sociedad humana, y sus productos han cambiado de lo
simples y homogéneo a lo complejo y diferenciado. Este proceso de
heterogenización y de individualización es inevitable, es una ley que lleva al
progreso en todos los niveles de evolución. Para Spencer, el darwinismo, en
particular su noción central de selección natural, vino a validar sus tesis
evolucionistas. En el caso de la humanidad, el éxito social era muestra de una
superioridad hereditaria que garantizaba el triunfo en la lucha por la existencia.
La mayor diferencia entre Darwin y Spencer se encuentra en la defensa de
Spencer de una fuerza intrínseca, misteriosa, desconocida, que trabaja
continuamente en la producción de variación. Esta fuerza, llamada por él
“Poder inescrutable” o “Incognoscible”, era una idea religiosa, pues dicha
fuerza podía identificarse con Dios. Esta fuerza creaba la diversidad inicial
sobre la que la selección natural actuaría mecánicamente

Por otra parte, la teoría evolucionista de Spencer tiene fuertes raíces en el


lamarckismo, depende en alto grado en la herencia de caracteres adquiridos,
no tiene, como es el caso en Darwin, una fuente alterna de variación –las
modificaciones espontaneas y el azar en cuanto a su carácter adaptativo–. En
Darwin, la selección natural favorece a los más fuertes en la lucha por la
existencia, las entidades que interactúan en esta lucha funcionan como
selectores de los caracteres hereditarios que determinan el mayor vigor. Aquí la
selección natural es una fuerza creativa. En Spencer, la lucha tiene otro
sentido, el sufrimiento obliga a los individuos a ir más allá de los límites de la
herencia. Como señala Bowler, “el propósito de la lucha no es eliminar al no
apto sino forzarlo a volverse apto. Las miserias que siguen al fracaso son la
mejor manera posible de educar al débil para que sea más industrioso y
emprendedor en el futuro. Eliminar la estupidez congénita es sólo un factor
secundario la vasta mayoría de la gente tiene la habilidad de funcionar
adecuadamente en el mundo con sólo poner su mente en ello, y la ventaja del
individualismo sin restricciones es que fuerza a cada uno a maximizar sus
esfuerzos y explotar su iniciativa por completo” (Bowler, 1990, p. 198). Para
Spencer, los cambios logrados serían convertidos en hereditarios y sólo los
incapaces de cambiar serían eliminados (Spencer, 1851a). Spencer, como
Ernst Haeckel, no aceptó la participación del azar en la evolución. Para él, toda
estructura y toda función tiene un propósito y éste tiene siempre que ver con el
progreso. La definición de evolución de Spencer no puede ser más direccional.
Hay en ella una tendencia eterna hacia el aumento en la complejidad: “La
evolución es una integración de la materia y la concomitante disipación de
movimiento; durante la cual la materia pasa de una incoherente e indefinida
homogeneidad a una definida heterogeneidad coherente” (Spencer, 1851b, p.
396). La concepción de Spencer hace análogos el desarrollo histórico y el
desarrollo del organismo individual (evolución y ontogenia), de ahí su carácter
teleológico: en la evolución, como en el desenvolvimiento embrionario, todo
está previsto.

2. Los convencidos de la abrumadora superioridad de su mundo no necesitan


esperar el advenimiento de cosas mejores. La promesa de optimismo evolutivo
atrae principalmente a aquellos que luchan por recuperar el sentido de destino
en un mundo que parece girar sin control; empero podría añadirse, que el
dedicarse a esa lucha etérea, en términos generales, es privilegio de los
opulentos, quienes pueden darse el lujo de cavilar sobre los asuntos cósmicos,
mientras el resto de nosotros prosigue con los asuntos prioritarios de la vida.
En el siglo XIX, el tipo de evolucionismo de Spencer fue bálsamo para el
“malestar de una sociedad que se transforma a si misma mediante la
industrialización a una velocidad hasta ahora sin precedente en la historia del
mundo”. En la época moderna las experiencias de dos guerras, seguidas por la
aterradora perspectiva de un conflicto nuclear, propiciaron el resurgimiento de
profecías evolutivas con un mensaje igualmente favorable. A medida que cada
avance en el conocimiento humano parece desatar un mayor potencial de
destrucción, es de esperarse que escuchemos bastante más sobre lo mismo.
Al menos, a los profetas no se les demostrará que estaban equivocados,
porque, si lo están, no habrá quedado nadie para decírselo –excepto, una
medusa sobreviviente.

3. La salida de la zona de confort lleva a las personas a cultivar nuevas


características que, en la mayoría de los casos, repercutirán de forma positiva.
Las empresas que apuestan a esta clase de recursos humanos, entienden y
demandan que sus empleados posean un grado de compromiso. Y estar
comprometido con su causa no significa solamente entrar y salir de la misma
diariamente, según lo estipule el horario. Siempre y cuando se valore el recurso
humano, la dedicación que las empresas sostienen en su día a día laboral tiene
como objetivo que el personal considere a la compañía como propia. Estar
involucrado en la causa, y viviendo los aciertos y errores como si se trataran de
cuestiones personales, llevarán a fortalecer un vínculo que beneficiará ambas
partes.  
Si nos conocemos como profesional, entonces nos conocemos como persona.
Ello nos llevará a tomar nota de nuestras mayores virtudes y defectos. De este
modo, podremos llevar a cabo nuestras actividades sabiendo explotar esas
virtudes, y relegando los defectos. Pero además, debemos tener en cuenta
otros factores que forman al profesional, como los académicos. Un verdadero
profesional nunca deja de aprender, ni de actualizar sus conocimientos. Y, sin
lugar a dudas, este aprendizaje le aportará un gran valor al crecimiento como
profesional. 

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