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*

REPUBLICA ARGENTINA

MINISTERIO DE CULTURA Y EDUCACION

i La mujer argentzna en las artes


I
l
visuales de hoy
!

por BASILIO URlBE

Trabajo ~ ~ t ~ ~ ~ t i . ; ~ por
i d a el
d o Ministerio
de Cultura y Educación para la Confe-
rencia Interainericana E;pecializada sobre
Educación Integral de la Mujer.

(Buenos Aires, 21-25 de agosto de 1972)

CENTRO NACIONAL DE Buenos


Aires
DOCUMENTACION E INFORMACION EDUCATIVA
1972
MINISTRO DE CULTURA Y EDUCAClON

Dr. GUSTAVO MALEK

SUiSECRETARIO DE EDUCAClON

Dr. HUMBERTO EDUARDO ROCA

DIRECTORA DEL CENTRO NACIONAL DE DOCUMENTACION E INFORMAClON EDUCATIVA

Sra. FLORENCIA GUEVARA de VATTEONE


BASILIO MARI0 URIBE

Nacib en Buenos Aires el 8 de julio de


1916. En 1942 egresb de la Facultad de Ciencias Exac
tas. Ffsicas y Naturales de la Universidad de Buenos
Aires con el titulo de Ingeniero Civil.

Ocupb importantes cargos en la Unibn Tele-


fbnica y en otros organismos e instituciones oficia-
les y privadas. F'ue interventor del diario "Critica"
y CADEPSA. De 1957 a 1959 gerente tecnico de la Editg
tia1 Haynes. En 1963. fundador del Centro de Investi-
gacibn del Diseflo Industrial y organizador de la la.
Exposicibn Internacional de Diseiio Industrial (Musec?
de Arte ~oderno).

Estudib dibujo en la Escuela de Artes De-


corativas de la Nacibn. Ha sido jurado en concursos
literarios y de diseflo industrial, en salones de ar-
tes visuales y de seieccibn en ias Bienales de Quito
y de Venecia.

Ha dictado numerosas conferencias Sobre


critica de arte, literatura y artes visuales en los
Cursos de Cultura Catblica, en la Facultad de Arqui-
// tectura de l a Universidad de Buenos Aires, en e l
Museo *Rosa Galisteo de Rodrfguez* de Santa Fe. Fue
profesor invitado de l a Universidad Nacional d e l Sur
y l a d e l Litoral y por e l I n s t i t u t o d e l Diseflo de l a
Facultad de Arquitectura de Mqntevideo.

Viaj6 por Europa, Estados Unidos, Bolivia


y Chile.

Actualmente es gerer?te de promocidn d e l


I n s t i t u t o Nacional de Tecnologfa Industrial, direc-
t o r de l a r e v i s t a *INTIW d e l I n s t i t u t o , c r í t i c o de
artes visuales de l a r e v i s t a *Criteriow y miembro
d e l d i r e c t o r i o del Fondo Nacional de l a s Artes.

En 1970 l a Provincia de Buenos Aires l e


otorg6 e l Premio dnico a l a c r f t i c a de arte.

E s autor de ensayos sobre l i t e r a t u r a , es


t e t i c a , arquitectura y diseño: notas de c r f t i c a l i t E
r a r i a y poemas aparecidos en "La Naci6nm, *Surm y
"Criterio".

Ha publicado, e n t r e otros, l o s siguientes


l i b r o s de poemas: Libro de homenaje, Año del amante,
Los días, Corona de Marfa, Vida de hombre, Edipo y et-
-
c e t e r a , antologia i n e d i t a , 1940-1970, Edit6 Tres poe-
t a s medieyales. Tradujo del i t a l i a n o L'antico amor,
de Leopardi y Ca v i t a non e souno, de Salvatore h a -
simodo; ambos en edici6n bilingüe. D e l ingles A r k e l
-
Poems, de T. E l i o t , t e x t o bilingüe con notas. D e l
frances Approches de Dieu, de Maritain, en colabora-
ci6n con H. Fernández Long.
LA MUJER ARGENTIXA EN LAS ARTES VISUALES

DE HOY

-
Oscuramente, a lo largo de todo su transcur
so, la historia del pensamiento humano se desarrolla
como si el hombre creyera en la existencia de dos hu-
manidades. una, la propia de él, y otra. de segunda ca
tegorfa, la de la mujer. No tendrfa sentido que ahora
nos ocupdramos de la mujer en el arte argentino si esa
hipbtesis no resultara valida, o siquiera poslble. Lo
hacemos tal como cuando pensamos en el arte argentino
y queda en ello por supuesto que es distlnto de los de
mas. En su apoyo podrfan citarse tantos testimonios
no bastarlan las paginas de libro alguno para contener
las referencias histbricas. Desde las viejas disquisi-
ciones en las que se cuestionaba si era o no parte de
la raza humana, hasta las no tan ortodoxas donde los
medievales atribulan la creacibn de su torso a Dios,
pero reservaban el meridiano inferior a la intervencibn
del demonio.

¿Oué sentido tiene hablar de la mujer en la


pintura, la indiscutida reina de las artes pidsticas,
-
y por extensibn en el resto de las artes visuales? &Co
mo modelo, as1 como una naturaleza muerta.0 un paisa-
je? Si ese es el caso, yo no soy el hombre para consi-
derar a la mujer como una cosa, aun elevada a la cate-
gorfa de objeto estético. Y ademds, me mostrarfa muy
// confundido con r e s p e c t o a l a r t e , porque e l ar-
t e no p a r t e de l o que r e p r e s e n t a , s i n o de l o que
e l a r t i s t a como s e r humano - como s e r humano muy
especial - proyecta sobre s u obra. Que una mujer
e n - e s p e c i a l r e s u l t a d i s t i n t a de un hombre como ar-
t i s t a , parece t a n vdlido como que dos hombres l o
sean e n t r e s i . Pero que haya una r a z a de mujeres a r t i s
t a s d i s t i n t a de o t r a raza de mqjereshombres, s e asoma
como o t r o d e j o m l s d e l oscuro maiiquefsmo que ha hecho
r e y e s , s a c e r d o t e s y a r t i s t a s de l o s hombres, y s b l o
ha aguantado aqui y a l l l a una que o t r a SaPo, Vigee
Le Brun, Comtessa de Dia o Teodosia. Cuando no s e l e
ha escapado una Gudrun como e l verdadero personaje d e l
r e l a t o que mds impresionb a l o s románticos, l a Lwdae-
l a Saga.

Por supuesto, hay una mujer bioldgicamente


hablando y un hombre b i o l b g i c o , y en consecuencia
a f e c t i v i d a d e s d i s t i n t a s . Pero con gran f r e c u e n c i a
s e atribuyen a l a s variantes bioldgicas atributos
que s61o son c i r c u n s t a n c i a s de l a h i s t o r i a . Que l a
mujer tenga h i j o s y toda madre deba c r i a r l o s e s e l
hecho c e n z r a l e i n a l i e n a b l e de l a mujer, pero que l a s
l i m i t a c i o n e s que supone s u c r i a n z a a l t e r e n de Bpoca en
epoca nunca ha s i d o considerado con e l detenimiento
s u f i c i e n t e como para d i s c e r n i r h a s t a que punto l a ma-
t e r n i d a d r i g e i n f l e x i b l e m e n t e e l desempeflo aut6nomo
de l a mujer. Por de pronto, e l c i c l o v i t a l ha awen-
tado considerablemente. La mujer de t r e i n t a años de
Balzac hoy no p o d r i a s e r v i s t a razonablemente por de-
b a j o de l o s c u a r e n t a y algo. La mujer e s mds joven
d u r a n t e mds tiempo. Ademls, e l a r t i s t a como e l s a l -
m6n remontan c o n t r a c o r r i e n t e , y l a juventud d e l ar-
t i s t a son l o s años. Ningdn a r t e r e s u l t a mas joven
que e l que produjo un gran a r t i s t a en s u s d i t i m a s
obras. &a T i e t a Rondanini, que Miguel Angel d e j a in-
conclusa, t e s t i m o n i a en f a v o r de l a juventud añosa
como l o hacen l a s obras de Tiziano c a s i c e n t e n a r i o ,
// del Hokusai que pensaba llegar a la perfección
de la cosa viva al cumplir los 110, del Cezanne
abstracto de 1906 y tantos otros casos que volve-
rfan esta lista tedlosa. Hoy se vive mas y la juven
tud se prolonga. pero aunque no fuera ese el hecho-
quedarfa siempre en pie que la juventud del artista.
-
la conquistan los afios con sus atrevimientos crecien
tes hasta que se llega a la plenitud audaz de los
aflos jóvenes.

Argentina pertenece al mundo latinoameri-


cano, con sus bordes de Indoamerica, su enorme ciu- '
dad capital dominada por la inmigración y sus lla-
nos pastoriles donde arraigó la sangre criolla. Aquf
y alla asoman las corrientes inglesas, alemanas y
francesas. Dominó primeramente la sangre española de
la cohquista, pero a partir del último cuarto del si-
glo pasado comenzb a incrementarse el ingreso de ita
lianos en el pafs,'hasta el punto de que hoy pueden-
reconocerse comportamientos tfpicamente italicos en
buena parte del modo de ser de la ciudadanfa de Bue-
nos Aires. Imperó. pues. en lo inicial la cultura
hispanica, hasta por lo menos el comienzo del siglo
XIX, cuando llegaron al pafs las ideas de igualdad
provenientes de la Revolución Francesa, y con ellas
se introdujo la influencia cultural de Francia hasta
mas alld de 1925. S610 entonces comenzó el avance cre-
ciente de la lengua inglesa como herramienta de cul-
tura en el Rfo de la Plata. Y muy despues de la segun
da guerra mundial, ya hacia 1960, empezó a admitirse-
la influencia italiana, cuya anterioridad puede pro-
barse sin disputa. Ocurre, sin embargo, que aquf se
habla de influencia de las ideas, y de su admisión de-
clarada por parte de quienes la reciben, mientras que
en lo anterior puede comprobarse la influencia artls
tica. dfgase en el campo del hacer, no en el de pen-
sar. Cuando hablamos de las artes plasticas, debemos
entender, en cambio, que Espafia, Italia. Francia y
// ahora Estados Unidos de America son los paises
que se suceden como mentores. Y adn con respecto a
las ideas deben diferenciarse dos situaciones, una
la que deriva de las ideas intelectuales, y otra la
de las ideas que se entraiian en el comportamiento.' .
La primera intenta descender desde el sistema del
intelecto como modelo mental para entender, expli-
car, codificar y planificar el comportamiento del
hombre, mientras que la segunda entra y sale sin ma
yor discernimiento especulativo de la conducta dia-
ria, con la cual llega por momentos a constituir uni-
dades tan ajenas al andlisis racional como imperati-
vas. Las razones perdidas, atenuadas o transformadas
a lo largo de la historia no alteran simultdneamente
el sistema de costumbres. Existen retrasos que sue-
len prolongarse casi indeterminadamente, de manera
que ambas situaciones de ideas se suelen dar al mis-
mo tiempo, no solamente porque el ingreso del nuevo
pensamiento en el cuerpo social se produce por vias
especificas, a traves de elites muy localizadas, si-
no porque adn en ese caso quienes las reciben y pro-
pagan no se encuentran nunca tan ajenos a las costum-
bres imperantes como para considerarse espiritus li-
bres. Para citar un ejemplo entre muchos, mientras
alld por los aiios treinta en Buenos Aires los nombres
de la Escuela de Parfs constitufan el punto de mira
de nuestros pintores, las pautas de comportamiento
sociales correspondfan mds a algdn modo de ser espa-
iiol o italiano, que atribuye sin discusibn dos grados
de libertades distintos al hombre y la mujer. Esas di
ferencias se volvfan particularmente agudas en el con-
senso que merecian sus respectivos comportamientos
sexuales.

Las circunstancias han cambiado mucho des-


de entonces, pero bajo diversos aspectos esos rasgos
diferenciales asoman una y otra vez. Quien ha parti-
cipado en la discusibn de convenios de trabajo sabe
// que los salarios se fijan sobre la base del sexo,
-
y que s61o muy excepcionalmente se considera la igual
dad de tareas como punto de partida de los planteos.
Pocas gerentes hay en el mundo, y no muchas en Buenos
Aires.

Buenos Aires, tanto por el número de sus


pobladores, como por la constitucibn misma de esa
poblacibn, que proviene igual que en otras partes
del mundo del aflujo de los habitantes de provincia
a las ciudades metropolitanas, constituye una mues-
tra bastante representativa de la realidad nacional.
Esto vale. en particular, para las manifestaciones
artlsticas e intelectuales. pues ambas a lo largo de
la historia de las civilizaciones han sido prototlpi
cas de la ciudad. Tanto mds en el caso de Buenos ir
res. que representa con las aglomeraciones urbanas
unidas sin cortes a su egido una tercera parte de la
poblacibn argentina. Ocho millones de almas le dan
caracterlsticaa poco frecuentes en el mundo de hoy,

Dicho de otra manera, Buenos Aires ha al


canzado el nivel de una de las capitales mundiales-
del arte, cualquiera sea el cartabbn con que se la
c mpare con otras grandes ciudades. Destacarse en
ella significa hasta cierto punto entrar a formar
parte de la altiplanicie internacional de la cultu-
ra Destacarse siendo mujer implica todas las conno
taciones de superaci6n propias del caso, y tambien-
tribales. que se desprenden de las líneas anteri-
res.

Ya por 1958, C6rdova Iturburu en su libro


La pintura argentina.de1 siglo XX (~ditorialAtldn-
tida. Buenos ire es) inclula unas cien artistas des-
tacadas. Como la obra no trataba de la escultura ni
// tampoco del grabado, ese número por grande que
parezca se habrla visto notablemente incrementado
si huSiese tratado, aunque mas no fuera, de cubrir
'el campo de las artes visuales tradicionales. Des
de entonces sus limites se han ido abriendo y ensan. -
chando, y tambien se han interpenetrado con otras
disciplinas. Ademds, los tres generos basicos, pin-
tura, escultura y grabado dieron lugar entre si a dis -
tintas coil.binaciones. Dos timidos bautizos para de-
signar de alguna manera precaria su subcampo de carac -
terlsticas adn no bien definidas - experiencias visua-
-
les - y un subgenero - objetos - testimonian algunas
de las transformaciones producidas Aunque mas no fue-
ra que por ese simple hecho habrla que presumir que ha
aumentado el ndmero de mujeres protagonistas en nues-
.
tras artes vi suales Aunque, con todo, descontada esa
incidencia, no deberla verse en ella la principal cau-
sa de su mayor participacibn, sino en la liberacibn
progresiva de constricciones rutinarias por parte de
la mujer misma.

Dejado ya por supuesto que la mujer como


artista no tiene por que aceptar una ciudadanfa de
segunda clase, quedarla por considerar si los habitos
culturales pueden haber alcanzado la categorla de se-
gunda naturaleza, y concluido por establecer pautas
que obliguen a desempeflos esperados de parte de uno u
otro sexo. Pienso que en buen grado es asi. De alguna
manera se admite que el autor es el personaje cuando
de literatura se trata, y el retrato de mujeres aman-
tes o madres no ha detenido la labor de los autores;
el *Wne, Bovary c'est moi vale plenamente: en cierto
modo actual o potencial la criatura coincide con el
creador. Pero quienes crean se han detenido siempre
ante ciertas instancias, no las mismas, distintas se-
<Tdn las circunstancias, como si algo les impidiera to-
// mar la voz para actitudes mds femeninas. La poesia
masculina ha terminado por ser distinta de la femenina.
no importa si el hombre habla o no en nombre de la mu-
jer: Victoria Colonna es distinta de Miguel Angel, la
Comtessa de Dia jamds hubiera podido coincidir con Mar-
cabru, o con Bertrand de Bjorn; Safo no es Euripides. Pe-
ro Mme. Vigee La Brun y Eugenio Carriere, o Carriere y
Mariette Lydis. a distancia de.siglos pudieron haber
coincidido por algunas zonas semejantes de su sensibili-
dad. Cada ser comparte lo que de humano tiene con alguien,
pero no transfiere sus dltimas y definitivas d:ferencias.
Lo femenino puede ser sentido y traducido por el hombre,
pero un hombre determinado en sus filtimas consecuencias
-
no puede reemplazar jamds a una mujer finica en lo que tie
ne de mds profundo.

Si pensamos en la pintura de hoy, una perso-


nalidad fuerte; casi masculina - para decirlo con el lez
guaje convencional - como la de Martha Peluffo, sin em-
bargo, no podria ser tomada a su cargo por hombre algu-
no. Caundo Martha reaiizb su serie de autorretratos des-
nuda, perentoria, sin concesiones, hasta dar una especle
de gbtico-argentino, ningún hombre podria haberla reem-
plazado en esa masculinidad de lo femenino. No se emite
aqui, entiendase. un juicio de valores; ya que aquf no
se trata de un estudio critico y sblo se recurrird a po
cos ejemplos de actitudes asumidas por la mujer argenti-
na que no resultan tan caracteristicas de los hombres en
nuestras artes visuales: (cantidad de nombres resalta-
rian injustamente excluidos si se creyera que ese es el
criterio) sino la observacibn que merece la actitud de
una mujer artista que llega hasta el fondo de la copa en
la bfisqueda de sus diferencias esenciales: ella es Martha
Peluffo, capaz de hablar sin conmiseraciones de si misma
como mujer, patetica sin colgajos literarios e insosla-
yable en su ser.
.
// Y s i Raque1 Forner, unos t r e i n t a d o s
a n t e s , encuentra un d f a e l tema de l a guerra e s p a
Ííola, encuentra para siempre en s u s e n t r a ñ a s l o s
h o r r o r e s de l a guerra que toda mujer s i e n t e como ma-
dre r e a l o posible. De a l 1 1 en mbs l a guerra O l a
v i o l e n c i a toman su ser y penetran en su obra para no
abandonarla. E l pathos se p r e s e n t a no ya con l o es-
pecfficamente de e l l a , de Raquel Forner, s i n o con l o
que l e corresponde como Raquel Forner t e s t i g o de de-
nuncia s o c i a l a f u e r z a de ser mujer.

Entre ese sarcasmo a u t o c r i t i c o de Martha


P e l u f f o y l a i r a de dolor de Raquel Forner queda abar-
1
cado a l g o r e p r e s e n t a t i v o d e l arte l o c a l , con l o que
por ser l o c a l l e cabe de connotaciones propias. Cier-
1 t a t e n s i 6 n dramdtica que no excluye e l e s c a r n i o , a v e
c e s p r o c l i v e a d a r deliberadamente en una solemnidad con
d e j o s de grotesco, no parece a j e n a a alguna v e r t i e n t e
expresiva d e l Río de l a P l a t a . Tal vez provenga de l a
d i s t o r s i 6 n que se produce al i n t e n t a r s a l i r de l a pres-
cindencia por p a r t e de quienes tienden a contemplar l o s
acontecimientos mds que a i n t e n t a r m o d i f i c a r l ~ s . E l
<'no te metdsw, que observó Keyserling, y l a admonici6n
de Ortega, "Argentinos: a l a s cosasw, describen toda-
d a hoy uno de l o s f a c t o r e s mds a u t o l i m i t a t i v o s de
n u e s t r a personalidad. S a l i r de t a l i n e r c i a , donde se
c r i t i c a mds que l o que se hace, que busca en l a i r o -
n f a y e l humor c f n i c o su s a l i d a l a t e r a l , frecuentemen-
te inswne l a defomaci6n que transforma l a f u e r z a en
violencia.

S i e l pathos y l a denuncia de l a guerra


son dos de l a s componentes que marcan decididamente
l a presencia de l a s mujeres en l a p i n t u r a a r g e n t i n a
a c t u a l , e l humor absurdo y l a contingencia inespera-
da d e l happening no han s i d o e l menor a p o r t e de o t r a s .
E l nombre de Martha Minujin ha adquirido notoriedad
dentro y f u e r a d e l p a f s por causa siempre de s u o r i g i -
// n a l i d a d que compromete l a actuacibn personal
como p a r t e de l a obra misma. Desde l a s escultu-
r a s blandas que h e r o n sus Erbticos en multico-
-
l o r hace unos siete afíos en e l Centro de Artes
Visuales D i T e l l a , colchones transformados median -
t e p i n t u r a y conformacibn p o s t e r i o r , o l a meneada
Menesunda rnds t a r d e , h a s t a l a experiencia r e a l i z a
da en una c a s i l l a t e l e f b n i c a en c a l l e s de Nueva -
York, Martha Hinujin ha Yorzado l a atencibn d e l
t r a n s e ú n t e rnds d i s t r a f d o apelando a sus ropas y
decoración f a c i a l nunca por debajo de l o e s t r i d e n
te. Cu6les han 'sido l o s alcances de l a s experien=
c i a s d e s t i n a d a s deliberadamente a consumirse en
sf mismas y no d e j a r h u e l l a s , s i n o en l a memoria.
queda en e l t e r r e n o de l a s c o n j e t u r a s . Pero cabe
afirmar con segurjdad que su accibn contribuyb a
un aventamiento s i n parangón e n e l campo p i d s t i c o
a r g e n t i n o , que l o puso por completo a l d i a y a l a
p a r con l a s tendencias rnds renovadoras o ruidosas.

Contempordnea de Raque1 Forner Norah .


Borges. hermana d e l m65 famoso e s c r i t o r a r g e n t i n o
a c t u a l . i n t r o d u j o en n u e s t r a p i n t u r a un modo por
completo o r i g i n a l , a l c u a l s h l o hoy, luego de l a
admisi6n de l a p i n t u r a nafve por l a c r i t i c a de ar-
te, s e e s t a en condiciones de a p r e c i a r en s u s jus-
t o s mLritos y proyecciones. Norah Borges p r a c t i c b
siempre a l g o que puede c a l i f i c a r s e de d e l i b e r a c i b n
ingenua. manera transparente. simple. s i n sombras,
con contornos de f i g u r a s apacibles. o j o s y rasgos
mas i m p e r t e r r i t o s abn que l o s de l a s antiguas figu-
r a s e g i p c i a s . Significativamente, ese a r t e que pudo
tomarse por e s c a p i s t a e i n a c t u a l en SU momento, pez
s i s t e s i n desgaste; todavfa mds, asoma ccmo r e j u v e
necido. Ante 61 podriamos pensar en un a p o r t e tfpT-
co y propio de l a mujer, s i no e x i s t i e r a o t r o impox
1~ tante a r t i s t a que goza d e l a p r e c i o de l a c r i t i c a
// tual, Juan Grela, que ha concluido por encontrar
su verdadera dimensión en actitudes andlogas. aunque
tambien por completo propias de el como creador. Con
todo, y en honor del papel de la mujer en el arte ar-
gentino, cabe reparar en que Norah Borges lo precede
históricamente.

Esta nómina de pocos ejemplos no podrfa


concluir sin recordar dos figuras ejemplares del mo-
mento actual, aunque con largas y ejemplares trayec-
torias. Noemf Gerstein ocupa entre los escultores un
lugar excepcional. Si se prescinde de Alicia Penalba,
argentina, pero cuya actuación se desenvuelve desde
hace muchos aiios en Francia, no existe en nuestro pafs
ninguna otra figura que pueda ponerse en el mismo n?-
ve1 de Enio Iommi y Libero Badii, los dos escultores
rnds permanentemente reconocidos por los crfticos loca-
les. Pero de los tres, Noemf no sólo.nocede el paso
a los otros en lo que a originalidad se refiere, sino
encarna una actitud rnds de entronque con la tecnolo-
' gfa contempordnea. Sus esculturas seriadas a partir de
un grupo de elementos combinables provenientes de la
industria, caiios, esferas y otros, podrfan encontrar
repercusión universal, y sin duda la encontrarán cuan-
d: el arte latinoamericano cobre el reconocimiento que
ya ha cobrado su novelfst!ca.

Sin embargo, el arte de Noemf no es un arte


femenino, si este concepto se entiende con las connota-
ciones asignadas habitualmente. Para citar un caso, sus
construcc i ones de cafios han encontrado un eco prdctica-
mente identico en el famoso monumento a Sibelius, en
Helsinski, no sabemos si conoc:da o no la obra de nues-
tra escultora por el escultor finlandes. Aunque en sus co -
mienzos no le fueron ajenos los temas de la mujer y en
particular de la maternidad. que resolvió con formas rs
// dondas donde la ternura se volvfa el aporte im-
plfcito de su sexo, de a poco desembocó en la zona
neutra del arte vinculado al mundo tecnoibgico, que
ella enfoca con criterios emanados de la propia si-
tuación, racionales antes que sentimentales, pero
sensibles siempre.

Y el otro ejemplo serfa el de Afda Car-


ballo, de la cual tambien habrfa que seflalar que no
se trata de una mujer grabadora, sino de uno de nues-
tros dos o tres mejores grabadores, usando. lamenta-
blemente, el genero masculino con el cual el hombre
se ha apoderado de los conceptos universales.

-
Y como mera anecdota para cerrar estas no
tas donde se omite nombres importantfsimos por doce-
nas, para presentir cuák podrfa ser el papel de la mu-
jer en el Futuro inmediato, quede dicho que los últi-
mos concursos del Fondo Nacional de las Artes de nues-
tro pafs han sido ganados por mujeres. inclusive la
beca Alberto üurero que otorga para perfeccionamiento
en el exterior conjuntamente con la Embajada Alemana,
y la Rancisco Romero que adjudica junto con la Emba-
jada de Italia.

Basilio Uribe.

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