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Nueva Antropología

ISSN: 0185-0636
nuevaantropologia@hotmail.com
Asociación Nueva Antropología A.C.
México

Reygadas, Luis
Producción simbólica y producción material: metáforas y conceptos en torno a la cultura del trabajo
Nueva Antropología, vol. XVIII, núm. 60, febrero, 2002
Asociación Nueva Antropología A.C.
Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15906007

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PRODUCCIÓN SIMBÓLICA Y PRODUCCIÓN MATERIAL

Metáforas y conceptos en torno a la cultura del trabajo

Luis Reygadas*

L
as relaciones entre la cultura y se las discusiones entre empirismo y ra-
los aspectos materiales de la so- cionalismo en la filosofía de los siglos XVII
ciedad han sido ampliamente y XVIII, la acre polémica entre materialismo
discutidas, tanto en la antropología e idealismo en el siglo XIX, la oposición
como en el conjunto de las ciencias so- entre la antropología social británica y la
ciales. De hecho, esta discusión tiene antropología cultural norteamericana en
raíces muy profundas que se hunden el siglo XX y los debates entre materialis-
en viejas polémicas científicas y filosó- tas y culturalistas en la antropología eco-
ficas en torno a la distinción entre la nómica durante los años sesenta y seten-
materia y la mente, entre lo instrumen- ta del siglo XX .1 Por lo general han
tal y lo expresivo o entre lo objetivo y lo predominado los enfoques unilaterales, es
subjetivo. La bibliografía sobre estas re- decir, aquellos que postulan que uno de
laciones es tan abundante que cualquier
enumeración resultaría insuficiente. Sólo 1
Sobre esta última discusión se encuentra un
a manera de ejemplo, podrían mencionar-
interesante resumen en Jesús Contreras, “La an-
tropología económica entre el materialismo y el
* Profesor del Departamento de Antropología culturalismo”, en J. R. Llobera (coord.), Antropolo-
de la Universidad Autónoma Metropolitana-Izta- gía económica: estudios etnográficos, Barcelona,
palapa. Anagrama, 1981, pp. 9-32.
102 Luis Reygadas

los dos aspectos determina al otro, aun- Para ello, me propongo construir un con-
que también ha habido muchos intentos cepto de cultura del trabajo que sea con-
de explorar las determinaciones mutuas gruente con un enfoque histórico-semió-
entre ellos.2 Pero incluso en estos últimos tico de la cultura, es decir, con la visión
casos es frecuente el dualismo que separa de la cultura como un proceso de produc-
a lo material de lo simbólico, con enormes ción, transmisión y apropiación de signi-
dificultades para pensar el hecho de que ficados en contextos históricos y sociales
forman parte de una misma realidad, ade- específicos. También comento algunas de
más de que ambas constituyen dimensio- las metáforas que se han utilizado para
nes indisolubles de los sujetos y de la so- el análisis de las relaciones entre la cul-
ciedad, pese a que puedan ser separadas tura y el trabajo.
por el análisis.
Las polémicas sobre la relación entre
la producción material y la cultura des- LA INTERSECCIÓN
bordan el ámbito científico y filosófico, los DE DOS DIMENSIONES
conceptos utilizados por los pensadores (MÁS ALLÁ DEL DUALISMO
han estado imbricados con narrativas del CUERPO-ALMA)
sentido común que, mediante el uso de
metáforas, estereotipos y otros recursos La reflexión sobre las relaciones entre los
simbólicos oponen, distinguen o entrela- aspectos materiales y culturales del tra-
zan el cuerpo y el alma, el trabajo y la bajo estuvo dominada durante mucho
cultura, la economía y la ideología, los tiempo por la metáfora que opone, de
valores y el comportamiento. Este ar-
tículo se ubica en las coordenadas de es-
An Overview, Nueva York, Walter de Gruyter, 1992;
tas discusiones, pero gira en torno a un John Goldthorpe et al., The Affluent Worker in the
aspecto específico de las mismas, a saber, Class Structure, Cambridge, Cambridge Universi-
el de las intersecciones de lo cultural y lo ty Press, 1969; Rocío Guadarrama, “De la cultura
material en el proceso de trabajo, tema que obrera a las culturas laborales: reseña de un deba-
ha sido abordado tanto por la antropolo- te”, El Cotidiano, núm. 73, noviembre-diciembre
de 1995, pp. 19-24; Renaud Sainsaulieu, L’identité
gía industrial como por la sociología del au travail, París, Références, Presses de la Fonda-
trabajo, y que resulta de fundamental tion National des Sciencies Politiques, 1988; en la
importancia frente a las modificaciones antropología se pueden mencionar los trabajos de
que experimentan las culturas laborales Mary Douglas, “The Person in an Enterprise Cul-
en el contexto actual de globalización.3 ture”, en Shaun Hargreaves y Angus Ross, Under-
standing the Enterprise Culture. Themes in the
Work of Mary Douglas, Edimburgo, Edimburgh
2
Uno de los trabajos que mejor logra conjuntar University Press, 1993; Victoria Novelo, “La cultu-
ambas dimensiones como parte constituyente de ra obrera, una contrapropuesta cultural”, Nueva
una misma realidad es el libro de Maurice Gode- Antropología, vol. VI, núm. 23, marzo de 1984,
lier, Lo ideal y lo material , Madrid, Taurus Huma- pp. 45-56; Juan Luis Sariego, “Cultura obrera: per-
nidades, 1989. tinencia y actualidad de un concepto en debate”,
3
Sobre este tema en el ámbito de la sociología en Esteban Krotz (comp.), La cultura adjetivada,
pueden consultarse Mats Alvesson y Per Olof Berg, México, Universidad Autónoma Metropolitana-Iz-
Corporate Culture and Organizational Symbolism. tapalapa, 1993, pp. 33-42.
Producción simbólica y producción material 103

manera dualista, la materia y la mente tenece exclusivamente al hombre. Una ara-


o, dicho de otro modo, el cuerpo y el alma. ña ejecuta operaciones que semejan a las
De acuerdo con este dualismo, lo mate- manipulaciones del tejedor, y la construc-
rial y lo simbólico serían realidades de ción de los panales de las abejas podría
avergonzar, por su perfección, a más de un
distinta naturaleza, pertenecerían a uni-
maestro de obras. Pero, hay algo en que el
versos separados o, al menos, paralelos,
peor maestro de obras aventaja, desde lue-
es decir, líneas rectas que nunca conver- go, a la mejor abeja, y es el hecho de que,
gen, conjuntos que nunca llegan a la in- antes de ejecutar la construcción, la pro-
tersección. En el caso del trabajo, por un yecta en su cerebro. Al final del proceso de
lado estaría la transformación física de trabajo, brota un resultado que antes de
la materia prima mediante un esfuerzo comenzar el proceso existía ya en la mente
que la convierte en un producto y, por el del obrero; es decir, un resultado que tenía
otro, las ideas, percepciones, sentimien- ya existencia ideal. El obrero no se limita
tos y valores encerrados en la mente de a hacer cambiar de forma la materia que
los trabajadores, empleados o patronos. le brinda la naturaleza, sino que, al mis-
mo tiempo, realiza en ella su fin, fin que él
El problema con esta metáfora no está en
sabe que rige como una ley las modalida-
el reconocimiento de estas diferencias,
des de su actuación y al que tiene necesa-
que efectivamente existen, sino en la di- riamente que supeditar su voluntad. Y esta
ficultad para pensar sus relaciones, para supeditación no constituye un acto aisla-
construir puentes que las unan en un solo do. Mientras permanezca trabajando, ade-
andamiaje conceptual: con frecuencia se más de esforzar los órganos que trabajan,
analizaba un aspecto desligado del otro, el obrero ha de aportar esa voluntad cons-
sin lograr concebirlas como dimensiones ciente del fin a que llamamos atención,
de una misma realidad. Los procesos atención que deberá ser tanto más recon-
mentales no ocurren al margen de la rea- centrada cuanto menos atractivo sea el tra-
lidad física y corporal, del mismo modo bajo, por su carácter o por su ejecución,
para quien lo realiza, es decir, cuanto me-
que el trabajo humano no existe sin el
nos disfrute de él el obrero como de un jue-
trasfondo de la actividad simbólica.
go de sus fuerzas físicas y espirituales.4
La producción material no puede des-
ligarse de la producción simbólica que se
La noción de cultura del trabajo busca
entreteje con ella. El trabajo humano más
captar esta intersección entre lo simbóli-
simple requiere una actividad mental, se
co y lo productivo. Se ubica en el espacio
encuentra embebido en un determinado
de las relaciones entre las dimensiones
contexto cultural. El trabajo no existiría
materiales y mentales de la actividad la-
sin la materia prima de los símbolos. La
boral. Hay diversas definiciones del con-
existencia de la parte ideal del trabajo fue
cepto de cultura del trabajo. Entre ellas,
mencionada hace mucho tiempo por Car-
cabe recordar la que propuso Gintis:
los Marx, en un pasaje de El capital que
ya es clásico:
4
Carlos Marx, El capital. Crítica de la econo-
Aquí partimos del supuesto del trabajo mía política, t. I, México, Fondo de Cultura Econó-
plasmado ya bajo una forma en la que per- mica, 1973, pp. 130-131. Cursivas en el original.
104 Luis Reygadas

Las culturas del trabajo están constituidas tanto la dimensión simbólica (los signifi-
por el conjunto de comportamientos, sig- cados) como la dimensión de la acción
nificados y hábitos de relación que se en- (comportamientos y hábitos), lo que con-
cuentran inmersos en las relaciones labo- lleva el riesgo de hacer una definición
rales. Se incluyen también bajo este
demasiado abarcadora. Roberto Varela ha
concepto las tipificaciones de las ocupacio-
señalado con agudeza la necesidad de no
nes y el conocimiento de los saberes labo-
rales específicos que definen la actividad confundir la cultura y el comportamien-
desarrollada. Integran tanto las políticas to, aunque se encuentren indisolublemen-
organizativas de la empresa, como las res- te ligados: una cosa son las conductas y
puestas de los trabajadores a las mismas otra los significados que se encuentran
(Burawoy, 1989; Lamphere, 1985). Puede asociados con ellas.6
decirse que las culturas del trabajo confor- Por su parte, en una reflexión más abs-
man los grupos de referencia normativos, tracta, Maurice Godelier ha planteado la
relativamente homogéneos y cohesionados, cuestión de las relaciones entre la cultu-
que se constituyen a través de la propia ra y el trabajo de una manera muy suge-
interacción que se establece entre los tra-
rente. En su libro Lo ideal y lo material7
bajadores como resultado de la división
destacó la importancia de la cultura en
técnica del trabajo.5
la configuración de las relaciones de pro-
La definición de Gintis tiene la venta- ducción. En ese texto analizó las funcio-
ja de incluir tanto las culturas de empre- nes que desempeñan las realidades ma-
sa como las de los trabajadores, además teriales y las realidades ideales en el
de que destaca que son un producto de la proceso de producción de la sociedad. Para
interacción de los sujetos. También tiene él, la parte ideal nace al mismo tiempo
el acierto de señalar que no son una rea- que la sociedad. Las representaciones
lidad externa al trabajo (“se encuentran normativas no son un reflejo en la con-
inmersas en las relaciones laborales”) y ciencia de relaciones sociales nacidas fue-
que están constituidas tanto por elemen- ra y al margen de la conciencia; por el con-
trario, constituyen un componente esen-
tos cognitivos (“tipificaciones de las ocu-
cial de esas relaciones: “En el corazón de
paciones y saberes laborales”) como por
la parte más material de la infraestruc-
elementos no cognitivos (“grupos de refe-
tura de las sociedades, en el corazón de
rencia normativos”). Sin embargo, se
las fuerzas productivas [...] descubrimos,
presta a algunas confusiones al incluir
pues, una parte ideal. [...] Esta parte ideal
constituye una especie de armadura, un
5
Herbert Gintis, “La naturaleza del intercam-
esquema organizador interno de su pues-
bio laboral y la teoría de la producción capitalista”, ta en práctica”.8
en L. Tohara (comp.), El mercado de trabajo: teo-
rías y aplicaciones, Madrid, Alianza Universidad, 6
Roberto Varela, “Cultura, tecnología y dispo-
1983, p. 176, citado en Dolors Comas d’Argemir, sitivos habituales”, ponencia al Coloquio Interna-
“Trabajo, ideología y representaciones sociales: las cional de Tecnología y Procesos Culturales, Méxi-
representaciones ideológicas en el mercado labo- co, febrero de 1994, pp. 3-4.
ral”, ponencia al V Congreso de Antropología, Gra- 7
Maurice Godelier, op. cit.
nada, 1990, p. 24. Cursivas en el original. 8
Ibid., p. 165. Cursivas en el original.
Producción simbólica y producción material 105

Me parece que los planteamientos de to a las condiciones materiales del traba-


Godelier resultan apropiados por dos ra- jo y viceversa.11
zones. En primer lugar, porque precisan La segunda gran aportación de Gode-
que lo material y lo ideal son dos compo- lier es su concepción de lo “ideal” (idéel,
nentes de la realidad, que si bien no son en francés), capaz de incluir una amplia
lo mismo, coexisten y pueden determinar- gama de realidades subjetivas:
se de manera recíproca: “Las relaciones
sociales nacen siempre simultáneamen- Al decir realidades ideales, me refiero a
te fuera del pensamiento y dentro del todas las formas de pensamiento implica-
pensamiento [...] el pensamiento mantie- das en la producción y reproducción de las
ne siempre una relación de co-nacimiento relaciones sociales. La ventaja de la pala-
bra ‘idéel’ [ideal] [...] es que sirve para de-
con lo real social”.9 De aquí puede deri-
signar todas las formas de pensamiento,
varse la idea de que el trabajo tiene dos
conscientes e inconscientes, cognitivas o no
partes o dimensiones, una ideal y otra cognitivas, sin excluir ni privilegiar algu-
material, las cuales están siempre pre- na. De este modo he querido mostrar con
sentes e influyen una en la otra. toda claridad que cualquier relación de los
El hecho de que los aspectos ideales y hombres, entre ellos o con la naturaleza,
materiales del trabajo estén íntimamen- conlleva siempre una parte ‘idéel’ (ideal)
te vinculados no quiere decir que las dos que juega un papel esencial en la produc-
partes sean idénticas, ni que un cambio ción y en la reproducción de esa relación.12
en una de ellas necesariamente desem-
boque en un cambio similar en la otra.10 Coincido con estos postulados de Go-
Una vez establecido que ambas dimen- delier, pero prefiero no utilizar la noción
siones tienen poder constitutivo sobre la de una parte ideal del trabajo por dos ra-
realidad, pueden analizarse con relativa zones. En primer término, no existe en
independencia y entender que entre ellas castellano una palabra que traduzca de
hay una relación de condicionamiento manera adecuada la noción francesa
mutuo pero no absoluto: la cultura debe de idéel (ideacional, ideático, mental, re-
verse con una “libertad vigilada” respec- lativo a las ideas), la cual es muy diferen-
te a idéal (ideal o imaginario).13 La segun-
da razón es de orden teórico: si bien
Godelier incluye en la parte ideal muy di-
9
Ibid., p. 198. Cursivas en el original.
10
En uno de sus primeros artículos, Clifford
Geertz argumentó que uno de los problemas de la
antropología en general, y del funcionalismo en 11
Paolo Zurla, “Calidad y cultura del trabajo
particular, era el de pensar que un cambio en la en los años ochenta”, Sociología del Trabajo, nue-
sociedad tenía que desembocar necesariamente en va época, núm. 8, Madrid, invierno de 1989-1990,
un cambio del mismo sentido en la cultura y vice- pp. 111-113.
versa, advirtiendo de los peligros de concebir la 12
Maurice Godelier, op. cit., p. 8. Cursivas en el
cultura y la sociedad como estructuras isomorfas. original.
Clifford Geertz, “Ritual y cambio social: un ejem- 13
Véase la nota del traductor en la página 6 del
plo javanés”, en La interpretación de las culturas, libro de Godelier, así como la nota de la página 157
Barcelona, Gedisa, 1991, pp. 131-151. del mismo texto.
106 Luis Reygadas

versas formas del pensamiento (cogniti- LA EFICACIA SIMBÓLICA


vas, no cognitivas, conscientes, incons- DEL TRABAJO: METÁFORAS
cientes, representaciones imaginarias, DEL IMPACTO
etc.), no dice nada acerca de otros compo-
nentes de la cultura que no son, en senti- El concepto de cultura del trabajo alude a
do estricto, pensamientos, sino sentimien- la intersección de dos aspectos de la vida
tos, afectos, normas, valores. A pesar de social: la dimensión simbólica y la dimen-
que seguiré de cerca las líneas generales sión productiva. En esta intersección se
de la propuesta de Godelier, en vez de deben analizar, al menos, dos procesos, que
hablar de una parte ideal, hablaré de una se refieren a la influencia que cada una de
dimensión simbólica del trabajo, en la que las dimensiones ejerce sobre la otra. En la
es posible incluir todos esos componen- realidad los dos se encuentran entrelaza-
tes de la cultura. También sigo en ello la dos, y aquí sólo se distinguen con fines
propuesta de Varela, quien incluye en la analíticos. El primer proceso tiene que ver
cultura los signos y símbolos que se refie- con un vector que va desde la esfera pro-
ren a conocimientos, informaciones, va- ductiva hacia la cultural, o sea, con la
loraciones, emociones, sentimientos, ilu- manera en que el trabajo determina a la
siones y utopías.14 cultura. El segundo proceso opera en sen-
Con base en las reflexiones anteriores, tido inverso, de la cultura hacia el trabajo,
propongo la siguiente definición: por cul- es decir, se refiere a la influencia que ejer-
tura del trabajo entiendo la generación, ce la cultura sobre el ámbito del trabajo.
actualización y transformación de formas Así, habría que distinguir en primer lu-
simbólicas en la actividad laboral. Quie- gar la incidencia que tienen las caracte-
ro insistir en la necesidad del análisis rísticas de la actividad laboral sobre las
multidireccional de los vínculos entre cul- ideas, las representaciones, los valores,
tura y trabajo, con el fin de indagar tanto las normas y los hábitos de los agentes pro-
la influencia que tiene la acción simbóli- ductivos y del conjunto de la sociedad. Lla-
ca sobre el proceso productivo como el mo a esta incidencia eficacia simbólica del
papel del trabajo en la formación de la trabajo, la cual podría ilustrarse por me-
cultura de la sociedad. Asimismo, remar- dio del esquema de la figura 1.
caré la importancia de entender la crea- La reflexión sobre la manera en que el
ción y apropiación de formas simbólicas trabajo determina a la cultura se encuen-
en el trabajo como un proceso en el que tra en la economía política clásica, en el
los agentes actualizan su cultura dentro marxismo, en muchos estudios sobre los
de contextos y relaciones de poder espe- efectos sociales de la tecnología y en nu-
cíficos. merosas investigaciones de antropología
y sociología industrial. Por lo general ha
sido pensada mediante metáforas de im-
pacto, es decir, por medio de postulados
que plantean que el trabajo, la economía
y la tecnología son variables independien-
14
Roberto Varela, op. cit. tes que modifican a la cultura concebida
Producción simbólica y producción material 107

FIGURA 1. Influencia del trabajo sobre la cultura

EFICACIA SIMBÓLICA DEL TRABAJO

TRABAJO CULTURA
Impacto

(Duro) (Blando)

como variable dependiente. Por eso en el efectos de la máquina de vapor, de la elec-


esquema de la figura 1 aparece una fle- tricidad, del automóvil, de la televisión,
cha sólida para indicar el impacto que de las computadoras o de la internet so-
ejercen las fuerzas “duras” o materiales bre el tejido social y las costumbres, na-
en los aspectos “blandos” o culturales. Un rraciones en las que las revoluciones in-
ejemplo conspicuo de estos postulados es dustriales son el punto de partida para
la famosa metáfora del edificio acuñada la transformación ulterior del resto de la
por Marx, según la cual los cambios en estructura social. Lo importante es reco-
las fuerzas productivas y las relaciones nocer esta indudable eficacia simbólica de
de producción (infraestructura) provocan, los procesos materiales sin reproducir la
tarde que temprano, transformaciones unilateralidad y el determinismo que
correspondientes en las esferas políticas acompañan a la mayoría de las metáfo-
e ideológicas (superestructura). 15 Otra ras del impacto.
metáfora muy ilustrativa es la que ve la La influencia del trabajo sobre los pro-
influencia de la tecnología sobre la cultu- cesos de construcción de significados tam-
ra como un fenómeno similar al que ocu- bién está presente en los estudios acerca
rre cuando se arroja una piedra al agua, de la cultura obrera.17 Pero en ese caso la
provocando ondas sucesivas en torno al
punto de impacto.16 De igual manera, es 17
Para una discusión sobre el empleo del con-
frecuente encontrar descripciones de los cepto de cultura obrera en la antropología mexica-
na véase Luis Reygadas, “De la conciencia de clase
a la business anthropology: los estudios sobre cul-
15
Carlos Marx, “Prólogo a la contribución a la tura y trabajo en México”, Inventario Antropoló-
crítica de la economía política”, en Carlos Marx y gico, vol. 6, 2000. También pueden consultarse
Federico Engels, Obras escogidas, Moscú, Progre- Patricia Arias, “Antropología del trabajo y an-
so, 1974. tropología obrera”, en varios autores, Teoría e
16
María Josefa Santos y Rodrigo Díaz han uti- investigación en la antropología social mexicana,
lizado esa metáfora para hacer una crítica muy México, CIESAS, 1988; Guillermo Bonfil, “Comenta-
sugerente al determinismo tecnológico en su ar- rios a la ponencia ‘Notas acerca de la cultura obre-
tículo “Poder, tecnología y cultura”, México, 2001 ra’”, en Victoria Novelo (comp.), Coloquio de cultu-
(mecanuscrito). ra obrera, México, CIESAS, 1987; Raúl Nieto, Ciudad,
108 Luis Reygadas

indagación se enfocaba en la incidencia decir que hay un proceso de creación de


de un tipo particular de sujeto colectivo: significados desde el trabajo: la actividad
la clase obrera. Se trata ahora de abrir el laboral siempre va acompañada de cons-
abanico de las posibilidades de análisis, a trucciones simbólicas. Al trabajar, los su-
modo de poder incluir distintos tipos de jetos entablan relaciones consigo mismos,
sujetos individuales o colectivos: hombres, con otros sujetos y con objetos de diversa
mujeres, artesanos, obreros, ingenieros, clase; al hacerlo, actualizan, interpretan
clases sociales, miembros de una profesión, y producen significados mediante el uso
de un grupo étnico o de una organización. de símbolos. Estos símbolos no sólo se
Este primer aspecto de la cultura del refieren a su actividad productiva y a sus
trabajo indica que, desde el punto de vis- relaciones de trabajo, sino que son de
ta de los individuos, los sujetos producti- naturaleza muy variada y pueden, des-
vos exportan o trasladan sistemas de re- pués, ser reutilizados en la vida extrala-
presentaciones, normas, valoraciones y boral.
utopías desde su trabajo hacia las otras Un operador de maquinaria, al fabri-
esferas de su vida. 18 Desde un punto car una pieza, puede estar pensando en
de vista colectivo, hay un movimiento de su trabajo, pero también puede estar ge-
creación simbólica que parte de la esfera nerando concepciones, actitudes y valo-
de la producción y se difunde hacia otras res muy diversos que después llevará a
instancias de la sociedad. Es en este mo- otros mundos de vida. La solidaridad
vimiento donde se puede ubicar el postu- aprendida en el taller o en la oficina es
lado de Sahlins sobre la retícula simbóli- susceptible de ser trasladada al espacio
ca que se forma en las relaciones de doméstico o al grupo de amigos, lo mismo
producción y que se proyecta después so- que el orgullo profesional del artesano se
bre el conjunto de la sociedad.19 Se puede convierte después en criterio educativo al
formar a los hijos. El rechazo de los mi-
cultura y clase obrera: una aproximación antropo- neros de enclave hacia los patrones ex-
lógica, tesis de maestría en antropología social, tranjeros puede aparecer después en la
México, ENAH, 1992; Victoria Novelo, Coloquio so- vida cotidiana de las escuelas, del mismo
bre cultura obrera, México, CIESAS, 1987; Juan Luis
Sariego, “La cultura minera en crisis. Aproxima-
modo que los valores del consumismo y
ción a algunos elementos de la identidad de un gru- de la competitividad inculcados en un
po”, en Victoria Novelo, Coloquio sobre cultura obre- centro de trabajo se llevan hacia las acti-
ra, México, CIESAS , 1987, y Juan Luis Sariego, vidades recreativas. En las últimas déca-
“Antropología y clase obrera: reflexiones sobre el das ha sido notorio cómo las ideas en tor-
tema a partir de la experiencia de la antropología
social mexicana”, Cuicuilco, tercera época, núm. 19,
no a la calidad en la producción han ido
México, octubre-diciembre de 1987. penetrando en el ámbito de la política y
18
Al respecto véase Herbert Applebaum, The Con- de la vida cotidiana. Parece haber claros
cept of Work. Ancient, Medieval and Modern, Albany, indicios de que en el trabajo se producen
State University of New York Press, 1992, p. 571. costumbres, signos de identidad, valores
19
Marshall Sahlins, Cultura y razón práctica.
Contra el utilitarismo en la teoría antropológica,
y tradiciones que desde ahí impregnan
Barcelona, Gedisa, 1988, p. 208; al respecto véase otras esferas de la vida social. La cultura
también Nieto, op. cit., p. 29. no sólo se aprende y se recrea con las es-
Producción simbólica y producción material 109

cuelas, los medios de comunicación, las cados como sociedades del trabajo, menos
fiestas, las prácticas religiosas o cualquier aún del trabajo industrial. De cualquier
otro proceso u organismo especializado en manera, esta primera vertiente del con-
la producción simbólica; también desde cepto de cultura del trabajo delimita un
el trabajo se configuran sistemas de sig- campo que puede ser objeto de indaga-
nificados. Qué tanto peso tiene el traba- ción: el de la eficacia simbólica del traba-
jo, en particular el trabajo industrial, en jo, es decir, los efectos culturales de la
la definición de una cultura es algo que actividad laboral, los significados que
habrá de evaluarse en situaciones histó- emergen con el trabajo y que, de un modo
ricas concretas. En algún momento se u otro, son trasladados hacia otros mun-
pensó que en los países industrializados dos de la vida.22 Del análisis de la efica-
este peso era decisivo, hasta el punto de cia simbólica del trabajo emergen pregun-
considerarlos sociedades del trabajo, como tas relevantes relacionadas con las
lo hizo Dahrendorf: transformaciones recientes del trabajo,
entre ellas: ¿qué tipo de culturas se están
La sociedad del crecimiento [...] ha sido generando con los nuevos sistemas de
también una sociedad del trabajo. La vida organización del trabajo en la industria y
de los hombres se constituía en torno al los servicios?, ¿qué repercusiones tienen
trabajo. La educación se orientaba como sobre la cultura de las regiones en que se
preparación para el mundo del trabajo, el
instalan nuevos centros productivos? y
tiempo libre como reposo para afrontar
¿de qué manera los sujetos transfieren a
el nuevo trabajo, la pensión como compen-
sación por una vida de trabajo. Además, el su vida extrafabril los significados que
trabajo no sólo se consideraba necesario han creado o de los que se han apropiado
para ganar la vida, sino como un valor en en su experiencia de trabajo?
sí mismo. Existía el orgullo por el propio La eficacia simbólica del trabajo es in-
trabajo y por los logros laborales. La pere- dudable. Muchos autores, desde el mar-
za era severamente reprochada. Podemos xismo, el evolucionismo, el materialismo
decir que la figura del hombre trabajador cultural y otros enfoques, han puesto de
representaba el ideal de esta sociedad.20 manifiesto la enorme influencia que ejer-
cen los aspectos materiales de la socie-
Sin embargo, en muchas regiones del dad sobre la cultura. Sin embargo, esta
mundo el trabajo industrial no tuvo la eficacia ha sido con frecuencia sobresti-
misma importancia que en las socieda- mada, lo que ha dado lugar a determinis-
des consideradas por Dahrendorf. Ade- mos económicos y tecnológicos que redu-
más, hoy en día las cosas han cambiado cen la cultura a un simple epifenómeno
un poco. En los países del Norte el traba- de los procesos materiales. Esta clase de
jo sigue siendo determinante del status y determinismo es muy frecuente en mu-
la influencia de las personas,21 pero es
difícil sostener que puedan ser identifi-
22
Sobre este tema véase también Stephen Hill,
“The Cultural Force of Technological Systems”,
20
Citado en Paolo Zurla, op. cit., p. 115. ponencia al coloquio Tecnología y Procesos Cultu-
21
Al respecto véase Herbert Applebaum, op. cit. rales, México, UNAM, 1994.
110 Luis Reygadas

chos análisis de la industria y el trabajo, o revolucionario, se trata de una serie de


que postulan que un nuevo tipo de ma- acciones paulatinas y cotidianas que, al
quinaria, una nueva tecnología o un nue- cabo de un extenso periodo, también tie-
vo sistema de organización del trabajo van nen consecuencias de largo alcance. Por
a tener como resultado el nacimiento de eso han sido descritos como movimientos
una nueva cultura, sin advertir la auto- moleculares que, poco a poco, hacen sen-
nomía de los fenómenos simbólicos ni el tir su efecto sobre la realidad material,
hecho de que la economía y la tecnología tal como lo ilustran las flechas puntea-
son también construcciones sociales, que das del esquema. Un ejemplo clásico de
a su vez resienten la influencia de la di- esta influencia se encuentra en el extraor-
námica cultural. Por eso, el estudio de la dinario texto de Max Weber sobre las re-
eficacia simbólica del trabajo debe com- percusiones del calvinismo en el surgi-
plementarse con el análisis de la otra cara miento de la producción capitalista.23
de la moneda, es decir, de la eficacia labo- Invirtiendo la metáfora de la piedra que
ral de la cultura. produce de inmediato ondas concéntricas
sobre la superficie del agua, podría pen-
sarse en el desgaste paulatino que pro-
LA EFICACIA LABORAL duce el oleaje al chocar contra las rocas
DE LA CULTURA: METÁFORAS de la costa, o en las formas caprichosas
MOLECULARES, ARQUETIPOS que esculpen las gotas de agua al caer y
Y ESTEREOTIPOS escurrir, durante años, sobre las piedras.
La cuestión de la eficacia laboral de la
Los agentes no sólo exportan estructura- cultura aparece en muchas discusiones
ciones de significado desde sus centros de sobre la cultura organizacional y corpo-
trabajo hacia otros espacios vitales, tam- rativa,24 que destacan las maneras, a ve-
bién se produce el fenómeno inverso: la ces directas y a veces soterradas, en que
importación de maneras de percibir, sen- los valores de una empresa o una nación
tir y valorar desde el conjunto de la expe- repercuten en el desempeño productivo.
riencia social hacia la actividad producti- Los estereotipos son uno de los recursos
va. Esta importación simbólica alude al más socorridos en la comparación de las
segundo proceso de la cultura del traba- culturas laborales.25 Por medio de ellos se
jo, el que va de lo simbólico hacia lo pro-
ductivo, proceso que hace referencia a la 23
Max Weber, La ética protestante y el espíritu
influencia que ejerce la cultura sobre del capitalismo, México, Premiá, 1979.
24
Para una revisión del uso de los conceptos
la producción, al que denomino eficacia de cultura organizacional y cultura corporativa en la
laboral de la cultura, que se encuentra antropología mexicana véase Luis Reygadas, op. cit.
ilustrado en la figura 2. 25
Sobre la aplicación de estereotipos al trabaja-
Las repercusiones de las costumbres, dor mexicano véase Luis Reygadas, “Estereotipos
valores y representaciones sobre el pro- rotos: el debate sobre la cultura laboral mexicana”,
en Rocío Guadarrama (coord.), Culturas y trabajo
ceso productivo son menos visibles que las en México: estereotipos, prácticas y representacio-
de la economía o la tecnología sobre la nes, México, Juan Pablos/Fundación Friederich
cultura; más que un impacto demoledor Ebert/UAM-Iztapalapa, 1998, pp. 125-156.
Producción simbólica y producción material 111

FIGURA 2. Influencia de la cultura en el trabajo

EFICACIA LABORAL DE LA CULTURA

TRABAJO Acción molecular CULTURA

(Duro) (Blando)

trata de mostrar las diferencias entre las tiene imágenes, visiones, concepciones,
culturas nacionales del trabajo, ya sea actitudes y valores acerca del trabajo, ins-
para ensalzar las pretendidas virtudes critos en la totalidad de su cultura. Aden-
productivas de la cultura occidental o ja- trarse en este aspecto de la cultura del
ponesa o para condenar los hábitos de trabajo es explorar los significados que
otros pueblos, bajo la suposición de que tiene lo laboral, indagar sobre el valor
tienen efectos nocivos sobre la disciplina que se le asigna al trabajo y a sus pro-
laboral y la calidad. Así, muchos estudios ductos, preguntarse sobre el lugar que
de cultura organizacional se impreg- ocupa la actividad productiva en la cos-
nan de narrativas del sentido común acer- movisión de un pueblo, de un grupo so-
ca del trabajador bueno y el trabajador cial o de una empresa; en una palabra,
malo. En la literatura sobre negocios analizar los discursos —en sentido am-
abundan las narraciones épicas que pre- plio— sobre el trabajo. Por otro lado, se re-
sentan a empresarios y altos ejecutivos fiere también a las repercusiones de la cul-
como líderes culturales que logran imbuir tura en el ámbito productivo: los sujetos
a sus empleados con la filosofía, la visión, llegan a sus centros de trabajo con una car-
la misión y los valores de su organización, ga simbólica que contribuye a darle forma
proponiendo el arquetipo del buen empre- a su actividad, de modo que las culturas
sario que conduce a su personal median- de la sociedad en que viven afectan la di-
te el convencimiento y el ejemplo.26 námica de sus relaciones en el trabajo.27
La determinación que ejerce la cultu- Es conveniente aclarar que, en los pro-
ra al desarrollo de la actividad producti- cesos productivos, los agentes no sólo po-
va incluye, por una parte, las represen- nen en juego la parte de su capital sim-
taciones acerca del trabajo: cada sociedad bólico relativa al trabajo: también pueden
utilizar otros aspectos de su cultura, otros
26
Véase, por ejemplo, Terrence Deal y Allen
Kennedy, Corporate Culture. The Rites and Rituals 27
Sobre este tema conviene revisar el texto de
of Corporate Life, Reading Massachusetts, Addison T. Lupton, On the Floor Shop, Oxford, Perganon,
Wesley, 1991. 1963.
112 Luis Reygadas

valores, representaciones, visiones y ac- una cultura del trabajo, aprendida en


titudes, aunque no se refieran en forma múltiples instancias de socialización, que
específica al trabajo. Dicho de otra ma- van desde la familia hasta la religión,
nera, al producir significados acerca de pasando por la escuela y los medios de
su actividad laboral los agentes pueden comunicación. Tal vez no sea la cultura
recurrir a un capital simbólico más am- del trabajo que les gustaría a los empre-
plio, a la cosmovisión y a los valores pro- sarios, sino otra distinta. Pero es un error
pios de su cultura: no se reducen a utili- pensar que carecen de cultura laboral y
zar sus imágenes sobre el trabajo, pueden que simplemente se trata de que apren-
poner en acción símbolos muy diversos, dan una. Los agentes llegan a los centros
relacionados, por ejemplo, con la recipro- de trabajo con tradiciones culturales com-
cidad, la moral, la justicia, la diversión, plejas, formadas en múltiples mundos de
el poder, la nacionalidad, los géneros, las vida. Los nuevos obreros de origen rural
jerarquías, etc.. De aquí no se infiere que trasladan del campo a la fábrica concep-
sus representaciones sobre el trabajo ten- ciones sobre el tiempo y los ritmos de tra-
gan que embonar necesariamente con sus bajo; introducen también códigos de reci-
otras representaciones, puede haber en- procidad incubados en prolongadas
tre ellas mayor o menor coherencia, se relaciones de parentesco, para después
pueden presentar fracturas, ambigüeda- recrearlos en redes sociales dentro del
des y ajustes situacionales.28 trabajo. Muchas mujeres ven su trabajo
Huelga decir que la cultura del traba- remunerado a partir de la comparación
jo no se genera de forma exclusiva en la con el trabajo doméstico y de acuerdo con
actividad laboral, sino que tiene su ori- estrategias familiares.29 Múltiples men-
gen en el conjunto de la producción sim- sajes transmitidos en los noticiarios, en
bólica de la sociedad. En muchas circuns- las telenovelas y en los espectáculos de-
tancias no laborales se pueden aprender portivos son recreados para interpretar
significados que tienen que ver con el tra- el mundo de las relaciones de trabajo. Los
bajo, por ejemplo, en el juego los niños centros productivos también se pueblan
adquieren hábitos y normas que determi- con imágenes religiosas y prácticas festi-
narán su comportamiento ulterior en la vas, con todo el bagaje de tradiciones que
producción. En el tiempo libre, por oposi- los trabajadores y empleados llevan a
ción, también se configuran actitudes cuestas. La creación de una nueva cultu-
hacia el trabajo. Esto explica por qué un ra laboral, entonces, sólo puede entender-
grupo de obreras recién incorporadas a se como resultado de la intersección, más
la industria, sin ninguna experiencia la- o menos conflictiva, de estas diferentes
boral previa, no llegan a la fábrica como tradiciones.
una página en blanco, sino que poseen ya Esta segunda vertiente del concepto de
cultura del trabajo define también un
campo de análisis: el de la eficacia labo-
28
Clyde Mitchell, “Orientaciones teóricas de los
estudios urbanos en África”, en M. Banton (comp.),
Antropología social de las sociedades complejas,
Madrid, Alianza Editorial, 1980, pp. 60-61. 29
Renaud Sainsaulieu, op. cit., pp. 30-39.
Producción simbólica y producción material 113

ral de la cultura, es decir, el de las in- cuencia se ve a la cultura sólo como un


fluencias culturales a las que se encuen- conjunto de normas y valores e incluso se
tra sometido el proceso de trabajo, el de llega a hablar de culturas corporativas
las maneras en que los agentes producti- “débiles” y “fuertes”, caracterizando a es-
vos emplean durante el trabajo mapas tas últimas como aquellas que tienen lí-
cognitivos, estructuras de sentimientos, deres que logran integrar a todos los em-
esquemas de percepción y marcos norma- pleados en torno a las metas de la
tivos, así como otros recursos simbólicos organización.31 Otra variante de este cul-
que han aprendido dentro y fuera del turalismo es la que explica el éxito indus-
marco laboral y que condicionan el ejer- trial de algunos países —sobre todo de
cicio de su trabajo. Para el estudio de las Japón y de otras naciones asiáticas— a
culturas contemporáneas del trabajo este partir de sus tradiciones culturales, ex-
campo analítico sugiere las siguientes plicación que da lugar a nuevos etnocen-
preguntas: ¿de qué manera las distintas trismos al presentar la cultura de un pue-
culturas nacionales, étnicas y regionales blo como la responsable del atraso
repercuten en el proceso de trabajo?, ¿en económico.32 Para evitar este determinis-
qué sentido los mundos simbólicos de los mo cultural es preciso ver tanto la efica-
empleados afectan su manera de traba- cia laboral de la cultura como la eficacia
jar?, ¿cómo influyen los antecedentes cul- simbólica del trabajo.
turales del personal en el proceso de tra- Al ver en conjunto estos dos procesos,
bajo?, ¿en qué medida los nuevos sistemas el que va del trabajo a la cultura y el que
de organización del trabajo son una res- recorre el camino en sentido inverso, se
puesta a transformaciones culturales de aprecia que existe un vaivén de produc-
las sociedades contemporáneas? ción y circulación simbólica entre los cen-
Es indispensable reconocer la influen-
cia que ejercen las culturas sobre el pro- textos sobre cultura organizacional y cultura cor-
ceso de trabajo. Pero también es riesgoso porativa que han tenido amplia difusión en el me-
sobrestimar dicha influencia. En los últi- dio empresarial, entre ellos Terrence Deal y Allen
Kennedy, op. cit., R. Pascale y A. Athos, The Art of
mos años se ha puesto de moda, tanto
Japanese Management: Applications for American
entre los científicos sociales como entre Executives, Nueva York, Warner Books, 1982, y T.
muchos gerentes y consultores empresa- Peters, R. Waterman, In Search of Excellence: Les-
riales, una especie de determinismo cul- sons from America’s Best-Companies, Nueva York,
tural que postula que la eficacia produc- Warner Books, 1992..
31
Para una crítica de esta concepción de la cul-
tiva, la calidad y el éxito en los negocios
tura corporativa como fuerza de integración véan-
estarían sólo o principalmente en función se Gideon Kunda, Engineering Culture. Control and
de la cultura organizacional o corporati- Commitment in a High-tech Corporation, Filadel-
va, sin tener en cuenta la estructura de fia, Temple University Press, 1992, y Joanne Mar-
mercado, el contexto macroeconómico, las tin, Cultures in Organizations. Three Perspectives,
Oxford, Oxford University Press, 1992.
relaciones de poder, los marcos institu- 32
Un análisis del etnocentrismo presente en
cionales o la base tecnológica.30 Con fre- muchas visiones descalificadoras de la cultura del
trabajo de los mexicanos se puede encontrar en Luis
30
Esto es particularmente notorio en algunos Reygadas, op. cit. 2000.
114 Luis Reygadas

tros de trabajo y el contexto social en que dar que estas dos eficacias son relativas.
se encuentran. En algunos casos es rela- Un cambio en la manera de trabajar pue-
tivamente fácil discernir qué fue lo que de desencadenar una transformación cul-
se aprendió o generó fuera y se llevó al tural, pero también puede suceder que la
trabajo o viceversa, pero con frecuencia cultura se mantenga, en lo esencial, inal-
los dos movimientos se entremezclan en terada. La eficacia simbólica del trabajo
un incesante ir y venir, sin que se pue- se encuentra mediada por la lógica inter-
dan hacer afirmaciones contundentes na de los sistemas de significados, que
acerca de la dirección de la causalidad.33 pueden variar a una velocidad diferente
Baste el ejemplo de valores asimilados en de la del ritmo que siguen las transfor-
las fábricas por una generación obrera, maciones productivas. Diversos estudios
recreados en sus hogares, en donde son han mostrado que las culturas laborales
aprendidos por la siguiente generación pueden conservarse durante largos perio-
para, después, ser llevados de nueva cuen- dos, como lo ilustra el caso de las tradi-
ta a las fábricas. 34 No se trata tanto de ciones laborales de artesanos y obreros
precisar el punto de partida, sino de in- profesionales en Europa, que han sobre-
tentar seguir las huellas del recorrido, vivido a varios procesos de reconversión
para así comprender el proceso y sus pro- industrial.35 Como ha señalado Ricardo
ductos. Es conveniente señalar que la con- Falomir,36 la cultura del trabajo no es una
tinuidad del flujo simbólico que existe mera respuesta reactiva a las condicio-
entre el mundo del trabajo y otros mun- nes laborales. A determinada forma de
dos de vida no implica la homología en- trabajar no le corresponde de manera
tre ellos. Lo más común es que existan mecánica una determinada cultura: siem-
tanto correspondencias como tensiones y pre son posibles diferentes configuracio-
desfases entre la cultura del trabajo y el nes significativas, por lo que los efectos
resto de la cultura, desajustes con los que culturales del trabajo no son inmediatos
viven y se enfrentan los sujetos, ya sea ni automáticos, están mediados por la
de manera individual o colectiva. razón simbólica. Los artefactos con los que
He destacado aquí tanto la eficacia se trabaja tampoco son culturalmente
simbólica del trabajo como la eficacia la- neutros, son usados en contextos situa-
boral de la cultura. No está de más recor- dos de acuerdo con normas, costumbres
33
James Lincoln y Arne Kalleberg, Culture,
Control, and Commitment. A Study of Work Orga- 35
Véanse, por ejemplo, Renaud Sainsaulieu,
nization and Work Attitudes in the United States op. cit., y Paul Thompson, “Jugando a ser trabaja-
and Japan, Cambridge, Cambridge University dores cualificados: cultura de fábrica y enorgulle-
Press, 1990, pp. 18-19. cimiento por la cualificación laboral entre los obre-
34
Este ejemplo me hace recordar el magnífico ros del automóvil de Coventry”, Sociología del
texto en el que Paul Willis describe los vasos comu- Trabajo, núm. 7, Madrid, 1989, pp. 105-139.
nicantes entre la cultura de la fábrica y la cultura 36
Ricardo Falomir, “La cuestión obrera en la
escolar —o contraescolar— de los jóvenes hijos de antropología mexicana: comentarios sobre dos eva-
clase obrera; véase Paul Willis, Learning to Labor. luaciones”, en varios autores, Teoría e investiga-
How Working Class Kids get Working Class Jobs, ción en la antropología social mexicana, México,
Westmead, Saxon House, 1977. CIESAS, 1988.
Producción simbólica y producción material 115

y presupuestos específicos, como ha mos- proca de trabajo y cultura se ve reforza-


trado Marshall Sahlins de manera inge- da o limitada por determinantes de otra
niosa: naturaleza. Si esta determinación es
mutua, ninguna de las dos variables es
Por sí misma, una tecnología industrial no completamente dependiente o indepen-
dictamina si será manejada por hombres o diente, por lo que habría que matizar la
por mujeres, de día o de noche, mediante supuesta fortaleza de lo material o la pre-
salarios o por la distribución de las ganan- tendida debilidad de lo cultural, tal como
cias, en días jueves o domingos, para enri-
se muestra en la figura 3.
quecerse o para ganarse la vida; o si esta-
rá al servicio de la seguridad nacional o de
la glotonería privada; o si producirá perros
a los que se les da de comer en la boca y INTERACCIONES EN LA PRODUCCIÓN:
ganado que come en establos, camisas azu- METÁFORAS MILITARES
les de obreros o blancos vestidos femeni- Y DRAMATÚRGICAS
nos; o si contaminará los ríos e infectará la
atmósfera o bien permitirá, como el caci- Afirmé que en los centros productivos de
que africano, que la máquina de coser Sin- cualquier índole (fábricas, talleres, ofici-
ger, majestuosamente emplazada frente a nas, comercios, unidades agrícolas, em-
la casa, sea lentamente devorada por la he- presas de servicios, etc.) hay constantes
rrumbre.37
flujos de entrada y salida de símbolos
desde y hacia otros ámbitos de la vida
El trabajo es un marco para la acción, social. Pero ¿qué pasa con la cultura den-
en el que pueden caber variaciones cul- tro de estos centros productivos? Es pre-
turales.38 Lo mismo sucede con los cam- ciso analizar no sólo los procesos de im-
bios culturales: pueden modificar o no la portación y exportación cultural, sino
manera de trabajar. Sería ingenuo pen- también los procesos de producción y
sar que basta modificar la cultura del tra-
apropiación simbólicas que ocurren du-
bajo para que los procesos productivos rante el desarrollo del trabajo. Hasta aquí
cambien a continuación, ingenuidad en
he reunido en un solo cuerpo analítico dos
la que incurren con frecuencia empresa-
postulados que ya estaban presentes en
rios y funcionarios gubernamentales en-
las nociones de cultura obrera y cultura
cargados de promover nuevas culturas
corporativa, si bien de un modo en que la
laborales. Esto se debe a que el trabajo discusión se puede ubicar en unidades de
no sólo está condicionado por la cultura, análisis más diversas que las de la clase
también está determinado por factores social y la organización. Sin embargo,
técnicos, económicos y políticos, entre hace falta un tercer elemento que pueda
otros.39 Deberá investigarse, en cada caso, desempeñar el papel de mediación de los
la manera en que la determinación recí-
dos procesos hasta aquí analizados. Este
elemento es el de la interacción entre los
37
Marshall Sahlins, op. cit., p. 205.
38
Paolo Zurla, op. cit.
individuos en el trabajo, interacción que,
39
Al respecto véanse Maurice Godelier, op. cit., en forma ineludible, tiene también una
y Roberto Varela, op. cit. dimensión simbólica.
116 Luis Reygadas

FIGURA 3. Influencia recíproca del trabajo y la cultura

EFICACIA SIMBÓLICA DEL TRABAJO

TRABAJO CULTURA

EFICACIA LABORAL DE LA CULTURA

El proceso de trabajo, además de estar las concepciones del mundo y con los sis-
atravesado por determinaciones técnicas, temas de valores de otros agentes produc-
sociales, económicas y políticas, es un tivos. Sin ser la única fuente generadora
espacio de producción y transformación de culturas del trabajo, el proceso laboral
cultural, es un universo de relaciones de es el ámbito donde éstas se enfrentan y
sentido: se integran, para repercutir en el curso
mismo de la actividad productiva y, tam-
La producción, en consecuencia, es algo bién, para modificar estas tradiciones
más que una lógica práctica de la eficacia culturales. La importación de significa-
material, y algo distinto a ella. Es una in- dos hacia el trabajo y la exportación de
tención cultural. El proceso material de la los mismos desde el proceso laboral pasa,
existencia física es organizado como un
necesariamente, por las interacciones de
proceso significativo de ser social, que re-
los sujetos.
presenta para los hombres, puesto que
siempre están definidos culturalmente en La intersección entre cultura y traba-
determinadas formas, su único modo de jo no se produce, entonces, entre dos en-
existencia.40 tidades etéreas, huecas o abstractas, sino
que ocurre en relaciones que los sujetos
Al trabajar, los sujetos producen, re- entablan entre ellos y con las máquinas,
producen y se apropian significados: el las instalaciones, las herramientas y los
trabajo es también acción simbólica.41 Las objetos de trabajo. Es en esas interaccio-
tradiciones culturales de los agentes pro- nes realmente existentes donde los signi-
ductivos se entrelazan y confrontan con ficados son producidos y apropiados, en
donde la cultura previa es actualizada y
repercute en el trabajo, en donde el desa-
40
Marshall Sahlins, op. cit., p. 169. Las cursi- rrollo de la actividad laboral genera nue-
vas son mías.
vos significados que los sujetos pueden
41
Sobre el concepto de acción simbólica véase
Clifford Geertz, La interpretación de las culturas, llevar, después, a otros campos de activi-
Barcelona, Gedisa, 1991. dad. Así, el dualismo entre trabajo y cul-
Producción simbólica y producción material 117

tura o esfera material-esfera ideal puede sos que controlan los agentes que partici-
ser trascendido al incorporar en el análi- pan en el proceso productivo y la dinámi-
sis a los sujetos históricamente situados, ca política que lo atraviesa.45 Desde esta
quienes reúnen en su praxis ambas di- perspectiva no sólo interesa describir la
mensiones. variedad de las negociaciones entre los
Las relaciones laborales son un ámbi- agentes productivos, sino investigar las
to de aprendizaje de normas y valores, en estructuras de significado que resultan
donde se produce una resocialización com- del conjunto de sus interacciones. Este
plementaria a la que se adquirió en la campo analítico sugiere las siguientes
familia y la escuela.42 Son también un interrogantes: ¿Cómo enfrentan los dife-
lugar en el que los individuos adquieren rentes agentes productivos (operadores,
conceptos sobre el trabajo, a la vez que técnicos, ingenieros, gerentes, empresa-
comparten y confrontan percepciones so- rios, etc.) los nuevos sistemas de orga-
bre el mismo,43 un terreno en el que pue- nización del trabajo?, ¿qué conflictos se
den incorporar una cultura para adqui- generan en torno a la calidad, la producti-
rir un habitus obrero (o de otro tipo) en vidad y la flexibilidad y cuál es la dimen-
un proceso que, en el caso de la indus- sión simbólica de los mismos? y ¿hacia
tria, Bourdieu ha llamado fabriquiza- adónde apuntan esos procesos de interac-
ción.44 ción?
Esta tercera vertiente del concepto de La interacción de los agentes durante
cultura del trabajo apunta hacia la crea- el trabajo constituye un elemento media-
ción de otro campo de análisis: el de la dor entre las determinaciones mutuas
interacción en el proceso de trabajo que, a entre cultura y trabajo. La eficacia sim-
su vez, se inserta dentro del conjunto de bólica del trabajo y la eficacia laboral de
la estructura global de las relaciones de la cultura dependen de las relaciones
poder entre los actores en la producción. de poder que se establecen entre los acto-
Así, la relación entre lo material y lo ex- res productivos. Con la inclusión de este ter-
presivo en el trabajo se encuentra media- cer elemento puede modificarse el esque-
da por la dimensión del poder, por lo que ma que ilustra el concepto de cultura del
su estudio implica considerar los recur- trabajo, como se muestra en la figura 4.
Para reflexionar sobre las interaccio-
42
Renaud Sainsaulieu, op. cit. nes de los agentes de la producción se ha
43
Sobre este tema véanse Bruce Kapferer, Stra- recurrido a dos tipos principales de me-
tegy and Transaction in an African Factory. Afri- táforas; por un lado, a las de índole mili-
can Workers and Indian Management in a Zam-
bian Town, Manchester, Manchester University
tar y, por el otro, a las de naturaleza dra-
Press, 1972, y Ludger Pries, “¿Cultura obrera y matúrgica. De acuerdo con las primeras,
mercado de trabajo o biografías laborales?”, en las fábricas y otros centros productivos
Enrique de la Garza, Javier Melgoza y María Eu-
genia de la O. (comps.), Los estudios sobre la cultu-
ra obrera en México: enfoques, balances y perspec- 45
Sobre los conceptos de control y poder véase
tivas, México, Conaculta, 1997. Richard Adams, Energía y estructura: una teoría
44
Pierre Bourdieu, Sociología y cultura, Méxi- del poder social, México, Fondo de Cultura Econó-
co, Grijalbo-Conaculta, 1990. mica, 1983.
118 Luis Reygadas

FIGURA 4. Las tres dimensiones de la cultura del trabajo

EFICACIA SIMBÓLICA DEL TRABAJO

interacción
TRABAJO de los CULTURA
agentes
productivos

EFICACIA LABORAL DE LA CULTURA

serían espacios de confrontación, arenas can los aspectos materiales de la confron-


de lucha o campos de batalla en los que tación (Marx) y en otras se incluyen tam-
dos o más ejércitos lucharían por hacer bién los aspectos normativos, simbólicos
prevalecer sus intereses sobre los de sus y rituales (teoría del conflicto, Bourdieu
adversarios. Las tesis marxistas sobre la y procesualismo), pero todos estos enfo-
lucha de clases, las teorías del conflicto, ques coinciden en destacar la relevancia
la antropología procesualista y la teoría del poder en el análisis de las interaccio-
de los campos de Bourdieu son ejemplos nes. Por su parte, los enfoques dramatúr-
paradigmáticos de la utilización de na- gicos recurren a la metáfora del teatro
rrativas bélicas para explicar las negocia- para explicar las interacciones cara a
ciones entre obreros, patrones y otros su- cara, de acuerdo con la cual los agentes
jetos en el ámbito de la producción.46 En serían a su vez actores, representarían
algunos casos se pone más atención a las un papel frente a los demás de acuerdo
clases sociales (Marx y Bourdieu) y en con un guión.47 La analogía con el teatro
otros a los individuos (teoría del conflicto permite descubrir las múltiples facetas,
y procesualismo), en ocasiones se desta-
47
La corriente del interaccionismo simbólico ha
46
Ejemplos clásicos de la teoría de la lucha de hecho aportaciones singulares al estudio de la in-
clases son dos famosos ensayos de Carlos Marx: teracción como actuación de papeles. En particu-
“Manifiesto del partido comunista” y “Trabajo asa- lar vale la pena revisar Erwing Goffman, La pre-
lariado y capital”, ambos incluidos en Carlos Marx sentación de la persona en la vida cotidiana, Buenos
y Federico Engels, Obras escogidas, op. cit.; sobre Aires, Amorrortu, 1971; para una visión dramatúr-
la teoría del conflicto puede consultarse Ralf gica de las relaciones de dominación véase James
Dahrendorf, “Toward a Theory of Social Conflict”, Scott, Domination and the Arts of Resistance.
The Journal of Conflict Resolution, vol. XI, núm. 2, Hidden Transcripts, New Haven y Londres, Yale
1958, pp. 170-183; acerca del procesualismo véase University Press, 1990. Desde la antropología sim-
Marc Swartz, Víctor Turner y Arthur Tuden, “An- bólica Clifford Geertz realizó una interesante pro-
tropología política: una introducción”, Alteridades, puesta para analizar la dimensión expresiva y tea-
año 4, núm. 8, México, 1994, pp. 101-126; se en- tralizada del poder en Negara. The Theatre State
cuentran varios artículos sobre la teoría de los cam- in Nineteenth-century Bali, Princeton, Princeton
pos en Pierre Bourdieu, op. cit. University Press, 1980.
Producción simbólica y producción material 119

a veces contradictorias, de los actores la- como las circunstancias contingentes de la


borales, pero también plantea el proble- acción no tienen por qué coincidir con la
ma de indagar la articulación entre los significación que algún grupo podría asig-
diferentes rostros de la identidad. narles, los individuos reexaminan creati-
vamente sus sistemas convencionales. Y en
El análisis de las luchas y negociacio-
esa medida, la cultura se ve históricamen-
nes cotidianas en el proceso de trabajo es
te alterada en la acción. Podemos incluso
fundamental para entender la intersección hablar de “transformación estructural”,
entre las determinaciones simbólicas y puesto que la alteración de algunos signi-
culturales en la producción. Sin embargo, ficados modifica las relaciones posiciona-
hay que tener presente que el nivel micro- les entre las categorías culturales, produ-
social de la interacción se encuentra in- ciendo por consiguiente un “cambio de
serto en instituciones más amplias y en el sistema”.49
contexto social y cultural que condicionan
los alcances de las interacciones, aunque A manera de síntesis, puede decirse
a su vez sean un producto de ellas.48 La que el estudio de las culturas del trabajo
estructura y la coyuntura se encuentran implica investigar las maneras en las que
conectadas por la mediación de los suje- el proceso laboral repercute en la produc-
tos, como ha señalado Sahlins: ción de significados (eficacia simbólica del
trabajo) y las influencias que ejerce la
La historia es ordenada por la cultura, de cultura en el desarrollo de la actividad
diferentes maneras en diferentes socieda- productiva (eficacia laboral de la cultu-
des, de acuerdo con esquemas significati- ra), todo ello mediado por los procesos de
vos de las cosas. Lo contrario también es conflicto y negociación que ocurren duran-
cierto: los esquemas culturales son orde- te el ejercicio del trabajo, embebidos en
nados por la historia, puesto que en mayor
estructuras sociales y culturales más
o menor grado los significados se revalori-
amplias. Este estudio tridimensional de
zan a medida que van realizándose en la
práctica. La síntesis de estos contrarios se las culturas del trabajo no sólo tiene que
desarrolla en la actividad creativa de los apoyarse en —y polemizar con— concep-
sujetos históricos, los individuos en cues- tos construidos desde la sociología del tra-
tión. Pues, por una parte, la gente organi- bajo, la antropología industrial y de los
za sus proyectos y da significación a sus negocios, los estudios de cultura organi-
objetos a partir de los conocimientos exis- zacional y otros enfoques, sino también
tentes sobre el orden cultural. En esa me- debe recurrir y criticar a las metáforas,
dida, la cultura se reproduce históricamen- analogías, narrativas, arquetipos y este-
te en la acción. [...] Por otra parte, entonces, reotipos utilizados para comprender las
relaciones entre la producción simbólica
48
Para un análisis más amplio de la determi- y la producción material de la sociedad.
nación recíproca entre interacción y estructura so-
cial véase Anthony Giddens, Las nuevas reglas del
método sociológico, Buenos Aires, Amorrortu, 1978,
y Anthony Giddens, The Constitution of Society: 49
Marshall Sahlins, Islas de historia: la muerte
Outline of the Theory of Structuration, Cambridge, del capitán Cook. Metáfora, antropología e histo-
Polity Press, 1984. ria, Barcelona, Gedisa, 1988, p. 9.

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