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Este poema lamenta la muerte de un joven pescador llamado Manuel Ruiz Castillo. Describe cómo el pescador era hábil y cantaba alegremente mientras trabajaba en el mar, pero una noche su barca se hundió en medio de una tormenta. Ahora su sonrisa flota en el viento de forma fantasmal, y el poeta lamenta su pérdida, preguntándose qué hará el pescador en el más allá y rogándole que traiga de vuelta a su amada "hortelanita del mar".
Este poema lamenta la muerte de un joven pescador llamado Manuel Ruiz Castillo. Describe cómo el pescador era hábil y cantaba alegremente mientras trabajaba en el mar, pero una noche su barca se hundió en medio de una tormenta. Ahora su sonrisa flota en el viento de forma fantasmal, y el poeta lamenta su pérdida, preguntándose qué hará el pescador en el más allá y rogándole que traiga de vuelta a su amada "hortelanita del mar".
Este poema lamenta la muerte de un joven pescador llamado Manuel Ruiz Castillo. Describe cómo el pescador era hábil y cantaba alegremente mientras trabajaba en el mar, pero una noche su barca se hundió en medio de una tormenta. Ahora su sonrisa flota en el viento de forma fantasmal, y el poeta lamenta su pérdida, preguntándose qué hará el pescador en el más allá y rogándole que traiga de vuelta a su amada "hortelanita del mar".
Derribado su cantar, A Manuel Ruiz Castillo la barca fue derribada. Marinerito delgado, Luis Gonzaga de la mar, ¡qué fresco era tu pescado, Flotadora va en el viento acabado de pescar! la sonrisa amortajada de su rostro. ¡Qué lamento el de la noche Te fuiste, marinerito, cerrada! en una noche lunada, ¡tan alegre, tan bonito, cantando, a la mar ¡Ay mi niño marinero, salada! tan morenito y galán, tan guapo y tan pinturero, ¡Qué humilde estaba la más puro y bueno que el mar! pan! ¡Él cómo la gobernaba! Tan dulce era su cantar, que el aire se enajenaba. ¿Qué harás, pescador de oro, allá en los valles salados Cinco delfines remeros del mar? ¿Hallaste el su barca le cortejaban. tesoro Dos ángeles marineros, secreto de los pescados? invisibles, le guiaban.
Deja, niño, el salinar
Tendió las redes, ¡qué del fondo, y súbeme el pena!, cielo por sobre la mar helada. de los peces y, en tu Y pescó la luna llena, anzuelo, sola, en su red plateada. mi hortelanita del mar.