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Descripción de la funcionalidad del retrete:

El retrete está formado por la taza, la cisterna, el mecanismo de la cadena y


el sistema de recarga. Todas estas piezas juntas hacen un trabajo eficiente y
ecológico. Para comprender la funcionalidad de este nos damos cuenta que la
clave está en el efecto sifón. El sifón es una tubería en forma de “s” que está
conectada a la taza. Su función es mantener el nivel de agua de la taza
constante y actúa a modo de cierre hidráulico, evitando así, que los gases y los
olores desagradables suban por las cañerías y lleguen a casa. Para que el
agua sobrepase la curva y caiga por el sifón, hay que echar una gran cantidad
de agua a la vez.

Cuando la taza se queda sin agua, entra aire por el sifón que desactiva la
cadena y produce ese sonido de gorgoteo que también nos resulta muy
familiar. El paso crucial es llenar el sifón y la gravedad hace el resto gracias a
las fuerzas cohesivas de los líquidos. Estas fuerzas aprovechan las moléculas
del agua para arrastrar todo lo que hay en la taza y dejarlo caer desde el punto
más alto del sifón.

Lo que crea el efecto sifón es la gravedad y no un cambio de presión. La


cisterna actúa como un cubo de agua. Cuando se tira de la cadena, hay otra
cadena que activa la válvula de nivel y destapa el desagüe.  Entonces la
cisterna descarga todo su contenido en la
taza en unos 5 segundos. El agua entra a
la taza a través de los agujeros que hay
en el borde y a través de un agujero más
grande que empuja la mayor parte del
agua de la cisterna directamente al sifón.

La velocidad que lleva esa cantidad de agua activa el sifón, que empuja el agua
y los desperdicios cañería abajo. La válvula de nivel que ha estado flotando
desde que se tiró de la cadena, vuelve a su sitio cuando la cisterna se queda
sin agua. De este modo, cierra el desagüe y la cisterna vuelve a estar lista para
rellenarse. La presión del agua mantiene la válvula en su sitio hasta la próxima
vez.
Cuando la cisterna se vacía, un flotador cae hasta la base de la cisterna y
acciona una válvula de llenado. Cuando el flotador cae, la válvula se abre. La
válvula de llenado envía el agua en dos direcciones: hacia la cisterna y hacia la
taza. A medida que la cisterna se llena, el flotador se va elevando hasta que
llega un punto en el que la válvula de llenado se cierra.

Si por algún motivo la válvula de llenado no se cerrase, hay un tubo de


desagüe que evitaría la inundación, ya que enviaría el exceso de agua hacia la
taza. Pero aunque los retretes estén especializados en la eliminación de
desperdicios, un retrete con una fuga puede desperdiciar mucha agua. Por
ejemplo: si pierde un mililitro por minuto, gastará 526 litros de agua al año.

De hecho, el retrete consume más del 30% de todo el agua que se usa en una
casa. Consume más que cualquier otro aparato doméstico. A lo largo de los
años, el diseño de los retretes se ha ido refinando para reducir la cantidad del
agua necesaria para un buen desagüe y para que sean más respetuosos con el
medio ambiente. En el año 1960 el retrete consumía 20 litros de agua cada vez
que se utilizaba, pero hoy en día, sólo necesita de cinco a seis litros. Dicho
avance es gracias al uso de la fuerza del efecto sifón.

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