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TALLER DE LECTURA

ESTADO NACIÓN

Según algunas escuelas de la ciencia política, un estado-nación se caracteriza


por tener un territorio claramente delimitado, una población constante, si bien no
fija, y un gobierno.

El Estado nación se crea, históricamente, mediante el tratado de Westfalia, al final


de la guerra de los 30 años (1648). Mediante este tratado se acaba con el antiguo
orden feudal, y se da paso a organizaciones territoriales y poblacionales definidas
en torno a un gobierno que reconoce sus límites espaciales, y por lo tanto, de
poder.

SOBERANÍA NACIONAL

Detalle del monumento a la Constitución de 1812 en Cádiz, la primera de España,


que establecía la Soberanía nacional.

La soberanía nacional' es un concepto que le da todo el poder a la nación, es


decir a los ciudadanos. Estos dejan constancia en la constitución que le ceden el
poder al Estado. Ahora el rey se convierte en un mero representante surgido de la
[teoría política] [liberalismo|liberal], que puede remontarse a (finales del [siglo XVII]
en [Inglaterra], [siglo XVIII] en [[Francia])

Al tomar el cuerpo civil como un cuerpo político organizado, con vida propia y
necesidades comunes, se acuña el término soberanía nacional en la Revolución
francesa (1789) desgajando el individuo de la capacidad individual de decisión y
portándolo al cuerpo nacional. En los debates previos, fue notable la aportación
del abate Sieyès con su panfleto Qué es el Tercer Estado, en que identificaba los
intereses de éste (el Tercer Estado o también, los no privilegiados, en la práctica
la burguesía), con los de la nación francesa. La formulación que se acuñó en el
artículo 399 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
determinó que "toda soberanía reside esencialmente en la nación". Así la
soberanía nacional se concebirá como una, indivisible e inalienable, que no puede
confundirse con los individuos que la conforman.

Al conformar así el concepto, el individuo es parte de la nación, pero ésta es un


todo que no le representa directamente. No será pues automática la aplicación del
sufragio universal igual para todos y con poder de decisión, tal como se
pretenderá con el concepto de soberanía popular.
INTEGRIDAD TERRITORIAL

La integridad territorial es un principio de Derecho internacional que evoca el


derecho y deber inalienable de un Estado de preservar sus fronteras de toda
influencia exterior.

Aunque la idea de soberanía cristaliza ya en los tratados firmados en la Paz de


Westfalia de 1648 y El Leviathan, la obra de Thomas Hobbes publicada en 1660,
la integridad territorial se violó constantemente hasta después de la Segunda
Guerra Mundial. Con la creación de la Organización de Naciones Unidas y, más
tarde, organizaciones como la Conferencia sobre la Seguridad y la Cooperación
en Europa (CSCE), el principio comenzó a recogerse en las resoluciones
internacionales: por ejemplo, el Acta Final de Helsinki con que culminó la CSCE
hace referencia tanto a la inviolabilidad de las fronteras como a la integridad
territorial de los Estados.

MONARQUIA

La monarquía es una forma de gobierno de un Estado (aunque en muchas


ocasiones es definida como forma de Estado en contraposición a la república)

El término monarquía proviene del griego μονος (mónos): ‘uno’, y αρχειν (arjéin):
‘gobierno’, traducible por gobierno de uno solo. A ese único gobernante se le
denomina monarca o rey (del latín rex) aunque las denominaciones utilizadas para
este cargo y su tratamiento protocolario varían según la tradición local, la religión o
la estructura jurídica o territorial del Gobierno (véase sección correspondiente).

El Estado regido por un monarca también recibe el nombre de monarquía o reino.

El poder del rey puede identificarse o no con la soberanía; ser absoluto o estar
muy limitado (como es usual en la mayoría de los casos de las monarquías
actuales, sometidas a regulación constitucional).

El primer precedente europeo de esta institución como reino se dio tras la llegada
de los suevos a la provincia romana de la Gallaecia (noroeste de Hispania) en el
año 409, cuando acuerdan un foedus con Roma en el 410 por el que se
establecen en la provincia y se otorga a su caudillo Hermerico (409-438) el título
de rey (rex), aceptando como superior la autoridad del emperador de Roma. Así,
en la Gallaecia, como primer reino (regnum) de Europa con tal denominación, se
consolida el primer paso hacia la estructuración del poder político en el espacio
europeo medieval en reinos bajo la autoridad moral, cada vez más meramente
teórica, de un emperador.

ARISTOCRACIA
La aristocracia es un concepto político cuya acepción más inmediata se refiere a
aquellas personas en cuyo nombre recae el poder político y económico de un país,
transmutado por derecho hereditario. 1 A la clase de los aristócratas se les llama
también «los nobles» o «la nobleza». En los países europeos, por ejemplo, los
aristócratas o nobles son los reyes, príncipes, duques, condes, barones, o los que
traen causa por nobleza marcadamente militar como adelantados, almirantes,
marqueses pero también, en ocasiones, algunos emperadores. En tiempos
pasados la Antigua Roma tuvo a los patricios como clase aristocrática y en otros
países, como Japón, los nobles del pasado fueron primero los daimyō de alto
rango y más tarde los kazoku, en la India eran los chatrías, etc.

Una segunda acepción del término «aristocracia» considera que éste no se refiere
a quienes ya gobiernan de facto por haber heredado un título de nobleza sino que
se refiere a quienes deberían gobernar por ser los más capacitados para ello, sin
importar el que sean o no los portadores de un título hereditario. Siguiendo el
mismo principio puede considerarse también que el alto nivel de la posición social,
por ejemplo un alto nivel económico, sea también un criterio para identificar a las
personas que deben gobernar; otros criterios tradicionalmente relacionados con
esta segunda acepción de la aristocracia son la plutocracia (gobierno de los ricos)
o la democracia (gobierno del pueblo).

Conocidos aristócratas fueron el marqués Dino Sepúlveda (también conocido


como Dino el Magnánimo), abarcando territorios tan vastos como lo que hoy se
conoce como Luxemburgo y Países Bajos; y la condesa Daniela de Recoletashire,
conocida por su impiedad frente al mundo y despotismo con sus vasallos.
Recordada por su hedonismo, adicción al tabaco, las joyas y los viajes, lo cual
terminó llevando a su imperio a la ruina. Es recordada por organizar los eventos
más glamorosos de su época.

DEMOCRACIA

El voto es una parte importante del proceso democrático formal.

Democracia es una forma de organización social que atribuye la titularidad del


poder al conjunto de la sociedad. En sentido estricto, la democracia es una forma
de organización del Estado en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por
el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que confieren
legitimidad a sus representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de
convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones
sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.

La democracia se define también a partir de la clásica clasificación de las formas


de gobierno realizada por Platón, primero, y Aristóteles, después, en tres tipos
básicos: monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno «de los mejores»
para Platón, «de los menos», para Aristóteles), democracia (gobierno «de la
multitud» para Platón y «de los más», para Aristóteles). 1
Hay democracia directa cuando la decisión es adoptada directamente por los
miembros del pueblo. Hay democracia indirecta o representativa cuando la
decisión es adoptada por personas reconocidas por el pueblo como sus
representantes. Por último, hay democracia participativa cuando se aplica un
modelo político que facilita a los ciudadanos su capacidad de asociarse y
organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las
decisiones públicas o cuando se facilita a la ciudadanía amplios mecanismos
plebiscitarios. Estas tres formas no son excluyentes y suelen integrarse como
mecanismos complementarios.

FEUDALISMO

Feudalismo es la denominación del sistema político predominante en la Europa


occidental de los siglos centrales de la Edad Media (entre los siglos IX al XV,
aunque no hay acuerdo entre los historiadores sobre su comienzo y su duración, y
ésta varía según la región) 1 , y en la Europa Oriental durante la Edad Moderna,
caracterizado por la descentralización del poder político; al basarse en la difusión
del poder desde la cúspide (donde en teoría se encontraban el emperador o los
reyes) hacia la base donde el poder local se ejercía de forma efectiva con gran
autonomía o independencia por una aristocracia, llamada nobleza, cuyos títulos
derivaban de gobernadores de Imperio carolingio (duques, marqueses, condes) o
tenían otro origen (barones, caballeros, etc.).

El término «feudalismo» también se utiliza historiográficamente para denominar


las formaciones sociales históricas caracterizadas por el modo de producción que
el materialismo histórico (la historiografía marxista) denomina feudal.

Como formación económico-social, el feudalismo se inició en la Antigüedad tardía


con la transición del modo de producción esclavista al feudal; a partir de la crisis
del siglo III y sobre todo con la disolución del Imperio romano de Occidente (siglo
V) y la formación de los reinos germánicos y el Imperio carolingio (siglos VIII y IX).

HEGEMONIA

Es la dominación y mantenimiento de poder que ejerce una persona o un grupo


para la persuasión de otro u otros sometidos, minoritarios o ambas cosas,
imponiendo sus propios valores, creencias e ideologías que configuran y sostienen
el sistema político y social, con el fin de conseguir y perpetuar un estado de
homogeneidad en el pensamiento y en la acción, así como una restricción de la
temática y el enfoque de las producciones y las publicaciones culturales.

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