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UNO
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INGRESADO
20:21:51
27-03-2020

jsk/mrb
S.8a /368a Oficio N° 15.436

VALPARAÍSO, 27 de marzo de 2020

Tengo a honra transcribir a V.E.


el proyecto de ley que establece un régimen jurídico

A S.E. LA de excepción para los procesos judiciales, en las


PRESIDENTA audiencias y actuaciones judiciales, y para los
DEL EXCMO. plazos y ejercicio de las acciones que indica, por el
TRIBUNAL
impacto de la enfermedad Covid-19 en Chile,
CONSTITUCIONAL
correspondiente al boletín N° 13.343-07.

De conformidad con lo estatuido en


el inciso segundo del artículo 93 de la Constitución
Política de la República, informo a V.E. que el
proyecto quedó totalmente tramitado por el Congreso
Nacional el día de hoy, al darse cuenta del oficio N°
025-368, de 27 de marzo de 2020, cuya copia se
adjunta, mediante el cual S.E. el Presidente de la
República manifiesta a esta Corporación que ha
resuelto no hacer uso de la facultad que le confiere
el inciso primero del artículo 73 de la Carta
Fundamental.

En virtud de lo dispuesto en el N°
1° del inciso primero del artículo 93 de la
Constitución Política de la República, corresponde a
ese Excmo. Tribunal ejercer el control de
constitucionalidad respecto de todas las normas del
proyecto de ley.
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DOS
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PROYECTO DE LEY

“Artículo 1.- La Corte Suprema, durante la


vigencia del estado de excepción constitucional de
catástrofe, por calamidad pública, declarado por
decreto supremo N° 104, de 18 de marzo de 2020, del
Ministerio del Interior y Seguridad Pública, y por el
tiempo en que este sea prorrogado, si es el caso,
deberá ordenar que se suspendan las audiencias en los
tribunales señalados en el inciso cuarto, de
conformidad con los términos dispuestos en los
incisos siguientes.

La Corte Suprema cumplirá la obligación


señalada en el inciso anterior cuando sea un hecho
público y notorio que, a consecuencia de las
restricciones impuestas por la autoridad en el marco
del estado de excepción constitucional referido,
tales como las limitaciones a la movilidad o al
ingreso o salida a determinadas zonas, o en razón de
las consecuencias provocadas por la emergencia
sanitaria ocasionada por la enfermedad COVID-19,
tales como medidas de aislamiento, las audiencias no
podrán realizarse, por faltar a la bilateralidad, la
contradictoriedad, la apreciación de la prueba, el
impulso procesal de las partes, la publicidad y otras
garantías básicas del debido proceso, contempladas en
la Constitución Política de la República y en los
tratados internacionales ratificados por Chile y que
se encuentren vigentes.

La Corte Suprema deberá cumplir fundadamente


esta obligación, y deberá señalar en forma expresa y
circunstanciada las condiciones y los términos en que
operará específicamente cada suspensión que decrete,
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TRES
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conforme a las disposiciones de este artículo. En


caso de decretar en un mismo acto variadas
suspensiones, igualmente deberá señalar en forma
específica las condiciones y los términos de cada
suspensión que disponga por judicatura y territorio
jurisdiccional. En los mismos términos deberá
proceder para modificar una suspensión decretada, y
siempre podrá hacer cesar una suspensión antes de los
plazos con que originalmente la hubiere decretado,
procediendo fundadamente.

En el cumplimiento de esta obligación, la


Corte Suprema podrá ordenar las suspensiones que
estime pertinentes y por los tiempos que estime
necesarios, que no excedan de la vigencia del
referido estado de excepción constitucional, y el
tiempo en que este sea prorrogado, si es el caso,
pudiendo disponer por separado, por judicaturas y
territorios jurisdiccionales, dentro de las
judicaturas señaladas y en los términos dispuestos a
continuación:

a) Podrá ordenar a los Juzgados de Letras,


los Juzgados con Competencia en Materias de Familia,
los Juzgados de Letras del Trabajo y los Juzgados de
Cobranza Laboral y Previsional, y los tribunales
unipersonales de excepción, que suspendan las
audiencias que corresponda realizar en el marco de
los procedimientos de que conocen, inclusive los
relativos a actos judiciales no contenciosos, con
excepción de aquellas audiencias que requieran la
intervención urgente del tribunal.

b) Podrá ordenar a los Juzgados de Garantía y


los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal, que
suspendan las audiencias que corresponda realizar en
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CUATRO
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el marco de los procedimientos de que conocen, con


excepción de las de control de detención, las de
revisión de la medida cautelar de prisión preventiva
o internación provisoria, las audiencias de revisión
o sustitución de penas de la ley N° 18.216 y la
ejecución de condenas de menores de edad, aquellas en
las que se discuta la internación provisional y el
cumplimiento de medidas de seguridad, y aquellas que
requieran la intervención urgente del tribunal.

c) Podrá ordenar que se suspendan las


audiencias y vistas de causas que corresponda
realizar ante los tribunales superiores de justicia,
con las excepciones señaladas en los literales a) y
b), según las materias de las respetivas causas.

Ordenada una suspensión por la Corte Suprema,


los tribunales respectivos deberán reagendar cada una
de las audiencias o vistas de causas suspendidas para
la fecha más próxima posible, posterior al cese de la
suspensión ordenada por la Corte Suprema. En estos
casos, valdrá la presente disposición por sobre
cualquier otra disposición legal que fije plazo para
la realización de la respectiva audiencia o vista de
causa.

Asimismo, cuando sea ordenada una suspensión


por la Corte Suprema, los tribunales respectivos, en
los términos del artículo 10, podrán proceder en
forma remota para la realización de las audiencias y
vistas de causas que conforme el inciso segundo no
puedan suspenderse, lo que también podrá ser
solicitado por las partes o intervinientes.
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CINCO
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Artículo 2.- Los tribunales especiales que no


forman parte del Poder Judicial y los tribunales
arbitrales ad hoc e institucionales del país, durante
la vigencia del estado de excepción constitucional de
catástrofe, por calamidad pública, declarado por
decreto supremo N° 104, de 18 de marzo de 2020, del
Ministerio del Interior y Seguridad Pública, y el
tiempo en que este sea prorrogado, si es el caso,
podrán suspender cualquier audiencia que corresponda
realizar en el marco de los procedimientos de que
conocen, con excepción de aquellas que requieran la
intervención urgente del tribunal, en los mismos
términos referidos en el artículo anterior. Decretada
la suspensión de una audiencia, deberá el tribunal
reagendarla para la fecha más próxima posible
posterior al cese del referido estado de excepción
constitucional, y el tiempo en que este sea
prorrogado, si es el caso.

Los tribunales respectivos, en los términos


del artículo 10, podrán proceder en forma remota para
la realización de las audiencias que conforme al
inciso primero no puedan suspenderse, lo que también
podrá ser solicitado por las partes.

Artículo 3.- Durante la vigencia del estado


de excepción constitucional de catástrofe, por
calamidad pública, declarado por decreto supremo N°
104, de 18 de marzo de 2020, del Ministerio del
Interior y Seguridad Pública, y el tiempo en que este
sea prorrogado, si es el caso, los tribunales
ordinarios y especiales no podrán decretar
diligencias ni actuaciones judiciales que, de
realizarse, puedan causar indefensión a alguna de las
partes o intervinientes, a consecuencia de las
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SEIS
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restricciones impuestas por la autoridad en el marco


del estado de excepción constitucional referido, o en
razón de las consecuencias provocadas por la
emergencia sanitaria ocasionada por la enfermedad
COVID-19. En estos casos, los tribunales respectivos
deberán postergar la realización de dichas
diligencias y actuaciones judiciales para la fecha
más próxima posible, posterior al cese de referido
estado de excepción constitucional, y el tiempo en
que este sea prorrogado, si es el caso.

Se entenderá que se deja a las partes o


intervinientes en la indefensión cuando no se cumplan
las normas del debido proceso, en los términos del
inciso segundo del artículo 1.

Lo dispuesto en el inciso primero no aplicará


respecto de aquellas diligencias y actuaciones
judiciales que requieran ser realizadas con urgencia
o sin dilación, las que en ningún caso podrán ser
postergadas, debiendo el tribunal adoptar las medidas
del caso para la debida administración de justicia,
de oficio o a petición de parte.

Artículo 4.- En los procedimientos judiciales


en trámite o que deban tramitarse ante la Corte
Suprema, las Cortes de Apelaciones, Presidentes de
Corte, Ministros de Corte, los Juzgados de Letras,
los Juzgados con Competencia en Materias de Familia,
los Juzgados de Letras del Trabajo, los Juzgados de
Cobranza Laboral y Previsional, los Juzgados del
Crimen, Tribunales Militares en tiempos de paz, los
tribunales especiales que no forman parte del Poder
Judicial y los tribunales arbitrales del país, las
partes, sus abogados, mandatarios y demás
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SIETE
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intervinientes que hayan estado impedidos de cumplir


los plazos establecidos para diligencias, actuaciones
o ejercicio de acciones o derechos ante ellos, a
consecuencia de las restricciones impuestas por la
autoridad en el marco del estado de excepción
constitucional de catástrofe, por calamidad pública,
declarado por decreto supremo N° 104, de 18 de marzo
de 2020, del Ministerio del Interior y Seguridad
Pública, o en razón de las consecuencias provocadas
por la emergencia sanitaria ocasionada por la
enfermedad COVID-19, podrán reclamar del impedimento
dentro del término de los diez días siguientes al
cese del impedimento. El tribunal resolverá de plano
o previa tramitación incidental y apreciará la prueba
de acuerdo a las reglas de la sana crítica, sin
perjuicio de los recursos que procedan en contra de
esta resolución con arreglo a la ley.

Artículo 5.- En los procedimientos judiciales


en trámite o que deban tramitarse ante los Juzgados
de Garantía y los Tribunales de Juicio Oral en lo
Penal, los intervinientes que se hayan visto
impedidos de cumplir los plazos establecidos para
diligencias, actuaciones o ejercicio de acciones o
derechos, podrán formular la solicitud regulada en el
artículo 17 del Código Procesal Penal, fundada en
cualquier impedimento generado por la calamidad
pública o por la emergencia sanitaria, ocasionadas
por la enfermedad COVID – 19. En estos casos, cuando
el tribunal otorgue un nuevo plazo, deberá decretar
que comience a correr con posterioridad al cese del
estado de excepción constitucional de catástrofe, por
calamidad pública, declarado por decreto supremo N°
104, de 18 de marzo de 2020, del Ministerio del
Interior y Seguridad Pública, y el tiempo en que este
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OCHO
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sea prorrogado, si es el caso, con excepción de


aquellas diligencias y actuaciones que requieran ser
realizadas con urgencia o sin dilación, las que en
ningún caso podrán ser postergadas, debiendo el
tribunal adoptar las medidas del caso para la debida
administración de justicia.

Artículo 6.- Los términos probatorios que a


la entrada en vigencia de esta ley hubiesen empezado
a correr, o que se inicien durante la vigencia del
estado de excepción constitucional de catástrofe, en
todo procedimiento judicial en trámite ante los
tribunales ordinarios, especiales y arbitrales del
país, se suspenderán hasta el vencimiento de los diez
días hábiles posteriores al cese del estado de
excepción constitucional de catástrofe, por calamidad
pública, declarado por decreto supremo N° 104, de 18
de marzo de 2020, del Ministerio del Interior y
Seguridad Pública, y el tiempo en que este sea
prorrogado, si es el caso.

Artículo 7.- En materia penal, solo se


suspenderán los plazos establecidos en los artículos
248, 281, 392, 393 y 402 del Código Procesal Penal, y
en los artículos 424 al 549, ambos inclusive, del
Código de Procedimiento Penal. Tratándose del plazo
para el cierre de la investigación, regulado en el
artículo 247 del Código Procesal Penal, no aplicará
lo dispuesto en el artículo anterior; pero cuando
dicho plazo venza, los términos posteriores
vinculados al cierre de la investigación se
suspenderán en los términos del artículo anterior.
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NUEVE
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Asimismo, en los procedimientos contemplados


en el Código Procesal Penal y en el Código de
Procedimiento Penal, los plazos de actuaciones y
diligencias judiciales que a la entrada en vigencia
de esta ley se encuentren pendientes, se entenderán
prorrogados desde dicha fecha hasta el vencimiento de
los diez días hábiles posteriores al cese del estado
de excepción constitucional de catástrofe, por
calamidad pública, declarado por decreto supremo N°
104, de 18 de marzo de 2020, del Ministerio del
Interior y Seguridad Pública, y el tiempo en que este
sea prorrogado, si es el caso. Sin perjuicio de lo
anterior, el tribunal y las partes o los
intervinientes estarán obligados a adoptar las
medidas necesarias del caso para la realización
oportuna de aquellas diligencias y actuaciones que
requieran ser realizadas con urgencia o sin dilación.

Las audiencias de juicio de los


procedimientos contemplados en el Código Procesal
Penal, que a la entrada en vigencia de esta ley se
encuentren agendadas, podrán ser reagendadas para la
fecha más próxima posible posterior al cese de
referido estado de excepción constitucional, y el
tiempo en que este sea prorrogado, si es el caso,
quedando por esta ley facultados los tribunales para
tal efecto.

En los procedimientos contemplados en el


Código Procesal Penal, los tribunales podrán
suspender las audiencias de juicio que a la entrada
en vigencia de esta ley se encuentren en curso, en
razón de cualquier impedimento generado por la
calamidad pública o por la emergencia sanitaria,
ocasionadas por la enfermedad COVID – 19, en los
términos establecidos en el artículo 1. En tales
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DIEZ
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casos, el tribunal podrá suspender el juicio por todo


el tiempo que resulte necesario, pudiendo incluso
decretar la reanudación para la fecha más próxima
posible posterior al cese de referido estado de
excepción constitucional, y el tiempo en que este sea
prorrogado, si es el caso. Esta facultad podrá ser
ejercida incluso si el juicio ya se hubiere
suspendido por el máximo de veces señalados en el
Código Procesal Penal.

La suspensión decretada conforme al inciso


anterior no generará la nulidad de todo lo obrado ni
dará lugar al reinicio del juicio. Al reanudarse la
audiencia, el tribunal efectuará un resumen de los
actos realizados hasta antes de la suspensión.

Artículo 8.- Durante la vigencia del estado


de excepción constitucional de catástrofe, por
calamidad pública, declarado por decreto supremo N°
104, de 18 de marzo de 2020, del Ministerio del
Interior y Seguridad Pública, y el tiempo en que este
sea prorrogado, si es el caso, se entenderá
interrumpida la prescripción de las acciones por la
sola presentación de la demanda, bajo condición de
que esta no sea declarada inadmisible y que sea
válidamente notificada dentro de los cincuenta días
hábiles siguientes a la fecha del cese del referido
estado de excepción constitucional, y el tiempo en
que este sea prorrogado, si es el caso, o dentro de
los treinta días hábiles siguientes a la fecha en que
la demanda fuere proveída, lo que suceda último.

No será aplicable lo dispuesto en el inciso


anterior para el ejercicio de las acciones penales.
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ONCE
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Asimismo, no aplicará lo dispuesto en el


inciso primero de este artículo para el ejercicio de
las acciones laborales y de competencia de los
juzgados de policía local, en cuyo caso se entenderán
prorrogados los plazos de prescripción y de caducidad
respectivos, hasta cincuenta días hábiles contados
desde la fecha de cese del estado de excepción
constitucional de catástrofe, por calamidad pública,
declarado por decreto supremo N° 104, de 18 de marzo
de 2020, del Ministerio del Interior y Seguridad
Pública, y el tiempo en que este sea prorrogado, si
es el caso.

Durante la vigencia del estado de excepción


constitucional de catástrofe, por calamidad pública,
a que se refiere el inciso primero, la presentación
de la demanda podrá realizarse sin necesidad de
acreditar el cumplimiento de la mediación previa
obligatoria, o cualquier otra exigencia, cuyo
cumplimiento se torne difícil de satisfacer, en razón
de las restricciones impuestas por la autoridad o de
las consecuencias provocadas por la emergencia
sanitaria, como es el caso de la reclamación y la
conciliación del artículo 497 del Código del Trabajo.

Artículo 9.- En los procedimientos judiciales


en trámite ante las Cortes de Apelaciones o ante la
Corte Suprema, durante la vigencia del estado de
excepción constitucional de catástrofe, por calamidad
pública, declarado por decreto supremo N° 104, de 18
de marzo de 2020, del Ministerio del Interior y
Seguridad Pública, y el tiempo en que este sea
prorrogado, podrá solicitarse por alguna de las
partes o intervinientes, la suspensión de la vista de
la causa o de la audiencia, alegando cualquier
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DOCE
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impedimento generado por la calamidad pública o por


la emergencia sanitaria, ocasionadas por la
enfermedad COVID – 19.

En las causas de los procedimientos


contemplados en el Código Procesal Penal y en el
Código de Procedimiento Penal, en que hubiere persona
privada de libertad, solo se podrá alegar la causal
del inciso primero cuando el impedimento obstaculice
en forma absoluta que alguna de las partes o
intervinientes pueda ejercer las facultades que la
ley le otorga.

No será aplicable lo dispuesto en el inciso


primero en la tramitación de los recursos de amparo y
de los recursos protección, y en las causas que
requieran la intervención urgente del tribunal. En
estos casos, los tribunales respectivos, en los
términos del artículo 10, podrán proceder en forma
remota para la realización de la vista de la causa o
de la audiencia, lo que también podrá ser solicitado
por las partes o intervinientes.

En los procedimientos contemplados en el


Código Procesal Penal y en el Código de Procedimiento
Penal que se encuentren en trámite ante las Cortes de
Apelaciones o ante la Corte Suprema, también se podrá
alegar la causal del inciso primero, para solicitar
que el tribunal, en los términos del artículo 10,
proceda a la realización de la vista de la causa o de
la audiencia en forma remota. Los tribunales también
podrán disponer de oficio que se proceda en forma
remota, en los términos del artículo 10.
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TRECE
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Artículo 10.- En los casos en que, conforme a


las disposiciones de esta ley, un tribunal disponga
proceder en forma remota, deberá tomar todas las
medidas necesarias que aseguren las condiciones para
el cumplimiento de las garantías judiciales del
proceso, contempladas en la Constitución Política de
la República y en los tratados internacionales
ratificados por Chile y que se encuentren vigentes.”.

*****

Para los fines a que haya lugar, me permito


poner en conocimiento de V.E. lo siguiente:

La Cámara de Diputados, en primer trámite


constitucional, aprobó el proyecto de ley, en general
y en particular, con el voto favorable de 110
diputados, de un total de 155 en ejercicio.

El Senado, en segundo trámite constitucional,


aprobó el proyecto de ley, en general y en
particular, con el voto favorable de 29 senadores, de
un total de 43 en ejercicio.

En tercer trámite constitucional, la Cámara


de Diputados aprobó las enmiendas del Senado al
proyecto de ley por 107 votos a favor, de un total de
155 diputados en ejercicio.

Se dio así cumplimiento, en todos los casos


anteriores, a lo dispuesto en el inciso segundo del
artículo 66 de la Constitución Política de la
República.

*****
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CATORCE
14

La Cámara de Diputados consultó a S.E. el


Presidente de la República, mediante oficio N°
15.435, de 27 de marzo de 2020, si haría uso de la
facultad que le confiere el artículo 73 de la
Constitución Política de la República, el que fue
contestado negativamente a través del señalado oficio
N° 025-368.

*****

En conformidad con lo establecido en el


inciso segundo del artículo 77 de la Carta
Fundamental, en relación con el artículo 16 de la ley
N° 18.918, orgánica constitucional del Congreso
Nacional, cúmpleme informar a V.E. que, durante el
primer trámite constitucional, la Cámara de Diputados
solicitó a la Excma. Corte Suprema su opinión acerca
del proyecto, mediante oficio N° 15.415, de fecha 7
de marzo de 2020; y, con lo anterior, le comunicó, de
acuerdo con el inciso cuarto del artículo 77 de la
Carta Fundamental, la urgencia de “discusión
inmediata” hecha presente al proyecto.

Adjunto a V.E. copia del oficio de la Excma.


Corte Suprema N° 62-2020, de 25 de marzo de 2020,
dirigido al señor Presidente de la Cámara de
Diputados, que contiene la respuesta al mencionado
oficio.

*****

Por último, me permito informar a V.E. que no


se acompañan actas, por no haberse suscitado cuestión
de constitucionalidad.

*****
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QUINCE
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Dios guarde a V.E.

IVÁN FLORES GARCÍA


Presidente (a) de la Cámara de Diputados

MIGUEL LANDEROS PERKIĆ


Secretario General de la Cámara de Diputados
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DIEZ Y SEIS
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DIEZ Y SIETE

OFICIO N° 62 - 2020
INFORME PROYECTO DE LEY N° 10-2020
Antecedente: Boletín N° 13.343-07
Santiago, veinticinco de marzo de 2020

Por oficio N° 15.415, de 24 de marzo de 2020,


el Presidente de la Cámara de Diputados don Iván Flores García, solicita al
tenor de lo dispuesto en los artículos 77 de la Constitución Política de la
República y 16 de la Ley N° 18.918, Orgánica Constitucional del Congreso
Nacional, la opinión de la Corte Suprema sobre el proyecto de ley que
“Establece un régimen jurídico de excepción para los procesos judiciales, en
las audiencias y actuaciones judiciales, y para los plazos y ejercicio de las
acciones que indica, por el impacto de la enfermedad Covid-19 en Chile”
(Boletín N° 13.343-07).
Impuesto el Tribunal Pleno del proyecto en
sesión de 25 de marzo en curso, presidida por su titular señor Guillermo Silva
Gundelach, e integrada por los ministros señores Künsemüller y Brito, señor
Maggi, señores Fuentes y Cisternas, señora Chevesich, señores Valderrama,
Dahm y Prado y suplentes señores Muñoz P. y Zepeda, acordó informarlo al
tenor de la resolución que se transcribe a continuación:

AL PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS,


SEÑOR IVÁN FLORES GARCÍA
VALPARAÍSO

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DIEZ Y OCHO

“Santiago, veinticinco de marzo de dos mil veinte.


Vistos y teniendo presente:
Primero: Que por oficio N° 15.415, de 24 de marzo de 2020, el
Presidente de la Cámara de Diputados, don Iván Flores García, solicita al tenor
de lo dispuesto en los artículos 77 de la Constitución Política de la República y
16 de la Ley N° 18.918, Orgánica Constitucional del Congreso Nacional, la
opinión de la Corte Suprema sobre el proyecto de ley que “Establece un
régimen jurídico de excepción para los procesos judiciales, en las audiencias y
actuaciones judiciales, y para los plazos y ejercicio de las acciones que indica,
por el impacto de la enfermedad Covid-19 en Chile” (Boletín N° 13.343-07).
Segundo: La iniciativa legal ingresó a la Cámara de Diputados el día 24
de marzo de 2020 y se encuentra en primer trámite constitucional ante la
Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento de la Cámara de
Diputados, la cual deberá emitir su primer informe, y tiene asignada discusión
inmediata desde su ingreso, esto es, el 24 de marzo de 2020.
Tercero: Motivación y contenido del proyecto. El proyecto de ley
cuyo análisis se solicita consta de diez artículos permanentes, que se ocupan
de regular régimen de excepción de procesos judiciales.
En síntesis, el mensaje presidencial mediante el cual si dio inicio al
proyecto, da cuenta que la Organización Mundial de la Salud declaró, con
fecha 11 de marzo de 2020, pandemia mundial en atención a la cantidad de
contagios del virus denominado Covid-19 y que, posteriormente, en atención a
su avance en el territorio nacional, el 8 de febrero de 2020 se publicó en el
Diario Oficial el decreto N° 4 de 2020, del Ministerio de Salud, que declaró
alerta sanitaria en todo el país y, luego, se declaró el estado de excepción
constitucional de catástrofe por calamidad pública en toda la República,
declarado por decreto supremo N° 104 de 18 de marzo de 2020, del Ministerio
del Interior y Seguridad Pública.
Además, la iniciativa hace presente que el avance del virus ha generado
la necesidad de implementar un número de medidas preventivas para la
protección de la salud de las personas, lo cual ha tenido por efecto la
afectación de la vida social que, en particular en el ámbito judicial, ha generado
la imposibilidad de realizar actuaciones y la disminución de la capacidad del
sistema de justicia para atender los requerimientos de la ciudadanía. Por ello,
para conjugar la necesidad de evitar los contagios y la necesidad de continuar

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DIEZ Y NUEVE

con el debido funcionamiento del sistema de justicia, se ha considerado


necesario adoptar ciertas medidas legales.
Por lo anterior, se señala que el proyecto tiene por finalidad establecer
un régimen jurídico de excepción, que entrará en vigor al entrar en vigencia la
ley, y cesará al expirar el estado de excepción constitucional de catástrofe por
calamidad o su prórroga.
En general, el proyecto pretende mitigar los efectos que las restricciones
impuestas por la autoridad, en razón de las consecuencias provocadas por la
emergencia sanitaria generada por el COVID-19, puedan tener en los procesos
judiciales. Por ello, las facultades que se otorgan a los tribunales y los
derechos que se otorgan a las partes, se basan en la existencia de dichas
circunstancias.
En específico, se requiere que hechos públicos y notorios permitan
concluir que dichas circunstancias pueden generar que determinadas
actuaciones no se realicen o que se generen indefensión. Las audiencias que
no puedan suspenderse, por su parte, se podrán realizar en forma remota.
Lo anterior se pretende regular, por supuesto, sin afectar aquellos casos
que requieran atención urgente, tales como medidas cautelares en causas de
violencia intrafamiliar, o que involucran vulneración de derechos de niños,
niñas y adolescentes, así como la adopción y revisión de medidas cautelares
en los procesos penales.
Cuarto: Los ejes en los que se centran la iniciática se sintetizan en los
siguientes párrafos.
El artículo 1° faculta a la Corte Suprema para ordenar la suspensión de
audiencias –salvo ciertas excepciones en materia penal- en los Juzgados con
Competencia en Materias de Familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los
Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional, Juzgados de Garantía y los
Tribunales de Juicio Oral en lo Penal, y las audiencias y vista de los tribunales
superiores de justicia. Los tribunales indicados deberán reagendar las
respectivas audiencias o vistas para la fecha más próxima posible posterior al
cese de la suspensión.
El artículo 2° faculta a los a los tribunales especiales que no forman
parte del Poder Judicial y a los tribunales arbitrales del país para suspender
cualquier audiencia, con excepción de aquellas que requieran la intervención
urgente del tribunal. La audiencia suspendida deberá ser reagendada en la

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VEINTE

fecha más próxima posible posterior el cese del estado de excepción


constitucional.
El artículo 3° dispone que los tribunales ordinarios o especiales –en este
último caso sin distinguir si pertenecen o no del Poder Judicial- no podrán
decretar diligencias ni actuaciones judiciales que, de realizarse, puedan causar
indefensión a alguna de las partes o intervinientes, salvo en aquellos casos en
que se requiera que sean realizadas con urgencia o sin dilación.
El artículo 4° permite alegar la existencia de entorpecimiento, dentro de
los 10 días siguientes a la publicación de la ley, para cumplir los plazos
establecidos para diligencias, actuaciones o ejercicio de acciones o derechos
que se debían ejercer ante todo tipo de tribunal, con excepción de los
Juzgados de Garantía y los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal.
El artículo 5° contempla la posibilidad que los intervinientes requieran
nuevos plazos ante los los Juzgados de Garantía y los Tribunales de Juicio
Oral en lo Penal, en caso que se haya visto impedido de cumplir los términos
establecidos para diligencias, actuaciones o ejercicio de acciones o derechos.
El artículo 6° suspende, por regla general, todos los plazos que hayan
comenzado a correr en procedimientos en trámite, hasta los 10 días hábiles
posteriores al cese del estado de excepción o su prórroga.
El artículo 7° establece excepciones a la regla de suspensión contenida
en el artículo 6° para causas que se tramiten de acuerdo a los procedimientos
regulados en el Código Procesal Penal y en el Código de Procedimiento Penal.
Además, se establecen reglas de suspensión y reagendamiento de audiencias
de juicio penales.
El artículo 8° contempla la suspensión de la prescripción de las acciones
por la sola presentación de la demanda, siempre que no se declare inadmisible
y que se notifique dentro de cierto plazo, salvo para el ejercicio de acciones
penales. Respecto de acciones laborales y de aquellas que deban conocer los
juzgados de policía local, se entenderán prorrogados los plazos de prescripción
y caducidad hasta cincuenta días hábiles contados desde la fecha de cese del
estado de excepción o su prórroga.
El artículo 9° permite solicitar ante las Cortes de Apelaciones o la Corte
Suprema la suspensión de vistas o audiencias, fundando la solicitud en un
entorpecimiento derivado de restricciones de la autoridad o la situación
sanitaria. Dicha regla no se aplicará en procedimientos en que hubiere una

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VEINTE Y UNO

persona privada de libertad, salvo que el impedimento obstaculice en forma


absoluta el ejercicio de facultades que otorga la ley a las partes o a los
intervinientes. Tampoco se aplicará en los recursos de amparo y de protección,
en los cuales el tribunal podrá proceder en forma remota a realizar la vista de la
causa o la audiencia.
Asimismo, el artículo permite, en los procedimientos contemplados en el
Código Procesal Penal y en el Código Procedimiento Penal que se encuentren
en trámite, requerir la realización de vista de la causa o audiencia en forma
remota.
Por último, el artículo 10° ordena a los tribunales que dispongan proceder
en forma remota a adoptar todas las medidas necesarias para asegurar las
garantías en el proceso.
Quinto. Opiniones previas de la Corte Suprema.
Con ocasión del terremoto y maremoto de 27 de febrero de 2010, se dio
inicio a la tramitación del Boletín N° 6.856, que finalmente decantó en la
promulgación de la Ley N° 20.436 que “Modifica plazos en materia de
actuaciones judiciales y declaración de muerte presunta en las zonas afectadas
por el terremoto”.
En síntesis, dicho proyecto de ley contaba con tres artículos, mediante los
cuales: (i) se prorrogaban plazos de diligencias, actuaciones o ejercicios de
acciones y derechos y la prescripción extintiva de los mismos, respecto de los
procedimientos que estaban en trámite o se debían tramitar en las regiones del
Maule y del Bío-Bío y en los juzgados civiles del territorio jurisdiccional de la
Corte de Apelaciones de Santiago; (ii) se permitía a tribunales no
comprendidos en dicho listado resolver prudencialmente la existencia de
impedimentos derivados del terremoto; (iii) se establecía un régimen especial
de declaración de muerte presunta; y (iv) se establecían penas para la solicitud
fraudulenta de muerte presunta.
La Corte emitió su opinión en dos ocasiones, primero en el Oficio N° 8.625
de 25 de marzo de 2010 y luego en el Oficio N° 27 de 26 de marzo de 2010, en
las cuales se pronunció favorablemente a la iniciativa.
Ahora bien, se debe tener presente que, aun cuando existan ciertas
similitudes entre las circunstancias que dieron lugar al Boletín N° 6.856-07 y al
proyecto objeto del presente informe, tales como la imposibilidad de realizar
ciertas actuaciones y la necesidad de adoptar medidas de mitigación de la

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VEINTE Y DOS

afectación de facultades procesales, lo cierto es que no se puede perder de


vista las evidentes diferencias entre las circunstancias históricas de ambas
iniciativas, como lo es, a modo de referencia, la existencia de la Ley N° 20.886
–Ley de Tramitación Electrónica-, la generalización del uso de medios
tecnológicos que permiten la telepresencia y la afectación a la salud pública
que implica el Covid-19.
Sexto: Comentarios a la iniciativa.
Cabe consignar que el proyecto de ley en análisis constituye una valiosa
instancia del Ejecutivo para dar solución a los problemas legales que la
pandemia COVID-19, y las restricciones que ha producido en la población,
jueces y funcionarios para desplazarse y acceder a los tribunales de justicia,
han generado en el funcionamiento del sistema de justicia.
Estos problemas han sido abordados e intentado ser paliados por la Corte
Suprema, las Cortes de Apelaciones y, en general, por los tribunales de la
República, siempre dentro de sus potestades y capacidades técnicas; pero,
ciertamente, estas limitaciones solo pueden ser superadas por los órganos
colegisladores. De ahí, entonces, que no pueda sino valorarse positivamente
este esfuerzo legislativo.
Si se examina el orden procesal, hay actuaciones asociadas al
desplazamiento de personas hasta los tribunales u otros lugares, que pueden
denominarse “presenciales”, tales como las audiencias, los alegatos,
diligencias probatorias y notificaciones personales, entre otras.
Mientras tanto, a partir de la entrada en vigencia de la ley de tramitación
electrónica, existen otras actuaciones desprovistas de presencia personal, tales
como la presentación de demandas, escritos y solicitudes, o la dictación de
resoluciones y actuaciones judiciales en los sistemas de tramitación
respectivos. Las demandas, escritos y resoluciones son, incuestionadamente,
las formas más utilizadas en que se ejercen derechos y se conforman los
procesos judiciales.
Ciertamente, esta realidad -de tramitación electrónica- es un atributo de las
causas seguidas ante los tribunales que forman parte del Poder Judicial, más
no de los demás tribunales.
Recientemente, la Corte Suprema dictó dos actas (41-2020 y 42-2020) que
regulan el teletrabajo en el Poder Judicial, los alegatos y audiencias por
videoconferencia y dispone medidas especiales por la pandemia. Estas actas

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VEINTE Y TRES

introducen formas de trabajo remota, tanto para actuaciones que se realizan


presencialmente como las que no, e instan por darles uso.
Por cierto, el hecho que sea reciente la introducción de estas formas a
distancia de verificarse actuaciones “presenciales” y que estén adecuándose
los operadores del sistema de justicia a las mismas, llama a adoptar con
moderación las mismas, evitando, de tal suerte, impedir o dificultar el acceso
de los litigantes y las personas al servicio de justicia por carecer de los medios
tecnológicos necesarios para interactuar remotamente desde el lugar de su
preferencia o de los establecimientos en que deben permanecer.
Sin embargo, no puede decirse lo mismo de la interacción con los sistemas
de tramitación para presentar demandas y solicitudes y dictar resoluciones,
pues, se trata de una práctica con reconocimiento legal perfectamente
asentada desde hace al menos tres años y que ha recibido elogios por facilitar
el acceso y dar publicidad a los procesos.
Es por eso que extraña la disposición el artículo 6° del proyecto, que pone
en suspenso todos los plazos que al día de entrada en vigencia de la ley
hubiese empezado a correr, en todos los procedimientos ante todos los
tribunales del país, pues podría implicar, en los hechos, la detención de todas
las causas del país, salvo las penales, situación particular que se trata en el
artículo 7°.
Esta solución radical contrasta con la posibilidad que tienen los jueces y
funcionarios del Poder Judicial y los litigantes de seguir operando desde sus
hogares y oficinas, sin riesgo para su salud por exponerse a desplazamiento,
presentando demandas, escritos y resolviéndolas, e incluso dictando
sentencias, dando de esa manera continuidad al servicio judicial y a la tutela
efectiva a los derechos, aun con todas las limitaciones que un escenario como
el actual se impone a la consecución de tales fines.
Por último, no puede dejarse de mencionar la dificultad que ofrece una
propuesta de regulación de este tipo, pues se encuentra dominada por
supuestos materiales dinámicos, toda vez que, a la fecha, desconocemos el
tiempo que durarán las restricciones al desplazamiento de las personas y el
grado de afectación a la salud de las personas. Estas incógnitas no permiten
dimensionar los alcances temporales y extensión de actuaciones que podrían
ser trastornados por la pandemia.

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VEINTE Y CUATRO

Es por estas mismas razones que no puede sino recogerse favorablemente


el artículo 10 del proyecto que, concordantemente con las actas 41 y 42 de
2020 de este máximo tribunal, apuestan por introducir legalmente formas de
comunicación remota que, sin sacrificar las garantías fundamentales,
benefician a las personas y a la administración de justicia.
Séptimo: a) Facultad a la Corte Suprema para suspender audiencias
(art. 1°)
Este precepto radica en la Corte Suprema una potestad normativa para
decretar la suspensión de audiencias ante determinados tribunales que forman
parte del Poder Judicial, bajo ciertas restricciones y condiciones.
De la lectura del artículo, se advierte que son dos las condiciones para que
se ejerza esta potestad: a) La primera, es que ella se desenvuelva dentro del
período de vigencia del estado de excepción constitucional de catástrofe o de
calamidad pública; b) la segunda, es que se ejerza dicha facultad cuando sea
un hecho público y notorio que, a consecuencia de las restricciones impuestas
por la autoridad en el marco del estado de excepción constitucional referido, o
en razón de las consecuencias provocadas por la emergencia sanitaria
ocasionada por la enfermedad COVID-19, las audiencias no podrán realizarse,
o que de realizarse causarán indefensión por faltar las condiciones básicas que
aseguren las garantías judiciales del proceso, contempladas en la Constitución
Política de la República y en los tratados internacionales ratificados por Chile y
que se encuentren vigentes.
Esta potestad se entrega con elementos que permiten flexibilizar su
aplicación, lo que la torna en una valiosa herramienta de administración de
audiencias bajo escenarios de incertidumbre variable.
La atribución en comento, sin embargo, no permitiría suspender un
catálogo preciso de audiencias vinculadas al ámbito penal, y, en general, a
aquellas “audiencias que requieran la intervención urgente del tribunal”. Estas
exclusiones, entonces, constituyen mandatos al juez respectivo cuyo
obedecimiento es obligatorio y que apelan a la discrecionalidad judicial –así,
determinar la urgencia de la intervención será resorte del juez de la causa
conforme a los criterios que estime-.

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VEINTE Y CINCO

El ejercicio de esta facultad conllevará a los tribunales a reagendar las


audiencias o vistas suspendidas, en forma posterior al cese de la suspensión
ordenada por la Corte Suprema, lo que se estima positivo.
También se considera favorable la aplicación de formas remotas de
realización de audiencias y vistas de causas que no puedan suspenderse.
Por último, se advierte la ausencia de regulación para las causas que se
tramitan ante tribunales unipersonales de excepción, en circunstancias que el
proyecto bien podría pronunciarse sobre la suspensión de las audiencias que
ante ellos deban realizarse.
Octavo: Facultad a los tribunales que no forman parte del Poder
Judicial y a los jueces árbitros (Art.2°)
Esta facultad es la traducción de la potestad precedente a los demás
tribunales, respecto de la cual se hacen extensivos los comentarios
precedentes en cuanto sean compatibles.
Noveno: Postergación de diligencias que puedan causar la
indefensión (art. 3°)
Este precepto impide a los tribunales ordinarios y especiales decretar
diligencias o actuaciones judiciales que puedan causar indefensión a alguna de
las partes producto de las restricciones impuestas por la autoridad por la
pandemia, los que deben postergarlas para una vez que haya cesado el estado
de excepción constitucional. Esta regla no aplicará a las diligencias y
actuaciones judiciales que requieran ser realizadas con urgencia o sin dilación,
entregando al tribunal el deber de adoptar las medidas para la debida
administración de justicia.
Esta disposición parece positiva y razonable, pues entrega a los jueces
la definición de las actuaciones o diligencias que, dadas las
circunstancias, pueden o no realizarse en este periodo excepcional.
Décimo: Regla general de entorpecimiento (art. 4°)

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VEINTE Y SEIS

Este precepto introduce una regla de solicitud de entorpecimiento aplicable


a todos los procedimientos ante todos los tribunales del país, y que requiere
que “las partes, sus abogados, mandatarios, y demás intervinientes que hayan
estado impedidos de cumplir los plazos establecidos para diligencias,
actuaciones o ejercicio de acciones o derechos ante ellos, a consecuencia de
las restricciones impuestas por la autoridad en el marco del estado de
excepción constitucional de catástrofe, por calamidad pública […] o en razón
de las consecuencias provocadas por la emergencia sanitaria ocasionada por
la enfermedad COVID-19”.
La amplitud de este mecanismo sugiere cubrir prácticamente todas las
hipótesis en que un hecho material haya podido obstaculizar el ejercicio de
derechos y acciones, lo que puede estimarse positivo.
Para que este mecanismo opere requiere, además, ser invocado por la
parte afectada “dentro del término de los diez días siguientes a la
publicación de esta ley”, decisión que es valorada en cuanto pone coto
temporal a este tipo de solicitudes, aunque cabe advertir que implicará,
en los hechos, que se concentrarán estas solicitudes en un tiempo
limitado. Esta concentración de solicitudes, que parece insoslayable, es
correctamente administrada al autorizar al juez resolver de plano, dando
celeridad a la resolución de las mismas, sin perjuicio de proceder
oyendo a la contraria y recibiendo prueba.
Undécimo: Suspensión de todos los plazos judiciales (art. 6°)
Sin perjuicio de lo ya expresado en los comentarios generales, acá se harán
precisiones particulares sobre la disposición.
Este precepto suspende los plazos que “a la entrada en vigencia de esta
ley hubiesen empezado a correr”, en todos los procedimientos en trámite
ante todos los tribunales del país y los reinicia con posterioridad.
La redacción de este artículo sugiere que a la fecha de entrada en
vigencia de la ley, los plazos pendientes y solo esos plazos se suspenden, es
decir, que no suspenderá, claro está, los plazos vencidos y los plazos que
inicien con posterioridad a la ley, aunque permanezcan las restricciones
materiales que la norma pretende hacerse cargo.
De dicha manera, no se advierte por qué la regla de suspensión no
abarca los plazos de actuaciones posteriores, pues las razones de la norma
son idénticas.

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VEINTE Y SIETE

El efecto de la norma es que la suspensión finaliza, reiniciando el


cómputo del plazo ya iniciado, al “vencimiento de los diez días hábiles
posteriores al cese del estado de excepción constitucional de catástrofe,
por calamidad pública, declarado por decreto supremo N° 104, de 18 de
marzo de 2020, del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, y el
tiempo en que este sea prorrogado, si es el caso”, regla que parece
adecuada.
Finalmente, cabe advertir a los proponentes que una regla de este tipo,
correctamente redactada –es decir, abarcando los plazos que estén corriendo
a la fecha de la ley y que inicien antes del cese del estado de excepción-,
implicará procesos judiciales detenidos, aun cuando la actuación respectiva
haya podido evacuarse y seguirse adelante con el proceso. Piénsese, por
ejemplo, en un traslado conferido al demandado para contestar la demanda o
evacuar la dúplica, actuación que no requiere desplazamiento del demandado
o su abogado, ni del tribunal para resolver lo que corresponda.
Duodécimo: Interrupción de la prescripción por la sola presentación
de la demanda (art. 8°)
El artículo 8° facilita la interrupción de la prescripción de las acciones no
penales y prorroga los plazos de prescripción y caducidad para el ejercicio de
las acciones laborales y de competencia de los juzgados de policía local.
En el primer caso, dando cuenta de la dificultad que implicará que los
ministro de fe, receptores o funcionarios judiciales, según el caso, se desplacen
buscando y notificando a los requeridos, lo que, en la práctica, tornará inviable
practicar las notificaciones, se dará efecto interruptivo a la presentación de las
demandas.
Para evitar que se eternicen acciones judiciales interrumpidas, no
notificadas, se pone como condición para que se produzca la interrupción que
la demanda “no sea declarada inadmisible y que sea válidamente notificada
dentro de los cincuenta días hábiles siguientes a la fecha del cese del referido
estado de excepción constitucional […] o dentro de los treinta días hábiles
siguientes a la fecha en que la demanda fuere proveída, lo que suceda último”.
Esta decisión, de condicionar la interrupción de la prescripción a la
providencia que da lugar al juicio y su notificación, es sumamente acertada y
equilibra exitosamente los intereses de las partes y la eficiencia del sistema de
justicia.

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VEINTE Y OCHO

Sin embargo, cuesta encontrar racionalidad a la decisión de entregar un


plazo más largo para notificar demandas proveídas antes del cese de estado
de excepción (50 días hábiles) que para notificar demandas proveídas después
de ese hecho (30 días hábiles), pues trata de manera distinta -20 días hábiles
de diferencia- situaciones idénticas. Por otra parte, la prórroga de acciones
laborales y de competencia de los juzgados de policía local por 50 días hábiles
desde la fecha de cese del estado de excepción, parece atinada, pues atiende
la especial naturaleza de tales acciones y forma de acudir a esas judicaturas
que merecen un tratamiento diferenciado favorable para el trabajador y
acreedor. Sin embargo, la redacción da a entender que la prórroga sólo surtirá
efecto si el plazo de prescripción o caducidad se cumple durante el estado de
excepción constitucional, o su prórroga, pues de lo contrario se podrían
generar dificultades interpretativas que podrían llevar a considerar que los
plazos sujetos esta regla se vencerán en cualquier caso una vez cumplidos los
50 días hábiles indicados.
Décimo tercero: Causal especial de suspensión de vista de causas
(art. 9°)
Este precepto agrega una causal especial de suspensión de vistas de
causas ante las Cortes de Apelaciones o ante la Corte Suprema durante la
vigencia del estado de excepción constitucional, a cargo de las partes
“alegando cualquier impedimento generado por la calamidad pública o por la
emergencia sanitaria, ocasionadas por la enfermedad COVID – 19”. De esta
manera, la causal en comento permitirá no dejar en indefensión ante las Cortes
a los litigantes que no podrán comparecer a estrados por impedimentos
materiales. Sin embargo, la ausencia de una regla que aborde la situación en
que ningún litigante solicite la suspensión y que la Corte Suprema no haya
suspendido esas causas, causa extrañeza, pues, debiera conocerse la causa
en forma presencial.
Ahora bien, esta causal es sometida a una exigencia especial en las
“causas de los procedimientos contemplados en el Código Procesal Penal y en
el Código de Procedimiento Penal, en que hubiere persona privada de libertad”,
pues ahí procederá solo si el “impedimento obstaculice en forma absoluta que
alguna de las partes o intervinientes pueda ejercer las facultades que la ley le
otorga”, sin perjuicio de poder volcar sus alegatos vía remota, conforme el
inciso final de este artículo, todo lo cual parece adecuado y conveniente.

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0000029
VEINTE Y NUEVE

La causal de suspensión, en cambio, no aplicará a los recursos de amparo


y de recursos protección, ni en las causas que requieran la intervención
urgente del tribunal, pues, en estas vistas los tribunales podrán, de oficio o a
solicitud de parte, proceder vía remota al conocimiento de los mismos,
propuesta que se estima positiva.
Décimo cuarto: Audiencias o vistas de causa de forma remota (art. 10)
El último artículo da regulación general a la forma remota de celebrar
audiencias o vista de causas, poniendo de cargo del tribunal el “asegurar las
condiciones para el cumplimiento de las garantías judiciales del proceso,
contempladas en la Constitución Política de la República y en los tratados
internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”. Esta
disposición es el reconocimiento que, con los debidos resguardos, la utilización
de medios tecnológicos está al servicio de la administración de justicia y de la
efectivización de los derechos de las personas, tal como en su momento lo
constituyera la entrada en vigencia de la Ley N° 20.886.
Décimo quinto: Comentarios a la regulación procesal penal
En materia penal, cabe distinguir entre diferentes tipos de reglas, referentes a
la suspensión y reagendamiento de audiencias; al cómputo de los plazos y la
práctica de diligencias.
En relación al primer tipo de regla, el proyecto contempla un método dual, por
medio del cual se pueden suspender y reagendar las audiencias establecidas,
tanto en razón de una orden de la Corte Suprema (art. 1°), como en razón de la
iniciativa de los propios tribunales (art. 7° inciso tercero).
En lo que refiere a la facultad de la Corte, en materia penal, esta parece
adecuada y no parece dar lugar a mayores dificultades, especialmente
atendida la restricción de las suspensiones más urgentes.
En lo que se refiere a la facultad de suspensión de cada tribunal, sin embargo,
valdría la pena realizar una aclaración similar a la que se hace en el artículo
primero de la propuesta, que explicite que esta facultad de reagendamiento no
debería alcanzar a las audiencias más urgentes en el contexto del
procedimiento, tales como las audiencias de revisión de prisión preventiva e
internación provisoria.

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0000030
TREINTA

Por último, en lo que se refiere a la tramitación de las causas penales ante las
Cortes de Apelaciones y Suprema, las reglas estipuladas en el artículo 9°
parecen razonables, bajo el entendido que ellas sean interpretadas de modo
particularmente estricto, especialmente en lo que se refiere a la posibilidad de
suspender vistas de la causa de pretensiones entabladas por personas
privadas de libertad (inciso segundo).
En cuanto a los cómputos de plazos en materia penal, la excepción a la
suspensión de los plazos que establece el artículo 7° parece razonable.
Especialmente, habida consideración la urgencia de estos procedimientos y la
existencia de una nueva causal de entorpecimiento, en el artículo 5°. En
idéntico sentido, parece ser que la decisión de dotar de mayor amplitud a la
causal de entorpecimiento en materia penal (en relación a la causal de
entorpecimiento general que establece el artículo 4°), contribuye a compensar
esta diferente estrategia de regulación, y por lo tanto se estima positiva.
Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo dispuesto en los
artículos 77 de la Constitución Política de la República y 18 de la Ley N°
18.918, Orgánica Constitucional del Congreso Nacional, se acuerda informar
en los términos precedentemente expuestos el proyecto de ley que “Establece
un régimen jurídico de excepción para los procesos judiciales, en las
audiencias y actuaciones judiciales, y para los plazos y ejercicio de las
acciones que indica, por el impacto de la enfermedad Covid-19 en Chile”
(Boletín N° 13.343-07).
Ofíciese.
PL-10-2020”

Saluda atentamente a V.S.

GUILLERMO SILVA GUNDELACH JORGE EDUARDO SAEZ MARTIN


Ministro(P) Secretario
Fecha: 25/03/2020 14:04:49 Fecha: 25/03/2020 14:11:40

Este documento tiene firma electrónica y su original puede ser


validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la tramitación de la causa.
En aquellos documentos en que se visualiza la hora, esta
corresponde al horario establecido para Chile Continental. GRTKXZXVZX
0000031
TREINTA Y UNO

Santiago, veinticinco de marzo de dos mil veinte.

Vistos y teniendo presente:

Primero: Que por oficio N° 15.415, de 24 de marzo de 2020, el


Presidente de la Cámara de Diputados, don Iván Flores García, solicita al tenor
de lo dispuesto en los artículos 77 de la Constitución Política de la República y
16 de la Ley N° 18.918, Orgánica Constitucional del Congreso Nacional, la
opinión de la Corte Suprema sobre el proyecto de ley que “Establece un régimen
jurídico de excepción para los procesos judiciales, en las audiencias y
actuaciones judiciales, y para los plazos y ejercicio de las acciones que indica,
por el impacto de la enfermedad Covid-19 en Chile” (Boletín N° 13.343-07).

Segundo: La iniciativa legal ingresó a la Cámara de Diputados el día 24


de marzo de 2020 y se encuentra en primer trámite constitucional ante la
Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento de la Cámara de
Diputados, la cual deberá emitir su primer informe, y tiene asignada discusión
inmediata desde su ingreso, esto es, el 24 de marzo de 2020.

Tercero: Motivación y contenido del proyecto. El proyecto de ley cuyo


análisis se solicita consta de diez artículos permanentes, que se ocupan de
regular régimen de excepción de procesos judiciales.

En síntesis, el mensaje presidencial mediante el cual si dio inicio al


proyecto, da cuenta que la Organización Mundial de la Salud declaró, con fecha
11 de marzo de 2020, pandemia mundial en atención a la cantidad de contagios
del virus denominado Covid-19 y que, posteriormente, en atención a su avance
en el territorio nacional, el 8 de febrero de 2020 se publicó en el Diario Oficial el
decreto N° 4 de 2020, del Ministerio de Salud, que declaró alerta sanitaria en
todo el país y, luego, se declaró el estado de excepción constitucional de
catástrofe por calamidad pública en toda la República, declarado por decreto
supremo N° 104 de 18 de marzo de 2020, del Ministerio del Interior y Seguridad
Pública.

Además, la iniciativa hace presente que el avance del virus ha generado


la necesidad de implementar un número de medidas preventivas para la
protección de la salud de las personas, lo cual ha tenido por efecto la afectación
de la vida social que, en particular en el ámbito judicial, ha generado la

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0000032
TREINTA Y DOS

imposibilidad de realizar actuaciones y la disminución de la capacidad del


sistema de justicia para atender los requerimientos de la ciudadanía. Por ello,
para conjugar la necesidad de evitar los contagios y la necesidad de continuar
con el debido funcionamiento del sistema de justicia, se ha considerado
necesario adoptar ciertas medidas legales.

Por lo anterior, se señala que el proyecto tiene por finalidad establecer un


régimen jurídico de excepción, que entrará en vigor al entrar en vigencia la ley, y
cesará al expirar el estado de excepción constitucional de catástrofe por
calamidad o su prórroga.

En general, el proyecto pretende mitigar los efectos que las restricciones


impuestas por la autoridad, en razón de las consecuencias provocadas por la
emergencia sanitaria generada por el COVID-19, puedan tener en los procesos
judiciales. Por ello, las facultades que se otorgan a los tribunales y los derechos
que se otorgan a las partes, se basan en la existencia de dichas circunstancias.

En específico, se requiere que hechos públicos y notorios permitan


concluir que dichas circunstancias pueden generar que determinadas
actuaciones no se realicen o que se generen indefensión. Las audiencias que no
puedan suspenderse, por su parte, se podrán realizar en forma remota.

Lo anterior se pretende regular, por supuesto, sin afectar aquellos casos


que requieran atención urgente, tales como medidas cautelares en causas de
violencia intrafamiliar, o que involucran vulneración de derechos de niños, niñas
y adolescentes, así como la adopción y revisión de medidas cautelares en los
procesos penales.

Cuarto: Los ejes en los que se centran la iniciática se sintetizan en los


siguientes párrafos.

El artículo 1° faculta a la Corte Suprema para ordenar la suspensión de


audiencias –salvo ciertas excepciones en materia penal- en los Juzgados con
Competencia en Materias de Familia, los Juzgados de Letras del Trabajo, los
Juzgados de Cobranza Laboral y Previsional, Juzgados de Garantía y los
Tribunales de Juicio Oral en lo Penal, y las audiencias y vista de los tribunales
superiores de justicia. Los tribunales indicados deberán reagendar las

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0000033
TREINTA Y TRES

respectivas audiencias o vistas para la fecha más próxima posible posterior al


cese de la suspensión.

El artículo 2° faculta a los a los tribunales especiales que no forman parte


del Poder Judicial y a los tribunales arbitrales del país para suspender cualquier
audiencia, con excepción de aquellas que requieran la intervención urgente del
tribunal. La audiencia suspendida deberá ser reagendada en la fecha más
próxima posible posterior el cese del estado de excepción constitucional.

El artículo 3° dispone que los tribunales ordinarios o especiales –en este


último caso sin distinguir si pertenecen o no del Poder Judicial- no podrán
decretar diligencias ni actuaciones judiciales que, de realizarse, puedan causar
indefensión a alguna de las partes o intervinientes, salvo en aquellos casos en
que se requiera que sean realizadas con urgencia o sin dilación.

El artículo 4° permite alegar la existencia de entorpecimiento, dentro de


los 10 días siguientes a la publicación de la ley, para cumplir los plazos
establecidos para diligencias, actuaciones o ejercicio de acciones o derechos
que se debían ejercer ante todo tipo de tribunal, con excepción de los Juzgados
de Garantía y los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal.

El artículo 5° contempla la posibilidad que los intervinientes requieran


nuevos plazos ante los los Juzgados de Garantía y los Tribunales de Juicio Oral
en lo Penal, en caso que se haya visto impedido de cumplir los términos
establecidos para diligencias, actuaciones o ejercicio de acciones o derechos.

El artículo 6° suspende, por regla general, todos los plazos que hayan
comenzado a correr en procedimientos en trámite, hasta los 10 días hábiles
posteriores al cese del estado de excepción o su prórroga.

El artículo 7° establece excepciones a la regla de suspensión contenida


en el artículo 6° para causas que se tramiten de acuerdo a los procedimientos
regulados en el Código Procesal Penal y en el Código de Procedimiento Penal.
Además, se establecen reglas de suspensión y reagendamiento de audiencias
de juicio penales.

El artículo 8° contempla la suspensión de la prescripción de las acciones


por la sola presentación de la demanda, siempre que no se declare inadmisible y
que se notifique dentro de cierto plazo, salvo para el ejercicio de acciones

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TREINTA Y CUATRO

penales. Respecto de acciones laborales y de aquellas que deban conocer los


juzgados de policía local, se entenderán prorrogados los plazos de prescripción y
caducidad hasta cincuenta días hábiles contados desde la fecha de cese del
estado de excepción o su prórroga.

El artículo 9° permite solicitar ante las Cortes de Apelaciones o la Corte


Suprema la suspensión de vistas o audiencias, fundando la solicitud en un
entorpecimiento derivado de restricciones de la autoridad o la situación sanitaria.
Dicha regla no se aplicará en procedimientos en que hubiere una persona
privada de libertad, salvo que el impedimento obstaculice en forma absoluta el
ejercicio de facultades que otorga la ley a las partes o a los intervinientes.
Tampoco se aplicará en los recursos de amparo y de protección, en los cuales el
tribunal podrá proceder en forma remota a realizar la vista de la causa o la
audiencia.

Asimismo, el artículo permite, en los procedimientos contemplados en el


Código Procesal Penal y en el Código Procedimiento Penal que se encuentren
en trámite, requerir la realización de vista de la causa o audiencia en forma
remota.

Por último, el artículo 10° ordena a los tribunales que dispongan proceder
en forma remota a adoptar todas las medidas necesarias para asegurar las
garantías en el proceso.

Quinto. Opiniones previas de la Corte Suprema.

Con ocasión del terremoto y maremoto de 27 de febrero de 2010, se dio


inicio a la tramitación del Boletín N° 6.856, que finalmente decantó en la
promulgación de la Ley N° 20.436 que “Modifica plazos en materia de
actuaciones judiciales y declaración de muerte presunta en las zonas afectadas
por el terremoto”.

En síntesis, dicho proyecto de ley contaba con tres artículos, mediante los
cuales: (i) se prorrogaban plazos de diligencias, actuaciones o ejercicios de
acciones y derechos y la prescripción extintiva de los mismos, respecto de los
procedimientos que estaban en trámite o se debían tramitar en las regiones del
Maule y del Bío-Bío y en los juzgados civiles del territorio jurisdiccional de la
Corte de Apelaciones de Santiago; (ii) se permitía a tribunales no comprendidos

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TREINTA Y CINCO

en dicho listado resolver prudencialmente la existencia de impedimentos


derivados del terremoto; (iii) se establecía un régimen especial de declaración de
muerte presunta; y (iv) se establecían penas para la solicitud fraudulenta de
muerte presunta.

La Corte emitió su opinión en dos ocasiones, primero en el Oficio N° 8.625


de 25 de marzo de 2010 y luego en el Oficio N° 27 de 26 de marzo de 2010, en
las cuales se pronunció favorablemente a la iniciativa.

Ahora bien, se debe tener presente que, aun cuando existan ciertas
similitudes entre las circunstancias que dieron lugar al Boletín N° 6.856-07 y al
proyecto objeto del presente informe, tales como la imposibilidad de realizar
ciertas actuaciones y la necesidad de adoptar medidas de mitigación de la
afectación de facultades procesales, lo cierto es que no se puede perder de vista
las evidentes diferencias entre las circunstancias históricas de ambas iniciativas,
como lo es, a modo de referencia, la existencia de la Ley N° 20.886 –Ley de
Tramitación Electrónica-, la generalización del uso de medios tecnológicos que
permiten la telepresencia y la afectación a la salud pública que implica el Covid-
19.

Sexto: Comentarios a la iniciativa.

Cabe consignar que el proyecto de ley en análisis constituye una valiosa


instancia del Ejecutivo para dar solución a los problemas legales que la
pandemia COVID-19, y las restricciones que ha producido en la población,
jueces y funcionarios para desplazarse y acceder a los tribunales de justicia, han
generado en el funcionamiento del sistema de justicia.

Estos problemas han sido abordados e intentado ser paliados por la


Corte Suprema, las Cortes de Apelaciones y, en general, por los tribunales de la
República, siempre dentro de sus potestades y capacidades técnicas; pero,
ciertamente, estas limitaciones solo pueden ser superadas por los órganos
colegisladores. De ahí, entonces, que no pueda sino valorarse positivamente
este esfuerzo legislativo.

Si se examina el orden procesal, hay actuaciones asociadas al


desplazamiento de personas hasta los tribunales u otros lugares, que pueden

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TREINTA Y SEIS

denominarse “presenciales”, tales como las audiencias, los alegatos, diligencias


probatorias y notificaciones personales, entre otras.

Mientras tanto, a partir de la entrada en vigencia de la ley de tramitación


electrónica, existen otras actuaciones desprovistas de presencia personal, tales
como la presentación de demandas, escritos y solicitudes, o la dictación de
resoluciones y actuaciones judiciales en los sistemas de tramitación respectivos.
Las demandas, escritos y resoluciones son, incuestionadamente, las formas más
utilizadas en que se ejercen derechos y se conforman los procesos judiciales.

Ciertamente, esta realidad -de tramitación electrónica- es un atributo de


las causas seguidas ante los tribunales que forman parte del Poder Judicial, más
no de los demás tribunales.

Recientemente, la Corte Suprema dictó dos actas (41-2020 y 42-2020)


que regulan el teletrabajo en el Poder Judicial, los alegatos y audiencias por
videoconferencia y dispone medidas especiales por la pandemia. Estas actas
introducen formas de trabajo remota, tanto para actuaciones que se realizan
presencialmente como las que no, e instan por darles uso.

Por cierto, el hecho que sea reciente la introducción de estas formas a


distancia de verificarse actuaciones “presenciales” y que estén adecuándose los
operadores del sistema de justicia a las mismas, llama a adoptar con moderación
las mismas, evitando, de tal suerte, impedir o dificultar el acceso de los litigantes
y las personas al servicio de justicia por carecer de los medios tecnológicos
necesarios para interactuar remotamente desde el lugar de su preferencia o de
los establecimientos en que deben permanecer.

Sin embargo, no puede decirse lo mismo de la interacción con los


sistemas de tramitación para presentar demandas y solicitudes y dictar
resoluciones, pues, se trata de una práctica con reconocimiento legal
perfectamente asentada desde hace al menos tres años y que ha recibido
elogios por facilitar el acceso y dar publicidad a los procesos.

Es por eso que extraña la disposición el artículo 6° del proyecto, que pone
en suspenso todos los plazos que al día de entrada en vigencia de la ley hubiese
empezado a correr, en todos los procedimientos ante todos los tribunales del

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TREINTA Y SIETE

país, pues podría implicar, en los hechos, la detención de todas las causas del
país, salvo las penales, situación particular que se trata en el artículo 7°.

Esta solución radical contrasta con la posibilidad que tienen los jueces y
funcionarios del Poder Judicial y los litigantes de seguir operando desde sus
hogares y oficinas, sin riesgo para su salud por exponerse a desplazamiento,
presentando demandas, escritos y resolviéndolas, e incluso dictando sentencias,
dando de esa manera continuidad al servicio judicial y a la tutela efectiva a los
derechos, aun con todas las limitaciones que un escenario como el actual se
impone a la consecución de tales fines.

Por último, no puede dejarse de mencionar la dificultad que ofrece una


propuesta de regulación de este tipo, pues se encuentra dominada por
supuestos materiales dinámicos, toda vez que, a la fecha, desconocemos el
tiempo que durarán las restricciones al desplazamiento de las personas y el
grado de afectación a la salud de las personas. Estas incógnitas no permiten
dimensionar los alcances temporales y extensión de actuaciones que podrían ser
trastornados por la pandemia.

Es por estas mismas razones que no puede sino recogerse


favorablemente el artículo 10 del proyecto que, concordantemente con las actas
41 y 42 de 2020 de este máximo tribunal, apuestan por introducir legalmente
formas de comunicación remota que, sin sacrificar las garantías fundamentales,
benefician a las personas y a la administración de justicia.

Séptimo: a) Facultad a la Corte Suprema para suspender audiencias


(art. 1°)

Este precepto radica en la Corte Suprema una potestad normativa para


decretar la suspensión de audiencias ante determinados tribunales que forman
parte del Poder Judicial, bajo ciertas restricciones y condiciones.

De la lectura del artículo, se advierte que son dos las condiciones para
que se ejerza esta potestad: a) La primera, es que ella se desenvuelva dentro
del período de vigencia del estado de excepción constitucional de catástrofe o de
calamidad pública; b) la segunda, es que se ejerza dicha facultad cuando sea un
hecho público y notorio que, a consecuencia de las restricciones impuestas por
la autoridad en el marco del estado de excepción constitucional referido, o en

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TREINTA Y OCHO

razón de las consecuencias provocadas por la emergencia sanitaria ocasionada


por la enfermedad COVID-19 , las audiencias no podrán realizarse, o que de
realizarse causarán indefensión por faltar las condiciones básicas que aseguren
las garantías judiciales del proceso, contempladas en la Constitución Política de
la República y en los tratados internacionales ratificados por Chile y que se
encuentren vigentes.

Esta potestad se entrega con elementos que permiten flexibilizar su


aplicación, lo que la torna en una valiosa herramienta de administración de
audiencias bajo escenarios de incertidumbre variable.

La atribución en comento, sin embargo, no permitiría suspender un


catálogo preciso de audiencias vinculadas al ámbito penal, y, en general, a
aquellas “audiencias que requieran la intervención urgente del tribunal”. Estas
exclusiones, entonces, constituyen mandatos al juez respectivo cuyo
obedecimiento es obligatorio y que apelan a la discrecionalidad judicial –así,
determinar la urgencia de la intervención será resorte del juez de la causa
conforme a los criterios que estime-.

El ejercicio de esta facultad conllevará a los tribunales a reagendar las


audiencias o vistas suspendidas, en forma posterior al cese de la suspensión
ordenada por la Corte Suprema, lo que se estima positivo.

También se considera favorable la aplicación de formas remotas de


realización de audiencias y vistas de causas que no puedan suspenderse.

Por último, se advierte la ausencia de regulación para las causas que se


tramitan ante tribunales unipersonales de excepción, en circunstancias que el
proyecto bien podría pronunciarse sobre la suspensión de las audiencias que
ante ellos deban realizarse.

Octavo: Facultad a los tribunales que no forman parte del Poder


Judicial y a los jueces árbitros (Art.2°)

Esta facultad es la traducción de la potestad precedente a los demás


tribunales, respecto de la cual se hacen extensivos los comentarios precedentes
en cuanto sean compatibles.

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TREINTA Y NUEVE

Noveno: Postergación de diligencias que puedan causar la


indefensión (art. 3°)

Este precepto impide a los tribunales ordinarios y especiales decretar


diligencias o actuaciones judiciales que puedan causar indefensión a alguna de
las partes producto de las restricciones impuestas por la autoridad por la
pandemia, los que deben postergarlas para una vez que haya cesado el estado
de excepción constitucional. Esta regla no aplicará a las diligencias y
actuaciones judiciales que requieran ser realizadas con urgencia o sin dilación,
entregando al tribunal el deber de adoptar las medidas para la debida
administración de justicia.

Esta disposición parece positiva y razonable, pues entrega a los jueces la


definición de las actuaciones o diligencias que, dadas las circunstancias, pueden
o no realizarse en este periodo excepcional.

Décimo: Regla general de entorpecimiento (art. 4°)

Este precepto introduce una regla de solicitud de entorpecimiento


aplicable a todos los procedimientos ante todos los tribunales del país, y que
requiere que “las partes, sus abogados, mandatarios, y demás intervinientes que
hayan estado impedidos de cumplir los plazos establecidos para diligencias,
actuaciones o ejercicio de acciones o derechos ante ellos, a consecuencia de las
restricciones impuestas por la autoridad en el marco del estado de excepción
constitucional de catástrofe, por calamidad pública […] o en razón de las
consecuencias provocadas por la emergencia sanitaria ocasionada por la
enfermedad COVID-19”.

La amplitud de este mecanismo sugiere cubrir prácticamente todas las


hipótesis en que un hecho material haya podido obstaculizar el ejercicio de
derechos y acciones, lo que puede estimarse positivo.

Para que este mecanismo opere requiere, además, ser invocado por la
parte afectada “dentro del término de los diez días siguientes a la publicación de
esta ley”, decisión que es valorada en cuanto pone coto temporal a este tipo de
solicitudes, aunque cabe advertir que implicará, en los hechos, que se
concentrarán estas solicitudes en un tiempo limitado. Esta concentración de
solicitudes, que parece insoslayable, es correctamente administrada al autorizar

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CUARENTA

al juez resolver de plano, dando celeridad a la resolución de las mismas, sin


perjuicio de proceder oyendo a la contraria y recibiendo prueba.

Undécimo: Suspensión de todos los plazos judiciales (art. 6°)

Sin perjuicio de lo ya expresado en los comentarios generales, acá se


harán precisiones particulares sobre la disposición.

Este precepto suspende los plazos que “a la entrada en vigencia de esta


ley hubiesen empezado a correr”, en todos los procedimientos en trámite ante
todos los tribunales del país y los reinicia con posterioridad.

La redacción de este artículo sugiere que a la fecha de entrada en


vigencia de la ley, los plazos pendientes y solo esos plazos se suspenden, es
decir, que no suspenderá, claro está, los plazos vencidos y los plazos que inicien
con posterioridad a la ley, aunque permanezcan las restricciones materiales que
la norma pretende hacerse cargo.

De dicha manera, no se advierte por qué la regla de suspensión no abarca


los plazos de actuaciones posteriores, pues las razones de la norma son
idénticas.

El efecto de la norma es que la suspensión finaliza, reiniciando el cómputo


del plazo ya iniciado, al “vencimiento de los diez días hábiles posteriores al cese
del estado de excepción constitucional de catástrofe, por calamidad pública,
declarado por decreto supremo N° 104, de 18 de marzo de 2020, del Ministerio
del Interior y Seguridad Pública, y el tiempo en que este sea prorrogado, si es el
caso”, regla que parece adecuada.

Finalmente, cabe advertir a los proponentes que una regla de este tipo,
correctamente redactada –es decir, abarcando los plazos que estén corriendo a
la fecha de la ley y que inicien antes del cese del estado de excepción-, implicará
procesos judiciales detenidos, aun cuando la actuación respectiva haya podido
evacuarse y seguirse adelante con el proceso. Piénsese, por ejemplo, en un
traslado conferido al demandado para contestar la demanda o evacuar la
dúplica, actuación que no requiere desplazamiento del demandado o su
abogado, ni del tribunal para resolver lo que corresponda.

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CUARENTA Y UNO

Duodécimo: Interrupción de la prescripción por la sola presentación


de la demanda (art. 8°)

El artículo 8° facilita la interrupción de la prescripción de las acciones no


penales y prorroga los plazos de prescripción y caducidad para el ejercicio de las
acciones laborales y de competencia de los juzgados de policía local.

En el primer caso, dando cuenta de la dificultad que implicará que los


ministro de fe, receptores o funcionarios judiciales, según el caso, se desplacen
buscando y notificando a los requeridos, lo que, en la práctica, tornará inviable
practicar las notificaciones, se dará efecto interruptivo a la presentación de las
demandas.

Para evitar que se eternicen acciones judiciales interrumpidas, no


notificadas, se pone como condición para que se produzca la interrupción que la
demanda “no sea declarada inadmisible y que sea válidamente notificada dentro
de los cincuenta días hábiles siguientes a la fecha del cese del referido estado
de excepción constitucional […] o dentro de los treinta días hábiles siguientes a
la fecha en que la demanda fuere proveída, lo que suceda último”.

Esta decisión, de condicionar la interrupción de la prescripción a la


providencia que da lugar al juicio y su notificación, es sumamente acertada y
equilibra exitosamente los intereses de las partes y la eficiencia del sistema de
justicia.

Sin embargo, cuesta encontrar racionalidad a la decisión de entregar un


plazo más largo para notificar demandas proveídas antes del cese de estado de
excepción (50 días hábiles) que para notificar demandas proveídas después de
ese hecho (30 días hábiles), pues trata de manera distinta -20 días hábiles de
diferencia- situaciones idénticas. Por otra parte, la prórroga de acciones
laborales y de competencia de los juzgados de policía local por 50 días hábiles
desde la fecha de cese del estado de excepción, parece atinada, pues atiende la
especial naturaleza de tales acciones y forma de acudir a esas judicaturas que
merecen un tratamiento diferenciado favorable para el trabajador y acreedor. Sin
embargo, la redacción da a entender que la prórroga sólo surtirá efecto si el
plazo de prescripción o caducidad se cumple durante el estado de excepción
constitucional, o su prórroga, pues de lo contrario se podrían generar dificultades

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CUARENTA Y DOS

interpretativas que podrían llevar a considerar que los plazos sujetos esta regla
se vencerán en cualquier caso una vez cumplidos los 50 días hábiles indicados.

Décimo tercero: Causal especial de suspensión de vista de causas


(art. 9°)

Este precepto agrega una causal especial de suspensión de vistas de


causas ante las Cortes de Apelaciones o ante la Corte Suprema durante la
vigencia del estado de excepción constitucional, a cargo de las partes “alegando
cualquier impedimento generado por la calamidad pública o por la emergencia
sanitaria, ocasionadas por la enfermedad COVID – 19”. De esta manera, la
causal en comento permitirá no dejar en indefensión ante las Cortes a los
litigantes que no podrán comparecer a estrados por impedimentos materiales.
Sin embargo, la ausencia de una regla que aborde la situación en que ningún
litigante solicite la suspensión y que la Corte Suprema no haya suspendido esas
causas, causa extrañeza, pues, debiera conocerse la causa en forma presencial.

Ahora bien, esta causal es sometida a una exigencia especial en las


“causas de los procedimientos contemplados en el Código Procesal Penal y en
el Código de Procedimiento Penal, en que hubiere persona privada de libertad”,
pues ahí procederá solo si el “impedimento obstaculice en forma absoluta que
alguna de las partes o intervinientes pueda ejercer las facultades que la ley le
otorga”, sin perjuicio de poder volcar sus alegatos vía remota, conforme el inciso
final de este artículo, todo lo cual parece adecuado y conveniente.

La causal de suspensión, en cambio, no aplicará a los recursos de


amparo y de recursos protección, ni en las causas que requieran la intervención
urgente del tribunal, pues, en estas vistas los tribunales podrán, de oficio o a
solicitud de parte, proceder vía remota al conocimiento de los mismos, propuesta
que se estima positiva.

Décimo cuarto: Audiencias o vistas de causa de forma remota (art.


10)

El último artículo da regulación general a la forma remota de celebrar


audiencias o vista de causas, poniendo de cargo del tribunal el “asegurar las
condiciones para el cumplimiento de las garantías judiciales del proceso,
contempladas en la Constitución Política de la República y en los tratados

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CUARENTA Y TRES

internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes”. Esta


disposición es el reconocimiento que, con los debidos resguardos, la utilización
de medios tecnológicos está al servicio de la administración de justicia y de la
efectivización de los derechos de las personas, tal como en su momento lo
constituyera la entrada en vigencia de la Ley N° 20.886.

Décimo quinto: Comentarios a la regulación procesal penal

En materia penal, cabe distinguir entre diferentes tipos de reglas,


referentes a la suspensión y reagendamiento de audiencias; al cómputo de los
plazos y la práctica de diligencias.

En relación al primer tipo de regla, el proyecto contempla un método dual,


por medio del cual se pueden suspender y reagendar las audiencias
establecidas, tanto en razón de una orden de la Corte Suprema (art. 1°), como
en razón de la iniciativa de los propios tribunales (art. 7° inciso tercero).

En lo que refiere a la facultad de la Corte, en materia penal, esta parece


adecuada y no parece dar lugar a mayores dificultades, especialmente atendida
la restricción de las suspensiones más urgentes.

En lo que se refiere a la facultad de suspensión de cada tribunal, sin


embargo, valdría la pena realizar una aclaración similar a la que se hace en el
artículo primero de la propuesta, que explicite que esta facultad de
reagendamiento no debería alcanzar a las audiencias más urgentes en el
contexto del procedimiento, tales como las audiencias de revisión de prisión
preventiva e internación provisoria.

Por último, en lo que se refiere a la tramitación de las causas penales


ante las Cortes de Apelaciones y Suprema, las reglas estipuladas en el artículo
9° parecen razonables, bajo el entendido que ellas sean interpretadas de modo
particularmente estricto, especialmente en lo que se refiere a la posibilidad de
suspender vistas de la causa de pretensiones entabladas por personas privadas
de libertad (inciso segundo).

En cuanto a los cómputos de plazos en materia penal, la excepción a la


suspensión de los plazos que establece el artículo 7° parece razonable.
Especialmente, habida consideración la urgencia de estos procedimientos y la
existencia de una nueva causal de entorpecimiento, en el artículo 5°. En idéntico

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CUARENTA Y CUATRO

sentido, parece ser que la decisión de dotar de mayor amplitud a la causal de


entorpecimiento en materia penal (en relación a la causal de entorpecimiento
general que establece el artículo 4°), contribuye a compensar esta diferente
estrategia de regulación, y por lo tanto se estima positiva.

Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo dispuesto en


los artículos 77 de la Constitución Política de la República y 18 de la Ley N°
18.918, Orgánica Constitucional del Congreso Nacional, se acuerda informar en
los términos precedentemente expuestos el proyecto de ley que “Establece un
régimen jurídico de excepción para los procesos judiciales, en las
audiencias y actuaciones judiciales, y para los plazos y ejercicio de las
acciones que indica, por el impacto de la enfermedad Covid-19 en Chile”
(Boletín N° 13.343-07).

Ofíciese.

PL-10-2020

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CUARENTA Y CINCO

GUILLERMO SILVA GUNDELACH CARLOS KÜNSEMÜLLER


Ministro(P) LOEBENFELDER
Fecha: 25/03/2020 13:41:13 Ministro
Fecha: 25/03/2020 13:41:13

HAROLDO OSVALDO BRITO CRUZ ROSA MARIA MAGGI DUCOMMUN


Ministro Ministra
Fecha: 25/03/2020 13:41:13 Fecha: 25/03/2020 13:41:13

JUAN EDUARDO FUENTES BELMAR LAMBERTO ANTONIO CISTERNAS


Ministro ROCHA
Fecha: 25/03/2020 13:41:13 Ministro
Fecha: 25/03/2020 13:41:13

GLORIA CHEVESICH RUIZ MANUEL ANTONIO VALDERRAMA


Ministra REBOLLEDO
Fecha: 25/03/2020 13:41:13 Ministro
Fecha: 25/03/2020 13:41:13

JORGE GONZALO DAHM OYARZÚN ARTURO JOSÉ PRADO PUGA


Ministro Ministro
Fecha: 25/03/2020 13:41:13 Fecha: 25/03/2020 13:41:13

JUAN MANUEL MUÑOZ PARDO JORGE LUIS ZEPEDA ARANCIBIA


Ministro(S) Ministro(S)
Fecha: 25/03/2020 13:41:13 Fecha: 25/03/2020 13:41:13

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CUARENTA Y SEIS

Pronunciado por el Presidente don Guillermo Silva Gundelach y los ministros


señores Künsemüller y Brito, señora Maggi, señores Fuentes y Cisternas,
señora Chevesich, señores Valderrama, Dahm y Prado y suplentes señores
Muñoz P. y Zepeda.

JORGE EDUARDO SAEZ MARTIN


Secretario
Fecha: 25/03/2020 13:42:15

Este documento tiene firma electrónica y su original puede ser


validado en http://verificadoc.pjud.cl o en la tramitación de la causa.
En aquellos documentos en que se visualiza la hora, esta
corresponde al horario establecido para Chile Continental. WGSLXZGCSX

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