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Activismo judicial y  derechos

de los lgtb en Colombia

Sentencias emblemáticas

Alejandra Azuero Quijano


Mauricio Albarracín Caballero

SERIE DEMOCRACIA Y JUDICATURA


ISBN: 978-958-8341-15-6
Activismo social y derechos de los LGTB en Colombia
Coordinación editorial y edición: Germán Burgos
Corrección de textos: Alejandra Marín
Diagramación: Gente Nueva Editorial
Portada: Luz mery Avendaño
Impresión: Gente Nueva Editorial

Colección Democracia y Judicatura


Bogotá, Colombia, abril de 2009

Editores:
Instituto Latinoamericano de Servicios Legales Alternativos (ILSA)
Calle 38 No. 16-45, Bogotá, D.C.
Teléfonos 2880416, 2883678
publicaciones@ilsa.org.co
Contenido

Presentación....................................................................................... 7
ILSA

PRIMERA PARTE
Reconocimiento jurídico de las parejas del mismo sexo
en Colombia....................................................................................... 11
Por Alejandra Azuero Quijano
Protección constitucional de los compañeros permanentes
del mismo sexo................................................................................... 37
Por Mauricio Albarracin Caballero

SEGUNDA PARTE
Sentencia C-075/07. Corte Constitucional.......................................... 73
Sentencia C-811 de 2007. Corte Constitucional................................. 93
Sentencia C-336 de 2008. Corte Constitucional................................. 113
Comunicado de Prensa....................................................................... 139
Presentación

La serie “Democracia y Judicatura” se ha concebido, entre otros, como


un espacio de divulgación de sentencias judiciales, que hemos considerado
relevantes para el país y que pueden servir de apoyo a organizaciones, mo-
vimientos sociales y jueces de Colombia, como de América Latina, para la
construcción de un mejor entendimiento de la sociedad. Las sentencias pre-
sentadas han sido seleccionadas por el impacto social que representan y por
la forma en que se aborda el análisis constitucional y el derecho internacional
de los derechos humanos.
El presente volumen aborda la problemática de la discriminación a pare-
jas del mismo sexo. Sin lugar a dudas, en la sociedad colombiana subsisten
innumerables tipos de discriminación: frente a la mujer, a las comunidades
negras o afro-descendientes, a los discapacitados, a los homosexuales, a los
jóvenes, etc. Esta discriminación no es solo social, los legisladores colombia-
nos han venido excluyendo de manera sistemática los derechos de millares
de colombianos y colombianas, que construyen una opción diferente frente
a los patrones culturales dominantes.
Las comunidades de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales (LGTB),
han sido históricamente discriminadas por motivos de su orientación sexual.
Frente a la anterior situación, estos grupos han desarrollado diversas estrategias
encaminadas a su reconocimiento como comunidad y a la realización de sus
derechos. Para el logro de estos objetivos, han recurrido a la visibilización con
dignidad de su orientación sexual en espacios públicos, rompiendo el temor
al rechazo social. También han acudido al uso de medios jurídicos como la
tutela y las acciones de inconstitucionalidad para exigir el cumplimiento sus
derechos fundamentales.
El presente número, titulado Activismo judicial y derechos de los LGTB
en Colombia. Sentencias emblemáticas, recoge las principales sentencias que
la Corte Constitucional de Colombia ha proferido para la defensa de los
derechos de las parejas homosexuales. En particular se escogieron aquellas
que buscan la no discriminación de parejas del mismo sexo, y son fallos que
profundizan los pronunciamientos que el tribunal constitucional había reali-
zado con anterioridad sobre la libre opción sexual.
El libro contiene dos artículos y tres jurisprudencias que, como ya se ha
mencionado, abordan la problemática jurídica de los derechos de las parejas
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

del mismo sexo desde una mirada constitucional. En primer lugar, se encuen-
tran los artículos de la abogada Alejandra Azuero y el abogado Mauricio
Albarracín y posteriormente se incluyen las sentencias C-075 de 2007, C- 811
de 2007 y C- 336 de 2008.
El texto de Alejandra Azuero, titulado “Reconocimiento jurídico a las
parejas del mismo sexo en Colombia”, analiza desde una perspectiva históri-
ca la forma en que la Corte Constitucional se ha pronunciado sobre el tema
derechos de gays y lesbianas, particularmente en dos aspectos: en primer
lugar, en lo concerniente a la libre orientación sexual, tema que fue tratado
por primera vez en la sentencia C-098 de 1996 y en segundo lugar, en lo
relacionado con los derechos de parejas del mismo sexo, aspecto en el cual
la Corte dio un giro fundamental con la sentencia C-075 de 2007.
Por su parte, el artículo del abogado Mauricio Albarracín Caballero, titu-
lado “Protección constitucional de los compañeros permanentes del mismo
sexo”, complementa el trabajo de Alejandra Azuero al analizar los efectos
sociales y jurídicos del fallo C-075 de 2007, que le otorga derechos a las pa-
rejas homosexuales, y continúa con el estudio de los pronunciamientos que
la Corte Constitucional realizará a partir de de esta sentencia considerada
por el autor como un hito.
Finalmente, se presentan la sentencia C-075 de 2007, que reconoce por
primera vez los derechos de parejas del mismo sexo; la C-881 de 2007, que
promueve los derechos relacionados con los derechos a la salud, y, finalmente,
el fallo C-336 de 2008, que garantiza el derecho a la pensión de sobreviviente
para los compañeros permanentes del mismo sexo.
El reconocimiento jurídico que con las sentencias presentadas han adqui-
rido las parejas del mismo sexo, sin duda alguna dignifica la vida de estas
personas al garantizarles el acceso no sólo a los derechos patrimoniales, sino
también a los derechos a la salud y la seguridad social. Adicionalmente, con-
sideramos que estos precedentes judiciales profundizan el cumplimiento de
mandatos constitucionales como la dignidad humana, el libre desarrollo de
la personalidad y la no discriminación.
Sabemos que aún queda un enorme camino para la plena realización y
reconocimiento de los derechos de la comunidad LGTB. Sin embargo, ILSA
está convencido de que el presente libro constituye un aporte para la academia,
los movimientos sociales y la judicatura en su trabajo por el reconocimiento
y materialización integral de los derechos humanos, y es una herramienta de
acción para el conjunto de las organizaciones sociales.
ILSA

( 8 )
Sentencia C-075 de 2007
Reconocimiento jurídico de las parejas del mismo sexo
en Colombia

Alejandra Azuero Quijano

Hace algunos años, cuando aún era estudiante de la facultad de derecho,


leí el artículo de Julieta Lemaitre titulado “Los derechos de los homosexuales
y la Corte Constitucional: (casi) una narrativa de progreso”1, en el que se
analiza la línea jurisprudencial constitucional relativa a los derechos de los
homosexuales entre 1991 y 2001. Hoy, retomo la lectura del texto, pero esta
vez con el objeto de seguir contando la historia de una narrativa de progreso
a la que el “casi” comienza a sobrarle.
El 7 de febrero de 2007, más de diez años después de que la Corte Cons-
titucional emitiera su primera sentencia sobre los derechos de las parejas del
mismo sexo, este tribunal reconoció jurídicamente la existencia de dichas
uniones. Así, la sentencia C-075 de 20072 constituye el primer pronuncia-
miento judicial mediante el cual se reconocen las uniones conformadas por
dos hombres o dos mujeres, como un proyecto de vida válido y protegido
constitucionalmente. A esta decisión la siguieron las sentencias C-8113 y
T-8564 de 2007; C-3365 y C-7986 de 2008; y C-029 de 20097. Cada una de
estas decisiones retoma el precedente sentado en la sentencia C-075, reafir-
mando su carácter de sentencia hito dentro de la línea jurisprudencial sobre
derechos de gays y lesbianas en Colombia.
En una decisión sin precedentes, la Corte modificó el antecedente sentado
por el tribunal desde 1996, el cual había sido confirmado en seis sentencias
posteriores. El camino abierto por la sentencia C-075 de 2007 es incontestable,
y su valor jurídico y simbólico se aprecia desde ya en las transformaciones
positivas que su expedición ha traído a la vida de muchos gays y lesbianas
en nuestro país. Por todas estas razones, este artículo propone una lectura

1 Lemaitre, Julieta, “Los derechos de los homosexuales y la Corte Constitucional: (casi) una
narrativa de progreso”, en Hacia un nuevo derecho constitucional, Facultad de Derecho,
Universidad de los Andes, 2005, pp. 181-217.
2 Magistrado ponente: Rodrigo Escobar Gil.
3 Magistrado ponente: Marco Gerardo Monroy Cabra.
4 Magistrado ponente: Humberto Antonio Sierra Porto.
5 Magistrada ponente: Clara Inés Vargas Hernández.
6 Magistrado ponente: Jaime Córdoba Triviño.
7 Magistrado ponente: Rodrigo Escobar Gil.
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

comprensiva del contenido y los alcances de una sentencia que es el resultado


de la lucha social, política y jurídica del movimiento LGBT en Colombia, así
como de quienes acompañan su causa a favor de la igualdad tanto dentro
como fuera del país.
Sin más preámbulo, el artículo se divide en tres partes. En la primera,
se estudia el tratamiento dado a los derechos de las parejas del mismo sexo
en la jurisprudencia constitucional anterior a la sentencia C-075 de 2007.
Es decir, se estudian los fallos relevantes en el período comprendido entre
1992 y 2006. En la segunda parte, se estudian en detalle los antecedentes y el
contenido de la sentencia C-075 de 2007 que marca un giro jurisprudencial
trascendental a favor del reconocimiento de los derechos de las parejas del
mismo sexo en Colombia. Por último, se plantea una reflexión en torno al
alcance e impacto que la decisión tomada por la Corte ha tenido sobre el
precedente constitucional en la materia.

I. Los derechos de las parejas del mismo sexo en la jurisprudencia constitu-


cional antes de la sentencia C-075 de 2007

La Corte Constitucional ha desarrollado distintas líneas jurisprudenciales


en relación con los derechos de la comunidad LGBT. Es precisamente en
el marco de este conjunto de sentencias que se insertan las decisiones de la
Corte referentes a los derechos de gays y lesbianas. Sin embargo, es impor-
tante resaltar que, aun cuando en principio la Corte Constitucional sostuvo
de manera reiterada la existencia de una sola línea jurisprudencial sobre el
tema, en realidad, una lectura sistemática de las sentencias pone en evidencia
la coexistencia de dos líneas que responden a problemas jurídicos distintos.
En primer lugar, se verifica la existencia de una línea jurisprudencial sobre
los derechos de gays y lesbianas en tanto individuos, cuya orientación sexual
se encuentra constitucionalmente protegida por el derecho fundamental a la
libre opción sexual8. Y en segundo lugar, se constata el surgimiento de una
segunda línea decisoria a partir de 1996, que da cuenta de los derechos de
gays y lesbianas en tanto miembros de una pareja del mismo sexo que no goza
de reconocimiento jurídico.9

8 El derecho fundamental a la libre opción sexual fue enunciado por primera vez en la sentencia
C-098 de 1996; posteriormente, la Corte avanzó en el desarrollo de su contenido en la
sentencia C-481 de 1998.
9 Esta línea jurisprudencial fue inaugurada por la sentencia C-098 de 1996 y de ella forman
parte los siguientes fallos hasta la fecha: C-814 de 2001 (M.P. Marco Gerardo Monroy
Cabra), SU-623 de 2001, T-725 de 2004, T-349 de 2006 y C-1043 de 2006 (M.P. Rodrigo
Escobar Gil).

( 12 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

En ese orden de ideas, y teniendo en cuenta que la sentencia C-075 de


2007 forma parte de la segunda línea jurisprudencial, en esta primera parte
del artículo se propone una lectura cronológica de aquellas decisiones del
tribunal constitucional que se refieren a los derechos de las parejas del mismo
sexo durante el período comprendido entre 1996 y 2006. Esto, con el objeto
de esbozar el contenido del precedente constitucional en la materia, de forma
tal que sea posible dimensionar el alcance real que tuvo el giro jurisprudencial
introducido por la sentencia C-075 de 2007. Se incluyen dentro del recuento
tanto las decisiones de acciones públicas de inconstitucionalidad, como la
revisión de sentencias de tutela, y en cada caso se precisa cuál fue el problema
jurídico que la Corte definió y posteriormente intentó resolver.
La sentencia C-098 de 1996 es el primer fallo del tribunal constitucional
colombiano10 que se refiere específicamente a los derechos de las parejas del
mismo sexo11. En dicha ocasión, la Corte resolvió una acción pública de in-
constitucionalidad contra los artículos 1º y 2º de la Ley 54 de 199012, norma

10 Antes de la sentencia C-098 de 1996 (M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz), la Corte había emitido
los siguientes pronunciamientos en relación con los derechos de gays y lesbianas: T-097 de
1994, T-569 de 1994 y T-037 de 1995.
11 Además de ser la sentencia que inaugura la línea jurisprudencial sobre parejas del mismo
sexo, también es aquella en que la Corte Constitucional se refiere por primera vez al derecho
fundamental a la libre opción sexual. Posteriormente, en la sentencia C-481 de 1998 (M.P.
Alejandro Martínez Caballero), la Corte avanza en la conceptualización del derecho a la
libre opción sexual. Según la línea argumentativa defendida en el fallo, cuando una norma
hace distinciones con base en la orientación sexual, se presume que es una distinción
inconstitucional, y por tanto, se debe aplicar un test estricto de igualdad para determinar si
dicha distinción se ajusta o no a la Constitución.
12 “Artículo 1º. A partir de la vigencia de la presente ley y para todos los efectos civiles, se
denomina unión marital de hecho, la formada entre un hombre y una mujer, que sin estar
casados, hacen una comunidad de vida permanente y singular.
Igualmente y para todos los efectos civiles, se denominan compañero y compañera
permanente, al hombre y la mujer que forman parte de la unión marital de hecho.
Artículo 2o. Se presume sociedad patrimonial entre compañeros permanentes y hay lugar a
declararla judicialmente en cualquiera de los siguientes casos:
a) Cuando exista unión marital de hecho durante un lapso no inferior a dos años, entre un
hombre y una mujer sin impedimento legal para contraer matrimonio;
b) Cuando exista una unión marital de hecho por un lapso no inferior a dos años e impedimento
legal para contraer matrimonio por parte de uno o de ambos compañeros permanentes, siempre
y cuando la sociedad o sociedades conyugales anteriores hayan sido disueltas y liquidadas por
lo menos un año antes de la fecha en que se inició la unión marital de hecho.
Los compañeros permanentes que se encuentren en alguno de los casos anteriores podrán
declarar la existencia de la sociedad patrimonial acudiendo a los siguientes medios:
1. Por mutuo consentimiento declarado mediante escritura pública ante Notario donde
den fe de la existencia de dicha sociedad y acrediten la unión marital de hecho y los demás
presupuestos que se prevén en los literales a) y b) del presente artículo.
2. Por manifestación expresa mediante acta suscrita en un centro de conciliación legalmente
reconocido demostrando la existencia de los requisitos previstos en los literales a) y b) de
este artículo”.

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ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

que reconoció la unión marital de hecho y definió el régimen patrimonial que


debía operar entres sus miembros, denominados compañeros permanentes.
El problema jurídico que resolvió la Corte se puede resumir de la siguiente
manera: ¿es inconstitucional la Ley 54 de 1990 en cuanto sólo protege las
uniones permanentes conformadas por parejas heterosexuales y no las con-
formadas por parejas homosexuales?
La Corte respondió negativamente al problema planteado y concluyó que
las normas cuya constitucionalidad se cuestionaba eran exequibles. Según el
tribunal, la Ley 54 de 1990 había sido expedida para garantizar el bienestar
de la familia que surge de la unión de hecho entre un hombre y una mujer.
Concretamente, su promulgación respondía a la necesidad de proteger a la
mujer en tanto grupo históricamente discriminado en el marco de las relaciones
familiares y de pareja. Por tanto, dado que no es exigible que el legislador
resuelva todas las injusticias en una misma norma, y que además la familia
heterosexual y la pareja del mismo sexo no son fenómenos equiparables, la
Corte concluye que la exclusión de las parejas del mismo sexo del ámbito de
aplicación de la Ley 54 de 1990 no constituía un trato discriminatorio. Ade-
más, la medida legislativa en cuestión se ajustaba también a la Constitución,
en tanto no prohibía la conformación de parejas del mismo sexo.
Desde ese momento, la Corte Constitucional establece una línea divisoria
entre el tratamiento que dará a los reclamos de los derechos de gays y les-
bianas en tanto individuos pertenecientes a una comunidad históricamente
discriminada, y aquel que otorgará en caso de que se trate de la reivindicación
de los derechos de gays y lesbianas como miembros de una pareja del mismo
sexo. Desde 1996 y hasta 2006, la Corte Constitucional solamente fallará a
favor de los derechos de gays y lesbianas en aquellos casos que involucran la
discriminación explícita por el hecho de ser homosexual. En cambio, negará
el carácter inconstitucional de aquellas medidas legislativas que discriminan
implícitamente a los miembros de una pareja del mismo sexo, al excluirlas
de medidas legislativas previstas a favor de las parejas heterosexuales. Como
se evidencia en el estudio de los fallos posteriores, la protección de la familia
será el argumento clave para justificar la constitucionalidad de aquellas leyes
que excluyen por omisión a las parejas del mismo sexo13. Al respecto, señala
la sentencia C-098 de 199614:

13 Julieta Lemaitre identifica esta distinción y la plantea en términos de discriminación explícita


e implícita. Por discriminación explícita o directa entiende aquella que se produce por el
sólo hecho de ser homosexual. Por el contrario, en el caso de la discriminación implícita
o indirecta, se trata de aquella que resulta de los privilegios que la ley otorga a las parejas
heterosexuales y de los cuales quedan excluidos las parejas del mismo sexo. Lemaitre Julieta,
op. cit.
14 Magistrado ponente: Eduardo Cifuentes Muñoz.

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ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

“2.2 El texto de la ley responde al fin que explícitamente se trazó el


Congreso al expedirla: reconocer jurídicamente la existencia de la “familia
natural”, hecho social innegable en Colombia (‘son más los hijos nacidos
de las relaciones extramatrimoniales de sus padres que del matrimonio
civil o religioso’) y fuente de los hijos ‘naturales’ o ‘extramatrimoniales’
–equiparados en la legislación civil–, con el objeto de establecer los
derechos y deberes de orden patrimonial de los ‘concubinos’, y así llenar el
vacío legal existente en una materia que interesa al bienestar de la familia
y que no puede quedar al margen de la protección del Estado (Exposición
de motivos. Anales del Congreso N° 79 de agosto 15 de 1988).
(…)
En este punto, la Ley 54 de 1990, sin equiparar a los miembros de las
uniones libres y a los cónyuges vinculados por matrimonio, avanza en el
sentido de reconocer jurídicamente su existencia y regular sus derechos y
deberes patrimoniales. Si bien la jurisprudencia con base, primero, en la
teoría del enriquecimiento sin causa y, más tarde, en la de la sociedad de
hecho, había ofrecido su apoyo a la parte débil de la pareja que con su
actividad y esfuerzo participaba en la creación de un patrimonio común,
las dificultades probatorias y la complejidad de los procedimientos para su
reconocimiento, limitaban notoriamente la eficacia de los instrumentos con
que podía contar para su defensa. Precisamente, las disposiciones sustantivas
y procedimentales de la ley se orientan a suplir esta falencia. Las presunciones
legales sobre la existencia de la unión marital de hecho, la configuración
de la sociedad patrimonial entre los miembros de la pareja, la libertad
probatoria para acreditar la unión, comportan mecanismos y vías diseñadas
por el legislador con el objeto de reconocer la legitimidad de este tipo de
relaciones y buscar que en su interior reine la equidad y la justicia”15.

Posteriormente, en el año 2001, la Corte Constitucional se enfrentó


nuevamente a una decisión que involucraba el reconocimiento de derechos
a favor de los miembros de las parejas del mismo sexo16. En la sentencia
SU-623 de 200117, un cotizante del Seguro Social, al cual no se le permitió
vincular a su pareja en calidad de beneficiario por ser del mismo sexo, alegó
la violación de los derechos a la salud, la seguridad social y al libre desarrollo

15 Corte Constitucional, sentencia C-098 de 1996. Cursiva fuera del texto original.
16 La primera sentencia en la cual la Corte consideró este problema jurídico, no lo resolvió.
En este caso un homosexual fue desafiliado cuando el Seguro Social cayó en cuenta de que
él y la persona afiliada como su pareja eran del mismo sexo. Previamente, la Corte había
emitido las sentencias T-618, T-999 y T-1426 de 2000, todas correspondientes a acciones
de tutela interpuestas ante la negativa de afiliación en calidad de beneficiario al sistema de
seguridad social, al compañero(a) del mismo sexo de un cotizante. Estos tres casos dieron
lugar a que la Corte produjera una sentencia que unificara la jurisprudencia en la materia
en el año 2001.
17 Magistrado ponente: Rodrigo Escobar Gil.

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ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

de la personalidad. Para la Corte, el problema jurídico que planteaba el caso


se resumía de la siguiente manera: ¿procede la tutela por violación de los
derechos a la salud, seguridad social y libre desarrollo de la personalidad al
no permitir que una persona acceda a la seguridad social como beneficiaria
de su pareja homosexual cotizante?
La Sala Plena de la Corte Constitucional concluyó que no existía un
trato discriminatorio hacia las parejas del mismo sexo en el régimen de
seguridad social colombiano por el hecho de quedar excluidas del acceso
a un derecho previsto a favor de la familia heterosexual. En consecuencia,
declaró improcedente la acción de tutela argumentando que el beneficio de
acceso a la seguridad social constituía una prerrogativa que no obligaba al
legislador y no un derecho de las parejas del mismo sexo. Desde el punto
de vista de la sentencia, teniendo en cuenta que las parejas del mismo sexo
no constituyen familia, la omisión en la que incurre el legislador al excluir
a la pareja del mismo sexo no compromete en manera alguna los derechos
fundamentales señalados por el accionante. Asimismo, para la Corte, el
argumento referido a la situación de marginación o de rechazo en la que se
encuentra la comunidad LGBT en nuestro país tampoco es de recibo, pues
esta “no lleva de suyo la obligación estatal de compensarla mediante la asig-
nación de beneficios sociales”18.
Ese mismo año, la Corte tuvo una vez más la posibilidad de estudiar un
caso que involucraba los derechos de los miembros de una pareja del mismo
sexo. En la sentencia C-814 de 2001, la Sala Plena estudió una acción pública
de inconstitucionalidad contra el artículo del Código del Menor que establece
como requisito para que una pareja pueda adoptar en Colombia, el que esté
conformada por un hombre y una mujer. Una vez más, la Corte fundó su
decisión en el argumento según el cual la adopción es una institución jurídica
que desarrolla el deber de protección constitucional a la familia. Por tanto,
teniendo en cuenta que los derechos que surgen al constituir una familia sólo
aplican para los heterosexuales, entonces, dado que una pareja del mismo
sexo no constituye familia, la adopción también constituye una prerrogativa
legítima de los heterosexuales. Para la Corte, la medida legislativa en cuestión
no es discriminatoria, en tanto no se basa en una categoría sospechosa –la
orientación sexual– sino que se trata de un legítimo trato diferenciado a dos
grupos en condiciones distintas (la familia heterosexual, por un lado, y la
pareja del mismo sexo, por el otro)19.

18 Corte Constitucional, sentencia SU-623 de 2001.


19 Tal y como señala Julieta Lemaitre, las decisiones tomadas en las dos sentencias anteriores
no fueron unánimes: “Ambas sentencias [SU-623 y C-814 de 2001] muestran a una Corte

( 16 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

En el caso de la sentencia T-725 de 200420, la Corte Constitucional cono-


ció de una tutela interpuesta por dos ciudadanos contra la Gobernación del
departamento de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Los accionantes
argumentaron la violación de sus derechos fundamentales a la igualdad, al
trabajo, a la seguridad social y a la dignidad humana, luego de que la entidad
accionada se negara a conceder la tarjeta de residencia a uno de los accio-
nantes en calidad de compañero permanente del mismo sexo. De cara a esta
situación, la Corte se formuló el siguiente problema jurídico: ¿existe o no
una vulneración de los derechos fundamentales a la igualdad, al trabajo, a la
seguridad social y a la dignidad de los actores con ocasión de la decisión de
la OCCRE21 de negar la concesión de la tarjeta de residencia a una persona
debido a que la autorización fue solicitada invocando como fundamento la
unión homosexual permanente, singular y continua con una persona residente
en las islas?
El tribunal constitucional concluyó que la decisión administrativa no
vulneraba del derecho a la igualdad de los accionantes reiterando el prece-
dente sentado en las tres sentencias anteriores22. Según el fallo, el derecho
de residencia existe a favor de los cónyuges o compañeros permanentes,
expresiones que no resultan aplicables a las parejas del mismo sexo, en tanto
aquellas constituyen formas legalmente reconocidas de conformar familia.
Para la Sala de Revisión, este derecho tiene sustento en la protección especial
de la familia prevista en la Constitución, y se orientan a impedir que en razón
del régimen de control especial de residencia del archipiélago, las familias
no puedan conformarse o mantenerse unidas. Por tanto, dado que la familia

muy dividida con 5 magistrados a favor y 4 en contra de la decisión mayoritaria. Para la


minoría progresista, el que los homosexuales no puedan acceder a los beneficios de ser parejas
estables, ni a los de seguridad social, ni al de poder adoptar un hijo y que además se diga que
según la Constitución no son familia, son claras violaciones del derecho a la igualdad, ya que
utilizan, sin justificación razonable, un criterio de discriminación sospechoso: el criterio de
la orientación sexual”. Lemaitre, op. cit., pp. 204-205.
20 Magistrado ponente: Rodrigo escobar Gil.
21 Oficina de Control de Circulación y Residencia del Departamento de San Andrés, Providencia,
y Santa Catalina.
22 “Así, en la sentencia C-098 de 1996, al referirse a la unión marital de hecho como una de
las formas legítimas de constituir la familia, la Corte señaló que la misma debe ser objeto
de protección del Estado y la sociedad, pues ella da origen a la institución familiar y que si
bien la ley circunscribe la unión material de hecho a las parejas formadas entre un hombre
y una mujer, vale decir, se excluyen las parejas homosexuales, no por ese hecho se coarta
el derecho constitucional a la libre opción sexual (…) En el mismo sentido, en la sentencia
SU-623 de 2001 se precisó que aunque “(…) la orientación sexual es una opción válida y una
manifestación del libre desarrollo de la personalidad que debe ser respetada y protegida por
el Estado, no es equiparable constitucionalmente al concepto de familia que tiene nuestra
Constitución”. Corte Constitucional, sentencia T-725 de 2004.

( 17 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

que la Constitución protege es la heterosexual y monogámica, no constituye


una vulneración a los derechos fundamentales el que dichas previsiones no
se hagan extensivas a las parejas del mismo sexo23.
Dos años después, con ocasión de la sentencia T-349 de 200624, la Corte
estudió nuevamente un caso relacionado con el derecho a la seguridad social,
esta vez desde la perspectiva de la pensión de sobreviviente. El accionante,
que sufría de VIH/SIDA, interpuso una acción de tutela contra el Instituto de
Seguros Sociales (ISS), después de obtener una respuesta negativa a su solicitud
de sustitución pensional de sobreviviente25 alegando que la decisión estatal
vulneró su dignidad humana, así como su derecho fundamental a la igualdad.
Adicionalmente, invocó la violación de los artículos 2 y 7 de la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, el artículo 3 del Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el artículo 24 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y el Convenio 100/51 de la Organización
Internacional del Trabajo26.
La Corte formuló el problema jurídico en los siguientes términos: ¿consti-
tuye una forma de discriminación en razón de la orientación sexual violatoria

23 “En el presente caso, no se trata de negar a una persona el derecho de residencia en el


Archipiélago en razón de su condición homosexual, lo que sería claramente discriminatorio y
contrario al ordenamiento constitucional, sino de puntualizar que, para adquirir ese derecho,
la persona homosexual no puede pretender ampararse, en razón de su condición como tal,
en las previsiones legales que brindan especial protección a la familia, sino que debe acudir a
las disposiciones de la ley que, de manera general, abren para cualquier persona, cumplidos
los requisitos allí previstos, la posibilidad de acceder al derecho de residenciarse en la isla,
en igualdad de condiciones.” Corte Constitucional, sentencia T-725 de 2004.
24 Magistrado ponente: Rodrigo escobar Gil.
25 El fundamenmto de su solicitud era el artículo 10 del Decreto 1889 de 1994:
“Artículo 10. Compañero o Compañera Permanente. Para efectos de la pensión de
sobrevivientes del afiliado, ostentará la calidad de compañero o compañera permanente la
última persona, de sexo diferente al del causante, que haya hecho vida marital con él, durante
un lapso no inferior a dos (2) años”.
26 A pesar de que el accionante aludió a la violación de tratados internacionales de derechos
humanos, la Corte, en un patrón común a los fallos relativos al tema de parejas del mismo
sexo expedidos con anterioridad a la sentencia C-075 de 2007, decidió no hacer referencia
a las obligaciones internacionales del Estado colombiano en relación con la prohibición
de discriminación por motivos de orientación sexual. En su línea argumentativa se limita
a señalar lo siguiente: “…la referencia que hace el accionante al dictamen del Comité de
Derecho Humanos en el caso Young Vs. Australia, no sirve para desvirtuar las anteriores
consideraciones, que son congruentes con reiterada doctrina de la Corte Constitucional sobre
la materia y que han sido vertidas en un fallo de unificación de su Sala Plena, por cuanto en
esa oportunidad la decisión del Comité tuvo como fundamento el hecho de que el Estado
parte no presentó ‘… ningún argumento que sirva para demostrar que esta distinción entre
compañeros del mismo sexo, a los que no se les permite recibir prestaciones de pensión en
virtud de la VEA, y compañeros heterosexuales no casados, a los que se conceden dichas
prestaciones, es razonable y objetiva, ni ninguna prueba que revele la existencia de factores
que pudieran justificar esa distinción’”. Corte Constitucional, sentencia T-349 de 2006.

( 18 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

del derecho de acceso a la seguridad social, la decisión del ISS de negar la


solicitud de reconocimiento de la pensión presentada por el accionante, ale-
gando su condición de compañero permanente en el marco de una relación
homosexual estable? Así, retomando el precedente sentado en la sentencia
SU-623 de 2001, la Corte reiteró el argumento según el cual la cobertura del
sistema de seguridad social se articula alrededor de la protección de la familia,
en este caso, en un contexto que presupone el desamparo de sus integrantes
frente a la ausencia de quien suministra el ingreso familiar.
Siguiendo esta línea argumentativa, la Sala de Revisión negó una vez más
la protección solicitada, defendiendo la inexistencia de un trato diferenciado
discriminatorio. Los argumentos esgrimidos son los mismos que en los casos
anteriores. En primer lugar, es claro para la Corte que la configuración de la
prestación solicitada se articula alrededor del concepto de familia. En segundo
lugar, no es competencia del juez constitucional extender el acceso a la pensión
de sobrevivientes a situaciones no contempladas por el legislador y que no
correspondan al concepto de familia que fue el empleado para el diseño de
la prestación. Por tanto, y en tercer lugar, dado que existen alternativas de
acceso a la seguridad social en pensiones al alcance de todas las personas sin
distinción alguna, no puede considerarse que en este caso la orientación sexual
del accionante sea empleada como categoría sospechosa de discriminación27.
Según el razonamiento de la Corte, el acceso a la seguridad social no ha sido
denegado, ni tampoco se ha faltado al imperativo de universalidad que debe
garantizarse en el acceso a la pensión28.

27 En el salvamento de voto a la sentencia, el Magistrado Córdoba Triviño resume el argumento


de la Corte de la siguiente manera: “Como principal argumento de su decisión, la Sala presenta
un silogismo simple constituido por dos premisas con una conclusión que se deriva de las
anteriores, todo ello como argumento para negar el derecho a una sustitución pensional
al demandante:1) El régimen de seguridad social en pensiones se encuentra dirigido a la
protección de la ‘familia’; 2) Las parejas homosexuales no constituyen una ‘familia’; por
tanto, 3) Las parejas homosexuales al no ser consideradas ‘familia’, no tienen derecho a la
pensión de sobrevivientes. Corte Constitucional, salvamento de voto a la sentencia T-349
de 2006.
28 “La ausencia de una previsión en ese sentido no afecta el imperativo de universalidad del
sistema de seguridad social en pensiones, ni implica desconocer el derecho de acceso del
accionante a la seguridad social, puesto que éste se rige para el efecto por el régimen legal
previsto de manera general para todas aquellas personas que no queden cobijadas por el
mecanismo especial que se ha previsto para la protección integral de la familia. De hecho, el
accionante, con posterioridad a la solicitud de reconocimiento de la pensión de sobrevivientes
en el año 2000, estuvo vinculado laboralmente, hasta el año 2002, y contribuyó para la
financiación de su pensión, lo cual, según expresa en su solicitud de amparo, continúa
haciendo, no obstante haber perdido su empleo en el año 2002”. Corte Constitucional,
sentencia T-349 de 2006.

( 19 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

Por último, ese mismo año la Corte estudió una acción pública de in-
constitucionalidad en contra del literal a) del artículo 74 de la Ley 100 de
1993. Esta disposición es precisamente aquella que define quiénes son los
beneficiarios de la pensión de sobrevivientes, y de la cual quedan excluidas
las parejas del mismo sexo en la medida en que solamente se menciona a los
compañeros permanentes y a los cónyuges29. En esta ocasión, la Corte se de-
claró inhibida para pronunciarse por ineptitud sustantiva de la demanda, sobre
la base de dos argumentos: en primer lugar, la ausencia de una proposición
jurídica completa, y en segundo lugar, la inexistencia de una omisión legislativa
relativa susceptible de control constitucional. A pesar de que el alto tribunal
no se pronunció de fondo en relación con las pretensiones de la demanda,
en el aparte considerativo de la sentencia inhibitoria quedó planteado el ar-
gumento sustantivo según el cual la exclusión por omisión no es censurable
desde el punto de vista constitucional. En palabras de la Corte:
“El demandante no explica, sin embargo, las razones por las cuales una
prestación que no tiene carácter general, sino que, por el contrario, ha sido
establecida a favor de quienes se encuentren en determinados supuestos
normativos, debe, por imperativo constitucional, hacerse extensiva a las
personas que considera excluidas por la norma”.
(…)
“En ese mismo contexto, el demandante no presenta razones que lleven
a la conclusión, sobre la que se edifica toda su demanda, de que la norma
acusada contiene una diferencia de trato atribuible exclusivamente a la
orientación sexual de aquellos a quienes considera excluidos”.
(…)
“Por otra parte, como quiera que los integrantes de una pareja homosexual
pueden, dentro del régimen general de la seguridad social, acceder a la
pensión de vejez en igualdad de condiciones que cualquier otra persona,
la afirmación conforme a la cual la disposición acusada es discriminatoria
y contraria a la seguridad social porque deja sin protección legal a un
importante número de colombianos, debía haberse complementado con la
argumentación orientada a demostrar que tales personas tenían derecho,
además de las prestaciones del régimen ordinario, a acceder al régimen
especial de la pensión de sobrevivientes y que fueron injustificadamente
privadas del mismo”.30

29 Artículo 74 (modificado por el artículo 13° de la Ley 797 de 2003). Beneficiarios de la Pensión
de Sobrevivientes. Son beneficiarios de la pensión de sobrevivientes: a) En forma vitalicia,
el cónyuge o la compañera o compañero permanente o supérstite, siempre y cuando dicho
beneficiario, a la fecha del fallecimiento del causante, tenga 30 o más años de edad”.
30 Corte Constitucional, sentencia C-1043 de 2006.

( 20 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

II. Primer paso hacia el reconocimiento de derechos a favor de las parejas


del mismo sexo: la sentencia C-075 de 2007
En febrero de 2007, la Corte Constitucional estudió una acción pública
de inconstitucionalidad presentada por un grupo de ciudadanos en contra de
los artículos 1º y 2º de la Ley 54 de 199031. Concretamente, los demandantes
alegaron la inexequibilidad de las expresiones ‘hombre’ y ‘mujer’ contenidas
en la definición de la unión marital de hecho y de la categoría de compa-
ñeros permanentes32. Según argumentaron en la demanda, la declaratoria
de inconstitucionalidad procedía, toda vez que las expresiones demandadas
excluían a las parejas del mismo sexo del régimen de protección patrimonial
previsto por el legislador para las parejas heterosexuales, y dicha exclusión
se traducía en la vulneración de la dignidad humana de los miembros de una
pareja conformada por dos hombres o dos mujeres, así como de sus derechos
fundamentales a la igualdad (art. 13, CP/91), al mínimo vital (art. 1º, CP/91)
y a la libertad de asociación (art. 38, CP/91).
La Sala Plena de la Corte Constitucional admitió la demanda y se pronunció
de fondo en relación con las pretensiones formuladas. Así, teniendo en cuenta
la acusación planteada por los accionantes, al igual que el criterio expuesto
por los distintos intervinientes en el marco del proceso33, la Corte formuló el
problema jurídico que entraría a resolver en los siguientes términos:
“(…) le corresponde a la Corte determinar si la ley, al establecer el régimen
patrimonial entre compañeros permanentes y limitarlo a las uniones
conformadas por un hombre y una mujer, viola los derechos fundamentales
a la igual protección, al respeto de la dignidad humana, al mínimo vital
y a la libre asociación de los integrantes de las parejas conformadas por
personas del mismo sexo”.34

No obstante, antes de entrar a estudiar el contenido mismo de los cargos


a la luz del problema jurídico planteado, la Corte desarrolló dos apartes que

31 A pesar de que la demanda cuestionaba la constitucionalidad de los mismos dos artículos


que habían sido declarados exequibles diez años antes en la sentencia C-098 de 1996, la
Corte accedió a estudiar una vez más el contenido de las disposiciones, sobre la base de dos
argumentos que desvirtuaban la existencia de cosa juzgada absoluta en el caso concreto.
En primer lugar, la operancia para el caso concreto del fenómeno de cosa juzgada relativa
implícita, y en segundo lugar, el hecho de que la norma demandada hubiera sido reformada
por la Ley 979 de 2005
32 Ver supra nota 6.
33 En el marco del proceso de constitucionalidad, fueron presentadas un total de 18
intervenciones ciudadanas. Al respecto ver: Parejas del mismo sexo: el camino hacia la
igualdad, Universidad de los Andes y Colombia Diversa, Bogotá, 2008, p. 27.
34 Corte Constitucional, sentencia C-075 de 2007, fundamento 3.

( 21 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

sirvieron de presupuesto para la decisión de la Sala Plena. Por una parte,


planteó una serie de consideraciones generales en torno al régimen legal de
protección de los compañeros permanentes, y por otra, analizó la situación
actual de la comunidad homosexual en Colombia a la luz del ordenamiento
constitucional vigente.

A. Nueva aproximación al régimen patrimonial entre compañeros


permanentes
En primer lugar, la Corte resume el contenido de la Ley 54 de 1990,
tal como fue modificada por la Ley 979 de 200535, esto es, la definición
de las uniones maritales de hecho y el establecimiento del régimen patri-
monial aplicable a los compañeros permanentes. Acto seguido, retoma el
precedente sentado por la sentencia C-098 de 1996, y específicamente,
cita aquellos apartes de la decisión en que la Corte establece cuál era el
objetivo perseguido por el legislador con la creación de dicha norma. En
primer lugar, reconocer jurídicamente la existencia de la familia natural,
en segundo lugar, establecer los derechos y deberes de orden patrimonial
de los concubinos, y por último, llenar un vacío legal que interesaba al
bienestar de la familia.
Sin embargo, la Corte Constitucional encuentra que existen –al menos–
cuatro argumentos que abren el paso a una nueva interpretación del contenido
y finalidad de la Ley 54 de 199036. En primer lugar, el hecho de que hayan
transcurrido dieciséis años desde que fue expedida la norma; en segundo lugar,
el que también hayan transcurrido más de diez años después de producida
la sentencia C-098 de 1996; en tercer lugar, los cambios introducidos por la
Ley 979 de 2005 al régimen patrimonial de los compañeros permanentes, y
por último, la existencia de un nuevo contexto social y jurídico en el que se
desenvuelve dicho régimen patrimonial. Para la Corte, es precisamente a la luz
de estos argumentos que cobra mayor relevancia la dimensión regulatoria de
la situación patrimonial de la pareja en condiciones de equidad, y por tanto,
es posible, sin dejar de lado los criterios de protección a la familia y a la mujer
que señalaba la sentencia C-098 de 1996 como el fundamento de la Ley 54
de 1990, trasladar el énfasis de interpretación de la norma hacia la pareja

35 La Ley 979 de 2005 modifica la forma de declaración de la unión marital de hecho e introduce
la declaración voluntaria.
36 La interpretación que hace la Corte Constitucional de la Ley 54 de 1990 en la sentencia
C-098 de 1996, apelando para su comprensión al objetivo que perseguía el legislador con la
expedición de la norma, constituye un argumento de tipo originalista que la Corte revalúa y
descarta en la sentencia C-075 de 2007. Desde esta primera decisión interpretativa se puede
evidenciar el alcance del giro jurisprudencial planteado por dicha sentencia.

( 22 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

como expresión de un proyecto de vida común basado en la solidaridad y el


apoyo mutuo. En palabras de la Corte:
“En la actualidad, dieciséis años después de expedida la Ley 54 de 1990,
más de diez años después de producida la sentencia C-098 de 1996,
teniendo en cuenta los cambios introducidos por la Ley 979 de 2005 y
el nuevo contexto social y jurídico en el que se desenvuelve el régimen
patrimonial de los compañeros permanentes, puede decirse que, sin dejar
de lado los criterios de protección a la familia y a la mujer que inspiraron
la expedición de la ley, cobra mayor relevancia la dimensión regulatoria
de la situación patrimonial de la pareja en condiciones de equidad y de
ello es testimonio el énfasis que en el análisis del régimen previsto en la
ley y en la consideración de los elementos que le dan sustento se pone en
las condiciones de convivencia como expresión de un proyecto de vida
en común con solidaridad y apoyo mutuo”.37

Como se puede apreciar a partir del texto de la sentencia, por primera vez
la Corte Constitucional reconoce que la posibilidad de incluir a las parejas
del mismo sexo dentro del régimen patrimonial inicialmente previsto por el
legislador a favor de las parejas heterosexuales no conlleva la desprotección
de la familia heterosexual. Según la Corte, en esta “nueva aproximación al
régimen de la sociedad patrimonial entre compañeros permanentes, no des-
aparecen los fundamentos primigenios de la ley”38, es decir, la protección de la
mujer y la familia. En consecuencia, para la Corte es claro que, a la luz de esta
nueva aproximación, que contempla como parte de su objeto la convivencia
en pareja fundada en la solidaridad y el apoyo mutuo, la regulación planteada
por la Ley 54 de 1990 resulta insuficiente. Y esto es así, teniendo en cuenta
que “hoy, junto a la pareja heterosexual, existen –y constituyen opciones de
vida válidas a la luz del ordenamiento superior– parejas homosexuales que
plantean, en el ámbito patrimonial, requerimientos de protección en buena
medida asimilables a aquellos que se predican de la pareja heterosexual”.39
La línea argumentativa que desarrolla la Corte en este acápite de la sen-
tencia no tiene precedente en la jurisprudencia constitucional sobre derechos
de gays y lesbianas. Y esto es así, en la medida en que por primera vez el
tribunal constitucional colombiano reconoce en las parejas del mismo sexo
un proyecto de vida válido a la luz de la Constitución de 1991, el cual –indis-
tintamente de la orientación sexual de sus integrantes– enfrenta necesidades
patrimoniales análogas a las de las parejas conformadas por un hombre y una

37 Corte Constitucional, sentencia C-075 de 2007, fundamento 4.3.


38 Ibídem.
39 Ibídem.

( 23 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

mujer. Por tanto, la Sala Plena concluye que, a partir de esta nueva aproxi-
mación al régimen previsto a favor de las parejas heterosexuales en la Ley
54 de 1990, “los homosexuales que cohabitan se encuentran desprotegidos
patrimonialmente”, desprotección que es evidente tanto al terminar la coha-
bitación, como en caso de la muerte de uno de los integrantes de la pareja.
Así lo plantea la Corte:
“En efecto, tal como se plantea en la demanda y en varias de las
intervenciones, los homosexuales que cohabitan se encuentran
desprotegidos patrimonialmente, porque al terminarse la cohabitación
no tienen herramientas jurídicas para reclamar de su pareja la parte
que les corresponde en el capital que conformaron durante el tiempo de
convivencia, desprotección que es también evidente en el evento de muerte
de uno de los integrantes de la pareja, caso en el cual, por virtud de las
normas imperativas del derecho de sucesiones, el integrante supérstite
podría ser excluido de la titularidad de los bienes que conformaban ese
patrimonio, por el derecho de los herederos del causante”.40

B. Situación de la comunidad homosexual a la luz del ordenamiento


constitucional
Después de presentadas las razones que justifican una nueva interpretación
del régimen patrimonial de los compañeros permanentes, la Corte entra a
exponer el segundo presupuesto sobre el cual se basa para analizar los cargos
de inconstitucionalidad planteados por los demandantes. En efecto, la Sala
Plena formula una serie de consideraciones en relación con la situación ac-
tual de la comunidad homosexual en Colombia teniendo como referente el
ordenamiento constitucional vigente. En primer lugar, señala que los homo-
sexuales han sido un grupo tradicionalmente discriminado, a pesar de que la
diversidad sexual se encuentra protegida por la Constitución de 1991, y por
tanto, “a la luz del ordenamiento superior toda diferencia de trato fundada
en la orientación sexual de una persona se presume inconstitucional y se
encuentra sometida a un control constitucional estricto”.41
Así, la Corte reconoce que, si bien del contenido de la Constitución se
deriva una clara prohibición de discriminación por motivos de orientación
sexual, dicho postulado ha sido meramente retórico en el caso de las parejas
del mismo sexo. Esta afirmación es sumamente importante, pues con ella
el tribunal reconoce y critica el contenido de las sentencias resumidas en la
primera parte del presente artículo. Es decir, aquellas que pasaron por alto

40 Ibídem, cursiva fuera del texto original.


41 En este punto la Corte retoma el planteamiento de la sentencia C-481 de 1998, según el
cual la orientación sexual es una categoría sospechosa de diferenciación sometida a un test
estricto de igualdad.

( 24 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

la discriminación implícita contenida en aquellas normas que excluían a las


parejas del mismo sexo de los diversos ámbitos de protección previstos por
el legislador a favor de las parejas heterosexuales. En efecto, la Corte acepta
que, a diferencia de la materialización del postulado de prohibición de dis-
criminación por motivos de orientación sexual a favor de gays y lesbianas
considerados individualmente, este no se ha hecho efectivo en el caso de las
parejas del mismo sexo. Y la inoperancia de dicho mandato constitucional se
explica, según la sentencia, debido a que las parejas del mismo sexo carecen
de reconocimiento jurídico42. En palabras de la Corte:
“(…) si bien del ordenamiento constitucional se desprende una prohibición
de discriminar en razón de la orientación sexual y así ha sido declarado
por la jurisprudencia, la efectividad de tal postulado, aunque se aprecia
en la protección de los individuos, no se ha manifestado en el ámbito de
las parejas conformadas por personas del mismo sexo, las cuales carecen
de reconocimiento jurídico”.43

Por primera vez, la Corte invierte el razonamiento que desde 1998 y


hasta 2006 la llevó a concluir que la exclusión por omisión de las parejas
del mismo sexo de diversos regímenes de protección no constituía un acto
discriminatorio, argumentando que es precisamente la ausencia de reconoci-
miento jurídico aquello que evidencia la discriminación hacia las parejas del
mismo sexo. Se hace palpable en este punto el giro jurisprudencial por parte
del tribunal, particularmente si se tiene en cuenta que en las seis sentencias
anteriores, la Sala sostuvo que la ausencia de reconocimiento jurídico no
afectaba en modo alguno la dignidad humana, como tampoco el ejercicio de
los derechos fundamentales a la igualdad y a la libre opción sexual de gays y
lesbianas44. La Corte resume así la paradoja que por casi una década permitió
la coexistencia de dos líneas jurisprudenciales contradictorias en materia de
derechos de gays y lesbianas:
“De este modo, el ordenamiento jurídico reconoce los derechos que como
individuos tienen las personas homosexuales, pero, al mismo tiempo las
priva de instrumentos que les permitan desarrollarse plenamente como

42 En este punto de la línea argumentativa, la Corte reconoce la coexistencia de dos líneas


jurisprudenciales contradictorias en relación con los derechos de gays y lesbianas, tal y como
se sostuvo en la primera parte de este artículo. En esta sentencia, la Corte va un paso más allá
y sostiene que dicha situación, que ha condenado a la inoperancia el mandato constitucional,
según el cual los integrantes de una pareja del mismo sexo no pueden ser discriminados
–implícita o explícitamente– por motivos de orientación sexual, se explica debido a la falta
de reconocimiento jurídico de las parejas del mismo sexo.
43 Corte Constitucional, sentencia C-075 de 2007, fundamento 5. Cursiva fuera del texto
original.
44 Sentencia C-098de 1996, Corte Constitucional.

( 25 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

pareja, ámbito imprescindible para la realización personal, no sólo en el


aspecto sexual, sino en otras dimensiones de la vida”.45

Seguidamente, la Sala entra a analizar el alcance de la prohibición de


discriminación en razón de la orientación sexual a la luz del contenido del
bloque de constitucionalidad. Este paso argumentativo también constituye un
giro respecto del precedente en la materia. En efecto, antes de la sentencia
C-075 de 2007, la Corte había eludido de forma sistemática el estudio del
derecho internacional de los derechos humanos al abordar la discusión en
torno al reconocimiento de derechos a favor de las parejas del mismo sexo46.
No obstante, en esta ocasión, el alto tribunal hizo referencia directa a dos
pronunciamientos paradigmáticos en materia de orientación sexual del Comité
de Derechos Humanos de Naciones Unidas47 –casos Toonen y Young contra
Australia– con el objeto de identificar aquellos factores que pueden considerarse
discriminatorios en función de la orientación sexual en el ámbito de la pareja.
Así, la Corte constató que, en virtud de la doctrina del Comité, la diferencia de
tratamiento entre parejas heterosexuales y homosexuales puede considerarse
una forma de discriminación en razón de la orientación sexual. En efecto,
cuando la diferencia de tratamiento entre unas y otras parejas se funda en
la existencia de una norma que excluye por omisión, dicha exclusión deberá
ser justificada de manera razonable y objetiva, pues de lo contrario la norma
resultaría violatoria del artículo 26 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos.
Por último, para terminar de esbozar el contexto jurídico en que se enmar-
ca el examen de constitucionalidad de los artículos 1º y 2º de la Ley 54 de
1990, la Corte resume en cuatro puntos el precedente hasta ese momento en
relación con los derechos de las parejas del mismo sexo. Primero, la prohibi-
ción de cualquier forma de discriminación en razón de la orientación sexual;
segundo, la inexistencia de un imperativo constitucional que exija dar igual
tratamiento a las parejas heterosexuales y las parejas del mismo sexo, toda
vez que existen diferencias entre unas y otras; tercero, el reconocimiento de
la competencia del legislador para definir las medidas necesarias en aras de
atender los requerimientos de protección de los distintos grupos sociales y

45 Corte Constitucional, sentencia C-075 de 2007, fundamento 5. Cursiva fuera del texto
original.
46 Sin embargo, en muchos de los salvamentos de voto a las sentencias de este período se
encuentra alusión directa al derecho internacional de los derechos humanos, lo cual pone
en evidencia que dichos argumentos no encontraron eco en las mayorías decisorias. Ver, por
ejemplo, los salvamentos de voto del magistrado Manuel José Cepeda a la sentencia SU-623
de 2001, del magistrado Rodrigo Uprimny a la sentencia T-725 de 2004 y del magistrado
Jaime Córdoba Triviño a la sentencia T-349 de 2006.
47 El Comité es el órgano responsable de la interpretación del Pacto de Derechos Civiles y
Políticos.

( 26 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

avanzar gradualmente en la protección de quienes se encuentren en situación


de marginamiento; y cuarto, para configurar un cargo por omisión legisla-
tiva en el caso de las parejas del mismo sexo, es necesario demostrar que la
situación de éstas es asimilable a la de las parejas heterosexuales y por tanto
resulta imperativa la identidad de trato.
La Corte concluye que este contexto jurídico ha contribuido a la receptivi-
dad de las diversas preferencias sexuales, situación que ha redundado en que
la realidad homosexual se haga más visible y sus opciones de vida se amplíen.
Sin embargo, también reconoce que dichas opciones y sus manifestaciones
concretas en la vida social exigen el reconocimiento jurídico por parte del
Estado, lo cual, en el caso concreto, remite directamente a la consideración
del régimen patrimonial entre compañeros permanentes, y al hecho de que
el mismo haya sido previsto exclusivamente en función de las parejas hetero-
sexuales. Como se puede observar, el tribunal plantea una relación de doble
vía entre el cambio social y las transformaciones jurídicas, las cuales se ali-
mentan mutuamente. Sin embargo, el cambio social que constata la sentencia
exige una respuesta concreta del campo del derecho que se materializa en el
reconocimiento jurídico como instrumento a través del cual se garantiza la
legitimación por parte del ordenamiento jurídico de las opciones de vida de
las minorías sexuales.
C. Análisis de los cargos
Al entrar a analizar los cargos, la Corte retoma el problema jurídico que
había formulado en la primera parte de las consideraciones del fallo, pero
concluye que el análisis de la pretensión debe ir más allá de la sola solicitud
de aplicación del mismo régimen de sociedad patrimonial a las parejas hete-
rosexuales y las parejas del mismo sexo. Para la Sala Plena, “de los argumen-
tos que sustentan la demanda se desprende una pretensión más amplia, que
alude a la necesidad de reconocimiento jurídico de la pareja homosexual”,
reconocimiento que en el caso de la norma demandada se manifiesta en el
ámbito de las relaciones patrimoniales entre sus integrantes.
La Corte entra entonces a analizar el vacío de regulación al que alude
la demanda; a pesar de que no lo reconoce de manera explícita, estudia la
constitucionalidad de la omisión del legislador, en virtud de la cual las parejas
del mismo sexo quedaron excluidas del ámbito de aplicación de la Ley 54 de
1990. En esa medida, enfoca por primera vez el problema desde la perspectiva
de la omisión legislativa, a pesar de que el precedente, tal y como lo precisa
la sentencia C-075, había llevado a la Corte a limitar su competencia para
examinar aquellos casos en los cuales se alegaba la discriminación hacia las
parejas del mismo sexo en virtud de su exclusión de una ley que beneficiaba

( 27 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

a las parejas heterosexuales. En efecto, la Corte había reconocido que dicha


exclusión debía ser resuelta por el legislador y no por el juez constitucional, en
la medida en que no resultaba imperativo aplicar el mismo régimen a ambas
parejas teniendo en cuenta las diferencias que pueden predicarse de ambas.
No obstante, en esta ocasión, la Corte modifica el argumento y reconoce que
la ausencia de regulación sí puede ser objeto de censura constitucional por
parte del juez. En palabras de la Sala Plena:
“(…) como se ha puesto en evidencia a lo largo de esta providencia,
no obstante que en razón de las diferencias que puedan predicarse,
no resulta imperativo que el mismo régimen se aplique a ambos tipos
de pareja, la ausencia de regulación sí puede considerarse como una
imperfección –susceptible de censura constitucional– de un régimen legal
que al disponer sobre los efectos patrimoniales de la vida en pareja decide
hacerlo exclusivamente en relación con las parejas heterosexuales y omite
hacerlo con otro tipo de pareja que tiene presencia en la realidad social y
cuya conformación goza de amparo constitucional, a la luz de las normas
superiores que protegen la dignidad humana, el libre desarrollo de la
personalidad y proscriben toda forma de discriminación en razón de la
orientación sexual”.48

Siguiendo el argumento del tribunal, si bien la ausencia de regulación no cons-


tituye per se una actitud discriminatoria, es tarea del juez constitucional estudiar si
se ha incumplido con un deber constitucional al expedir una norma que dispone
sobre los efectos patrimoniales de la vida en pareja y excluye de su ámbito de
aplicación a las parejas del mismo sexo. En otras palabras, el planteamiento de
la Corte implica una reformulación de la subregla enunciada por primera vez
en la sentencia C-098 de 1996, según la cual hay diferencias entre las parejas
heterosexuales y las parejas homosexuales, razón por la cual no es exigible el
imperativo constitucional de dar un tratamiento igual a unas y a otras.49 En efecto,
en esta ocasión, la Corte acepta que existen situaciones en las que concurre la
obligación en cabeza del Estado de dar igual tratamiento a unas y otras parejas,
obligación que surge –según el mismo tribunal– desde el momento en el que se
constata la “existencia de un deber constitucional de protección”.
La Sala entra entonces a examinar si en el caso objeto de estudio existe
o no dicho deber de protección. Con ese propósito, formula una distinción
entre los derechos de libertad y los derechos de protección. Mientras que los
primeros implican la posibilidad para el individuo de actuar con la garantía

48 Corte Constitucional, sentencia C-075 de 2007, fundamento 6.1. Cursiva fuera del texto
original.
49 Esta subregla fue reiterada posteriormente por la sentencia SU-623 de 2001 y más
recientemente en la sentencia T-349 de 2006, entre otras.

( 28 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

de que el Estado o terceros no interfieran en el ejercicio de su autonomía, los


segundos “garantizan a las personas que el Estado adopte medidas de carácter
fáctico y medidas de carácter normativo para protegerlos”50. En el primer
caso, surge un deber de abstención en cabeza del Estado, mientras que en el
segundo, surge un deber de acción. Así, la Corte, citando la sentencia C-507
de 2004, precisa que el artículo 13 de la Constitución de 1991 establece un
derecho de protección al consagrar ante las autoridades los derechos a la
igualdad de protección y a la igualdad de trato, así como al reconocimiento
a toda persona del goce de los mismos derechos, libertades y oportunidades,
sin discriminación con base en criterios de sexo, entre otros.
En ese orden de ideas, para la Corte existe un deber constitucional de
protección, que se deriva del derecho fundamental a la igualdad, y que se
traduce en el derecho a recibir igual protección. Aplicado al caso de la Ley 54
de 1990, lo anterior implicaría preguntarse si este derecho ha sido violado por
el hecho de no otorgar igual protección patrimonial a parejas heterosexuales
y a parejas del mismo sexo.
Ahora bien, cuando el asunto plantea la necesidad de determinar cuál es
el tipo o grado de protección que requieren dos grupos de personas que se
encuentran en situaciones comparables, la Corte reconoce que, en principio,
esta es una responsabilidad que ha sido confiada democráticamente al legis-
lador. No obstante, los límites a la libertad de configuración del legislador
están dados por los derechos fundamentales de los ciudadanos, razón por
la cual en este caso, el tribunal constitucional se reconoce competente para
examinar tres requisitos en aras de determinar si se ha violado el derecho a
recibir igual protección del cual son titulares los integrantes de las parejas del
mismo sexo. En primer lugar, examina si el legislador ha respetado los mínimos
de protección constitucionalmente ordenados; en segundo lugar, analiza si la
desprotección de un grupo excede los márgenes constitucionalmente admisi-
bles; y en tercer lugar, determina si la menor protección relativa de un grupo
obedece a una discriminación contraria a la Constitución.
La Corte concluye que la medida objeto del examen de constitucionalidad
acarrea una violación del derecho fundamental a recibir igual protección,
en la medida en que no cumple con los requisitos arriba mencionados. En
efecto, la Sala sostiene que el ámbito de configuración legislativa en el caso
del régimen de protección patrimonial para los integrantes de las parejas he-
terosexuales tiene como límite la Constitución, y específicamente los derechos
fundamentales de las parejas del mismo sexo. Por lo tanto determina que “la

50 Corte Constitucional, sentencia C-507 de 2004, citada en Corte Constitucional, sentencia


C-075 de 2007, fundamento 6.2.2.

( 29 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

ausencia de protección en el ámbito patrimonial para la pareja homosexual


resulta lesiva de la dignidad de la persona humana, es contraria al derecho al
libre desarrollo de la personalidad y comporta una forma de discriminación
proscrita por la Constitución”.
En otras palabras, el tribunal sostiene –por primera vez en su jurispru-
dencia– que, al no incluir a las parejas del mismo sexo dentro del régimen de
protección previsto en la Ley 54 de 1990, el legislador irrespetó los mínimos
de protección constitucionalmente ordenados para garantizar la efectividad
los derechos fundamentales de los miembros de la pareja a la dignidad hu-
mana y al libre desarrollo de la personalidad. Además, reconoce que, en el
caso concreto, la exclusión de las parejas obedecía a una diferenciación que
se basaba exclusivamente en la orientación sexual de sus miembros y, por
tanto, constituía una forma de discriminación contraria a la Constitución que
vulnera el derecho fundamental a la igualdad.
En relación con la garantía constitucional de respeto a la dignidad hu-
mana y su vínculo con el deber de protección a los miembros de las parejas
del mismo sexo, la Corte comienza por destacar la relación que existe entre
el derecho fundamental a vivir dignamente y el reconocimiento jurídico de
las relaciones económicas que surgen entre los miembros de una pareja. En
palabras del tribunal:
“(...) destaca la Corte la relevancia que el reconocimiento jurídico de las
relaciones económicas que por naturaleza de las cosas surgen entre quienes
optan por vivir en pareja, tiene para la posibilidad de realización de un
proyecto de vida en común en condiciones de dignidad”.51

Seguidamente, retomando su jurisprudencia sobre la materia, la Sala


reitera que el Estado colombiano se encuentra fundado en el respeto a la
dignidad humana (artículo 1º, CP), y por tanto, las autoridades públicas
tienen un deber que no se agota en el principio de no intromisión, sino que
comprende la obligación de adoptar las medidas de protección indispensables
para salvaguardar los bienes jurídicos que definen a hombres y mujeres como
personas. En síntesis, la Corte reconoce que, dada la importancia que tiene el
reconocimiento jurídico de las parejas del mismo sexo para que sus integrantes
puedan realizar su proyecto de vida en común en condiciones de dignidad,
el Estado debe adoptar las medidas de protección necesarias para garantizar
que dicho proyecto sea viable. Al respecto señala lo siguiente:
“La afectación de la dignidad, finalmente, también se desprende de una
manera directa, de la ausencia de reconocimiento jurídico de las opciones
vitales de las personas. Ello se produce en este caso porque la realidad

51 Corte Constitucional, sentencia C-075 de 2007, fundamento 6.2.3.

( 30 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

de las parejas homosexuales y de las personas que las integran no es


reconocida y resulta invisible para el ordenamiento jurídico, puesto que,
no obstante que dichas personas han obrado en ejercicio de una opción
protegida por la Constitución, son ignoradas por el ordenamiento jurídico
cuando se trata de resolver los conflictos patrimoniales que pueden surgir
de tal decisión”.52

Asimismo, la Corte precisa que las manifestaciones de la dignidad humana


en el caso de la decisión de vivir en pareja, aluden al ámbito de la autonomía
personal, la cual solamente encuentra límite en los derechos de los demás y
en el orden jurídico. Dicha autonomía encuentra protección constitucional
en el derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad (artículo 16,
CP). Este derecho consagra una protección general de la capacidad que la
Constitución reconoce a las personas para autodeterminarse, es decir, para
darse sus propias normas y desarrollar sus propios planes de vida, siempre
y cuando no se afecten derechos de terceros o el orden jurídico. Aplicando
este argumento al caso subexámine, el tribunal constitucional concluye que
la autonomía personal también se ve afectada por la exclusión de las parejas
del mismo sexo del ámbito de protección de la Ley 54 de 1990. En palabras
de la Sala:
“Resulta claro que la falta de reconocimiento jurídico de la realidad
conformada por las parejas homosexuales es un atentado contra la
dignidad de sus integrantes porque lesiona su autonomía y capacidad de
autodeterminación al impedir que su decisión de conformar un proyecto
de vida en común produzca efectos jurídicos patrimoniales, lo cual significa
que, dado un régimen imperativo del derecho civil, quedan en una situación
de desprotección que no está en capacidad de afrontar”.53

En virtud de este argumento, para la Corte queda ampliamente demostrado


cómo la exclusión de las parejas del mismo sexo del régimen patrimonial de
los compañeros permanentes implica el desconocimiento de un mínimo de
protección constitucionalmente obligado. Obligatoriedad que no fue tenida
en cuenta por el legislador, y que, sin embargo, encuentra su fundamento,
por un lado, en la garantía de respeto a la dignidad humana, y por el otro,
en el derecho fundamental al libre desarrollo de la personalidad. Dice la
sentencia:
“No hay razón que justifique someter a las parejas homosexuales a un
régimen que resulta incompatible con una opción vital a la que han
accedido en ejercicio de su derecho al libre desarrollo de la personalidad,
ni resulta de recibo que la decisión legislativa de establecer un régimen

52 Ibídem, fundamento 6.2.3.2. Cursiva fuera del texto original.


53 Ibídem, fundamento 6.2.3.2. Cursiva fuera del texto original.

( 31 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

para regular la situación patrimonial entre compañeros permanentes, sea


indiferente ante los eventos de desprotección a los que puede dar lugar
tratándose de parejas homosexuales”.54

Por consiguiente, la Corte constata la existencia de un déficit de protec-


ción para las parejas del mismo sexo que se deriva de: (i) la existencia de una
regulación imperativa para la disposición del patrimonio de los integrantes de
la pareja que no se ajusta a su propia realidad; (ii) la imposibilidad de acceder
voluntariamente a un sistema de regulación si no es a través de un proceso
no específico y altamente engorroso; y (iii) las consecuencias potencialmente
lesivas que las anteriores circunstancias pueden tener para los integrantes de
la pareja.
Adicionalmente, la Corte explicita cómo este déficit de protección afecta
la dignidad humana en su dimensión material. Es decir, no solamente la digni-
dad humana entendida como expresión de la autonomía individual (derecho
fundamental al libre desarrollo de la personalidad), sino también como el
derecho a gozar de ciertas condiciones materiales que garanticen una vida
digna (derecho fundamental al mínimo vital). Dice la sentencia:
“Esa ausencia de previsión legislativa también se manifiesta en la segunda
dimensión en la que, de acuerdo con la jurisprudencia, se expresa la
dignidad de la persona [mínimo vital], por las consecuencias que en el
plano material puede tener para una persona la pérdida de aquello que
le corresponde en el patrimonio construido de manera conjunta en el
transcurso de una relación de pareja y que pueden afectar sus condiciones
materiales de existencia”.55

Y por último, es precisamente la existencia de un déficit de protección


patrimonial para las parejas del mismo sexo, aquello que lleva a la Corte a la
conclusión de que “el régimen de la Ley 54 de 1990, tal y como fue modificado
por la Ley 979 de 2005, en la medida en que se aplica exclusivamente a las
parejas heterosexuales, resulta discriminatorio”56. Es decir, vulnera el derecho
a la igualdad de los integrantes de una pareja del mismo sexo, entendido como
el derecho a recibir igual protección por parte del Estado.
Este argumento resulta de trascendental importancia para las sentencias
posteriores sobre la materia, en la medida en que, por primera vez, la Corte
Constitucional reconoce que ambos tipos de parejas presentan “requeri-
mientos análogos de protección”. Y esto es así, a pesar de (i) las diferencias
objetivas entre ambos tipos de pareja, y (ii) que el fin legítimo de protección

54 Ibídem.
55 Ibídem.
56 Ibídem, fundamento 6.2.4.

( 32 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

a la mujer y la familia fuera el objetivo perseguido con la promulgación de


la Ley 54 de 1990. Así, el alto tribunal deja de lado las dos razones sobre las
cuales justificó durante una década el tratamiento diferenciado entre parejas
heterosexuales y del mismo sexo, al establecer por primera vez que “no existen
razones objetivas que justifiquen un tratamiento diferenciado” entre parejas
del mismo sexo y parejas heterosexuales en el ámbito patrimonial. “En esa
perspectiva, se reitera, mantener ese régimen de protección exclusivamente
para las parejas heterosexuales e ignorar la realidad constituida por las parejas
homosexuales, resulta discriminatorio”.57
En virtud de los argumentos anteriormente expuestos, la Corte decide
entonces “declarar la exequibilidad de la Ley 54 de 1990, tal como fue modi-
ficada por la Ley 979 de 2005, en el entendido que el régimen de protección
allí previsto también se aplica a las parejas homosexuales”.58

III. Alcances e impacto del giro jurisprudencial


Si bien el alcance del giro jurisprudencial que marca la sentencia C-075
de 2007 solamente se puede apreciar en toda su dimensión con los fallos
posteriores59, en sí misma, esta decisión constituye un hito en la jurispru-
dencia de la Corte Constitucional sobre derechos de gays y lesbianas. De
hecho, todas las decisiones relativas al tema que son posteriores a la C-075,
hacen referencia explícita a esta sentencia como aquella que abrió la puerta
al reconocimiento de diversos ámbitos de protección jurídica para las parejas
del mismo sexo en nuestro país.
La explicación de este fenómeno tiene que ver directamente con el tipo de
argumentación que sostuvo la Corte a lo largo de la sentencia y la diferencia
que esto marcó en relación con el precedente sobre el tema. En efecto, el valor
práctico y simbólico que ha tenido esta decisión del tribunal constitucional, no
solamente para la comunidad LGBT, sino también para el Estado colombiano y
la sociedad civil en su conjunto, está asociado directamente con la forma como
la sentencia modificó positivamente los términos del debate. Así, por primera
vez, fue posible dar una discusión acerca de los derechos de los integrantes de
parejas del mismo sexo, por fuera del referente de la familia heterosexual y

57 Ibídem.
58 “Quiere esto decir que la pareja homosexual que cumpla con las condiciones previstas
en la ley para las uniones maritales de hecho, esto es la comunidad de vida permanente y
singular, mantenida por un período de al menos dos años, accede al régimen de protección
allí dispuesto, de manera que queda amparada por la presunción de sociedad patrimonial y
sus integrantes pueden, de manera individual o conjunta, acudir a los medios previstos en
la ley para establecerla cuando así lo consideren adecuado”. Ibídem, fundamento 6.3.
59 Ver las sentencias C-811 y T-856 de 2007; C-336 y C-798 de 2008; y C-029 de 2009.

( 33 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

monogámica. Lo anterior, teniendo en cuenta que en esta sentencia la Corte


reconoció que la protección de las parejas del mismo sexo por parte del juez
constitucional no acarreaba la desprotección de la familia conformada por una
pareja heterosexual. Por el contrario, en la sentencia se sostiene que ambos
constituyen intereses constitucionales legítimos, y por tanto, no excluyentes
dentro del ordenamiento constitucional colombiano.
Otro aspecto que revela la transformación en los términos del debate tiene
que ver con el hecho de que la Corte no se haya concentrado, tal y como lo
había hecho hasta el 2006, en demostrar que la exclusión de las parejas del
mismo sexo es un beneficio que constituye una prerrogativa legítima de las
parejas heterosexuales en tanto familias. Por el contrario, en esta ocasión la
Sala Plena reconoció que los gays y las lesbianas que deciden vivir en pareja
también constituyen una opción de vida constitucionalmente protegida, y que,
por tanto, la omisión del legislador de incluirlos en una medida que protege
a las parejas heterosexuales es susceptible de un juicio de constitucionalidad
estricto. De hecho, este giro de la argumentación está directamente relacionado
con la inclusión dentro de la línea argumentativa del tribunal constitucional
–de manera incipiente pero progresiva– del derecho internacional de los
derechos humanos como un criterio relevante a la hora de decidir sobre los
derechos de gays y lesbianas en Colombia.
Asimismo, todo lo anterior contribuye de manera importante a que des-
aparezca la coexistencia de dos líneas jurisprudenciales contradictorias, tal
y como fue estudiado en la primera parte del artículo. Todo parece indicar,
pues, que tras la publicación de la sentencia C-075 de 2007, la división en-
tre discriminación directa o explícita y discriminación implícita o indirecta
(por omisión legislativa), ya no es un argumento suficiente para descartar la
inconstitucionalidad de una medida que excluye de su ámbito de aplicación a
las parejas del mismo sexo. Esta actitud por parte del tribunal resulta de gran
valor, pues implica que la Corte Constitucional se reconoce competente para
decidir de fondo, en su calidad de juez constitucional, sobre una materia que
en el pasado había declarado como competencia exclusiva del legislador.
Adicionalmente, la sentencia establece un aporte metodológico importante,
toda vez que al reconocer la exclusión como una forma de discriminación por
orientación sexual, abre la puerta para que –tal y como lo planteó la sentencia
C-481 de 199860– a las medidas que acarrean discriminación indirecta o por
omisión también se les deba aplicar un examen estricto de proporcionalidad.
Asimismo, resulta importante tener en cuenta que, al analizar los cargos plan-

60 Magistrado ponente: Alejandro Martínez Caballero.

( 34 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

teados en la demanda, la sentencia C-075 de 2007 aborda por primera vez la


discusión de los derechos de las parejas del mismo sexo desde la perspectiva
de la dignidad humana. En efecto, en las decisiones previas, tanto en los fallos
de tutela como de constitucionalidad, la Corte había evadido de manera sis-
temática la discusión en torno a la garantía de respeto de la dignidad humana
y su afectación a la hora de decidir los casos concretos.
De hecho, de la discusión que da la Corte sobre el tema de la dignidad
humana, se deriva otro tema clave de la sentencia. En un ejercicio argumen-
tativo sin precedentes para la jurisprudencia sobre gays y lesbianas, la Corte
establece una relación clara y explícita entre la dignidad humana, el derecho
al libre desarrollo de la personalidad y el reconocimiento jurídico de la vida
en pareja para gays y lesbianas. En gran medida, es a partir de este argumen-
to que la Corte extenderá el precedente sentado en la sentencia C-075 de
2007 a otros ámbitos de protección que existían exclusivamente a favor de
las parejas heterosexuales.
Finalmente, y aún cuando es una decisión que está lejos de poder ser ca-
lificada como perfecta o ideal, el valor de la sentencia que se analiza en este
artículo también debe ser medido a la luz de la ruptura que plantea frente a
la constante interpretativa que había justificado la invisibilización de los de-
rechos de las parejas del mismo sexo hasta entonces. Desde esta perspectiva,
la sentencia C-075 de 2007 pasará a la historia como la primera decisión de
la Corte Constitucional en que la interpretación originalista de las normas
jurídicas y de la Constitución (la cual justificó por años una lectura excluyente
de las normas), cedió ante el cambio social y normativo que los demandantes
con esfuerzo lograron evidenciar.

( 35 )
Protección constitucional de
los compañeros permanentes del mismo sexo1

Por Mauricio Albarracín Caballero

“La lucha es el trabajo eterno del derecho. Si es una verdad decir:


ganarás tu pan con el sudor de tu frente, no lo es menos añadir
también: solamente luchando alcanzarás tu derecho.
Desde el momento en que el derecho no está dispuesto a luchar, se
sacrifica; así podemos aplicarle la sentencia del poeta:
Es la última palabra de la sabiduría
Que sólo merece la libertad y la vida,
El que cada día sabe conquistarla”.
Rudolph von Ihering2

La demanda contra la Ley 54 de 1990 que condujo a la sentencia C-0753


de 2007 tenía un objetivo inicial muy claro: lograr la igualdad de derechos
de las parejas del mismo sexo en relación con la unión marital de hecho y
todos los derechos y obligaciones de los compañeros permanentes hetero-
sexuales. No obstante, la Corte Constitucional decidió abordar los derechos
de estas parejas en cada ámbito de regulación que los ciudadanos pusieran a
consideración. De hecho, la sentencia C-075 de 2007 fue presentada como
un pronunciamiento donde se reconocían derechos patrimoniales a las pa-
rejas del mismo sexo. Las declaraciones e interpretaciones iniciales sobre
este fallo indicaban que se trataba de un avance importante para las parejas
homosexuales, pero restringido a los derechos patrimoniales. Esta forma de
leer el precedente –privilegiada por sectores conservadores– generaba muchas
preguntas: en particular, surgía una que tiene origen en la estructura misma de
la Ley 54 de 1990: ¿cómo pueden las parejas del mismo sexo tener derechos
patrimoniales sin previamente constituirse una unión marital de hecho, y sus
integrantes no denominarse compañeros permanentes?
La interpretación restringida de la sentencia C-075 de 2007 no tuvo ningu-
na materialización en la jurisprudencia posterior. Era discriminatorio afirmar

1 Agradezco a Juan Camilo Rivera su apoyo en la elaboración de este artículo.


2 Von Ihering, Rudolph, La lucha por el derecho, Madrid, Editorial Civitas, 1995, p. 136.
3 Magistrado ponente: Rodrigo Escobar Gil.
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

que las parejas del mismo sexo sólo tuvieran relaciones de tipo patrimonial.
Por el contrario, la línea jurisprudencial posterior a la sentencia C-075, con-
formada por las sentencias T-856 de 20074, C-811 de 20075, C-336 de 20086,
C-798 de 20087, T-1241 de 20088 y C-029 de 20099, desarrolló los elementos
progresistas y protectores de la sentencia hito y creó un claro precedente de
protección para los compañeros permanentes del mismo sexo.
En tal sentido, este artículo es la continuación de la narrativa de progreso
legal10 que Alejandra Azuero inició en el primer artículo de este libro. Por tanto
se describirá y analizará la línea jurisprudencial posterior a la sentencia C-075
de 2007, sobre la protección constitucional de los compañeros permanentes
del mismo sexo. Para cumplir este objetivo se describirá cada uno de los pro-
nunciamientos y se mostrarán cuáles fueron los elementos significativos de
cada uno. Teniendo en cuenta lo anterior, el texto se dividirá en seis partes.
En la primera parte, se analizará la sentencia C-811 de 2007, en la cual se
reconoció el derecho de afiliación en salud de los compañeros permanentes
del mismo sexo. Seguidamente, se abordará el pronunciamiento de la Corte
que garantizó el derecho a la pensión de sobreviviente para los compañeros
permanentes del mismo sexo, la sentencia C-336 de 2008. Posteriomente, se

4 Magistrado ponente: Humberto Antonio Sierra Porto.


5 Magistrado ponente: Marco Gerardo Monroy Cabra.
6 Magistrado ponente: Clara Inés Vargas Hernández.
7 Magistrado ponente: Jaime Córdoba Triviño.
8 Magistrada ponente: Clara Inés Vargas Hernández.
9 Magistrado ponente: Rodrigo Escobar Gil.
10 La idea de narrativa de progreso es tomada del trabajo de Julieta Lemaitre. Ver Lemaitre,
Julieta, “Los derechos de los homosexuales y la Corte Constitucional: (casi) una narrativa
de progreso”, en Hacia un nuevo derecho constitucional, Bogotá, Facultad de Derecho/
Universidad de los Andes, 2005, pp. 181-217. Por otra parte, es importante aclarar que
este artículo analiza el precedente a partir de las sentencias de la Corte Constitucional. No
obstante, esta forma de abordar los derechos de las parejas del mismo sexo es sólo una parte
de una narrativa de lucha social, cultural y política del movimiento colombiano de lesbianas,
gays, bisexuales y transgeneristas en los últimos años. Por esta razón, cada argumento
constitucional que se expresa en este precedente tuvo un correlato en la arena política y
social. Por diversas razones, en este artículo sólo se mostrará el derecho constitucional desde
los textos de las sentencias, sin perder de vista que son indispensables ejercicios de etnografía
constitucional, que cómo lo afirma César Rodríguez, a propósito del trabajo sobre el litigio
de despenalización del aborto de Tatiana Alfonso e Isabel Cristina Jaramillo, contribuyen
“pensar críticamente el potencial emancipador y las limitaciones del litigio de derechos
humanos y el activismo judicial en América Latina y otras partes del mundo”. Ver Jaramillo
Isabel Cristina y Alfonso Tatiana, Mujeres, cortes y medios: la reforma judicial del aborto,
Bogotá, Universidad de los Andes/Siglo del Hombre Editores, 2008. Otros trabajos como
el de Alejandra Azuero han analizado con novedosas metodologías el funcionamiento de
la Corte, ver Azuero Alejandra, “Redes de diálogo judicial trasnacional: Una aproximación
empírica al caso de la Corte Constitucional” en Revista de Derecho Público 22, Bogotá,
Universidad de los Andes - Facultad de Derecho, Febrero de 2009.

( 38 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

hará referencia a sentencias de tutela –T-856 de 2007 y T-1241 de 2008–,


proferidas por salas de revisión de la Corte Constitucional en las cuales se
profundizó y aclaró el precedente en torno a la protección de la seguridad
social de las parejas del mismo sexo. En la cuarta parte, se analizará la sentencia
C-798 de 2008, en la cual la Corte reconoció las obligaciones alimentarias
entre compañeros permanentes del mismo sexo. Luego, se reseñará la reciente
sentencia de la Corte Constitucional sobre la materia, C-029 de 2009, en la
cual se amplían los derechos y obligaciones de las parejas del mismo sexo,
en distintos ámbitos de regulación contenidos en 26 leyes. Finalmente, se
planteará una reflexión sobre los usos de estas sentencias analizadas.

I. Derecho a la afiliación en el régimen contributivo de salud de los compa-


ñeros permanentes del mismo sexo (sentencia C-811 de 2007)
El 3 de octubre de 2007, la Corte Constitucional, en la sentencia C-811
de 200711, decidió la acción de constitucionalidad contra una disposición del
régimen contributivo de seguridad social en salud, que no reconocía como
beneficiarios de afiliación en salud a los compañeros permanentes del mismo
sexo. Los demandantes impugnaron la constitucionalidad de la norma con
el fin de que la Corte extendiera a las parejas del mismo sexo la protección
establecida por la ley, ya que al no hacerlo se les violaban los derechos a la
dignidad humana (preámbulo, art. 1º, CP), a la igualdad (art. 13, CP), al
libre desarrollo de la personalidad (art. 16, CP) y a la seguridad social (art.
48, CP).
La Corte analizó integralmente el contenido normativo del artículo 163
de la Ley 100 de 1993, en el cual se establece la definición de los integrantes
del grupo familiar, beneficiarios de la afiliación en salud al régimen contribu-
tivo. Consideró el tribunal constitucional que los demandantes acusaban de
una omisión legislativa relativa a la protección exclusiva de la familia y la no
inclusión en esta protección de la pareja conformada por personas del mismo
sexo. Por tanto, el problema jurídico que la Corte se planteó para resolver
la demanda fue: ¿viola los derechos constitucionales de los miembros de las
parejas homosexuales una disposición que no los reconoce como beneficiarios
del régimen contributivo de seguridad social en salud? El anterior interrogante
fue resuelto por la Corte de manera afirmativa, con el principal argumento de
que la norma demandada establecía un palpable déficit de protección de las
parejas del mismo sexo, por cuanto las excluía de un beneficio del régimen
contributivo de seguridad social y se amparaba tan sólo en la orientación
sexual de los integrantes de la pareja.

11 Magistrado ponente Marco Gerardo Monroy Cabra.

( 39 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

Para llegar a esta conclusión, la Corte recordó su extenso e importante


precedente sobre la protección constitucional de la orientación sexual12, la
cual se encuentra protegida por el derecho a la libre opción sexual y por la
prohibición de discriminación en razón de la orientación sexual. La Corte
hizo una alusión explicita y extensa a la sentencia C-075 de 2007, así como
a los argumentos que la sustentan, para afirmar que existe un mandato cons-
titucional de protección de las parejas del mismo sexo, que se desprende del
principio de dignidad humana (Preámbulo y art. 1º, CP) y de autonomía per-
sonal (art. 16, CP). Tuvo en cuenta los elementos estructurales del precedente
establecido en la sentencia C-075 de 2007, la cual es hito y referente para
resolver el problema jurídico abordado en la referida sentencia, y recordó
que ese fallo se fundó en las siguientes razones:
(i) Existe un cambio social y jurídico que hizo insuficiente el modelo de
protección patrimonial propio de las parejas heterosexuales y que
excluía a las parejas del mismo sexo.
(ii) La pareja del mismo sexo tiene visibilidad social y es una opción de
vida válida a la luz de la Constitución Política.
(iii) Existe una creciente tendencia internacional, en particular en el de-
recho internacional de los derechos humanos, de elevar la protección
de los derechos de las parejas del mismo sexo.
(iv) La ausencia de protección patrimonial de las parejas del mismo sexo
por parte del Estado vulnera los derechos a la dignidad humana
(Preámbulo y art. 1º, CP), al libre desarrollo de la personalidad (art.
16, CP) y el derecho a la igualdad y no discriminación (art. 13, CP)
de los integrantes de la pareja.
(v) La Corte acuñó la expresión “déficit de protección” para referirse al
vacío legal que se presenta cuando el legislador no cumple el deber
de proteger a las parejas del mismo sexo cuando tienen necesidades
análogas a las parejas heterosexuales y, por esta razón requieren me-
didas de protección similares.
(vi) El déficit de protección frente a los derechos de las parejas del mismo
sexo afecta la dignidad humana de sus integrantes. La Corte recordó
que la dignidad humana es el principio fundante del Estado social
de derecho y que su garantía no admite limitación bajo ninguna cir-
cunstancia.

12 Consultar portal legal de la organización Colombia Diversa, disponible en www.


colombiadiversa.org. Última consulta 15 de febrero de 2009.

( 40 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

Para la Corte, los criterios establecidos en la sentencia C-075 de 2007


constituyen el “marco conceptual que determina el alcance actual de los
derechos de las parejas del mismo sexo”, y los criterios doctrinarios “marcan
la perspectiva actual en el tratamiento jurídico del tema”. Esto confirma que
la sentencia C-075 de 2007 tuvo un impacto muy amplio en la protección
de las parejas del mismo sexo, en la medida en que estableció la doctrina del
mínimo de protección obligatorio para estas parejas. Pero en la sentencia
C-811 de 2007, el tribunal constitucional va más lejos al establecer que el
déficit de protección puede presentarse de forma más grave cuando involucra
otros derechos fundamentales, como ocurre en este caso, con el derecho a la
salud y a la seguridad social.
Teniendo en cuenta lo anterior, la Corte constata que la norma demandada
desconoce el mandato constitucional de protección derivado de la dignidad
humana, dando lugar a un déficit de protección aún más grave que el origi-
nalmente dispuesto por la Ley 54 de 1990 en materia patrimonial. En este
sentido, el tribunal encontró que existía un vacío inconstitucional en el régimen
de seguridad social en salud que afectaba a los integrantes de las parejas del
mismo sexo, y que se traducía en la violación de sus derechos a la dignidad
(Preámbulo y art. 1º, CP), autonomía individual (art. 16, CP), igualdad (art.
13, CP), seguridad social (art. 48, CP) salud (art. 49, CP) y vida (art. 11, CP).
En palabras de la Corte:
“el impedimento que tiene la pareja del mismo sexo de vincularse al Sistema
de Seguridad Social en Salud por el régimen contributivo constituye una
vulneración de su derecho a la dignidad humana, al libre desarrollo de
la personalidad –en la concepción de la autodeterminación sexual–, así
como una transgresión de la proscripción de discriminación por razón de
la orientación sexual del individuo”.
Adicionalmente, esta sentencia plantea con claridad que la causa directa
de la exclusión de la afiliación en salud es la orientación sexual de los inte-
grantes de la pareja, lo cual vulnera el derecho a la igualdad (art. 13, CP) y
a la dignidad humana (Preámbulo y art. 1º, CP) de las personas homosexua-
les. De esta manera, la Corte hace uso directo de disposiciones del derecho
internacional13, especialmente del artículo 24 de la Convención Americana

13 La Corte Constitucional se inscribe dentro de la tendencia de los tribunales internos a utilizar


argumentos y criterios del derecho internacional como fundamento de sus decisiones. Así lo
ha hecho en decisiones relevantes relacionadas con la despenalización del aborto (sentencia
C-355 de 2006, MM. PP.: Clara Inés Vargas Hernández y Jaime Araújo Rentería); derecho
a la consulta previa de los pueblos indígenas y afrodescendientes (sentencia C-030 de 2008,
M.P. Rodrigo Escobar Gil); derecho internacional humanitario (sentencia C-291 de 2007,
M.P. Manuel José Cepeda Espinosa); declaratorias de estados de excepción (sentencia C-070
de 2009, MM. PP. Clara Elena Reales Gutiérrez (e) y Humberto Antonio Sierra Porto),

( 41 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

de Derechos Humanos y del artículo 26 del Pacto de Derechos Civiles y Po-


líticos. Dichas disposiciones establecen la prohibición de discriminación en
razón del sexo, así como de su propia jurisprudencia en torno a la dignidad
humana (Preámbulo y art. 1º, CP) como principio fundante del Estado social
de derecho. En este sentido la Corte concluye:
“Para la Sala es claro que la norma aquí acusada impone al ejercicio de
la libertad en la elección sexual una carga que no se compagina con el
derecho que aquella libertad encarna. La negativa de la inclusión de la
pareja del mismo sexo en el régimen contributivo implica la negación de la
validez de su opción de vida y la sanción por el ejercicio de una alternativa
legítima, que se deriva directamente de su derecho de autodeterminación
y de su dignidad humana”.

El análisis citado constituye un avance importante en la interpretación de las


normas que excluyen a los individuos homosexuales y a sus parejas, debido a que
reconoce que las discriminaciones normativas son principalmente sanciones al
modo de vida de las personas homosexuales, y por consiguiente la promoción
de un privilegio para los heterosexuales. Privilegiar un modo de vida sobre otro,
y otorgar más derechos y beneficios a los heterosexuales constituyen acciones
proscritas en el Estado social de derecho, debido a que se traducen en una
intromisión del Estado en las decisiones íntimas de las personas.
La sentencia aporta otro elemento trascendental al análisis de los derechos
de las parejas del mismo sexo, en particular sobre la metodología que debe
usarse cuando se analiza un caso relacionado con la orientación sexual como
criterio sospechoso de discriminación14. Por tanto, en este pronunciamiento

derechos de las víctimas de graves violaciones de derechos humanos (sentencia C-370 de


2006, varios ponentes) y derechos de la población desplazada (sentencia T-025 de 2004,
M.P. Manuel José Cepeda Espinosa), entre otras sentencias. Para un análisis doctrinal del
uso del derecho internacional por la Corte Constitucional, ver Uprimny Yepes Rodrigo,
“El bloque de constitucionalidad en Colombia: un análisis jurisprudencial y un ensayo
de sistematización doctrinal”, en O’Donell Daniel (Ed.), Compilación de instrumentos
internacionales: derecho internacional de los derechos humanos, derecho internacional
humanitario y derecho penal internacional, Bogotá, Alto Comisionado para los Derechos
Humanos. Oficina en Colombia, 2007, 7a. Edición; y Arango Olaya Mónica, “El bloque de
constitucionalidad en la jurisprudencia de la Corte Constitucional colombiana”, en Revista
Precedente, Cali, Universidad Icesi – Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, pp. 79-102.
14 La Corte ha definido los criterios sospechosos de la siguiente manera: “Según la jurisprudencia
de esta Corporación, pueden ser consideradas sospechosas y potencialmente prohibidas
aquellas diferenciaciones (i) que se fundan en rasgos permanentes de las personas, de las cuales
éstas no pueden prescindir por voluntad propia, a riesgo de perder su identidad; además (ii)
esas características han estado sometidas, históricamente, a patrones de valoración cultural
que tienden a menospreciarlas; en tercer término, esos puntos de vista (iii) no constituyen, per
se, criterios con base en los cuales sea posible efectuar una distribución o reparto racionales
y equitativos de bienes, derechos o cargas sociales. Finalmente, (iv) en otras decisiones, esta

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ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

la Corte realiza de forma explícita el test estricto de proporcionalidad. Bajo


este análisis se concluye que la medida no es proporcional ni necesaria. Sobre
la proporcionalidad de la medida indica que:
“(…) la exclusión derivada de la norma sub judice somete a una presión
desproporcionada, y por tanto inconstitucional, el libre ejercicio de la
opción sexual (art. 16, CP), en cuanto que impide que personas que han
decidido conformar una pareja estable –en un modelo que la Constitución
acepta y ampara–, reciban los beneficios de un sistema que se ofrece a otros
individuos –de distinto sexo– que también han decidido hacerlo”.
Además, la Corte agrega que esta exclusión compromete el derecho a la
vida de los integrantes de la pareja del mismo sexo.
El análisis de proporcionalidad en este caso incorpora además el prece-
dente constitucional sobre el derecho a la salud como un derecho funda-
mental y su conexidad con el derecho a la vida. Esto conduce a la Corte
a plantear que la afiliación en salud de las parejas del mismo sexo es una
situación más grave y de mayor relevancia constitucional que la planteada
en materia patrimonial. En tal sentido, el tribunal considera acertadamente
que en esta norma discriminatoria “el compromiso no es el de la integridad
patrimonial de la pareja, sino de la integridad física de sus miembros, de la
conservación de su salud y, por supuesto, en última instancia, de la conser-
vación de la vida”.
Sobre la necesidad de la medida, la Corte concluyó que desproteger a
las parejas del mismo sexo no constituye una acción necesaria para cumplir
la finalidad de proteger a la familia heterosexual. En este sentido la Corte
estableció que:
“La exclusión de la pareja del mismo sexo del sistema de salud tampoco
es necesaria para los fines previstos en la norma, dado que la inclusión
de la misma no implica la indefectible desprotección del núcleo familiar.
La Sala considera que la detección del déficit de protección que afecta
a las parejas del mismo sexo no necesariamente implica la reducción
de beneficios a la célula familiar, ni la disminución de los niveles de
atención a los miembros de la pareja heterosexual, por lo que no existe
justificación alguna para señalar que una medida como la que ahora se
impone involucre afectación de la protección que la Constitución ofrece
en esta materia”.
Por otra parte, las organizaciones demandantes destacaron en los procesos
de constitucionalidad sobre este tema el argumento de la falta de relación entre

Corporación ha señalado que los criterios indicados en el artículo 13 superior también deben
ser considerados sospechosos, no sólo por cuanto se encuentran explícitamente señalados
por el texto constitucional, sino también porque han estado históricamente asociados a
prácticas discriminatorias”. Corte Constitucional, sentencia C-093 de 2001.

( 43 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

el objetivo de protección de la familia heterosexual y la discriminación contra


las parejas del mismo sexo. En la demanda que condujo a la sentencia C-336 de
2008, se argumentaba que no existía ninguna relación directa ni causal entre
proteger a la familia heterosexual y excluir a la pareja del mismo sexo.15
Otra importante incorporación argumentativa para decidir sobre la necesi-
dad de la medida, es el uso de los principios de progresividad y universalidad
en materia de seguridad social. En la sentencia SU-623 de 200116 la Corte
Constitucional había usado el criterio de progresividad para negar el derecho
a la afiliación en salud a las parejas del mismo sexo, frente a lo cual las orga-
nizaciones demandantes insistían que “la prohibición de discriminación en
el acceso a los derechos es de carácter inmediato y, en tal sentido, constituye
un límite a la discrecionalidad del legislador para el desarrollo progresivo
de los derechos sociales, la orientación sexual no puede ser utilizada como
criterio orientador de este desarrollo progresivo”17. Este giro en el uso de
los principios de la seguridad social está relacionado con el nuevo marco
de análisis que la Corte estableció en la sentencia C-075 de 2007, aunque
no deja de ser cuestionable la forma como la Corte ignoró los mencionados
principios en el año 2001.
Así pues, la Corte concluye:
“Desde la perspectiva de la protección de los derechos constitucionales, la
ausencia de una posibilidad real de que un individuo homosexual se vincule
como beneficiario de otro al sistema general del régimen contributivo
configura un déficit de protección del sistema de salud que afecta sus
derechos fundamentales por razón de la discriminación que dicha exclusión
opera respecto de la condición sexual del mismo, exteriorizada en su
voluntad de formar una pareja. En consecuencia, la Corte considera que
dicho déficit denuncia un vacío en la ley de seguridad social que la hace
inconstitucional y así procederá a declararlo”.

Hay que añadir que el tribunal constitucional introduce una aclaración


sobre una consideración planteada por el Ministerio de Hacienda y los sectores
parlamentarios que se oponían a los derechos de las parejas del mismo sexo. Se
argumentaba que aprobar una medida legislativa o judicial que incluyera a las

15 Colombia Diversa, el Centro de Estudios Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia) y el


Grupo de Derecho de Interés Público de la Universidad de los Andes (GDIP). Demandas de
inconstitucionalidad, expediente D-6362, sentencia C-336 de 2008 y expediente D-7290,
sentencia C-029 de 2009.
16 Magistrado ponente: Rodrigo Escobar Gil.
17 Colombia Diversa, el Centro de Estudios Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia) y el
Grupo de Derecho de Interés Público de la Universidad de los Andes (GDIP). Demanda de
inconstitucionalidad, expediente D-6362, sentencia C-336 de 2008.

( 44 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

parejas del mismo sexo generaría fraudes al sistema general de seguridad social
en salud. La sentencia recogió esta crítica de la siguiente manera: “Esta Corte
entiende que el ingreso de parejas del mismo sexo al régimen contributivo
podría conducir a la comisión de múltiples fraudes por parte de personas del
mismo sexo que, sin ser pareja, pero aduciendo dicha condición, pretendan
hacerse a los beneficios de salud del sistema”. Para responder a esta cuestión
y establecer los mismos requisitos y condiciones en el acceso a la salud, la
Corte recordó el precedente establecido en la sentencia C-52118 de 2007 y
consideró que las parejas del mismo sexo deben acudir al mismo mecanismo
establecido en la sentencia mencionada para las parejas heterosexuales para
acceder a la afiliación en salud, es decir, la declaración conjunta ante notario
en la cual conste que la pareja existe y que tiene vocación de permanencia.
Teniendo en cuenta lo anterior, en la sentencia C-811 de 2007 se declaró
la exequibilidad condicionada del artículo 163 de la Ley 100 de 1993, en el
entendido de que el régimen de protección contenido en el artículo –afiliación
en salud del régimen contributivo– se extendería también a las parejas del mismo
sexo19. En síntesis, los argumentos centrales en la decisión son los siguientes:
(i) El uso de la sentencia C-075 de 2007 y sus criterios doctrinarios,
como marco conceptual para la decisión del caso. En particular la
doctrina constitucional sobre el déficit de protección constitucional
y la lesión que produce este vacío regulatorio en los derechos a la
dignidad humana (Preámbulo y art. 1º, CP), el libre desarrollo de la
personalidad (art. 16, CP) y el derecho a la igualdad y no discrimi-
nación (art. 13, CP).
(ii) En esta sentencia se consolida el mínimo de protección obligatorio
para las parejas del mismo sexo en caso de que se encuentren frente
a necesidades análogas a las parejas del mismo sexo. En este sentido,
cuando estas necesidades comprometan otros derechos o principios
constitucionales, especialmente relacionados con la vida y la salud,
el déficit de protección adquiere una mayor gravedad.

18 Magistrado ponente: Clara Inés Vargas Hernández.


19 Algunos magistrados salvaron o aclararon su voto respecto de la decisión adoptada por
la Corte. El magistrado Jaime Araújo se distanció del fallo de la Sala Plena –al igual que
en la sentencia C-075 de 2007–, indicando que la sentencia era limitada e insuficiente, ya
que dejaba sin protección a las parejas del mismo sexo respecto a un amplio número de
derechos. Por su parte, la magistrada Catalina Botero expresó su opinión sobre la ausencia
de discusión sobre el derecho a fundar y conformar una familia por parte de parejas del
mismo sexo. El magistrado Nilson Pinilla expresó su salvamento de voto en relación con la
eliminación de la exigencia de los dos años de convivencia como requisito mínimo para el
acceso de las uniones maritales de hecho a los servicios de salud (sentencia C-521 de 2007).
Adicionalmente, reiteró su aclaración de voto de la sentencia C-075 de 2007 y argumentó
que la sentencia tendría un efecto financiero negativo.

( 45 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

(iii) La exclusión de un grupo de personas de un beneficio por razón de


su orientación sexual se traduce en una sanción a su modo de vida y
en una carga que no debe soportarse.
(iv) En este caso, la aplicación del test estricto de proporcionalidad lleva
a la conclusión de que la medida no es necesaria para proteger a la
familia, ni proporcional por cuanto afecta gravemente el derecho a
la libre opción sexual (art. 16, CP).
(v) La ampliación de la protección de las parejas del mismo sexo en
materia de afiliación en salud es un desarrollo de los principios de
progresividad y universalidad.
(vi) Las parejas del mismo sexo deben acudir a los mismos requisitos y
condiciones establecidos para las parejas heterosexuales (sentencia
C-521 de 2007) con la finalidad de acceder a la afiliación en salud.
Para finalizar, es importante señalar un impacto normativo implícito de
esta sentencia sobre el régimen subsidiado de afiliación en salud. A pesar de
que la Corte Constitucional expresó que “la norma acusada hace referencia
exclusivamente a la vinculación al sistema de seguridad social en el régimen
contributivo”, esto no significa que las personas que necesiten afiliarse al
régimen subsidiado en salud se encuentren desprotegidas. El acuerdo 244
de 2003, proferido por el Consejo Nacional de Seguridad Social, establece
en su artículo 8 que el grupo familiar para efectos de la vinculación al régi-
men subsidiado en salud tiene como referente normativo el artículo 163 de
la Ley 100 de 199320, el cual debe ser interpretado según lo establecido en
la sentencia C-811 de 2007. En consecuencia, esta sentencia tiene impacto
en la afiliación en salud de las parejas del mismo sexo, tanto en el régimen
contributivo como en el régimen subsidiado21.

20 Consejo Nacional de Seguridad Social en Salud. Acuerdo 244 de 2003, artículo 8°: “Núcleo
familiar. Para el proceso de selección y afiliación al Régimen Subsidiado, se aceptará un
único núcleo familiar que estará integrado por: 1) el cónyuge o compañera(o) permanente
cuya unión sea superior a dos años según lo establece el artículo 163 de la Ley 100 de 1993.
(…)”
21 Esta sentencia ha sido citada en al menos tres oportunidades por la Corte Constitucional.
En la sentencia T-760 de 2008, la Corte manifestó que la salud es un derecho fundamental
que debe ser reconocido a todas las personas, ya que de lo contrario se generará un déficit
de protección. Como ejemplo, recordó que en la sentencia C-811 de 2007, la Corte había
declarado la inconstitucionalidad de una norma que excluía de su protección a las parejas
del mismo sexo, por cuanto tal exclusión generaba un déficit de protección hacia las mismas.
En la sentencia T-1054 de 2008, la Corte recordó que la jurisprudencia constitucional ha
admitido que algunas personas que no han sido reconocidas por la ley como beneficiarias
del régimen contributivo de seguridad social en salud, puedan ser afiliadas al mismo

( 46 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

III. Derecho a la pensión de sobreviviente de los compañeros permanentes


del mismo sexo (sentencia C-336 de de 2008)
El 16 de abril de 2008, la Corte Constitucional profirió la sentencia C-336
de 2008, en la cual se estudió la constitucionalidad de los artículos 47 y 74 de
la Ley 100 de 1993, modificados por el artículo 13 de la Ley 797 de 200322.
Estas normas establecen el derecho a la sustitución de la pensión de sobrevi-
viente para el cónyuge y el compañero permanente. La demanda formulada
por Colombia Diversa, el Centro de Estudios Derecho, Justicia y Sociedad
(Dejusticia) y el Grupo de Derecho de Interés Público de la Universidad de los
Andes (GDIP), planteaba que las normas eran discriminatorias y violaban los
derechos a la dignidad humana (Preámbulo y art. 1º, CP), igualdad (art. 13,
CP), libre desarrollo de la personalidad (art. 16, CP) , seguridad social (art.
48, CP) y salud (art. 49, CP), reconocidos en la Constitución y en tratados
internacionales de derechos humanos.
Para sustentar lo anterior, los demandantes recogieron el precedente esta-
blecido en la sentencia C-075 de 2007, en particular los criterios relativos al
control de constitucionalidad estricto que se justifica por cuanto la orientación
sexual es un criterio sospechoso de discriminación, así como el imperativo
constitucional de garantizar un mínimo de protección a estas parejas. Luego,
se argumentó ampliamente el carácter vinculante de la decisión del Comité
de Derechos Humanos de Naciones Unidas en el caso X contra Colombia de
14 de mayo de 200723, mediante la cual se resolvió un caso de discriminación

dependiendo de la situación específica del afectado, cuando tal afiliación sea necesaria
para proteger los derechos a la salud y a la seguridad social. Como ejemplo del problema
estudiado en esa oportunidad citó la sentencia C-811. Finalmente, en la sentencia C-1065
de 2008, al analizar la constitucionalidad de un inciso de la norma que establece quiénes son
beneficiarios del régimen contributivo de seguridad social en salud, la Corte recuerda que
la calidad de beneficiario fue extendida a las parejas del mismo sexo mediante la sentencia
C-811 de 2007.
22 Inicialmente la demanda estaba dirigida a los artículos 1º de la Ley 54 de 1990 y 163 de la Ley
100 de 1994, frente a los cuales la Corte determinó que existía cosa juzgada constitucional por
efecto de las sentencias C-075 de 2007 y C-811 de 2007, respectivamente. Los demandantes
incluyeron en su demanda el artículo 1º de la Ley 54 de 1990, debido a la falta de claridad
y la complejidad constitucional que la Corte había generado en su precedente inicial en
torno a la interpretación, restringida o amplia, de los alcances de la expresión “compañero
permanente” y “unión marital de hecho” contenidas en la Ley 54 de 1990.
23 El 30 de marzo de 2007, el Comité de Derechos Humanos expidió un dictamen en contra
el Estado colombiano con ocasión de una petición presentada por el señor X, quien alegaba
haber sufrido un trato discriminatorio, por cuanto se le negó el carácter de beneficiario
de la sustitución pensional de su compañero permanente, con el que habitó los siete años
anteriores a su muerte. Las autoridades nacionales habían negado la petición del señor X,
argumentando que la legislación colombiana no permitía conceder la petición pensional
a parejas del mismo sexo. Con base en los anteriores hechos, el Comité concluyó que el
Estado colombiano violó el derecho a la igualdad, por cuanto discriminó al señor X por

( 47 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

contra un ciudadano que convivía con su compañero y le fue negada su pen-


sión de sobreviviente. Al final, se señaló en la demanda que ha existido un
letargo legislativo en esta materia que ha impedido la aprobación de la ley que
regule los derechos de las parejas homosexuales en asuntos patrimoniales y de
seguridad social. Los demandantes consideraron que la Corte se encontraba
habilitada para garantizar los derechos fundamentales de las minorías ante la
acción permanente y reiterada del Congreso de la República que se ha negado
a regular los derechos de las parejas del mismo sexo.24
Para resolver esta demanda, la Corte se planteó el problema jurídico en los
siguientes términos: ¿son constitucionales las normas acusadas que limitan la
pensión de sobrevivientes a las parejas heterosexuales y, por tanto, excluyen
a las parejas del mismo sexo? Con el fin de resolver dicho cuestionamiento,
la Corte reconstruyó su jurisprudencia acerca de la protección de las parejas
del mismo sexo, e hizo explícitos los tres pilares del reconocimiento y pro-
tección de la orientación sexual dentro de un Estado social de derecho: la
dignidad humana (Preámbulo, art. 1º, CP), el derecho al libre desarrollo de
la personalidad (art. 16, CP) y el derecho a la igualdad y a la no discrimina-
ción (art. 13, CP). Estos tres derechos generan el marco de interpretación
a partir del cual no sólo se protege al homosexual como individuo, sino
también a las parejas que ellos conforman. La Corte recuerda que la persona
en su dimensión individual y social, constituye el centro del Estado social de
derecho, y por esta razón la dignidad humana es el fundamento del régimen
constitucional. Este valor constitucional implica protecciones para el ciu-
dadano y obligaciones (tanto positivas como negativas) para el Estado, que

razón de su orientación sexual. De acuerdo con el Comité, no existía prueba de que el trato
diferenciado que se otorga a las parejas del mismo sexo y las parejas heterosexuales no
casadas en materia de pensión de sobrevivencia fuera objetivo y razonable. Por lo anterior,
el Comité declaró que el Estado colombiano violó el artículo 26 del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, que consagra el derecho a la igualdad y la prohibición de
discriminación. Comité de Derechos Humanos, Comunicación Nº 1361/2005: Colombia.
14/05/2007. CCPR/C/89/D/1361/2005. En adelante X contra Colombia.
24 “Los derechos fundamentales de las personas homosexuales exigen un mínimo de protección
para las parejas por ellas conformadas. Por consiguiente, la omisión reiterada e injustificada
del legislador de regular esta materia transgrede el límite impuesto por estos derechos y,
por ende, los vulnera. En razón de lo anterior, la intervención de la Corte Constitucional
para garantizar el mínimo de protección que se ha negado a ofrecer el legislador a las
parejas homosexuales resulta necesaria. Lejos de quebrantar el principio democrático, una
intervención de esta naturaleza sería la expresión del rol que el juez constitucional cumple en
una democracia, a saber: ser el garante de los derechos fundamentales de las minorías, con
el fin de que las mayorías no arrasen con ellas”. Colombia Diversa, el Centro de Estudios
Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia) y el Grupo de Derecho de Interés Público de la
Universidad de los Andes (GDIP). Demanda de inconstitucionalidad, expediente D-6362,
sentencia C-336 de 2008.

( 48 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

debe garantizar las condiciones inmateriales y materiales para el desarrollo


del individuo. Esto último se expresa en las tres dimensiones de la dignidad
humana que la Corte ha conceptualizado:25 vivir como se quiere, vivir bien
y vivir sin humillaciones.
Una de las dimensiones de la dignidad humana, se garantiza con clari-
dad en el derecho al libre desarrollo de la personalidad (art. 16, CP). Este
derecho protege en su núcleo esencial la libre opción sexual y, como lo ex-
presa la Corte, es “considerado corolario del pluralismo y la diversidad”. En
la sentencia se explicitan sus fundamentos y se destaca el status activo del
mismo, el cual consiste en el despliegue de las capacidades individuales, sin
restricciones arbitrarias por parte del Estado o de los particulares. La Corte
fue mucho más lejos y reconoció como deber positivo del Estado la garantía
de las condiciones para el ejercicio del derecho a la libre opción sexual de las
personas homosexuales:
“En efecto, si el derecho al libre desarrollo de la personalidad conlleva
autonomía para los individuos en cuanto pueden adoptar la opción de
vida que consideren, el Estado debe brindar las condiciones para su
ejercicio disponiendo tratamientos jurídicos similares para todas las
personas independientemente de la orientación sexual que ostenten, pues
la diferencia de trato ante la ley basada exclusivamente en razón de la
orientación sexual de las personas, como lo ha recordado esta corporación,
implica la negación de la validez de su opción de vida y la sanción por
el ejercicio de una alternativa legítima, que se deriva directamente de su
derecho de autodeterminación y de su dignidad humana”.

Posteriormente, la Corte establece la relación entre el derecho al libre


desarrollo de la personalidad (art. 16, CP) y el derecho a la igualdad y a la
no discriminación (art. 13, CP). En primer lugar, manifiesta que la obliga-
ción de no discriminación en razón de la orientación sexual se encuentra
contenida en la Constitución, en la prohibición de la discriminación en
razón del sexo. Esta protección constitucional, se encuentra respaldada por
el derecho internacional, lo cual es expresado y desarrollado con mucha
fuerza en esta sentencia. La Corte señala que el artículo 93 de la Constitu-
ción incorpora los tratados de derechos humanos suscritos y ratificados por
Colombia, que “prevalecen en el orden interno y son criterio interpretativo
de los derechos constitucionales en cuanto contengan un estándar de pro-
tección mayor al que consagra la Carta o la jurisprudencia constitucional”.
Como desarrollo de lo anterior, recuerda lo establecido en el artículo 26

25 Corte Constitucional, sentencia T-881 de 2002, Magistrado ponente: Eduardo Montealegre


Lynett.

( 49 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

del Pacto de Derechos Civiles y Políticos y las interpretaciones del Comité


de Derechos Humanos.
En particular, se alude al caso Young contra Australia26, en el cual el Comité
determinó que el Estado australiano había discriminado a un ciudadano de
su país al negarle la pensión de “persona a cargo”, en razón de su orienta-
ción sexual homosexual. El uso del derecho internacional y del principio de
favorabilidad, o pro hominem27, determina que el contenido de los derechos
de las parejas del mismo sexo es un avance metodológico importante con el
cual la Corte garantiza el goce pleno de los derechos fundamentales de las
personas homosexuales28. Ahora bien, es notable que el tribunal constitucional
use el caso de Young contra Australia, y no haga ninguna mención al caso X
contra Colombia, tal y como los demandantes lo propusieron. Al margen de
esta omisión, la Corte da un valor importante a estos dictámenes para decidir
sobre los derechos de las parejas del mismo sexo.
Además, la Corporación aclara que si bien la Constitución Política no hace
una alusión explícita a los derechos de los homosexuales, esto no significa que
sus derechos sean desconocidos, pues a la luz de la dignidad humana (Preámbulo
y art. 1º, CP), el derecho a la igualdad (art. 13, CP), el principio del pluralismo
y, muy especialmente, el derecho al libre desarrollo de la personalidad (art. 16,
CP), la diversidad sexual está protegida por la Constitución.
En desarrollo de su argumentación, la Corte Constitucional recoge las dos
sentencias que se habían producido hasta el momento sobre los derechos de las

26 Comité de Derechos Humanos, Naciones Unidas, Comunicación Nº 941/2000: Australia.


18/09/2003. CCPR/C78/D941/2000.
27 Este asunto fue presentado por los demandantes dentro del proceso: “Ahora bien, en virtud
de la cláusula de favorabilidad o del principio pro hominem, la Corte debería optar por
aplicar el dictamen del Comité al presente caso, dado que dicho dictamen implica una
interpretación más favorable a la protección y vigencia de los derechos fundamentales de
las personas homosexuales si se la compara con la jurisprudencia sentada hasta la fecha por
la Corte en materia de beneficios de seguridad social para las parejas”. Colombia Diversa,
el Centro de Estudios Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia) y el Grupo de Derecho de
Interés Público de la Universidad de los Andes (GDIP). Demanda de inconstitucionalidad,
expediente D-6362, sentencia C-336 de 2008.
28 El valor de los dictámenes del Comité relacionados con la orientación sexual generó debate
en el interior de la Corte. En un primer momento, en la sentencia C-481 de 1998 (M.P.
Alejandro Martínez Caballero), la Corte usó el dictamen de Toonen contra Australia para
determinar el alcance de la protección de la orientación sexual a la luz del artículo 26 del
Pacto de Derechos Civiles y Políticos. No obstante, posteriormente, en la sentencia T-349 de
2006 (M.P. Rodrigo Escobar Gil), desestimó el caso Young contra Australia, argumentando
que este no desvirtuaba la jurisprudencia de la Corte que en ese momento no protegía a las
parejas del mismo sexo. El magistrado Jaime Córdoba Triviño, en el salvamento de voto de
la sentencia T-349 de 2006, sostuvo una tesis muy similar a la que la Corte acogería en la
sentencia C-336 de 2008.

( 50 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

parejas del mismo sexo, y considera que está habilitada para reconocer igual
tratamiento para las parejas heterosexuales y homosexuales. Reconstruye los
criterios doctrinarios establecidos en la sentencia C-075 de 2007, y constata
que la sentencia C-811 de 2007 reitera estas consideraciones. En ese sentido,
las sentencias mencionadas son el referente tenido en cuenta para la decisión
de este nuevo asunto de estudio.
A continuación, la Corte verifica que en relación con la pensión de
sobrevivientes, las parejas del mismo sexo se encuentran en un déficit de
protección que afecta sus derechos a la dignidad humana (Preámbulo y art.
1º, CP), al libre desarrollo de la personalidad (art. 16, CP) y que además se
constituye en un trato discriminatorio (art. 13, CP). Establece además que no
existe justificación razonable y objetiva que respalde el trato discriminatorio
frente a las personas que conforman parejas del mismo sexo. Para llegar a
esta conclusión, la Corte vuelve a aplicar un examen estricto de proporcio-
nalidad, debido a que la distinción realizada usa una categoría sospechosa
de discriminación (orientación sexual). Las medidas afectan a un grupo
especialmente vulnerable, los homosexuales, y por esta vía se desconoce un
derecho fundamental. Por último, se justifica un análisis estricto que consi-
dera que esta exclusión genera un privilegio injustificado para un grupo de
personas. Para la Corte las normas analizadas no cumplen ningún fin cons-
titucional imperioso; no son necesarias para cumplir el fin, ni tampoco son
proporcionales. Por tanto, no superan el test estricto de proporcionalidad.
Así lo expresó el tribunal:
“Al ponderar los derechos de las parejas en relación con la pensión de
sobrevivientes, la Sala no encuentra razones objetivas ni constitucionalmente
válidas que puedan constituirse en un obstáculo o significar un déficit de
protección para las parejas conformadas con personas del mismo sexo que
les impida ser destinatarias de los beneficios reconocidos por el legislador
en materia de pensión de sobrevivientes”.

La Corte recuerda la naturaleza y finalidad de la pensión de sobre-


viviente en el ordenamiento jurídico colombiano como un argumento
que respaldaría la inconstitucionalidad de la exclusión de las parejas del
mismo sexo. En este sentido, la sentencia recoge los precedentes de la
Corte Constitucional, de la Corte Suprema de Justicia29 y del Consejo del

29 “(…) No puede hacerse abstracción del sentido mismo y finalidad de la institución de


la pensión de sobrevivientes que busca precisamente impedir que quien haya convivido
permanente, responsable y efectivamente, y prestado apoyo afectivo a su pareja al momento
de su muerte, se vea abocado a soportar aisladamente las cargas, tanto materiales como
espirituales, que supone su desaparición”. Corte Suprema de Justicia. 17 de abril de 1998,
Radicación 10406. Citada en C-336 de 2008.

( 51 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

Estado30 para argumentar que la pensión de sobreviviente es una prestación


derivada de la solidaridad y que tiene como fin la protección de la persona que
mantuvo una relación afectiva, personal y de apoyo mutuo con el pensionado.
En efecto, la pensión de sobreviviente es la garantía para el compañero que
debe “atender las necesidades propias de su subsistencia y hacer frente a las
contingencias derivadas de la muerte del pensionado o afiliado”.
Otro elemento doctrinario de gran trascendencia usado en la sentencia
C-336 de 2008 es la apelación al principio de universalidad de la seguridad
social como un límite a la actividad legislativa. La Corte determinó que la
universalidad implica la protección de todas las personas sin discriminación
alguna. De tal forma , la exclusión de un grupo de personas de las protecciones
de la seguridad social vulnera el principio de universalidad y debe realizarse
un control constitucional estricto cuando se vulnere este postulado.
Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones, la Corte estableció lo
siguiente:
“Desde la perspectiva de la protección de los derechos constitucionales,
la ausencia de una posibilidad real de que un individuo homosexual pueda
acceder a la pensión de sobreviviente de su pareja fallecida que tenía el
mismo sexo, configura un déficit de protección del sistema de seguridad
social en pensiones que afecta sus derechos fundamentales por razón de la
discriminación que dicha exclusión opera respecto de la condición sexual
del mismo, exteriorizada en su voluntad de formar pareja. En efecto, si
se reconoce jurídicamente a las parejas del mismo sexo, por ahora, y en
este caso, la Corte deriva de tal condición sólo la consecuencia jurídica
del reconocimiento de la pensión de sobrevivientes”.

Como ocurrió en la sentencia C-811 de 2007, la Corte estableció un medio


para probar la convivencia de las parejas del mismo sexo con el fin de acceder
a la pensión de sobreviviente. Por lo tanto, la Corte determinó que “a los
compañeros o compañeras del mismo sexo les corresponde acreditar su con-
dición de pareja, para lo cual deberán acudir ante un notario para expresar la
voluntad de conformar una pareja singular y permanente, que permita predicar
la existencia de una relación afectiva y económica responsable”. Esta forma
de probar la convivencia generó dudas sobre la viabilidad del mecanismo de
prueba, debido a que se admitía una interpretación restrictiva, según la cual, los

30 “(...) Puesto que el espíritu que orienta la normas que rigen la sustitución pensional a cargo de
los empleadores particulares es el de proteger a la persona que en realidad prestó asistencia y
compañía al trabajador o a la persona pensionada hasta el momento de su fallecimiento, claro
está, que sin perjuicio del cónyuge que no lo pudo hacer por culpa del causante” Consejo de
Estado, Sección Segunda, sentencia del 1º de julio de 1993, citada en Corte Constitucional,
sentencia C-336 de 2008.

( 52 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

dos integrantes de la pareja deberían concurrir simultáneamente a la notaría,


y esta situación no sólo es discriminatoria frente a las parejas heterosexuales,
sino que además genera dificultades prácticas toda vez que en muchos casos,
cuando se reclama este derecho, el pensionado fallece sin que exista la posibi-
lidad de acudir a la formalización. Por esta razón los demandantes solicitaron
la aclaración de la sentencia, la cual fue negada por la Corte en el Auto 163
de 2008. No obstante, el tribunal constitucional precisó:
“(…) contrario a lo expuesto por los solicitantes, la Sala considera que
las expresiones sobre las cuales recae la petición de aclaración no generan
equívoco, duda, ambigüedad o perplejidad en su intelección, pues su texto
envía a las previsiones de la sentencia C-521 de 200731 y en ésta no se
encuentra expresamente establecido que los integrantes de la pareja están
obligados a concurrir simultáneamente ante el notario”.

En este Auto se agregó que los abusos que puedan ser cometidos por los
operadores jurídicos pueden ser enfrentados con acciones judiciales para la
defensa de los derechos fundamentales.
Por último, es preciso retomar un cuestionamiento del Ministerio de
Hacienda sobre los derechos de las parejas del mismo sexo que la Corte
responde con lucidez y vehemencia. El Ministerio considera que la pensión
de sobreviviente debe ser establecida por el legislador bajo criterios econó-
micos y presupuestales. Este cuestionamiento es abordado por la Corte en
tres dimensiones: legal, económica y axiológica. Frente a la primera, el tri-
bunal manifiesta que el legislador tiene libertad de configuración en relación
con el sistema de seguridad social, pero que es una facultad limitada por
la Constitución. En lo económico, asegura que no existe un desequilibrio
financiero, debido a que se hace un cambio en el orden de los beneficiarios
de la pensión de sobreviviente. Además, la Corte recuerda al Ministerio que
el sistema axiológico del Estado social de derecho hace que los derechos de
las personas, en particular la dignidad humana (Preámbulo y art. 1º, CP) y
el libre desarrollo de la personalidad (art. 16, CP), no puedan ser desconoci-
dos por una “defensa a ultranza de la libertad de configuración legislativa y,
derivada de ésta, la posibilidad de excluir del sistema de seguridad social en
pensiones a un grupo de la sociedad habitualmente discriminado como lo es
la comunidad homosexual”.
En conclusión, en la sentencia C-336 de 200832 se declaró la exequi-
bilidad condicionada de los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de 1994, en el
entendido de que las parejas del mismo sexo también son beneficiarias de la

31 Magistrada ponente: Clara Inés Vargas Hernández.


32 Magistrada ponente: Clara Inés Vargas Hernández.

( 53 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

pensión de sobreviviente33. Los principales argumentos que llevaron a esta


decisión fueron:
(i) La dignidad humana (Preámbulo y art. 1º, CP), el libre desarrollo de
la personalidad (art. 16, CP) y el derecho a la igualdad (art. 13, CP)
son los tres pilares que garantizan la protección constitucional de la
orientación sexual de los individuos y de las parejas que conformen
los homosexuales.
(ii) El derecho a la igualdad y a la no discriminación en razón de la orien-
tación sexual se encuentra garantizado en el derecho internacional
de los derechos humanos, en particular en el artículo 26 del Pacto
de Derechos Civiles y Políticos y la doctrina del Comité de Derechos
Humanos. Adicionalmente, el principio de favorabilidad o pro ho-
minem es fundamental para interpretar el contenido y alcance de los
derechos de las parejas del mismo sexo.
(iii) Las sentencias C-075 y C-811 de 2007 y sus criterios doctrinarios,
constituyen el marco conceptual para analizar la omisión legislativa
en materia de pensión de sobreviviente de parejas del mismo sexo.
(iv) Existe un déficit de protección constitucional de las parejas del mismo
sexo en relación con la pensión de sobreviviente, lo cual afecta sus
derechos a la dignidad humana (Preámbulo y art. 1º, CP) y al libre
desarrollo de la personalidad (art. 16, CP). Además se constituye en
un trato discriminatorio.
(v) La aplicación del test estricto de proporcionalidad lleva a la Corte
a mostrar que las normas acusadas no cumplen ningún fin constitu-
cional imperioso, no son necesarias para cumplir el fin, ni tampoco
son proporcionales debido a que afectan gravemente los derechos
fundamentales.
(vi) Se atendió a los principios y finalidades de la pensión de sobreviviente
para definir la constitucionalidad de la norma. En particular, al prin-
cipio de solidaridad y reconocimiento del apoyo y socorro mutuo de
los integrantes de la pareja.

33 El magistrado Jaime Araújo Rentería realizó un salvamento parcial de voto en cuanto a las
sentencias C-075 de 2007 y C-811 de 2007, a las cuales se dispone estar a lo resuelto en esas
oportunidades. Manifestó su aclaración de voto en relación con esta decisión teniendo en
cuenta que él ha mantenido una protección amplia e integral de los derechos de las parejas
del mismo sexo. Por su parte, el magistrado Nilson Pinilla expresó su salvamento de voto,
debido a que a su juicio la pensión de sobreviviente es una prestación reservada a la pareja
conformada por un hombre y una mujer. Agregó que las normas demandadas debieron
declarase constitucionales teniendo en cuenta que fueron expedidas acordes al ejercicio de
la potestad de configuración del legislador en materia de seguridad social.

( 54 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

(vii) Para garantizar el principio de universalidad, el legislador no puede


excluir a un grupo social de las protecciones del sistema de seguridad
social.
(viii) Las parejas del mismo sexo deben acudir a los mismos requisitos y
condiciones establecidos para las parejas heterosexuales (sentencia
C-521 de 2007) con el fin de acceder a la pensión de sobreviviente.
(ix) La ampliación de la protección de las parejas del mismo sexo en relación
con la pensión de sobreviviente no genera un desequilibrio financiero
y se encuentra respaldada en valores y derechos constitucionales.
IV. Afiliación en salud y pensión de sobreviviente: avances en sentencias de
tutela de la Corte Constitucional (sentencias T-856 de 2007 y T-1421
de 2008)
La Corte ha tomado en revisión dos casos sobre derechos a la seguridad
social de los compañeros permanentes del mismo sexo (afiliación en salud y
pensión de sobreviviente), en los cuales ha ratificado el precedente anterior
y ha proporcionado nuevos elementos que ayudan a garantizar los derechos
reconocidos por dicho tribunal. En estas dos sentencias se muestran los distin-
tos obstáculos que enfrentan las parejas del mismo sexo para hacer efectivos
sus derechos después de los pronunciamientos judiciales, y además, se hace
evidente la necesidad de que los operadores jurídicos incorporen estas deci-
siones en sus prácticas cotidianas. Como se verá en las sentencias comentadas,
en caso de que se incurra en nuevos actos de discriminación el juez de tutela
tiene la potestad de intervenir y de corregir la exclusión de hecho que realicen
instituciones o personas.
Interpretación sistemática y obligatoriedad del precedente (sentencia
T-856 de 2007)
En la sentencia T-856 de 200734, la Sala Séptima de Revisión de la Corte
Constitucional analizó el caso de un compañero permanente del mismo sexo
a quien no se le reconoció como beneficiario del régimen de seguridad social
en salud de su compañero permanente con quien había convivido durante
6 años. Con base en estos hechos, la persona afectada interpuso una acción
de tutela con el fin de que se declarara que la EPS demandada violaba los
derechos a la vida (art. 11, CP), a la seguridad social (art. 48, CP), a la salud
(art. 49, CP), a la igualdad (art. 13, CP) y al libre desarrollo de la personalidad
(art. 16, CP) del accionante, al no reconocerle la calidad de beneficiario del
régimen contributivo de salud. Los jueces de instancia que conocieron de esta

34 Magistrado ponente: Humberto Antonio Sierra Porto.

( 55 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

acción denegaron la protección solicitada, argumentando que la norma que


señalaba cuáles personas podían ser beneficiarias del régimen contributivo
de seguridad social en salud no incluía a los compañeros del mismo sexo.
Teniendo en cuenta lo anterior, la Corte se planteó: “corresponde […] a la
Sala de revisión decidir si la negativa de una entidad promotora de salud de
afiliar como beneficiario al régimen contributivo del sistema de seguridad
social en salud al compañero permanente del mismo sexo de un trabajador
cotizante vulnera derechos constitucionales fundamentales”.
Con el objeto de resolver el anterior problema, la Corte reconstruyó la
línea trazada por la jurisprudencia constitucional respecto de la protección
de las parejas homosexuales como beneficiarias del régimen contributivo en
seguridad social en salud, en la cual se pueden distinguir dos momentos: la
primera fase de la jurisprudencia, en la que se negaba la posibilidad de que el
compañero permanente del mismo sexo fuese beneficiario de la afiliación en
salud; y la segunda fase de la jurisprudencia, posterior a la sentencia C-075 de
2007, en la que se reconocía la afiliación como un derecho de los compañeros
permanentes del mismo sexo35.
La Corte recuerda que en los años 2000 y 2001 la jurisprudencia inter-
pretó que las normas legales que otorgaban un trato diferenciado a las parejas
heterosexuales y a las homosexuales respecto de la condición de beneficiarios

35 Estos dos momentos jurisprudenciales, uno de desprotección y otro de reconocimiento,


son desarrollados por Alejandra Azuero en el artículo contenido en este libro. Sobre la
jurisprudencia de desprotección de las parejas del mismo sexo, previa a la sentencia C-075 de
2007, pueden consultarse los trabajos de la organización Colombia Diversa. Ver Albarracín
Mauricio, “Iguales derechos, nada más nada menos”, publicado en Plataforma Colombiana
de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, Deshacer el embrujo. Alternativas a las
políticas del gobierno de Álvaro Uribe Vélez, Bogotá, Editorial Anthropos, 2006; Fajardo,
Andrés, Voces excluidas: legislación y derechos de lesbianas, gays, bisexuales y transgeneristas
en Colombia, Bogotá, Colombia Diversa, 2004. Diversos trabajos académicos se realizaron
en torno a esta cuestión antes de producirse la sentencia C-075 de 2007. Ver, entre otros
trabajos, Céspedes Lina, ¿El fin o la modificación del juego? Las parejas homosexuales
frente al derecho de afiliación a la seguridad social en salud, Tesis de grado Maestría en
género, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia - Facultad de Ciencias Humanas.
Escuela de Estudios de Género, 2004; Lemaitre, Julieta, op. cit.; Bonilla, Daniel, “Igualdad,
orientación sexual y derecho de interés público. La historia de la sentencia C-075/07”, en
Parejas del mismo sexo: el camino hacia la igualdad, sentencia C-075/07, Bogotá, Colombia
Diversa y Universidad de los Andes, 2008, pp. 11-39; Moncada, Patricia, “La huida de la
Corte: el derecho al onanismo”, en Revista Tutela, Tomo 3, Número 25, Bogotá, Editorial
Legis, enero de 2002; Motta, Cristina, “La Corte Constitucional y los derechos de los
homosexuales”, en Observatorio de justicia constitucional: La Corte Constitucional – el año
de la consolidación, Bogotá, Universidad de los Andes/Siglo del Hombre Editores, 1998,
pp. 290-299. Estrada, Alexei Julio, “La orientación sexual y el derecho a la igualdad en la
jurisprudencia constitucional”, en Memorias de las IV jornadas de derecho constitucional y
administrativo, 2003, Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 2003. pp. 177-216.

( 56 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

–reconocida para las primeras y negada para las segundas–36 se ajustaban a


la Constitución, ya que se trataba de un tratamiento diferenciado que estaba
justificado por dos razones: de un lado, la norma otorgaba un tratamiento
diferenciado a supuestos de hecho distintos, por lo que no era posible afirmar
que otorgaba un trato discriminatorio, y de otro lado, la norma perseguía una
finalidad constitucionalmente imperiosa, que según la Corte era proteger a
las parejas heterosexuales, en tanto conforman una familia.
La línea trazada por la Corte en los años 2000 y 2001 tomó un giro radical
y fue corregida con ocasión de la sentencia C-075 de 2007. La Corte explicó
la relevancia de esta sentencia frente al problema jurídico bajo estudio, seña-
lando que la ampliación de la institución de la unión marital de hecho con
el fin de incluir a las parejas del mismo sexo, debía tener como consecuencia
que el legislador reconociera a los compañeros homosexuales la calidad de
beneficiarios, ya que esta noción se había elaborado a partir de la noción de
unión marital de hecho. En palabras de la Corte:
“A la luz de esta decisión [C-075 de 2007], la postura hasta ese entonces
prevaleciente, en el sentido que la negativa a la afiliación en calidad de
beneficiario del compañero permanente de un cotizante homosexual se
justificaba debido a que el […] había querido amparar específicamente
a las parejas heterosexuales en virtud de la figura de la unión marital de
hecho, perdió asidero, pues esta misma Corporación encontró que la
regulación de esta última figura infringía un trato discriminatorio a las
parejas heterosexuales”.

Asimismo, la Corte expresó que este razonamiento había sido ratificado


por la sentencia C-811 de 2007, que declaró la exequibilidad de una norma
que no reconocía a las parejas homosexuales como beneficiarias, en el en-
tendido de que los compañeros permanentes del mismo sexo también debían
ser considerados como beneficiarios del régimen contributivo de seguridad
social en salud. La Corte recordó las conclusiones a las que había llegado
en esta sentencia, donde afirmó que la norma establecía un palpable déficit
de protección, que afectaba los derechos a la igualdad (art. 13, CP) y a la
dignidad humana (Preámbulo y art. 1º, CP) de los integrantes de las parejas
del mismo sexo.
Con base en estos argumentos, la Sala Séptima de Revisión de la Corte,
en decisión unánime, ordenó revocar los fallos de los jueces de instancia que
habían negado la inclusión del compañero permanente del mismo sexo, por

36 Las sentencias que conforman este primer momento son las siguientes: T-999 y T-1426 de
2000, y SU-623 de 2001. Cabe resaltar que la sentencia T-618 de 2000 es un pronunciamiento
que se aparta de los anteriores, pues en él sí se reconoció al compañero permanente como
beneficiario del régimen contributivo de seguridad social en salud.

( 57 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

vulnerar los derechos fundamentales a la igualdad (art. 13, CP), a la dignidad


humana (Preámbulo y art. 1º, CP), a la seguridad social (art. 48, CP) y a la
salud (art. 49, CP)37.
Esta sentencia aclara dos elementos fundamentales para la interpretación
y eficacia del precedente constitucional en relación con las parejas del mismo
sexo. Por una parte, la Corte recuerda la nueva perspectiva en relación con el
problema jurídico planteado, que consiste reconocer la existencia de una unión
marital de hecho entre parejas del mismo sexo. En palabras del tribunal:
“Por lo tanto, a partir de la decisión, las parejas homosexuales pueden
constituir uniones maritales de hecho cuando hagan ‘una comunidad de vida
permanente y singular’. En el mismo orden de ideas, para todos los efectos
civiles se denominan compañero y compañera permanente a los integrantes
de la pareja homosexual que forman parte de la unión marital de hecho.
(…)
En la sentencia C-075 de 2007 se extendieron los efectos de la Ley 54
de 1990, es decir, la figura de la unión marital de hecho y la calidad de
compañero o compañera permanente a las parejas homosexuales y tal decisión
comenzó a producir sus efectos desde el ocho de febrero de este año”.

Esta interpretación tiene un impacto importante en la comprensión de


los derechos y deberes de los compañeros permanentes del mismo sexo en
todos los ámbitos de regulación y no sólo en aquellos relacionados con la
seguridad social o los derechos patrimoniales. En ese sentido, la institución
de la unión marital de hecho y las denominaciones compañero y compañera
permanente son aplicables a las parejas sin atender a la orientación sexual
de sus integrantes.
El otro elemento que la Corte enfatiza en esta decisión se relaciona con la
obligatoriedad y efectos vinculantes de las sentencias sobre los derechos de
parejas del mismo sexo. La sala recuerda la jurisprudencia constitucional en
torno a la obligatoriedad del precedente tanto para las autoridades públicas
como para los particulares. Por tanto, los operadores jurídicos no pueden
desconocer injustificadamente el precedente sentado por la Sala Plena de la
Corte Constitucional.38

37 La Corte no ordenó la afiliación del accionante, toda vez que la persona se había afiliado
como cotizante independiente al régimen de seguridad social, por lo tanto se produjo la
carencia actual de objeto en la acción de tutela.
38 La Corte Constitucional ha construido y consolidado una línea jurisprudencial que le otorga
fuerza vinculante a las decisiones judiciales. De acuerdo con la Corte, la obligatoriedad de
las decisiones judiciales se desprende de distintas normas constitucionales, como los son los
derechos a la igualdad y al debido proceso, y el respeto de la seguridad jurídica, entre otras.
Ver, en este sentido, Corte Constitucional, sentencias SU-049 de 1998 (MM.PP. Alejandro
Martínez Caballero y Carlos Gaviria Díaz). Asimismo, la Corte ha aclarado que la fuerza

( 58 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

Mecanismo de prueba de la pensión de sobreviviente (Sentencia T-1241


de 2008)39
En una sentencia del 11 de diciembre 2008, la Sala Novena de Revisión
de la Corte Constitucional tuvo la oportunidad de pronunciarse de nuevo
acerca del derecho de los compañeros permanentes del mismo sexo a ser
beneficiarios de la pensión de sobreviviente.
En esta ocasión, la Corte estudió el caso de una persona que había convi-
vido por más de treinta años con un Sargento Primero (r) a quien la Caja de
Retiro de las Fuerzas Militares le había reconocido una asignación de retiro
desde 1973. El Sargento Primero (r) murió en 1999, por lo que su com-
pañero procedió a reclamar la sustitución de la pensión, la cual fue negada
porque según la entidad ni la Constitución Política ni la ley le reconocían
al compañero permanente del mismo sexo la calidad de beneficiario de la
sustitución pensional. Años más tarde, el actor interpuso acción de tutela,
afirmando que se habían producido modificaciones legislativas (específica-
mente, se refiere a la expedición de la Ley 979 de 2005) que ordenaban que
a los compañeros permanentes del mismo sexo se les reconociera el derecho
de ser beneficiarios de la sustitución pensional, y que al no hacerlo se le es-
taban violando sus derechos a la vida (art. 11, CP), a la salud (art. 49, CP) y
al mínimo vital. Teniendo en cuenta lo anterior, para la Sala de Revisión, los
hechos que configuraban el caso objeto de revisión obligaban a plantearse el
siguiente problema jurídico: “[¿]el actor reúne las condiciones necesarias para
reclamar a través de la acción de tutela la pensión de sobreviviente causada
por su compañero permanente[?]”.
Luego de estudiar los criterios de procedibilidad de la acción de tutela
para reclamar prestaciones sociales, las cuales se consideran cumplidas en el
asunto estudiado, la Sala de Revisión recuerda la jurisprudencia constitucional
en lo relacionado con el reconocimiento de la pensión de sobrevivientes a los
compañeros permanentes del mismo sexo. En especial, la Corte recuerda que
en la sentencia C-336 de 200840 su Sala Plena decidió extender el carácter de
beneficiarios de la pensión de sobrevivientes a los compañeros permanentes
de las parejas del mismo sexo, por cuanto no hacerlo significaría un trato
discriminatorio y un déficit de protección que afectaría la libre opción sexual

vinculante de sus decisiones no se extiende a todo el contenido de sus sentencias, sino tan sólo
a la parte conocida como ratio decidendi. Sobre esto, ver especialmente, Corte Constitucional,
sentencias C-836 de 2001, (M.P. Rodrigo Escobar Gil y T-292 de 2006, M.P. Manuel José
Cepeda Espinosa). A nivel doctrinal, puede consultarse López Medina, Diego Eduardo, El
derecho de los jueces, Bogotá, Editorial Legis, 2006, 2ª Edición.
39 Magistrada ponente: Clara Inés Vargas Hernández.
40 Magistado ponente: Clara Inés Vargas Hernández.

( 59 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

de los integrantes de este tipo de uniones. De lo anterior concluye que “en la


actualidad es inconstitucional excluir a las parejas del mismo sexo del acceso
a la pensión de sobreviviente, en razón de su condición sexual”41.
Teniendo en cuenta el anterior marco analítico, la Corte pasa a ocuparse
del caso concreto. A juicio del tribunal, la Caja de Retiro de las Fuerzas Mili-
tares realizó una interpretación inconstitucional de las normas jurídicas que
regulan el reconocimiento de la pensión de sobrevivientes, debido a que no
tuvo en cuenta la jurisprudencia establecida en torno a la protección de los
compañeros del mismo sexo. En consecuencia, le ordenó a la Caja de Retiro
“ajust[ar] todos sus procedimientos internos a los fundamentos jurídicos
establecidos en la sentencia C-336 de 2008, permitiendo dentro del régimen
prestacional de la fuerza pública el reconocimiento y pago de la pensión de
sobreviviente al compañero o compañera permanente de las parejas homo-
sexuales, siempre que cualquiera de ellos cumpla con los mismos requisitos
exigidos a los integrantes de las parejas heterosexuales”42.
Sin embargo, la Sala de Revisión se abstuvo de conceder el amparo so-
licitado, afirmando que el actor no acreditó de manera suficiente –es decir,
mediante declaración ante notario– la calidad de compañero permanente
del Sargento Primero (r), lo cual es un requisito necesario para acceder a la
pensión de sobreviviente.
En relación con esto último, en esta sentencia se avanza en precisar cuál
debe ser el estándar de prueba de la convivencia de los compañeros perma-
nentes del mismo sexo. En primer término, la Corte enfatiza en la aplicación
de “los mismos requisitos exigidos a los integrantes de las parejas heterosexua-
les”, regla general y obligatoria que ha establecido la jurisprudencia desde la
sentencia C-075 de 2007. En segundo lugar, la prueba de la convivencia debe
ser al menos una declaración juramentada ante notario en la cual se acredite
el vínculo, y la apreciación de esta prueba debe partir de la aplicación del
principio de buena fe.
V. Derechos y obligaciones alimentarias de los compañeros permanentes del
mismo sexo (sentencia C-798 de 2008)
En la sentencia C-798 de 2008, cuyo ponente fue el magistrado Jaime
Córdoba Triviño, se produjo otro importante pronunciamiento en la línea
jurisprudencial de protección a las parejas del mismo sexo. En la demanda se

41 La Corte recuerda además que, de acuerdo a su jurisprudencia, para ser beneficiario de la


pensión de sobrevivientes, debe probarse la calidad de compañero permanente, mediante
declaración hecha ante notario. Ver Corte Constitucional, sentencia C-521 de 2007, M.P.
Clara Inés Vargas Hernández.
42 Notas al pie omitidas.

( 60 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

impugnó la constitucionalidad de la norma que ampliaba a los compañeros


permanentes el tipo penal de inasistencia alimentaria43. A juicio de la deman-
dante, a la luz de la sentencia C-075 de 2007, esta disposición violaba los
derechos a la dignidad humana (Preámbulo y art. 1º, CP), a la igualdad (art. 13,
CP) y al libre desarrollo de la personalidad (art. 16, CP), por cuanto limitaba
la protección alimentaria a las parejas heterosexuales, al negar la posibilidad
de que los compañeros del mismo sexo pudieran demandar penalmente a sus
parejas cuando se sustrajeran de la obligación legal de dar alimentos.
Para la Corte, la demanda hace necesario que se planteen dos problemas
jurídicos: en primer lugar, debe determinarse si el ordenamiento jurídico
colombiano reconoce la obligación legal en cabeza de los compañeros per-
manentes del mismo sexo de dar alimentos. En caso de que así sea, debe
estudiarse una segunda cuestión: “[¿]vulnera la Constitución la disposición
legal que confiere consecuencias penales al incumplimiento de la obligación
alimentaria a cargo de uno de los miembros de una unión de hecho cuando
esta es integrada por dos personas de distinto sexo y, sin embargo, no otorga
la misma garantía reforzada al incumplimiento de la misma obligación por
uno de los miembros de una unión de hecho integrada por dos personas del
mismo sexo[?]”.
Para resolver el primer problema, la Corte realiza una interpretación siste-
mática de las normas civiles que establecen la obligación de dar alimentos y de
algunas de sus decisiones en las que se ha referido a estas normas. Recuerda
que en la sentencia C-1033 de 2002 condicionó la exequibilidad de un ar-
tículo del Código Civil, para que se entendiera que la obligación de otorgar
alimentos no sólo recaía en los cónyuges, sino que también era exigible de los
compañeros permanentes. Asimismo, afirmó que la sentencia C-075 de 2007
modificó el alcance de la expresión compañeros permanentes, con el fin de
que se incluyera a las parejas del mismo sexo. A juicio de la Corte:
“8. La interpretación sistemática de las disposiciones antes mencionadas
y las decisiones judiciales citadas, no arroja ninguna duda sobre la
existencia de la obligación alimentaria entre compañeros permanentes,
con independencia de su orientación sexual, siempre que la pareja reúna
las condiciones de que trata la Ley 54 de 1990, tal como fue modificada
por la Ley 979 de 2005. En efecto, la obligación alimentaria consagrada
en el numeral 1º del artículo 411 del Código Civil para los cónyuges es
aplicable a los compañeros permanentes que, como se sabe, pueden integrar

43 Parágrafo 1° del artículo 1° de la Ley 1181 de 2007, modificatorio del artículo 233 de la
Ley 599 de 2000 (Código Penal). La norma establecía: “Para efectos del presente artículo,
se tendrá por compañero y compañera permanente únicamente al hombre y la mujer que
forman parte de la unión marital de hecho durante un lapso no inferior a dos años en los
términos de la Ley 54 de 1990”.

( 61 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

una pareja homosexual o una pareja heterosexual. Como lo ha señalado


la Corte, el dato sobre la sexualidad de las personas es completamente
irrelevante a la hora de extender la protección patrimonial de los miembros
de la pareja y por consiguiente no puede ser utilizado, al menos en principio
y salvo alguna poderosa razón fundada en objetivos constitucionales
imperativos, para diferenciarla.
(…) En efecto, en el ordenamiento jurídico las uniones de hecho de parejas
del mismo sexo tienen obligaciones y derechos patrimoniales iguales a
los que tienen las uniones constituidas por parejas de distinto sexo. En
consecuencia, como ya se mencionó, la interpretación sistemática del
numeral 1º del artículo 411 del Código Civil no arroja ninguna duda sobre
el alcance de dicha disposición y su aplicación a las parejas heterosexuales
u homosexuales, siempre que reúnan las condiciones establecidas por
la Ley 54 de 1990, tal como fue modificada por la Ley 979 de 2005”.
(Cursivas fuera del texto).

Esta interpretación sistemática es de gran relevancia debido a que reco-


noce de forma explícita y clara los efectos de la sentencia C-075 de 2007
en relación con la unión marital de hecho y los derechos y obligaciones de
los compañeros permanentes. Tal y como ocurrió en decisiones precedentes,
en particular en las sentencias T-856 de 2007 y C-336 de 2008, la Corte
reconoce la existencia de la unión marital de hecho de parejas del mismo
sexo y la denominación de compañeros permanentes para sus integrantes.
Como se mostró previamente en la sentencia T-856 de 2007, se aplicó una
interpretación sistemática de las expresiones compañero permanente y
unión marital de hecho en la cual se incluye a las parejas del mismo sexo.
Posteriormente, en la sentencia C-336 de 2008, la Corte Constitucional
se refirió a las parejas del mismo sexo usando las expresiones compañeros
permanentes del mismo sexo, tanto en el problema jurídico44 como en la
definición del déficit de protección45. Finalmente, en la sentencia T-1241 de
2008, posterior a la sentencia comentada, la Corte usa a lo largo del fallo y

44 “La Sala deberá establecer si la protección que se concede al cónyuge y al compañero o


compañera permanente de las parejas heterosexuales, impide válidamente que el compañero
o compañera permanente de una pareja homosexual acceda a la pensión de sobrevivientes”
(cursivas fuera del texto). Sentencia C-336 de 2008.
45 “7.3. Trato discriminatorio para las parejas del mismo sexo que conlleva a que se encuentren
en un déficit de protección en cuanto al beneficio de la pensión de sobrevivientes. Por tanto,
con el fin de remover la citada situación, contraria a la Constitución, la protección otorgada
a los compañeros y compañeras permanentes de las parejas heterosexuales, debe ser ampliada
a los compañeros y compañeras permanentes de las parejas del mismo sexo, por cuanto no
existe un fundamento razonable y objetivo suficiente para explicar el trato desigual al que
vienen siendo sometidas las personas que en ejercicio de sus derechos al libre desarrollo de
la personalidad y a la libertad de opción sexual, han decidido conformar una pareja con una
persona de su mismo género” (cursiva fuera del texto). Sentencia C-336 de 2008.

( 62 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

en las órdenes tomadas46 las expresiones compañero permanente para referirse


a los integrantes de las parejas del mismo sexo.
Ahora bien, teniendo en cuenta que la obligación alimentaria existe entre
los compañeros permanentes del mismo sexo, la Corte procede a estudiar si
la norma penal otorga un trato discriminatorio a las parejas homosexuales,
en relación con las consecuencias penales de su incumplimiento. Con este
fin, el alto tribunal empieza por recordar que la jurisprudencia constitucional
ha establecido que las medidas que conceden un tratamiento diferenciado
a las parejas heterosexuales y a las homosexuales deben ser analizadas a la
luz de la metodología del test estricto de proporcionalidad47. Sobre el par-
ticular manifiesta que “la Corte ya ha establecido una doctrina coherente,
consistente y reiterada, en virtud de la cual el déficit de protección de las
parejas homosexuales en materia patrimonial no encuentra justificación
constitucional alguna y debe ser corregido de conformidad con lo establecido
por el artículo 13 de la Constitución”. Esto tiene como consecuencia que
sólo podrán considerarse constitucionales las normas si estas persiguen una
finalidad imperiosa y son estrictamente necesarias y proporcionadas para
alcanzar tal fin. Aplicando este test estricto a la norma que tipifica el delito
de inasistencia alimentaria, la Corte concluye que la exclusión de las parejas
del mismo sexo es inconstitucional, y sobre la finalidad imperiosa, verifica
que no es posible identificar una razón que se persiga para “dejar a los miem-
bros más débiles de las parejas del mismo sexo sin la protección reforzada
que se confiere a los miembros más débiles de las parejas heterosexuales”.
Además la necesidad de la norma es desvirtuada por cuanto la inclusión de
la pareja del mismo sexo en esta protección no implica la desprotección ni
disminución de los beneficios de la pareja heterosexual.
La Corte concluyó, entonces, que no existía razón que justificara la di-
ferenciación entre parejas, por lo que procedió a declarar la exequibilidad
condicionada de la norma revisada, en el entendido de que los efectos penales
de la norma deben proteger también a los compañeros permanentes de las

46 “Segundo. PREVENIR a la Caja de Retiro de las Fuerzas Militares para que en adelante
ajuste todos sus procedimientos internos a los fundamentos jurídicos establecidos en la
sentencia C-336 de 2008, permitiendo dentro del régimen prestacional de la fuerza pública el
reconocimiento y pago de la pensión de sobreviviente al compañero o compañera permanente
de las parejas homosexuales, siempre que cualquiera de ellos cumpla con los mismos requisitos
exigidos a los integrantes de las parejas heterosexuales” (cursiva fuera del texto). Sentencia
T-1241 de 2008.
47 La Corte recuerda que esta subregla fue establecida a partir de la sentencia C-075 de
2007.

( 63 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

parejas del mismo sexo48. Para tomar esta decisión la Corte tuvo en cuenta
los siguientes criterios: (i) la interpretación sistemática de la Ley 54 de 1990,
tal como fue interpretada en la sentencia C-075 de 2007, lleva a concluir
que la unión marital de hecho puede estar conformada tanto por compañeros
permanentes homosexuales como heterosexuales, y (ii) la subregla que indica
que cuando se discrimine a las parejas del mismo sexo debe aplicarse un test
estricto de proporcionalidad.

VI. Ampliación y consolidación de derechos y obligaciones de las parejas del


mismo sexo (sentencia C-029 de 2009)49
Durante los años 2007 y 2008, la Corte Constitucional estableció igualdad
de derechos de las parejas del mismo sexo en tres ámbitos de regulación: pa-
trimonial, seguridad social y obligaciones alimentarias. Esta situación generó
la necesidad de aclarar cuál sería el criterio constitucional para definir los
derechos y obligaciones de las parejas del mismo sexo frente a otros derechos
y obligaciones en los cuales la Corte no se hubiese pronunciado. En este orden
de ideas, Colombia Diversa, el Centro de Estudios Derecho, Justicia y Socie-
dad (Dejusticia) y el Grupo de Derecho de Interés Público (GDIP) formularon
una demanda contra disposiciones normativas contenidas en 26 leyes50, en las

48 Frente a esta decisión se presentaron una aclaración y un salvamento conjunto de voto. La


aclaración fue suscrita por el magistrado Jaime Araújo Rentería, quien se refirió a la necesidad
de otorgar una protección integral de las parejas del mismo sexo, que no se agotara en medidas
concretas como la adoptada por la sentencia C-798 de 2008. Por su parte, el salvamento
conjunto lo firmaron los magistrados Rodrigo Escobar Gil y Nilson Pinilla Pinilla, quienes
manifestaron su desacuerdo con la decisión adoptada por la mayoría, argumentando que la
Sala Plena había interpretado de forma errónea el alcance de la sentencia C-075 de 2007, al
afirmar que este fallo extendió los efectos de la unión marital de hecho a las parejas del mismo
sexo. Por el contrario, los magistrados que salvaron el voto manifestaron que a su entender
la sentencia C-075 de 2007 tan sólo había previsto que quienes convivieran en circunstancias
similares a las de la unión marital de hecho quedaban amparados por la presunción de sociedad
patrimonial, por lo que no debía tener efectos en otros ámbitos normativos, como es el caso de
las protección penal por inasistencia alimentaria. El salvamento critica además que la Corte haya
construido su decisión a partir del test estricto de igualdad. Para los magistrados que salvaron
el voto, la Corte no debió utilizar esta metodología, por cuanto las uniones heterosexuales y
las homosexuales no son supuestos equiparables sino diferentes. Por el contrario, el tribunal
debió preguntarse si la supuesta desprotección penal configuraba un déficit de protección
respecto de los miembros de parejas del mismo sexo, que –al entender de los magistrados– fue
la misma pregunta que se formuló la Corte en la sentencia C-075 de 2007.
49 En el momento de escribir este artículo no se conocía el texto completo de la sentencia de la
Corte Constitucional, razón por la cual no es posible analizar en detalle los argumentos de
la Corte y solamente se presenta brevemente la decisión y los antecedentes de la misma.
50 Las normas demandadas fueron los artículos 2 y 3 del Decreto 2762 de 1991; artículo 24,
literales a, b y d del Decreto 1795 de 2000; artículos 411 y 457 del Código Civil; artículo 4
de la Ley 70 de 1931; artículos 1 y 27 de la Ley 21 de 1982; artículo 7 de la Ley 3 de 1991;
artículos 283 numeral 2 y 286 de la Ley 5º de 1992; artículo 5 de la Ley 43 de 1993; artículo

( 64 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

cuales se reconocían derechos y beneficios, y se imponían cargas en contra de


parejas heterosexuales, con exclusión de las parejas del mismo sexo. Entre los
temas regulados por estas normas se encontraban los siguientes: patrimonio
de familia inembargable y afectación de bienes inmuebles a vivienda familiar;
obligación de prestar alimentos; derechos de carácter migratorio para las parejas
homosexuales y derecho a residir en San Andrés y Providencia; garantía de no
incriminación en materia penal; beneficio de prescindir de la sanción penal;
circunstancias de agravación punitiva; derechos a la verdad, la justicia y la repa-
ración de víctimas de crímenes atroces; protección civil a favor de víctimas de
crímenes atroces; prestaciones en el régimen pensional y de salud de la fuerza
pública; subsidio familiar en servicios; subsidio familiar para vivienda; acceso
a la propiedad de la tierra; beneficiarios de las indemnizaciones del SOAT por
muertes en accidentes de tránsito, y deberes relacionados con el acceso y ejer-
cicio de la función pública y celebración de contratos estatales.
Los demandantes justificaron la decisión de realizar una demanda en bloque
de este importante número de normas, argumentando que si bien el estudio
de este conjunto de normas podría ser una labor “dispendiosa” para la Corte,
existían distintas ventajas que justificaban que se hubiera optado por hacerlo de
ese modo. En efecto, realizando una demanda en bloque, la Corte no tendría
que estudiar en distintas demandas la presunta inconstitucionalidad de normas
que excluían a las parejas del mismo sexo, y además, un pronunciamiento único
permitiría que se estableciera un precedente homogéneo, lo cual favorecería la
interpretación coherente y sistemática de la expresión ‘compañeros permanen-
tes’ contenida en el ordenamiento jurídico.
En la demanda se argumentó que era imprescindible aplicar el precedente y
los criterios doctrinarios establecidos en las sentencias C-075 de 2007, C-811 de
2007, T-856 de 2007 y C-336 de 2008. En particular, se señaló la importancia
de aplicar un test estricto de proporcionalidad para determinar el déficit de
protección y por tanto la violación del derecho a la igualdad (art. 13, CP) y de
los derechos a la dignidad humana (Preámbulo y art. 1º, CP) y al libre desarro-
llo de la personalidad (art. 16, CP). Teniendo en cuenta estas consideraciones,

8, numeral 1, literal g y numeral 2, literales c y d de la Ley 80 de 1993; artículo 244 de la


Ley 100 de 1993; artículos 14 numerales 2 y 8, y 52 de la Ley 190 de 1995; artículos 1 y 12
de la Ley 258 de 1996; artículo 2 de la Ley 294 de 1996; artículo 2 de la Ley 387 de 1997;
artículos 222, 431 y 495 de la Ley 522 de 1999; artículos 10 y 11 de la Ley 589 de 2000;
artículos 34, 104 numeral 1, 170 numeral 4, 179 numerales 1 y 4, 188 b numeral 3, 229,
233, 236, 245 numeral 1, 454 a de la Ley 599 de 2000; artículos 40, 71 y 84 numerales 1,
2, 3, 6, 7 y 9 de la Ley 734 de 2002; artículos 8º literal b, 282, 303 y 385 de la Ley 906 de
2004; artículo 3 numerales 3.7.1 y 3.7.2 de la Ley 923 de 2004; artículos 14 y 15 de la Ley
971 de 2005; artículos 5, 7, 15, 47, 48 y 58 de la Ley 975 de 2005; artículos 2 y 26 de la
Ley 986 de 2005; artículo 1º de la Ley 1148 de 2007; artículo 18 de la Ley 1153 de 2007;
artículos 61, 62, 80, 159, 161 y 172 numerales 2, 4, 6, 7, 8 y 9 de la Ley 1152 de 2007.

( 65 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

se analizó cada ámbito de regulación demandado y en cada caso concreto se


demostró que las normas no superaban el test estricto de proporcionalidad y
se vulneraban otros derechos fundamentales y valores constitucionales.
El 28 de enero de 2008, la Corte Constitucional profirió la sentencia C-029
de 200951, en la cual declaró la exequibilidad condicionada de la totalidad
de las normas demandadas52 “en el sentido de que todas esas disposiciones,
comprenden también, en igualdad de condiciones a las parejas conformadas
por personas del mismo sexo”. En el comunicado de prensa, la Corte expresó
que en esta sentencia se reiteró su línea jurisprudencial sobre los derechos
de las parejas del mismo sexo, establecida en la sentencia C-075 de 2007,
y en consecuencia reconoció que todas las normas acusadas generaban una
discriminación contra los compañeros permanentes del mismo sexo. El
alto tribunal fue enfático en afirmar que “según reiterada jurisprudencia,
las parejas gozan de los mismos derechos y beneficios y tienen las mismas
cargas, independientemente de si se trata de parejas heterosexuales o parejas
homosexuales”. La Corte, por tanto, eliminó “la interpretación violatoria
del derecho fundamental a la igualdad de trato y en consecuencia declaró la
exequibilidad condicionada de las normas impugnadas, en el sentido de que
todas esas disposiciones, comprenden también, en igualdad de condiciones a
las parejas conformadas por personas del mismo sexo”53.

51 Magistrado ponente: Rodrigo Escobar Gil. El magistrado Nilson Pinilla Pinilla manifestó su
salvamento parcial de voto. El magistrado Rodrigo Escobar Gil expresó que presentaría una
aclaración de voto en relación con los fundamentos de la decisión. Finalmente, el magistrado
Jaime Araújo Renteria anunció la presentación de una aclaración de voto en relación con
los conceptos de familia y matrimonio a la luz de la Constitución Política.
52 La Corte no estudio el concepto de familia, ni los distintos tipos de familia protegidos
a la luz de la Constitución Política, teniendo en cuenta que no se configuró un cargo de
constitucionalidad sobre esta materia, y además por ser una cuestión que no resulta relevante
para el problema jurídico planteado.
53 Los demandantes reconocieron la complejidad técnico-constitucional que enfrentaba la
Corte al resolver esta demanda en bloque. Plantearon diversas posibilidades de peticiones
y entre ellas se propuso la vía que la Corte tomó en esta sentencia, a saber, declarar la
inconstitucionalidad de la interpretación discriminatoria. Sobre el particular se dijo en la
demanda: “una de las vías que, desde la perspectiva técnico-constitucional, podría emprender
la Corte para declarar la inconstitucionalidad de los contenidos materiales asociados a las
expresiones acusadas y a las disposiciones que las contienen sería constatar la existencia de
dos interpretaciones posibles de dichas expresiones: una que incluye a las parejas del mismo
sexo y que por ende es constitucional, y otra que excluye a dichas parejas y que por ende
es inconstitucional y debe ser retirada del ordenamiento jurídico. Si la anterior fuera la vía
escogida por la Corte Constitucional, esta tendría dos posibilidades técnicas para excluir
del ordenamiento jurídico la interpretación inconstitucional de las expresiones acusadas: (i)
declarar la exequibilidad condicionada de tales expresiones de tal forma que las mismas sean
consideradas constitucionales sólo en el entendido de que las disposiciones que las contienen
incluyen en su ámbito de aplicación a las parejas homosexuales (…)”. Colombia Diversa,

( 66 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

VII. Parejas del mismo sexo: el camino hacia la igualdad54


Del precedente constitucional analizado se concluye que las expresiones
compañeros permanentes, unión marital de hecho, unión permanente, y otras
semejantes contenidas el ordenamiento jurídico deben interpretarse sistemáti-
camente a la luz de la Ley 54 de 1990, tal como fue modificada por la Ley 979
de 2005 e interpretada por la Corte Constitucional en las sentencias C-075 de
2007, T-856 de 2007, C-811 de 2007, C-336 de 2008, C-798 de 2008, T-1241
de 2008 y C-029 de 2009. En otras palabras, los compañeros permanentes
del mismo sexo tienen los mismos derechos y obligaciones de los compañeros
permanentes heterosexuales en todos los ámbitos de regulación.
Teniendo en cuenta lo anterior, toda discriminación –de hecho o de dere-
cho– contra los compañeros permanentes del mismo sexo es inconstitucional
y afecta los derechos a la igualdad (art. 13, CP) y a la dignidad humana
(Preámbulo y art. 1º, CP) y al libre desarrollo de la personalidad (art. 16,
CP). La desobediencia de este precedente es un acto ilegal y sujeto a controles
jurídicos, administrativos y disciplinarios por parte de las autoridades.
Es muy notable que las sentencias tuvieran como fundamento el principio
de la dignidad humana, asunto que Juan Marco Vaggione ha caracterizado
como “las políticas de la dignidad”.55 La idea que estuvo presente en los de-
bates de la Corte Constitucional fue poderosa y sencilla: iguales en dignidad,
iguales en derechos, por tanto, iguales en protección. Esta reformulación del
problema de la discriminación fue fundamental para develar las injusticias que
se derivaban del ordenamiento jurídico en relación con las normas sobre el
reconocimiento de parejas. Junto con la dignidad humana, la Corte incorporó
en el análisis de esta cuestión el derecho internacional de los derechos humanos
y el principio de favorabilidad, lo cual amplió la protección de las parejas del
mismo sexo. Además, el uso del test estricto de proporcionalidad constituye
una garantía metodológica que permitirá resolver nuevas discriminaciones
contra las personas LGBT en distintas materias y situaciones de hecho.

el Centro de Estudios Derecho, Justicia y Sociedad (Dejusticia) y el Grupo de Derecho de


Interés Público de la Universidad de los Andes (GDIP). Demanda de inconstitucionalidad,
expediente D-7290, sentencia C-029 de 2009.
54 Colombia Diversa ha usado esta expresión en un libro sobre la sentencia C-075 de 2007
y en el informe de derechos humanos de la población LGBT. Ver Colombia Diversa y
Universidad de los Andes, Parejas del mismo sexo: el camino hacia la igualdad. Sentencia
C-075/07, Bogotá, Colombia Diversa y Universidad de los Andes, 2008; Albarracín, Mauricio
y Noguera, Mauricio, op. cit., pp. 211-238.
55 Vaggione, Juan Marco, “Las familia más allá de la heterosexualidad” en La mirada de los
jueces. Sexualidades diversas en América Latina, Tomo 2, Bogotá, Siglo del Hombre Editores,
2008, pp. 13-87.

( 67 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

La Corte también creó una subregla con la cual se pueden llenar vacíos
de interpretación relacionados con la aplicación de las sentencias: los com-
pañeros permanentes del mismo sexo deben cumplir los mismos requisitos y
condiciones exigidos para los compañeros permanentes heterosexuales. Esta
regla procedimental es de gran importancia para los operadores jurídicos
quienes deben tener en mente que la igualdad de derechos implica igualdad
en requisitos y procedimientos. En este sentido, cualquier procedimiento,
requisito o interpretación que obstaculice o anule el disfrute de los derechos
de las parejas del mismo sexo será inconstitucional.
La sólida doctrina desarrollada por la Corte hará muy difícil que se
pueda dar vuelta atrás en el camino de la igualdad. Una Corte Constitucio-
nal conformada por nuevos magistrados deberá respetar este precedente
y aplicarlo a todos los casos que sean sometidos a su conocimiento. Por
su parte, el Congreso de la República no podrá anular los efectos de estas
sentencias, debido a que se creó un mínimo de protección constitucional
para las parejas del mismo sexo, el cual debe ser respetado por el Estado y
los particulares.
Para las parejas del mismo sexo el camino de la igualdad no ha concluido.
Aún es necesaria la igualdad plena frente al matrimonio y a la adopción con-
junta por parte de los compañeros permanentes del mismo sexo. También son
indispensables medidas adecuadas y eficaces que remuevan los obstáculos que
impiden el acceso y goce efectivo de los derechos de los compañeros perma-
nentes del mismo sexo. Por esta razón, los jueces de todas las jurisdicciones y
los órganos de control tienen un papel indispensable para una interpretación
y aplicación progresista de estas sentencias. El Estado en su conjunto tiene el
reto de realizar una implementación efectiva de los derechos de las parejas del
mismo sexo, en todos los servicios públicos, incluso en los que administran
los particulares.
Tampoco ha llegado a su fin el camino de reivindicaciones legales de la
comunidad LGBT. Por ejemplo, en Colombia las personas transgeneristas
(transexuales y travestís) no tienen ninguna protección por parte del Esta-
do. Sus derechos son vulnerados de forma permanente y generalizada en
todos los ámbitos de su vida, en particular, en la garantía de sus derechos
económicos, sociales y culturales. Además, no existen garantías legales ple-
nas para el reconocimiento, protección y ejercicio libre de su identidad. El
deficit de protección de las personas transgeneristas es muy grave y debe
ser atendido de forma inmediata a través de reformas legales y políticas
públicas. Teniendo en cuenta lo anterior, aún son indispensables acciones
estatales y ciudadanas para garantizar la efectividad de todos los derechos

( 68 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

de las personas LGBT frente a las violaciones de derechos humanos que


contra ellas se cometen56.
En este sentido, los impactos simbólicos e instrumentales de las sentencias
estudiadas sólo se garantizarán si éstas son difundidas masivamente, usadas
por sus beneficiarios, aplicadas e implementadas por los operadores jurídicos
e incorporadas en la cultura jurídica y popular. En este sentido, estas senten-
cias no culminan el camino de la igualdad, son herramientas poderosas que
todas y todos debemos usar en ámbitos legales y extralegales para luchar por
la dignidad, la igualdad y la libertad. Estos pronunciamientos judiciales no
derogan la discriminación contra la comunidad LGBT, pero sí fortalecen la
identidad y capacidad de lucha de aquellos grupos discriminados que antes
no tenían voz ni protección, y eran considerados ciudadanos de segunda
categoría. En palabras de Patricia Williams, “para quienes históricamente
han carecido de poder, recibir derechos es un símbolo de todos los aspectos
negados de su humanidad: los derechos implican un respeto que lo ubica a
uno en el rango de referencia del yo y el otro, que lo eleva del estatus de
cuerpo humano al de ser social”57.

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Colombia Diversa, 2006.

56 En múltiples informes de derechos humanos se han documentado diversas formas de


violencia y discriminación que sufren las personas LGBT. Se destacan una variedad de actos
y escenarios donde estas conductas pueden ocurrir, como la violencia en razón del prejuicio,
el abuso policial, las precarias condiciones carcelarias, la discriminación en la garantía de los
derechos a la educación, la salud y el trabajo, así como diversas formas de discriminación
ligadas al ámbito familiar. Albarracín, Mauricio; Noguera, Mauricio y Sánchez, Marcela,
op. cit.; Albarracín, Mauricio, Fajardo, Andrés y Sánchez, Marcela, op. cit.
57 Williams, Patricia, “La dolorosa prisión del lenguaje de los derecho” en La crítica de los
derechos, Bogotá, Universidad de los Andes/Siglo del Hombre Editores, 2003.

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Sentencia C-075/07

(…)

Referencia: expediente D-6362


Asunto:
Demanda de inconstitucionalidad contra los artículos
1º y 2º, parciales, de la Ley 54 de 1990, modificada
parcialmente por la Ley 979 de 2005.

Actores:
Marcela Sánchez Buitrago,
Luz María Mercado Bernal,
Alejandra Azuero Quijano y
Daniel Bonilla Maldonado.

Magistrado Ponente:
Dr. RODRIGO ESCOBAR GIL

Bogotá, D.C., siete (7) de febrero de dos mil siete (2007).


La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribu-
ciones constitucionales y de los requisitos y trámites establecidos en el Decreto
2067 de 1991, ha proferido la siguiente
(…)
II. NORMA DEMANDADA
A continuación se transcribe el texto de las disposiciones demandadas y
se subrayan los apartes acusados:
LEY NÚMERO 54 DE 1990
(Diciembre 28)
“Por la cual se definen las uniones maritales de hecho y el régimen
patrimonial entre compañeros permanentes”
El Congreso de Colombia
DECRETA:
Artículo 1º. A partir de la vigencia de la presente ley y para todos los
efectos civiles, se denomina unión marital de hecho, la formada entre un
hombre y una mujer, que sin estar casados, hacen una comunidad de vida
permanente y singular.
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

Igualmente y para todos los efectos civiles, se denominan compañero y


compañera permanente, al hombre y la mujer que forman parte de la unión
marital de hecho.
Artículo 2o. Se presume sociedad patrimonial entre compañeros perma-
nentes y hay lugar a declararla judicialmente en cualquiera de los siguientes
casos:
a) Cuando exista unión marital de hecho durante un lapso no inferior a dos
años, entre un hombre y una mujer sin impedimento legal para contraer
matrimonio;
b) Cuando exista una unión marital de hecho por un lapso no inferior a dos
años e impedimento legal para contraer matrimonio por parte de uno o de
ambos compañeros permanentes, siempre y cuando la sociedad o socieda-
des conyugales anteriores hayan sido disueltas y liquidadas por lo menos
un año antes de la fecha en que se inició la unión marital de hecho.
Los compañeros permanentes que se encuentren en alguno de los casos
anteriores podrán declarar la existencia de la sociedad patrimonial acudiendo
a los siguientes medios:
1. Por mutuo consentimiento declarado mediante escritura pública ante No-
tario donde den fe de la existencia de dicha sociedad y acrediten la unión
marital de hecho y los demás presupuestos que se prevén en los literales
a) y b) del presente artículo.
2. Por manifestación expresa mediante acta suscrita en un centro de conci-
liación legalmente reconocido demostrando la existencia de los requisitos
previstos en los literales a) y b) de este artículo”.
(…)

VI. CONSIDERACIONES DE LA CORTE


(…)
3. El problema jurídico
Teniendo en cuenta la acusación formulada en la demanda y el criterio
expuesto por los distintos intervinientes, en esta oportunidad le corresponde
a la Corte determinar si la ley, al establecer el régimen patrimonial entre com-
pañeros permanentes y limitarlo a las uniones conformadas por un hombre y
una mujer, viola los derechos fundamentales a la igual protección, al respeto de
la dignidad humana, al mínimo vital y a la libre asociación de los integrantes
de las parejas conformadas por personas del mismo sexo.
Como presupuesto para el análisis de los cargos, la Corte procederá a
hacer de manera breve unas consideraciones generales en torno al régimen

( 74 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

legal de protección de los compañeros o compañeras permanentes y sobre


la situación actual de la comunidad homosexual a la luz del ordenamiento
constitucional.
4. El régimen patrimonial entre compañeros permanentes
La Ley 54 de 1990, que en su conjunto, tal como fue modificada por la
Ley 979 de 2005, es el objeto del presente pronunciamiento de la Corte,
se ocupa de definir las uniones maritales de hecho y establecer el régimen
patrimonial entre compañeros permanentes.
4.1. En el artículo primero de la ley se define la unión marital de hecho
como “(...) la formada entre un hombre y una mujer, que sin estar casados,
hacen una comunidad de vida permanente y singular” y se señala que para
todos los efectos civiles, se denomina compañero y compañera permanente,
al hombre y a la mujer que forman parte de la unión marital de hecho.
En el artículo segundo de la ley se establece una presunción sobre la existen-
cia de “sociedad patrimonial entre compañeros permanentes” y se señalan los
supuestos en los que hay lugar a declararla judicialmente, esto es, “a) cuando
exista unión marital de hecho durante un lapso no inferior a dos años, entre
un hombre y una mujer sin impedimento legal para contraer matrimonio” y
“b) cuando exista una unión marital de hecho por un lapso no inferior a dos
años e impedimento legal para contraer matrimonio por parte de uno o de
ambos compañeros permanentes, siempre y cuando la sociedad o sociedades
conyugales anteriores hayan sido disueltas y liquidadas por lo menos un año
antes de la fecha en que se inició la unión marital de hecho”.
Se dispone así mismo en el artículo segundo que los compañeros perma-
nentes que se encuentren en alguno de los casos anteriores podrán declarar
la existencia de la sociedad patrimonial, bien sea por mutuo consentimiento
expresado mediante escritura pública ante Notario, acreditando la unión
marital de hecho y los demás presupuestos que se prevén en los literales a) y
b) del mismo artículo, o por manifestación expresa mediante acta suscrita en
un centro de conciliación legalmente reconocido demostrando la existencia
de los requisitos previstos en los literales a) y b) de la misma norma.
En el artículo tercero de la ley se determinan los activos que ingresan a
la sociedad patrimonial y los que no se incorporan a su haber. Los primeros
están constituidos por el patrimonio o capital producto del trabajo, ayuda
y socorro mutuo y los originados en los réditos o mayor valor de los bienes
propios, los cuales “pertenecen por partes iguales a ambos compañeros perma-
nentes”. Los segundos, que no alimentan el acervo social, son los adquiridos
en virtud de donación, herencia o legado, y los que hubieren sido adquiridos
con anterioridad a la unión marital de hecho.

( 75 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

El artículo cuarto dispone que la existencia de la unión marital de hecho


entre compañeros permanentes se declarará por cualquiera de los siguientes
mecanismos: 1. Por escritura pública ante Notario por mutuo consentimiento
de los compañeros permanentes; 2. Por Acta de Conciliación suscrita por
los compañeros permanentes, en centro legalmente constituido y 3. Por sen-
tencia judicial, mediante los medios ordinarios de prueba consagrados en el
Código de Procedimiento Civil, con conocimiento de los Jueces de Familia
de Primera Instancia.
El artículo quinto contempla como supuestos para la disolución de la so-
ciedad patrimonial entre compañeros permanentes el mutuo consentimiento,
elevado a escritura pública, o consignado en acta suscrita ante un centro de
conciliación legalmente reconocido; la muerte de uno o ambos compañeros,
o, finalmente, su declaratoria mediante sentencia judicial.
En el artículo sexto de la ley se dispone que cualquiera de los compañe-
ros permanentes o sus herederos podrán pedir la declaración, disolución y
liquidación de la sociedad patrimonial y la adjudicación de los bienes, y se
puntualiza que cuando la causa de la disolución y liquidación de la sociedad
patrimonial sea la muerte de uno o ambos compañeros permanentes, la liqui-
dación podrá hacerse dentro del respectivo proceso de sucesión, siempre y
cuando previamente se haya logrado su declaración conforme a lo dispuesto
en la misma ley.
Finalmente, el artículo séptimo indica los procedimientos que deben
seguirse para la disolución y liquidación de la sociedad patrimonial entre
compañeros permanentes y las normas que en éste se aplican, y en el artículo
octavo se define el término de prescripción de la acción enderezada a obte-
ner la disolución y liquidación de la sociedad patrimonial entre compañeros
permanentes.
4.2. Sobre el contenido de la Ley 54 de 1990, previamente a su modifica-
ción por la Ley 979 de 2005, la Corte Constitucional, en la sentencia C-098
de 1996, expresó:
“2.2 El texto de la ley responde al fin que explícitamente se trazó el
Congreso al expedirla: reconocer jurídicamente la existencia de la ‘familia
natural’, hecho social innegable en Colombia (‘son más los hijos nacidos
de las relaciones extramatrimoniales de sus padres que del matrimonio
civil o religioso’) y fuente de los hijos ‘naturales’ o ‘extramatrimoniales’
–equiparados en la legislación civil–, con el objeto de establecer los
derechos y deberes de orden patrimonial de los ‘concubinos’, y así llenar el
vacío legal existente en una materia que interesa al bienestar de la familia
y que no puede quedar al margen de la protección del Estado (Exposición
de motivos. Anales del Congreso N° 79 de agosto 15 de 1988).

( 76 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

La Ley 54 de 1990 se inscribe en una línea de sucesivas reformas legales


que progresivamente han introducido el principio de igualdad, equidad
y mutuo respeto en el ámbito de las relaciones familiares. Este proceso
se inició con la expedición de la Ley 28 de 1932 sobre derechos de la
mujer casada, prosiguió con la Ley 75 de 1968 relativa a la paternidad
responsable, y continuó con la Ley 29 de 1982 que equiparó los derechos
sucesorales de los hijos extramatrimoniales y los matrimoniales.
En este punto, la Ley 54 de 1990, sin equiparar a los miembros de las
uniones libres y a los cónyuges vinculados por matrimonio, avanza en el
sentido de reconocer jurídicamente su existencia y regular sus derechos
y deberes patrimoniales. Si bien la jurisprudencia con base, primero, en
la teoría del enriquecimiento sin causa y, más tarde, en la de la sociedad
de hecho, había ofrecido su apoyo a la parte débil de la pareja que con su
actividad y esfuerzo participaba en la creación de un patrimonio común,
las dificultades probatorias y la complejidad de los procedimientos para
su reconocimiento limitaban notoriamente la eficacia de los instrumentos
con que podía contar para su defensa. Precisamente, las disposiciones
sustantivas y procedimentales de la ley se orientan a suplir esta falencia.
Las presunciones legales sobre la existencia de la unión marital de hecho, la
configuración de la sociedad patrimonial entre los miembros de la pareja,
la libertad probatoria para acreditar la unión, comportan mecanismos y
vías diseñadas por el legislador con el objeto de reconocer la legitimidad
de este tipo de relaciones y buscar que en su interior reine la equidad y
la justicia”.

4.3. En la actualidad, dieciséis años después de expedida la Ley 54 de


1990, más de diez años después de producida la sentencia C-098 de 1996,
teniendo en cuenta los cambios introducidos por la Ley 979 de 2005 y el
nuevo contexto social y jurídico en el que se desenvuelve el régimen patrimo-
nial de los compañeros permanentes, puede decirse que, sin dejar de lado los
criterios de protección a la familia y a la mujer que inspiraron la expedición
de la ley, cobra mayor relevancia la dimensión regulatoria de la situación
patrimonial de la pareja en condiciones de equidad y de ello es testimonio el
énfasis que en el análisis del régimen previsto en la ley y en la consideración
de los elementos que le dan sustento se pone en las condiciones de convivencia
como expresión de un proyecto de vida en común con solidaridad y apoyo
mutuo.
Destaca la Corte que en esa nueva aproximación al régimen de la sociedad
patrimonial entre compañeros permanentes, tal como se acaba de expresar,
no desaparecen los fundamentos primigenios de la ley, y que, infortunada-
mente, la realidad de desprotección de la mujer y de la familia a la que ellos
aluden continúa presente de manera significativa en nuestra sociedad. Esos
supuestos constituyen, incluso, un elemento en gran medida determinante
de la viabilidad constitucional del régimen tal como está concebido en el

( 77 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

texto legal, puesto que no puede pasarse por alto que la imposición de una
presunción sobre la existencia de una sociedad patrimonial, susceptible de
ser judicialmente declarada en un proceso contencioso, comporta una res-
tricción de la autonomía privada, que el legislador fundamentó y justificó en
las normas constitucionales que contemplan una protección integral para la
familia y prevén una especial protección para la mujer.
Por otro lado, sin embargo, tampoco puede dejar de observarse la insufi-
ciencia de la regulación en relación con el objeto que le es propio, puesto que
hoy, junto a la pareja heterosexual, existen –y constituyen opciones válidas a
la luz del ordenamiento superior– parejas homosexuales que plantean, en el
ámbito patrimonial, requerimientos de protección en buena medida asimilables
a aquellos que se predican de la pareja heterosexual.
En efecto, tal como se plantea en la demanda y en varias de las interven-
ciones, los homosexuales que cohabitan se encuentran desprotegidos patri-
monialmente, porque al terminarse la cohabitación no tienen herramientas
jurídicas para reclamar de su pareja la parte que les corresponde en el capital
que conformaron durante el tiempo de convivencia, desprotección que es
también evidente en el evento de muerte de uno de los integrantes de la
pareja, caso en el cual, por virtud de las normas imperativas del derecho de
sucesiones, el integrante supérstite podría ser excluido de la titularidad de
los bienes que conformaban ese patrimonio, por el derecho de los herederos
del causante.

5. La situación de la comunidad homosexual frente al ordenamiento jurí-


dico
La jurisprudencia constitucional en Colombia, tanto en decisiones de
tutela como de constitucionalidad, ha señalado que los homosexuales han
sido un grupo tradicionalmente discrimi­nado, pero que a la luz del ordena-
miento superior toda diferencia de trato fundada en la orientación sexual de
una persona se presume inconstitucional y se encuentra sometida a un control
constitucional estricto.1
En ese contexto se ha señalado que “[d]entro del ámbito de la autonomía
personal, la diversidad sexual está claramente protegida por la Constitución,
precisamente porque la Carta, sin duda alguna, aspira a ser un marco jurídico
en el cual puedan ‘coexistir las más diversas formas de vida humana’”.2

1 Cfr. sentencia C-481 de 1998, M.P. Alejandro Martínez Caballero.


2 Sentencia T-268 de 2000, M.P. Alejandro Martínez Caballero.

( 78 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

No obstante lo anterior y pese a los múltiples pronunciamientos en los


que la Corte ha actuado para prevenir o reparar eventos de discriminación
en razón de la orientación sexual de las personas, en la demanda y en varias
de las intervenciones se expresa, con razón, que si bien del ordenamiento
constitucional se desprende una prohibición de discriminar en razón de la
orientación sexual y así ha sido declarado por la jurisprudencia, la efectividad
de tal postulado, aunque se aprecia en la protección de los individuos, no
se ha manifestado en el ámbito de las parejas conformadas por personas del
mismo sexo, las cuales carecen de reconocimiento jurídico.
De este modo, el ordenamiento jurídico reconoce los derechos que como
individuos tienen las personas homosexuales, pero, al mismo tiempo las priva
de instrumentos que les permitan desarrollarse plenamente como pareja, ám-
bito imprescindible para la realización personal, no sólo en el aspecto sexual,
sino en otras dimensiones de la vida.
A este respecto puede observarse que la prohibición de discriminación
en razón de la orientación sexual se desprende de normas internacionales
que hacen parte del bloque de constitucionalidad y que de manera gené-
rica proscriben toda forma de discriminación.3 Más allá de esa dimensión
normativa, sin embargo, como se expone en la demanda y se ha mani-
festado en distintas oportunidades por la jurisprudencia constitucional,
pronunciamientos de distintas instancias internacionales y Tribunales de
diferentes Estados han avanzado en la definición del ámbito de protección
de la persona y de la pareja homosexual, y en la identificación de factores
que pueden considerarse discriminatorios en función de la orientación
sexual de las personas.
Tal como se expresa por uno de los intervinientes en este proceso,
“[d]urante los últimos diez años, el reconocimiento de la orientación sexual
como un razón inadmisible de discriminación se ha convertido en norma ha-
bitual”, y “tribunales y organismos de derechos humanos de todo el mundo,
incluida la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, han
sostenido que las disposiciones en materia de igualdad de protección que

3 La Convención Americana sobre Derechos Humanos ‘Pacto de San José de Costa Rica’
establece que “todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho,
sin discriminación, a igual protección de la ley” (art. 24). El Pacto Interna­cional de Derechos
Civiles y Políticos establece que “todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin
discriminación a igual protección de la ley. A este respecto, la ley prohibirá toda discriminación
y garantizará a todas las personas protección igual y efectiva contra cualquier discriminación
por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”
(art. 26).

( 79 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

prohíben la discriminación basada en el sexo prohíben intrínsecamente la


discriminación basada en la orientación sexual”.4
Específicamente se han producido distintos pronunciamientos orientados
a identificar los casos en los que la diferencia de tratamiento entre parejas he-
terosexuales y homosexuales puede considerarse una forma de discriminación
en razón de la orientación sexual. A ese efecto resulta pertinente acudir a dos
pronunciamientos del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas,
órgano responsable de la interpretación del Pacto Interna­cional de Derechos
Civiles y Políticos, y en los que, por una parte, se señaló que, en relación
con artículo 26 del Pacto (PIDCP), la prohibición de discriminar en razón
del sexo de las personas comprende la categoría ‘orientación sexual’, la cual
constituye, entonces, un criterio sospechoso de diferenciación5, y por otra, se
expresó que si bien, de acuerdo con la jurisprudencia constante del Comité,
no toda distinción equivale a la discriminación prohibida por el Pacto, en la
medida en que se base en criterios razonables y objetivos, si no se presenta
ningún argumento que sirva para demostrar que una distinción que afecte a
compañeros del mismo sexo, a los que no se les permite recibir determinadas
prestaciones a las que si pueden acceder los compañeros heterosexuales, es
razonable y objetiva, ni ninguna prueba que revele la existencia de factores que
pudieran justificar esa distinción, la misma debe considerarse como contraria
al artículo 26 del Pacto.6
En Colombia, la jurisprudencia constitucional en esta materia se ha desa-
rrollado en una línea de conformidad con la cual (i) de acuerdo con la Consti-
tución, está proscrita toda forma de discriminación en razón de la orientación
sexual7; (ii) existen diferencias entre las parejas heterosexuales y las parejas

4 Amicus Curiae preparado por The New York City Bar Association, Human Rights Watch, The
International Gay & Lesbian Human Rights Commission, The National Center for Lesbian
Rights, The Allard K. Lowenstein International Human Rights Clinic at Yale Law School,
The National Center for Human Rights Education, profesora Katherine Franke, profesora
Nan D. Hunter y la Red Latinoamericana de Académicas/os del Derecho.
5 Caso Toonen contra Australia. Comunicación No 488/1992, Informe del Comité de Derechos
Humanos, UN Doc. A/49/40, vol. II, 226-37.
6 Caso Young contra Australia Comunicación N° 941/2000: Australia. 18/09/2003. CCPR/
C/78/D/ 941 /2000.
7 En la sentencia T-097 de 1994 la Corte señaló que “[e]ntre las innovaciones de la Constitución
política de 1991, tienen especial relevancia aquellas referidas a la protección del fuero interno
de la persona. Es el caso del derecho al libre desarrollo de la personalidad (art. 16) y del
derecho a la intimidad y al buen nombre (art. 15). El Constituyente quiso elevar a la condición
de derecho fundamental la libertad en materia de opciones vitales y creencias individuales
y, en consecuencia, enfatizó el principio liberal de la no injerencia institucional en materias
subjetivas que no atenten contra la convivencia y organización social. Es evidente que la
homosexualidad entra en este ámbito de protección y, en tal sentido, ella no puede significar

( 80 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

homosexuales, razón por la cual no existe un imperativo constitucional de dar


un tratamiento igual a unas y a otras8; (iii) corresponde al legislador definir
las medidas necesarias para atender los requerimientos de protección de los
distintos grupos sociales y avanzar gradual­mente en la protección de quienes
se encuentren en situación de marginamiento9 y (iv) toda diferencia de trato

un factor de discriminación social. Se culmina así un largo proceso de aceptación y tolerancia


normativa que se inicia con la despenalización de la conducta descrita en el Código Penal de
1936. Es de anotar que, si bien en este tema el derecho ha desempeñado un papel esencial en
la transformación de las creencias sociales, éstas aún se encuentran rezagadas en relación con
los ideales normativos. Los valores de la tolerancia y del pluralismo, plenamente asumidos por
el ordenamiento jurídico, deben todavía superar enormes obstáculos para encontrar arraigo
pleno en la vida cotidiana”. Esta posición ha sido reiterada en numerosas sentencias, entre
las que pueden citarse la C-481 de 1998, M.P. Alejandro Martínez Caballero, y la T-268 de
2000, M.P. Alejandro Martínez Caballero.
8 En la sentencia C-098 de 1996 la Corte expresó: “Se han señalado en esta sentencia algunos
elementos que están presentes en las uniones maritales heterosexuales y que no lo están en las
homosexuales, los cuales son suficientes para tenerlas como supuestos distintos –además de la
obvia diferencia de su composición–. Las uniones maritales de hecho de carácter heterosexual,
en cuanto conforman familia son tomadas en cuenta por la ley con el objeto de garantizar
su ‘protección integral’ y, en especial, que ‘la mujer y el hombre’ tengan iguales derechos
y deberes (arts. 42 y 43, CP), lo que como objeto necesario de protección no se da en las
parejas homo­sexuales. (…) De otra parte, sin postular que la protección legal deba cesar por
ausencia de hijos, la hipótesis más general y corriente es que la unión heterosexual genere
la familia unida por vínculos naturales. En este sentido, es apenas razonable suponer que la
protec­ción patrimonial de la unión marital heterosexual, por lo menos mediatamente toma
en consideración esta posibilidad latente en su conformación, la que no cabe predicar de la
pareja homosexual. En suma, son varios los factores de orden social y jurídico, tenidos en
cuenta por el Constituyente, los que han incidido en la decisión legislativa, y no simplemente
la mera consideración de la comunidad de vida entre los miembros de la pareja, máxime si
se piensa que aquélla puede encontrarse en parejas y grupos sociales muy diversos, de dos o
de varios miembros, unidos o no por lazos sexuales o afectivos y no por ello el Legislador
ha de estar obligado a reconocer siempre la existencia de un régimen patrimonial análogo al
establecido en la Ley 54 de 1990”. En el mismo sentido, en la sentencia SU-623 de 2001, la
Corte puntualizó que “(…) a pesar de que la orientación sexual es una opción válida y una
manifestación del libre desarrollo de la personalidad que debe ser respetada y protegida por
el Estado, no es equiparable constitucionalmente al concepto de familia que tiene nuestra
Constitución. En esa medida, la diferencia en los supuestos de hecho en que se encuentran
los compañeros permanentes y las parejas homosexuales permanentes, y la definición y
calificación de la familia como objeto de protección constitucional específica, impiden
efectuar una comparación judicial entre unos y otros”.
9 En la sentencia C-098 de 1996, la Corte señaló que “[s]ería deseable que el Legislador, en
un único acto, eliminara todas las injusticias, discriminaciones y males existentes, pero dado
que en la realidad ello no es posible, esta Corte no puede declarar la inexequibilidad de una
ley que resuelve atacar una sola injusticia a la vez, salvo que al hacerlo consagre un privilegio
ilegítimo u odioso o la medida injustamente afecte a las personas o grupos que todavía no han
sido favorecidos”. En la sentencia T-349 de 2006 la Corte concluyó que el legislador dentro
de su ámbito de configuración, puede, en desarrollo del mandato de ampliación progresiva
de la seguridad social, contemplar medidas especiales de protección en seguridad social para
las parejas homosexuales, que consulten sus particulares circunstancias y necesidades, pero

( 81 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

entre personas o grupos que sean asimilables solo es constitucionalmente


admisible si obedece a un principio de razón suficiente.10
En ese contexto jurídico la realidad homosexual se ha hecho más visible,
en un marco más receptivo de la diversidad en el campo de las preferencias
sexuales y que implica, por consiguiente, la apertura efectiva de nuevas op-
ciones que, con anterioridad, un ambiente hostil mantenía vedadas.
Esas opciones diferentes y sus concretas manifestaciones en la vida social
exigen un reconocimiento jurídico, que en el ámbito en el que la presente
demanda de inconstitucionalidad ha sido considerada apta, remite a la con-
sideración del régimen de la sociedad patrimonial entre compañeros perma-
nentes y de la circunstancia de que el mismo se haya previsto exclusivamente
en función de las parejas heterosexuales.
Pasa entonces la Corte, con todos estos presupuestos, a analizar los pro-
blemas de constitucionalidad que se han planteado.
6. Análisis de los cargos
6.1. En el presente proceso se ha puntualizado que el problema de cons-
titucionalidad que debe resolverse se condensa en la consideración de la
ausencia de reconocimiento jurídico de la realidad constituida por las parejas
homosexuales en el ámbito de la sociedad patrimonial entre compañeros
permanentes. Aunque la pretensión de la demanda de inconstitucionalidad es
la de que por virtud de la declaratoria de inexequibilidad de las expresiones
“hombre” y “mujer” contenidas en la definición de unión marital de hecho, los
beneficios y las medidas de protección que de tal definición se desprenden para
las parejas heterosexuales, se apliquen por igual a las parejas homosexuales, y,
concretamente, en el aspecto en el que esta demanda fue considerada apta, que
se les aplique el mismo régimen de la sociedad patrimonial entre compañeros

que en relación con la prestación que entonces era objeto de consideración –la pensión de
sobrevivientes– no había un imperativo constitucional, conforme al cual, a partir del principio
de igualdad, dicha prestación debiese hacerse extensiva a las parejas homosexuales.
10 En la sentencia C-1043 de 2006 la Corte expresó que “[l]a existencia de esas diferencias
[entre parejas heterosexuales y parejas homosexuales] hace imprescindible que, para
configurar un cargo por omisión legislativa el actor especifique las razones por las cuales, en
su criterio, el contenido normativo acusado excluye de sus consecuencias jurídicas situaciones
que, por ser asimilables, tenían que estar contenidas en el texto normativo cuestionado,
que tal exclusión carece de un principio de razón suficiente, y que, por consiguiente, se
produce una lesión del principio de igualdad”. Agregó la Corte que en el caso que entonces
fue objeto de consideración esa carga argumentativa no se satisfacía debido a que el actor se
limitó “(…) a señalar que, en su criterio, las parejas homosexuales y heterosexuales deben
recibir el mismo trato en materia de pensión de sobrevivientes, y que no hacerlo así resulta
discriminatorio”, pero no presentó las razones que mostraran que en esa materia resultaba
imperativa una identidad de trato.

( 82 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

permanentes, de los argumentos que sustentan la demanda se desprende una


pretensión más amplia, que alude a la necesidad de reconocimiento jurídico
de la pareja homosexual, que, en este caso, se manifiesta en el ámbito de las
relaciones patrimoniales entre sus integrantes.
Así, si bien en la demanda no se realiza un análisis pormenorizado orien-
tado a mostrar que, más allá de las diferencias que existen entre los dos tipos
de pareja, el contenido regulatorio de la ley demandada resulta igualmente
adecuado para responder a los requerimientos de protección que presenta la
pareja homosexual, si se alude en ella a un vacío de regulación, porque, como
se ha puesto en evidencia a lo largo de esta providencia, no obstante que en
razón de las diferencias que puedan predicarse, no resulta imperativo que el
mismo régimen se aplique a ambos tipos de pareja, la ausencia de regulación
si puede considerarse como una imperfección –susceptible de censura consti-
tucional– de un régimen legal que al disponer sobre los efectos patrimoniales
de la vida en pareja decide hacerlo exclusivamente en relación con las parejas
heterosexuales y omite hacerlo con otro tipo de pareja que tiene presencia
en la realidad social y cuya conformación goza de amparo constitucional, a
la luz de las normas superiores que protegen la dignidad humana, el libre
desarrollo de la personalidad y proscriben toda forma de discriminación en
razón de la orientación sexual.
6.2. En este enfoque del problema surge la necesidad de establecer la exis-
tencia de un deber constitucional de protección, en cuya virtud la ausencia de
previsión legislativa deba tenerse como contraria al ordenamiento superior.
6.2.1. En la sentencia C-507 de 200411 la Corte puso de presente que “[l]
os derechos de protección, a diferencia de los derechos de libertad, garan­ti­zan
a las personas que el Estado adopte medidas de carácter fáctico y medidas de
carácter normativo para protegerlos”, y puntualizó después que el artículo
13 de la Constitución, “(…) reconoce la igualdad ante la ley a todas las per-
sonas, consagra ante las autoridades los derechos a la igualdad de protección
y a la igualdad de trato, y reconoce a toda persona el goce de los mismos
derechos, libertades y oportunidades, sin discriminación con base en criterios
de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política
o filosófica”.
En esa sentencia la Corte señaló que
“[l]a cuestión de determinar el tipo o el grado de protección que requieren
gru­pos de personas comparables ha sido confiada al legislador democrá­
ticamente elegido. Por eso, al analizar si un grupo de personas está menos

11 Magistrado ponente: Manuel José Cepeda Espinosa.

( 83 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

protegido que otro, no le corresponde al juez constitucional sustituir la


apreciación del legislador ni imponer niveles de protección máximos o
ideales. No obstante, sí le compete determinar (i) si el legislador no ha
respetado los mínimos de protec­ción constitucionalmente ordenados, (ii)
si la desprotección de un grupo excede los márgenes constitucionalmente
admisibles, o (iii) si la menor protección relativa de un grupo obedecen a
una discriminación, lo cual estaría constitucional­mente prohibido”.12

6.2.2. En la situación que ahora es objeto de consideración por la Cor-


te se tiene que la ley, al regular la denominada “unión marital de hecho”,
establece un régimen de protección patrimonial para los integrantes de las
parejas heterosexuales, pero no hace lo propio con las parejas homosexuales.
En principio cabe señalar que la manera como se pueda brindar protección
patrimonial a quienes han decidido conformar una pareja como proyecto de
vida permanente y singular, entra en el ámbito de configuración legislativa,
porque no hay una fórmula única que resulte obligada conforme a la Consti-
tución para ese efecto y la protección requerida puede obtenerse por distin-
tos caminos. Sin embargo, resalta la Corte que ese ámbito de configuración
legislativa se encuentra limitado por la Constitución y por el respeto a los
derechos fundamentales de las personas. En ese escenario, para la Corte, la
ausencia de protección en el ámbito patrimonial para la pareja homosexual
resulta lesiva de la dignidad de la persona humana, es contraria al derecho al
libre desarrollo de la personalidad y comporta una forma de discriminación
proscrita por la Constitución.
6.2.3. En relación con la dignidad de la persona y con el libre desarrollo de
la personalidad, destaca la Corte la relevancia que el reconocimiento jurídico
de las relaciones económicas que por la naturaleza de las cosas surgen entre
quienes optan por vivir en pareja, tiene para la posibilidad de realización de
un proyecto de vida en común en condiciones de dignidad.
6.2.3.1. Esta Corporación ha expresado que la dignidad humana es un
valor superior y un principio fundante del Estado social de derecho, confor-
me al cual todas las personas deben recibir un trato acorde con su naturaleza
humana.13 Ha señalado la Corte que “(…) dentro del sistema constitucional

12 Al respecto, ver: Alexy, Robert. Teoría de los derechos fundamentales. Centro de Estudios
Constitu­cionales, Madrid, 1991. [Capítulo noveno; sección segunda (II)]
13 Cfr. sentencia T-386 de 2002, M.P. Rodrigo Escobar Gil. En el sentido aquí expresado,
la Corte, en sentencia C-239 de 1997, M.P. Carlos Gaviria Díaz, manifestó: “La dignidad
humana ... es en verdad principio fundante del Estado, ... que más que derecho en sí mismo,
es el presupuesto esencial de la consagración y efectividad del entero sistema de derechos
y garantías contemplado en la Constitución”. En la sentencia T-792 de 2005, M.P. Clara
Inés Vargas Hernández, en relación con la dignidad de la persona se expresó: “Así pues, es
un deber que comporta por parte del Estado y de sus autoridades, la adopción de medidas

( 84 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

colombiano, el principio de dignidad constituye el centro axiológico a partir


del cual se derivan las obligaciones de protección, respeto y promoción de
los derechos constitucionales y el aseguramiento del cumplimiento de los
deberes constitucionales, bajo la égida del orden justo”.14
Para la Corte, “[p]or dignidad se entiende la supremacía que ostenta la
persona como atributo inherente a su ser racional, cuya valoración y recono-
cimiento no puede estimarse como la causa o el efecto de alguien o de algo (es
decir, como objeto), sino como un fin superior que subyace en sí mismo”.15
En la jurisprudencia constitucional16 la dignidad humana se ha tratado
como expresión de la autonomía individual17, como expresión de ciertas
condiciones materiales de existencia18, o como expresión de la intangibilidad
de la integridad física y moral19. En ese contexto, la previsión constitucional
conforme a la cual el Estado se encuentra fundado en el respeto a la dignidad
humana (art. 1º, CP), impone a las autoridades públicas el deber de adoptar
las medidas de protección indispensables para salvaguardar los bienes jurí-
dicos que definen al hombre como persona, y entre los cuales se cuentan la
libertad, la autonomía, la integridad física y moral, la exclusión de tratos
degradantes, la intimidad personal y familiar, y ciertas condiciones materiales
de existencia. (art. 2º, CP)
En el asunto que ahora es objeto de consideración por la Corte, tienen
particular relevancia las manifestaciones de la dignidad en el ámbito de la
autonomía personal. Sobre el particular, la Corte ha señalado que a la noción
jurídica de dignidad humana se integra “(…) la libertad de elección de un
plan de vida concreto en el marco de las condiciones sociales en las que el
individuo se desarrolle”.20 De este modo, ha señalado la Corporación, “(…)
la dignidad humana se refleja de manera más inmediata en aquellos derechos
que se fundan en las decisiones racionales y autónomas del sujeto (…)”21, y que
encuentran expresión en el derecho al libre desarrollo de la personalidad. La

y políticas que se encaminen a garantizar un trato acorde a la condición de seres humanos,


a todos y cada uno de los miembros de la sociedad”.
14 Sentencia C-684 de 2005, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
15 Sentencia C-111 de 2006, M.P. Rodrigo Escobar Gil.
16 En la sentencia T-881 de 2002, M.P. Eduardo Montealegre Lynett, la Corte hizo una amplia
exposición de la jurisprudencia constitucional sobre la dignidad de la persona.
17 Ver sentencias T-532 de 1992, C-542 de 1993, C-221 de 1994, T-477 de 1995, T-472 de
1996, C-239 de 1997 ó T-461 de 1998.
18 Sentencias T-596 de 1992, T-124 de 1993, C-239 de 1997, T-296 de 1998, o T-556 de
1998.
19 Ver sentencias T-461 de 1992, T-123 de 1994, o T-562 de 1999.
20 Sentencia T-881 de 2002.
21 Sentencia T-472 de 1996.

( 85 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

Corte ha mostrado cómo, a partir del enunciado normativo contenido en el


artículo 16, es posible delimitar “(…) el objeto de protección de la dignidad
entendida como posibilidad de autodeterminarse22 según el propio destino23
o la idea particular de perfección24, con el fin de darle sentido a la propia
existencia”.25
De acuerdo con la Constitución, la autonomía de las personas encuentra un
límite en los derechos de los demás y en el orden jurídico. Por ello esta Corte
ha entendido que el derecho al libre desarrollo de la personalidad consagra
una protección general de la capacidad que la Constitución reconoce a las
personas para autodeterminarse, esto es, a darse sus propias normas y desa-
rrollar planes propios de vida, siempre y cuando no se afecten derechos de
terceros o el orden jurídico.26 Para la Corte, este derecho se vulnera “cuando a
la persona se le impide, en forma irrazonable, alcanzar o perseguir aspiraciones
legítimas de su vida o valorar y escoger libremente las opciones y circuns-
tancias que le dan sentido a su existencia y permiten su realización como ser
humano”27, y, por consiguiente, “(…) las restricciones de las autoridades al
artículo 16, para ser legítimas, no sólo deben tener sustento constitucional y
ser proporcionadas sino que, además, no pueden llegar a anular la posibilidad
que tienen las personas de construir autónomamente un modelo de realiza-
ción personal, por cuanto estarían desconociendo el núcleo esencial de este
derecho”.28 En la sentencia C-542 de 1993 la Corte reiteró la idea conforme
a la cual no pueden superponerse los intereses generales a aquellos derechos
que son inherentes a la dignidad de la persona humana, como la libertad
y la vida.29 En la misma línea, en la sentencia C-821 de 2005, la Corte, al
pronunciarse sobre una de las causales de divorcio previstas en la Ley 25 de
1992, modificatoria del numeral 1° del artículo 154 del Código Civil, señaló
que, en determinadas hipótesis, obligar a uno de los cónyuges a mantener el
vínculo en contra de su interés y voluntad implicaría un desconocimiento de

22 Cfr. sentencias T-532 de 1992, C-542 de 1993 y T-477 de 1995.


23 Cfr. sentencias C-221 de 1994 y T-090 de 1996.
24 Cfr. sentencia T-124 de 1993.
25 Cfr. sentencias T-472 de 1996 y C-239 de 1997.
26 Sentencia C-481 de 1998.
27 Sentencia T-429 de 1994, M. P.: Antonio Barrera Carbonell.
28 Sentencia C-309 de 1997, M.P. Alejandro Martínez Caballero.
29 En esa sentencia, la Corte expresó que: “Se invoca, para prohibir el pago del rescate, el
argumento de la primacía del interés general. Pero es menester tener presente que, por su
dignidad, el hombre es un fin en sí mismo y no puede ser utilizado como un medio para
alcanzar fines generales, a menos que él voluntaria y libremente lo admita. Por tanto, el
principio de la primacía del interés general, aceptable en relación con derechos inferiores,
como el de la propiedad, no es válido frente a la razón que autoriza al ser humano para
salvar su vida y su libertad, inherentes a su dignidad”.

( 86 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

sus derechos a la dignidad, la igualdad, la intimidad, y el libre desarrollo de la


personalidad.30 Dicha idea ya había sido expuesta por la Corte en la sentencia
C-660 de 2000, cuando expresó que “(…) en pro de garantizar la armonía y
estabilidad familiar, no se puede obligar a los cónyuges a mantener el vínculo
matrimonial cuando comportamientos como la infidelidad, generan un con-
flicto familiar irreconciliable. En dicho fallo, la Corte señaló que la posibilidad
de que los cónyuges promuevan la disolución del matrimonio también tiene
fundamento en los principios de dignidad humana e inalienabilidad de los
derechos de la persona (…)”.31
De manera general, de acuerdo con la jurisprudencia constitucional, la
dignidad humana, como principio fundante del Estado, es el presupuesto
esencial de la consagración y efectividad del sistema de derechos y garantías
contemplado en la Constitución y tiene, por consiguiente, valor absoluto no
susceptible de ser limitado bajo ninguna circunstancia.32
De este modo, si bien la Constitución impone como límite al libre desa-
rrollo de la personalidad los derechos de los demás y el orden jurídico, tal
límite no puede llevarse al extremo de instrumentalizar a la persona para el
logro del interés general en condiciones que afecten su dignidad.
Finalmente cabe señalar que, de acuerdo con la jurisprudencia, el principio
de dignidad humana comporta un mandato constitucional que determina no
sólo un deber negativo de no intromisión sino también un deber positivo de
protección y mantenimiento de condiciones de vida digna.33
6.2.3.2. En el ámbito del problema que ahora debe resolver la Corte,
resulta claro que la falta de reconocimiento jurídico de la realidad confor-
mada por las parejas homosexuales es un atentado contra la dignidad de sus

30 En esa sentencia, la Corte señaló que “en el caso de las relaciones sexuales extramatrimoniales,
no incluirla como causal de divorcio sobre la base de favorecer la libertad sexual, no sólo
implicaría un desconocimiento del compromiso solemne adquirido por la pareja, sino también
un desconocimiento de los derechos del cónyuge afectado a la dignidad, igualdad, intimidad,
libre desarrollo de la personalidad e inalienabilidad de los demás derechos como persona,
pues, en caso de reprochar tal comportamiento, se vería obligado a mantener el vínculo en
contra de su interés y voluntad”.
31 Cita de la sentencia C-821 de 2005. En la sentencia C-660 de 2000, la Corte expresó:
“Para la Corte la dignidad humana, el principio del libre desarrollo de la personalidad y
la inalienabilidad de los derechos de la persona de los cónyuges, constituyen criterios de
interpretación suficientes para afirmar que no se les puede obligar a mantener el vínculo
matrimonial en contra de su voluntad e interés, por las mismas razones por las cuales resulta
imposible coaccionarlos para que lo contraigan, aunadas con el imperativo constitucional
de propender por la armonía familiar, necesariamente resquebrajada cuando un conflicto
en la pareja conduce a uno de sus integrantes, o a ambos, a invocar su disolución”.
32 Cfr. sentencia T-792 de 2005, M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
33 Cfr. sentencia T-881 de 2002.

( 87 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

integrantes porque lesiona su autonomía y capacidad de autodeterminación


al impedir que su decisión de conformar un proyecto de vida en común pro-
duzca efectos jurídico patrimoniales, lo cual significa que, dado un régimen
imperativo del derecho civil, quedan en una situación de desprotección que
no están en capacidad de afrontar. No hay razón que justifique someter a las
parejas homosexuales a un régimen que resulta incompatible con una opción
vital a la que han accedido en ejercicio de su derecho al libre desarrollo de la
personalidad, ni resulta de recibo que la decisión legislativa de establecer un
régimen para regular la situación patrimonial entre compañeros permanentes
sea indiferente ante los eventos de desprotección a los que puede dar lugar
tratándose de parejas homosexuales.
De este modo se tiene que se puede identificar en este caso un mínimo
de protección que resulta constitucionalmente obligado porque la ausencia
de un régimen jurídico que, en el ámbito patrimonial, se aplique de manera
específica a las parejas homosexuales, implica que sus integrantes deban regirse
por el régimen ordinario civil, lo cual limita su autonomía para autorregular
las consecuencias patrimoniales de su decisión de vivir como pareja y deja en
un limbo jurídico la dimensión patrimonial de esa decisión, con consecuencias
potencialmente lesivas en el evento en que termine la cohabitación. Esto es, el
déficit de protección al que se hace alusión se deriva de la existencia de una
regulación imperativa para la disposición del patrimonio de los integrantes de
la pareja, que no consulta su propia realidad; de la imposibilidad de acceder
voluntariamente a un sistema de regulación sino es a través de procedimientos
no específicos y altamente engorrosos, y de las consecuencias potencialmente
lesivas que las anteriores circunstancias pueden tener para los integrantes
de la pareja. Dicho de otra manera, la decisión legislativa de no incluir a las
parejas homosexuales en el régimen patrimonial previsto para las uniones
maritales de hecho comporta una restricción injustificada de la autonomía
de los integrantes de tales parejas y puede tener efectos lesivos, no sólo en
cuanto obstaculiza la realización de su proyecto de vida común, sino porque
no ofrece una respuesta adecuada para las situaciones de conflicto que se
pueden presentar cuando por cualquier causa cese la cohabitación.
Esa ausencia de previsión legislativa también se manifiesta en la segunda
dimensión en la que, de acuerdo con la jurisprudencia34, se expresa la dignidad
de la persona, por las consecuencias que en el plano material puede tener
para una persona la pérdida de aquello que le corresponde en el patrimonio

34 Como se ha dicho, en la jurisprudencia constitucional la dignidad humana se ha tratado


(1) como expresión de la autonomía individual, (2) como expresión de ciertas condiciones
materiales de existencia, o (3) como expresión de la intangibilidad de ciertos bienes.

( 88 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

construido de manera conjunta en el transcurso de una relación de pareja y


que pueden afectar sus condiciones materiales de existencia. La afectación de
la dignidad, finalmente, también se desprende de una manera directa de la
ausencia de reconocimiento jurídico de las opciones vitales de las personas.
Ello se produce en este caso porque la realidad de las parejas homosexuales
y de las personas que las integran no es reconocida y resulta invisible para
el ordenamiento jurídico, puesto que, no obstante que dichas personas han
obrado en ejercicio de una opción protegida por la Constitución, son igno-
radas por el ordenamiento jurídico cuando se trata de resolver los conflictos
patrimoniales que pueden surgir de tal decisión.
6.2.4. Las mismas consideraciones que permiten establecer que en relación
con la situación patrimonial de las parejas homosexuales existe un déficit de
protección a la luz del ordenamiento constitucional, llevan a la conclusión
de que el régimen de la Ley 54 de 1990, tal como fue modificado por la
Ley 979 de 2005, en la medida en que se aplica exclusivamente a las parejas
heterosexuales y excluye de su ámbito a las parejas homosexuales, resulta
discriminatorio. Así, no obstante las diferencias objetivas que existen entre los
dos tipos de pareja, y las específicas consideraciones que llevaron al legislador
del año 1990 a establecer este régimen de protección, fundadas en la nece-
sidad de proteger a la mujer y a la familia, no es menos cierto que hoy por
hoy puede advertirse que las parejas homosexuales presentan requerimientos
análogos de protección y que no existen razones objetivas que justifiquen un
tratamiento diferenciado.
No puede perderse de vista que el objeto de la ley es atender a la dispo-
sición del patrimonio conformado durante el tiempo de cohabitación en los
eventos en los que la misma termine por cualquier causa. En ese contexto, el
régimen legal tiene dos manifestaciones centrales: por un lado, se establece la
presunción sobre la existencia de una sociedad patrimonial entre compañeros
permanentes, y por otro, aunque concebida desde una perspectiva probatoria,
se contempla la posibilidad que tienen los integrantes de la pareja, a partir de
la convivencia mantenida por un período de al menos dos años, de acceder
voluntariamente a ese régimen mediante declaración ante notario o en el es-
cenario de una conciliación. Independientemente de la motivación original de
la ley, es claro que hoy la misma tiene una clara dimensión protectora de la
pareja, tanto en el ámbito de la autonomía de sus integrantes, como en el de
las hipótesis de desamparo que en materia patrimonial puedan surgir cuando
termine la cohabitación. En esa perspectiva, se reitera, mantener ese régimen
de protección exclusivamente para las parejas heterosexuales e ignorar la
realidad constituida por las parejas homosexuales resulta discriminatorio.

( 89 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

6.3. A la luz de los anteriores criterios y sin desconocer el ámbito de


configuración del legislador para la adopción, en proceso democrático y par-
ticipativo, de las modalidades de protección que resulten más adecuadas para
los requerimientos de los distintos grupos sociales, encuentra la Corte que
es contrario a la Constitución que se prevea un régimen legal de protección
exclusivamente para las parejas heterosexuales y por consiguiente se declarará
la exequibilidad de la Ley 54 de 1990, tal como fue modificada por la Ley
979 de 2005, en el entendido de que el régimen de protección allí previsto
también se aplica a las parejas homosexuales.
Quiere esto decir que la pareja homosexual que cumpla con las condiciones
previstas en la ley para las uniones maritales de hecho, esto es la comunidad
de vida permanente y singular, mantenida por un período de al menos dos
años, accede al régimen de protección allí dispuesto, de manera que queda
amparada por la presunción de sociedad patrimonial y sus integrantes pueden,
de manera individual o conjunta, acudir a los medios previstos en la ley para
establecerla cuando así lo consideren adecuado.

VII. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional, admi-
nistrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

RESUELVE
Declarar la EXEQUIBILIDAD de la Ley 54 de 1990, tal como fue modifi-
cada por la Ley 979 de 2005, en el entendido de que el régimen de protección
en ella contenido se aplica también a las parejas homosexuales.
Cópiese, notifíquese, comuníquese, insértese en la Gaceta de la Corte
Constitucional, cúmplase y archívese el expediente.

JAIME CÓRDOBA TRIVIÑO


Presidente
Con aclaración de voto

JAIME Araújo RENTERÍA


Magistrado
Con salvamento de voto

NILSON PINILLA PINILLA


Magistrado
Con aclaración de voto

( 90 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA


Magistrado

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO


Magistrado

RODRIGO ESCOBAR GIL


Magistrado
Con aclaración de voto

ÁLVARO TAFUR GALVIS


Magistrado

MARCO GERARDO MONROY CABRA


Magistrado
Con aclaración de voto

CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ


Magistrada

MARTA VICTORIA SÁCHICA DE MONCALEANO


Secretaria General

( 91 )
Sentencia C-811/07

Referencia: expediente D-6749

Demanda de inconstitucionalidad contra el artículo 163


(parcial) de la Ley 100 de 1993
Actores:
Magda Carolina López García y
Jaime Faiyeth Rodríguez Ruiz
Magistrado Ponente:
Dr. MARCO GERARDO MONROY CABRA

Bogotá D.C., tres (3) de octubre de dos mil siete (2007)


(…)

TEXTO DE LA NORMA ACUSADA


A continuación se transcribe el texto del artículo acusado, y resalta el
aparte demandado.

LEY 100 DE 1993


Artículo 163. La Cobertura Familiar. El Plan de Salud Obligatorio de
Salud tendrá cobertura familiar. Para estos efectos, serán beneficiarios del
Sistema el (o la) cónyuge o el compañero o la compañera permanente del
afiliado cuya unión sea superior a 2 años; los hijos menores de 18 años de
cualquiera de los cónyuges, que hagan parte del núcleo familiar y que depen-
dan económicamente de éste; los hijos mayores de 18 años con incapacidad
permanente o aquellos que tengan menos de 25 años, sean estudiantes con
dedicación exclusiva y dependan económicamente del afiliado. A falta de
cónyuge, compañero o compañera permanente, e hijos con derecho, la co-
bertura familiar podrá extenderse a los padres del afiliado no pensionados
que dependan económicamente de éste.
Parágrafo 1. El Gobierno Nacional reglamentará la inclusión de los hijos
que, por su incapacidad permanente, hagan parte de la cobertura familiar.
Parágrafo 2. Todo niño que nazca después de la vigencia de la presente
Ley quedará automáticamente como beneficiario de la Entidad Promotora de
Salud a la cual esté afiliada su madre. El Sistema General de Seguridad Social
en Salud reconocerá a la Entidad Promotora de Salud la Unidad de Pago por
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

Capitación correspondiente, de conformidad con lo previsto en el artículo


161 de la presente Ley.
(…)
VI. CONSIDERACIONES Y FUNDAMENTOS
(…)
3. Protección de los derechos de la pareja del mismo sexo y alcances de la
sentencia C-075 de 2007
En materia de derechos de las personas homosexuales, la Corte Consti-
tucional ha garantizado el derecho individual a la libre opción sexual como
manifestación del derecho al libre desarrollo de la personalidad y consecuencia
de la prohibición de discriminación impuesta por la Carta. Así lo señaló en
las sentencias T-097 de 19941, T-539 de 19942, T-101 de 19983, C-481 de
19984 C-507 de 19995, T-268 de 20006, C-373 de 20027 T-435 de 20028 y
T-301 de 20049.
En reciente pronunciamiento, la Corte Constitucional adicionalmente
confirió a las parejas del mismo sexo la posibilidad de obtener el reconoci-
miento de los efectos patrimoniales de sus uniones de hecho.
En efecto, en sentencia C-075 de 2007, la Corte Constitucional declaró
condicionadamente exequibles algunos apartes de los artículos 1º y 2º de la
Ley 54 de 1990 –tal como fue modificada por la Ley 979 de 2005– que de-
finían el concepto de unión marital de hecho como la unión de un hombre y
una mujer que, sin estar casados, hacen una comunidad de vida permanente
y singular10.

1 Magistrado ponente: Eduardo Cifuentes Muñoz.


2 Magistrado ponente: Vladimiro Naranjo Mesa.
3 Magistrado ponente: Fambio Morón Díaz
4 Magistrado ponente: Alejandro Martínez Caballero.
5 Magistrado ponente: Vladimiro Naranjo Mesa.
6 Magistrado ponente: Alejandro Martínez Caballero.
7 Magistrado ponente: Jaime Córdoba Treviño.
8 Magistrado ponente: Rodrigo Escobar Gil.
9 Magistrado ponente: Eduardo Montealegre Lynett.
10 Aclaración de voto de los magistrados Jaime Córdoba Triviño, Rodrigo Escobar Gil, Marco
Gerardo Monroy Cabra, Nilson Pinilla Pinilla. Salvamento de Voto del magistrado Jaime
Araújo Rentaría. Los magistrados Escobar, Monroy y Pinilla apoyaron la decisión mayoritaria,
pero sobre la base de que el reconocimiento de los efectos civiles a las uniones de hecho de
parejas del mismo sexo no implica reconocimiento de que constituyen familia. El magistrado
Córdoba apoyó la decisión de fondo, pero advirtió que su voto no avala ni descalifica tratos
diferenciados que puedan ser otorgados por el legislador a las parejas homosexuales. El
magistrado Araújo se apartó de la decisión pues estimó que la sentencia debió haber reconocido
la plenitud de los derechos de las parejas heterosexuales a las parejas del mismo sexo.

( 94 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

El fallo se funda en el hecho de que entre la expedición de la Ley 54 de


1990 y la Ley 979 de 2005 ocurrió un cambio en el contexto social y jurídico
del país que hizo insuficiente el modelo de protección patrimonial ofrecido
en la Ley 54 de 1990 –que sólo cobijaba a las parejas heterosexuales–, e im-
puso la inclusión de las parejas del mismo sexo como destinatarias de dicha
regulación.
A juicio de la Corte, “hoy, junto a la pareja heterosexual, existen –y
constituyen opciones válidas a la luz del ordenamiento superior– parejas
homosexuales que plantean, en el ámbito patrimonial, requerimientos de
protección en buena medida asimilables a aquellos que se predican de la
pareja heterosexual”. Para la Corporación,
“(…) tal como se plantea en la demanda y en varias de las intervenciones, los
homosexuales que cohabitan se encuentran desprotegidos patrimonialmente,
porque al terminarse la cohabitación no tienen herramientas jurídicas
para reclamar de su pareja la parte que les corresponde en el capital que
conformaron durante el tiempo de convivencia, desprotección que es
también evidente en el evento de muerte de uno de los integrantes de la
pareja, caso en el cual, por virtud de las normas imperativas del derecho
de sucesiones, el integrante supérstite podría ser excluido de la titularidad
de los bienes que conformaban ese patrimonio, por el derecho de los
herederos del causante”.11

El fallo en cita estimó entonces que el cambio en la percepción de los es-


quemas de protección de la pareja homosexual es una realidad de la sociedad
contemporánea, que además se ha visto impulsado por una creciente tendencia
internacional dirigida a elevar los niveles de protección de la opción sexual,
cuando la misma se manifiesta en la voluntad de constituir una pareja. Al
respecto, el fallo resaltó que
“(…) la prohibición de discriminación en razón de la orientación sexual
se desprende de normas internacionales que hacen parte del bloque de
constitucionalidad y que de manera genérica proscriben toda forma de
discriminación.12 Más allá de esa dimensión normativa, sin embargo, como

11 Sentencia C-075 de 2007 M.P. Rodrigo Escobar Gil.


12 La Convención Americana sobre Derechos Humanos ‘Pacto de San José de Costa Rica’
establece que “todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho,
sin discriminación, a igual protección de la ley” (art. 24). El Pacto Interna­cional de Derechos
Civiles y Políticos establece que “todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin
discriminación a igual protección de la ley. A este respecto, la ley prohibirá toda discriminación
y garantizará a todas las personas protección igual y efectiva contra cualquier discriminación
por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión opiniones políticas o de cualquier índole,
origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social”.
(art. 26).

( 95 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

se expone en la demanda y se ha manifestado en distintas oportunidades


por la jurisprudencia constitucional, pronunciamientos de distintas
instancias internacionales y tribunales de diferentes Estados han avanzado
en la definición del ámbito de protección de la persona y de la pareja
homosexual, y en la identificación de factores que pueden considerarse
discriminatorios en función de la orientación sexual de las personas”.
Sobre este mismo particular, enfatizó:
“Específicamente se han producido distintos pronunciamientos orientados
a identificar los casos en los que la diferencia de tratamiento entre
parejas heterosexuales y homosexuales puede considerarse una forma
de discriminación en razón de la orientación sexual. A ese efecto resulta
pertinente acudir a dos pronunciamientos del Comité de Derechos
Humanos de Naciones Unidas, órgano responsable de la interpretación
del Pacto Interna­cional de Derechos Civiles y Políticos, y en los que, por
una parte, se señaló que, en relación con artículo 26 del Pacto (PIDCP), la
prohibición de discriminar en razón del sexo de las personas comprende
la categoría ‘orientación sexual’, la cual constituye, entonces, un criterio
sospechoso de diferenciación13, y por otra, se expresó que si bien, de
acuerdo con la jurisprudencia constante del Comité, no toda distinción
equivale a la discriminación prohibida por el Pacto, en la medida en que se
base en criterios razonables y objetivos, si no se presenta ningún argumento
que sirva para demostrar que una distinción que afecte a compañeros del
mismo sexo, a los que no se les permite recibir determinadas prestaciones
a las que sí pueden acceder los compañeros heterosexuales, es razonable
y objetiva, ni ninguna prueba que revele la existencia de factores que
pudieran justificar esa distinción, la misma debe considerarse como
contraria al artículo 26 del Pacto”.14, 15
Establecido que el contexto social y jurídico de hoy permitía detectar un
avance en el proceso de reconocimiento de los derechos de las parejas del
mismo sexo, la Corte sometió a detenido análisis los cargos formulados contra
las expresiones de la Ley 54 de 1990 que limitaban la aplicación del régimen
patrimonial a las parejas heterosexuales.
A su juicio, el debate constitucional debía estar encaminado a determinar
si la ausencia de regulación en materia de reconocimiento de protección
patrimonial constituía incumplimiento, por parte del legislador, de un deber
de protección específico, dispuesto por la Constitución para situaciones de
hecho asimilables; sin que con ello se buscara la homologación del régimen
jurídico de la pareja heterosexual al de la pareja homosexual.

13 Caso Toonen contra Australia. Comunicación No 488/1992, Informe del Comité de Derechos
Humanos, UN Doc. A/49/40, vol. II, 226-37.
14 Caso Young contra Australia. Comunicación N° 941/2000: Australia. 18/09/2003. CCPR/
C/78/D/ 941 /2000.
15 Sentencia C-075 de 2007, M.P. Rodrigo Escobar Gil.

( 96 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

La Corte, en suma, estudió la constitucionalidad de las disposiciones acusa-


das a la luz de la omisión de un deber de protección, matizado por la vigencia
de derechos como la libre opción sexual, manifestación del libre desarrollo
de la personalidad y el principio de no discriminación constitucional.
En el caso de la regulación de los efectos patrimoniales de la pareja, la
Corte constató que la denominada ‘unión marital de hecho’, constituye un
régimen de protección para parejas heterosexuales, que excluía de suyo la
opción homosexual. Esta exclusión, a juicio de la Corte, resultaba injustificada
a la luz de los principios constitucionales, pues, más allá del respeto por la
libertad de configuración del legislador, éste debe garantizar la protección de
la dignidad humana, el libre desarrollo de la personalidad y evitar cualquier
forma de discriminación.
En cuanto a la dignidad humana, la Corte resaltó la importancia que los
efectos económicos del plan de vida tienen en las relaciones de pareja. Preci-
só que uno de los componentes de dicha dignidad impone a las autoridades
públicas “el deber de adoptar las medidas de protección indispensables para
salvaguardar los bienes jurídicos que definen al hombre como persona, y entre
los cuales se cuentan la libertad, la autonomía, la integridad física y moral,
la exclusión de tratos degradantes, la intimidad personal y familiar, y ciertas
condiciones materiales de existencia. (art. 2º, CP)”.16
En el caso bajo estudio, dicha dignidad se manifestaba en el ámbito de la
autonomía personal, en tanto que implicaba “(…) la libertad de elección de
un plan de vida concreto en el marco de las condiciones sociales en las que
el individuo se desarrolle”.17 Esta autonomía se vulnera cuando
“a la persona se le impide, en forma irrazonable, alcanzar o perseguir
aspiraciones legítimas de su vida o valorar y escoger libremente las opciones
y circunstancias que le dan sentido a su existencia y permiten su realización
como ser humano”18, y, por consiguiente, “(…) las restricciones de las
autoridades al artículo 16, para ser legítimas, no sólo deben tener sustento
constitucional y ser proporcionadas sino que, además, no pueden llegar a
anular la posibilidad que tienen las personas de construir autónomamente
un modelo de realización personal, por cuanto estarían desconociendo el
núcleo esencial de este derecho”.19

La Corte recordó que la dignidad humana es el principio fundante del


Estado, presupuesto esencial del régimen jurídico y que, dado su carácter

16 Sentencia C-075 de 2007.


17 Sentencia T-881 de 2002.
18 Sentencia T-429 de 1994, M. P.: Antonio Barrera Carbonell.
19 Sentencia C-309 de 1997, M.P. Alejandro Martínez Caballero.

( 97 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

absoluto, no admite limitación bajo ninguna circunstancia20; precisó que si


bien el libre desarrollo de la personalidad tiene sus límites, ninguno puede
consagrar la instrumentalización humana.
En el terreno del problema analizado, la Corporación señaló que la falta
de reconocimiento jurídico de los efectos económicos de la relación de pareja
conformada por personas del mismo sexo vulneraba el derecho a la dignidad
de sus integrantes porque comportaba la restricción de ejercicio de su libertad
personal. Tal medida “lesiona su autonomía y capacidad de autodeterminación
al impedir que su decisión de conformar un proyecto de vida en común pro-
duzca efectos jurídico patrimoniales, lo cual significa que, dado un régimen
imperativo del derecho civil, quedan en una situación de desprotección que
no están en capacidad de afrontar”.21
A juicio de la Corte, no existe razón justificativa para someter a las pare-
jas del mismo sexo a un régimen incompatible con su opción de vida, como
tampoco es legítimo que el legislador establezca un régimen patrimonial
entre compañeros permanentes que no incluya a las parejas de compañeros
del mismo sexo. La Corte detectó que la ausencia de regulación del régimen
patrimonial de las parejas del mismo sexo las privaba del mínimo de protección
en la materia, pues las obligaba a recurrir al régimen ordinario civil, lo cual
limitaba su autonomía para “autorregular las consecuencias patrimoniales
de su decisión de vivir como pareja y deja en un limbo jurídico la dimensión
patrimonial de esa decisión, con consecuencias potencialmente lesivas en el
evento en que termine la cohabitación”.
La Corte acuñó entonces la expresión ‘déficit de protección’ para referirse
a aquel vacío del régimen que desampara a individuos cuya protección es un
imperativo constitucional. Sostuvo al respecto que en el caso del régimen
patrimonial, dicho déficit se producía por el desconocimiento que el legisla-
dor hacía de la realidad fáctica de la pareja homosexual, “de la imposibilidad
de acceder voluntariamente a un sistema de regulación si no es a través de
procedimientos no específicos y altamente engorrosos, y de las consecuencias
potencialmente lesivas que las anteriores circunstancias pueden tener para
los integrantes de la pareja”.
Sobre el particular, la Corte dijo:
“Dicho de otra manera, la decisión legislativa de no incluir a las parejas
homosexuales en el régimen patrimonial previsto para las uniones maritales
de hecho comporta una restricción injustificada de la autonomía de los

20 Cfr. Sentencia T-792 de 2005, M.P. Clara Inés Vargas Hernández.


21 Sentencia C-075 de 2007.

( 98 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

integrantes de tales parejas y puede tener efectos lesivos, no solo en cuanto


obstaculiza la realización de su proyecto de vida común, sino porque no
ofrece una respuesta adecuada para las situaciones de conflicto que se
pueden presentar cuando por cualquier causa cese la cohabitación”22.

Ahora bien, a juicio de la Corte, el déficit de protección del régimen pre-


visto en la Ley 54 de 1990 afectaba a las parejas del mismo sexo en cuanto
a su dignidad. La Corte consideró que las posibilidades vitales se veían en
peligro como consecuencia del vacío de regulación respecto de la pareja
homosexual, puesto que, “no obstante que dichas personas han obrado en
ejercicio de una opción protegida por la Constitución, son ignoradas por el
ordenamiento jurídico cuando se trata de resolver los conflictos patrimoniales
que pueden surgir de tal decisión”.23
La conclusión que el tribunal extrajo del anterior análisis es que en materia
patrimonial se había entronizado en Colombia un déficit de protección que
surgía como consecuencia de la exclusión de las parejas del mismo sexo, parejas
que, si bien objetivamente son distintas a la pareja heterosexual, y más allá
de las consideraciones de protección a la mujer y a la familia que inspiraron
la expedición de la Ley 54 de 1990, “hoy por hoy puede advertirse que las
parejas homosexuales presentan requerimientos análogos de protección y que
no existen razones objetivas que justifiquen un tratamiento diferenciado”.24
La Corte señaló que independientemente de las consideraciones origi-
narias sobre protección a la familia, la ley tenía finalidad de protección a la
pareja, por lo cual debía dejar de interpretársela como extendida a la pareja
homosexual.
“Independientemente de la motivación original de la ley, es claro que
hoy la misma tiene una clara dimensión protectora de la pareja, tanto
en el ámbito de la autonomía de sus integrantes, como en el de las
hipótesis de desamparo que en materia patrimonial puedan surgir cuando
termine la cohabitación. En esa perspectiva, se reitera, mantener ese
régimen de protección exclusivamente para las parejas heterosexuales
e ignorar la realidad constituida por las parejas homosexuales, resulta
discriminatorio”.25

Lo anterior implicó, dijo la Corte,


“(…) que la pareja homosexual que cumpla con las condiciones previstas
en la ley para las uniones maritales de hecho, esto es la comunidad de
vida permanente y singular, mantenida por un período de al menos dos

22 Sentencia C-075 de 2007 M.P. Rodrigo Escobar Gil


23 Ibídem.
24 Ibídem.
25 Ibídem..

( 99 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

años, accede al régimen de protección allí dispuesto, de manera que queda


amparada por la presunción de sociedad patrimonial y sus integrantes
pueden, de manera individual o conjunta, acudir a los medios previstos
en la ley para establecerla cuando así lo consideren adecuado”.26

Hecha la síntesis del fallo C-075 de 2007, pasa la Corte a definir la


exequibilidad de la expresión demandada, no sin antes hacer mención a un
reciente pronunciamiento que tiene importantes repercusiones en el análisis
que ahora se realiza.

4. Sentencia C-521 de 2007, inexequibilidad del tiempo mínimo de convi-


vencia como factor habilitante para el ingreso al Sistema de Seguridad
Social en Salud
Mediante sentencia C-521 de 2007, M.P. Clara Inés Vargas Hernández,
la Corte Constitucional declaró recientemente la inexequibilidad de la ex-
presión ‘cuya unión sea superior a 2 años’, contenida en el artículo 163 de
la Ley 100 de 199127.
La disposición establecía en su sentido literal que para tener acceso al
Plan Obligatorio de Salud, las parejas constitutivas de familia que no estu-
vieran unidas por el vínculo jurídico del matrimonio debían haber tenido
una convivencia como pareja por lo menos dos años. La Corte consideró
que dicho lapso de convivencia mínima resultaba inconstitucional, a la luz
del principio de igualdad y de las normas de protección a la familia, porque
mientras las familias constituidas por el vínculo matrimonial tenían derecho a
recibir inmediatamente los derechos del Plan Obligatorio de Salud, a las que
no las unía dicho vínculo se les exigía un período de dos años para reclamar
los mismos derechos.
Así se refirió la Corte a este punto:
“4.10. La diferencia de trato entre el cónyuge del afiliado y el compañero
(a) permanente del afiliado a quien se impone la obligación de convivir
durante un período mínimo de dos años para acceder a las mismas
prestaciones, no está justificada bajo parámetros objetivos y razonables,
por cuanto se impone a este último la carga de permanecer durante dos
años sin los beneficios propios del Plan Obligatorio de Salud, brindándole
como explicación que se trata de un lapso efímero durante el cual podría
afiliarse como trabajador independiente al régimen contributivo o al
régimen subsidiado, o acceder a los servicios en calidad de vinculado.

26 Ibídem.
27 Con salvamento de voto de los magistrados Rodrigo Escobar Gil, Nilson Pinilla Pinilla
y Humberto Antonio Sierra Porto. Con aclaración de voto del magistrado Jaime Araújo
Rentaría.

( 100 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

“Similares consideraciones podrían hacerse respecto del cónyuge a quien


la norma ampara como beneficiario a partir del matrimonio; sin embargo,
la disposición, contrariando lo dispuesto en el artículo 13 superior, ordena
darle al compañero(a) permanente un trato discriminatorio al imponerle
una carga desproporcionada, en cuanto a pesar de estar conformando una
familia lo obliga a permanecer durante dos años por fuera del ámbito de
cobertura señalado en el artículo 163 de la Ley 100 de 1993”.28

En consecuencia, la Corte declaró inexequible la disposición acusada, no


sin antes reiterar que el lapso de dos años que se consideraba inconstitucional
no podía examinarse con la misma óptica que el lapso de dos años estable-
cido por la Ley 54 de 1990 como período mínimo de convivencia para el
reconocimiento de la unión marital de hecho.
La Corte dijo a este respecto que las particularidades jurídicas de la institu-
ción de la unión marital de hecho eran distintas a las del acceso a los medios de
cobertura de la seguridad social, por lo que la inexequibilidad del lapso de dos
años requeridos para acceder a los beneficios del sistema no podía afectar la
legitimidad del lapso equivalente, exigido para conferir efectos patrimoniales
a las parejas unidas por vínculos naturales. A este respecto, manifestó:
“Mientras el artículo 2º de la Ley 54 de 1990 regula el régimen económico
de las uniones maritales de hecho, el artículo 163 de la Ley 100 de 1993
se aplica a la cobertura familiar en el Plan Obligatorio de Salud; es decir,
una y otra disposición son ontológicamente diferentes, la primera aplicable
a las consecuencias económicas derivadas de la unión marital de hecho,
al paso que la segunda está relacionada con la protección integral de la
familia en cuanto a la prestación del servicio de seguridad social en salud
se refiere, materia ésta que vincula la protección eficaz de los derechos
fundamentales a la vida en condiciones en dignas y a no ser discriminado
en razón del origen familiar.
Por esta razón, desde una perspectiva constitucional el término de dos años
previsto en el artículo 2º de la Ley 54 de 1990 y el de dos años establecido
en el artículo 163 de la Ley 100 de 1993, no pueden ser considerados
como similares ni mucho menos homologables, pues uno y otro atienden
a un origen y a unos propósitos sustancialmente distintos”.29

Con todo, la Corte afirmó que con el fin de evitar fraudes, de personas que
sin convivir quisieran dar la apariencia de convivencia para beneficiarse de
los servicios del sistema, la unión de hecho debía constar en una declaración
ante notario en la que la pareja reconociera que la convivencia existe y que
tiene vocación de permanencia.

28 Sentencia C-521 de 2007, M.P. Clara Inés Vargas Hernández.


29 Ibídem.

( 101 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

“5.2. La condición de compañero(a) permanente debe ser probada


mediante declaración ante notario, expresando la voluntad de conformar
una familia de manera permanente, actuación a la que deben acudir
quienes conforman la pareja y que supone la buena fe y el juramento
sobre la verdad de lo expuesto; por lo tanto, el fraude o la ausencia de
veracidad en las afirmaciones hechas durante esta diligencia acarrearán
las consecuencias previstas en la legislación penal y en el resto del
ordenamiento jurídico”.30

Hecha la anterior precisión, pasa la Corte a establecer la exequibilidad


de la norma acusada.

5. Análisis de la norma acusada


Aclaración previa, alcance de la norma
Previo al análisis que pasa a hacerse, conviene precisar que la norma acu-
sada hace referencia exclusivamente a la vinculación al sistema de seguridad
social en el régimen contributivo, es decir, en el régimen financiado por traba-
jadores con mayor capacidad económica que cotizan al sistema mediante una
contribución obligatoria, que pagan exclusivamente o de manera compartida
con su empleador.

Déficit de protección de la norma acusada


De la norma objeto de estudio se desprende que la pareja homosexual no
tiene derecho, en cuanto pareja, a recibir los beneficios del régimen contribu-
tivo del sistema general de salud, por cuanto la disposición limita el alcance
de la misma al ámbito familiar. El alcance preciso de la disposición implica
que un individuo afiliado en calidad de cotizante al régimen contributivo, no
puede vincular a su pareja homosexual en calidad de beneficiaria.
Para realizar el estudio de la disposición acusada, la Corte debe considerar
los elementos doctrinarios establecidos en la sentencia C-075 de 2007, pues
ésta se constituye en el marco conceptual que determina el alcance actual de
los derechos de las parejas del mismo sexo.
En primer lugar, el hecho de que el legislador en la Ley 54 de 1990 hubiera
dejado por fuera del régimen patrimonial a las parejas del mismo sexo fue
considerado contrario a la Constitución por la Corte en la reciente sentencia
C-075 de 2007, pues dicha exclusión evidenciaba la existencia de un déficit
de protección de los individuos del mismo sexo que por dicha medida no
podían regular adecuadamente los efectos patrimoniales de su unión.

30 Ibídem.

( 102 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

La detección del déficit de protección en materia patrimonial constituye


un criterio de evaluación de la disposición acusada, pues ella también deja
por fuera del alcance de la protección en salud a las parejas del mismo sexo.
No obstante, dado que el régimen que ahora se demanda tiene que ver, no
con los efectos patrimoniales de la unión de hecho entre parejas del mismo
sexo, sino con su acceso a los servicios de salud, la Corte considera que el
déficit de protección se presenta de manera más palpable.
En efecto, acogiendo los criterios doctrinales esbozados por la Corte en la
sentencia C-075 de 2007, que marcan la perspectiva actual en el tratamiento
jurídico del tema, el impedimento que tiene la pareja del mismo sexo de vin-
cularse al Sistema de Seguridad Social en Salud por el régimen contributivo
constituye una vulneración de su derecho a la dignidad humana, al libre
desarrollo de la personalidad –en la concepción de la autodeterminación
sexual–, así como una transgresión de la proscripción de discriminación por
razón de la orientación sexual del individuo.
La razón de dicha transgresión es clara: la opción del individuo que de-
cide vivir en pareja con una persona de su mismo sexo constituye la causa
directa que impide que los miembros de la pareja se vinculen al sistema de
seguridad social en salud en calidad de beneficiarios. En este sentido, es la
propia condición homosexual la que, aunada a la decisión de vivir en pareja,
determina la exclusión del privilegio legal, por lo que la norma resulta lesiva
del principio de igualdad constitucional (art. 13, CP), respecto de opciones
de vida igualmente legítimas, al tiempo que vulneratoria del derecho a la
dignidad humana (art. 2º, CP), pues sanciona con la exclusión de una medida
destinada a preservar la salud y la vida del individuo a quien por ejercicio de
su plena libertad decide vivir en pareja con otro de su mismo sexo.
En relación con la discriminación, la Convención Americana sobre Dere-
chos Humanos “Pacto de San José de Costa Rica” es enfática al manifestar que
“todas las personas son iguales ante la ley. En consecuencia, tienen derecho,
sin discriminación, a igual protección de la ley” (art. 24). Simultáneamente,
el Pacto Interna­cional de Derechos Civiles y Políticos establece que “todas las
personas son iguales ante la ley y tienen derecho sin discriminación a igual
protección de la ley. A este respecto, la ley prohibirá toda discriminación y
garantizará a todas las personas protección igual y efectiva contra cualquier
discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión opiniones
políticas o de cualquier índole, origen nacional o social, posición económica,
nacimiento o cualquier otra condición social” (art. 26). Estas disposiciones
internacionales que en Colombia resultan plenamente aplicables, por hacer
parte del bloque de constitucionalidad, indican, tal como lo hace la sentencia

( 103 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

C-075 de 2007, que el tratamiento de exclusión patrocinado por la disposi-


ción legal afecta puntualmente la conducta homosexual cuando la misma se
manifiesta en la voluntad de hacer vida en pareja.
En punto a la conservación del principio de la dignidad humana, la Corte
Constitucional ha señalado que dicho concepto es elemento fundante del
Estado social de derecho que impone a las autoridades y a los particulares el
trato a la persona conforme con su humana condición. La Corte ha dicho que
“(…) dentro del sistema constitucional colombiano, el principio de dignidad
constituye el centro axiológico a partir del cual se derivan las obligaciones
de protección, respeto y promoción de los derechos constitucionales y el
aseguramiento del cumplimiento de los deberes constitucionales, bajo la
égida del orden justo”.31
El hecho de que la dignidad humana sea un valor fundacional del Estado
impone “a las autoridades públicas el deber de adoptar las medidas de pro-
tección indispensables para salvaguardar los bienes jurídicos que definen al
hombre como persona, y entre los cuales se cuentan la libertad, la autonomía,
la integridad física y moral, la exclusión de tratos degradantes, la intimidad
personal y familiar, y ciertas condiciones materiales de existencia. (art. 2º,
CP)”.32
Ahora bien, la dignidad humana implica el reconocimiento de la autonomía
del ser humano, enfocada al diseño de un plan personal de vida. La libertad
de “elección de un plan de vida concreto en el marco de las condiciones
sociales en las que el individuo se desarrolle”.33 De allí que la dignidad hu-
mana se refleje de manera inmediata en el ámbito de ejercicio de derechos
que dependen de las decisiones racionales y libres del individuo34, reunidos
todos en el concepto de libre desarrollo de la personalidad. Para la Corte, la
dignidad humana se manifiesta en tanto libertad en la “posibilidad de auto-
determinarse35 según el propio destino36 o la idea particular de perfección37,
con el fin de darle sentido a la propia existencia38.”
De allí que la Corte Constitucional haya dicho que “la dignidad humana,
como principio fundante del Estado, es el presupuesto esencial de la consa-
gración y efectividad del sistema de derechos y garantías contemplado en la

31 Sentencia C-684 de 2005, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.


32 Sentencia C-075 de 2007, M.P. Rodrigo Escobar Gil.
33 Sentencia T-881 de 2002.
34 Sentencia T-472 de 1996.
35 Cfr. sentencias T-532 de 1992, C-542 de 1993 y T-477 de 1995.
36 Cfr. sentencias C-221 de 1994 y T-090 de 1996.
37 Cfr. sentencia T-124 de 1993.
38 Cfr. sentencias T-472 de 1996 y C-239 de 1997.

( 104 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

Constitución y tiene, por consiguiente, valor absoluto no susceptible de ser


limitado bajo ninguna circunstancia”,39,40 a lo cual agregó:
“De este modo, si bien la Constitución impone como límite al libre
desarrollo de la personalidad los derechos de los demás y el orden jurídico,
tal límite no puede llevarse al extremo de instrumentalizar a la persona
para el logro del interés general en condiciones que afecten su dignidad.
“Finalmente cabe señalar que, de acuerdo con la jurisprudencia, el principio
de dignidad humana comporta un mandato constitucional que determina
no sólo un deber negativo de no intromisión sino también un deber positivo
de protección y mantenimiento de condiciones de vida digna”.41,42

A la luz de los criterios previamente esbozados, para la Sala es claro que


la norma aquí acusada impone al ejercicio de la libertad en la elección sexual
una carga que no se compagina con el derecho que aquella libertad encarna.
La negativa de la inclusión de la pareja del mismo sexo en el régimen con-
tributivo implica la negación de la validez de su opción de vida y la sanción
por el ejercicio de una alternativa legítima, que se deriva directamente de su
derecho de autodeterminación y de su dignidad humana.
Ahora bien, además de que el impedimento de vinculación en pareja ho-
mosexual implica una discriminación de dicha opción de vida, con lo cual se
vulnera la dignidad de sus miembros, la Corte considera que la medida no es
proporcional ni necesaria.
Efectivamente, la Corte considera que la exclusión derivada de la norma
sub judice somete a una presión desproporcionada, y por tanto inconsti-
tucional, el libre ejercicio de la opción sexual (art. 16, CP), en cuanto que
impide que personas que han decidido conformar una pareja estable –en un
modelo que la Constitución acepta y ampara–, reciban los beneficios de un
sistema que se ofrece a otros individuos –de distinto sexo– que también han
decidido hacerlo.
La privación de dichos beneficios deriva, como se dijo, en un déficit de
protección que afecta derechos de jerarquía fundamental. Ciertamente, la
privación de los beneficios que la ley ofrece a parejas heterosexuales afecta
directamente el derecho a la salud de los miembros de la pareja del mismo
sexo y compromete en última instancia su derecho a la vida (art. 11, CP),
con lo cual se quiere significar que, en su caso, los derechos a la salud y a la
vida se ven afectados por el ejercicio legítimo de su libertad.

39 Cfr. sentencia T-792 de 2005, M.P. Clara Inés Vargas Hernández.


40 Sentencia C-075 de 2007, M.P. Rodrigo Escobar Gil.
41 Cfr. sentencia T-881 de 2002.
42 Sentencia C-075 de 2007, M.P. Rodrigo Escobar Gil.

( 105 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

En relación con el derecho a la salud, está previsto en el artículo 49 de la


Carta Política que el mismo es un servicio público a cargo del Estado, y que éste
debe garantizarlo a todas las personas en términos de promoción, protección
y recuperación. La norma constitucional así mismo indica que la prestación
de los servicios de salud debe ser organizada, dirigida y reglamentada por el
Estado, conforme a los principios de eficiencia, universalidad y solidaridad.
Para la Corte, el derecho a la salud es aquella “(…) facultad que tiene todo
ser humano de mantener la normalidad orgánica funcional, tanto física como
en el plano de la operatividad mental, y de restablecerse cuando se presente
una perturbación en la estabilidad orgánica y funcional de su ser. Implica, por
tanto, una acción de conservación y otra de restablecimiento”.43
Recientemente, la Corte ha dicho que el derecho a la salud es, autónoma-
mente, un derecho fundamental y que, en esa medida, la garantía de protección
debe partir de las políticas estatales, de conformidad con la disponibilidad de
los recursos destinados a su cobertura. En el mismo contexto, en sentencia
T-016 de 200744, la Sala Séptima de Revisión de la Corte señaló que el derecho
a la salud es fundamental y se convierte en derecho directamente amparado
por la acción de tutela cuando la desprotección de la víctima implica, al mismo
tiempo, una afectación de su dignidad humana.
“12.- Hoy se muestra artificioso predicar la exigencia de conexidad
respecto de derechos fundamentales los cuales tienen todos –unos más
que otros– una connotación prestacional innegable. Ese requerimiento
debe entenderse en otros términos, es decir, en tanto enlace estrecho entre
un conjunto de circunstancias que se presentan en el caso concreto y la
necesidad de acudir a la acción de tutela en cuanto vía para hacer efectivo el
derecho fundamental. Así, a propósito del derecho fundamental a la salud
puede decirse que respecto de las prestaciones excluidas de las categorías
legales y reglamentarias únicamente podrá acudirse al amparo por vía de
acción de tutela en aquellos eventos en los cuales logre demostrarse que
la falta de reconocimiento del derecho fundamental a la salud (i) significa
a un mismo tiempo lesionar de manera seria y directa la dignidad humana
de la persona afectada con la vulneración del derecho; (ii) se pregona de
un sujeto de especial protección constitucional45 y/o (iii) implica poner

43 Sentencia T-597 de 1993, M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz, reiterada recientemente en la


sentencia T-1218 de 2004, M.P. Jaime Araújo Rentería.
44 Magistrado ponente: Humberto Antonio Sierra Porto.
45 En relación con lo anterior, la jurisprudencia constitucional ha afirmado de manera reiterada
que existen personas a quienes la Constitución misma dota de un amparo específico bien sea
por razón de su edad –niños, niñas– o por causa de encontrarse en especiales circunstancias
de indefensión –personas con enfermedades catastróficas, reclusos, mujeres embarazadas o
personas colocadas en situaciones de debilidad económica, física o psíquica manifiesta–. Frente
a estas personas, el amparo del derecho constitucional fundamental a la salud es reforzado

( 106 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

a la persona afectada en una condición de indefensión por su falta de


capacidad de pago para hacer valer ese derecho”.46

En el caso que ocupa la atención de la Sala, podría decirse que la exclu-


sión del régimen de seguridad social en salud del miembro homosexual de la
pareja constituye una vulneración de su derecho a la dignidad humana, pues
la exclusión está fundada esencialmente en su libre opción sexual, que hace
de su derecho una garantía directamente protegida por la Carta. En tanto
que la Corporación reconoce que la protección del derecho a la salud puede
ser amparada directamente por vía de tutela, cuando la misma implica la
violación de la dignidad humana, la Corte infiere que la medida que excluye
de la prestación del servicio de salud se encuentra en abierta contradicción
con la dignidad humana del individuo y, por tanto, contraria al texto de la
Carta, razón de más para considerar que el vacío detectado resulta incons-
titucional.
Ahora bien, dado que el derecho a la salud tiene categoría fundamental y
que de su conservación depende la conservación del derecho fundamental a
la vida, es claro que la omisión legislativa que impide a las parejas del mismo
sexo ingresar al régimen contributivo en calidad de beneficiarias implica la
vulneración de derechos de rango fundamental.
Para la Corte es claro que el perjuicio que se deriva de la exclusión de la
pareja homosexual de la cobertura del régimen de seguridad social en salud es
de mayor gravedad que el que generaba la exclusión de la pareja homosexual
de las normas sobre régimen patrimonial.
En el dispositivo que ahora se demanda, el compromiso no es el de la
integridad patrimonial de la pareja, sino de la integridad física de sus miem-
bros, de la conservación de su salud y, por supuesto, en última instancia, de
la conservación de la vida. A este respecto, recuérdese que la Corte Consti-
tucional aseguró en la citada sentencia C-075 de 2007 que en la actualidad la
opción de vida de las parejas del mismo sexo es una opción válida que, en el
ámbito patrimonial, presenta requerimientos “de protección en buena medida
asimilables a aquellos que se predican de la pareja heterosexual”47, lo cual con
mayor razón debe predicarse de los requerimientos en materia de salud.
Lo mismo puede decirse del aparte de la citada sentencia según el cual
“resulta claro que la falta de reconocimiento jurídico de la realidad confor-
mada por las parejas homosexuales es un atentado contra la dignidad de sus

debido al grado de vulnerabilidad que, en ocasiones, deben afrontar. Ver sentencias T-1081
de 2001, T-850 de 2002, T-859 de 2003 y T-666 de 2004.
46 Sentencia T-016 de 2007 M.P. Humberto Antonio Sierra Porto.
47 Sentencia C-075 de 2007.

( 107 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

integrantes porque lesiona su autonomía y capacidad de autodeterminación al


impedir que su decisión de conformar un proyecto de vida en común produzca
efectos jurídico patrimoniales”, pero, esta vez, tratándose del derecho a la salud
y a la vida, pues la negación de tales prerrogativas por la sola circunstancia
de hacer vida en pareja quebranta la integridad del derecho a la dignidad de
las personas que deciden convivir con alguien del mismo sexo.
Además de lo dicho, la Corporación estima que la exclusión de la pareja del
mismo sexo del sistema de salud tampoco es necesaria para los fines previstos
en la norma, dado que la inclusión de la misma no implica la indefectible
desprotección del núcleo familiar. La Sala considera que la detección del dé-
ficit de protección que afecta a las parejas del mismo sexo no necesariamente
implica la reducción de beneficios a la célula familiar, ni la disminución de
los niveles de atención a los miembros de la pareja heterosexual, por lo que
no existe justificación alguna para señalar que una medida como la que ahora
se impone involucre afectación de la protección que la Constitución ofrece
en esta materia.
Este avance de la cobertura de protección a las parejas del mismo sexo
es consecuencia también de la aplicación del principio de progresividad en
materia de seguridad social, reconocido expresamente por la Carta en su
artículo 48, que señala que “el Estado, con la participación de los particula-
res, ampliará progresivamente la cobertura de la seguridad social” , así como
por la jurisprudencia constitucional, que en sentencias como las C-251 de
199748, SU-225 de 199849, C-671 de 200250, C-038 de 200451, T-1291 de
200552 y T-221 de 200653, ha dicho que el sistema de seguridad social debe
avanzar hacia una cobertura universal, que garantice una atención oportuna
y eficiente para todos.
La Corte ha dicho a propósito de este principio que el mismo involucra los
siguientes elementos: “i) Existe un contenido esencial de los derechos sociales
y económicos que se materializa en los derechos mínimos de subsistencia para
todos; ii) para hacer efectivos estos derechos podrá acudirse a ‘medidas de
otro carácter’ como las decisiones judiciales; iii) la existencia de unos conte-
nidos mínimos de los derechos sociales que el Estado debe garantizar a todas
las personas, y, finalmente, la Corte54 ha referido iv) a la prohibición prima

48 Magistrado ponente: Alejandro Martínez Caballero.


49 Magistrado ponente: Eduardo Cifuentes Muñoz.
50 Magistrado ponente: Eduardo Montealegre Lynett.
51 Magistrado ponente: Eduardo Montealegre Lynett.
52 Magistrado ponente: Clara Inés Vargas Hernández.
53 Magistrado ponente: Rodrigo Escobar Gil.
54 Sentencias C-671 de 2002 y C-038 de 2004.

( 108 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

facie de retrocesos constitucionales frente al nivel de protección alcanzado en


seguridad social consistente en que una vez alcanzado un determinado nivel de
protección constitucional el amplio margen de configuración por el legislador
sobre los derechos sociales se reduce al menos en un aspecto: ‘todo retroceso
frente al nivel de protección alcanzado es constitucionalmente problemático
puesto que precisamente contradice el mandato de progresividad’”.55
Así las cosas, la tendencia de alcance progresivo de la seguridad social (art.
48, CP), aunada al reconocimiento de ciertos derechos a las parejas del mis-
mo sexo, cuyo ejercicio involucra el ejercicio de su libertad y de su dignidad
personal, impone considerar que, frente a un déficit de protección en salud
que se considera ilegítimo, por desproteger una opción de vida amparada por
la Corte, es obligación del Estado el diseño de los mecanismos que amplíen
la cobertura del sistema y eliminen tales deficiencias.
En conclusión, desde la perspectiva de la protección de los derechos
constitucionales, la ausencia de una posibilidad real de que un individuo
homosexual se vincule como beneficiario de otro al sistema general del régi-
men contributivo configura un déficit de protección del sistema de salud que
afecta sus derechos fundamentales por razón de la discriminación que dicha
exclusión opera respecto de la condición sexual del mismo, exteriorizada en
su voluntad de formar una pareja.
En consecuencia, la Corte considera que dicho déficit denuncia un vacío
en la ley de seguridad social que la hace inconstitucional y así procederá a
declararlo.

6. Integración de la pareja homosexual al Sistema General de Seguridad


Social en Salud, en el régimen contributivo
La detección de la inexequibilidad por omisión legislativa relativa de la
norma objeto de estudio no implica que la Corte deba declarar inexequible la
disposición, pues ello traería consigo la desprotección automática de los demás
sujetos beneficiados por el sistema, sino que deba condicionar su exequibi-
lidad a efecto de que se entienda que la cobertura del sistema de seguridad
social en salud del régimen contributivo también admite la cobertura de las
parejas del mismo sexo.
En relación con dicha inclusión cabe hacer, no obstante, las siguientes
precisiones.
Esta Corte entiende que el ingreso de parejas del mismo sexo al régimen
contributivo podría conducir a la comisión de múltiples fraudes por parte de

55 Sentencia C-1064 de 2006, M.P. Clara Inés Vargas Hernández.

( 109 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

personas del mismo sexo que, sin ser pareja, pero aduciendo dicha condición,
pretendan hacerse a los beneficios de salud del sistema.
En principio, podría argüirse que para evitar dichos fraudes, la pareja
homosexual debería someterse al tiempo mínimo de convivencia exigido a la
pareja heterosexual por el artículo 1º de la Ley 54 de 1990 para la constitución
de la unión marital de hecho, que es de dos años. Así, la pareja homosexual
del afiliado cotizante podría vincularse como beneficiaria al sistema una vez
hubiera comprobado, por medios expeditos, la convivencia por el mínimo
del lapso indicado. Ello garantizaría la verificación del carácter permanente
de la unión.
No obstante, en reciente pronunciamiento –sentencia C-521 de 2007–, al
declarar inexequible el plazo de dos años que como convivencia mínima la
Ley 100 exigía a las parejas de hecho para vincularse al Sistema de Seguridad
Social en Salud, la Corte Constitucional aseguró que los plazos establecidos en
la Ley 54 de 1991 y en la Ley 100 de 1993 eran ontológicamente diferentes,
pues mientras el primero regulaba las consecuencias patrimoniales de la unión
marital de hecho, el segundo plazo se refería al acceso al sistema de salud.
En dicha oportunidad, la Corte estableció que el tiempo mínimo de con-
vivencia exigido por la Ley 100 de 1993 para que las parejas heterosexuales
ingresaran al sistema de salud era inexequible por erigirse en factor de discri-
minación de las parejas de hecho respecto de las conformadas por contrato
de matrimonio, a lo cual agregó que el tiempo de dos años exigido por la
Ley 54 de 1990, cuya legitimidad nunca fue puesta en duda por la Corte
Constitucional, no era aplicable al caso bajo estudio, dado que la finalidad
de este plazo era meramente patrimonial y no tenía que ver con el acceso a
los servicios de salud de los afectados.
En dicha ocasión, la Corte advirtió –además– que para efectos de deter-
minar el acceso al sistema de salud de personas unidas por un vínculo natural
de estirpe familiar se requería, simplemente, la declaración ante notario de la
existencia de la unión familiar, y que las autoridades públicas contaban con
los mecanismos de denuncia establecidos por la ley a efectos de detectar y
sancionar a las personas que intentaran cometer fraude mediante la acredi-
tación de una unión familiar de hecho inexistente.
En el caso concreto, atendiendo a la precisión hecha por la jurisprudencia,
en el sentido de que el artículo 54 de la Ley 1990 no es aplicable para efectos
de establecer el acceso a los servicios de salud, esta Corte considera que, en
el caso de las parejas del mismo sexo, la comprobación de su calidad y de la
vocación de permanencia deben regularse por el mismo mecanismo estable-
cido en la sentencia C-521 de 2007, esto es, declaración ante notario en la

( 110 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

que conste que la pareja convive efectivamente y que dicha convivencia tiene
vocación de permanencia, independientemente de su tiempo de duración.
De esta manera, los mismos mecanismos que operan para evitar que parejas
heterosexuales que no constituyen familia reclamen ilegítimamente del sistema
los beneficios a que no tienen derecho, deben aplicarse en relación con las
parejas del mismo sexo que pretendan hacer lo mismo.
Sobre el particular, la sentencia C-521 de 2007 señaló:
“5.1. Los voceros estatales que intervinieron en el presente caso,
particularmente el Ministerio de Hacienda y Crédito Público, expresaron
sus reservas por el abuso que se pueda presentar al incluir como
beneficiarios en condición de compañero(a) permanente a personas que no
cumplan con los requisitos establecidos en la ley, generándose una especie
de ‘carrusel’ que podría hacer insostenible económicamente el sistema.
“Al respecto la Sala reitera el deber que tienen los particulares y las
autoridades de ceñirse a los postulados de la buena fe, la cual se presume
en todas las gestiones que aquellos adelanten ante éstas (art. 83, CP);
sin embargo, es pertinente recordar que las autoridades públicas y las
entidades particulares están en el deber de denunciar penalmente todo
hecho que pueda significar atentado contra el ordenamiento jurídico, como
medio para disuadir o sancionar a quienes pudieran buscar u obtener el
estatus de beneficiario del POS sin contar con la calidad de compañero(a)
permanente.
“5.2. La condición de compañero(a) permanente debe ser probada
mediante declaración ante notario, expresando la voluntad de conformar
una familia de manera permanente, actuación a la que deben acudir
quienes conforman la pareja y que supone la buena fe y el juramento
sobre la verdad de lo expuesto; por lo tanto, el fraude o la ausencia de
veracidad en las afirmaciones hechas durante esta diligencia acarrearán
las consecuencias previstas en la legislación penal y en el resto del
ordenamiento jurídico”56.

Así las cosas, la Corte considera que la disposición acusada debe declararse
exequible, con la condición de que en la cobertura del sistema a que hace
alusión también se incluya a las parejas del mismo sexo.

VII. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Corte Constitucional, administrando justicia,
en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

56 Sentencia C-521 de 2007, M.P. Clara Inés Vargas Hernández.

( 111 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

RESUELVE

Declarar EXEQUIBLE el artículo 163 de la Ley 100 de 1993, en el en-


tendido de que el régimen de protección en ella contenido se aplica también
a las parejas del mismo sexo.
Cópiese, notifíquese, comuníquese, insértese en la Gaceta de la Corte
Constitucional, cúmplase y archívese el expediente.
RODRIGO ESCOBAR GIL
Presidente
JAIME ARAÚJO RENTERÍA
Magistrado
Con salvamento de voto
MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA
Magistrado
JAIME CÓRDOBA TRIVIÑO
Magistrado
MARCO GERARDO MONROY CABRA
Magistrado
NILSON PINILLA PINILLA
Magistrado
Con salvamento de voto
HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO
Magistrado
CATALINA BOTERO MARINO
Magistrada (E)
Con salvamento de voto
CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ
Magistrada
MARTHA VICTORIA SÁCHICA DE MONCALEANO
Secretaria General

( 112 )
Sentencia C-336/08

Referencia: expediente D-6947

Demanda de inconstitucionalidad contra los


artículos 1º (parcial) de la Ley 54 de 1990; 47
(parcial), 74 (parcial) y 163 (parcial) de la Ley
100 de 1993.
Actor:
Rodrigo Uprimny Yepes y otros.
Magistrada Ponente:
Dra. CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ

Bogotá D. C., dieciséis (16) de abril de dos mil ocho (2008).


La Sala Plena de la Corte Constitucional, en cumplimiento de sus atribu-
ciones constitucionales y de los requisitos y trámite establecidos en el Decreto
2067 de 1991, profiere la siguiente sentencia
(…)

II. TEXTO DE LAS NORMAS DEMANDADAS


A continuación se transcribe el texto de las normas, subrayando los apartes
demandados:
LEY 54 DE 1990
(28 de diciembre)
por la cual se definen las uniones maritales de hecho y régimen patrimonial
entre compañeros permanentes.
El Congreso de Colombia
DECRETA:
Artículo 1º. A partir de la vigencia de la presente Ley y para todos los
efectos civiles, se denomina unión marital de hecho, la formada entre un
hombre y una mujer, que sin estar casados, hacen una comunidad de vida
permanente y singular. Igualmente, y para todos los efectos civiles, se denomi-
nan compañero y compañera permanente, al hombre y la mujer que forman
parte de la unión marital de hecho”.
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

LEY 100 DE 1993


(23 de diciembre)
Por la cual se crea el sistema de seguridad social integral y se dictan otras
disposiciones
(…)
Artículo 47. Beneficiarios de la pensión de sobrevivientes. [Artículo
modificado por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003]. El nuevo texto es el
siguiente: Son beneficiarios de la pensión de sobrevivientes:
 a) En forma vitalicia, el cónyuge o la compañera o compañero permanente o
supérstite, siempre y cuando dicho beneficiario, a la fecha del fallecimiento
del causante, tenga 30 o más años de edad. En caso de que la pensión de
sobrevivencia se cause por muerte del pensionado, el cónyuge o la com-
pañera o compañero permanente supérstite, deberá acreditar que estuvo
haciendo vida marital con el causante hasta su muerte y haya convivido
con el fallecido no menos de cinco (5) años continuos con anterioridad a
su muerte;
b) En forma temporal, el cónyuge o la compañera permanente supérstite,
siempre y cuando dicho beneficiario, a la fecha del fallecimiento del cau-
sante, tenga menos de 30 años de edad, y no haya procreado hijos con este.
La pensión temporal se pagará mientras el beneficiario viva y tendrá una
duración máxima de 20 años. En este caso, el beneficiario deberá cotizar
al sistema para obtener su propia pensión, con cargo a dicha pensión. Si
tiene hijos con el causante aplicará el literal (a).
Si respecto de un pensionado hubiese un compañero o compañera perma-
nente, con sociedad anterior conyugal no disuelta y derecho a percibir parte
de la pensión de que tratan los literales (a) y (b) del presente artículo, dicha
pensión se dividirá entre ellos(as) en proporción al tiempo de convivencia
con el fallecido.
  En caso de convivencia simultánea en los últimos cinco años, antes del
fallecimiento del causante entre un cónyuge y una compañera o compañero
permanente, la beneficiaria o el beneficiario de la pensión de sobreviviente
será la esposa o el esposo. Si no existe convivencia simultánea y se mantiene
vigente la unión conyugal pero hay una separación de hecho, la compañera
o compañero permanente podrá reclamar una cuota parte de lo correspon-
diente al literal (a) en un porcentaje proporcional al tiempo convivido con
el causante siempre y cuando haya sido superior a los últimos cinco años
antes del fallecimiento del causante. La otra cuota parte le corresponderá
a la cónyuge con la cual existe la sociedad conyugal vigente;

( 114 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

c) Los hijos menores de 18 años; los hijos mayores de 18 años y hasta los 25
años, incapacitados para trabajar por razón de sus estudios y si dependían
económicamente del causante al momento de su muerte, siempre y cuándo
acrediten debidamente su condición de estudiantes; y, los hijos inválidos si
dependían económicamente del causante, esto es, que no tienen ingresos
adicionales, mientras subsistan las condiciones de invalidez. Para deter-
minar cuándo hay invalidez se aplicará el criterio previsto por el artículo
38 de la Ley 100 de 1993;
d) A falta de cónyuge, compañero o compañera permanente e hijos con
derecho, serán beneficiarios los padres del causante si dependían econó-
micamente de este;
e) A falta de cónyuge, compañero o compañera permanente, padres e hijos
con derecho, serán beneficiarios los hermanos inválidos del causante si
dependían económicamente de éste.
Parágrafo. Para efectos de este artículo se requerirá que el vínculo entre el
padre, el hijo o el hermano inválido sea el establecido en el Código Civil.
(…)
Artículo 74. Beneficiarios de la pensión de sobrevivientes. [Artículo
modificado por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003]. El nuevo texto es el
siguiente: Son beneficiarios de la pensión de sobrevivientes:
 a) En forma vitalicia, el cónyuge o la compañera o compañero permanente o
supérstite, siempre y cuando dicho beneficiario, a la fecha del fallecimiento
del causante, tenga 30 o más años de edad. En caso de que la pensión de
sobrevivencia se cause por muerte del pensionado, el cónyuge o la com-
pañera o compañero permanente supérstite deberá acreditar que estuvo
haciendo vida marital con el causante hasta su muerte y haya convivido
con el fallecido no menos de cinco (5) años continuos con anterioridad a
su muerte;
b) En forma temporal, el cónyuge o la compañera permanente supérstite,
siempre y cuando dicho beneficiario, a la fecha del fallecimiento del cau-
sante, tenga menos de 30 años de edad, y no haya procreado hijos con este.
La pensión temporal se pagará mientras el beneficiario viva y tendrá una
duración máxima de 20 años. En este caso, el beneficiario deberá cotizar
al sistema para obtener su propia pensión, con cargo a dicha pensión. Si
tiene hijos con el causante aplicará el literal (a).
  Si respecto de un pensionado hubiese un compañero o compañera perma-
nente, con sociedad anterior conyugal no disuelta y derecho a percibir parte

( 115 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

de la pensión de que tratan los literales (a) y (b) del presente artículo, dicha
pensión se dividirá entre ellos(as) en proporción al tiempo de convivencia
con el fallecido.
En caso de convivencia simultánea en los últimos cinco años, antes del
fallecimiento del causante entre un cónyuge y una compañera o compañero
permanente, la beneficiaria o el beneficiario de la pensión de sobreviviente
será la esposa o el esposo. Si no existe convivencia simultánea y se mantiene
vigente la unión conyugal pero hay una separación de hecho, la compañera
o compañero permanente podrá reclamar una cuota parte de lo correspon-
diente al literal (a) en un porcentaje proporcional al tiempo convivido con
el causante siempre y cuando haya sido superior a los últimos cinco años
antes del fallecimiento del causante. La otra cuota parte le corresponderá
a la cónyuge con la cual existe la sociedad conyugal vigente;
c) Los hijos menores de 18 años; los hijos mayores de 18 años y hasta los
25 años, incapacitados para trabajar por razón de sus estudios y si depen-
dían económicamente del causante al momento de su muerte, siempre y
cuando acrediten debidamente su condición de estudiantes y cumplan con
el mínimo de condiciones académicas que establezca el Gobierno; y, los
hijos inválidos si dependían económicamente del causante, esto es, que no
tienen ingresos adicionales, mientras subsistan las condiciones de invalidez.
Para determinar cuando hay invalidez se aplicará el criterio previsto por
el artículo 38 de la Ley 100 de 1993; 
d) A falta de cónyuge, compañero o compañera permanente e hijos con
derecho, serán beneficiarios los padres del causante si dependían econó-
micamente de este;
e) A falta de cónyuge, compañero o compañera permanente, padres e hijos
con derecho, serán beneficiarios los hermanos inválidos del causante si
dependían económicamente de éste. 
Parágrafo. Para efectos de este artículo se requerirá que el vínculo entre el
padre, el hijo o el hermano inválido sea el establecido en el Código Civil.
(…)
Artículo 163. La cobertura familiar. El Plan de Salud Obligatorio de Salud
tendrá cobertura familiar. Para estos efectos, serán beneficiarios del Sistema
el (o la) cónyuge o el compañero o la compañera permanente del afiliado; los
hijos menores de 18 años de cualquiera de los cónyuges, que hagan parte del
núcleo familiar y que dependan económicamente de éste; los hijos mayores
de 18 años con incapacidad permanente o aquellos que tengan menos de 25

( 116 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

años, sean estudiantes con dedicación exclusiva y dependan económicamente


del afiliado. A falta de cónyuge, compañero o compañera permanente, e hijos
con derecho, la cobertura familiar podrá extenderse a los padres del afiliado
no pensionados que dependan económicamente de éste.
Parágrafo 1º. El Gobierno Nacional reglamentará la inclusión de los hijos
que, por su incapacidad permanente, hagan parte de la cobertura familiar.
Parágrafo 2º. Todo niño que nazca después de la vigencia de la presente
Ley quedará automáticamente como beneficiario de la Entidad Promotora de
Salud a la cual esté afiliada su madre. El Sistema General de Seguridad Social
en Salud reconocerá a la Entidad Promotora de Salud la Unidad de Pago por
Capitación correspondiente, de conformidad con lo previsto en el artículo
161 de la presente Ley”.
(…)

VI. Consideraciones de la Corte Constitucional

3. Cargos de la demanda y problema jurídico que debe analizar la Corte


1. Para los demandantes:
Con la sentencia C-075 de 2007, el precedente en materia de parejas ho-
mosexuales cambió significativamente, pues la Corte decidió que el régimen
patrimonial de la unión marital de hecho debía ser extendido a las parejas
homosexuales. Consideran los accionantes que se deben utilizar criterios
similares para ampliar la protección en materia de pensión de sobrevivientes,
haciendo extensivos estos beneficios a las parejas integradas con personas del
mismo género.
El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas resolvió a favor de
un ciudadano colombiano que dependía económicamente de su compañero
fallecido y a quien en Colombia las autoridades negaron los beneficios de
la sustitución pensional, por considerar que esta prestación sólo era apli-
cable a parejas heterosexuales. Para el Comité, el Estado colombiano violó
el artículo 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, al no
presentar argumento o prueba que sirviera para demostrar que la distinción
entre compañeros del mismo sexo y compañeros heterosexuales no casados
era razonable y objetiva.
Los accionantes consideran que los dos primeros no son cargos esencia-
les; es decir, explican como razón básica que las normas acusadas vulneran
el artículo 13 de la Carta Política al excluir a las parejas homosexuales del
régimen de protección de seguridad social ofrecido a las parejas heterosexua-

( 117 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

les, exclusión fundada en la orientación sexual de las personas que integran


dichas parejas.
Agregan que los apartes atacados desconocen lo dispuesto en el artículo
48 de la Constitución Política, por cuanto excluir a las parejas homosexuales
de los beneficios del régimen de seguridad social reconocido a las parejas
heterosexuales, implica violación de los principios de universalidad, eficiencia
y solidaridad a los cuales debe sujetarse la prestación del servicio público de
seguridad social.
Las normas demandadas comportan una vulneración de la dignidad hu-
mana de las personas homosexuales que conforman parejas, por cuanto la
distinción entre la opción homosexual y heterosexual en la que se fundan re-
duce la posibilidad a los homosexuales de vivir plenamente su opción de vida.
Añaden los accionantes que la dignidad humana también resulta menoscabada
en su dimensión de garantía del mínimo vital, cuando como consecuencia del
fallecimiento de uno de los miembros de una pareja homosexual, el otro que
dependía económicamente de su pareja queda en una situación de desprotec-
ción que atenta contra sus posibilidades de vivir dignamente.
Finalmente, los demandantes consideran como argumento de su demanda
el hecho de que en los últimos ocho años han sido presentados ante el Con-
greso de la República cinco proyectos de ley tendientes a regular los derechos
patrimoniales y de seguridad social de las parejas del mismo sexo, sin que tales
iniciativas hayan desembocado en normas que garanticen plenamente el ejercicio
de los derechos de las personas que conforman parejas homosexuales.
2. Corresponde a la Corte Constitucional determinar si el conjunto
normativo parcialmente acusado, de los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de
1993, modificados por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003, es inexequible
por cuanto limita a favor de las parejas heterosexuales los beneficios de la
protección en materia de pensión de sobrevivientes, excluyendo de los mismos
a las parejas conformadas con personas del mismo sexo.
La Sala deberá establecer si la protección que se concede al cónyuge y al
compañero o compañera permanente de las parejas heterosexuales impide
válidamente que el compañero o compañera permanente de una pareja ho-
mosexual acceda a la pensión de sobrevivientes.
3. Con el fin de analizar el mencionado problema jurídico, la Corte hará
referencia previamente a las personas homosexuales frente al ordenamiento
jurídico nacional e internacional, y a la naturaleza y finalidad de la pensión
de sobrevivientes.

( 118 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

5. Las personas homosexuales frente a la Constitución de 1991. Estado so-


cial de derecho, dignidad humana, igualdad, autonomía personal y libre
desarrollo de la personalidad
5.1. Cabe recordar que la Constitución Política de 1991 estableció para
Colombia el modelo de Estado social de derecho, considerado como un
gran avance para los sistemas democráticos que lo han acogido, si se tiene en
cuenta que con él se pretende ampliar eficazmente la órbita de protección de
la persona, procurando dejar en el pasado doctrinas para las cuales lo más
importante era el Estado y su organización. Con la adopción del nuevo mo-
delo, se dinamizan algunos valores y principios característicos del Estado de
derecho y aparecen otros útiles y necesarios para comprender adecuadamente
la dimensión socio-política de la persona, considerada en adelante como la
razón de ser de la estructura política, el sujeto principal de la misma y, por
ende, el centro para la declaración, garantía y protección de los derechos
que le son inherentes.
Con la declaración político-jurídica contenida en la primera línea del
artículo 1º de la Carta Política se imponen al Estado nuevos deberes y, en
consecuencia, aparecen nuevos derechos a favor de las personas, particular-
mente aquellos relacionados con los valores intrínsecos e inherentes del ser
humano; es decir, se elevan a la jerarquía de norma constitucional algunos
postulados anteriormente considerados simple retórica, pero que actualmente
constituyen el eje principal del ordenamiento jurídico.
5.2. Como primer fundamento del modelo conocido como Estado social de
derecho se cuenta el reconocimiento y respeto por la dignidad de la persona
humana. De esta manera, el Constituyente de 1991 aportó claridad respecto
de quién es considerado el centro de la organización socio-política, es decir:
la persona humana en su dimensión individual y social; en este último caso,
en sus relaciones con los otros y en la tensión que se genera cuando ella in-
teractúa con las demás personas.
Declarar que la dignidad humana representa el primer fundamento del
Estado social de derecho implica consecuencias jurídicas a favor de la perso-
na, como también deberes positivos y de abstención para el Estado a quien
corresponde velar por que ella cuente con condiciones inmateriales y mate-
riales adecuadas para el desarrollo de su proyecto de vida. Por condiciones
inmateriales se entienden los requerimientos éticos, morales, axiológicos,
emocionales e inclusive espirituales que identifican a cada persona y que
siendo intangibles e inmanentes deben ser amparados por el Estado, pues de
otra manera la persona podría ser objeto de atentados contra su fuero íntimo

( 119 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

y su particular manera de concebir el mundo. Por condiciones materiales han


de entenderse los requerimientos tangibles que permiten a la persona vivir
rodeada de bienes o de cosas que, según sus posibilidades y necesidades, le
permiten realizar su particular proyecto de vida.
5.3. Como consecuencia lógica del respeto por la dignidad de la persona se
encuentra el de libre desarrollo de la personalidad, cuyo núcleo esencial prote-
ge la libertad general de acción, involucrando el derecho a la propia imagen y
la libertad sexual, entre otras manifestaciones de la personalidad merecedoras
de protección1. En efecto, el Estado social de derecho reconoció el derecho
al libre desarrollo de la personalidad (art. 16, CP), considerado corolario del
pluralismo y la diversidad, valores superiores que actualmente identifican a
los Estados liberales y democráticos de derecho, sin más limitaciones que las
que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico, según el cual se
le permite a la persona escoger y adoptar un plan de comportamiento acorde
con su concepción del mundo y de su entorno social.
Derecho al libre desarrollo de la personalidad, conocido también como de-
recho a la autonomía e identidad personal, que busca proteger la potestad del
individuo para autodeterminarse; esto es, la posibilidad de adoptar, sin intromi-
siones ni presiones de ninguna clase, un modelo de vida acorde con sus propios
intereses, convicciones, inclinaciones y deseos, siempre, claro está, que se respeten
los derechos ajenos y el orden constitucional.2 Así, puede afirmarse que este derecho
de opción comporta la libertad e independencia del individuo para gobernar su
propia existencia y para diseñar un modelo de personalidad conforme a los dictados
de su conciencia, con la única limitante de no causar un perjuicio social.3
Derecho mencionado que es de status activo y exige el despliegue de las
capacidades individuales, sin restricciones ajenas no autorizadas por el orde-
namiento jurídico. Por lo que, se configura una vulneración de este derecho
cuando a la persona se le impide, de forma arbitraria, alcanzar o perseguir aspi-
raciones legítimas de vida o valorar y escoger libremente las circunstancias que
dan sentido a su existencia. Así, para que una limitación al derecho individual
al libre desarrollo de la personalidad sea legítima y, por lo mismo no arbitraria,
se requiere que goce de un fundamento jurídico constitucional. No basta que
el derecho de otras personas o la facultad de la autoridad se basen en normas
jurídicas válidas, sino que en la necesaria ponderación valorativa se respete la
jerarquía constitucional del derecho fundamental mencionado.4

1 Ver sentencia T-532 de 1992.


2 Sentencia T-542/92.
3 Ver sentencia C-507 de 1999.
4 Ver sentencia T-532 de 1992.

( 120 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

Esta corporación ha considerado también, que el derecho al libre desarrollo


de la personalidad afirma la autonomía de cada ser humano como individuo
único e irrepetible, cuyas tendencias y naturales inclinaciones merecen respeto
en tanto no impliquen daño a otros o a la colectividad, sin que deba entenderse
que, en el ámbito educativo, la búsqueda de realización de la persona resulte
aceptable como pretexto para negar efectos a los actos de autoridad lícitos,
que son inherentes a la función educativa.5
5.4. En efecto, si el derecho al libre desarrollo de la personalidad con-
lleva autonomía para los individuos en cuanto pueden adoptar la opción de
vida que consideren, el Estado debe brindar las condiciones para su ejercicio
disponiendo tratamientos jurídicos similares para todas las personas inde-
pendientemente de la orientación sexual que ostenten, pues la diferencia de
trato ante la ley basada exclusivamente en razón del la orientación sexual de
las personas, como lo ha recordado esta Corporación, implica la negación de
la validez de su opción de vida y la sanción por el ejercicio de una alternativa
legítima, que se deriva directamente de su derecho de autodeterminación y de
su dignidad humana.
5.5. Derecho al libre desarrollo de la personalidad y a la autonomía e
identidad personal que armoniza con lo previsto en el artículo 13 de la Carta,
que proscribe toda forma de discriminación, entre otras por razón del sexo de
las personas, pues éstas cuentan con la libertad de opción sexual, considerada
aplicación del citado derecho al libre desarrollo de la personalidad.
En relación con la garantía consagrada a favor de todas las personas por
el artículo 13 superior y que impide la discriminación por razones de género,
la Corporación ha precisado:
“La Corte no considera que el principio democrático pueda en verdad
avalar un consenso mayoritario que relegue a los homosexuales al nivel
de ciudadanos de segunda categoría. El principio de igualdad (art. 13,
CP), se opone, de manera radical, a que a través de la ley, por razones
de orden sexual, se subyugue a una minoría que no comparta los gustos,
hábitos y prácticas sexuales de la mayoría. Los prejuicios fóbicos o no y
las falsas creencias que han servido históricamente para anatematizar a los
homosexuales no otorgan validez a las leyes que los convierte en objeto
de escarnio público”.6
5.6. La prohibición de someter a las personas a tratos discriminatorios por
razones de sexo también encuentra fundamento en los tratados y convenios
internacionales sobre derechos humanos ratificados por Colombia, a lo cual

5 Ver sentencia T-037 de 1995.


6 Sentencia C-098 de 1996.

( 121 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

se agrega la jurisprudencia de los órganos internacionales de derechos hu-


manos, que según lo dispuesto en el artículo 93 de la Constitución Política,
prevalecen en el orden interno y son criterio interpretativo de los derechos
constitucionales en cuanto contengan un estándar de protección mayor al
que consagra la Carta o la jurisprudencia constitucional.7
Así, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos aprobado por
medio de la Ley 74 de 1968, en el artículo 26 del Primer Protocolo Facul-
tativo establece:
“Todas las personas son iguales ante la ley y tienen derecho, sin
discriminación, a igual protección de ley. A este respecto, la ley prohibirá
toda discriminación y garantizará a todas las personas protección igual
y efectiva contra cualquier discriminación por motivos de raza, color,
sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra
condición social”.

5.7. El Comité de Derechos Humanos encargado de la interpretación del


Pacto ha afirmado que la categoría ‘orientación sexual’ está incluida dentro
del término ‘sexo’ del artículo citado. Fue así como el Comité de Derechos
Humanos resolvió en el año 2003 una causa fundada en hechos similares a
los referidos por los demandantes en el presente caso. El 18 de septiembre de
2003, el Comité, mediante Comunicación Nº 941/2000, publicó la decisión
que resolvió el caso Young Vs. Australia8. La decisión tuvo que ver con la so-
licitud de pensión de ‘persona a cargo’ elevada por el compañero permanente
de quien falleció luego de 38 años de convivencia; el demandante afirmó ser
víctima de la violación del artículo 26 del Pacto, porque el Estado australiano
le había negado el reconocimiento de la pensión de sobreviviente, por cuanto
la legislación interna sólo consideraba como beneficiario al compañero o
compañera de diferente sexo.
5.8. Si de conformidad con el derecho fundamental al libre desarrollo de
la personalidad, las personas pueden buscar su propia identidad y la opción
de vida que deseen llevar, inclusive respecto de su orientación sexual, y no
pueden ser discriminadas por ello, tales derechos fundamentales, garantizan
en relación con los homosexuales, un trato justo, respetuoso y tolerante hacia
ellos y hacia su condición.9

7 Cfr., entre otras, las sentencias C-010 de 2000, C-004 de 2003, y T-453 de 2005.
8 Comité de Derechos Humanos, Naciones Unidas, Comunicación Nº 941/2000: Australia.
18/09/2003. CCPR/C78/D941/2000.
9 Ver sentencia T-268 de 2000.

( 122 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

5.9. Cabe recordar que si bien por razones históricas, culturales y socioló-
gicas la Constitución Política de 1991 no hace alusión expresa a los derechos
de los homosexuales, ello no significa que éstos puedan ser desconocidos
dado que, dentro del ámbito de la autonomía personal, la diversidad sexual
está claramente protegida por la Constitución, precisamente porque la Carta,
sin duda alguna, aspira a ser un marco jurídico en el cual puedan “coexistir
las más diversas formas de vida humana”.10 En efecto, debe entenderse que
la sexualidad es un ámbito fundamental de la vida humana que no sólo com-
promete la esfera más íntima y personal de los individuos (art. 15, CP) sino
que pertenece al campo de su libertad fundamental y de su libre desarrollo de
la personalidad (art. 16), motivo por el cual el Estado y los particulares no
pueden intervenir en dicha esfera, a menos de que esté de por medio un interés
público pertinente.11,12
Sin embargo, pese a que la Constitución consagra el derecho al libre
desarrollo de la personalidad y por tanto la libre opción sexual, y además
prohíbe la discriminación por razón del sexo de las personas, las parejas
homosexuales han sido tradicionalmente discriminadas, y sólo han logrado
reconocimiento jurídico y protección merced a la jurisprudencia de la Corte
Constitucional.
5.10. En efecto, la Corte Constitucional, en la sentencia C-075 de 2007,
estableció que el reconocimiento de determinadas garantías a las parejas
heterosexuales puede corresponder a una forma de discriminación para las
parejas homosexuales, cuando a éstas no se les reconoce lo mismo sin sumi-
nistrar una explicación objetiva y razonable. Sobre la discriminación en este
campo, en la citada sentencia la Corte expresó:
“(…) se han producido distintos pronunciamientos orientados a identificar
los casos en los que la diferencia de tratamiento entre parejas heterosexuales
y homosexuales puede considerarse una forma de discriminación en
razón de la orientación sexual. A ese efecto resulta pertinente acudir a
dos pronunciamientos del Comité de Derechos Humanos de Naciones
Unidas, órgano responsable de la interpretación del Pacto Interna­cional
de Derechos Civiles y Políticos, y en los que, por una parte, se señaló
que, en relación con el artículo 26 del Pacto (PIDCP), la prohibición de
discriminar en razón del sexo de las personas comprende la categoría
‘orientación sexual’, la cual constituye, entonces, un criterio sospechoso
de diferenciación13, y por otra, se expresó que si bien, de acuerdo con

10 Sentencia C-431 de 1999.


11 Sentencia C-098 de 1996.
12 Sentencia T-268 de 2000.
13 Caso Toonen contra Australia. Comunicación Nº. 488/1992, Informe del Comité de Derechos
Humanos, UN Doc. A/49/40, vol. II, 226-37.

( 123 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

la jurisprudencia constante del Comité, no toda distinción equivale a la


discriminación prohibida por el Pacto, en la medida en que se base en
criterios razonables y objetivos, si no se presenta ningún argumento que
sirva para demostrar que una distinción que afecte a compañeros del
mismo sexo, a los que no se les permite recibir determinadas prestaciones
a las que sí pueden acceder los compañeros heterosexuales, es razonable
y objetiva, ni ninguna prueba que revele la existencia de factores que
pudieran justificar esa distinción, la misma debe considerarse como
contraria al artículo 26 del Pacto”.14

Respecto del tratamiento dispensado a los integrantes de la comunidad


homosexual, en la misma providencia la Corte precisó: (i) la Constitución
Política proscribe toda forma de discriminación en razón de la orientación
sexual de las personas; (ii) existen diferencias entre las parejas heterosexua-
les y las parejas homosexuales, razón por la cual no existe un imperativo
constitucional de dar un tratamiento igual a unas y a otras; (iii) corres-
ponde al legislador establecer las medidas para atender los requerimientos
de protección de los distintos grupos sociales y avanzar gradualmente en
la protección de quienes se encuentren en situación de marginamiento; y,
(iv) toda diferencia de trato entre personas o grupos que sean asimilables
sólo es constitucionalmente admisible si obedece a un principio de razón
suficiente.15
En la sentencia C-075 de 2007 se concluyó una ausencia de protección en el
ámbito patrimonial para la pareja homosexual que resulta lesiva de la dignidad
de la persona humana y contraria al libre desarrollo de la personalidad y com-
porta una forma de discriminación proscrita por la Constitución, en cuanto
comporta una restricción injustificada de la autonomía de los integrantes de
tales parejas y puede tener efectos lesivos, no sólo en cuanto obstaculiza la
realización de su proyecto de vida común, sino porque no ofrece una respuesta
adecuada para las situaciones de conflicto que se pueden presentar cuando por
cualquier causa cese la cohabitación.
5.11. Mediante sentencia C-811 de 2007, la Corte reiteró las conside-
raciones hechas en la sentencia C-075 de 2007 en cuanto a los derechos
al libre desarrollo de la personalidad e igualdad de que son titulares las
parejas del mismo sexo, y dispuso que el régimen de protección consa-
grado en el Plan Obligatorio de Salud se aplica también a las parejas del
mismo sexo.

14 Caso Young contra Australia, Comunicación N° 941/2000: Australia. 18/09/2003. CCPR/


C/78/D/ 941 /2000.
15 Sentencia C-075 de 2007, fundamento 5.

( 124 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

En este pronunciamiento, la Corte concluyó que la vulneración de los


derechos de las parejas del mismo sexo en relación con el Plan Obligatorio
de Salud comporta para éstas un déficit de protección inadmisible a la luz de
la Constitución. Al respecto consideró la Corte:
“A la luz de los criterios previamente esbozados, para la Sala es claro que
la norma aquí acusada impone al ejercicio de la libertad en la elección
sexual una carga que no se compagina con el derecho que aquella libertad
encarna. La negativa de la inclusión de la pareja del mismo sexo en el
régimen contributivo implica la negación de la validez de su opción
de vida y la sanción por el ejercicio de una alternativa legítima, que se
deriva directamente de su derecho de autodeterminación y de su dignidad
humana.
Ahora bien, además de que el impedimento de vinculación en pareja
homosexual implica una discriminación de dicha opción de vida, con lo
cual se vulnera la dignidad de sus miembros, la Corte considera que la
medida no es proporcional ni necesaria.
Efectivamente, la Corte considera que la exclusión derivada de la
norma sub judice somete a una presión desproporcionada, y por tanto
inconstitucional, el libre ejercicio de la opción sexual (art. 16, CP), en
cuanto que impide que personas que han decidido conformar una pareja
estable –en un modelo que la Constitución acepta y ampara–, reciban
los beneficios de un sistema que se ofrece a otros individuos –de distinto
sexo– que también han decidido hacerlo.
La privación de dichos beneficios deriva, como se dijo, en un déficit de
protección que afecta derechos de jerarquía fundamental. Ciertamente, la
privación de los beneficios que la ley ofrece a parejas heterosexuales afecta
directamente el derecho a la salud de los miembros de la pareja del mismo
sexo y compromete en última instancia su derecho a la vida (art. 11, CP),
con lo cual se quiere significar que, en su caso, los derechos a la salud y a
la vida se ven afectados por el ejercicio legítimo de su libertad”.

5.12. Los recientes pronunciamientos de la Corte Constitucional llevan a


considerar que aunque la legislación positiva no establezca de manera expresa
un determinado ámbito de garantías para la comunidad homosexual, ello no
ha sido obstáculo para que en áreas específicas, como la relacionada con el
régimen patrimonial de las uniones maritales de hecho y la cobertura del Plan
Obligatorio de Salud, la jurisprudencia haya reconocido un tratamiento igual
para las parejas heterosexuales y homosexuales.

6. Naturaleza y finalidad de la pensión de sobrevivientes. Los límites de la


potestad de configuración del legislador en esta materia

6.1. Anteriormente denominado derecho a la sustitución pensional, la


pensión de sobrevivientes corresponde a una garantía propia del sistema

( 125 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

de seguridad social fundada en varios principios constitucionales, entre


ellos el de solidaridad que lleva a brindar estabilidad económica y social a
los allegados al causante; el de reciprocidad, por cuanto de esta manera el
legislador reconoce en favor de ciertas personas una prestación derivada de
la relación afectiva, personal y de apoyo que mantuvieron con el causante; y
el de universalidad del servicio público de la seguridad social, toda vez que
con la pensión de sobrevivientes se amplía la órbita de protección a favor de
quienes probablemente estarán en incapacidad de mantener las condiciones
de vida que llevaban antes del fallecimiento del causante.
La pensión de sobrevivientes es uno de los mecanismos establecidos por
el legislador para realizar los derechos de previsión social; su finalidad es la
de crear un marco de protección para las personas que dependían afectiva y
económicamente del causante, permitiendo que puedan atender las necesi-
dades propias de su subsistencia y hacer frente a las contingencias derivadas
de la muerte del pensionado o afiliado.
Como la pensión de invalidez, la pensión de sobrevivientes es una insti-
tución de la seguridad social favorable a quienes se encuentran en situación
involuntaria e insufrible de necesidad y requieren un tratamiento diferencial
positivo o protector que les permita un reconocimiento digno e igualitario
por parte de la sociedad. Por esta razón, el ordenamiento jurídico crea un
determinado orden de prelación respecto de las personas afectivamente más
cercanas al causante, privilegiando a quienes más dependían emocional y
económicamente de él. Su naturaleza jurídica ha sido explicada en los si-
guientes términos:
“La Corte Constitucional en varias oportunidades se ha pronunciado
respecto de la naturaleza de la pensión de sobrevivientes16. Al respecto ha
dicho que esa prestación suple la ausencia repentina del apoyo económico
del pensionado o del afiliado del grupo familiar con el fin de evitar que su
muerte se traduzca en un cambio radical de las condiciones de subsistencia
mínimas de los beneficiarios de dicha prestación.
Adicionalmente, la Corte ha planteado que la pensión de sobrevivientes
‘(…) responde a la necesidad de mantener para su beneficiario, al menos
el mismo grado de seguridad social y económica con que contaba en
vida del pensionado fallecido, que al desconocerse puede significar, en
no pocos casos, reducirlo a una evidente desprotección y posiblemente
a la miseria.17 La ley prevé entonces que, en un determinado orden de
prelación, las personas más cercanas y que más dependían del occiso y

16 Cfr. entre otras, las sentencias C-080 de 1999, T-049 de 2002, T-524 de 2002 y C-111 de
2006.
17 Sentencia C-002 de 1999.

( 126 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

compartían con él su vida, reciban una sustitución pensional para satisfacer


sus necesidades’ ”.18,19

6.2. La pensión de sobrevivientes ha sido definida como una de las ex-


presiones del derecho a la seguridad social consagrado en el artículo 48 de la
Constitución Política y como aquella prestación que se genera a favor de las
personas que dependían económicamente de otra que fallece, con el fin de
impedir que estas últimas deban soportar las cargas materiales y espirituales
de su fallecimiento20. Sobre esta materia la Corte ha precisado:
“La sustitución pensional responde a la necesidad de mantener para sus
beneficiarios, al menos el mismo grado de seguridad social y económica
con que contaban en vida del pensionado o del afiliado fallecido, que al
desconocerse puede significar, en no pocos casos, reducirlos a una evidente
desprotección y posiblemente a la miseria21. Por ello, la ley prevé que,
en aplicación de un determinado orden de prelación, las personas más
cercanas y que más dependían del causante y que, además, en muchos
casos compartían con él su vida, reciban una pensión para satisfacer sus
necesidades mínimas”.22

6.3. Si bien el derecho a la pensión de sobrevivientes es de carácter pres-


tacional, adquiere el de derecho fundamental cuando de ésta depende la
materialización de mandatos constitucionales que propenden por medidas de
especial protección a favor de personas que se encuentran en circunstancias
de debilidad manifiesta. Sobre esta materia la Corte ha explicado:
“Ahora bien, en relación con la naturaleza jurídica de esta prestación, la
Corte ha establecido de manera reiterada23 que si bien en principio se
trata de un derecho de contenido prestacional, éste adquiere el carácter
de fundamental cuando su determinación involucra a personas que se
encuentran en circunstancias de debilidad manifiesta, tal y como sucede en
el caso de los hijos inválidos, ya que en estos eventos existe una relación de
conexidad entre el derecho a la sustitución pensional y algunos derechos
de rango fundamental, como lo son la vida, el mínimo vital, la dignidad
humana o a la integridad personal. (…)

18 Sentencia C-1176 de 2001.


19 Sentencia T-460 de 2007.
20 Cfr., entre otras, las sentencias T-190 de 1993; T-553 de 1994; C-389 de 1996; C-002 de
1999; T-049 de 2002, C-1094 de 2003 y T-326 de 2007.
21 Sentencia C-002 de 1999.
22 Sentencia C-111 de 2006.
23 En la sentencia C-111 de 2006, la Corte Constitucional hizo referencia a algunas decisiones de
tutela en las cuales esta Corporación puso de presente el carácter fundamental de la pensión
de sobrevivientes, a partir de la vulneración de los derechos fundamentales a la vida, al
mínimo vital, a la dignidad humana, a la integridad personal y a la educación, consideración
que se encuentra, entre otras, en las sentencias T-1185 de 2004 y T-996 de 2005.

( 127 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

En consecuencia, el derecho a la pensión de sobrevivientes adquiere el


carácter de fundamental cuando de éste depende la materialización de
los mandatos constitucionales que propenden por el establecimiento de
medidas de especial protección a favor de las personas que se encuentran
en circunstancias de debilidad manifiesta, tales como los niños, las personas
de la tercera edad y los discapacitados o inválidos”.24

6.4. En cuanto a la finalidad de esta prestación, tanto la Corte Constitu-


cional como la Corte Suprema de Justicia son acordes. Así, esta Corporación
ha dicho:
“(…) no puede hacerse abstracción del sentido mismo y finalidad de la
institución de la pensión de sobrevivientes que busca precisamente impedir
que quien haya convivido permanente, responsable y efectivamente, y
prestado apoyo afectivo a su pareja al momento de su muerte, se vea
abocado a soportar aisladamente las cargas, tanto materiales como
espirituales, que supone su desaparición”.25

6.5. Igualmente, el Consejo de Estado se ha referido a esta institución


expresando:
“(...) puesto que el espíritu que orienta la normas que rigen la sustitución
pensional a cargo de los empleadores particulares es el de proteger a
la persona que en realidad prestó asistencia y compañía al trabajador
o a la persona pensionada hasta el momento de su fallecimiento, claro
está, que sin perjuicio del cónyuge que no lo pudo hacer por culpa del
causante”.26

6.6. Ahora bien, de conformidad con lo previsto en el artículo 48 de la


Constitución, la seguridad social se prestará con sujeción a los principios de
eficiencia, universalidad y solidaridad, en los términos que establezca la ley,
y como derecho irrenunciable se garantiza a todos los habitantes.
6.7. En efecto, la Constitución Política le ha atribuido al Legislador un am-
plio margen de configuración para regular todo lo concerniente a la seguridad
social al tiempo que ha establecido unos principios y reglas generales, básicas y
precisas, a las cuales debe ceñirse el Legislador para regular o limitar el alcance
de dicho servicio público y derecho prestacional a la seguridad social.27
Sin embargo, lo anterior no significa que la decisión legislativa sea com-
pletamente libre, ni que la reglamentación adoptada esté ajena al control
constitucional, pues es obvio que existen límites, tanto de carácter formal

24 Sentencia T-326 de 2007.


25 Corte Suprema de Justicia. 17 de abril de 1998, Radicación 10406.
26 Consejo de Estado, Sección Segunda, sent. julio 1º/93.
27 Ver entre otras sentencias las C-1089 de 2003, C-623 de 2004, C-516 de 2004 y C-543 de
2007.

( 128 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

(competencia, procedimiento y forma) como de carácter material (valores y


principios en que se funda el Estado social de derecho), señalados directamente
por el Constituyente y que restringen esa discrecionalidad28. “Por consiguiente,
si el Legislador opta, por ejemplo, por una regulación en virtud de la cual
las personas pueden escoger entre afiliarse o no a la seguridad social, ese
diseño sería inconstitucional por desconocer el carácter irrenunciable de la
seguridad social”.29 Lo mismo ocurriría si “el Estado se desentendiera de las
funciones de dirección, coordinación y control a la seguridad social, porque
esas fueron precisamente algunas de las tareas expresamente asignadas en
la Carta del 91”.30
6.8. Esta corporación ha considerado que la potestad de configuración
del Legislador debe someterse, entre otras, a un catálogo de reglas generales
como son: (i) el reconocimiento de la seguridad social como un derecho
irrenunciable de todos los habitantes del territorio nacional y, a su vez, (ii)
como un servicio público obligatorio cuya dirección, control y manejo se
encuentra a cargo del Estado. Adicionalmente, (iii) se admite la posibilidad
de autorizar su prestación no sólo por entidades públicas sino también por
particulares31; (iv) el sometimiento del conjunto del sistema a los principios
de eficiencia, universalidad y solidaridad. A los que el Acto legislativo 01 de
2005 añadió en materia de pensiones el principio de sostenibilidad financiera
(art. 48, CP).32, 33
En relación con el último punto, cabe recordar que según el principio
de universalidad, la cobertura en la protección de los riesgos inherentes a la
seguridad social debe amparar a todas las personas residentes en Colombia,
en cualquiera de las etapas de su vida, sin discriminación alguna por razones
de sexo, edad, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión po-
lítica o filosófica, etc34. En este sentido la Corporación ha hecho énfasis en
que la universalidad implica que toda persona tiene que estar cobijada por el
sistema de seguridad social y que “no es posible constitucionalmente que los

28 Cfr. Corte Constitucional, sentencia C-616 de 2001 y C-130 de 2002.


29 Sentencia C-1489 de 2000.
30 Sentencia C-791 de 2002, reiterada en sentencia C-543 de 2007.
31 Sentencia C-1489 de 2000.
32 Así se reconoce expresamente en el artículo 48 del Texto Superior, conforme a las
modificaciones efectuadas por el Acto legislativo No. 01 de 2005, en los siguientes términos:
“El Estado garantizará los derechos, la sostenibilidad financiera del Sistema Pensional,
respetará los derechos adquiridos con arreglo a la ley y asumirá el pago de la deuda pensional
que de acuerdo con la ley esté a su cargo”.
33 Sentencia C-543 de 2007.
34 Ver, entre otras, las sentencias C-623 y C-1024 de 2004, así como la sentencia C-823/06
S.P.V. Nilson Pinilla Pinilla.

( 129 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

textos legales excluyan grupos de personas, pues ello implica una vulneración
al principio de universalidad”35,���
36

Al respecto la Corte desde sus inicios señaló lo siguiente:


“La universalidad es el principio relacionado con la cobertura de la
seguridad social: comprende a todas las personas. Ello es natural porque si,
como se estableció, la dignidad es un atributo de la persona, no es entonces
concebible que unas personas gocen de vida digna y otras no. Las calidades
esenciales de la existencia no sabrían ser contingentes. Simplemente, si
son esenciales, se predican de todas las personas”.37
6.9. Además, como también lo ha considerado esta Corporación, el Legis-
lador en ejercicio de la citada potestad de configuración normativa, además
de someterse al cumplimiento –en concreto– de aquellas reglas y principios
que regulan el suministro y la exigibilidad de las prestaciones que componen
el sistema de la seguridad social, se encuentra sujeto de igual manera a la
observancia de aquellos otros principios, valores y derechos constitucionales
previstos en el texto Superior, que generalmente limitan el desarrollo de la
atribución constitucional de regulación.38,39
En dicho sentido, la Corte en sentencia C-671 de 2002, sostuvo:
“Esta Corte ha señalado que si bien la Constitución señala unos principios
que gobiernan los derechos a la seguridad social y a la salud, el Legislador
goza de una amplia libertad para regular la materia, pues la Carta establece
que la seguridad social se presta con sujeción a los principios de eficiencia,
universalidad y solidaridad, ‘en los términos que establezca la Ley’. (...)
La amplia libertad del Legislador en la configuración de la seguridad
social no significa obviamente que cualquier regulación legislativa sea
constitucional, pues no sólo la Carta señala unos principios básicos de la
seguridad social y del derecho a la salud, que tienen que ser respetados
por el Congreso, sino que además la ley no puede vulnerar otros derechos
y principios constitucionales”.

6.10. Igualmente, esta Corte ha insistido en que el control de la Corte


sobre medidas relacionadas con la seguridad social debe ser riguroso, cuando
a pesar de que la medida legislativa corresponde a una materia de contenido
económico y social, la misma (i) incorpora una clasificación sospechosa, como
ocurre con aquellas que están basadas en las categorías prohibidas para hacer
diferenciaciones según lo previsto en el inciso 1° del artículo 13 Superior; (ii)
afecta a personas que se encuentran en condiciones de debilidad manifiesta, a

35 Sentencia C-823 de 2006 S.P.V. Nilson Pinilla Pinilla.


36 Sentencia C-543 de 2007.
37 Sentencia C-575 de 1992.
38 Ver la sentencia C-111 de 2006.
39 Sentencia C-543 de 2007.

( 130 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

grupos marginados o a sujetos que gozan de especial protección constitucional;


(iii) desconoce prima facie el goce de un derecho constitucional fundamental;
o finalmente, (iv) incorpora –sin causa aparente– un privilegio exclusivo para
un sector determinado de la población.40,41
Precisado que la potestad del legislador para configurar todo lo concernien-
te a la seguridad social no es absoluta, sino que tiene como límite lo dispuesto
en la Constitución, pasa la Corte a analizar el caso concreto.

7. Análisis de las expresiones demandadas


7.1. Los textos demandados hacen parte de los artículos 47 y 74 de la Ley
100 de 1993, sobre los beneficiarios de la pensión de sobrevivientes. Según
los accionantes, la aplicación de los mismos significa discriminar a las parejas
integradas con personas del mismo sexo, pues éstas no pueden acceder a la
pensión de sobrevivientes en las mismas condiciones que lo hacen quienes
conforman parejas heterosexuales.
7.2. En el presente caso, la aplicación de las expresiones demandadas ha
permitido dar a las parejas homosexuales un tratamiento distinto al que se

40 En ese orden de ideas, la Corte declaró inexequible el límite de los 18 años edad previsto en
la disposición acusada, para que las madres trabajadoras cuyos hijos padezcan de invalidez
física o mental, cuando éstos dependan económicamente de aquellas, puedan ser beneficiarias
de la pensión especial de vejez dirigida a garantizar el debido cuidado y protección de las
personas discapacitadas. En sus propias palabras, la Corte sostuvo: “La Corte comparte el
argumento acerca de que la escasez de recursos y la necesidad de avanzar progresivamente
en la concesión de algunos beneficios, de acuerdo con la disponibilidad económica, pueden
obligar a delimitar el ámbito de aplicación de un beneficio o el espectro de beneficiarios.
Sin embargo, considera importante aclarar que en los casos en los que se aduzca la escasez
de medios para negar el acceso a un derecho a grupos vulnerables es necesario que la
argumentación no se reduzca a afirmaciones genéricas acerca de la limitación de los recursos
económicos. Cuando se trata de establecer diferenciaciones que comprometen los derechos
de los grupos específicos más débiles de la sociedad, el Estado corre con la carga de la
argumentación para demostrar específica y realmente que era efectivamente conducente
establecer una determinada diferenciación. (...) // Por otra parte, la Corte es consciente de
que derechos como los que se discuten en este proceso son de aplicación progresiva, lo cual
indica que no siempre pueden ser desarrollados en toda su dimensión de un día para otro, y
que probablemente es necesario que inicialmente los beneficios se focalicen en algunos grupos.
Sin embargo, es claro que la marginación del acceso al beneficio para las madres trabajadoras
de los hijos mayores de edad afectados por una invalidez física o mental que no les permite
valerse por sí mismos y que dependen económicamente de ellas, no es constitucionalmente
legítima, dada la situación de extrema vulnerabilidad en que se encuentran. Puesto que de
lo que se trata es de facilitarles a las madres trabajadoras que apoyen de forma permanente
a sus hijos inválidos y que dependen de ellas económicamente, la diferenciación establecida
por la norma acusada es inaceptable a la luz de la Constitución, pues como ya se señaló el
mero tránsito de edad no modifica por sí mismo las condiciones de los hijos”.
41 Sentencia C-543 de 2007.

( 131 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

otorga a las parejas heterosexuales en cuanto éstas son beneficiarias de la


pensión de sobrevivientes y aquéllas no, trato distinto que resulta discrimi-
natorio respecto de las parejas homosexuales, las cuales, aún cuando no están
excluidas de manera expresa de los beneficios de la pensión de sobrevivientes,
sí resultan de hecho exceptuadas del sistema de seguridad social, pues la falta
de claridad del Legislador ha conducido a implementar una situación contraria
a los valores del Estado social de derecho, a los principios de reconocimiento
y respeto por la dignidad de la persona humana, y a las normas que desde la
Constitución amparan el libre desarrollo de la personalidad y su extensión:
la libertad de opción sexual.
7.3. Trato discriminatorio para las parejas homosexuales que conlleva a
que se encuentren en un déficit de protección en cuanto al beneficio de la
pensión de sobrevivientes. Por tanto, con el fin de remover la citada situa-
ción, contraria a la Constitución, la protección otorgada a los compañeros
y compañeras permanentes de las parejas heterosexuales debe ser ampliada
a los compañeros y compañeras permanentes de las parejas homosexuales,
por cuanto no existe un fundamento razonable y objetivo suficiente para
explicar el trato desigual al que vienen siendo sometidas las personas que, en
ejercicio de sus derechos al libre desarrollo de la personalidad y a la libertad
de opción sexual, han decidido conformar una pareja con una persona de su
mismo género.
7.4. Cabe recordar que a la luz de las disposiciones superiores, no aparece
justificación alguna que autorice un trato discriminatorio en virtud del cual
las personas que conforman parejas homosexuales no puedan acceder a la
pensión de sobrevivientes en las mismas condiciones que lo hacen quienes
integran parejas heterosexuales.
7.5. La Corte tiene establecido que el examen de medidas legislativas como
las dispuestas por las expresiones demandadas se debe llevar a cabo mediante
un control riguroso de constitucionalidad, cuando la norma impugnada “(i)
incorpora una clasificación sospechosa, como ocurre con aquellas que están
basadas en las categorías prohibidas para hacer diferenciaciones según lo
previsto en el inciso 1° del artículo 13 Superior; (ii) afecta a personas que
se encuentran en condiciones de debilidad manifiesta, a grupos marginados
o a sujetos que gozan de especial protección constitucional; (iii) desconoce
prima facie el goce de un derecho constitucional fundamental; o finalmente,
(iv) incorpora –sin causa aparente– un privilegio exclusivo para un sector
determinado de la población”. En estos casos se debe verificar que la medida
legislativa sea adecuada y conducente para realizar un fin constitucional y que
además sea proporcional “esto es, que el logro del objetivo perseguido por el

( 132 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

Legislador no puede llegar al extremo de sacrificar principios o derechos que


constitucionalmente se consideran de mayor entidad en defensa del Estado
social de derecho” .42
7.6. Si bien con las expresiones atacadas el Legislador propende por un
sistema de protección acorde con los mandatos del artículo 48 de la Carta
Política, sin embargo, la búsqueda de este propósito, así como su potestad de
configuración, no lo habilitan para sacrificar principios y derechos considera-
dos de mayor entidad dentro del modelo que caracteriza al Estado social de
derecho, pues al redactar las expresiones demandadas generó una situación de
abierta discriminación en contra de una comunidad que, como la homosexual,
es considerada parte de una clasificación sospechosa en cuanto proviene de
una distinción fundada en razones de sexo, distinción proscrita por el inciso
primero del artículo 13 de la Constitución.
Al ponderar los derechos de las parejas en relación con la pensión de
sobrevivientes, la Sala no encuentra razones objetivas ni constitucionalmente
válidas que puedan constituirse en un obstáculo o significar un déficit de
protección para las parejas conformadas con personas del mismo sexo que
les impida ser destinatarias de los beneficios reconocidos por el legislador en
materia de pensión de sobrevivientes.
7.7. Entre las objeciones formuladas por el Ministerio de Hacienda y Crédi-
to Público al reconocimiento de la pensión de sobrevivientes en las condiciones
reclamadas por los demandantes, aparece el siguiente argumento:
“(…) es claro que los beneficios de la seguridad social se concretan y
estructuran en los términos en que el Legislador así lo disponga. Por ello,
las leyes y normas que regulan la seguridad social deben tener en cuenta
aspectos presupuestales y financieros, sin los cuales no podrían hacerse
efectivos los derechos prestacionales y por tanto, materializarse acorde
con los procesos de planificación económica y principios presupuestales,
como lo ha señalado la H. Corte Constitucional”.43

Lo expresado por el Ministerio de Hacienda y Crédito Público amerita


una respuesta en tres dimensiones: legal, económica y axiológica. En primer
lugar, es cierto que el Legislador goza de libertad para configurar el sistema
de seguridad social, libertad que, como ya se advirtió, no es absoluta por
cuanto está limitada por el texto de la Constitución Política.
En segundo lugar, no es cierto que el reconocimiento de la pensión de
sobrevivientes al compañero o compañera permanente en las parejas homo-

42 Sentencia C-111 de 2006.


43 Intervención del Ministerio de Hacienda y Crédito Público, fl. 102 y siguientes del
expediente.

( 133 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

sexuales desemboque en un desequilibrio financiero que impida la sostenibi-


lidad económica del sistema de protección de salud en pensiones, por cuanto
al ampliar la protección a estas personas simplemente se está introduciendo
una variante en el orden de prelación establecido por la ley para el caso de la
sustitución pensional; es decir, cuando sobrevenga la muerte del pensionado
o afiliado integrante de una pareja homosexual, en adelante su compañero o
compañera permanente tendrán el orden de prelación que la ley prevé para
cuando las parejas heterosexuales afrontan la misma contingencia.
El Legislador no puede válidamente suponer que en todo caso de muerte
de un pensionado o afiliado integrante de una pareja homosexual, no existe
en el orden de prelación una persona legitimada para reclamar el reconoci-
miento de la pensión de sobrevivientes, toda vez que la regla básica y general
es que las personas hacen parte de un grupo familiar, de una comunidad de
afecto y apoyo mutuo, en el interior de la cual bien pueden estar presentes
los futuros beneficiarios de la sustitución pensional. En adelante, el Legisla-
dor deberá adecuar el sistema de protección social en pensiones a partir de
análisis financieros que tengan en cuenta los efectos de la presente sentencia,
como también el nuevo orden de prelación establecido como consecuencia
de la misma.
En tercer lugar, la Sala considera que llegado el momento de ponderar las
decisiones del Legislador respecto de los derechos intrínsecos e inherentes
del ser humano, se debe tener en cuenta el sistema axiológico propio del
Estado social de derecho, en el interior del cual existen valores, principios,
disposiciones y normas que prevalecen, entre ellos los relacionados con la
protección a la dignidad de la persona humana, el pluralismo, el libre desa-
rrollo de la personalidad y su corolario, esto es, la libertad de opción sexual,
los cuales, desde una perspectiva constitucional, no pueden resultar abolidos
en beneficio de derechos e intereses jurídicamente subalternos, como serían
la defensa a ultranza de la libertad de configuración legislativa y, derivada de
ésta, la posibilidad de excluir del sistema de seguridad social en pensiones a
un grupo de la sociedad habitualmente discriminado como lo es la comunidad
homosexual.
7.8. En conclusión, como lo ha considerado esta Corporación44, desde
la perspectiva de la protección de los derechos constitucionales, la ausencia
de una posibilidad real de que un individuo homosexual pueda acceder a la
pensión de sobreviviente de su pareja fallecida que tenía el mismo sexo, confi-
gura un déficit de protección del sistema de seguridad social en pensiones que

44 Sentencia C-811 de 2007.

( 134 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

afecta sus derechos fundamentales por razón de la discriminación que dicha


exclusión opera respecto de la condición sexual del mismo, exteriorizada en
su voluntad de formar pareja.
En efecto, si se reconoce jurídicamente a las parejas del mismo sexo, por
ahora, y en este caso, la Corte deriva de tal condición sólo la consecuencia
jurídica del reconocimiento de la pensión de sobrevivientes.

8. Formalización de la convivencia
8.1. En el ordenamiento jurídico, la pensión de sobrevivientes se reconoce
en el régimen solidario de prima media con prestación definida y en el de aho-
rro individual con solidaridad, siempre y cuando se cumplan las condiciones
previstas en la ley, particularmente en los artículos 47 y 74 de la Ley 100 de
1993, modificados por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003.
Al resultar extensivos los efectos de estas normas a las parejas integradas
con personas del mismo sexo, a los compañeros o compañeras del mismo
sexo les corresponde acreditar su condición de pareja, para lo cual deberán
acudir ante un notario para expresar la voluntad de conformar una pareja
singular y permanente, que permita predicar la existencia de una relación
afectiva y económica responsable, de la cual posteriormente pueden derivar
prestaciones de una entidad tan noble y altruista como la correspondiente a
la pensión de sobrevivientes.
8.2. Como lo expresó la Corte en la sentencia C-521 de 2007, para todos
los efectos se entenderá que lo dicho ante el notario es cierto y es expresado
bajo juramento; de esta manera, los integrantes de la pareja asumen las con-
secuencias judiciales y administrativas derivadas del fraude, la falsedad o la
ausencia de veracidad en sus declaraciones. En la sentencia que se menciona,
sobre la formalización de la convivencia, la Corte expresó:
“Al respecto la Sala reitera el deber que tienen los particulares y las
autoridades de ceñirse a los postulados de la buena fe, la cual se presume
en todas las gestiones que aquellos adelanten ante éstas (art. 83, CP);
sin embargo, es pertinente recordar que las autoridades públicas y las
entidades particulares están en el deber de denunciar penalmente todo
hecho que pueda significar atentado contra el ordenamiento jurídico, como
medio para disuadir o sancionar a quienes pudieran buscar u obtener el
estatus de beneficiario del POS sin contar con la calidad de compañero(a)
permanente.
5.2. La condición de compañero(a) permanente debe ser probada
mediante declaración ante notario, expresando la voluntad de conformar
una familia de manera permanente, actuación a la que deben acudir

( 135 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

quienes conforman la pareja y que supone la buena fe y el juramento


sobre la verdad de lo expuesto; por lo tanto, el fraude o la ausencia de
veracidad en las afirmaciones hechas durante esta diligencia acarrearán
las consecuencias previstas en la legislación penal y en el resto del
ordenamiento jurídico”.

8.3. En efecto, para acceder a la pensión de sobrevivientes las parejas


permanentes del mismo sexo deben acreditar dicha condición en los términos
señalados en la sentencia C-521 de 2007 para las parejas heterosexuales.

VII. DECISIÓN
En mérito de lo expuesto, la Sala Plena de la Corte Constitucional, admi-
nistrando justicia en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

RESUELVE:
Primero: Declarar EXEQUIBLES las expresiones ‘la compañera o com-
pañero permanente’; ‘la compañera permanente’; ‘compañero o compañera
permanente’; ‘una compañera o compañero permanente’, contenidas en el
artículo 47 de la Ley 100 de 1993, modificado por el artículo 13 de la Ley
797 de 2003, y las expresiones “el cónyuge o la compañera o compañero
permanente”; “la compañera o compañero permanente”; “un compañero
o compañera permanente”; “una compañera o compañero permanente”; y
“compañero o compañera permanente”, contenidas en el artículo 74 de la
Ley 100 de 1993, modificado por el artículo 13 de la Ley 797 de 2003, en
el entendido de que también son beneficiarias de la pensión de sobrevivien-
tes las parejas permanentes del mismo sexo cuya condición sea acreditada
en los términos señalados en la sentencia C-521 de 2007 para las parejas
heterosexuales.
Segundo: Respecto del artículo 1º de la Ley 54 de 1990, estarse a lo re-
suelto en la sentencia C-075 de 2007, que declaró la EXEQUIBILIDAD de
la Ley 54 de 1990, tal como fue modificada por la Ley 979 de 2005, en el
entendido de que el régimen de protección en ella contenido se aplica también
a las parejas homosexuales.
Tercero: En cuanto a las expresiones demandadas del artículo 163 de la
Ley 100 de 1993, estarse a lo resuelto en la sentencia C-811 de 2007, que
declaró EXEQUIBLE el artículo 163 de la Ley 100 de 1993, en el entendido
de que el régimen de protección en ella contenido se aplica también a las
parejas del mismo sexo.
Notifíquese, comuníquese, insértese en la Gaceta de la Corte Constitu-
cional y archívese el expediente. Cúmplase.

( 136 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO


Presidente
JAIME ARAÚJO RENTERÍA
Magistrado
Con salvamento parcial y aclaración de voto
MANUEL JOSÉ CEPEDA ESPINOSA
Magistrado
Ausente en comisión
JAIME CÓRDOBA TRIVIÑO
Magistrado
RODRIGO ESCOBAR GIL
Magistrado
MAURICIO GONZÁLEZ CUERVO
Magistrado
MARCO GERARDO MONROY CABRA
Magistrado
NILSON PINILLA PINILLA
Magistrado
Con salvamento parcial de voto
CLARA INÉS VARGAS HERNÁNDEZ
Magistrada
MARTHA VICTORIA SÁCHICA DE MONCALEANO
Secretaria General

( 137 )
Comunicado de prensa

República de Colombia
Corte Constitucional
Presidencia

COMUNICADO DE PRENSA No. 01

La Corte Constitucional, en la sesión de la Sala Plena celebrada el día 28


de enero de 2009, adoptó entre otras decisiones, la siguiente:

EXPEDIENTE D-7290 - SENTENCIA C-029/09


Magistrado ponente: Dr. Rodrigo Escobar Gil

1. Normas acusadas
CODIGO CIVIL (arts. 411 y 457). LEY 70 DE 1931 (art. 4). LEY 21 DE
1982 (arts. 1º y 27). DECRETO 2762 DE 1991 (arts. 2 y 3). LEY 3 DE 1991
(art. 7). LEY 5 DE 1992 (arts. 283, numeral 2 y 286). LEY 43 DE 1993 (art.
5). LEY 80 DE 1993 (art. 8, num. 1, lite. g y num. 2, lit. c y d). LEY 100 DE
1993 (art. 244). LEY 190 DE 1995 (arts. 14 num. 2 y 8 y 52). LEY 258 DE
1996 (arts. 1 y 12). LEY 294 DE 1996 (art. 2). LEY 387 DE 1997 (art. 2).
LEY 495 DE 1999 (art. 2) LEY 522 DE 1999 (arts. 222, 431, 495). LEY
589 DE 2000 (arts. 10 y 11). DECRETO 1795 DE 2000. LEY 599 DE 2000
(arts. 34, 104, num. 1 170, num. 4, 179 num. 1 y 4 188-B, num. 3, 229,
233, 236, 245, num. 1, 454). LEY 734 DE 2002 (arts. 40, 71 y 84, num. 1,
2, 3, 6, 7 y 9). LEY 906 DE 2004 (arts. 8, lit. b, 282, 303, 305. LEY 923 DE
2004 (arts. 3, num. 3.7.1 y 3.7.2). LEY 971 DE 2005 (arts. 14 y 15). LEY
975 DE 2005 (arts. 5, 7, 15, 47, 48 y 58). LEY 986 DE 2005 (arts. 2 y 26).
LEY 1148 DE 2007 (art. 1º). LEY 1153 DE 2007 (art. 18). LEY 1152 DE
2007 (arts. 61, 62, 80, 159, 161 y 172, nums. 2, 4, 6, 8 y 9)
Las materias contenidas en las disposiciones acusadas, se resumen en:
a. Patrimonio de familia inembargable y afectación de bienes inmuebles a
vivienda familiar. Ley 70 de 1931 modificada por la Ley 495 de 1999 (art.
2) y Ley 258 de 1996 (arts. 1 y 12). Estas normas regulan la constitución
de patrimonio de familia no embargable y la afectación a vivienda familiar.
Las expresiones acusadas establecían que podían constituir patrimonio de
familia y afectar un inmueble a vivienda familiar los compañeros y com-
pañeras permanentes y no contemplaba a las parejas del mismo sexo.
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

b. Obligación civil de prestar alimentos. Art. 411 del Código Civil. La legis-
lación civil establece la obligación alimentaria a favor de los compañeros y
compañeras permanentes y no comprendía a los integrantes de las parejas
homosexuales.
c. Normas que consagran derechos de carácter migratorio para las parejas
heterosexuales. Ley 43 de 1995 (artículo 5) regula el tiempo de residencia
para adquirir la nacionalidad colombiana por adopción para los compañe-
ros y compañeras permanentes, el cual es de dos años, pero no incluía a
las parejas del mismo sexo. El Decreto 2762 de 1991 (arts. 2 y 3) regulan
el derecho de residencia en San Andrés sin tener en cuenta a las parejas
del mismo sexo.
d. Normas que consagran la garantía de no incriminación en materia penal,
penal militar y disciplinaria. En materia penal, los artículos 8, 282, 303,
385 de la Ley 906 de 2004 que consagran la garantía de no incriminar a
los compañeros y compañeras permanentes, no contemplaba a las parejas
del mismo sexo. Algo similar ocurría con los artículos 222, 431 y 495 del
Código Penal Militar (Ley 522 de 1999) y en materia disciplinaria, en la
que se exonera del deber de formular una queja de este orden (el artículo
71 Ley 734 de 2002), sin comprender a dichas parejas.
e. Normas que consagran el beneficio de prescindir de la sanción penal. Los
artículos 34 del Código Penal (Ley 599 de 2000) y 18 de la Ley 1153 de
2007, establecen la posibilidad de prescindir de la pena en delitos culposos
cuando la víctima fuera el compañero o compañera permanente, pero sin
contemplar a las parejas del mismo sexo.
f. Circunstancias de agravación punitiva. Fueron extendidas las circunstan-
cias de agravación punitiva cuando la víctima del delito fuera compañero
o compañera permanente del autor (arts. 104, 170, 179, 188, 245 del
Código Penal), a las parejas del mismo sexo.
g. Normas penales y preventivas sobre delitos que tiene como sujeto pasivo
al compañero o compañera permanente. Los delitos de malversación y
dilapidación de bienes familiares (art. 236 del Código Penal), violencia
intrafamiliar (Art. 229 del Código Penal) y amenazas a testigos (art. 454
A), no contemplaban como sujetos a los integrantes de una pareja homo-
sexual.
h. Normas que consagran derechos a la verdad a la justicia y a la reparación
de las víctimas de crímenes atroces, contenidas en la Ley 975 de 2005. La
definición de víctima prevista en el artículo 5 se refería a los compañeros y
compañeras permanentes, pero no cubría a las parejas del mismo sexo. El
artículo 7, señalaba el deber de informar sobre los hechos a los compañeros

( 140 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

y compañeras permanentes, pero no incluía a los miembros de una pareja


del mismo sexo. Así mismo, las medidas de rehabilitación previstas en el
artículo 47 de la ley en mención sólo se preveían a favor de los parientes
de las parejas heterosexuales, como también las medidas de satisfacción y
garantía de no repetición establecidas en el artículo 48. De la Ley 971 de
2005, se demandaron el artículo 14, que establece el derecho a la entrega
del cadáver cuando la persona objeto de la búsqueda urgente se halle sin
vida, que no cobijaba a las parejas del mismo sexo y el artículo 15, que
consagra el derecho a conocer de las diligencias practicadas para la bús-
queda de la persona desaparecida, que tampoco contemplaba a las parejas
homosexuales. Ley 387 de 1997, el derecho a la reunificación familiar de
los desplazados, no comprendía a las parejas del mismo sexo.
i. Medidas de protección civil a favor de las víctimas de crímenes atroces. La
Ley 589 de 2000, sobre administración de los bienes de personas víctimas
de desaparición forzada, no incluía a las parejas del mismo sexo, como
tampoco, los beneficios de la Ley 986 de 2005 relativos a la protección
de las víctimas del secuestro.
j. Prestaciones en el régimen pensional y de salud de la fuerza pública. La
pensión de sobreviviencia en el régimen especial de los miembros de la
fuerza pública establecido en la Ley 923 de 2004 no comprendía a las
parejas del mismo sexo, al igual que el Decreto 1795 de 2000, que regula
el sistema de salud de los miembros de las Fuerzas Militares y la Policía
Nacional.
k. Subsidio familiar en servicios. El artículo 27 (parágrafo 2) de la Ley 21 de
1982, que establece la posibilidad de utilizar obras y programas organiza-
dos con el propósito de reconocer el subsidio en servicios, no contemplaba
a las parejas del mismo sexo.
l. Subsidio familiar para vivienda. La Ley 3 de 1991 que regula el subsidio
familiar en vivienda no comprendía a las parejas del mismo sexo.
m. Acceso a la propiedad en la tierra. Los títulos correspondientes a que hace
referencia Ley 1152 de 2007 no podían hacerse a nombre de los integrantes
de las parejas del mismo sexo.
n. Beneficiarios de las indemnizaciones del SOAT por muerte en accidente
de tránsito. El artículo 244 de la Ley 100 de 1993 no comprendía a los
miembros de las parejas homosexuales.
o. Límites al acceso y ejercicio de la función pública y celebración de contratos
estatales. La Ley 190 de 1995, que establece la obligación de declaración
juramentada sobre el nombre y documento de identidad del cónyuge y

( 141 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

compañero o compañera permanente de los servidores públicos, no incluía


a los integrantes de las parejas del mismo sexo. De igual modo, las inhabi-
lidades de los compañeros y compañeras permanentes de los diputados y
concejales, las prohibiciones a los compañeros y compañeras permanentes de
gobernadores, alcaldes, concejales y diputados, establecidas en la Ley 1148
de 2007 y las inhabilidades e incompatibilidades para contratar previstas
en la Ley 80 de 1993, no comprendían a las parejas del mismo sexo.

2. Problema jurídico planteado


Le correspondió a la Corte Constitucional resolver si las disposiciones
legales acusadas, las cuales establecen beneficios y cargas en diversas materias,
vulneran el principio de igualdad de trato entre las parejas heterosexuales y
las conformadas por personas del mismo sexo.
Para resolver los cargos planteados esta Corporación no entró a estudiar el
concepto de familia a la luz del artículo 42 de la Constitución, ni a dilucidar
los tipos de familia cobijados por el citado precepto constitucional, porque
no se sustentó de manera específica, pertinente y suficiente, el concepto de
la presunta violación de la Carta, además que se trata de cuestiones que en
definitiva no resultaban relevantes para resolver el problemas jurídico plantea-
dos. Por tal razón la Corte Constitucional no se pronunció sobre la expresión
“familia” o “familiar” contenida en numerosas disposiciones acusadas.

3. Decisión
Primero.- Declararse INHIBIDA para emitir un pronunciamiento de fondo
en relación con las expresiones “familia” y “familiar” contenidas en el artículo
4 de la ley 70 de 1931, modificada por la Ley 495 de 1999 y en el artículo 1
de la Ley 258 de 1996, por ineptitud sustantiva de la demanda y declarar la
EXEQUIBLILIDAD, por los cargos analizados, de las expresiones “compañero
o “compañera permanente” y “compañeros permanentes cuya unión haya
perdurado por lo menos dos años” contenidas en artículo 4 de la Ley 70 de
1931, modificada por la ley 495 de 1999 y en el artículo 12 de la Ley 258
de 1996, en el entendido de que esta protección patrimonial se extiende en
igualdad de condiciones a las parejas del mismo sexo que se hayan acogido
al régimen de la Ley 54 de 1990 y demás normas que lo modifiquen.
Segundo.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analizados, de la
expresión “cónyuge” contenida en el numeral 1 del artículo 411 del Código
Civil, en el entendido de que también comprende, en igualdad de condicio-
nes, a los integrantes de las parejas del mismo sexo que se hayan acogido al
régimen de la Ley 54 de 1990 y demás normas que lo modifiquen.

( 142 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

Tercero.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analizados, de la


expresión “compañeros permanentes” contenida en el artículo 5 de la Ley
43 de 1993, en el entendido de que la misma se aplica también, en igualdad
de condiciones, a los integrantes de parejas del mismo sexo.
Cuarto.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analizados, de las
expresiones “unión singular, permanente y continua”, “compañera perma-
nente” y “unión permanente” contenidas en los artículos 2 y 3 del Decreto
2762 de 1991, en el entendido de que las mismas incluyen, en igualdad de
condiciones, a las parejas del mismo sexo.
Quinto.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analizados, de las
expresiones “compañero permanente” y “compañero o compañera perma-
nente” de los artículos 8-b, 282, 303 y 385 de la Ley 906 de 2004, 222, 431
y 495 de la Ley 522 de 1999 y 71 de la Ley 734 de 2002 en el entendido de
que las mismas incluyen, en igualdad de condiciones, a los integrantes de las
parejas del mismo sexo.
Sexto. - Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analizados, de la
expresión “compañero o compañera permanente” contenida en el artículo 34
de la Ley 599 de 2000 en el entendido de que la misma incluye, en igualdad
de condiciones, a los integrantes de las parejas del mismo sexo.
Séptimo.- En relación con el artículo 18 de la Ley 1153 de 2007 ESTARSE
A LO RESUELTO en la sentencia C-879 de 2008, mediante la cual se declaró
la inexequibilidad de la Ley 1153 de 2007.
Octavo.- Declararse INHIBIDA para emitir un pronunciamiento de fondo
en relación con la expresión “grupo familiar” contenida en el numeral 1 del
artículo 179 de la Ley 599 de 2000, por ineptitud sustantiva de la demanda
y declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analizados, de las expresiones
acusadas del numeral 1 del artículos 104, el numeral 4 del artículo 170, el
numeral 4 del artículo 179, el numeral 3 del artículo 188-B y el numeral
1 del artículo 245 de la Ley 599 de 2000, en el entendido de que también
comprende a los integrantes de las parejas del mismo sexo.
Noveno.- En relación con los cargos referidos a las expresiones “com-
pañero” y “compañera permanente”, y “al hombre y la mujer” contenidas
en el artículo 1° de la Ley 1181 de 2007, por medio de la cual se modificó
el artículo 233 del Código Penal, ESTARSE A LO RESUELTO en la senten-
cia C-798 de 2008, en la que se declaró la inexequibilidad de la expresión
“únicamente” contenida en el parágrafo 1° del artículo 1° de la Ley 1181 de
2007, y la exequibilidad del resto de esta disposición, en el entendido que las
expresiones “compañero” y “compañera permanente” comprenden también
a los integrantes de parejas del mismo sexo.

( 143 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

Décimo.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, de la expresión “durante un


lapso no inferior a dos años” contenida en el parágrafo 1º del artículo 233
del Código Penal.
Décimo primero.- Declarar la EXEQUIBILIDAD de la expresión “cón-
yuge” contenida en el numeral 1º del artículo 457 del Código Civil, en el
entendido de que, para los efectos allí previstos, la misma también comprende
a los compañeros permanentes, y, en igualdad de condiciones, a los integrantes
de las parejas del mismo sexo.
Décimo segundo.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analiza-
dos, del artículo 229 de la Ley 599 de 2000, en el entendido de que este tipo
penal comprende también a los integrantes de las parejas del mismo sexo
Décimo tercero.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analizados,
del artículo 236 de la Ley 599 de 2000, en el entendido de que este tipo penal
comprende también a los integrantes de las parejas del mismo sexo.
Décimo cuarto.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analiza-
dos, de la expresión “compañeros permanentes” contenida en literal a) del
artículo 2º de la Ley 294 de 1996 en el entendido de que, para los efectos
de las medidas administrativas de protección previstas en esa ley, la misma
también se aplica, en igualdad de condiciones, a los integrantes de las parejas
del mismo sexo.
Décimo quinto.- Declarar la EXEQUIBILIDAD del artículo 454 A del
Código Penal, en los términos de los considerandos de esta providencia, en
el entendido de que este tipo penal también comprende las amenazas, en
igualdad de condiciones, en contra de los integrantes de las parejas del mismo
sexo que actúen como testigos.
Décimo sexto.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analizados,
de las expresiones “compañero o compañera permanente”, contenidas en los
artículos 5, 7 y 15 de la Ley 975 de 2005, 11 de la Ley 589 de 2000, 14 y
15 de la Ley 971 de 2005 y 2 de la Ley 387 de 1997 en el entendido de que
las mismas, en igualdad de condiciones, comprenden a los integrantes de las
parejas del mismo sexo.
Décimo séptimo.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analizados,
de los artículos 47, 48 y 58 de la Ley 975 de 2005, en el entendido de que las
mismas se aplican también al cónyuge, compañero o compañera permanente
y, en las mismas condiciones, a los integrantes de la pareja del mismo sexo.
Décimo octavo.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analiza-
dos, de la expresión “compañero o compañera permanente” contenida en
el artículo 10 de la Ley 589 de 2000, en el entendido de que la misma, en

( 144 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

igualdad de condiciones, se aplica también a los integrantes de las parejas del


mismo sexo, y la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analizados, del artículo
2 de la Ley 986 de 2005, siempre que se interprete que la misma no excluye
a las parejas del mismo sexo de las medidas de protección consagradas en la
Ley 986 de 2005.
Décimo noveno.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analizados,
de las expresiones “el compañero o la compañera permanente”, “la compañe-
ra o compañero permanente”, “la compañera permanente” “un compañero
o compañera permanente”, “compañero(a) permanente” y “compañero
o compañera permanente” contenidas en los artículos 3 de la Ley 923 de
2004 y 24 del Decreto 1795 de 2000 en el entendido de que, en igualdad de
condiciones, las mismas también se aplican en relación con los integrantes
de parejas del mismo sexo.
Vigésimo.- Declararse INHIBIDA para emitir un pronunciamiento de
fondo en relación con las expresiones “familiar” contenida en el literal d)
del artículo 24 del decreto 1795 de 2000 y “grupo familiar” contenida en el
numeral 3.7 del artículo 3º de la Ley 923 de 2004, por ineptitud sustantiva
de la demanda.
Vigésimo primero.- Declarar la INEXEQUIBILIDAD de la expresión “Para
el caso del compañero(a) sólo cuando la unión permanente sea superior a
dos (2) años”, contenida en el literal a) del artículo 24 del Decreto 1975 de
2000.
Vigésimo segundo.- Declararse INHIBIDA para emitir un pronunciamiento
de fondo en relación con las expresiones “familiar” y “familia” contenidas
en los artículos 1º y 27 de la Ley 21 de 1982, por ineptitud sustantiva de la
demanda.
Vigésimo tercero.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos analiza-
dos, de la expresión “compañero o compañera permanente” contenida en
el parágrafo del artículo 27 de la Ley 21 de 1982, en el entendido de que,
en las mismas condiciones, comprende también a los integrantes de la pareja
del mismo sexo.
Vigésimo cuarto.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos estudia-
dos, del artículo 7 de la Ley 3 de 1991, en el entendido de que el subsidio
familiar de vivienda allí previsto se aplica también a los integrantes de las
parejas homosexuales, en las mismas condiciones que a los compañeros o
compañeras permanentes.
Vigésimo quinto.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos estudiados,
de las expresiones “compañeros o compañeras permanentes”, contenidas en

( 145 )
ALEJANDRA AZUERO, MAURICIO ALBARRACÍN

los artículos 61, 62, 159, 161 y 172 de la Ley 1152 de 2007, en el enten-
dido que en el ámbito de la Ley 1152 de 2007, estas disposiciones también
comprenden a los integrantes de las parejas del mismo sexo e INHIBIRSE en
relación con las expresiones “familia”, “familiar”, y “familiares” contenidas
en los artículos 80, 159, 161 y 172 de la ley 1152 de 2007.
Vigésimo sexto.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos estudia-
dos, de la expresión “compañero o compañera permanente” contenida en el
artículo 244 de la Ley 100 de 1993, en el entendido de que, en las mismas
condiciones, comprende también a los integrantes de la pareja del mismo
sexo.
Vigésimo séptimo.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos estu-
diados, de las expresiones demandadas de los artículos 14 de la Ley 190 de
1995, 1 de la Ley 1148 de 2007, 8 de la Ley 80 de 1993, 40 y 84 de la Ley
734 de 2002 y 286 de la Ley 5ª de 1992, en el entendido de que en igualdad
de condiciones, ellas comprenden también a los integrantes de las parejas de
un mismo sexo.
Vigésimo octavo.- Declarar la EXEQUIBILIDAD, por los cargos estu-
diados, de las expresiones demandadas del numeral 2º del artículo 283 de
la Ley 5ª de 1992 en el entendido de que, en igualdad de condiciones, ellas
comprenden también a los integrantes de las parejas de un mismo sexo.

4. Razones de la decisión
La Corte Constitucional reiteró la línea jurisprudencial según la cual: (i)
de acuerdo con la Constitución está proscrita toda forma de discriminación
en razón de la orientación sexual; (ii) existen claras diferencias entre las
parejas homosexuales y las parejas heterosexuales y por lo tanto no existe
un imperativo constitucional de dar un tratamiento igual a unas y a otras;
(iii) corresponde al legislador definir las medidas necesarias para atender la
protección debida a los distintos grupos sociales y avanzar en la atención de
aquellos que se encuentren en situación de marginación; (iv) toda diferencia
de trato sólo es constitucionalmente admisible si obedece al principio de razón
suficiente. Por lo tanto, en cada caso concreto se debe examinar si la situa-
ción de las parejas heterosexuales y las parejas homosexuales es asimilable,
para luego entrar a definir si la diferencia de trato que establece una norma
específica es discriminatoria.
Acorde con la jurisprudencia constitucional, la Corte encontró que la to-
talidad de las disposiciones acusadas parcialmente sobre las que se pronuncia
en esta oportunidad, entrañan una discriminación de las parejas conformadas
por personas del mismo sexo, como proyecto de vida en común, con asistencia

( 146 )
ACTIVISMO JUDICIAL Y DERECHOS DE LOS LGTB EN COLOMBIA

recíproca y solidaridad entre sus integrantes. Según reiterada jurisprudencia,


las parejas gozan de los mismos derechos y beneficios y tienen las mismas
cargas, independientemente de si se trata de parejas heterosexuales o parejas
homosexuales. Reiteró que, según se estableció en la sentencia C-075 de 2007,
si bien pueden existir algunas diferencias entre las parejas heterosexuales y
las conformadas por personas del mismo sexo, ambas representan un mismo
valor y una misma dignidad, de lo que derivan unos requerimientos análogos
de protección.
Habida cuenta de que las disposiciones legales demandadas, contrario a
la prohibición de discriminación consagrada en el artículo 13 de la Carta,
establecen regulaciones que tienen como destinatarias a las parejas hetero-
sexuales, pero que no comprenden a aquellas que se integran por personas
del mismo sexo, la Corte procedió a excluir la interpretación violatoria del
derecho fundamental a la igualdad de trato y en consecuencia declaró la
exequibilidad condicionada de las normas impugnadas, en el sentido de que
todas esas disposiciones, comprenden también, en igualdad de condiciones,
a las parejas conformadas por personas del mismo sexo.
5.3. El magistrado NILSON PINILLA PINILLA manifestó su salva-
mento de voto parcial en relación con el alcance de los salvamentos de voto
que presentara en procesos anteriores, respecto de las sentencias C-336/08,
C-798/08, C-811/07 y la aclaración de voto a la sentencia C- 075/07.
Por su parte, el magistrado RODRIGO ESCOBAR GIL anunció la presen-
tación de una aclaración de voto relativa a algunos de los fundamentos de la
decisión adoptada en esta sentencia.
Así mismo, el magistrado JAIME ARAÚJO RENTERÍA presentará una
aclaración de voto, relacionada con su posición respecto de los conceptos de
familia y matrimonio desde la perspectiva constitucional.

HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO


Presidente

( 147 )

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