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Mata Olguín Margot Etchel Guadalupe

En terapia Cap. 6

En este capítulo habla sobre la dificultad del analista de fungir como función, de ser capaz de sustraerse como
persona (con juicios, opiniones, reacciones respecto de sus pacientes y es que plantea el problema de poder
hacerlo, cuando se está haciendo algo muy similar a los “pacientes” que es tratar de no hablar, de no hacer
notar aquello que en este caso a Paul no le está permitiendo escuchar realmente; sentir que pierde la
paciencia, el temer no contener sus arrebatos, las ganas de cerrar la puerta y que todo el mundo se vaya es
tal vez porque cada palabra que se dice en ese espacio que es para el otro (sus pacientes), se ha convertido
en un marcador/señalador que dispara alguna sensación, afecto respecto de esa situación a la que desea no
prestar atención (dificultades con la esposa, sospecha de que lo engaña, que no quiera tener relaciones
sexuales con él, el hecho de que ese deseo que ya no ve en su mujer, le sea ofrecido por una de sus
pacientes). Así estando con la guardia en alto es muy difícil que uno pueda dar lugar a lo que la persona
enfrente de él tiene que decir, sin sentir se trata de él; así es fácil que se tome todo tan personal y entonces
explote como toda persona (no estando en un función de analista) explotaría ante sentirse atacado, tal como
se sintió tratando a la pareja: “Les dije tengan un aborto, lo dije con rabia, porque me arrinconó, DIJO cosas
muy DESAGRADABLES DE MÍ, me dijo ASESINO; tenía razón, estaba sentado diciéndole que matara a su
bebé”

Es curioso que en este capítulo se aborde, esa necesidad de saberse y sentirse aprobado como un buen
terapeuta por parte de un otro y de sí mismo y que además se plantea esta posibilidad a partir de algo que
“malinterpreta” Paul y que sin embargo, no suena lejos de la práctica clínica que a veces se hace en algunas
instituciones, consultorios y es sentirse que es él (el terapeuta, analista, psicólogo) quien “maneja” a esa
persona, que le hace decir eso que él espera o quiere oír, de alguna manera por eso tiene cabida aquello que
representa el papel de Gina, que es el de una supervisora que guía y/o cuando se le requiere interviene.

Me surge la duda si esta supervisión es del analista quien llevó el análisis del analista o puede ser otro quien
no lo haya llevado y en cualquiera de los dos casos, éste (quien supervisa) puede dar contención, llevar a
cabo la función de analista si el analista a quien supervisa lo requiere; me parece que algo como el punto
antes planteado se maneja en el capítulo y además se plantea con el problema marital del cual no pretende
hablar Paul y sin embargo habla y de cómo esto afecta su trabajo con sus paciente y en especial con Laura.
Así Gina, le plantea a Paul, que esa “transferencia erótica” de alguna manera está siendo sostenida y
alimentada por él, de alguna manera aunque no sea consciente y que debe justamente por eso empezar a
plantearse la posibilidad de pensar qué está sucediendo en su vida personal que está afectando su práctica
con sus pacientes: “si el terapeuta no puede manejar esa situación en la que un paciente se ha enamorado de
él, puede indicar un altibajo en su vida privada”

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