JOSE DE LOS SANTOS SANTIAGO ARÉVALO - 000375641

¿Cuál es el estado actual de la Democracia en Colombia?

El pueblo colombiano al parecer tiene voz y voto cuando se acercan las elecciones
presidenciales, se evidencia la audacia de los diferentes grupos políticos a los que pertenecen
los candidatos más importantes del país, especialmente a aquellos que pertenecen a los
partidos políticos de derecha, tienen alianzas, apariencias y la manera en que engañan y han
engañado a los colombianos.
Los candidatos le hacen creer a los ciudadanos que el voto es uno de los mecanismos de
participación más efectiva para cambiar las condiciones políticas y económicas del país,
cuando la triste realidad es otra, es una mentira porque en la mayoría de los casos los
candidatos políticos con mayor reconocimiento nacional ya tienen conexiones poderosas que
los ayudan a tener mayor cantidad de votos, y aun así creen los defensores de la democracia.
Es claro que en Colombia no hay una participación efectiva, en el caso de los líderes sociales
en Colombia terminan muertos por defender los derechos de los ciudadanos.
Siempre los elegidos en Colombia son los mismos, ya sea porque tienen una relación familiar
o económica, no hay otra forma de construir democracia en Colombia, pues algunos votan
por los mismos porque los presionan desde donde trabajan y son muchos los casos donde la
gente vota no por elección propia sino por obligación.
Y qué decir de la compra de votos o de la histórica mermelada que han realizado durante
años los gobiernos de turno, y no precisamente desde hace ochos años. Se usa desde mucho
antes del gobierno de Juan Manuel Santos. «Democracia” es comprar un voto a $50.000 0 en
$100.000; democracia es amenazar a los trabajadores públicos y contratistas para llenar una
plaza con cierta cantidad de acompañantes o si no posiblemente serán echados de sus
trabajos, aprovechándose de las necesidades económicas del ciudadano para comprar el “voto
a conciencia” con la excusa de agradecer “favores” por haberles conseguido un trabajo,
cuando el Estado por obligación debe ofrecer puestos a la ciudadanía sin ninguna
remuneración política o de interés personal.
En cada elección se dice que no se votarán por los mismos, pero lastimosamente la corrupción
tiene más poder y es imposible tener una participación ciudadana libre y sin presiones
sociales que no afecten la estabilidad económica de algunos votantes que es obvio que
dependen de ello, ya no se toman decisiones a conciencia si no por conveniencia.