El sector de generación se abrió a la participación privada en 1992. Sin embargo, la
Comisión Federal de Electricidad (CFE), empresa pública de servicios, todavía es el principal actor de este sector con dos tercios de capacidad instalada. Los productores independientes de energía (PIE) controlan 9,3 GW de la capacidad de generación del país7 pero tienen que vender toda su producción a la CFE ya que no tienen permiso para vender directamente a los usuarios. Por lo tanto, existe un monopolio de comercialización controlado por la CFE. Las energías renovables representan ya el 49,3% de la capacidad de generación en España, que cuenta con más de 108.000 megavatios (MW), según la información estimada por Red Eléctrica de España en su previsión de cierre de 2019. Durante el año 2019 la potencia instalada no contaminante ha experimentado un crecimiento del 10% con la entrada en funcionamiento de casi 5.000 nuevos MW verdes. La solar fotovoltaica, que cierra 2019 con más de 7.800 MW de potencia instalada, ha sido este año la tecnología que más ha incrementado su presencia en el parque de generación español, con un aumento del 66 % respecto a 2018. Por su parte, la eólica, que ha sumado más de 1.600 nuevos MW, finalizará el año por encima de los 25.200 MW instalados. Este 2019 ha significado también el estreno español en potencia eólica marina, con la entrada en servicio del primer molino offshore de España, en la isla de Gran Canaria, con una potencia de generación de cinco MW que se contabilizan dentro de la eólica. La descarbonización también ha avanzado no sólo por la instalación de nueva potencia renovable sino también por el cierre de la central de carbón Anllares, en la provincia de León, con la que se restan 347 MW de potencia instalada de generación contaminante. La capacidad eléctrica instalada en 2006 fue de 49 GW. De la capacidad instalada, el 73,6% es térmica, el 21,6% es hidroeléctrica, el 2,8% es nuclear y el 2% es geotérmica. La tendencia general en generación térmica es una reducción de combustibles a base de petróleo y un aumento de gas natural y carbón,.23 La generación total ese año fue de 223,6 TWh, con 78,6% provenientes de fuentes térmicas convencionales, 13,6% de fuentes hidroeléctricas, 4,9% de energía nuclear y 3% de fuentes geotérmicas. En general, la generación de energía eléctrica consiste en transformar alguna clase de energía (química, cinética, térmica, lumínica, nuclear, solar entre otras), en energía eléctrica. Para la generación industrial se recurre a instalaciones denominadas centrales eléctricas, que ejecutan alguna de las transformaciones citadas. Estas constituyen el primer escalón del sistema de suministro eléctrico. La generación eléctrica se realiza, básicamente, mediante un generador eléctrico; si bien estos no difieren entre sí en cuanto a su principio de funcionamiento, varían en función a la forma en que se accionan. Dependiendo de la fuente primaria de energía utilizada, las centrales generadoras se clasifican en químicas cuando se utilizan plantas de radioactividad, que generan energía eléctrica con el contacto de esta, termoeléctricas (de carbón, petróleo, gas, nucleares y solares termoeléctricas), hidroeléctricas (aprovechando las corrientes de los ríos o del mar: mareomotrices), eólicas y solares fotovoltaicas. La mayor parte de la energía eléctrica generada a nivel mundial proviene de los dos primeros tipos de centrales reseñados. La teoría de los rayos eléctricos Primero, se produce una descarga llamada “guía escalonada” (no es brillante como el rayo) que baja a un sexto de la velocidad de la luz. Recorre aproximadamente 50 metros, se detiene unos 50 microsegundos y sigue. Para y sigue sucesivamente, moviéndose en forma escalonada (puede parar hasta 10.000 veces). La columna está repleta de cargas negativas y el aire se vuelve más conductor al ser ionizado por estas cargas en movimiento. Cuando la guía escalonada está a unos 100 metros del suelo existe una descarga que sube desde la tierra a encontrarla. Al hacer contacto, se crea una conexión nube – tierra y las cargas de la nube pueden escaparse. El rayo que se ve es el rayo de retorno, que va desde el suelo a la nube (como se produce tan rápido uno cree que es al revés). El brillo del rayo es aproximadamente igual al que harían 100 millones de lamparitas juntas. El calor producido por la descarga eléctrica calienta el aire y lo expande bruscamente, dando lugar a ondas de presión que se expanden como ondas sonoras y así produciendo el trueno. Como la velocidad del sonido es aproximadamente 340 metros/seg, el trueno se escucha después de desaparecer el rayo. En el rayo la corriente es de unos 10.000 amperes y se transporta unos 20 o 30 coulombios de carga. Cuando el rayo de retorno desaparece, baja otra guía pero sin pausas (llamada “guía oscura”). Sigue el mismo camino llevando cargas negativas y cuando toca tierra sube otro rayo de retorno. Así, el rayo puede caer varias veces sucesivamente (se ha observado hasta 42 veces). Si la guía se ramifica en dos partes, una puede tocar tierra antes que la otra. El rayo de retorno, que sube a lo largo de la rama que llega primero al suelo, llega a la nube, pasando también por la otra rama. Si la última llega al suelo al mismo tiempo que la original, la guía oscura puede tomar la otra rama, viendo el primer rayo en un lugar y el segundo en otro. Una de cada diez veces el rayo es iniciado por guías que contienen cargas positivas. El rayo de retorno lleva cargas negativas y transfiere cargas positivas de la nube a la tierra. Habitualmente no hay guías oscuras subsecuentes. Los rayos “positivos” causan mucho más daño ya que generan corrientes dobles al valor habitual. Son los principales responsables de los incendios forestales. La generación y separación constante de cargas dentro de la nube, polarizará la nube induciendo a su alrededor y en tierra un campo eléctrico opuesto, los valores eléctricos resultantes creados por la diferencia de potencial entre la ionosfera y la tierra arrancan en 120V/m a nivel de mar en tiempo estable, aumentando progresivamente durante la aparición y formación de la típica nube cúmulo-nimbus a valores críticos de 45.000 Voltios/m (entre base de nube y tierra). Durante el proceso de la tormenta, estos valores modifican las propiedades del aire que lo transforman en un dieléctrico. Como nos afectan los campos eléctricos, magnéticos y electromagnéticos Campos eléctricos tienen su origen en diferencias de voltaje: entre más elevado sea el voltaje, más fuerte será el campo que resulta. Los campos eléctricos son más intensos cuanto menor es la distancia a la carga o conductor cargado que los genera y su intensidad disminuye rápidamente al aumentar la distancia. Los materiales conductores, como los metales, proporcionan una protección eficaz contra los campos magnéticos. Otros materiales, como los materiales de construcción y los árboles, presentan también cierta capacidad protectora. Los campos eléctricos de frecuencia baja influyen en el organismo, como en cualquier otro material formado por partículas cargadas. Cuando los campos eléctricos actúan sobre materiales conductores, afectan a la distribución de las cargas eléctricas en la superficie. Provocan una corriente que atraviesa el organismo hasta el suelo. Campos magnéticos tienen su origen en las corrientes eléctricas: una corriente más fuerte resulta en un campo más fuerte. Un campo eléctrico existe aunque no haya corriente. Cuando hay corriente, la magnitud del campo magnético cambiará con el consumo de poder, pero la fuerza del campo eléctrico quedará igual. (Información que proviene de Electromagnetic Fields, publicado por la Oficina Regional de la OMS para Europa (1999). Los campos magnéticos se originan por el movimiento de cargas eléctricas. La intensidad de los campos magnéticos se mide en amperios por metro (A/m), aunque en las investigaciones sobre campos electromagnéticos los científicos utilizan más frecuentemente una magnitud relacionada, la densidad de flujo (en microteslas, µT). Al contrario que los campos eléctricos, los campos magnéticos sólo aparecen cuando se pone en marcha un aparato eléctrico y fluye la corriente. Cuanto mayor sea la intensidad de la corriente, mayor será la intensidad del campo magnético.
Un campo electromagnético es un campo físico, de tipo tensorial, producido por aquellos
elementos cargados eléctricamente, que afecta a partículas con carga eléctrica.
Los campos magnéticos de frecuencia baja inducen corrientes circulantes en el organismo. La
intensidad de estas corrientes depende de la intensidad del campo magnético exterior. Si es suficientemente intenso, las corrientes podrían estimular los nervios y músculos o afectar a otros procesos biológicos. Efectos a corto plazo ha quedado establecido que la exposición aguda a niveles elevados (muy por encima de las 100 µT) tiene efectos biológicos, atribuibles a mecanismos biofísicos comúnmente conocidos. Los campos magnéticos externos de FEB originan en el cuerpo humano corrientes y campos eléctricos que, si la intensidad del campo es muy elevada, causan estimulación neural y muscular, así como cambios en la excitabilidad neuronal del sistema nervioso central. La teoría de los superconductores