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Sandra Milena Arévalo Gómez

Facultad de comunicación: Comunicación social y periodismo

Código: 0000040286 Fecha: 19/ Abril / 2020

Reseña: La invención de Moriel

Perpetuar los momentos de felicidad e inmortalizar a las personas que más queremos es el

deseo colectivo que por siglos hemos intentado hacer realidad valiéndonos de ideas y

medios como el arte en sus diversas manifestaciones. La música, la pintura, la literatura

han prolongado nuestras vidas más allá de la muerte y en esta historia es la fotografía,

producto de un singular invento, la que pone en dilema el sentido de la existencia, las

relaciones interpersonales y la ficción inmersa en la realidad. “La invención de Moriel", obra

de Alfonso Bioy Casares, permite acompañar al protagonista en una profunda reflexión

sobre la necesidad de comunicarnos, el ingenio humano, la vida y la carrera por ganarle a

ésta entre confusiones y contradicciones.

Las páginas de esta historia son el diario de un prófugo de cuya identidad solo revela que

vivió en Caracas, Venezuela y que terminó huyendo de las autoridades. Huida que lo llevó

a esconderse en el lugar más recóndito de la tierra, sugerido por un comerciante italiano

que conoció en Calcuta. Tal lugar era la isla Villings de la cual se decía que era imposible

habitar por que todo el que ingresaba sufría una enfermedad letal. Sin embargo, pese a

esas especulaciones él logró adentrarse en la isla y a partir de allí empezó a vivir sucesos

que pusieron en cuestionamiento su percepción de ficción y realidad, de vida y muerte, del

bien y el mal, de lo individual y lo colectivo. El que huye de la sociedad por temor al castigo

tras romper las reglas que han creado sus semejantes, ahora, en su nueva condición de

desterrado, ve como un milagro (pag.1) encontrar más personas en ese agreste territorio y
comprendió que “el hombre encuentra socorro en amigos y otros de su misma sangre”

(pag.9).

Movido por la intriga al ver a ese grupo de personas, el hasta entonces, único residente de

Villings pasaba horas enteras planeando como acercarse a ellos; inicialmente vio en la

parte superior de la isla a una mujer que desde el principio lo cautivó y llamó su atención.

En extensos monólogos practicaba las primeras palabras que le diría para empezar la

conversación y conocerla a ella junto con el motivo de su estadía. El hombre intimidado y

expectante buscaba cualquier tema para entablar diálogo y creyó que “la devoción común

por el atardecer" (pag.11) sería el comienzo ideal. Pero de aquellas emociones e

incertidumbre pasó a la desesperación, angustia y desconcierto al no poder comunicarse

con la mujer de nombre Faustine que parecía ignorarlo totalmente. Estos últimos

sentimientos se agudizaron cuando el hombre quiso tener contacto con el resto del grupo

así que se acercó a ellos pero recibió el mismo trato, lo ignoraron como si él no existiera.

No obstante, la verdad era que quienes no existían (al menos en propia conciencia) era

ese mismo grupo de amigos.

“Perdemos la inmortalidad porque la resistencia a la muerte no ha evolucionado" (pag.7) y

porque como humanidad aún no desciframos el misterio de la vida y seguimos

aferrándonos a la existencia de los demás como si en algún momento nos perteneciera y la

pudiésemos tener a nuestra completa disposición como lo creyó Moriel, otro personaje de

esta historia; quien fue el gran inventor de una inmensa máquina que rompió el concepto

de ficción y realidad al capturar (como una fotografía o película), momentos y repetirlos o

eternizarlos. Moriel llevó a sus mejores amigos (entre ellos Fausine) a la isla para atrapar

con la maquina cada acción realizada por todos repitiéndolas una y otra vez.
El refugiado es el único espectador de esa “película” constante y aunque él quiere

intervenir ya no sabe donde están los personajes reales. Esta obra presenta una llamativa

narración, corta, de fácil entendimiento, con lenguaje y ritmo fluido que permite realizar

una inmersión a la historia y sentirse parte de ella. Con “La inversión de Moriel”, Bioy

Casares, sabe contagiar las emociones y reflexiones que sus personajes viven ayudando a

generar criterio en el lector para tomar posturas antes los dilemas que se observan en el

texto, que parte de asimilar la socialización e interrelación como necesidades básicas

cuyas columnas vertebrales son la comunicación, la fraternidad y hasta la inteligencia para

crear comunidad.

La creatividad de la mente humana es otro aspecto que se resalta, provocando admiración

o en algunos casos apatía por el resultado obtenido, como en esta ocasión: de cierta

manera hay un rechazo por la “retención" de unas personas mediante una máquina que

extrajo sus figuras, sentimientos y acciones momentáneas para volverlas una constante

repetición sin tener ningún tipo de conocimiento o aprobación por parte de los

involucrados. Y he aquí que se abre otro debate: ¿la ficción llevada a la realidad (caso

hipotético presentado en esta novela) puede encontrar límites en la ética o solo se tiene en

cuenta el deseo individual?; respuesta que por ahora solo la encontraremos en la literatura.

Bibliografía:

Casares B. La invención de Moriel

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