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LITERATURA UNIVERSAL

Kafka Secuestrado

Max Brod guardaba todos los relatos y novelas de Franz Kafka,


excepto las que el escritor checo había entregado a Dora Diamant,
una joven actriz a la que había conocido en el sanatorio de
Kierling. Brod fue incapaz de obedecer las órdenes expresas de su
amigo Kafka y no quemó sus obras como éste le había pedido.
Cuando las leyó y se percató de su gran valía decidió
publicarlas. Dora Diamant tampoco destruyó las treinta cartas y los
veinte cuadernos de notas con relatos que Kafka le entregó. Los
escondió en el piso en el que se guareció en Berlín, en 1933, para
intentar escapar de la Gestapo. Nunca se han encontrado: a Dora la
capturaron los nazis y más tarde padeció las purgas soviéticas, su
pista se perdió en los campos de concentración de Siberia. El Kafka
Project de la Facultad de Humanidades y Letras de la Universidad de
San Diego, de Estados Unidos, los sigue buscando en colaboración
con el Gobierno alemán.

El presidente Eisenhower y la rebelión de un Hobbit

Tras el éxito de El Hobbit, su primera novela, los editores pidieron a


J.R.R. Tolkien una segunda parte. El escritor británico tardó doce años
en entregar las más de 1.200 páginas de aquella historia tan
esperada. Sus editores de Houghton Mifflin, asustados, decidieron
publicarla en tres partes para minimizar los costes: estaban
convencidos de que venderían poco.
La primera parte, La comunidad del anillo, se publicó el 29 de julio
1924. Le siguió Las dos torres, el 11 de noviembre. Los lectores
reclamaban una tercera parte: El retorno del rey vio la luz el 20 de
octubre de 1955. La trilogía de El señor de los anillos también llegó a
Estados Unidos, aunque con un éxito menor. En 1965 tuvo allí Tolkien
un desencuentro editorial. Ace Books sacó una edición en rústica sin
pagar derechos de autor. Se amparaba la editorial en que Eisenhower
no había firmado el Convenio de Viena —en el que se regula el
reconocimiento de estos derechos— hasta meses después de la
publicación de la obra. Con perseverancia, decisión y mucha
paciencia, Tolkien escribió a sus lectores estadounidenses
contándoles la situación. Ace Books recibió miles de cartas de
protesta y acabó llegando a un acuerdo con el escritor. El señor de
los anillos ha vendido más de 150 millones de ejemplares.

Último vuelo de Saint Exupéyry

Ante la negativa a dejarle volar, Antoine de Saint Exupéry recurrió al


presidente de Estados Unidos para que le permitieran reincorporarse
a la guerra. Había sufrido varios accidentes y no podía girar la cabeza
hacia el lado derecho, ni vestirse solo. Tan insistente fue que
consiguió que lo aceptaran. Lo destinaron a una base de la Francia
Libre en Argelia. Pero poco antes de partir entregó un manuscrito con
una historia extraña. El 31 de julio de 1944, Saint Exupéry
desapareció cuando realizaba una misión de reconocimiento en un
avión P-38. Aquel manuscrito entregado a última hora se publicó. Hoy
lo conocemos hoy como El principito, una historia difícil de clasificar,
«la obra de alguien que había visto la muerte de cerca muchas veces
en su vida», afirma Posteguillo.

El KGB y el texto Mortal

Elizaveta Voronnyasnskaya fue detenida y torturada hasta la muerte


por intentar proteger un libro en el que se revelaba la muerte de
millones de inocentes. Ella había mecanografiado el texto de
Alexander Solzhenitsyn que buscaban los agentes del KGB. Pero
Solzhenitsyn, sabedor de la persecución, había ocultado otras copias
en casas de diferentes amigos y consiguió que una de ellas saliera de
manera clandestina de la URSS y llegara a Francia, donde se publicó
en 1974. Solzhenitsyn fue entonces expulsado de la URSS y se le
retiró la nacionalidad. Actualmente, Archipiélago gulag, esa obra
antes perseguida incluso con la muerte, es lectura obligada en los
institutos de secundaria de Rusia.

Escritores asesinos.

Santiago Posteguillo tuvo la oportunidad de hablar durante un rato tras una quedada con la
escritora Juliet Hulme, bueno, actualmente conocida como Anne Perry, una mujer que fue
encargada de un asesinato y a su misma vez la creadora de grandes relatos policíacos, misterio
y asesinato. Santiago tuvo una velada con ella en la que nuestro amigo escritor no omitió
ningún tipo de detalles durante la cena, cierto es que la mayor parte de la quedada fue para
hablar sobre los libros de Anne, pero la curiosidad hizo que el tema de su pasado volviera a
salir.

Juliet Hulme junto con su mejor amiga cometieron un asesinato durante su adolescencia. La
mejor amiga de Juliet se iba a ir de la ciudad así que ambas adolescentes pensaron en asesinar
a uno de sus padres y que no pudieran salir de la ciudad.

El secreto de Alice Newton.

  La pequeña Alice, llena de emoción, corrió de vuelta a su


habitación con la mejor de sus sonrisas, y allí permaneció una hora
leyendo el texto que le había dado su padre. De nuevo, nadie
sospechaba que este gesto tan inocente; una niña leyendo un
manuscrito, cambiaría el curso de muchas cosas los años siguientes.
Tras la lectura, Alice bajó de nuevo corriendo las escaleras y, con
total energía le comunicó a su padre: «¡Esto es mucho mejor que
cualquier otra cosa que hayas traído antes, papá!». El señor
Cunningham se asombró ante la inesperada ilusión de su hija, y esta
le dijo que tenía que haber más. El editor, por supuesto, le prometió a
su querida niña que conseguiría el resto. Y así lo hizo. El día siguiente
llamó a la agencia Christopher Little y les ofreció un adelanto de mil
quinientas libras esterlinas por el manuscrito completo. La agencia
aceptó, y puso al corriente a la autora del texto —una mujer—.

   Días más tarde, Barry Cunningham firmaba el contrato por el cual


publicarían la novela de dicha autora. Sin querer desanimar a la mujer
—que ya había recibido antes la negativa de doce editoriales—, Barry
quiso que ella se diese cuenta de que debería buscar un trabajo del
que vivir. Algo más aparte de la escritura. Ella tenía hijos, y no
pensaba que pudiese vivir tan solo de libros, al fin y al cabo, publicar
la novela no significaba un éxito de ventas asegurado. La mujer
aceptó aquel sabio consejo en silencio, pero lo que ninguno de los dos
sospechaba, es que en realidad, ella sí que viviría de sus libros. Y en
parte, esto se lo debería a la pequeña Alice, que había jugado el papel
de editora sin darse cuenta.

   Se hizo una tirada de mil ejemplares, quinientos para bibliotecas,


y la otra mitad para comercializar. La gente vio algo en aquellos
libros, algo parecido a lo que vio en su día Alice, y todos se vendieron.
De hecho, ahora esos ejemplares se venden a un precio de entre
dieciséis mil y veinticinco mil libras. La autora se ha hecho famosa,
pero no solo eso, sino que también multimillonaria. Hasta la propia
editorial Bloomsbury creció inmensamente. Como no podía ser de
otra manera, sí, toda esta historia es la mágica anecdota que rodea a
la publicación de Harry Potter y la piedra filosofal.
Eli libro electrónico o el pergamino del siglo XXI.

La Historia comienza con la invención de la escritura. Los primeros


sistemas de escritura se sitúan en el inicio de la Edad de Bronce, en la
última mitad del IV milenio a.C. en Sumeria.
La protoescritura y se basan en la utilización de símbolos ideográficos
que, efectivamente, transmitían información pero que no tenían una
relación lingüística directa, como por ejemplo las pinturas rupestres.
Soportes en el que se representaban estas primeras escrituras: Las
placas de arcilla es el material sobre el que se conserva la escritura
más antigua.
En la antigua China la variedad de soportes que contendrían escritura
fue mucho más variada: podemos encontrar desde plastrones de
tortuga a huesos de diferentes animales grabados con cuchillos. Sin
embargo, los primeros libros de China reconocibles propiamente
como tales consistían en unas tiras o tablillas de bambú o de madera
sobre las que se escribía con pinceles y tinta y se ataban con un
cordel para mantener el orden. Estos libros primitivos reciben el
nombre de jiance y fueron empleados en el siglo VI a.C. También
están los libros de seda, de la misma antigüedad.
Las tablillas de cera y huesos, la corteza de árboles, la madera fue
otro de los materiales usados junto al papiro en Egipto.
En Grecia y Roma las tablillas enceradas fueron el principal soporte
de escritura
Al igual que la madera, los huesos de ballena, tortuga y otros
animales diversos también aparecen en diferentes civilizaciones como
soportes de escritura, aunque mayoritariamente se pinta en ellos, en
épocas prehistóricas en Europa, en las runas, o en civilizaciones como
la maya y la azteca, en América. También entre los árabes en la Edad
Media se usaron los huesos incisos para esgrafiar textos mágicos e,
incluso, versos del Corán.
En Roma también se usó el mármol, el granito, basalto y cualquier
tipo piedra en general. Entre los metales, el bronce es, sin duda, el
más importante; resultaba muy costoso y difícil de grabar, pero era
muy apreciado para escribir documentos jurídicos como decretos,
leyes, diplomas militares, leyes de patrocinio y hospitalidad… además
tenía la ventaja sobre el mármol de su mayor movilidad.
Pergamino. Es la piel de un animal, generalmente ternera, cabra,
oveja o carnero, tratada de forma especial para conseguir este
soporte de escritura.
Papel. 

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