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(Borrar)Amigos y Enemigos

Emilio del Barco

Cuando, la razónsinrazón de las creencias, sustituye al corazón, o a la lógica de la


razón, se está realizando cualquier cosa, menos un acto de amor. Sólo a través del
amor se alcanza el paraíso, no sufriendo, ni haciendo sufrir. Lo que no desees para
ti, no lo desees para otros.
No puede amar a su pueblo quien lo precipita en el sufrimiento. Los líderes políticos
que quieren dejar huella en la historia, harán más daño cuanto menor sea su
inteligencia y mayor su capacidad de odiar. Se puede luchar por lo que se ama, sin
odiar a quien combatimos.no deseamos como amigo. Aunque tienda a ser pacifista, el
pacifismo que yo entiendo, hapuedo entender, habría de ser, más que un cobarde
cerrar de ojos, un valiente cerrar de puños ante los violentos y abrir los brazos ante
los mansos. Aplastar al más débil es simplemente cobardía, y, a veces,
depredación. Nada admirable.
Excusar en colegas la trasgresión de normas éticas, exigible a cualquier
ciudadano, menos a ellos, no es honrado. Si la religión más elevada es el cultivo de
la verdad, la altura religiosa de la política, está a ras del suelo. Nadie la desprestigia
tanto, como los que se mueven en ella. Los propios políticos son sus peores
enemigos. No tienen la quietud necesaria. Parece como si contempláramos el
espectáculo de una jauría, que creyese tener al país como presa propiciatoria.
La historia es tan complicada, que, a veces, pierde uno la razón de los hechos. Pero,
una vez consumados, permanecen. La historia común hispano - yanqui está llena
de encontronazos, más que de encuentros. Ahora, al parecer, volvemos a ser
amigos. Los presidentes norteamericanos suelen ser grandes seguidores de la
Biblia. Bush la citaba, constantemente. No sé si como inspiración, o justificación. La
Biblia puede ser bastante tajante, dando órdenes sangrantes. Los numerosos
mandatos de escabechinas sobre el enemigo, son inclementes. Donde no hay lugar
para rivales, émulos o competidores, sólo caben los enemigos. Quien no se atenga
a las propias reglas, debe desaparecer. Aprender a vender mentiras, diciendo
medias verdades, es el verdadero arte de los hipócritas.
La imparcialidad no es el fuerte de los hombres religiosos. Su parcial ceguera
religiosa, que les impide ver lo que no les conviene, está totalmente generalizada
entre los hombres de fe. Donde toda lógica se estrella contra el firme muro de las
creencias. La experiencia repetida, continúa sirviendo para traspasar
conocimientos, pero no sabiduría.
El mundo de las creencias, si es dirigido por personas excluyentes, puede ser el
arma más destructiva de que jamás disponga la Humanidad. No se mata con
bombas, sino con ideas. Las ideas que las ponen en movimiento.
Los políticos sensatos que aún nos queden, han de ser, en primer lugar,
respetuosos con el ser humano, luego con las ideas. La felicidad humana tiene que
ser más valorada que el sacrificio de los pueblos, en el altar de las ideas
inconmovibles. No nacimos para ser mártires. Emilio del Barco. 14/09/09.
mailto:emiliodelbarco@hotmail.es

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