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Nicole Mikly Bernal

El pintor de la vida moderna


11 de Septiembre de 2013

Soy hermosa, ¡oh, mortales! cual un sueño de piedra,


Y mi pecho, en el que cada uno se ha magullado a su vez,
Está hecho para inspirar al poeta un amor
Eterno y mudo así como la materia.

 Tengo mi trono en el azar cual una esfinge incomprendida;


Uno un corazón de nieve a la blancura de los cisnes;
Aborrezco el movimiento que desplaza las líneas,
Y jamás lloro y jamás río.

Los poetas, ante mis ampulosas actitudes,


Que parezco copiar de los más altivos monumentos,
Consumirán sus días en austeros estudios;

 Porque tengo, para fascinar a esos dóciles amantes,


Puros espejos que tornan todas las cosas más bellas:
¡Mis ojos, mis grandes ojos, los de los fulgores eternos! 1

Charles Baudelaire, en este poema (La belleza) hace referencia al arte, dándole
un valor inmortal y colectivo, eterno y cotidiano. Esta es la idea central del texto El
pintor de la vida moderna, la belleza es eterna y se manifiesta en circunstancias
banales, cotidianas. La unidad de lo bello, según Baudelaire, está compuesta por
una dualidad constante: lo único que es lo eterno e invariable y lo circunstancial
que es lo temporal e histórico.

El poeta es el pintor de esta circunstancia y de todo lo que ella refiere a lo eterno.


Pero no cualquier tipo de poeta, son los poetas menores, los artistas
pertenecientes al ‘segundo orden’ en los que se encuentra también algo de bueno,
de ‘solido’, no todo está en los artistas distinguidos y renombrados. “Por mucho
que se ame la belleza general, expresada por los poetas y artistas clásicos, no por
ello deja de cometerse un error cuando se ignora la belleza particular, la belleza
de la circunstancia y el rasgo costumbrista.” (Baudelaire, 1976. Pág. 75)

1
Poema la belleza, del libro flores del mal de Charles Baudelaire.
Los artistas clásicos han sabido extraer del pasado la belleza, pero no solo por
esto el pasado es interesante para Baudelaire, también por su valor histórico. Por
ejemplo, las modas de cada época logran una representación de la época misma y
el pensamiento filosófico de esta. Sin embargo, estudiar los artistas clásicos para
aprender de estos no es sino un proceso trivial, el objetivo es comprender el
carácter de la belleza en el presente. Debido a que, si solo se dedica al pasado se
pierde la memoria del presente. Este presente, es decir la modernidad es: “lo
transitorio, lo fugitivo, lo contingente, la mitad del arte, cuya otra mitad es lo eterno
y lo inmutable.” (Baudelaire, 1976. Pág. 92)

El Sr G2 que es un hombre de mundo, busca ‘ese algo’ que se llamara


modernidad. Pero el punto de partida de su genio es la curiosidad. El Sr G se
interesa por el mundo entero, por comprenderlo, analizarlo y apreciarlo. Por lo
tanto, es él un convaleciente, ya que goza como el infante de interesarse por las
cosas. “El niño todo lo ve como novedad; esta siempre embriagado.” (Baudelaire,
1976. Pág. 85) Baudelaire, en este punto parece un ‘idealista del niño’. Crea
alrededor del menor una teoría mitológica en la que se pretende creer que el niño
vive en un éxtasis en el que siempre esta interesado por el mundo. No obstante,
es romántico pensar esto del niño, hay veces en las que el menor no esta
sorprendiéndose sino que simplemente esta ocupado jugando.

Asimismo, el Sr G, el aficionado de la vida, el hombre-niño, pinta lo que no es él


“es un yo insaciable del no-yo”. Pinta el mundo. El carácter del niño que
Baudelaire asigna al Sr G es un carácter sobrenatural. El niño es entendido como
el ser que comprende y ve belleza en la banalidad del mundo.

Para finalizar, la belleza pasajera, fugaz de la vida, la modernidad, acompañada


por lo eterno e inmutable es y siempre ha sido lo poético y ha sabido concentrar el
sabor de la vida. Sin embargo, cabe preguntarse si Baudelaire con ‘lo eterno’ se

2
Constantin Guys, es el artista al que Baudelaire se refiere en el texto pero por
petició n del artista Baudelaire lo llama Sr G.
refiere a: el objeto como una obra que perdura en el tiempo, al sujeto como
fenómeno antropológico del cual todos tenemos experiencia de lo bello o a ambos.

Bibliografía

 Charles Baudelaire, El pintor de la vida moderna, págs. 75-164. Paris:


colegio oficial de aparejadores y arquitectos técnicos librería yerba.
 Charles Baudelaire, Las flores del mal. Ed. Alhulia. Colección "Crisálida", nº
20. Granada, 2001. [en línea]. [fecha de consulta 10 de septiembre de
2013]. Disponible en: http://www.amediavoz.com/baudelaire.htm

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