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Cap Libro RedondoMartinis PDF
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Introducción
En este marco, la pregunta por las nuevas experiencias como son las Escuelas de
Reingreso, las Escuelas de Familia Agrícola, Bachilleratos populares, el Plan FinEs, es
parte de los desafíos a atender que hoy presenta el campo de la educación. El intento por
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comprender estas propuestas posibilita el (re)pensar la escuela en su totalidad así como sus
posibilidades de cambio.
Con base en los trabajos de investigación que venimos realizando en torno a los
campos de la educación y trabajo en jóvenes de sectores populares nos proponemos aquí
recorrer distintas dimensiones del Plan que permiten reflexionar en torno a cómo otras
experiencias educativas ponen en litigio los significados de lo que tradicionalmente se ha
entendido por escuela. Este recorte deja por fuera de los objetivos el análisis del FinEs2 en
tanto política pública y evaluación de resultados. Reconocemos la importancia de un
abordaje en esos términos pero aquí nos dedicaremos a presentar ciertas líneas de reflexión
que consideramos relevantes a la hora de pensar y emitir juicios sobre el Plan FinEs2. En
palabras de Southwell (2009) recorreremos ciertas reflexiones preliminares acerca de cómo
el Plan contribuye a cierto desordenamiento del formato de funcionamiento del sistema
escolar moderno.
Para esto comenzaremos con la presentación del Plan FinEs2. En la segunda sección
abordaremos distintos lineamientos surgidos en el trabajo de campo que agrupamos en las
preguntas acerca del FinEs2 como experiencia y los significados de la experiencia escolar.
Finalmente nos dedicamos a la reactualización de la pregunta por el sujeto de la educación
que el Plan habilita. Vale la pena repetir que estas reflexiones tienen detrás un doble trabajo
de campo. Por un lado, un estudio de caso acerca de cómo construyen la experiencia
escolar los jóvenes pobres de un barrio de la ciudad de La Plata. A partir de un abordaje
cualitativo se trabajó con jóvenes en edad escolar según la ley lo establece. Por otro lado,
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un análisis del proceso de inserción laboral de jóvenes que se encuentran finalizando sus
estudios en el marco del Plan FinEs2. Específicamente, un trabajo que desde una
perspectiva cualitativa intenta comprender las múltiples articulaciones que se establecen
entre el mundo de la educación y del trabajo.
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Es en este marco que nace el Plan FinEs2 orientado a generar una experiencia de
terminalidad completa de los estudios secundarios. En el caso de la Provincia de Buenos
Aires se enmarcaron distintos planes y programas nacionales y provinciales con objetivos
similares (FinEs, Centros de Orientación y Apoyo, FinEs2, entre otros) dentro del Plan
Provincial de Finalización de Estudios Obligatorios.
2 Presentación extraída de la página oficial del Ministerio de Educación de la Nación. Para mayor
información, véase: http://portal.educacion.gov.ar/secundaria/programas/plan-fines/.
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A partir del diálogo con distintos actores que intervienen en el plan, asesores,
referentes barriales, entre otros, podemos concebir el recorrido de esta experiencia en tres
momentos. En primera instancia, los comienzos de la experiencia se encontraba ligada a
jóvenes y adultos que por distintos motivos formaban parte de una política de desarrollo de
cooperativas y que decidían comenzar un trayecto educativo de tres años para finalizar sus
estudios secundarios. En un segundo momento, frente a las demandas de finalización de los
estudios de personas que se encontraban por fuera de dicha política, se creó el Programa
Argentina Trabaja, Enseña y Aprende ampliando la convocatoria a todos aquellos que
desearan concluir sus estudios secundarios. Finalmente, en el año 2012 la Provincia de
Buenos Aires se propone facilitar el tránsito en el sistema educativo reconociendo las
trayectorias educativas recorridas y aprobadas. De esta forma, muchos jóvenes pueden y
pudieron ingresar a segundo o tercer año del FinEs2 según corresponda con el trayecto
realizado previamente y lo que especifica la Tabla de Correspondencia aprobada. Este
último punto, establecido en la disposición N° 994, posibilitó que los estudiantes
permanecieran en el Plan transcurriendo períodos distintos y, por ende, diversificando los
recorridos.
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Por último, podemos comprender la experiencia del Plan FinEs2 como una política
que se enmarca en la garantía del derecho a la educación secundaria y, junto con otras del
campo de la educación y el trabajo, orientada a mejorar la inserción laboral y educativa de
jóvenes y adultos (Jacinto, 2010). En este sentido, a principios del siglo XXI se configuró
en América Latina un nuevo periodo histórico donde el Estado se compromete, junto con
otros actores sociales, en llevar adelante un proceso de relegitimación de los derechos de
distintos sectores sociales: “Más allá del predominio del paradigma compensatorio y el
lugar marginal de la EJyA (Educación de Jóvenes y Adultos) en las políticas educativas de
los ´90, el escenario social y político iniciado en la primera década del siglo XXI abre
posibilidades para recuperar y actualizar la tradición educativa de corte popular y
democrático” (Pascual; 2010: 9).
6 Las escuelas de reingreso son una política del gobierno de la Ciudad Autónoma de Bs. As que
tiene como objetivo promover que los jóvenes no escolarizados vuelvan a la escuela y concluyan
los estudios secundarios.
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aparece un modo diferente de articular la idea de igualdad: la nueva experiencia desordena
el formato tradicional para alcanzar la misma certificación. Desde esta perspectiva
consideramos que son justamente las huellas de la experiencia de lo temporal lo que nos
permite repensar lo permanente.
Atendiendo esto último, a continuación presentamos una serie de reflexiones que
abordan al FinEs2. Para ello comenzaremos por definir experiencia escolar y educativa para
observar el lugar del FinEs2 en el espacio analítico configurado por dichas categorías.
Luego nos preguntamos por los sujetos protagonistas de esta experiencia y los significados
que ellos atribuyen a la escuela secundaria para, finalmente, plantear una serie de
reflexiones en torno al FinEs2 como experiencia.
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Siguiendo a Dubet y Martuccelli (1997) consideramos que la escuela es construida
por los significados que le atribuyen quienes la habitan. Es decir, la escuela es aquella que
sus actores construyen al transitarla, experimentarla cotidianamente, atravesados por el
dinamismo de las relaciones que allí se establecen. Hablar de experiencia permite dar
cuenta de la multiplicidad de dimensiones y significaciones que pueden ponerse en juego a
la hora de transitar la escuela y de las particularidades propias del proceso de construcción
de la experiencia escolar (Dubet y Martuccelli; 1997). Siguiendo la misma perspectiva
teórica, Duschatzky (1999) llama la atención sobre la necesidad de hablar de escuelas en
plural. Si la escuela es creada por las significaciones construidas por sus actores -en sus
particulares condiciones de existencia y sus respectivas producciones simbólicas- es
imposible que haya una escuela única.
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Por otro lado, la experiencia escolar incluye significaciones acerca de la escuela y la
educación en general. Pero la construcción simbólica no acaba allí, hay en ella una
coexistencia de temporalidades que se articulan para dar forma a cada experiencia: el
presente, en tanto significaciones de la experiencia en sí misma; el futuro, puesto en juego
en las expectativas, los deseos que esconde el asistir a la escuela; y el pasado, en relación a
la propia trayectoria escolar, la historia familiar y las relaciones con el sistema educativo y
laboral. Esto último viene de la mano con la consideración de pensar la escuela en diálogo
con las trayectorias de vida que median las representaciones y las demandas que se
depositan -y se satisfacen o no- en la escuela.
En este marco cabe la pregunta acerca de si el Plan FinEs2 puede pensarse como
experiencia escolar y/o educativa. Desde las significaciones que construyen los jóvenes
podemos entender dicha política como propia del terreno de la experiencia escolar en tanto
la nombran espontáneamente como escuela:
“¿Y QUÉ ESPERABAS VOS CUANDO TE ANOTASTE? ¿QUÉ
ESPERABAS DEL FINES Y QUE CAMBIÓ DESPUÉS CUANDO
EMPEZASTE A CURSAR?
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Por otro parte, la categoría de experiencia educativa, en tanto incluye la experiencia escolar
nos permite pensar interrogantes del campo de la educación desde una mirada que
contenga pero a su vez exceda el formato escolar moderno. Lo reciente del Plan FinEs2
como política y su lugar en el debate público da lugar a la necesidad de discusiones teórico
políticas en torno al Plan, tales como las formas y contenidos de transmisión, el vínculo
pedagógico y la relación entre el FinEs2 y la escuela tradicional u otras ofertas educativas.
Sin embargo, consideramos que poner el acento en la experiencia responde a la
importancia de no pasar por alto lo que realmente acontece en las sedes -comedores,
gimnasios, salas, espacios políticos- que funcionan como aulas donde se encuentran,
intercambian y construyen subjetividades. Siguiendo a Puigross (2010) sostenemos que
invisibilizar esta dimensión implica correr el riesgo de vaciar los análisis de las categorías
pedagógicas y su potencial político.
Habiendo definido experiencia y acordado la relevancia de su abordaje estamos en
condiciones de presentar algunas significaciones que se encuentran presentes en las
decisiones en torno a “volver a la escuela”. A ello nos dedicaremos a continuación.
7 Entendemos que la particularidad del arraigo local abre un nuevo abanico de interrogantes que
exceden los objetivos de este trabajo. En palabras de Southwell (2009), cabe preguntarse por la
paradoja entre el fortalecimiento de los sujetos en sus localizaciones cotidianas y la limitación a
los recursos disponibles en el territorio que “…convalidan las realidades contextuales y los
circuitos educativos desiguales” (p.9).
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“…permite ver también cómo, de alguna manera, en términos de
contención y en términos de trabajo, cómo la organización social puede dar
un plus (…) lo educativo no es territorio privativo de la escuela, o sea, la
educación es responsabilidad del conjunto de la sociedad y que… y que es
un… eh… algo que exige complicidades la docencia, hoy no podes pensar
la educación en soledad desde la idiosincrasia de la escuela,
(…)
Por otra parte, el vínculo que se establece entre los referentes de sede y los jóvenes
que recorren su trayecto educativo en ella, constituye un elemento central en la continuidad
y finalización de los estudios. En su relación con la sede, los jóvenes construyen
resignificaciones en torno a lo que entienden por escuela: un espacio de su vida cotidiana,
por ejemplo, un comedor pasa a ser nombrado y sentido como un espacio escolar. Rituales,
el uso del espacio y de los tiempos son reformulados en un ámbito que no había sido
pensado para aquellas funciones reservadas para la escuela.
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que surgen en el diálogo con los jóvenes respecto de la escuela es el valor que atribuyen a
la educación en sí misma, encontrándose ésta asociada a los conocimientos ilustrados.
“Si hubiese dejado me sentiría mal conmigo. Por ahí me voy a algún lado y
que me pregunten cosas que hay que saber de la escuela y yo no voy a saber
nada y me da…me daría vergüenza, sería medio burra” (mujer, 14 años,
segundo año de la escuela secundaria básica).
Estos significados son compartidos por una estudiante del FinEs2, lo cual
nos permite ilustrar las repercusiones que el transcurso de la experiencia genera en torno a
las posibilidades de proyección en el campo de la educación. En términos de Dutchatzky
(1999) podemos reflexionar sobre cómo la experiencia habilita un nuevo horizonte o
frontera de posibilidades. En este caso el acercamiento a un espacio donde el conocimiento
funciona como eje vertebral habilita nuevas formas de relación con el mismo más allá del
formato escolar.
E: No… tan, tan así no… o sea si después con el transcurso de los meses
dije: estaría bueno estudiar enfermería. Pero al principio no, era para
terminar y para eso buscar un mejor trabajo. Pero después sí, me fue
gustando el tema de estudiar enfermería. Y bueno… ojo… que por ahí,
quien dice, estudie eso. Porque en sí me gusta, sé que sirvo para eso”.
(Mujer, cursando el tercer año del FinEs2, 24 años).
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E: Y… me incentivó más a estudiar, a poder decir, bueno, sí se puede. Hago
el sacrificio de venir hasta acá, estudiar, estar acá, bueno, puedo seguir
estudiando… asique ojala que sí, que pueda, me pueda seguir abriendo
caminos porque también teniendo ya… el certificado ese, ojala”. (Mujer,
cursando el tercer año del FinEs2, 24 años).
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Los jóvenes y las credenciales
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¿ALGO?, ¿ALGO PARA QUÉ?
E: No…no sé, trabajar en otro lado, en una empresa pero eso nunca va a
llegar porque no…o sea por ahí de computación algo, nada (…). Por eso lo
básico para mí sería algo cómodo, que yo pueda entender, que no me estén
dando muchas cosas, por eso me gustaría limpieza o en un servicio que es
más cómodo. No es más cómodo porque es feo estar ahí pero…es un trabajo
en blanco, un trabajo que tenés para siempre mientras lo cuides y hagas lo
que tenés que hacer”. (Mujer; estudiante del 3er año del FinEs2, 22 años).
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deseo de obtener el título y la percepción de la necesidad de hacerlo, se contrapone a la
certeza de que no es garantía para la movilidad social ascendente.
Del apartado anterior podemos concluir que el análisis del Plan FinEs2 en tanto
experiencia debe enmarcarse en las interacciones de distintos mundos -como el educativo,
laboral, barrial-. La comprensión de las significaciones exige preguntarnos qué jóvenes son
los que transitan y construyen esta experiencia. Es en este interrogante donde la dimensión
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estructural cobra fuerza para comprender los diferentes sentidos que construyen en torno a
su recorrido por el Plan FinEs2.
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problematizar los mandatos aun arraigados. En palabras de la autora: “… en las entrevistas
realizadas en una ESB tradicional, ubicada en el centro de San Martín, prevalece una
sensación de decadencia. Históricamente una escuela pública con una matrícula de clase
media, hoy las aulas están pobladas por jóvenes que vienen de distintos barrios periféricos,
en situación de empobrecimiento o pobreza estructural. En este marco, los docentes –
especialmente, aquellos con mayor antigüedad- expresan en sus relatos una nostalgia por
los ‘tiempos dorados’ del establecimiento, cuando a la escuela secundaria ‘no iban todos’”
(Fretes Frey; 2012: 132).
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trayectorias de los jóvenes, en la configuración de sus deseos y proyectos, en la
movilización de capitales y herramientas y en los procesos de construcción identitaria.
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Las múltiples experiencias educativas, entre ellas el Plan FinEs2, van cargadas de
diferentes definiciones que delinean distintas posiciones en el campo de la educación. Estas
conceptualizaciones se reifican en reconfortables autodefiniciones (Sidicaro en Bourdieu y
Passeron, 2010) que con intención prescriptiva despojan de todas sus complejidades y
simplifican en alguno de sus elementos. De esta forma, por ejemplo, la presentación de la
igualdad como estandarte de la escuela moderna generó la homologación entre inclusión,
igualdad y escuela desconociendo las desigualdades de origen y las prácticas que dicha
institución contribuía a reproducir. En este caso, el análisis de las experiencias que exceden
las prescripciones del formato tradicional representa una oportunidad para develar y
denunciar estas definiciones.
En esta línea, el esfuerzo del presente artículo radica en proponer una serie de
tensiones que el Plan FinEs2 presenta a las reconfortables autodefiniciones.
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En tercer lugar, existen una serie de características que se repiten en numerosas
sedes del Plan que ponen en tensión la cotidianeidad y el formato de la escuela secundaria
tradicional. La inserción territorial, la descentralización de las sedes en barrios donde la
llegada de la escuela pública ha sido insuficiente, la articulación con actores y referentes
(políticas, religiosos, culturales, entre otros), la resignificación de espacios barriales, la
articulación con espacios de trabajo y políticas de empleo, entre otros. Estos elementos se
articulan en las significaciones que realizan los jóvenes en torno al papel atribuido a la
educación y el valor del título secundario. Si entendemos que es la escuela la que tiene una
segunda oportunidad con los jóvenes que históricamente ha excluido, es necesario que ésta
atienda a los aspectos que potencialmente los convocan y contribuyen a la decisión de
volver a la escuela o no abandonarla.
En suma, analizar el Plan FinE2 como experiencia permite reconocer las huellas que
ésta imprime en los jóvenes que la transitan así como en el sistema educativo. En términos
de incidencia del dispositivo (Jacinto, 2010) implica reconocer que hay algo que acontece
en la subjetividad de los jóvenes al transitar esos espacios. Estos movimientos simbólicos,
descriptos anteriormente, implican una reconfiguración de las relaciones que establecen los
jóvenes con el mundo educativo y laboral. Reconocer estas huellas permite aproximarnos a
una comprensión más acabada que aquellas que se inclinan por visiones centradas en
juicios apresurados y estigmatizantes.
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para que sea la forma escolar la interpelada para la transformación y no sus sujetos
destinatarios.
Bibliografía
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Filmus, D., Kaplan, C., Miranda, A. y Moragues, M. (2001). Cada vez más necesaria, maca
más insuficiente. Escuela media y mercado de trabajo en épocas de globalización. Editorial
Santillana, Buenos Aires.
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Marshall, T. y Bottomore, T. (2004). Ciudadanía y clase social. Editorial Losada, Buenos
Aires.
Reguillo, R. (2012). Culturas juveniles. Formas políticas del desencanto. Editorial Siglo
Veintiuno, Buenos Aires.
Sidicaro, R. (2009). “La sociología según Pierre Bourdieu” en Bourdieu, P. y Passeron JC,
Los herederos. Los estudiantes y la cultura. Editorial Siglo Veintiuno, Buenos Aires.
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