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Diccionario DirCom de la Comunicación

DATA (dato)

La palabra en inglés data ha tomado un significado y dimen-


siones muy distintos a los de su acepción habitual: “un dato
es un indicador o antecedente necesario para llegar al cono-
cimiento exacto de una cosa”. La transformación semántica
del término se debe a la aparición de la Informática, palabra
creada en Francia hacia 1965 para designar todas las ciencias
y técnicas de comunicación que implican la intervención de la
recogida, la manipulación y la utilización de datos para cons-
truir las decisiones. La informática está asociada a la ciencia
de las comunicaciones y regida por la idea de información,
que es la medida de la cantidad de novedad, originalidad o
innovación contenida en los mensajes.

Un “dato” es una unidad potencial de información, un indicio.


El criterio fundamental para evaluar su pertinencia es binario,
el mismo que separar el grano de la paja: 0-1, sí-no, grano-
paja. Para resolver un problema complicado es preciso esfor-
zarse en descomponerlo en subproblemas o indicadores ele-
mentales. Ya sabemos que el todo es más que la suma de las
partes, pero el problema es que en un enigma, un conflicto o
una decisión, no hay sumas. Hay relaciones internas, interac-
ciones que hacen la textura compleja del asunto.

El estudio de datos trata de las relaciones entre las cosas y sus


características; de cómo éstas pueden ser representadas en
vehículos de datos y de cómo estos vehículos pueden ser ma-
nejados como sustitutos de las mismas cosas. Toda informa-
ción, pues, puede ser representada como un campo de datos,
un compuesto de conceptos (cosas representadas) y carac-
teres distintivos (sus atributos) y este campo se usa para vi-
sualizar las relaciones entre ambos.

La teoría matemática de la información sugiere que para re-


solver un problema complicado hay que cifrar numérica-
mente la cantidad de información contenida en una estruc-
tura compleja. Y se intentará disociar esta estructura en ele-
mentos más sencillos para calcular después la información
relativa presente en cada elemento sencillo y, por último, ha-
cer la suma del conjunto. Este proceso aquí expuesto esque-
máticamente es lo que se entiende en informática como data
processing.

Casi siempre, la información se presenta como respuesta a


una pregunta. Hacer una pregunta equivale a tener en la
mente un cierto número de posibilidades entre las cuales no
se puede decidir la elección por falta de elementos. Intu-
itivamente, la ignorancia es tanto más grande cuanto mayor
es el número de posibilidades entre las que se puede elegir.
Simplifiquemos al máximo para llegar al caso más sencillo que
se puede concebir: entonces la elección está limitada a dos
posibilidades con las mismas probabilidades de producirse
una u otra. Si uno hace la pregunta de si tal niño que acaba de
nacer es un chico, se sabe que hay prácticamente las mismas
probabilidades de que la respuesta sea: sí, es un niño, que:
no, es una niña. Ahora bien, si lo que queremos saber es el
resultado del partido de fútbol, las respuestas igualmente
equiprobables son tres: tu equipo ganó, o perdió, o empató. Y
así sucesivamente, a más cantidad de datos y de respuestas
posibles, más complejidad.

DECISIÓN

El ser humano es capaz de tomar decisiones libres porque es


inteligente. Tal como lo ha propuesto J. A. Marina, hay una
inteligencia cognitiva (Piaget), una inteligencia emocional
(Goleman) y una inteligencia ejecutiva (Marina), esta última
abarca y controla a todas las demás. En este sentido, las deci-
siones, en tanto que actos y acciones, corresponden a la
inteligencia ejecutiva. Pero, en alguna medida, pasan antes
por las otras dos inteligencias. De todos modos, la parte efec-
tiva de la decisión es la más llamativa y la más crítica, pues el
carácter finalista de toda decisión es su irreversibilidad. Esta
elección final está muy lejos de constituir por sí misma toda la
decisión, pues no es más que la terminación de un proceso, a
veces largo y costoso. Tanto más largo y más costoso cuanto
más complejo es el problema que se tiene que resolver, y
cuanto más importante o trascendente sea -lo que significa
un mayor riesgo.

Una decisión implica, pues, un proceso. Que supone una fina-


lidad. Este proceso, explicado desde la neurobiología, indica
que se inicia cuando los tres grupos de neuronas de nuestro
cerebro son activadas y se ponen a colaborar. 1) Las neuronas
receptoras son excitadas desde fuera por los estímulos del
entorno, que son señales en desorden y sin sentido, filtradas
por las vías sensoriales. 2) Estas señales pasan a las células
asociativas, las cuales realizan el “tratamiento” de los datos
percibidos, o sea la construcción del sentido y la elaboración
de la decisión. 3) El área motora del cerebro, donde están las
células motoras, es la que activa y realiza la decisión. Esta
área está solapada parcialmente con el área de Broca que se
ocupa del lenguaje; es por esto que la decisión puede ser una
acción instrumental, o una acción comunicacional, o ambas a
la vez.

El trabajo de las neuronas receptoras en combinación con el


de las células asociativas elaboran la decisión, pero esta ela-
boración, que consiste en la intervención del razonamiento, la
reflexión y el cálculo, es un proceso relativo. ¿Cuánto tiempo
cuesta tomar una decisión? Hay problemas dificultosos que
reclaman tiempo, y también hay contingencias cotidianas im-
previstas -que son la gran mayoría- y que se resuelven de
manera intuitiva, sin pensar. De hecho, podemos imaginar un
gran arco con tres grados de temporalidad, de la más lenta a
la más inmediata. Unas veces se necesita mucho tiempo para
decidir, acopio de datos, consultas con otras personas que
pueden ayudar en la evitación de riesgos, como profesionales
e incluso especialistas en big data, en el inicio del arco citado.
En el centro del mismo, ese proceso se acorta notablemente,
ya sea porque la persona decisora es más ágil, más creativa y
audaz. Y en el último extremo de ese arco están las decisiones
intuitivas, espontáneas, inconscientes, es decir, que no pasan
por el pensamiento ni por el lenguaje; a menudo son res-
puestas automáticas cuyos patrones de comporta-miento
están en nuestros genes. Y lo más curioso es que estas
decisiones intuitivas generalmente aciertan. Su característica
es que entre el estímulo y la respuesta no hay tiempo, y la
decisión -la acción- va como una flecha directa a la solución.

A. Moles abordó este tema en su trabajo sobre la Micropsi-


cología de la vida cotidiana, y más recientemente, G. Gige-
renzer ha publicado Decisiones instintivas, que son, “la inteli-
gencia del inconsciente”. Así que hay una inteligencia ra-
cional, reflexiva, lenta, calculada y planificada, y una inte-
ligencia instintiva, que es sensitiva, emocional, inconsciente e
instantánea. Lo que hay que tener presente es que ambas ac-
titudes son igualmente inteligentes. Ambas funcionan. Y sería
interesante realizar un estudio estadístico comparativo de
ambas actitudes en términos de eficacia, que es lo que
cuenta. Al cabo del día tomamos infinidad de microdecisiones
en situaciones, riesgos y oportunidades distintas a las que no
damos ninguna importancia, pero con ellas resolvemos mu-
chos de los problemas de esta carrera de obstáculos que es la
vida cotidiana.

DEMOSTRACIÓN

Este es un concepto importante en términos de estrategia,


comunicación, diálogo e influencia. Los matemáticos entien-
den la demostración como “un razonamiento lógico que
permite concluir si una hipótesis es verdadera o falsa”. Una
definición racional y aceptable. Pero visto desde la psicoso-
ciología, la demostración no es un razonamiento lógico ni un
documento probatorio. La demostración solo se mide por sus
efectos: la convicción. Y la convicción solo existe en la mente
de quien acepta la prueba como prueba. El valor de una
demostración depende de su capacidad de convicción. Aris-
tóteles llamaba entimema a la cantidad de convicción sus-
citada en la mente de un individuo. El impacto o la influencia
de esa convicción en el comportamiento puede medirse por la
comparación de los estados internos antes y después de la
demostración. El entimema aristotélico señala dos vías para
alcanzar la convicción: a) la lógica, que deduce una proposi-
ción de otras ya aceptadas, con la argumentación, que reúne
un cierto número de razonamientos convincentes alrededor
de una demostración, y b) la seducción, que apela a las
emociones, la estética y la fascinación; ellas hacen apreciar el
valor de una demostración sin interrogarse sobre su racio-
nalidad.

De hecho, la aparente objetividad de los números les otorga


una fuerza de convicción indudable (véanse los datos es-
tadísticos en la prensa general y especializada, por ejemplo).
Los números son el lenguaje de la ciencia. Pero, tal como
decía Brunswicg, “el hombre cree lo que ve”. Así que, si la
demostración es visual, mejor aún. Y si es visual y numérica,
¡óptimo! Se juntan la evidencia y el número. La mano ha sido
la primera máquina de contar. Es la evidencia del número 5. El
descubrimiento de los números llamados irracionales condujo
a los griegos al concepto de la demostración. El teorema
pitagórico es la matriz de la teoría de la Demostración.

La verdad es que el nudo de toda demostración consiste en


un juicio que, desde todos los puntos de vista, es parecido a
un juicio de percepción. “No hay lugar a plantearse la cues-
tión del por qué y del cómo de ese juicio de percepción: lo
que estoy viendo tiene todo el aspecto de ser amarillo” (C. S.
Peirce). Esta coacción irresistible del juicio de percepción es
precisamente lo que constituye la fuerza apremiante de la
demostración matemática. “Cuando una demostración es
claramente aprehendida, somos forzados a admitir la con-
clusión. Es evidente, y no podemos pensar de otro modo” (C.
S. Peirce). La clave de la demostración radica en a) programar
la convicción y b) comunicar la evidencia.

DEONTOLOGÍA

Esta palabra, extraída del griego (etimológicamente, teoría de


lo que hace falta), fue creada en el siglo XIX y utilizada mu-
chas veces en el vocabulario filosófico en lugar del término
moral. Ha habido también una doctrina inglesa, el deon-
tologismo, por la cual la moral consistía en actuar según una
cierta línea de deber sin hacer referencia al bien o al útil
materiales. Cuestión de conducta. Después, “deontología” fue
utilizado para designar la moral profesional en sentido am-
plio, y más tarde su sentido se restringió al cuerpo médico.
Pero el término no designa solamente un comportamiento
moral, sino que también hace referencia a un cierto código no
escrito que dicta los comportamientos profesionales y, en
cierta medida, los comportamientos sociales de un miembro
de una profesión determinada. La palabra deontología es así a
menudo asociada al término “código”: al código deonto-
lógico médico, pero también al código deontológico empre-
sarial… Esta utilización indica que hay, en toda profesión y en
toda organización humana, un conjunto de costumbres que
es preferible tener en cuenta. También significa que en toda
profesión, empresa y organización, hay un aspecto que no es
solamente utilitario.

DERECHOS

La firma en París en 1948 de la Declaración Universal de los


Derechos Humanos -resolución fundamental que fue apro-
bada por la Asamblea General de la ONU- prescribe como
derechos inalienables del individuo: la libertad de pensa-
miento, palabra y religión; la indiscriminación racial; el de-
recho al trabajo, a la propiedad, a la educación y a la par-
ticipación en la prosperidad de la nación; al mismo tiempo, se
exige que cada Estada garantice estos derechos a los estados-
nación.

Los cambios tecnológicos que coincidieron en 1948 con la


Declaración Universal de los Derechos Humanos, como la
comercialización por IBM de la primera máquina de trata-
miento de datos, la cibernética y la teoría matemática de la
información, crearon un nuevo paradigma, en el que se in-
cluiría la expansión de la televisión y la integración de la tele-
fonía en la informática. En este nuevo escenario científico-
técnico, se desarrolló una “Propuesta para una nueva
Declaración de los Derechos Humanos” elaborada en el
Instituto de Psicología Social de la Universidad de Estras-
burgo. El texto fue concebido a propósito de la incidencia y,
por eso mismo, la modificación de las relaciones entre el
individuo y la sociedad creada por la tecnología y las nuevas
formas asumidas por las instituciones. La Propuesta fue diri-
gida por Abraham Moles en base a los análisis realizados por
alumnos suyos como Perla Korosec-Serfaty y otros. La nueva
Propuesta consta de un Preámbulo con tres Consideraciones y
una Resolución seguidas de los 16 puntos que integran dicha
Propuesta1.

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1
El texto íntegro se reproduce en el libro compilado por Joan Costa, La Comunicación,
10 voces esenciales, CPC Editor, Barcelona, 2010.

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