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CENTRALES

TERMOSOLARES
INDICE

1- INTRODUCCIÓN.

2- PLANTAS TERMOSOLARES.

2.1. DISCO STIRLING.

2.2. FRESNEL.

2.3. TORRE.

2.4. CILINDRO-PARABÓLICO.

3- PLANTAS TERMOSOLARES EN ESPAÑA.

4- CONCLUSION.
1- INTRODUCCIÓN.

La energía radiante del sol la aprovechamos para obtener energía. Una


de las formas de energía que se puede obtener es la térmica. Esta energía
térmica puede ser aprovechada de dos maneras diferentes: de forma pasiva y
de forma activa.

- Aprovechamiento pasivo: consiste en captar y utilizar el calor que


proporcionan los rayos del sol sin utilizar el calor que proporcionan
los rayos del sol sin utilizar medios mecánicos, aprovechando
únicamente las características y la disposición de los materiales
utilizados, por ejemplo, la construcción de edificios con grandes
superficies de cristal que capten la energía solar y la retengan.

- Aprovechamiento activo: consiste en utilizar el calor que procede de


los rayos solares para calentar un fluido, agua o aire, utilizando unos
dispositivos llamados colectores.
El calor recogido se trasfiere a un sistema de almacenaje
(acumuladores) para ser consumido cuando se necesite. En este tipo
de aprovechamiento es donde existe una serie de medios mecánicos
para la transformación y acumulación de la energía, por lo tanto es
en donde se debe hablar de centrales termosolares. Se van a
clasificar en tres sistemas según a la temperatura trabajada: de baja,
media y alta temperatura.

1.1. Sistemas de baja temperatura.

Estos sistemas utilizan paneles solares planos que captan la


energía solar y la transforman en energía térmica. Los colectores
tienen forma de caja plana y llevan en su interior una placa metálica
pintada de color negro mate para absorber la máxima radiación
solar. Esta placa está atravesada por tubos por los que circula el
agua que será calentada, La parte superior del panel está cubierta
por un cristal o plástico transparente que produce el efecto
invernadero y evita las pérdidas de calor. Con estos sistemas se
consiguen temperaturas entre 35ºC y 60 ºC, y se aplican en la
calefacción de viviendas, suministro de agua caliente sanitaria, en la
climatización de invernaderos, secaderos, piscinas,…..
1.2. Sistemas de media temperatura.

Estos sistemas son los que llegan a alcanzar los 300ºC. Los
colectores son espejos cilíndricos parabólicos que reflejan la
radiación solar y la concentran en un receptor que contienen un
fluido que se calienta. Estos colectores están dotados de dispositivos
que los orientan hacia el sol continuamente. Las aplicaciones de
estas instalaciones están encaminadas a la producción de vapor de
agua para generar energía eléctrica.

1.3. Sistemas de alta temperatura.

Estos sistemas son los que llegan a alcanzar los 2000ºC. Pueden
estar integrados por grandes paraboloides, constituidos por espejos
parabólicos que concentran la luz solar, centrales de torre, formadas
por un campo de espejos (heliostatos) que reflejan los rayos del sol
sobre una caldera situadas encima de una torre central, y hornos
solares, consistentes en un gran espejo parabólico que recoge la
radiación solar que reflejan otros espejos y la concentran en un
punto en el cual se puede llegar a alcanzar temperaturas muy altas.
Por lo tanto podemos hablar de plantas termosolares cuando las
instalaciones proyectadas se basan en el calentamiento de un fluido de
acuerdo con un ciclo termodinámico mediante radiación solar para después
expandirlo en una turbina y producir la potencia mecánica necesaria para
mover un alternador y producir de esta forma energía eléctrica.

Existe una gran variedad de soluciones para conseguir el mismo fin


aunque todas se basan en re direccionar la radiación solar que llega a lo largo
de un día alrededor de un punto o una línea por donde pasa el fluido que se
calienta. Así́ pues, los equipos comunes de entre todas las centrales
termosolares de concentración son:

• Sistema de re dirección de radiación solar.


• Fluido de trabajo.
• Sistema de transferencia de calor al fluido de trabajo.
• Compresores o bombas para aumentar la presión al inicio del ciclo.
• Turbina donde se expande el fluido de trabajo.

Opcionalmente, muchas soluciones pueden tener también un sistema


de recuperación de calor como economizadores o intercambiadores de calor a
la salida de la turbina para precalentar el fluido entrante en el sistema de
absorción de radiación y de esta forma aumentar el rendimiento total del ciclo
termodinámico utilizado para el proceso. Además, como la radiación solar es
totalmente variable a lo largo del tiempo dentro de un mismo día pero también
a lo largo de un año entero de funcionamiento, para determinadas plantas se
utilizan sistemas de almacenamiento de energía que permiten aumentar la
regularidad en la producción eléctrica pudiendo absorber pequeños
transitorios dentro de un mismo día como nubes sin necesidad de tener que
recurrir a apoyos fósiles.

Por último, las plantas termosolares de concentración son eminente-


mente automáticas en el sentido que han de poder seguir la trayectoria del sol
en las medidas de sus posibilidades a lo largo del día y a veces incluso del
año. Por esta razón, el sistema de control de este tipo de tecnología es muy
importante. De esta forma, se pueden diferenciar cuatro sistemas principales
de concentración solar termosolar en función de si el seguimiento se realiza
mediante uno o dos ejes.
2- PLANTAS TERMOSOLARES.

Como se había comentado en la introducción las plantas termosolares se


basan en el calentamiento de un fluido de acuerdo con un ciclo termodinámico
mediante radiación solar para después expandirlo en una turbina y producir la
potencia mecánica necesaria para mover un alternador y producir de esta
forma energía eléctrica. Por lo que el funcionamiento de una planta termosolar
es similar al de una central térmica, pero en lugar de carbón o gas utiliza la
energía del sol. Aunque las primeras centrales sólo podían operar durante las
horas de irradiación solar, hoy en día es posible almacenar el calor para
producir de noche. Hasta la fecha se han desarrollado cuatro tipos diferentes
de tecnologías termosolares. Cada una de ellas se encuentra en distintas
fases de desarrollo e implantación: canales parabólicos, receptor central,
Fresnel y Stirling.

2.1.Disco Stirling

Un sistema de concentrador disco Stirling está compuesto por un


concentrador solar de alta reflectividad, un receptor solar de cavidad y un
motor Stirling o una microturbina que se acopla a un alternador. En el
siguiente esquema se muestra el funcionamiento de la tecnología disco
Stirling.
El funcionamiento consiste en el calentamiento de un fluido localizado
en el receptor hasta una temperatura en torno a los 750º C. Esta energía es
utilizada para la generación de energía por el motor o la microturbina. Para un
óptimo funcionamiento el sistema debe estar provisto de los mecanismos
necesarios para poder realizar un seguimiento de la posición del sol en dos
ejes. En la siguiente figura se muestra un ejemplo de este tipo de sistema:

2.2. Fresnel.

Está compuesto por largas filas paralelas de espejos de anchura


relativamente pequeña que puede girar alrededor de su eje longitudinal. Así,
concentran la radiación solar sobre un receptor (similar al de canales
parabólicos) central fijo suspendido a una cierta altura sobre los planos de los
espejos. Su capacidad de concentración relativamente baja, trabajando a
temperaturas inferiores a las del cilindro - parabólicos, limita su rendimiento
energético.

El esquema de funcionamiento es el mostrado en la siguiente figura:


En la siguiente fotografía se muestra un ejemplo real de este tipo de
sistema:
2.3. Torre.

Este tipo de sistemas se caracterizan porque el sistema colector está


compuesto por un grupo, más o menos numeroso, de concentradores
individuales llamados heliostatos, que dirigen la radiación solar concentrada
hacia un receptor central, normalmente situado a una cierta altura sobre el
suelo en una torre. Los sistemas de receptor central son, por tanto, sistemas
termosolares de concentración que concentran la radiación solar en tres
dimensiones, por lo que pueden alcanzar un valor elevado de la razón de
concentración y, debido a esto, operar eficientemente hasta elevadas
temperaturas (por encima de 1000 °C).

El uso más frecuente de los sistemas de receptor central es la


generación de vapor para producir electricidad con un ciclo Rankine. En el
receptor se calientan sales fundidas o aire que posteriormente ceden calor al
agua para transformarla en vapor mediante un intercambiador de calor.
También se puede evaporar el agua directamente en el receptor. Otro uso
que se le da a los sistemas de receptor central es para generar energía en un
ciclo Brayton. En el receptor se calienta el aire presurizado que sale del
compresor y entra en la cámara de combustión, donde se regula la
temperatura del aire para que esté en condiciones óptimas para entrar en la
turbina de gas. En la siguiente figura se muestra un ejemplo de este tipo de
sistema:
El funcionamiento de este sistema es el siguiente:

Se sintetizan dos procesos esenciales: la carga del almacenamiento y la


generación de electricidad a partir del mismo.

El primero se logra concentrando el reflejo de la luz captada por los


espejos sobre el receptor situado en la cúspide, que está preparado para
absorber el 95% de esa radiación. Para refrigerar el haz solar se emplean
sales fundidas, mezcla de nitratos de sodio y potasio, que son bombeadas
desde un tanque frío situado en la base a través de un sistema de tuberías
hasta el captador, donde alcanzan temperaturas de 565ºC. Ese fluido circula
después en sentido inverso por la torre y se deposita en el tanque caliente.
Ahí concluye el proceso de almacenamiento. Un software se encarga de
controlar un mecanismo que posiciona con precisión la superficie de los
espejos, que se mueven sobre dos ejes de alta gama. El programa
informático orienta, coordina, supervisa y recopila los datos de cada uno de
los helióstatos del campo solar, cuyo diámetro suele ser de un kilómetro y
medio aproximadamente.

La conversión de la energía térmica en eléctrica sigue un proceso


clásico de ciclo Rankine de vapor con extracciones intermedias, similar al
empleado en una planta tradicional de carbón o biocombustible. Las sales
calientes se envían a una batería de intercambiadores en la que, de forma
gradual, se transfiere la energía térmica al agua para producir un vapor
sobrecalentado de más de 100 bares de presión. Siguiendo el proceso en el
sentido del agua-vapor, el ciclo se inicia por el precalentado del vapor
condensado por la evaporización y se continúa con el aumento de la entalpía
hasta obtener el vapor sobrecalentado a muy alta temperatura. Este se
manda a la turbina de alta presión, que trabaja a presiones equivalentes a
más de 1.000 metros de columna de agua. El escape de la turbina de alta
presión se sobrecalienta antes de pasarlo a la turbina de baja presión y, a
continuación, se envía al condensador, que es donde se cierra el ciclo. Ese
vapor que se turbina en dos etapas es el encargado de producir la
electricidad.

El innovador sistema de almacenamiento térmico le permite seguir


alimentando la red, tanto durante el invierno como en días nublados, de baja
insolación o incluso por la noche, cuando no es posible la generación directa.
La autonomía de funcionamiento de este sistema es de 15 horas, lo que evita
que se produzcan fluctuaciones de la disponibilidad de energía. De esta
forma, una fuente renovable como la solar se convierte en esta central en
energía gestionable al ser capaz de suministrar a la red en función de la
demanda y a conveniencia.

Si hablamos en términos de rendimiento y operación, no se pueden


poner peros a la rentabilidad. El excedente de calor que aportan las sales
fundidas que se almacenan en el tanque, que registran temperaturas
superiores a los 500º C y que hacen posible la transferencia térmica, unido a
la alta radiación que se alcanza en el receptor y que permite disponer de
vapor más presurizado y caliente, lo que incrementa de forma considerable el
rendimiento de la turbina de vapor, hacen que la eficiencia energética de
estas plantas aseguren una producción eléctrica de unas 6.500 horas al año,
que es entre 1,5 y tres veces superior a la de otras fuentes renovables. O lo
que es lo mismo, capacitada para abastecer a una ciudad de 25.000 hogares
y reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera en más de 30.000 toneladas al
año con una turbina cuya potencia nominal es de 19,9 MW eléctricos.

En el siguiente dibujo se puede observar mejor el esquema de


funcionamiento de estos tipos de plantas.
A continuación se explican en ocho pasos el funcionamiento de la
central:

Heliostatos

La luz solar incide sobre los heliostatos reflejándola hacia el receptor, situado
en lo alto de la torre.

Tanque 1

Las sales, a 290ºC, son bombeadas desde el tanque frío hasta el receptor.

Torre

Dentro del receptor de torre, las sales son calentadas hasta 565ºC antes de
ser almacenadas en el tanque de sales calientes.

Tanque 2

En el tanque de sales calientes se almacenan las sales fundidas a muy alta


temperatura.
Generador de vapor

Desde el tanque caliente las sales son conducidas al sistema de generación


de vapor donde ceden calor y se enfrían.

Turbina

Las sales al enfriarse generan vapor de agua a alta presión para mover la
turbina.

Generador eléctrico

La turbina mueve un generador eléctrico produciendo energía.

Transformador

La energía producida en el generador es conducida a un transformador


eléctrico para ser inyectada a la red.

Los componentes de este sistema son los siguientes:

Helióstatos:

El helióstato es junto con el receptor el componente más característico


de una central energética termosolar de receptor central. Representa una
fracción muy significativa del coste total de la planta de alrededor del 50%. Un
helióstato es un dispositivo que, mediante la acción de un servomecanismo,
sigue el movimiento diurno del sol, recogiendo la máxima energía para su
utilización calorífica. Está compuesto básicamente por una superficie
reflectante, una estructura soporte, mecanismos de movimiento y un sistema
de control.

La siguiente fotografía nos muestra la fisionomía de esta torre situada


en la planta termosolar de Gemasolar.
Las superficies reflectantes más empleadas hasta hoy son a base de
espejos de vidrio, de características ópticas similares a los sistemas de anales
parabólicos. También se han empleado superficies reflectantes a base de
películas poliméricas de alta reflectancia. El mayor inconveniente para la
introducción de esta última tecnología es su menor durabilidad. La estructura
soporte se diseña al finalizar los estudios acerca del tipo de superficie
reflectante (peso, dimensionado…). Así, se crea una estructura económica
(evitando soldaduras), de fácil mantenimiento (de perfiles abiertos) y que
soporte las cargas a las que va a ser sometida, siempre en los casos más
desfavorables, tanto meteorológicos como de solicitaciones de carga. Para
orientarlos, los helióstatos poseen dos motores que se mueven en dos ejes y
cada uno con sus grados de libertad: un eje de elevación y otro en azimut. En
condiciones normales de operación, el eje del helióstato estará apuntando a
una dirección tal que los rayos del sol reflejados convergen en el receptor. La
dirección a la que apunta el eje del helióstato es modificable mediante dos
motores y dos sensores de medida angular que, dirigidos por un control local
en comunicación con un control central, permiten conocer la posición exacta y
orientarlo según sea preciso en cada momento.

La distribución de los helióstatos sobre el terreno responde a


criterios de optimización técnico-económica que tiene en cuenta parámetros
tales como las sombras que se dan unos a otros, los «bloqueos» –
interrupción de la radiación reflejada por el helióstato situado delante del que
estamos considerando– la altura de la torre, etc. El resultado es el llamado
«campo de helióstatos» que puede ser «campo norte» o «campo circular»,
según la latitud del lugar y el tamaño de la planta. En general, en latitudes
bajas y, dado que el Sol está mucho tiempo muy alto en la bóveda celeste, es
El helióstato es junto con el receptor el componente más característico de una
central energética termosolar de receptor central. Representa una mejor un
campo circular que uno norte. Por el contrario, en latitudes más altas son más
adecuados los campos norte, que consiste en que la distribución de los
espejos se encuentra al norte con respecto a la torre.

Torre:

La función de la torre es la de servir de soporte al receptor, que


normalmente debe situarse a una cierta altura sobre el nivel del campo de
helióstatos para reducir las sombras y bloqueos entre éstos, y sostener
también diversos elementos auxiliares.

Receptor:

El receptor es el dispositivo donde se produce la transformación de la


radiación solar concentrada en energía térmica. El desarrollo y fabricación en
España del receptor de sales fundidas fue desarrollado por SENER y
CIEMAT. Cabe señalar que el prototipo de este receptor fue ensayado en la
Plataforma Solar de Almería (PSA) por un período de 4 años, donde se le
estuvo haciendo mejoras y validando el diseño que hoy conocemos.
Sistema de control:

Cada helióstato del campo dispone de un control local cuya principal


función es controlar los motores de los ejes de elevación y azimut para
posicionar al helióstato en el punto deseado. El objetivo del sistema de control
es que se maximice el rendimiento de la planta. Estos sistemas son capaces
de analizar temperatura, presión o velocidad del fluido de sales en las
tuberías y la proyección de los receptores solares.

Almacenamiento:

La radiación solar no se puede almacenar, pero si la energía térmica


que se produce durante el ciclo. El almacenamiento térmico permite la
operación de la planta termosolar en períodos de ausencia o alta variabilidad
de la radiación solar. Se suele utilizar el sistema de almacenamiento en sales
fundidas (mezclas eutécticas de nitritos y nitratos sódicos y potásicos). La
masa de sales y el volumen de los tanques dependerán de la temperatura
máxima del fluido captador de energía solar, ya que dicha masa de sales será
inversamente proporcional al salto térmico entre el nivel del tanque frío y el
del tanque caliente cuya temperatura será ligeramente inferior a la
temperatura máxima del fluido primario. Estos tanques son de gran capacidad
y casi adiabáticos – tienen unas pérdidas de 1 /día – donde se produce el
almacenamiento de las sales, permitiendo funcionar hasta 15 horas (según lo
previsto) mientras los tanques tengan energía térmica suficiente.
Sistema de conversión a la red:

A la salida de la turbina, se encuentra un generador o alternador


eléctrico, una subestación eléctrica, líneas de distribución y un sistema de
respaldo. El generador eléctrico es el dispositivo capaz de mantener una
diferencia de potencial eléctrico entre dos de sus puntos, llamados polos. Son
máquinas destinadas a transformar la energía mecánica en eléctrica. Esta
transformación se consigue por la acción de un campo magnético sobre los
conductores eléctricos dispuestos sobre una armadura. Si mecánicamente se
produce un movimiento relativo entre los conductores y el campo, se genera
una fuerza electromotriz (F.E.M.). Para poder mover el generador se usa la
energía generada en la combustión (hibridación) o la procedente de la
captación solar, que a través de la turbina se convierte en un movimiento
rotativo, que se transmite por la turbina al generador a través del rotor. El
generador también puede ser usado en el arranque de la central, como motor
para mover la turbina. La subestación eléctrica es usada para la
transformación de la tensión de red o del generador a una tensión adecuada a
las necesidades. Pueden ser blindadas o a la intemperie. El elemento
principal de toda subestación eléctrica es el transformador. Es el encargado
de convertir el valor de la tensión del generador en el valor de la tensión de la
red donde se vuelca la energía producida. Los transformadores son
dispositivos basados en el fenómeno de la inducción electromagnética, en su
forma más simple, por dos bobinas devanadas sobre un núcleo cerrado de
hierro dulce o hierro silicio. Las bobinas o devanados se denominan primario y
secundario según correspondan a la entrada o salida del sistema en cuestión,
respectivamente. Los transformadores suelen ir encapsulados y bañados en
aceites minerales para su refrigeración y aislamiento, ya que suelen
calentarse por las corrientes eléctricas que circulan a través de ellos. Se debe
tener especial cuidado con los aumentos de temperatura. Los grandes
transformadores de las centrales tienen sus propios sistemas de refrigeración
para evitar los problemas de temperaturas. Las líneas de distribución son por
las que se conduce la energía eléctrica obtenida hasta su utilización. Según
las condiciones económicas, de seguridad o estéticas, la distribución se
puede realizar por líneas aéreas (los cables van colgando sin aislantes de
postes de madera o metal, reduciendo costes, y se emplean para distribución
a larga distancia en zonas no habitadas) o líneas enterradas (cables
recubiertos por aislante que van a través de canalizaciones en el terreno en
zonas habitadas, cuyas principales desventajas son los costes y que disipan
peor el calor).

2.4. Cilindro-parabólico.

La tecnología cilindro-parabólica es una tecnología limpia, madura y con


un extenso historial que demuestra estar preparada para la instalación a gran
escala. Esta tecnología lleva siendo instalada a nivel comercial desde los
años 80 con un excepcional comportamiento y permite operar con
rendimientos aceptables a temperaturas de hasta 450 ºC aproximadamente.
Entre las ventajas de este tipo de tecnología cabe destacar la mayor variedad
de equipos comerciales disponibles lo que facilita su diseño y construcción.
Además, las pérdidas de carga que se producen a lo largo de los tubos
absorbedores suelen ser bajas ya que en realidad se trata de una tubería
recta. Por otra parte, como la superficie del absorbedor es pequeña, las
pérdidas térmicas durante el proceso son pequeñas debido a la poca cantidad
de fluido que hay en éstos.

Esta tecnología se basa en el uso de espejos prismáticos curvados en


forma de parábolas que tienen la propiedad de concentrar la radiación en el
foco de ésta. De esta forma, se coloca un tubo absorbedor con la finalidad de
transmitir la energía al fluido de trabajo. La concentración óptica hace que
sólo la componente directa de la radiación solar sea aprovechable para el
receptor haciendo necesario el seguimiento del Sol de forma continua a lo
largo del día. Normalmente este seguimiento suele ser alrededor de un eje
que se sitúa en dirección Este-Oeste, es decir, que la rotación del colector va
de Norte a Sur. Su estructura se puede observar en el siguiente dibujo.
Los componentes básicos que caracterizan este tipo de tecnología son:

• Cimentación y estructura metálica.


• Reflector cilindro parabólico.
• Tubo absorbente.
• Conexión entre colectores.
• Fluido de trabajo o calor portador.
• Sistema de transmisión del fluido de trabajo.
• Sistema de seguimiento del Sol.

- Cimentación y estructura metálica:

Es la parte encargada de fijar al suelo los colectores de forma que


soporte las cargas para las que se diseña. Entre ellas cabe destacar la
importancia de la carga de viento que será un gran condicionante en el
desarrollo de esta fase.

Para la cimentación se utiliza hormigón armado pudiendo en función del


terreno tener que llegar a usar pilotes para poder anclar convenientemente la
estructura metálica al terreno sin peligro de vuelco ni deslizamientos.
- Reflector cilindro parabólico:

Como se ha dicho anteriormente, su función es reflejar la radiación solar


concentrándola en el foco de la parábola. Se fabrican en diferentes materiales
y formas dependiendo de su aplicación. Los principales materiales
reflectantes son la plata o el aluminio depositados en una fina capa sobre un
soporte que le da rigidez al conjunto (también hay de chapas pulidas).
También existe la posibilidad de utilizar un material que cumpla a la vez las
funciones de material soporte y de medio reflexivo. Esto se consigue por
ejemplo utilizando aluminio pulido, sin embargo tiene la desventaja de que el
aluminio pierde fácilmente su reflectividad cuando se usa en aplicaciones a la
intemperie como es el caso de este tipo de tecnologías. Es por esto que se
descarta su uso actualmente, aunque el coste es menor que la solución de
película reflexiva más vidrio. Así pues, lo que más se utiliza actualmente es
vidrio como capa soporte con una capa en su interior de plata protegida por
una película de cobre entre otras. La diferencia con cualquier espejo normal
es el contenido en Fe2O3 del vidrio. Existe un gran número de soluciones para
la construcción de los colectores.

Actualmente se pueden encontrar fácilmente catálogos amplios con una


gran diversidad de materiales y medidas lo cual flexibiliza mucho las
aplicaciones de este tipo de tecnología.
- Tubo absorbente:

El tubo absorbente o absorbedor es el sistema de transferencia de calor


al fluido de trabajo. Convierte la radiación solar en energía térmica
aportándole calor al fluido de trabajo. Se encuentra fijado con ayuda de una
estructura soporte al foco del reflector cilindro parabólico girando
solidariamente a todo el colector para que siempre se mantenga en el punto
óptimo de recepción. Está formado por dos tubos concéntricos, uno metálico
en cuyo su interior discurre el fluido de trabajo y otro que rodea a éste de
vidrio. Las partes principales de un tubo absorbedor son:

• Conjunto de tubos metálicos unidos entre sí.


• Tubo de vidrio externo al metálico.
• Sistema de unión entre ambos tubos.
• Anillos soporte del tubo metálico.
• Collarines de soporte del tubo de vidrio.

El funcionamiento de estos elementos se basa en el paso de la


radiación a través del tubo externo de vidrio incidiendo sobre el conducto
interno que aumenta su temperatura. Posteriormente, por convección en el
interior del tubo interno, se calienta el fluido de trabajo. Los tubos metálicos se
suelen pintar en función de la temperatura de operación para la que se
diseñen con la finalidad de que aumente la absortividad. De esta forma la
radiación que llega a este conducto se absorbe más que el equivalente sin
pintar que reflejaría una parte de lo que le llegara. Además, para disminuir las
pérdidas del tubo absorbedor con el ambiente a veces se dispone de una
cámara de aire entre ambos conductos. Esto se hace porque si no se coloca,
las paredes exteriores del tubo metálico disiparían calor por conducción con el
tubo de vidrio y éste por convección con el aire ambiente que siempre se
encontrará a menor temperatura que el conjunto absorbedor.

Por último, en un campo termosolar cilindro-parabólica, se usan tantas


filas de colectores como sea necesario para poder alcanzar la potencia
deseada. Así́ pues, una parte crítica del conjunto de los absorbedores es el
sistema de unión entre ellos. Como los colectores se mueven, se han de
disponer sistemas que permitan unir diferentes filas de colectores y que
además fijen los tubos al terreno que los llevará al bloque de potencia pero
que a la vez permita los movimientos a los que están sometidos. Esto se
soluciona con la ayuda de uniones móviles o también con tubos flexibles que
pueden deformarse absorbiendo los movimientos de los colectores sin
perjuicio ninguno.
- Fluido de transferencia de calor:

Existe una gran variedad de fluidos encargados de absorber la potencia


térmica absorbida de la radiación solar. Se eligen en función de la aplicación
para la que se destinen. Entre los más usados están el agua, el aceite
térmico, o a veces el glicol o algunas sales fundidas.

Mientras el agua se ha usado para temperaturas bajas (hasta 200 ºC), el


aceite térmico tiene la capacidad de ser usado en un rango mayor de
temperaturas. Además, tiene la ventaja de tener una baja presión de vapor
para altas temperaturas por lo tanto hace que sea posible utilizar materiales
más económicos. Por otra parte, tiene la ventaja de que puede ser
almacenado directamente. Sin embargo entre sus inconvenientes cabe
destacar que toda la línea de aceite ha de ser inertizada para evitar
combustiones o la contaminación que supondría una fuga.

- Sistema de seguimiento solar:

Es la parte encargada de mover el colector de forma que se aproveche


la máxima radiación solar en cada momento. Normalmente estas centrales se
mueven en un eje, es decir, que el seguimiento del colector se basa en el giro
de éste alrededor de un eje que suele ser perpendicular a la dirección
principal de la trayectoria solar. Sin embargo, también se han experimentado
con aplicaciones de colectores cilindro-parabólicos con seguimiento solar en
dos ejes. Esto no es lo habitual por la sencilla razón del encarecimiento de los
colectores y del sistema de unión entre tubos absorbedores. Además, se ha
comprobado que este tipo de colectores soporta una carga de viento mucho
menor que los de seguimiento en un eje. Así́ pues, típicamente, el movimiento
de un colector cilindro parabólico lo gobierna un motor que puede ser eléctrico
con reductoras o hidráulico dependiendo de las dimensiones del colector, tal y
como se observa en la siguiente figura.
Además, existe la posibilidad de disponer un motor por fila de
colectores. De esta forma pueden moverse todos los colectores
simultáneamente con la ayuda de poleas y cables. El inconveniente de esta
solución es que la precisión en el apunte es mucho menor que si se accionan
los colectores directamente a través de su eje de giro. Es por esto que la
solución de las poleas no se ha aplicado a colectores de gran tamaño. Por lo
tanto, el mecanismo de accionamiento se acopla rígidamente al eje de giro
consiguiendo de esta forma precisiones bastante aceptables.

Por otra parte, el sistema encargado de gobernar el mecanismo de


accionamiento, es decir, de comprobar donde está el Sol en cada momento y
transmitir las señales adecuadas al motor para que éste gire, suele ser
sensores de orientación por medio de células fotosensibles o sensores
solares de banda de sombra. Estos sensores orientan los colectores
automáticamente. Otra forma sería utilizar algoritmos matemáticos que dan el
giro del mecanismo de accionamiento en función del momento del año en el
que se esté.
La capacidad mundial actual total instalada de este tipo de centrales es
de 354 MW con una disponibilidad de más del 95 %. Además, los módulos o
plantas típicas actualmente se diseñan para que suministren una potencia
eléctrica desde 30 a 80 MW. En un futuro muy próximo se van a construir
plantas de más de 200 MW como por ejemplo la que está construyendo
Abengoa en el desierto de Mojave en Estados Unidos con una potencia de
250 MW.

Además, todas las plantas realizadas de este tipo utilizan un ciclo


Rankine de vapor para producir energía eléctrica. Por lo tanto, en un futuro se
tenderá a la posibilidad de la producción directa de vapor en los tubos
absorbedores.

El principio fundamental de estas centrales es la de convertir la energía


primaria solar en energía eléctrica mediante un campo solar de colectores
cilindro parabólicos, apoyándose en un sistema de almacenamiento de
energía térmica. El esquema simplificado es el mostrado en la siguiente
ilustración.
Durante las horas de sol, los colectores del campo solar concentran la
radiación sobre los tubos absorbedores y calientan así́ el fluido térmico hasta
una temperatura de 400 ºC aproximadamente. La energía contenida en este
fluido térmico puede ser bombeada directamente al generador de vapor o
puede ser bombeada a un sistema de almacenamiento térmico donde se
guarda para su uso posterior.

En el modo de operación directa, el fluido térmico pasa desde el campo


solar al sistema de generación de vapor solar donde se produce vapor a una
temperatura de 400 ºC aproximadamente y una presión de 100 bares
aproximadamente, haciendo pasar el fluido térmico por varios intercambia-
dores de calor conectados en serie (precalentador, evaporador y
sobrecalentador). El fluido HTF (Heat Transfer Fluid) sale enfriado del
precalentador y es enviado al campo solar para ser calentado de nuevo. De
este modo, el fluido térmico actúa como el medio de transferencia de calor
entre el campo solar y la central de generación del ciclo de vapor,
calentándose en los colectores solares y enfriándose al producir el vapor que
demanda el turbogenerador. El vapor así́ producido se envía al tren de
generación, donde se expande en una turbina de vapor que acciona el
correspondiente generador de electricidad. A la salida de la turbina, se le
extrae el calor residual al vapor expansionado por medio de torres de
refrigeración por evaporación de tiro forzado. Mediante este proceso, la
radiación solar es recogida y concentrada por el campo solar, y convertida en
electricidad que posteriormente se entrega a la red eléctrica general.

Durante las horas de alta insolación del medio día se puede generar
electricidad y cargar el sistema de almacenamiento a la vez. Para este fin se
traspasa el calor del fluido proveniente del campo solar al sistema de
almacenamiento térmico a base de sales fundidas, que recoge el calor
mientras la sal pasa del depósito frío al depósito caliente, donde se acumula
este calor hasta llenarlo completamente. El fluido térmico cede su energía
calorífica a las sales, que entran en el intercambiador de calor con una
temperatura de 300 ºC aproximadamente provenientes de los tanques fríos de
almacenamiento y salen con una temperatura cercana a los 400 ºC para ser
almacenados con esta temperatura en los tanques calientes de
almacenamiento.

Al avanzar el día y bajar la intensidad de la radiación solar por la tarde,


se deja de desviar calor al sistema de almacenamiento para aplicarlo todo a
producir electricidad. Después de la puesta de sol, la operación del campo
solar se detiene y empieza la descarga del sistema de almacenamiento, para
ello se recupera el calor del depósito de sal caliente por medio del aceite
térmico para mantener la producción de electricidad durante la noche.
Para evitar la solidificación del fluido térmico y de las sales de
almacenamiento durante los períodos de interrupción de la generación
eléctrica, la planta dispondrá de equipos auxiliares que consuman gas
propano. Con este almacenamiento, una planta tipo puede producir
electricidad solar sin interrupción durante el día y noche, atender la demanda
eléctrica de cada momento y asegurar siempre la capacidad de potencia. La
producción eléctrica de la planta varía durante el día y las diferentes épocas
del año según la radiación disponible. La siguiente figura demuestra los
diferentes perfiles diarios de capacidad disponible en varias épocas del año
de la central Andasol-1 (Granada).

La producción eléctrica suministrada mensualmente a la red pública por


la planta, se ha calculado en función de la base de datos de radiación
medidos en el emplazamiento exacto de la instalación, Marquesado de
Zenete, a lo largo de 5 años. Con una radiación directa de 2.136 kWh/ m2 al
año, los 510.120 m2 de colectores cilindro parabólicos de Andasol-1, reciben
anualmente una radiación directa de 1.089.616 MWh/año. De esta radiación
solar el campo solar del proyecto genera anualmente 464.703 MWh/año de
energía térmica en forma de vapor para mover el turbo-generador,
correspondiendo a una eficiencia térmica anual de los colectores SKALET de
43%. El turbogenerador del proyecto genera de esta energía térmica unas
181.831 MWh/año de energía eléctrica al año. Restándole las pérdidas de
transmisión del 1,5%, quedan unos 179 GWh/año de energía eléctrica para
entregarla a la red, correspondiendo a una eficiencia media anual del 16% de
conversión de radiación solar a energía eléctrica. Este uso de la radiación
concentrada como energía primaria, se estima que evitará la emisión de unos
150 millones de kilos de dióxido de carbono al año en el sur de España
(emitidos de centrales térmicas convencionales de carbón o fuel).

A día de hoy no existe una supremacía clara de unas frente a otras


aunque sí se puede decir que las plantas de concentrador cilindro parabólico
son las que más desarrolladas están en estos momentos. En la siguiente
tabla se detalla comparativamente las ventajas e inconvenientes de los
sistemas de concentración termosolar más utilizados a día de hoy.
3- PLANTAS TERMOSOLARES EN ESPAÑA.

España cuenta con unas condiciones muy favorables para instalar


plantas termosolares, ya que dispone de abundantes horas de sol y amplias
zonas desérticas. España es hoy líder mundial tanto en potencia instalada
como en capacidad tecnológica, y las empresas del sector solar termoeléc-
trico están comenzando a participar en ambiciosos proyectos en muchas
regiones del mundo (EE.UU., Norte de África, Sudáfrica, Oriente Medio,
China, India, Australia…). Un liderazgo que se ha logrado gracias a un
esfuerzo continuado en I+D dentro del sector ya desde finales de los años 70.
Asimismo, gracias a la abundancia de radiación solar que goza nuestro país,
especialmente en toda su mitad sur, España puede llegar a convertirse en un
futuro en un gran exportador de energía verde ayudando a otros países
europeos al cumplimiento de sus objetivos en el horizonte 2020 y posteriores,
algo que resultaría enormemente estratégico para los intereses económicos
del país.

A continuación, se ilustra gráficamente un mapa con el estado de las


centrales termosolares españolas. Las centrales aparecen clasificadas en tres
categorías (en operación, en construcción avanzada (con un porcentaje
significativo realizado del campo solar o de la ejecución material del proyecto)
y preasignadas).
Como podemos observar en el mapa, en el sur de España ya existen 27
plantas en fase de operación y otras 21 en fase de construcción avanzada,
siendo la principal tecnología la de Captadores Cilindro parabólicos, lo que
demuestra el grado de madurez y fiabilidad comercial de esta tecnología. Las
primeras centrales experimentales, conocidas como SSPS/CRS y CESA 1, se
construyeron en Tabernas (Almería) en 1981 y 1983.

El desequilibrio entre ingresos y costes en el sistema eléctrico, que


según la CNE suma este año 23.312 millones de euros, es “insostenible”.
Está claro que habrá que adoptar medidas a corto plazo, tanto sobre los
costes de las actividades reguladas, como sobre el aplazamiento de las
inversiones previstas en la planificación actual, entre las cuales se podrían
destacar las referidas a las energías renovables y en especial a las centrales
termosolares. Por un lado, las empresas eléctricas tradicionales, que
advertían del estallido de la llamada “burbuja termosolar”, así como la CNE
que propone revisar las primas que cobran este tipo de centrales,
fraccionándolas en el tiempo, así como limitar al 5% “de la energía primaria” el
uso de combustibles fósiles de apoyo al funcionamiento de sus instalaciones.

Las empresas tradicionales, también acusan a la energía termosolar de


ser la más cara entre las renovables (290 euros MWh según UNESA 2011).
Por supuesto, las empresas termosolares rechazan las críticas y argumentan
que tan sólo representan un porcentaje del 2-3% del déficit acumulado y
consideran necesario revisar también la situación de las centrales nucleares e
hidroeléctricas, bien para rebajar los precios a los que son retribuidas por
generar electricidad, así como gravarlas con una tasa que contribuya a aliviar
el déficit. Lógicamente, las referidas empresas se oponen radicalmente y
niegan que sus instalaciones estén amortizadas, indicando además que son
indispensables para garantizar el suministro.
4- CONCLUSION.

Las centrales termosolares son una apuesta ambiciosa en favor de las


energías renovables. Se ha demostrado que una central termosolar puede
resultar rentable, si bien es cierto que requiere de una gran inversión inicial. El
hecho de que haya introducido como innovación la tecnología de las sales
fundidas ha permitido aumentar el rendimiento de las centrales al poder
funcionar en períodos en los que no haya aporte solar. España cuenta con
unas condiciones muy favorables para instalar plantas termosolares, ya que
dispone de abundantes horas de sol y amplias zonas desérticas. No obstante
también se debe realizar un equilibrio entre todos los tipos de centrales para
compensar las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas.

Se puede enumerar las siguientes ventajas de las centrales


termosolares:

• Energía limpia y segura que preserva el medio ambiente para


generaciones futuras.

• Capacidad para suministrar energía a una ciudad de 30.000


habitantes por central.

• Eficiencia energética, al asegurar la producción eléctrica durante


muchas horas al año (más que otras energías renovables).

• Ahorro en emisiones de CO2.

• El tanque de almacenamiento de sales calientes permite una


autonomía de generación eléctrica de hasta 15 horas sin aporte solar, por lo
tanto capacidad de operar la turbina en régimen nominal en situaciones de
pérdida o reducción de la radiación solar por la existencia de nubes.
Otra forma de aprovechar la energía calorífica es la denominada
energía geotérmica, que es la que nos proporciona el calor interno de la tierra.
Este calor interno de la tierra se manifiesta a través de fenómenos naturales
como los volcanes, los géiseres, las aguas termales. La utilización de esta
fuente de energía se lleva a cabo mediante instalaciones que aprovechan la
energía térmica de depósitos naturales subterráneos de aguas termales, de
los cuales se extrae agua caliente que se emplea en los balnearios.

Otra forma de aprovechar, es realizar perforaciones de unos cuantos


kilómetros de profundidad hasta encontrar una cavidad natural donde la
temperatura de las rocas sea bastante elevada. A través de una tubería se
hace llegar hasta esta cavidad agua fría a presión. El agua fría se convierte
en vapor al entrar en contacto con las rocas calientes. Este vapor a presión se
recupera a través de una segunda tubería, que lo conduce hasta una turbina
que mueve un generador de electricidad, y de esta manera se produce
electricidad. El esquema de funcionamiento se puede obsevar en la siguiente
figura.
Estas instalaciones son más rentables en las zonas en las que, gracias
a la actividad volcánica, la temperatura del subsuelo es más elevada a poca
profundidad. Las zonas geotérmicas más activas se encuentran situadas al
lado de las grandes plataformas continentales, como es el caso de Islandia o
Nueva Zelanda, donde hay instaladas grandes centrales geotérmicas que
aprovechan ampliamente este tipo de energía.

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