Este 2 de Abril se conmemora un aniversario más de la Guerra de Malvinas desarrollada en 1982.
En 1833, el gaucho entrerriano Antonio Rivero y un grupo de trabajadores rurales había sostenido la soberanía argentina por unos pocos días hasta que fueron expulsados por los estancieros ingleses instalados allí. En 1982, los soldados argentinos demostraron un doble heroísmo: primero, frente al enemigo externo y segundo, yendo más allá de las especulaciones y abusos políticos y personales de los jefes militares argentinos. Para estos jefes, Malvinas era un cálculo político. Para nuestros soldados, una causa nacional. Los héroes que quedaron en las Islas y los que perdieron su vida después son los otros desaparecidos de nuestra historia contemporánea. Las Malvinas son argentinas, y la Argentina también, como ha dicho nuestro Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel: sólo tiene sentido reivindicar la soberanía sobre Malvinas si todos los días luchamos por afirmar las demás soberanías política, económica, ambiental, cultural y democrática sobre cada aspecto de la vida colectiva en todo el territorio argentino. Honrar a nuestros héroes es estudiar y reflexionar sobre las soberanías pendientes y las soberanías en disputa, es hacer bien las cosas en la escuela y en la vida y hoy, como los mismos ex combatientes lo dicen en las redes sociales, es tener aguante y quedarse en casa, cuidando nuestra salud, nuestra vida, la de los demás, y cumplir con nuestras tareas escolares, familiares y sociales con absoluta responsabilidad.