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Arquidiócesis de Valencia

Seminario Mayor Arquidiocesano


Nuestra Señora del Socorro
Afiliado a la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá
San Diego, Carabobo

Cátedra: Sacramento del Orden Sacerdotal.


Profesor: Pbro. Alexis Tovar.
Alumno: Kelvin Parada.
Ciclo de teologia.

Sacerdote, hombre de entre los hombres

El sacerdocio ministerial, servicio visto en nuestra pos-modernidad, por algunos como una utopía o
una mascara para reprimir conductas desordenadas, por muchos otros un don magnifico de Dios para
con algunos hombres, veamos que dice la carta a los Hebreos al respecto del sacerdocio: “Todo sumo
sacerdote es tomado de entre los hombres, y los respresenta en las cosas de Dios, es capaz de
comprender a los ignorantes y extraviados, pues tambien lleva el peso de su propia debilidad. Hb 5, 1-
2; 4”. Teniendo como base esta epístola, podemos afirmar de que el sacerdote como lo señala es un
hombre tomado de entre los hombres, que significa esto, que en primer lugar el sacerdote es llamado de
una realidad familiar, social y cultural especifica, y en segundo lugar tiene una historia propia, un
pasado, tiene heridas y dedilidades con las cuales tiene cargar pero mas aún sanar. De allí que Dios no
quizo llamar para la realidad sacerdotal a angeles con naturaleza perfecta, sino que para que pudieran
compadecerse de su pueblo santo llamo a hombres con defectos , de manera que pudieran comprender
a los ignorantes y extraviados, pues ellos llevan tambien el peso de su propia debilidad Hb 5, 2. Por
ende esta vocacion es un regalo inmerecido, dice San Pablo “llevamos un tesoro en vasos de barro,
para que esta fuerza soberana se vea como fuerza de Dios y no nuestra. 2 Cor 4, 7”, en efecto “Nadie
se apropia esta dignidad, sino que debe ser llamado por Dios, como lo fue Aarón. Hb 5, 4”.
Ante esta realidad humana del sacerdote, se habre la interrogante ¿cuales son los problemas actuales
que atañen la vida sacerdotal?, la respuesta a esta pregunta en muchos casos se busca responder desde
la exterioridad del sacerdote, ya sea por un mundo secularizado, el relativismo entre muchos otros
problemas que si bien tocan al sacerdote, a modo de conclusión no lo determinan, ya que como lo
afirma Jesús en la oracion sacerdotal “ellos no son del mundo como yo tampoco soy del mundo. Jn 17,
16”, y la opcion fundamental de cada uno de los llamados a esta vocación, es en primer lugar viviendo
la Voluntad de Dios, optar por Cristo, por su reino y asumir las consecuencias que este reino de amor y
de justicia plantean “el mundo los odia porque no son del mundo. Jn 17, 14”. Si bien el mundo
exterior no condiciona, y en sí, no es el centro del problema sacerdotal actual, se tendria entonces que
plantear la respuesta desde el interior del mismo sacerdote, y en este sentido ir al problema existencial
de muchos ministros que aun siendo hombres de entre los hombres, no han verdaderamente dado o más
aún hallado sentido a sus vidas, esto conlleva a que la soledad, y el vacio interior que no llena Cristo
por no tener una palpable fecundidad apostolica y un ardiente espiritu de oración termina por detonar
en dos grandes peligros que atentan mortalmente contra la vocación, “el ansia de Poder (convertirse en
un mero funcionario de las cosas sagradas sin espiritu de piedad y misión) y el sexo desenfrenado
(tratar por medio de este y del placer llenar los vacios existenciales y afectivos, sin darse cuenta que
esto lo que hace es acrecentar el vacio existente), Son muchos los casos de sacerdotes que por medio de
la rutina y de no redescubrir el valor incalculabre del ministerio recibido terniman callendo en estos
problemas y siendo incluso para la misma sociedad un problema, ya que este al no ser un simple
hombre, sino uno entre muchos, sera punto de referencia para edificar o para escandalizar.
Se podria decir que esta problematica en el sacerdote es consecuencia de una doble intencionalidad
en el seminario, el no tener una recta intención en la formación inicial (seminario), es ya prueba en si
de una no asumida formación, y si el seminarista no basca darle respuestas por medio de la dirección
espiritual y de la ayuda psicológica que debe ofrecerce de manera formal a los candidatos, muy
dificilmente este podra sanar la heridas familiares, afectivas, sociales que pudieron generarse durante la
historia de su vida transcurrida antes de la entrada al seminario. Es necesario un verdadero y real
acompañamiento a los candidatos con miras al sacerdocio ministerial y mas en esta sociedad que
camina actualmente, ya que un problema que es piedra de tropiezo para estos que buscan dar una
respuesta a Cristo por medio del sacerdocio, es la mala y carente base familiar, pues en la mayoria de
los casos o por lo menos haciendo encuesta en el Seminario de Valencia un 78% de los seminaristas
vienen de familias difuncionales.
Victor Frank habla de como el hombre es un ser en busca de sentido, el sentido de la vida no se hace
afirma el autor, mas bien se busca, y esta busqueda solo alcanza resultados positivos en la medida que
la opcion fundamental por la que optes te haga feliz y pleno, claro esta que para poder alcanzar la
felicidad (aún cuando hayan sufrimientos y avatares), hay que en primer lugar sanar las heridas y las
debilidades humanas ocasionadas por la vida. Un testimonio de este hombre durante la guerra en el
campo de concenteracion, es que cada día este se preguntaba el porque de seguir viviendo, y pensaba
incluso en lanzarse a las rejas electricas y morir, pero este solo al pensar en lo grande que significaba su
vida, solo se decia “un día mas” y asi transcurrio su amargo trago, éste a pesar del dolor encontro
sentido a su vida, y de una u otra manera el sacerdote aún cuando el mundo vaya contracorriente,
cuando el cansancio cierre sus ojos, cuando no tenga comida en su dispensa, cuando llegue la soledad y
la arrides en la oracion, al igual que San pablo le quedara decir “me basta tu gracia, porque tu grandeza
se manifiesta en mi debilidad”, solo aquel sacerdote que es capaz de mirar atras y mirar cuantas
maravillas a hecho el Señor en su favor, y con cuanta misericordia lo asiste, puede en medio de sus
flaquezas levantarse y caminar, pues el que te llama capacita, y muestra de esto es el apostol San Pedro,
que aún cuando vivio con el Señor, sucumbio ante la tribulacion y lo negó, pero con todo y la amargura
y torpeza de Pedro, el Señor que lo conoce lo llama nuevamente y sana las heridas de su inestabilidad
para restituir asi la gracia del pastorea de la Iglesia. La cuestion del Problema actual del ministerio
sacerdotal radica en no ser judas (creer que podia solo y aun cuando fue llamado por el Señor opto por
el mal), sino mas bien ser como Pedro que ha pesar de sus flaquezas e inestabilidades reconoce despues
de la negación (aun cuando este lejos del señor) que Cristo sigue en la orrilla y llama no solo una vez,
sino siempre.

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