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Implicaciones epistémicas y

ontológicas del realismo científico


Carlos Abdiel Reséndiz Vargas
UAQ - MFCA
Tercer semestre

En este trabajo se reflexionará sobre las implicaciones del realismo


científico, dado que el realismo científico engloba una serie de concepciones
filosóficas respecto del carácter del saber científico. Las posturas realistas son
varias, a continuación se describirán algunos aspectos generales que comparten,
así como sus implicaciones y objeciones. Por último se expondrán brevemente las
diferentes posturas por las que atravesó el realismo de Hilary Putnam, pues
considero que su propuesta del realismo natural puede ser pertinente para la
reflexión de la ciencia dada su pluralidad de saberes, métodos y objetos de
estudio que tiene la ciencia en general.

La importancia de analizar estos supuestos, de acuerdo con Rivadulla


(2015:117), radica en que elegir una u otra postura filosófica tiene repercusiones
no sólo individuales, sino culturales, pues afecta en lo que consideramos ciencia o
conocimiento, lo que esperamos de ella y lo que nos puede dar. La toma de
postura sobre estos aspectos afecta nuestra forma de entender el mundo y la
forma en que nos relacionamos con el. Estas discusiones pertenecen al campo de
la filosofía de la ciencia -donde los problemas centrales radican en la existencia o
inexistencia de entidades inobservables, las cuales postulan las nuevas teorías
físicas- ello no implica que no se tenga posturas ontológicas y epistémicas

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respecto a otras ciencias. Antes de explicar en qué consisten las posturas de
Putnam, necesario explicar brevemente el realismo en general y sus
implicaciones, así como algunos argumentos en contra. ​Chakravartty (2007)
declara que el debate sobre el realismo científico concierne a la naturaleza del
conocimiento científico, siendo el realismo científico una actitud epistémica
respecto al contenido de las teorías y modelos científicos más avanzados, los
cuales implican una creencia que consiste en suponer que las entidades
observables e inobservables que postulan dichas teorías son reales y describen el
mundo.

El realismo científico engloba una serie de concepciones filosóficas


respecto del carácter del saber científico. Dichas concepciones difieren en
distintos aspectos, sin embargo, todas comparten dos tesis ontológicas o
metafísicas, a saber:
1) El mundo existe, independientemente de nuestras mentes.
2) Por lo que el objetivo de la ciencia sería explicar y describir ese mundo.

Estas hipótesis niegan y rechazan (en mayor o menor medida, según el


autor) posturas de tipo idealistas. ​Chakravartty menciona por ejemplo algunas
formas de fenomenología, las cuales postulan que no hay un mundo externo ni
independiente a nuestra mente. Así como posturas neo-kantianas que niegan que
nuestra experiencia del mundo sea independiente a nuestra mente, pues el mundo
se nos presentaría dependiendo de nuestras capacidades cognitivas, las teorías
que asumamos. Cabe mencionar que en el sentido kantiano el “mundo” es una
dualidad entre noúmeno (mundo en sí) y el fenómeno (mundo para sí). Sin
embargo lo que la ciencia -desde el realismo científico- pretende describir el
mundo en sí -aunque desde la postura kantiana esto no es posible-.

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Otra tesis que el realismo científico asume -en general- refiere a lo
semántico (al sentido de las palabras).

La tesis semántica en el realismo científico supone que las declaraciones o


enunciados científicos son Verdaderos literalmente. Este aspecto semántico se
opone a la postura instrumentalista, en la cual se toman las leyes y teorías
científicas como instrumentos para lograr ciertos fines, los parámetros epistémicos
pasan en segundo plano y pasa a ponderar la eficiencia como valor axiológico en
el conocimiento científico. Es decir, desde la postura instrumentalista las
declaraciones científicas no se toman como Verdad, sino más bien como útiles
para la predicción de fenómenos. Mientras que el realismo científico negaría el
instrumentalismo y afirmaba que las teorías científicas son Verdad y son o
deberían ser una descripción del mundo.

El argumento en contra del instrumentalismo se denomina como el


argumento del no-milagro, el cual afirma Putnam que el realismo científico“es la
única filosofía que no toma el éxito de la ciencia como un milagro” (1975:73). Es
decir, las teorías científicas tienen un gran éxito haciendo predicciones empíricas y
explicaciones de los fenómenos. Por lo que la razón de este éxito radica en que
tales teorías son Verdad, o al menos aproximaciones a ella, o que describen ese
mundo independiente a nuestras mentes, ya sean las entidades o estructura en
forma de leyes científicas. De no aceptar este supuesto, la explicación respecto al
éxito de la ciencia para explicar y describir fenómenos parecería ser coincidencia o
un milagro.

Otra respuesta al argumento del no-milagro la da van Fraassen (1980: 40)


quien afirma que el éxito de las teorías es análogo a la evolución, en sentido de
organismos bien adaptados al ambiente, en el sentido que las mejores teorías son

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las que sobreviven. Sin embargo para ​Chakravartty no es suficiente la analogía
evolutiva para disolver el argumento del no-milagro. Pues uno tendría que
preguntarse por qué una teoría en particular es exitosa, en oposición a el éxito de
las teorías en general y su explicación debe girar en torno a las características de
la teoría misma. Mientras la mayoría de explicaciones requieren que los ​explanans
(lo que se explica, las entidades) sean verdaderos(reales), desde el
instrumentalismo pragmatista esto no es relevante.

En tanto al ámbito epistemológico, el realismo científico en general, postula


que las teorías y declaraciones científicas constituyen conocimiento. Negando con
esto las posturas escépticas. Las cuales afirman que no se puede conocer el
mundo. En resumen, existe un mundo independiente de nuestra mente, la ciencia
estudia este mundo y lo describe y predice, además esto es conocimiento -en
sentido aristotélico, es decir creencia verdadera-. Dos argumentos en contra de
estos supuestos son “el problema de la inducción” y “subdeterminación de la teoría
por los datos”.

El problema de la inducción fue presentado por el empirista y escéptico


David Hume (2001, p.69-74), quien afirma que todo razonamiento no es más que
la comparación y el descubrimiento de las relaciones constantes o inconstantes
que dos o más objetos mantienen entre sí y las meras impresiones de los sentidos
acerca de la identidad o las relaciones de lugar y tiempo. Sin embargo, los meros
fenómenos no nos pueden mostrar las relaciones entre sucesos. Sólo la
causalidad produce la conexión que nos da la creencia de que un objeto o suceso
fue consecuencia de otro anterior. Así, cuando descubrimos por la experiencia y la
observación que su relación en cierto caso particular es invariable, concluimos que
existe alguna causa secreta que los une. Sin embargo, esta conclusión para
Hume va más allá de las impresiones de nuestros sentidos, pues puede

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informarnos de existencias y objetos que no podemos ver o tocar (universales). Ya
que si conocemos las causas podríamos prever eventos futuros. Hume, al intentar
identificar los objetos de los cuales tenemos la idea de causa y efecto, se
encuentra que todos los objetos pueden ser causa o efecto de otros. Por lo que
descarta esta idea y propone cadenas (susceptibles de yuxtaposición y enlace) de
causas que enlazan otros objetos, incluso los distantes. Cabe considerar que
desde el empirismo esto no se puede demostrar, sin embargo se cree que existe
(las causas y efectos). Pues aunque pudiéramos encontrar relaciones causales en
algunos fenómenos, no podemos hacerlo siempre para todos los casos existentes.
Pues de la inducción no podemos llegar a lo general, sino únicamente los
particulares. Popper (1983) agrega al respecto que nunca podremos alcanzar la
verdad por medio de la inducción, además; la pretensión de verificación mediante
la experimentación -propuesta por los positivistas lógicos- es falaz y es
lógicamente imposible demostrar leyes universales por medio de la corroboración
empírica.
Por ejemplo:
1.- Si la ley de gravitación es cierta, entonces el objeto X caerá.
2.-El objeto X cae.

No se sigue que la ley de gravitación sea cierta. Es decir: Ocurre una


falacia de afirmar el consecuente. Es por esta razón la imposibilidad de demostrar
algo “verdaderamente”. Sólo podemos intentar refutar la teoría mediante un
contraejemplo y mediante testeos experimentales. Si no es posible refutar la
teoría, dicha queda corroborada, pudiendo ser aceptada provisionalmente, pero
nunca verificada en su totalidad, ya que no podemos tener experiencia de todos
los casos particulares. Si bien la postura de Popper es la del realismo crítico -a
diferencia del escepticismo de Hume- pues señala que la ciencia aspira a llegar a
la verdad universal, sin embargo, no podríamos saber que ya llegamos a tal teoría,

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puesto que no podemos comprobar nunca leyes universales, solo podemos falsear
nuestras teorías con experimentos. Por lo que los avances científicos sería algo
así como una progresión hacia una descripción “más verdadera” o de mayor
verosimilitud respecto a las anteriores, cabe mencionar que esta idea de progreso
científico choca con las tesis de Kuhn sobre las revoluciones científicas, donde no
está claro la existencia de un progreso, sino más bien en cambios de paradigma,
los cuales son inconmensurables entre sí, y por tal razón no se podría hablar de
un progreso per se. Aun así la tesis de Popper puede ser retomada para aquellos
cambios científicos en donde se comparte el paradigma y éste se va ampliando a
explicar mejor los fenómenos que se estudian en cuestión.

La subdeterminación de las teorías es un argumento antirrealista y se remonta a


menudo a la obra de Duhem (1906). ​Chakravartty menciona que sobre la
confirmación de hipótesis científicas, una hipótesis no puede usarse para derivar
predicciones comprobables de forma aislada. Pues para obtener predicciones,
también se requieren hipótesis auxiliares, como teorías de fondo, hipótesis sobre
instrumentos y mediciones. Por lo que la observación y la experimentación
subsiguientes producen datos que están en conflicto con aquello que se predice,
se podría pensar que esto se refleja mal en la hipótesis en prueba. pero Duhem
señaló que, dadas todas las suposiciones necesarias para derivar predicciones, no
es una cuestión simple identificar dónde se encuentra el error. Diferentes
correcciones al conjunto general de creencias con respecto a hipótesis y teorías
serán consistentes con los datos. Esta idea se asocia con la postura de Quine
(1953), según el cual la experiencia no confirma las creencias individuales ​per se​,
sino el conjunto de las propias creencias tomadas en su conjunto. Es decir, hay un
conjunto de creencias relevantes y generales de las teorías científicas. Además
existen teorías diferentes y conflictivas, las cuales son consistentes con los datos;
los datos agotan la evidencia de la creencia; por lo tanto, no hay ninguna razón

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probatoria para creer una de estas teorías en oposición a otra. Dado que las
teorías difieren precisamente en lo que dicen acerca de lo inobservable (sus
consecuencias observables, los datos, se comparten), surge un desafío al
realismo: la elección de qué teoría elegir. Respecto a esto, considero que es
cierto que las teorías científicas están cargadas de teorías de fondo, pues Hanson
(1977) argumenta que la observación está cargada de teorías previas que
aprendemos o reflexionamos, esto implica un rompimiento con la concepción
típica de visión tradicional, ya que éste no denota éstos dos componentes: uno
óptico y otro interpretativo. A menudo pensamos que “ver” implica únicamente
aspectos físicos y biológico-cognitivos. Por ejemplo: los rayos de luz que llegan a
la retina y el proceso del ojo al cerebro que nos da una imagen de aquello
captado. Mientras que la observación es afectada por diferentes teorías o
interpretaciones o construcciones intelectuales. En este sentido la observación es
"una operación intelectual que se basa en gran medida en experiencias no
visuales. Por ejemplo: Kepler y Tycho ven el mismo atardecer. Pero Kepler
observa la tierra girar alrededor del sol y Tycho observa al sol moviéndose
alrededor dela tierra. Esto ocurre debido a la diferencia entre el estado físico y la
experiencia visual -cargada de teorías previas-.Que puedan decir esto Kepler y
Tycho depende, por tanto, de su conocimiento, experiencia y teorías que han
asumido. Esto quiere decir que interpretamos el mundo de forma instantánea
cuando lo observamos. Esta interpretación proviene de inferencias y enunciados
inconscientes. Impuestas en la cultura por filósofos para preservar su metafísica o
epistemología favorita. Esto implica que hay un factor lingüístico en la visión,
aunque no hay nada lingüístico en lo que se forma en el ojo o en el ojo de la
mente. Además de que, si no existiera este elemento lingüístico, nada de lo que
hubiéramos observado tendría relevancia para nuestro conocimiento. Sin
embargo, para elegir cuál teoría elegir, me parece pertinente la propuesta de

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Kuhn, en el sentido que se elige la teoría que mejor resuelva los problemas,
aunque esta visión podría parecer instrumentalista.

Otro problema que se presenta al realismo científico es el de la


corroboración de las entidades no-observables, es decir, si el realismo científico
afirma que las teorías científicas describen el mundo, aquellas teorías que
postulan entidades que son inobservables para nosotros tendrían que existir,
independientemente de que las veamos o no. El problema radica en cómo
constatar tales entidades de forma empírica. Frente a este problema Hacking
(1996) afirma el carácter real de las entidades que describen las teorías científicas
-al menos en la física-. Desde el punto de vista de Hacking, “si lo puedes rociar,
existe” haciendo referencia a un experimento en donde se le rocía a unas
partículas viajando, la cual deja una estela, como es de esperar, verificando con
ello su existencia.

Las distintas posturas filosóficas del realismo científico son varias y no


todas pueden examinadas cabalmente en este trabajo. Por lo que a continuación
se limitará a los aspectos generales de las etapas del pensamiento sobre el
realismo de Putnam y reflexionar sus implicaciones. Las tres etapas del realismo
de Putnam (Cfr. González de Luna, 2016) son: el realismo externo, el realismo
interno y el realismo natural. Cabe recordar que todas estas posturas y el realismo
en general tienen como supuesto que existe un mundo independiente a nuestra
mente.

Realismo externo:
También denominado como realismo metafísico, afirma la existencia de una
estructura fija y predeterminada del mundo, en este sentido, las propiedades,
hechos, relaciones y su estructura están dados en el mundo y se autoidentifican.

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Por lo que el conocimiento científico debe aspirar a una descripción objetiva del
mundo, siendo verdadero sólo si la descripción corresponde con el mundo. Esto
implicaría la existencia de un punto de vista de la totalidad y de tipo metafísico,
pues alude al punto de vista desde el ojo de dios. Un saber absoluto,
independiente de nuestros sesgos cognitivos o subjetividad. Esta visión del mundo
se asemeja a el “demonio de Laplace”​. ​Laplace usa la metáfora de una inteligencia
capaz de dar cuenta de las conexiones causales de todos los fenómenos
presentes y pasados, podría en teoría predecir los fenómenos futuros:

“Así pues, hemos de considerar el estado actual del universo como el


efecto de su estado anterior y como la causa del que ha de seguirle.
Una inteligencia que en un momento determinado conociera todas las
fuerzas que animan a la naturaleza, así como la situación res​pectiva de
los seres que la componen, si además fuera lo suficientemente amplia
como para someter a análisis tales datos, podría abarcar en una sola
fórmula los mo​vimientos de los cuerpos más grandes del universo y los
del átomo más ligero; nada le resultaría incierto y tanto el futuro como
el pasado estarían presentes ante sus ojos. El espíritu humano ofrece,
en la perfección que ha sabido dar a la astronomía, un débil esbozo de
esta inteligencia.” (Laplace. 1995: 25)

En este sentido, esta concepción implica un determinismo en el mundo.


Siendo los sucesos estocásticos o aleatorios solo ilusiones de nuestra ignorancia
que no da cuenta de las causas ocultas. Sin embargo no es posible hasta ahora
adquirir esos conocimientos, o tan solo tener un punto de vista desprovisto de
subjetividad, además, la pretensión de explicar lo universal trae problemas
mencionados anteriormente por Hume y Popper.

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Realismo interno:
​ onde la existencia de los la estructura y
A diferencia del ​realismo externo, d
características de la realidad están dadas en el exterior -fuera de la mente de
quien percibe el mundo-, desde la tesis internalista éstas dependen de cada
esquema conceptual que adopte cada uno. Esta postura implica una negación al
carácter metafísico señalado en el punto anterior, el cual postula la existencia de
una estructura ya dada e inefable. No niega la existencia de un mundo
independiente, más bien implica que ese mundo puede estructurarse
conceptualmente, siendo nuestros marcos conceptuales los que determinan las
posibilidades para interpretar ese mundo. Ello implica un pluralismo, en el sentido
que buscamos representaciones adecuadas de la realidad, aunque estas puedan
ser incompatibles entres sí, ya que no hay una visión privilegiada de la realidad,
sino que existen agentes que estructuran su mundo a partir de sus marcos
conceptuales según su contexto. El carácter de objetividad en este sentido es
otorgado por el componente pragmático y los acuerdos intersubjetivos entre
agentes que tengan esquemas conceptuales similares o compartidos. A primera
vista podría afirmarse que este enfoque podría ser el más adecuado, sin embargo
recordemos que no poseemos un solo esquema conceptual único para toda
observación y que las palabras que utilizamos para diferentes contextos pueden
hacer referencia a cosas distintas, bajo distintos marcos conceptuales.

Realismo naturalista:
Postula que tenemos acceso directo a la realidad, mediante nuestra
percepción y nuestras capacidades cognitivas, mientras que reconoce el papel del
lenguaje, no sólo para expresar creencias del mundo, sino también en fijar su
contenido, el cual depende de del contexto y del uso que le da. Por ejemplo la
palabra “rosa” puede denotar un color, una planta, irritación, nombre propio, una

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persona, etc. En este sentido, el contenido de las creencias está determinado por
las circunstancias en las que surge la creencia, por lo que el contenido de
cualquier enunciado depende del contexto en el que se produce el enunciado.
Esta diversidad de usos del lenguaje, contextos culturales,así como la diversidad
de ciencias naturales, sociales y filosofías hace que los seres humanos
produzcamos una diversidad de representaciones. Esto no implica una pura
subjetividad. Al contrario, la objetividad recae en el carácter pragmático e
intersubjetivo del lenguaje. Los enunciados son “falsos” o “verdaderos”
dependiendo el contexto en que se empleen, o en jerga filosófica, dependiendo ​el
juego de lenguaje en que se usen. Siendo el contexto la suposición de objetos
compartidos -intersubjetividad- donde lo importante reside en este carácter
intersubjetivo y no en una única manera correcta de interpretar o representar la
realidad. Es por eso que el pluralismo ontológico nos puede servir pues toma en
cuenta el entorno, contexto y la diversidad del saber científico.

A forma de conclusión, podemos decir que las posturas del realismo


científico son varias y cada una presenta diversas dificultades, además de su
pertinencia puede ser diferente según la teoría científica que se analiza o según el
campo científico en donde se reflexione, pues aunque se pudiera pretender la
reflexión de la ciencia en general, no todas las teorías tienen las mismas
características -por ejemplo, entidades inobservables-. Además es importante
resaltar que sea cual sea la postura que se adopte sobre el realismo científico y la
ciencia, ello lo imposibilita el uso o hacer ciencia (se dice por ejemplo, que los
científicos tienden a ser instrumentalistas, mientras que los filósofos tienden a una
postura realista). Es decir, uno puede creer que la ciencia no puede decirnos nada
acerca de un mundo físico, sino más bien hablarnos de un mundo mental. Uno
podría pensar que la ciencia es útil y nos permite hacer cosas geniales -como
curar enfermedades, predecir fenómenos físicos, llegar a la luna, etc-, pero no

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hace afirmaciones que sean literalmente verdaderas. Incluso se podría afirmar que
la ciencia estudia el mundo, pero sus métodos son insuficientes para proporcionar
conocimiento al respecto. Si bien personalmente me inclino más por el realismo
natural de putnam, cabe resaltar que la ciencia no es algo que esté terminado, ni
su reflexión sobre ella, por lo que estas consideraciones podrían cambiar con el
desarrollo de la ciencia o/y de la filosofía de la ciencia.

Bibliografía:

● Chakravartty, Anjan. (2017) ​"Scientific Realism".​ The Stanford Encyclopedia


of Philosophy, Edward N. Zalta (ed.), Disponible en:
https://plato.stanford.edu/archives/sum2017/entries/scientific-realism/
● González de Luna, Eduardo M. (2016). ​Hacia un pluralismo ontológico: del
realismo metafísico al realismo natural.​ En ​Realismo, entropía y flecha del
tiempo, de la termodinámica clásica a los procesos irreversibles​ (pp.
133-159). Queŕetaro: Universidad Autónoma de Querétaro.
● Hacking, Ian. (1996) Representar e intervenir. Cd. de México, México:
UNAM
● Hanson, N. R. (1977) ​Observación.​ En Enrique García Camarero (Ed.),
Patrones de descubrimiento (​ pp. 77-113)​.​ Madrid: Alianza Editorial.
● Hume, David. (2001) Tratado de la naturaleza humana. Edición Electrónica:
Diputación de Albacete. Disponible en:
https://www.dipualba.es/publicaciones/LibrosPapel/LibrosRed/Clasicos/Libr
os/Hume.pm65.pdf
● Laplace (1995) ​Ensayo filosófico sobre las posibilidades​. Barcelona,
España: Editorial Altamaya.
● Popper, Karl. (1983). “La verdad, la racionalidad y el desarrollo del
conocimiento científico” en ​Conjeturas y refutaciones. El desarrollo del
conocimiento científico (Néstor Míguez, trad.). Paidos: España. (Obra
original publicada en 1972)
● Putnam, Hilary. (1975) ​Mathematics, Matter and Method​, Cambridge:
Cambridge University Press
● Rivadulla, Andrés. (2015). ​El realismo en el punto de mira.​ En ​Meta, método
y mito en ciencia​ (pp. 117-129). Madrid: Trotta.

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