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Radio y Televisión Querétaro 100.

3 FM
PROGRAMA VARIACIONES Conduce: Erick Escandón
TEMA DE LA SEMANA: “Cantantes de Ópera y sus arias más famosas”
Viernes 8 de febrero del 2019.

¡Muy buenas tardes!, muchas gracias por sintonizarnos, ya estamos aquí en su


programa VARIACIONES, Erick Escandón los saluda y me acompaña para
conducir este programa Jorge Araujo, ¡qué tal Jorge!, ¿cómo estás?...Muy bien
profesor, muchas gracias. Ansioso por abordar el tema que hemos preparado para
hoy: “Cantantes de Ópera y sus arias más famosas”.
¡Llámenos!, estamos en vivo desde la cabina de RTQ en el 2 38 51 11, coméntenos
qué les parece nuestro programa, díganos sus sugerencias o recomendaciones de sus
compositores o géneros favoritos para traérselos en próximos programas.
Comencemos.
Luciano Pavarotti
Luciano Pavarotti nació el 12 de octubre de 1935 en Módena, Italia. Fue el único
hijo varón de un hombre que trabajaba como panadero y que también era ténor
aficionado. Fue él quien le inculcó el amor por la música reconociendo a temprana
edad su talento.

El cantante vivió una infancia difícil debido a que su familia no contaba con muchos
recursos económicos. Su familia de cuatro personas poseía una casa de solamente
dos habitaciones. Al principio desechaba la idea de ser un ténor profesional debido a
los nervios que le daba subirse a un escenario. Con la llegada de la Segunda Guerra
Mundial, tuvo que trasladarse junto a sus familiares al campo, en donde demostró un
gran interés por la música.

Fue así como en 1955, acudió a clases de canto con los mentores Arrigo Polo y
Ettore Campogalliani. Después tendría sus primeras apariciones como tenor en
público, primero como parte del coro en el Teatro de la Comuna de Módena y luego
en distintas óperas. Su ascenso como figura musical estaba a punto de comenzar.
Hizo su aparición ante el público en 1961 en Reggio Emilia en La Bohème,
ganando popularidad rápidamente. En 1963 cantó Edgardo (Lucia di
Lammermoor) en Amsterdam. Su luminosa, resonante e inconfundible voz en las
interpretaciones de Nemorino del L'Elisir d'Amore, Radamés de Aída, el príncipe
Calaf del Turandot y Otello de Verdi, lo convirtió en uno de los grandes tenores
contemporáneos y el mejor pagado de la historia.

A pesar de algunos fracasos puntuales, como el de la Scala con Don Carlo de Verdi


en 1992, Pavarotti fue un tenor de reconocido prestigio que poseía una bella voz de
brillantes agudos y elegante estilo, que apenas si perdió colorido a pesar del paso del
tiempo. Fue el único tenor, junto a Nicolai Gedda, capaz de cantar el famoso Fa6 en
falsete escrito en la parte final de la ópera I puritani. La singular pureza de su voz, la
disciplina técnica del cantante y su extraordinaria musicalidad le permitieron, en
efecto, cantar con aparente facilidad los fragmentos de más complicada estructura
melódica o tonal.

Su arrolladora personalidad y sus grandes dotes de comunicación posibilitaron que,


a partir de la década de los años ochenta, Pavarotti se hiciera popular en todo el
mundo a través de grabaciones, vídeos y conciertos. Con un repertorio no muy
extenso, pero escogido, centrado en los grandes títulos de la ópera francesa e italiana
románticas, de Bellini y Donizetti a Verdi y Puccini, este tenor supo hacerse con un
amplio grupo de admiradores, merced también a sus incursiones en la música
popular y a sus recitales en grandes espacios, en ocasiones en compañía de Plácido
Domingo y José Carreras bajo el apelativo común de Los Tres Tenores.

Pavarotti se mantuvo activo en los últimos años, pero paulatinamente empezó a


reducir su presencia en los escenarios. Los rumores acerca de su retirada se
acrecentaron en julio de 2006, cuando canceló todos sus compromisos por una
convalecencia provocada por una intervención de un tumor maligno en el páncreas.
El 5 de Septiembre de 2007, el Gobierno italiano concedió a Pavarotti el Premio
Excelencia en la Cultura de Italia. Un día después fallecía a causa de su enfermedad.
“¡Recitar!, Vesti la giubba y No…Pagliaccio non son” de I
Pagliacci

La historia de I Pagliacci y Leoncavallo es muy similar a la de "Cavalleria


Rusticana" y Mascagni: composición de la ópera para un concurso, éxito popular y,
por desgracia para sus compositores, fracasó en otros intentos. Fue sino a finales del
siglo XIX tales como estos dos músicos que tratamos (Giordano y Masgani) quienes
lo redescubrieron. Además, hay varias anécdotas que rodearon la composición de I
Pagliacci. La historia se basó en hechos reales de los que el padre de Leoncavallo,
como juez, tuvo conocimiento.

Esta aria la canta Canio el Payaso cuando se acaba de enterar de la infidelidad de su


esposa Nedda, Colombina en la función que van a representar, pero a pesar de los
celos y el dolor que siente debe salir a actuar. La función está a punto de empezar y
no hay tiempo para lamentarse y llorar.

Abrumado por la pasión y los celos, Canio permanece a solas con sus pensamientos
(“Recitar...” “Vesti la giubba” - "Actuar..." "Ponte la ropa de payaso"), meditando
sobre la triste suerte del saltimbanqui: "La gente paga, y viene aquí para reír; y si
Arlequín te roba el amor de Colombina, ríe, payaso, y la gente aplaudirá..." Sobre
sus últimas palabras, Canio penetra en el teatrillo a través de las cortinas, mientras el
telón desciende lentamente.
 
Leoncavallo escoge el movimiento adagio y la tonalidad en mi menor, que es oscura
y triste y representa perfectamente la angustia y el dolor del protagonista. Después
se torna violenta en la tonalidad de mi mayor, expresando la amargura y la ironía de
tener que hacer reír al público cuando él siente el corazón destrozado.

La entrada en escena como Pagliaccio es el fin de la ópera. La realidad empieza a


sobrepasar a la ficción. Ante el público atónito, Pagliaccio desaparece para que
Canio se muestre como tal ("Pagliaccio non sono...") con una actitud tan despiadada
ante Nedda ("Sperai, tanto il delirio") que le exige que revele el nombre de su
amante. Nedda trata de seguir con su papel de Colombina y seguir con la comedia,
pero el intento es infructuoso ya que Canio ya está lleno de ira y dispuesto a matarla.
Silvio, que ha sido el único en el público que pensaba que la escena no era de
ficción, intenta salvarla pero sólo logra ponerse a tiro de Canio, que también lo
mata. Con un terrible e irónico  "La commedia è finita", concluye la ópera mientras
el telón baja ocultando los cuerpos inertes de los dos amantes.
¡Vamos con la Música!

1. Pagliacci, Acto 1:”Recitar!...Vesti la Giubba”· 4:08 min

2. Pagliacci, Acto II; “No, pagliaccio non son” de Ruggero Loencavallo

6:01 min

“Che gelida manina” de la Boheme

El argumento es el siguiente en ese momento de la aria. Rodolfo es un escritor


bohemio que vive con un pintor (Marcello), un filósofo (Colline) y un músico
(Schaunard) en un pequeña buhardilla de Montmartre. Cuando sus compañeros
marchan camino del Café Momus(ubicación que será del segundo acto), recibe la
visita de su vecina Mimì.
Cuando está a punto de salir por la puerta de la buhardilla, Mimì se da cuenta que no
encuentra la llave para volver a su casa. Los dos se ponen a buscar a oscuras porque
las velas se apagan. A la luz de la luna, Rodolfo topa con la mano de Mimì. Está
fría…pero es el momento en que la coge con todo el cariño y el amor.

¡Qué manita tan fría!


Déjesela calentar
¿Para qué buscar?
Con la oscuridad no se encuentra
Pero por fortuna
es una noche de luna
y aquí la luna
la tenemos cercana
le diré en dos palabras quién soy, quién soy
y qué hago, cómo vivo. ¿Quiere?
¿Quién soy? ¿Quién soy? Soy un poeta.
¿Qué hago? Escribo.
¿Y cómo vivo? Vivo.
¡Vamos con la Música!

3. La Boheme, Acto 1:” Che gelida manina” de Giacomo Puccini


4:38 min

Mirella Freni

Mirella Freni nació en Módena el 27 de febrero de 1935 (además de Luciano


Pavarotti, mismo año de nacimiento de otras dos grandes cantantes: Teresa Berganza
y Fiorenza Cossotto) en el seno de una familia humilde: su madre trabajaba en una
fábrica de cigarros. Ella siempre cuenta que en sus primeros meses de vida necesitó
una nodriza, la misma que, unos meses más tarde, realizó idénticos menesteres con
Pavarotti. Y, la propia Freni, con auténtico sentido del humor, comentaba: dados los
resultados posteriores de crecimiento: “Yo bajita y Luciano tan grandote, pueden
hacerse una idea de quien consiguió sacar más provecho de la nodriza”.

A la edad de diez años, Mirella hizo su debut en un concierto infantil que tuvo lugar
en Módena y en él cantó el “Sempre libera” de La Traviata. Poco tiempo después
ganó el primer premio en un concurso nacional de canto gracias a su interpretación
de “Un bel di vedremo” de Madama Buterfly, papel que con el paso de los años se
convertiría en una de sus mejores creaciones. Sus estudios de canto los finalizó en
Bolonia cuando contaba diecinueve años.
El debut profesional de Mirella Freni se produjo en el Teatro Comunale de Módena,
cantando la Micaela de Carmen. El crítico musical inglés Richard Osborne considera
que Micaela es una de sus grandes creaciones; y, por supuesto, la mejor en disco,
donde ha llegado a legarnos hasta cuatro versiones a lo largo de treinta años.
Aunque la voz de Mirella Freni es eminentemente lírica, posee un centro que ha ido
ensanchando a través de los años con mesura y buen criterio, y que le ha permitido
afrontar roles veristas es el caso de la Nedda de I Pagliacci, Adriana Lecouvreur de
Francisco Cilea y Fedora de Umberto Giordano
Ya se ha apuntado más arriba las felices incursiones de Freni en el repertorio
belcantista y mozartiano. Todo lo comentado convierte a Mirella Freni en una de las
grandes sopranos del Siglo XX.
Ya retirada de los escenarios, en la actualidad dedica su tiempo a labores docentes.
Junto a su marido Nicolaï Ghiagurov fundó el Centro Universal del Bel Canto en
Vignola. Iniciaron clases maestras en 2002. Después de la muerte de Ghiaurov en
2004, Freni continuó esas clases no solo en ese centro sino por todo el mundo.
“Tu che le vanità” de Giuseppe Verdi

En el quinto acto de Don Carlo, ópera de Giuseppe Verdi, nos encontramos con una
aria que deja fácil el sello en el ánimo del aficionado a la ópera con sólo escucharlo
una vez. “Tu che la vanità”, aria interpretada por una soprano lírica-spinto que lleva
adelante el rol de la joven reina Isabel de Valois, consorte del rey Felipe II, cuando
su destino era casarse con el príncipe don Carlos. Una relación de amor que se
truncó por cuestiones de bodas de conveniencia “imperial”(lograr la paz con
Francia) y que se percibe desde el primer acto hasta el final de la ópera y que, en
algún momento de esta aria volveremos a sentir. Situada la escena en el Monasterio
de SanYuste, Isabel de Valois espera la llegada de Don Carlos con el objetivo de
hablar juntos y que el amor imposible se extinga.
Tú, que la vanidad del mundo conociste
y gozas, en tu sepulcro, del reposo profundo,
si aún se llora en el cielo,
llora por mi dolor,
y lleva mi llanto al trono del Señor.
¡Sí! ¡Carlos vendrá!
¡Que se vaya y me olvide para siempre!
Hacia ti vuelan mis pensamientos.
Allí escuchó Dios de mí,
eterno juramento de amor,
y esa eternidad sólo duró un día.

La aria nos lleva por un auténtico torbellino de sentimientos por parte del personaje
que pide piedad por su dolor junto a la tumba del emperador Carlos I de España…y
padre del rey Felipe II, su marido. En sí, nos encontramos con un imponente “Tu che
la vanita” tras un breve preludio que nos conduce a la personalidad magna del
emperador. El dolor del amor perdido nos lo traslada los instrumentos de cuerda.

¡Continuamos con más Música!

4. Don Carlo, Acto V: “Tu che le vanità” de Giuseppe Verdi


12:09 min
“Un bel di vedremo” de Madame Butterfly

¡Continuamos con más Música!

5. Madame Butterfly, Acto II: “Un bel di vedremo” de Giacomo Puccini


4:58 min

¡Hasta Pronto!
RTQ consumo libre.

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