Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
RTQ Viernes
RTQ Viernes
3 FM
PROGRAMA VARIACIONES Conduce: Erick Escandón
TEMA DE LA SEMANA: “Cantantes de Ópera y sus arias más famosas”
Viernes 8 de febrero del 2019.
El cantante vivió una infancia difícil debido a que su familia no contaba con muchos
recursos económicos. Su familia de cuatro personas poseía una casa de solamente
dos habitaciones. Al principio desechaba la idea de ser un ténor profesional debido a
los nervios que le daba subirse a un escenario. Con la llegada de la Segunda Guerra
Mundial, tuvo que trasladarse junto a sus familiares al campo, en donde demostró un
gran interés por la música.
Fue así como en 1955, acudió a clases de canto con los mentores Arrigo Polo y
Ettore Campogalliani. Después tendría sus primeras apariciones como tenor en
público, primero como parte del coro en el Teatro de la Comuna de Módena y luego
en distintas óperas. Su ascenso como figura musical estaba a punto de comenzar.
Hizo su aparición ante el público en 1961 en Reggio Emilia en La Bohème,
ganando popularidad rápidamente. En 1963 cantó Edgardo (Lucia di
Lammermoor) en Amsterdam. Su luminosa, resonante e inconfundible voz en las
interpretaciones de Nemorino del L'Elisir d'Amore, Radamés de Aída, el príncipe
Calaf del Turandot y Otello de Verdi, lo convirtió en uno de los grandes tenores
contemporáneos y el mejor pagado de la historia.
Abrumado por la pasión y los celos, Canio permanece a solas con sus pensamientos
(“Recitar...” “Vesti la giubba” - "Actuar..." "Ponte la ropa de payaso"), meditando
sobre la triste suerte del saltimbanqui: "La gente paga, y viene aquí para reír; y si
Arlequín te roba el amor de Colombina, ríe, payaso, y la gente aplaudirá..." Sobre
sus últimas palabras, Canio penetra en el teatrillo a través de las cortinas, mientras el
telón desciende lentamente.
Leoncavallo escoge el movimiento adagio y la tonalidad en mi menor, que es oscura
y triste y representa perfectamente la angustia y el dolor del protagonista. Después
se torna violenta en la tonalidad de mi mayor, expresando la amargura y la ironía de
tener que hacer reír al público cuando él siente el corazón destrozado.
6:01 min
Mirella Freni
A la edad de diez años, Mirella hizo su debut en un concierto infantil que tuvo lugar
en Módena y en él cantó el “Sempre libera” de La Traviata. Poco tiempo después
ganó el primer premio en un concurso nacional de canto gracias a su interpretación
de “Un bel di vedremo” de Madama Buterfly, papel que con el paso de los años se
convertiría en una de sus mejores creaciones. Sus estudios de canto los finalizó en
Bolonia cuando contaba diecinueve años.
El debut profesional de Mirella Freni se produjo en el Teatro Comunale de Módena,
cantando la Micaela de Carmen. El crítico musical inglés Richard Osborne considera
que Micaela es una de sus grandes creaciones; y, por supuesto, la mejor en disco,
donde ha llegado a legarnos hasta cuatro versiones a lo largo de treinta años.
Aunque la voz de Mirella Freni es eminentemente lírica, posee un centro que ha ido
ensanchando a través de los años con mesura y buen criterio, y que le ha permitido
afrontar roles veristas es el caso de la Nedda de I Pagliacci, Adriana Lecouvreur de
Francisco Cilea y Fedora de Umberto Giordano
Ya se ha apuntado más arriba las felices incursiones de Freni en el repertorio
belcantista y mozartiano. Todo lo comentado convierte a Mirella Freni en una de las
grandes sopranos del Siglo XX.
Ya retirada de los escenarios, en la actualidad dedica su tiempo a labores docentes.
Junto a su marido Nicolaï Ghiagurov fundó el Centro Universal del Bel Canto en
Vignola. Iniciaron clases maestras en 2002. Después de la muerte de Ghiaurov en
2004, Freni continuó esas clases no solo en ese centro sino por todo el mundo.
“Tu che le vanità” de Giuseppe Verdi
En el quinto acto de Don Carlo, ópera de Giuseppe Verdi, nos encontramos con una
aria que deja fácil el sello en el ánimo del aficionado a la ópera con sólo escucharlo
una vez. “Tu che la vanità”, aria interpretada por una soprano lírica-spinto que lleva
adelante el rol de la joven reina Isabel de Valois, consorte del rey Felipe II, cuando
su destino era casarse con el príncipe don Carlos. Una relación de amor que se
truncó por cuestiones de bodas de conveniencia “imperial”(lograr la paz con
Francia) y que se percibe desde el primer acto hasta el final de la ópera y que, en
algún momento de esta aria volveremos a sentir. Situada la escena en el Monasterio
de SanYuste, Isabel de Valois espera la llegada de Don Carlos con el objetivo de
hablar juntos y que el amor imposible se extinga.
Tú, que la vanidad del mundo conociste
y gozas, en tu sepulcro, del reposo profundo,
si aún se llora en el cielo,
llora por mi dolor,
y lleva mi llanto al trono del Señor.
¡Sí! ¡Carlos vendrá!
¡Que se vaya y me olvide para siempre!
Hacia ti vuelan mis pensamientos.
Allí escuchó Dios de mí,
eterno juramento de amor,
y esa eternidad sólo duró un día.
La aria nos lleva por un auténtico torbellino de sentimientos por parte del personaje
que pide piedad por su dolor junto a la tumba del emperador Carlos I de España…y
padre del rey Felipe II, su marido. En sí, nos encontramos con un imponente “Tu che
la vanita” tras un breve preludio que nos conduce a la personalidad magna del
emperador. El dolor del amor perdido nos lo traslada los instrumentos de cuerda.
¡Hasta Pronto!
RTQ consumo libre.