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Radio y Televisión Querétaro 100.

3 FM
PROGRAMA VARIACIONES Conduce: Erick Escandón
TEMA DE LA SEMANA: “Una tarde con…Max Bruch”
Viernes 10 de enero del 2020.

¡Muy buenas tardes!, muchas gracias por sintonizarnos, ya estamos aquí en su


programa VARIACIONES, Erick Escandón los saluda y me acompaña para
conducir este programa Jorge Araujo, ¡qué tal Jorge!, ¿cómo estás? Muy bien
profesor, muchas gracias. Ansioso por abordar el tema que hemos preparado para
hoy: “Una tarde con… Max Bruch”.
¡Llámenos!, estamos en vivo desde la cabina de RTQ en el 2 38 51 11, coméntenos
qué les parece nuestro programa, díganos sus sugerencias o recomendaciones de sus
compositores o géneros favoritos para traérselos en próximos programas.
Comencemos.

Max Bruch

Si bien la música de Max Bruch generalmente sorprende a los oyentes como


hermosa, imaginativa y prodigiosa, los críticos han tendido a relegarlo al estado de
un maestro menor. Sin embargo, fueron sus nueve piezas para violín y orquesta - y
su amistad con violinistas como David, Joachim y Sarasate - lo que le trajo el éxito
internacional.
Max Christian Friedrich Bruch nació el día 6 de enero de 1883. En la ciudad de
Colonia, Alemania. De pequeño Bruch ya mostró talento para la música y recibió
clases con su madre, Wilhelmine Almenrader, una afamada soprano y profesora de
música.
De ahí que a los 11 años ya había compuesto algunas obras que se interpretaron en
público. En 1852, cuando sólo tenía 14 años, ya compuso su primera sinfonía y un
cuarteto de cuerdas, lo que le valió un premio de la Fundación Mozart en Fráncfort
del Meno y una beca.
Al año siguiente, Bruch inició sus estudios de música en Fráncfort, que prosiguió
más adelante en Leipzig. Después de cinco años terminó su formación y trabajó
durante tres años en Colonia como profesor, director de orquesta y compositor.
Entre 1861 y 1865 realizó numerosos viajes por
Alemania, Austria, Francia y Bélgica dando recitales, logrando hacer de este
periodo, el apogeo de su carrera.
En 1870, Bruch se instaló en Berlín, donde volvió a trabajar como profesor de
música. En enero de 1881, a los 42 años, se casó con una cantante, con la que tuvo
cuatro hijos. Fue nombrado en ese mismo año director de la Orquesta Filarmónica
de Liverpool, en Inglaterra, donde vivió tres años y donde escribió su obra
concertante para violonchelo y orquesta Variaciones sobre el Kol Nidrei, basada en
melodías hebreas y dedicada a la comunidad judía de la ciudad. A continuación
dirige la orquesta de la ciudad de Breslau (entonces Alemania), hasta que se hace
cargo en 1891 de la dirección de la escuela de composición en Berlín. En los años
siguientes, Bruch es distinguido en repetidas ocasiones. Recibe el título de profesor
honoris causa por las universidades de Cambridge y de Berlín. En esta última ciudad
ingresa en la academia de Bellas Artes como miembro de la dirección.
En los diez últimos años de su vida, Bruch renuncia a sus cargos y se dedica por
entero a la composición. Bruch impartió clases magistrales en la Hochschule de
Berlín que continuaron durante casi una década, y Respighi y Vaughan Williams
estuvieron entre sus alumnos más distinguidos. En este momento, la Universidad de
Oxford le otorgó un doctorado honorario.

Bruch murió a los 82 como un hombre tristemente desilusionado. Una figura


conservadora incluso para los estándares de mediados del siglo XIX, en el momento
de su muerte, su estilo musical estaba muy atrás de los tiempos.

Concierto No. 1 para Violín y Orquesta en Sol Menor, Op. 26

Este concierto es probablemente la pieza más conocida del compositor y uno de los
más bellos conciertos de la música romántica para violín. Fue compuesta entre 1864
y 1868.
Una primera versión de la obra inacabada fue interpretada por Otto von Konigslow,
el 24 de abril de 1866 bajo la dirección de Bruch. Pero él no era violinista y pidió la
colaboración de Joseph Joachim quien lo ayudó a mejorar la obra. Tanto que hizo
del violinista su dedicatorio, estrenando la versión definitiva el 7 de enero de 1868.
La partitura del concierto también tiene su historia. Al término de la primera guerra
mundial, debido a la caótica situación económica, el editor de Bruch no estuvo en
condiciones de pagar los derechos sobre ésta y demás obras del compositor, lo que a
Max, por cierto, no le hizo ninguna gracia. Por ello, les envió la partitura autógrafa a
dos hermanas que conformaban un célebre dúo de pianistas para quienes ya había
compuesto un concierto para piano, con el objeto de que éstas vendieran el concierto
en los Estados Unidos. Las hermanitas, Rose y Ottilie Sutro, dos chicas
emprendedoras en el país de las oportunidades, lo vendieron por su cuenta y a Bruch
jamás le llegó un centavo por la transacción.

¡Vamos con la Música!:

Concierto No. 1 para Violín y Orquesta en Sol Menor, Op. 26:


1. I. Vorspiel (allegro moderato) 7:54 min
2. II.Adagio 8:44 min
3. III.Finale (Allegro energico) 7:16 min

Fantasía Escocesa, Op. 46

Las obras complejas y bien estructuradas de Bruch en la tradición musical romántica


alemana lo colocaron en el campo del clasicismo romántico ejemplificado por
Mendelssohn, en lugar de la " Nueva Música " opuesta de Franz Liszt y Richard
Wagner . En su tiempo fue conocido principalmente como un compositor coral , y
para su disgusto a menudo fue eclipsado por su amigo Brahms, que era más popular
y ampliamente considerado. Sin embargo, sería un crimen ignorar la contribución de
Bruch al repertorio romántico alemán porque, además de la referencia absoluta
representada por su primer concierto para violín (Op. 26), también firmó esta
pequeña joya que es Op. 46, llamado “Fantasía Escocesa”

Obra en cuatro movimientos para violín y orquesta, fue compuesta en 1880 en honor
del virtuoso violinista Pablo de Sarasate. Aunque el primer concierto
irreversiblemente (e injustamente) la eclipsó durante muchos años, experimentó un
avivamiento considerable gracias a la grabación de 1947 realizada por la violinista
rusa Jascha Heifetz.
Su apodo "escocés" no es trivial: Bruch se inspiró principalmente en las melodías
del folklore tradicional de este país para componer su trabajo. Él no es el primero en
aventurarse allí. Cien años antes, el propio Haydn reorganizó con éxito muchas
canciones inspiradas en el folklore nórdico. Esta particularidad se siente en
particular por el uso del arpa como el acompañamiento principal para el violín, un
instrumento asociado con las antiguas baladas de las Islas Británicas.
¡Vamos con la Música!:

Fantasía Escocesa, Op.46:


4. I. Adagio cantabile 8:26 min
5. III. Andante sostenuto 7:17 min

Agradecemos en los controles a Fernando Ramírez


¡Hasta la próxima!
RTQ…consumo libre.

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