Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Gabriel Maccione
Solo un instante
@gabrielmaccioneautor
@gabriel.maccione.a
2
Habían pasado dos horas más o menos desde las seis de la tarde, de
uno de esos días de invierno en los cuales el sol se retira bastante
temprano. Una espesa bruma flotaba en el aire, acompañada de la baja
temperatura que no superaba los cinco grados, generaban que las
tranquilas calles de nuestro barrio estén casi desiertas. El silencio
imperante sólo era interrumpido por algún colectivo pasando por Avenida
de Mayo a sólo tres cuadras. Yo estaba en mi cuarto, en la planta alta
terminando un trabajo práctico para la facultad, sentado frente a la
computadora intentando encontrar los últimos datos para cerrar mi
informe estadístico acerca de la evolución de la balanza comercial. Por la
ventana ubicada sobre la cama se podía observar la entrada de mi casa.
Las luces de marcha atrás de la camioneta de mi padre maniobrando para
entrar de culata al garaje me distrajeron, pero la mirada y la
concentración continuaron en el monitor intentando que la idea no se
disipe en mi cerebro.
De repente un fuerte estallido, seguido por el crujir de la goma
contra el asfalto cortó el inmenso silencio instalado en el aire.
Simultáneamente con este estruendo al levantar la mirada pude
observar cómo un auto de color negro, un Bora o un Vento creo, a toda
velocidad se iba, el portón de mi casa se estaba cerrando, pude
comprender que mi papá era quien había accionado el cierre de éste para
evitar el ingreso de esa gente a la casa.
Mientras entendía qué estaba sucediendo en la vereda, como un resorte
de la silla despedido salté y fue ese el momento cuando al levantarme
pude ver a mi padre con medio cuerpo fuera del vehículo, evidentemente
el disparo escuchado, en él había impactado.
De mi cuarto a los gritos salí en busca de la escalera, en el camino mi
hermano que nada sabía pues su cuarto da hacia el jardín, a mi carrera se
sumó. Mientras que, con grandes zancadas ganaba la escalera, me palpé
el bolsillo lamentando no traer conmigo al celular para llamar al 911. En la
cocina antes de atravesar la puerta que nos conducía al garaje, mi mamá
entre llantos y gritos exclamaba:
- ¡Lo mataron, lo mataron!
Los tres, por el portón, corriendo salimos. La puerta de la camioneta
estaba a medio abrir, mi papá con el brazo apoyado sobre la ventanilla
estaba desvanecido, un color rojo había teñido su camisa blanca, producto
del disparo recibido.
El primero en llegar a él fui yo, aunque le costaba demasiado, aún
respiraba, me di cuenta de la imposibilidad de que pudiera esperar la
3
llegada de la ambulancia, fue entonces cuando, con ayuda de algún vecino
y mi hermano, al asiento del acompañante lo pasamos. Yo conducía, mi
mamá asomada por entre las butacas delanteras le acariciaba la frente, y
le repetía cuánto lo amaba, mientras mi hermano detrás mío en absoluto
silencio estaba sentado.
A toda velocidad, tocando bocina ininterrumpidamente,
atravesando semáforos en rojo por Avenida de Mayo nos dirigíamos,
éramos seguidos muy de cerca por algunos vehículos, supongo serían los
vecinos. Las quince o veinte cuadras que nos separaban del Sanatorio San
Juan de Dios parecían ser kilómetros y kilómetros. Cuando a escasos 200
metros estábamos, casi llegando, cruzando la barrera de Belgrano, del
sutil y compungido “te amo” que le repetía mi mamá, paso a un
desesperado “¡Aguantá, aguantá!”
Al ingresar por la dársena de ambulancia, no sé cómo se habrán enterado,
pero algunos paramédicos nos estaban esperando, quizás fue el ruido de
la frenada que los advirtió de una emergencia.
Antes de que terminemos de bajar de la camioneta, a una camilla con una
practicidad asombrosa los enfermeros lo pasaron. Por un largo pasillo de
color blanco, con bancos a ambos costados atestados de gente, los
médicos y nosotros corríamos. Al atravesar una puerta de dos hojas vaivén
nos detuvieron, mientras ellos con mi padre continuaron.
A unos veinte metros de donde nos quedamos, por las ventanitas de
esas puertas pude ver a mi padre rebotar una y otra vez contra la camilla
producto de los electrodos que le estaban aplicando, al cabo de unos
cinco minutos nomás, desistieron de seguir intentándolo;
4
Dicha situación, ante mi indecisión adolescente, provocó que eligiera la
carrera de Comercio Internacional, estoy a seis meses de concluirla.
Mi mamá es profesora de educación física, tiene un pequeño gimnasio a
dos cuadras de casa, vaya a saber uno por cuál situación nunca arrojó
ganancia, es más, no era extraño que los últimos días del mes precise
algún salvavidas financiero por parte de papá para cubrir las últimas
cuentas.
Ellos tenían un matrimonio muy unido, se llevaban realmente bien,
muchos amigos, salidas, viajes, algunos de estos sin nosotros, cuando
éramos chicos nos quedábamos en lo de los abuelos. Básicamente, podría
decirse que la vida que ellos transitaban era anhelable por cualquier
mortal.
5
Más allá de mi familia, la de mi casa, nosotros cuatro, no hay mucho. Por
el lado de mi papá no queda nadie, mis abuelos han fallecido cuando yo
era muy chico, casi no los recuerdo. A mi padre lo han adoptado cuando
tenía apenas meses, había sido abandonado en una iglesia en la provincia
de Misiones.
Fue entonces cuando por intermedio del cura de la parroquia del barrio,
quien estaba al tanto del deseo de mis abuelos de adoptar, pues mi abuela
en una operación había perdido la posibilidad de concebir, los contactó y
facilitó toda la burocracia. La espera hasta que el ansiado bebé a ellos
llegó, duró más de diez años, ya habían pasado ampliamente los cuarenta,
por eso cuando fallecieron a pesar de que mi papá no era muy grande,
ellos estaban muy mayores. Ambos se han ido en el mismo año, con
apenas meses de diferencia, papá dice que ellos no podían vivir sin estar
juntos y mi abuelo hizo lo imposible para acompañar a su mujer y al cabo
de cuatro meses lo consiguió. Mi único recuerdo de ellos es amor, y creo
es la mejor enseñanza que me han podido regalar. Mi viejo siempre habló
con orgullo del matrimonio de sus padres, y más de una vez aseguró
intentar imitar sus costumbres en nuestra familia. Papá, al margen del
eterno agradecimiento hacia ellos por darle la posibilidad de ser hijo, estas
son las palabras por él utilizadas al referirse al tema, hasta el último
instante de sus vidas se ocupó de todas sus necesidades y más. Hermanos
no tubo, solo un tío por parte de mi abuela, lo poco conocido de él, es que
en una reunión hizo alguna referencia de mal gusto con respecto a la
adopción, situación que motivó el distanciamiento para siempre.
6
un vínculo. Los únicos que realmente, sólo con su presencia generaban
buenos momentos eran mis abuelos, los papás de mi madre, el Lelo y la
Lela, a medida que voy creciendo llamarlos así me avergüenza, pero es
que la relación mía con ellos siempre fue como cuando era un niño, nada
cambió, eran tan importantes para mí que generan que el tiempo se
detenga, los siento mi única familia y creo que para todos en casa era así,
incluido mi padre.
Las puertas blancas, detrás de las cuales estábamos nosotros, se
abrieron. El médico, ese que parecía jefe se apersonó, no hicieron falta las
palabras, sólo un gesto bastó para confirmar mis presunciones, el Doc.
abrazó a mi mamá, yo a mi hermano, y en segundos un griterío se generó.
Muchas personas nos rodearon, creo no conocer ni a la mitad. Mi mamá
parecía desvanecerse, mi hermano sin inmutarse como siempre, sólo
alguna lágrima se le escapó sin modificarle la expresión en su rostro. Yo
elegí correrme de la escena, una persona me cedió el lugar en esos bancos
largos llenos de gente, me senté con la cara entre las manos y los codos
sobre las rodillas, mis mejillas no tardaron en empaparse de lágrimas. En
mi cerebro no paraban de pasar a toda velocidad imágenes de mi Papá,
desde las más insignificantes a aquellas compartidas sólo por nosotros
dos, creo que quedarán en mi mente hasta el día de mi muerte.
Recuerdos de su acompañamiento incondicional, sin importar sus propias
necesidades, bastaba hacerle un comentario para que busque la solución y
termine simplificándonos las cosas a todos. A veces era motivo de
discusión con mi madre, a causa de esa vocación por hacernos la vida más
simple, generaba que ni hagamos el intento nosotros solos… total papá se
encargaba. También recordaba largas charlas acerca de lo que se trataba
la vida para él, las buenas personas y lo importante de nunca perder el
instinto de superación en todo ámbito.
Horacio, mi tío, fue quien con un fuerte abrazo levantándome de donde
estaba sentado me devolvió a la realidad que en el hospital estábamos
viviendo. Mi madre en una silla rodeada de dos o tres enfermeras
intentando volverla en sí, mi hermano sentado con un pequeño gesto que
expresaba dolor, para él era demasiado, y tras las puertitas blancas papá
fallecido. Esta imagen, esta foto, tampoco desaparecerá de mis recuerdos
hasta mi último día.
Lo abracé fuerte, nunca lo había hecho con tanto sentimiento, mi
tío es muy frío y nuestra relación lo es aún más, pero en ese momento eso
necesitaba, abrazarme a alguien que esté cerca mío.
Dicha situación me devolvió a la escena, después de abrazar a
mamá y verificar su mejoría. Sin pedir permiso comencé a caminar rápido,
7
casi corriendo los escasos metros que nos separaban de las ya famosas
puertas blancas. Sin inmutarme, como eran de esas vaivén las atravesé, a
golpe de vista no lo pude localizar, pero al final del extenso pasillo, vi a
aquella chica de ambo azul transportando una camilla, entonces mi paso
se transformó en carrera a la que alguien se sumó, no me interesó saber
quién era, solo quería abrazar a mi papá antes de que se lo lleven, quería
sentir su olor, tocar su cuerpo con la temperatura que aún conservase por
última vez.
8
-Ezequiel, me dirijo a vos porque me parece mejor que hacerlo con tu
madre.
Un policía se acercó al grupo de personas con el que estábamos, buscando
a mi mamá creo, generó que lo interrumpiera y al oficial me dirigiera:
-Buenas noches. Mi nombre es Ezequiel soy el hijo de Marcelo Villán.
-Buenas noches, Ezequiel, en primer lugar, mi más sentido pésame,
lamento lo de tu padre. Lo conocía era un buen hombre, nadie merece la
muerte, pero a uno le da más impotencia cuando se trata de una buena
persona. Soy el comisario Gutiérrez.
- Gracias.
-Me gustaría brindarle mis condolencias a tu madre y a tu hermano. ¿Me
mostrarías quiénes son?
-Sí, ya se los presento.
-Comisario. Intervino mi tío.
- ¿Sí?
-Antes de presentarse con mi cuñada me gustaría que nos cuente cuáles
son los pasos para seguir.
-Correcto. Más allá del dolor de la situación, ahora a ustedes les viene una
parte muy engorrosa, la burocracia es mucha, pero es necesaria para la
investigación.
- ¿Tendrán que declarar ahora o podrán esperar unos días? Indagó
Horacio.
-Lamentablemente debe ser durante la noche o a más tardar en las
primeras horas de la mañana, de lo contrario no será posible la entrega
del cuerpo.
Esas últimas palabras mellaron hondo en mi alma, entrega del cuerpo,
provocando que mis ojos se llenen de lágrimas y un nudo en el estómago
se me genere. Las palabras demoraron unos segundos en salir de mi boca,
la consternación se lo impedía hasta que finalmente pude preguntar
-Comisario ¿No nos van a entregar a mi papá?
-No hijo. El cuerpo de tu padre debe ir a la morgue judicial para realizarle
la autopsia, será rápida, no hay mucho para investigar, el motivo del
deceso está a la vista. Si los presentes en el domicilio al momento del
ilícito declaran durante la madrugada y la dicha nos acompaña, en la
mañana podrán disponer del cuerpo.
- ¿Es necesario la declaración de todos hoy? ¿Aunque sea, mi mamá lo
podrá hacer en unos días?
-Lo siento, no depende de mí, si no lo hacen todos será imposible la
entrega…
-No lo diga por favor...
9
-Está bien, perdón. Uno, por el trabajo está acostumbrado a un
vocabulario desubicado para momentos tan duros.
-No se haga problema. -Acotó mi tío-
-Bueno, me presentas con tu madre por favor.
-Si, cómo no.
Mientras caminábamos los escasos metros que nos separaban del lugar
donde estaba mi mamá, pensaba qué haría mi papá para cuidarla, ¿Cómo
le presentaría al comisario? ¿Como le comentaría el tema de la
declaración esta misma noche? Creo que por más esfuerzos que haga
nunca voy a poder estar a su altura, él vivía por y para nosotros, cubriendo
cada una de nuestras necesidades, por más buenas intenciones que yo
tenga, no cuento con ese don de predecir las necesidades de los demás.
Entre tanto, al lado de mi madre llegamos. Entonces al comisario le
presenté, después de los saludos de cortesía y un breve intercambio,
coincidimos en que en algunas horas nos acercaríamos hasta la comisaría
a cumplimentar los trámites requeridos por la policía. El comisario se
retiró con saludos muy afectuosos hacia nosotros y comentando lo trágico
del hecho, por un momento llegó a molestarme su acotación. Él, en cierto
modo es responsable de nuestra seguridad, por lo tanto, no puede hablar
como nosotros. La policía, él como autoridad, debieron haber cuidado a
mi papá y no lo hicieron. Estuve a punto de increparlo, pero desistí de
hacerlo cuando recordé las palabras de mi padre “si no tenés el control de
tus emociones, no hables”. Entonces observé cómo Gutiérrez se perdía
entre el gentío agolpado a las puertas del sanatorio. Temía no estar
dándome cuenta de lo que estaba ocurriendo, hablaba y quizás sentía
como si fuese un hecho en el cual no estaba involucrado, lo llevaba con la
frialdad con la que uno enfrenta una tarea laboral. Esa frase de mi papá de
“no hablar”, siempre la utilizaba en la oficina en esos momentos en los
cuales algún proveedor, un empleado y fundamentalmente mi tío, me
sacaban de quicio, provocándome el deseo de contestarles efusivamente,
alimentando el pleito y sin lograr sortear el problema.
Quizás el paso de los minutos acomode los sentimientos en su lugar, por
ahora solo me sale manejarlo como si fuera una situación cotidiana, un
problema de la oficina para solucionar. El dilema surgirá cuando sea
realmente consciente de que la solución no existe, mi padre no volverá.
Negando con la cabeza, como queriendo alejar esos pensamientos de mi
cerebro devolví mi atención a mamá, estaba devastada abrazada a su
hermana. Yo hice lo propio con Franco, asombrosamente se entregó a mis
brazos enteramente y un llanto desgarrador lo azotó. Entre abrazos,
llantos y también gritos desconsolados de mamá, habrá pasado una hora
10
cuando se decidió ir para casa. Al llegar mucha gente esperaba por
nosotros, el escenario del hospital se repetía una y otra vez. Es increíble lo
rápido que corren las noticas, hasta empleados de la empresa se habían
acercado, todos estaban muy compungidos, a mí aún me acompañaba esa
rara sensación de que se trataba de una situación a resolver, creo, en
algún momento caeré en la realidad, por ahora sigo tratando el tema
como si fuera algo laboral. De tal modo que, a los minutos de llegar a casa,
comencé a ocuparme de llamar a amigos, clientes y conocidos para
comunicarles la trágica noticia, era yo quien los consolaba y no a la
inversa. Cuando ya no quedaba nadie por llamar, mi energía desmesurada
generó una pequeña discusión. Yo quería ir en ese mismo momento a
declarar, todos me aconsejaron que era mejor esperar un tiempito,
primero intenté rebatirlos, al darme cuenta de que nadie coincidía
conmigo, entendí que quizás el equivocado era yo. Entonces me alejé de
la escena donde algunas voces estaban elevando su volumen e intentaba
respirar profundo para encontrar la calma, junto con esta última, las
lágrimas llegaron y una gran angustia me invadió.
11
quien inició el descenso y mis acompañantes en un hermético silencio se
sumaron. Creo que recién cuando en la vitrina ubicada en el pasillo de
entrada a la casa velatoria, vi cómo unas letras doradas formaban el
nombre Marcelo Villán, mi papá, tomé conciencia de la realidad, esto no
era un problema laboral por resolver, esto no tiene resolución, estaba
asistiendo al velorio mi padre. Las lágrimas me invadieron y un ataque de
nervios, ira, bronca e impotencia me azotó. Mamá me abrazó fuerte
sumándose a mi llanto, y por unos cuantos minutos así nos quedamos
hasta cuando la angustia comenzó a cesar.
12
La llegada de vecinos, amigos, entre otras personas, detuvieron la angustia
de mamá, aunque cada saludo de los visitantes era un propulsor de
lágrimas tanto en ella como en mí. Franco, con su habitual actitud casi que
espantaba de su lado a los asistentes cuando se acercaban a saludarlo.
Las horas fueron pasando, largas, por cierto, parecía mentira que todo
esto haya empezado la noche anterior, para mi desde cuando estaba
sentado frente a la computadora, hasta este momento en la casa velatoria
fue como si hubieran pasado años.
13
-Por favor, no te hagas problema ahora. El único consejo que te quisiera
dar es que tengas cuidado con quien hablas y a quien escuchas.
- ¿Cómo, ¿qué puedo llegar a hablar?
-Nada, solo que a veces la policía arma cosas raras para saciar la presión
social. Tomalo como una opinión, nadie tiene la verdad.
-Gracias.
-Igual por lo que pude averiguar el Comisario Gutiérrez es buena gente.
Sin muchos más rodeos y sin entender mucho esta última acotación del
periodista, me despedí con un apretón de manos y aceleré mi paso para
sumarme a los demás que estaban por subir al auto. Melina abrazó muy
fuerte a mamá, a Franco y también a mí, pensé que era tarde para que se
vaya sola, pero no tuve la voluntad para ofrecerle mi ayuda. En casa nos
quedamos solo los tres, dolorosa sensación, al entrar hasta se podía sentir
su olor, en el perchero de su baño estaba colgada su bata, hasta su propio
desorden en el escritorio intacto se encontraba, era como que el tiempo
se había detenido, papá nunca volverá para modificar las cosas. Mamá
sirvió una improvisada cena que permaneció por unos quince minutos
frente a nosotros sin que nadie, ni siquiera ella, pruebe bocado. El
hermético silencio que imperaba fue interrumpido por la voz quebrada de
mi madre:
-Hijos… No sé qué decir ni que hacer, no tengo idea qué será lo correcto, si
él estaría con nosotros sabría cómo manejarse, siempre lo ha hecho y sus
elecciones fueron las mejores para todos. Me siento vacía, incompleta,
tengo rabia y aunque sé que el odio no me conduce a nada, quisiera tener
a los hijos de su madre que hicieron esto, primero para preguntarles
simplemente ¿Por qué? Y luego de oír su respuesta, juro por mi vida que
los mataría.
-La interrumpí- - Ma, el primer enfurecido con ese sentimiento sabés que
sería papá, matarlos no solucionaría nada y también sabés que él jamás
hubiera hecho eso porque, como vos dijiste, siempre elegía lo mejor para
nosotros, y convertirte en la misma porquería que ellos, no te ayudaría ni
a vos, ni a nadie.
-Tenés razón, pero te juro que siento un volcán de ira en mi interior
-Es lógico, yo siento mucha impotencia.
-Pero Eze cómo podés estar tan entero, vos no sos así, pareces muy frío.
-No se Ma, me lo estoy preguntando desde ayer, parece que lo estoy
tomando como si fuese problema de la oficina. Hasta me siento culpable,
ya estoy pensando en las responsabilidades de las que me tendré que
hacer cargo, la casa, vos, Franco…
14
-No Ezequiel, vos tenés apenas 23 años, trabajas, estudias, y ya estás
superado por las obligaciones, hasta perdiste a Melina por todas tus
ocupaciones. Yo todavía no sé qué hacer, es muy pronto, pero Marce
desde algún lado me guiará y enseñará cómo seguir viviendo. No debes
hacerte cargo de cosas que le correspondían a él, nunca te olvides que sos
hijo.
-Ahora la fría pareces vos.
-En fin-quebrándose- voy a luchar por esta familia, son lo único que tengo.
Franco permanecía sentado a la mesa en el más absoluto silencio, con la
mirada perdida, sin demostrar el mínimo interés en la charla que delante
suyo estaba transcurriendo. Mi mamá intentaba integrarlo:
-Fran…
- ¡¿Franco?!
-Sí, Ma ¿qué pasa?
-Nada hijo, quería saber qué opinas de esto que estamos hablando con tu
hermano, como te sentís.
-Nada.
-Ahora intervine yo- -Franco, queremos saber cómo estas, ahora
tenemos que acercarnos todo lo posible, cuanto más juntos estemos, más
podremos ayudarnos a superar toda esta porquería que nos toca. Por
favor no te cierres, hablá. Nosotros estamos para ayudarte, y vos nos vas a
ayudar si contás con nosotros.
-Estoy triste. -Fue todo lo que respondió-.
Habrán pasado más de veinte minutos, durante los cuales con mamá
intentamos por todos los medios que Franco nos cuente algo de sus
sentimientos, lo único obtenido de su parte fueron monosílabos sin
sentido. Fui yo el que me levanté de la mesa para culminar el fallido
diálogo, esta situación originada por cuestiones mucho más leves se ha
dado millones de veces y casi siempre terminaba en discusión, una pelea
no era lo más conveniente para el día de hoy. Lo mismo hizo mi madre y
los tres a dormir o intentar dormir, sin probar bocado nos fuimos, me
despedí de ella como si me fuera de viaje, a pesar de que pasaría la noche
en el cuarto contiguo al suyo.
Desde cuándo empezó todo esto hemos recibido recomendaciones
de no mirar televisión, sin darme cuenta mientras revisaba las más de
cincuenta llamadas perdidas en el celular, el control de la tele tomé. Con
la mirada puesta en el teléfono, la encendí, a los segundos la imagen de mi
papá atrajo toda mi atención. Alguien que no aparecía en la pantalla
hablaba, yo no lo escuchaba, ni pestañaba, no podía dejar de mirar a mi
papá en esa pantalla. Estallé en llanto, no podía frenar mi angustia, en
15
medio de esa inmensa desazón me distraje al leer en la parte inferior de la
imagen el siguiente texto:
“Posible ajuste de cuentas”
En un instante pasé del dolor extremo a la ira descontrolada, comencé a
sacar todo lo que había en el ropero, tiraba las prendas contra la pared, un
volcán de furia emergía desde mi interior, por lo gritos y golpes mamá se
acercó:
- ¿¡Qué te pasa, ¿¡qué te pasa!?
- ¡Nada!
-Pero hijo, mirá cómo estas.
- ¿No viste la tele?
-No, ¿qué paso?
-Decía que era un posible ajuste de cuentas.
- ¡No puede ser!
-Sí, Ma, eso decían estos hijos de puta. ¿¡a vos te parece!
-Llorando-. –Algo más nos puede pasar, no hicimos nada para merecer
esto.
- ¡No se! Que hijos de puta cómo van a poner eso.
-Calmate, te va a hacer mal.
-Qué me importa.
-Por favor, hijo, no nos compliquemos más.
Después de unos largos minutos mamá consiguió que encuentre la calma,
me preparó un té de tilo y al cabo de una hora regresó a su cuarto. Yo
daba vueltas y vueltas en la cama, si bien me acompañaba una cierta
tranquilidad, por mi cabeza no paraba de pasar una y otra vez esa leyenda,
“posible ajuste de cuentas”, la rabia generada hacía que me olvide del
dolor, de los asesinos, hasta de mi propio padre.
En medio del insomnio recordé las palabras de Dany, el periodista de la
radio: la policía armaba las cosas para los medios y calmar la opinión
pública. Como un resorte me levanté de la cama, en medio del inmenso
desorden generado hace instantes, empecé a buscar el jean usado
durante todo el día, revisé los bolsillos. No encontré lo que buscaba.
Finalmente, en la campera hallé la tarjetita con el número de teléfono del
reportero. Al tener la tarjeta en la mano caí en la cuenta de que eran las
dos de la madrugada, dudé por un instante en llamarlo, pero sin darme
cuenta me encontré marcando el número en el celular, apenas sonó una
vez, cuando se escuchó:
-Hola, Ezequiel. ¿Cómo estás?
-Hola. ¡¿Tenés agendado mi número?!
16
-Si, son los vicios de la profesión, todo se consigue y se agenda, es lo
normal en mi trabajo.
-Me sorprendés. ¿Alguien más lo tiene?
-Tranquilo, no te asustes, es lo normal. Y si, lo puede tener mucha gente
ahora, para empezar varios productores de tele y de radio, mañana
temprano te llamarán a vos y a tu mamá.
-Qué raro suena, no me asusta, pero no me gusta.
-Es así, mientras no suceda nada importante para sacar el caso de los
canales de noticias, serás nota. Yo en tu lugar apagaría el teléfono por
unos días, como te dije hasta cuando pase algo que los saques de las
pantallas.
-Está bien, gracias.
-Ojo quizás vos querés hablar, estás en todo tu derecho, hacé como te
parezca mejor, pero tené en cuenta que te van a quemar la cabeza para
sacarte al aire. Yo soy el primero, la invitación queda propuesta para
mañana, hasta la podríamos grabar ahora. Pero vos fuiste el que llamó.
¿En qué te puedo ayudar?
-Que rápido que hablas.
-Es la profesión.
-Lo de nota no sé. Yo te llamé por eso que están diciendo de “posible
ajuste de cuentas”. ¿puede ser algo armado por la policía?
-Mirá, todo puede ser. Pero hay algunas cosas raras.
- ¡¿Raras?!
-Sí, pero no son para hablar por teléfono.
-Qué me vas a decir… me van a estar escuchando…
-A vos no sé, a mi seguro, y como esto recién empieza no sabemos para
dónde puede desembocar, es mejor mantener cierta reserva.
-Se supone que sos vos quien entiende de estos temas.
-No se trata de entender, son años investigando policiales. ¿querés que
me acerque hasta tu casa?
- ¿No es tarde? Ustedes están al aire a las 6 de la mañana.
-En este trabajo no hay horarios.
-Bueno venite.
-Dame media hora y estoy por allí.
-Pará, pará… Disculpame, si venís a esta hora, mi mamá si logro dormirse,
despertará y se preocupará. Será mejor dejarlo para mañana.
-Como quieras Ezequiel. ¿Mañana temprano es la inhumación?
-También sabés eso. Yo te llamo cuando termine el entierro, según como
me sienta.
17
-Tratá de no mirar tele y recordar la invitación a salir al aire o grabar una
nota, siempre será con mucho respeto.
-En realidad, tal vez sea por la afinidad que tengo con ustedes por ser su
oyente, lo voy a hacer. ¿Querés grabar ahora?
-No Ezequiel, primero nos tenemos que juntar para que te explique
algunas cosas.
- ¿Eso que dicen en la tele?
-Entre otras cosas. Ezequiel, ahora tomate un té o una pastillita e intentar
descansar.
-Si, tenés razón, lo intentaré.
-Descansá y más que desearte mucha fuerza, no tengo otra cosa para
decirte.
-Ok, gracias.
La noche fue eterna, pero pasó, a las ocho de la mañana
desayunando los tres en la cocina nos encontrábamos, en el más
hermético silencio. Parece que el descanso transformó la ira o la bronca
de ayer convirtiéndola en tristeza. Nuestros rostros hablaban por sí solos,
si alguien veía una foto de la escena que en esa cocina transcurría, sin
escucharnos hablar ni una sola palabra, se daría cuenta cómo a esta
familia una tragedia la ha atravesado. A pesar de ello afortunadamente el
apetito se hizo presente en los tres y desayunamos abundantemente.
A las nueve de la mañana un remis en la puerta nos esperaba, ni mi madre
ni yo estábamos en condiciones de conducir, por expreso pedido nuestro
nadie vendría, queríamos un momento íntimo. A pesar de ello en la puerta
de la casa velatoria estaban esperándonos la tía, Fernando y también
Melina. Llantos, abrazos, besos, nos han prodigado, en particular en lo que
respecta a Melina el saludo fue especialmente cariñoso haciéndome por
un segundo sentir que nuestro amor aún está vivo. Sin embargo, mamá
volvió a pedirles que nos dejen solos, quizás yo prefería contar con su
compañía, pero no me animé a comunicárselo.
18
completo, ahora si parezco haber caído en la realidad: mi papá murió. En
medio de tantos lamentos dormido me quedé.
19
Otra vez sonó su teléfono, afortunadamente para mí no lo atendió, ya me
estaba impacientando la situación de escuchar sus diálogos telefónicos.
-Disculpame Eze, lo apago así podemos hablar tranquilos.
-Dale.
-Es el trabajo, si no lo apago no deja de sonar nunca.
-Todo bien, no pasa nada. Vos me vas a decir que podés prestar atención a
todo esto, mirá que yo hago más de una cosa a la vez en la oficina, pero
esto ya es demasiado.
-En realidad debería ser de a una cosa por vez, pero termina siendo todas
al mismo tiempo, la compu, la nota para revista, la tableta para internet y
el diario por vicio profesional.
-Mirá vos. Bueno…
-Vamos a lo importante. ¿Te llamó Gutiérrez?
-Si, ¿todo lo sabés?
-No es tan así. ¿Qué te dijo?
-No mucho, recordé tu consejo y conseguí culminar la llamada sin
profundizar en nada en especial, prometí llamarlo más tarde.
-Mejor. ¿Te molesta si te hago algunas preguntas que podrían tornarse
incomodas?
-No, creo, pero… ¿qué pasa? - Un poco esta advertencia me había
irritado-
- ¿Tenías una buena relación con tu viejo?
-Si, normal.
- ¿Sabés o dudás si él podía ocultarte cosas tanto a vos o a tu familia?
-Mi irritación ya era indisimulable-. - ¡¿No?!
-No te enojes Ezequiel.
-Si. ¿pero qué estás buscando, que me querés preguntar?
-Ok, soy directo: Existe la posibilidad que tu papá haya tenido problemas
con el juego, un amante o negocios sucios.
-Elevando la voz-. - ¡¿Estás loco?!
-No para nada. En las cámaras de seguridad de la municipalidad no se
observa que se trate de un robo común. No se ve a tu padre ofrecer
resistencia alguna, ni a los delincuentes intentando sustraer la camioneta.
¿El usaba armas y la podía llevar encima?
-No, nunca tuvo. ¿Pero qué tiene que ver?
- Si él hubiera estado armado, quizás le haya apuntado y entonces el
delincuente decidió dispararle.
-Pero nunca hubo armas en casa…
- ¿Le faltaba algo, celular, reloj, etc.?
-Que yo sepa no.
20
- ¿Te han entregado el vehículo?
-No aún no.
-Nunca sabremos si falta o no alguna pertenencia, las comisarías son una
especie de limbo en las que todo desaparece.
-Me quedo más tranquilo.
-Los ladrones cuando huyeron, no se llevaron nada aparentemente, por
eso te preguntaba lo del arma.
-Si la hubiese tenido, suena lógico.
-Te hago otra vez la misma pregunta, ¿Cómo era la relación entre ustedes
dos?
-Normal.
- ¿Qué es normal? Vos trabajabas con él, pero estabas al tanto de todas
sus actividades, todos sus negocios y contactos.
- ¿Por qué me preguntás eso? - Con ironía-
-Mirá Ezequiel, yo estoy acá para ayudarte, ni siquiera hicimos una nota
aún. Estas mismas preguntas te las hará la policía, si te molestan de mi
parte, estás en todo tu derecho de no responderlas, en este momento me
levanto y cada uno continúa con lo suyo.
-Está bien tenés razón, te pido disculpas, entendé la situación.
-Obvio, te entiendo o intento entenderte. Te pregunte eso como antesala
de la siguiente pregunta.
-Yo estaba muchísimas horas con mi viejo, había algunas cosas vinculadas
solo con el mercado local, de las cuales yo no estaba al tanto y por ende
nunca intervine en las reuniones al respecto, tampoco conozco a todos los
clientes, pero nunca percibí una situación extraña.
- ¿Practicaba deportes, tenía hobbies, o actividades solitarias en las cuales
nadie supiera que hacía?
-Jugaba tenis hasta hace algunos años, pero desde hace tiempo que yo
recuerde iba al trabajo, de ahí para casa y todo lo demás era con mi
mamá.
-Voy a ser directo: pensás que puede haber tenido un amante, alguna
aventura, o alguna relación pasajera que haya arrojado resultados no
deseados.
-Sinceramente no, en primer lugar, por sus valores y a parte porque eran
realmente escasos los momentos en los cuales no estaba con mi madre o
conmigo.
-En los últimos tiempos ¿Despidió a alguien en la empresa o alguien
renunció en malos términos?
-El último, fue hace un año más o menos, el contador, lo hizo por propia
voluntad para desempeñarse de manera autónoma, hasta recibió ayuda y
21
recomendaciones por parte de papá. En la fábrica el personal es renovado
frecuentemente, no depende directamente de nosotros, casi nos
enteramos cuando la decisión está tomada por el jefe de cada área.
Las preguntas se extendieron por casi una hora más, giraban alrededor de
la posibilidad de que mi padre haya tenido un aspecto oculto de su vida.
Después de varias recomendaciones acerca de cómo debía manejarme
con la policía y con el compromiso de salir al aire en su programa de radio
esta tarde nos despedimos. Me costaba levantarme de mi silla, no tenía
fuerzas, pedí otro cortado y trataba de pensar o encontrar el sentido a
sumergirme en la búsqueda del asesino a la que este periodista me estaba
invitando.
En la tele, más de una vez he visto a familiares de quienes han sido
ultimados en un robo reclamando justicia, argumentando que encontrar a
los responsables les traería algo de paz. A mí, en cambio no me interesa ni
siquiera comenzar esa búsqueda, nada me va a devolver a mi viejo, nada
cambiaría si se encuentra quién fue. Es más, creo que saber quién fue,
ponerle rostro, escuchar su voz en un juicio, lo único que me generaría, es
un mayor grado de odio e impotencia, prefiero que esa persona no exista
al menos para mí. Tardé más de una hora en poder levantarme de esa
silla, antes de regresar a casa, pasé por la puerta de la oficina, por el bar
donde papá acostumbraba a desayunar, también por el lavadero de autos
al cual llevaba su camioneta, era como si mi inconsciente tuviese la tonta
ilusión de encontrarlo, cuando me volvió la razón dejé de dar vueltas sin
sentido y volví a casa. En la cocina con mamá me encontré:
-Hola hijo ¿Cómo estás?
-Estoy ¿Franco?
-En su cuarto, como siempre. ¿A dónde fuiste?
-Me encontré con Dany López, de “La primera mañana”, el programa de
radio Z, papi los escuchaba. ¿Lo conocés?
-Cómo no lo voy a conocer, si Marcelo se la pasaba hablando de lo que allí
decían como si fuesen sus amigos. ¿Te encontraste con él?
-Lo había visto en el entierro, me dio su tarjeta y sin darme cuenta
termine llamándolo. Me preguntó mucho acerca de la vida de papá,
actividades, deportes, negocios y demás.
-Pero… ¿Qué tiene que ver?
-No sé cómo decírtelo.
- ¿Qué pasa?
-En la cámara de seguridad de la esquina no se observa resistencia alguna,
le dispararon de una.
- ¿¡En serio!? ¿Vos lo viste?
22
-No.
- ¿Le crees?
-Puede ser. ¿Te acordás el título en la tele, ayer? “Posible ajuste de
cuentas”.
-A vos te parece que no se trató de un robo.
-Eso parece.
- ¿Qué vamos a hacer?
-No tengo idea, no me interesa en lo más minino saber quién fue. Pero
también me llamó el Comisario Gutiérrez, aún no le respondí, debo
hacerlo, me guste o no, debo cumplir con determinadas obligaciones.
-Quizás sea lo correcto que yo llame al comisario y me ocupé de estas
cosas tan engorrosas. Después de todo vos sos un chico todavía.
-No tan chico, pero además si papi estuviera viéndonos, seguramente me
pediría que te libere del asedio de toda esta gente.
-Emocionada-. –Si no te estaría viendo, pensaría que estaba hablando con
Marcelo, me llena de orgullo tu gran parecido con él.
-A mí también me gusta parecerme y más ahora.
- ¿Sabés qué? Si es tu deseo imitarlo o querer estar en todo como él hacía,
hazlo, pero mi consejo sería que no te olvides de vos, tan simple como
eso. En ocasiones de estar tan pendiente de todos nosotros, se
descuidaba así mismo y le daban esos picos de stress por la cantidad de
obligaciones.
-Se que es así, pero han pasado apenas unas cuantas horas desde el
comienzo de todo esto y cuando dejo de llorar por su falta, no puedo
parar pensar en cómo cubrir cada uno de los agujeros que dejó en
nuestras vidas con su partida.
-Te pido por favor: cuídate mucho.
-Eso intentaré.
-Te lo suplico.
-Ma, a mi mucho el tema de la investigación no me interesa, no quiero
convertirme en un investigador o algo así. ¿Cuál es tu posición?
-No te entiendo.
- ¿A vos te interesa hallar al asesino?
- ¿¡Si!?
- ¿Te generaría algo saber quién fue?
-No se hijo, no entiendo a donde querés llegar.
-A mí me sucede lo siguiente: no me interesa ponerle rostro, conocer su
historia y demás, solo conseguiría generarme más odio.
-Incrédula-. –Entonces ¿cuál es tu propuesta?
-No se Ma, hoy el periodista me hizo tantas preguntas…
23
-No debemos presionarnos. Como decía tu padre: deja que fluya.
-Como si fuera fácil.
-No te estoy diciendo que lo sea, si este hijo de su madre que lo mató
aparece, lo hará si vos te preocupas o no. Espera a ese momento y recién
ahí pensá en su cara, su voz y hacete problema, por ahora ya tenemos
bastante...
-Te entiendo, me refiero a que si te interesa mover cielo y tierra para
encontrarlo.
-No obsesionarnos con el tema, pero para mí, sería justo que, si Marcelo
no volverá nunca más por su culpa, él debería estar encerrado.
- ¿Que esté en la cárcel te devolvería a papá?
-No, pero es justo que esté preso.
-Ok. Yo pienso diferente, este hombre no debe poder con su vida, no le
cambiará nada estar libre o encarcelado.
-Y si mata a otra persona.
-No sé, mamá. Es todo tan duro…
-No te presiones. ¿Llamo yo al comisario?
-No, yo me ocupo.
En la cama otra vez, con mi cerebro en una montaña rusa de
sentimientos corriendo a toda velocidad. El celular sonó varias veces, no
respondí hasta cuando llamó Melina, me hizo bien escuchar su voz con
tanta preocupación por mí, quedamos en vernos en unos días, cuando
esté un poco más entero. Pensaba los dichos de mamá: “Y si mata a otra
persona”, daba vueltas y vueltas… Tiene razón, otra familia quedará
destruida por culpa de estos hijos puta, a otra madre, a otro hijo, a otra
esposa le cortarán la vida. Por más que no quiera conocer a los asesinos,
después de darme cuenta de esta realidad será inevitable no hacer todo lo
posible para encontrar a los culpables. Al cabo de una hora y después de
haber decidido involucrarme en la investigación, se lo comuniqué a mi
madre, me apoyó y me ofreció su ayuda o mejor dicho quiere participar de
todas las situaciones que la policía requiera, para ser honesto le ocultaré
todo lo que sea posible para evitarle mayor dolor, tal como hubiese hecho
mi padre si estuviese aquí.
Respiré profundo varias veces, junté valor y llamé al comisario. Acordamos
encontrarnos mañana las diez en el bar de la esquina de la empresa. Las
horas fueron pasando, solo pude conciliar el sueño con la ingesta de una
pastilla, siento haber descansado como hace días no lo hacía. Decidí ir
caminando al encuentro con el Comisario, a pesar de que no existían
demasiadas cuadras desde casa hasta la empresa no recuerdo haberlas
hecho alguna vez a pie. Muy lentamente me desplazaba por las veredas
24
del barrio, con el Sol dándome en la cara intentando inconscientemente
nunca llegar al bar, así transcurrió el viaje. Ingresé a la cafetería, aún él no
había llegado, me senté en una mesa pegada a la ventana para ver su
arribo, ordené un cortado y al cabo de quince minutos Gutiérrez se hizo
presente.
-Buenos días, Ezequiel ¿Cómo estás?
-Llevándola.
- ¿Tu madre?
-Parecido.
-Te escuché en una nota en la radio. ¿te has encontrado personalmente
con el periodista?
- ¿Usted ya lo sabe?
-Si claro.
-Me incomoda mucho que conozcan todos mis movimientos.
-No lo tomes personal. Con lo sucedido con tu padre es lógico que a
quienes nos toca investigar, estemos al tanto de todos los movimientos de
la familia, es para descartar posibilidades.
-Me molesta…
Después de mi último comentario la charla se tornó medio tensa, hasta
que con algunos malos chistes el comisario consiguió dirigir el diálogo a
una senda amigable. Básicamente el encuentro pareció una copia calcada
al del día anterior con el periodista, lo diferencial o lo más destacable fue
que al despedirse aclaró: Cada uno de los integrantes de la familia está
siendo investigado, en el inicio de una investigación por homicidio todo el
entorno cercano de la víctima es considerado sospechoso. Sin muchos
más rodeos se retiró del bar con la promesa de llamarle ante cualquier
novedad y aconsejándome intentar recordar el más mínimo detalle de la
vida de mi padre que pueda resultar misterioso.
25
generando que se retire rápidamente aún más consternada de cuando
había venido.
26
deseo que, aunque lo próximo será muy duro, pueda vivirlo de otra
manera para estar bien yo y poder disfrutar de su amor.
Durante la cena intentábamos evitarlo, pero toda la charla giraba
alrededor de mi papá, de la injusticia y de mi familia en general. Recién a
la hora del postre comenzamos a hablar de nosotros, ambos coincidimos
en el deseo de estar juntos, nuestro amor aún estaba vivo, a los dos aquel
abrazo en el velatorio nos había movilizado. Entonces, tal como lo había
pensado al momento de llamarla, tomado de su mano es como intentaré
volver a la vida y sobrepasar lo que vendrá tratando de aprender de ella a
disfrutar lo bueno, aunque por estos tiempos no sea mucho.
27
máquina alguna info restringida, que con el poco conocimiento del tema
informático mío, se me pueda haber escapado.
Al culminar dicho rescate de información me dirigí a mi escritorio, la
cantidad de tareas que creí resueltas y así no fue eran innumerables. En el
monitor de mi computadora ya no había espacio para pegar los papelitos
amarillos con recados, eran 73 los mails pendientes de respuestas. Habían
pasado treinta minutos del mediodía, mi tío aún no llegaba, Irene, su
secretaria no sabía responderme nada de lo sucedido en estos quince días.
Parecía tal cual sucedió en mi vida, las actividades se habían detenido y
mis nervios iban en aumento de tal modo que por algún instante olvidaba
la realidad, en medio de mi desconcierto me llamó por teléfono Melina.
Un gran esfuerzo hice para no descargar mi furia contra ella, en ocasiones
como esta en las que me supera el trabajo, he reaccionado de mala
manera ante sus intentos por ayudar a relajarme. Tal vez la vulnerabilidad
que me acompaña me ayude a escuchar a quienes me quieren, o quizás
sea el miedo a perder algo de lo que tengo el movilizador para evitar mis
malas reacciones, por lo que fuera es bueno aceptar ayuda. A las dos de la
tarde mi paciencia se terminó y llamé a mi tío:
-Hola Ezequiel. ¿Cómo estás?
-Bien, en la empresa.
-Ah…. No sabía que irías hoy.
-Sí, no sé, la vida continúa o por lo menos eso es lo que hay que hacer.
¿No?
-Si por supuesto.
- ¿Estas viniendo?
-Bueno…En realidad no tenía pensado ir hoy.
-Pero tío, ¿estás al tanto del desorden reinante acá adentro?
-Sí, pero estoy con otras cosas.
-Mi tono comenzaba a irritarse-. - ¡¿Me estás cargando! En fábrica no está
terminada la producción que debería embarcarse pasado mañana,
tenemos una carga en puerto pagando una fortuna de depósito fiscal
porque falta tu autorización para la transferencia, entre otras cosas. No
sé, no entiendo. ¿Vos estuviste viniendo?
-No, como te dije estoy con otras cosas y con lo de tu papá quedé
realmente sin ganas de nada.
-Pero entonces ¿qué vamos a hacer?
-No sé, yo hoy no podré ir.
Sin nada más para destacar, con muchas evasivas y sin aportar ninguna
solución a las situaciones a resolver, concluyó la comunicación. Con los
codos sobre el escritorio y la cara entre las manos inmóvil permanecí por
28
un largo rato, intentando seguir los consejos de Meli, eso de respirar
profundo y lentamente, a decir verdad, por más escéptico que sea, por lo
menos en esta ocasión conseguí encontrar un poco de calma. Entonces
con tranquilidad comencé a tomar nota de cada una de las cosas que
habían quedado pendiente en estos días. Al indagar un poco más tomé
conocimiento de que mi tío desde lo de papá sólo se había hecho
presento en una ocasión, no lo podía creer, pero no hay tiempo para
detenerme en esto. Llamados, también cambio de planes, uno a uno
comencé a resolver la situación que había quedado a la deriva, llevará
semanas dejar las cosas al día. Teniendo en cuenta el proceder del tío,
queda claro quién será el responsable de todas las actividades que han
quedado acéfalas por la ausencia de mi padre. Con pequeñas rabietas
ante tanta irresponsabilidad, algunos breves llantos al caer en la cuenta de
que papá no estaba para responderme, el día fue pasando entre tantas
ocupaciones, mejor de lo imaginado.
29
amigo, una novia o simplemente algún conocido en donde pueda pasar la
noche, a lo de los tíos, no iría jamás. Por un instante estuve a punto de
llamar al Comisario Gutiérrez para que la policía lo busque. Melina me
convenció de dejar pasar esta noche, quizás si lo encuentran los oficiales
generaríamos aún más distancia de la de siempre y hasta puede ser que
mamá sepa dónde está y no quiso o no pudo decirlo en medio de su gran
angustia.
Las horas de este eterno día fueron pasando y cuando se hicieron
las dos de la mañana Meli a su casa se fue. Durante toda la noche se me
hizo imposible conciliar el sueño, recién con la claridad entrando por entre
las hendijas de la persiana mis ojos lograron permanecer cerrados por un
par de horas. Ocho treinta en punto, desperté como si hubiera
descansado toda la noche, algo está volviendo a la normalidad, nunca uso
despertador y despierto siempre a la misma hora. Antes de pasar por el
baño, abrí la puerta del cuarto de Fran con la esperanza de encontrarlo en
su cama, eso fueron solo esperanzas, ni rastros de él había, mamá dormía
profundamente, debe haber tomado algo. Entre dormido y despierto no
sabía por dónde empezar, decidí comenzar por el principio, un tazón bien
cargado de café para despabilarme y después intentar despertar a mamá,
antes de empezar a buscar a Franco. Mientras tomaba mi café por la
puerta del garaje entró Franco, sin dirigirme tan siquiera una mirada subió
directamente a su cuarto. Por lo menos está en casa y eso de ni mirarte no
era tan extraño en él. Antes de irme para la empresa, intenté despertar a
mamá, fue imposible, con un desconcierto total, de mi casa salí.
30
-Con la voz quebrada-. Nada, como vos dijiste ayer, intenté volver a la vida
y… ¿sabés qué? No puedo y ni siquiera quiero volver a la vida, como decís
vos, no me interesa.
-Bueno ma, fue el primer día...
-Si lo sé, pero me di cuenta de que no quiero volver a hacer nada de lo que
hacía cuando él estaba junto a mí.
-Tal vez sería bueno que veas a un profesional, un psicólogo o psiquiatra.
A pesar de que hace algunos años el tuyo te ha dado el alta, ahora la
situación es diferente.
-Si…puede ser. Pero igual ya decidí, voy a cerrar el gym, te quería
consultar cómo hago con Cecilia y Belén, les podría dejar el fondo de
comercio a modo de indemnización. ¿Se puede hacer así?
- ¡Eh! Pará un poco, estás una tantita acelerada me parece.
-Su tono quebrado cambió a uno imperativo-. – Capaz, pero lo del gym es
una decisión tomada y no se habla más.
- Por más que sea una decisión tomada, puede estar bueno dejar pasar
algunos días.
- ¡No!
-Que lo sigan atendiendo los chicos como durante estos días y después
ves.
-Te dije ¡no! Vos si querés ayúdame con los papeles y si no me arreglaré.
- ¿Cómo no te voy a ayudar? Ahora mismo hablo con Eugenio, el abogado
y vemos qué es lo más conveniente para todos.
-Ok, que sea rápido y no lo tomes como un negocio, no quiero joder a las
chicas, siempre se portaron de diez conmigo.
- Dale. Cambiando de tema: ¿Qué paso ayer con Franco, se pelearon? A la
mañana pasó por delante mío y como de costumbre ni siquiera me miró.
-Si discutí con él, pero eso forma parte de lo habitual. Pasó o mejor dicho
le encontré algo mucho más grave.
- ¿Qué?
-Llorando-. – Le encontré droga en el bolsillo de un pantalón.
- ¡¿Qué tipo de droga?!
-Marihuana me dijo, era como una piedrita color verde envuelta en un
film, lo que le encontré en el bolsillo del pantalón…
- Debe ser marihuana como te dijo. Si bien me dan ganas de matarlo, no
es tan grave, hoy por hoy es normal, son más las personas consumidoras
de ella, que las que no lo hacemos.
- ¡Nunca me dejás terminar de hablar! Después de que discutimos y se
fue, le di vuelta todo el cuarto y encontré en una especie de papel
manteca o algo así envolviendo un polvo blanco. Por más tonta que sea,
31
me doy cuenta de que eso debe ser cocaína y no es normal consumir eso.
– Con tono irónico-.
-No te enojes conmigo, discúlpame por interrumpirte. Cocaína si es grave.
Para vos ¿empezó ahora o lo viene haciendo desde antes?
-No sé, nunca supe cómo llegar a él y acá están las consecuencias, si
empezó con lo de papá o lo hacía desde antes, da exactamente lo mismo,
es evidente, como padres
no le dimos lo que necesitaba y buscó esas cosas para cubrir la carencia
generada por nosotros como familia.
- ¡Pará!... No te culpes tanto, las cosas son elecciones de cada uno, no
siempre son por culpa de los otros. A parte pensá, quizás todo esto
empezó a con la muerte de papi.
-Y en ese caso, yo no estuve para contenerlo.
-Nadie sabe cómo contener al otro, ni siquiera a uno mismo por estos
días.
-Sí, pero es mi hijo, y debió estar por encima hasta de mi propia vida.
La charla se prolongó por unos largos minutos, en los cuales todo rondaba
acerca de su culpabilidad o no, de las supuestas adicciones de mi
hermano, por más de mis múltiples intentos por hacerle aceptar que no
todo es su responsabilidad no conseguí correrla ni un milímetro de su
verdad. De tanto hablar de culpas, nos olvidamos de cómo haremos para
ayudar a Franco, siendo eso lo único importante. Otra vez se repitió como
en los últimos días mi posición habitual, con los codos sobre el escritorio y
la cara apoyada en las palmas de las manos, inmóvil casi petrificado,
navegando en un mar de angustias y tristezas.
El sonido del teléfono me devolvió a la oficina, Ingrid me pasaba el
llamado de un cliente de Paraguay, enfurecido con mi tío por el destrato
de los últimos tiempos. Me costó muchísimo convencerlo de que la
relación comercial volvería a ser como siempre lo había sido. Recién antes
de culminar la comunicación me brindó sus condolencias y no por ser una
persona descortés, si no por la ira que lo invadía con mi tío. Cuando
habían pasado algunos minutos de las cinco de la tarde recordé devolverle
el llamado al comisario y lo hice:
-Hola Gutiérrez ¿Cómo le va? Soy Ezequiel.
-Bien. ¿Ustedes?
-Como se puede. –Mientras le contestaba, en breves segundos repasé
todo lo que estaba pasando: drogas, mamá con pijamas de papá cerrando
su gimnasio y un nudo en la garganta se me hizo-.
- ¿Alguna novedad en el trabajo, algo te ha llamado la atención a tu
regreso?
32
-Mucho desorden, demasiado.
-Pero más allá de eso…
-Usted quiere que le cuente lo que ya sabe.
- ¿No te llama la atención?
- ¿Se refiere a lo de mi tío?
-Por supuesto.
- Como siempre sostuve, no le importa mucho el trabajo y ahora sin la
presencia de papá para molestarlo, ni le interesa disimular su poca
responsabilidad.
- ¿No te genera ninguna otra duda su ausencia?
-No, la verdad no.
-Bueno, te pido por favor, si notas algo extraño en su ausencia, avísame,
es más trata de investigar si hay algo raro.
-Ok, pero… ¿Ese no es su trabajo?
- Ezequiel no soy tu enemigo, mi trabajo es hacer todo lo humanamente
posible para descubrir quién asesinó a tu padre y contar con tu
colaboración sería de mucha ayuda, para que mi tarea sea exitosa.
-Le pido disculpas, me es muy incómodo el lugar en el cual estoy.
-Por favor, es entendible que no estés a gusto con mis preguntas, pero
recordá: estoy para ayudarte.
-Así será.
Entre tanto trabajo y dispersiones por todo lo demás, se hicieron las
veinte, detrás del escritorio de papá a través de una gran ventana se podía
observar la planta, donde por la hora nadie quedaba, tampoco había nadie
en las oficinas, estaba completamente solo. Vaya a saber cuál habrá sido
el disparador en mi mente cuando comencé a verlo parado en cada uno
de los sitios donde papi desempañaba sus tareas, no tardaron en llegar las
lágrimas, junto a una gran angustia. Impidiendo despegarme de la silla por
unos cuantos y largos minutos, pasadas las nueve de la noche decidí
retirarme de la empresa.
Había quedado con Fernando, mi mejor amigo, en ir a cenar; desde
el sepelio no lo había visto, solo he cruzado algún mensajito. Sin embargo,
con otro mensaje y una excusa inverosímil suspendí el encuentro. Si bien
sabía de lo necesario de llegar pronto a casa para enfrentar la realidad,
estuve más de una hora conduciendo sin rumbo, el terror debería ser el
motor de mi vehículo, miedo a encontrarme con lo que dentro de mi
hogar me esperaría.
Al entrar, el escenario era igual al de ayer, mamá con los pijamas de
papá sentada en el sillón del living con la mirada perdida, como en otro
mundo. Percibió mi presencia recién cuando estuve frente a ella y sin
33
ganas solo un “hola” fue su saludo, continué mi camino hacia el cuarto de
Franco, quien me saludó aún más escuetamente que mi madre. Antes de
bajar a intentar dialogar con mamá, me quedé paralizado en el lugar,
pensado cómo en apenas días puede cambiar tanto la vida de una familia,
en primer lugar, mi padre es quien ya no está, pero quienes quedamos
aquí, estoy seguro tenemos menos paz que él, esté donde esté.
Respiré profundo varias veces, tomé valor e intentando ser lo más
tierno posible, comencé a hablar con mami de cualquier cosa, para de a
poco llegar a obtener su atención. Era como charlar con un desconocido,
sus respuestas eran monosilábicas y en un volumen mínimo haciendo muy
dificultoso oírla. Solo habló fuerte y claro, con tono imperativo para
referirse al tema del gimnasio, pidiéndome resolver los papeles, porque ya
había hablado con las chicas y ellas continuarán la actividad tomando el
fondo de comercio a modo de indemnización, no me dio lugar a emitir
alguna opinión. La seudo charla llegó a su fin cuando le comenté mi
intención de hacerla ver por un profesional y en ese momento se irritó
demasiado llegando a gritar, argumentando no tener deseo de hacer nada
para cambiar su estado. Con esta última frase me dejó sin palabras, cómo
hacer para generarle deseo de estar bien, si supuestamente ni le interesa.
Inmóvil en un hermético silencio, a su lado me quedé esperando algún
comentario, una mirada o algo, lamentablemente nada de eso sucedió, ni
siquiera me registraba, entonces subí a mi cuarto. Me acosté boca abajo,
como escondiéndome dentro de la almohada mientras en mi mente
repetía una y otra vez “Papá te necesito”, preciso sus consejos, deseo con
todo mi corazón tenerlo a mi lado para escuchar esa palabra justa, con ese
tono tan suave y relajado, logrando en primer lugar calmarme, para
después señalarme cuál era el camino indicado por donde debía
continuar. ¿Cómo encontraré las salidas a todos los problemas a los que
me enfrentaré, si siempre me apoyé en él? A la realidad me devolvió el
sonido del celular sonado como diez veces seguidas. Era Melina, estaba en
un receso de la facu, se había preocupado ante el llamado de Fernando
desconcertado por la cancelación de la cena pactada. Le hice una veloz y
breve reseña de cómo han continuado las cosas en casa y más de allá de
recordarme que trate de ocuparme de mí como lo hago con los demás,
entendió lógico mi estado de ánimo. Ambos consideramos inoportuno que
viniese a dormir a casa por el ambiente imperante y aparte, aún no
habíamos blanqueado nuestra reconciliación con sus padres.
Otra noche más sin comer, sin sacarme la ropa y sin poder detener
los pensamientos en mi cabeza, por horas intenté conciliar el sueño, lo
pude conseguir recién pasadas las tres la madrugada. Al escuchar el
34
despertador sonar y la claridad del sol entrar por las hendijas de la
persiana, ni un músculo de mi cuerpo podía mover, los primeros en
encontrar un mínimo de energía fueron los ojos, mientras permanecía
inmóvil los revoleaba observando todo el cuarto. Así me quedé sin poder
despegarme de la cama hasta que los nueve minutos pasaron y la alarma
volvió a sonar, entonces con muchísima lentitud comencé a levantarme.
Cuando me estaba lavando los dientes sonó el celu, era Melina
invitándome a desayunar, lo dudé por un segundo y rápidamente accedí a
su propuesta, total nada podría cambiar en mi casa y tal vez hacer algo
que no se relacione con el trabajo o la familia me regale un poco de paz.
Mamá y Franco dormían, antes de salir me detuve en la cocina y con la
mente recorrí cada rincón de la hermosa casa que teníamos, el parque, la
pileta, el quincho, el garaje, el escritorio, es increíble, en cada ambiente lo
veo a él. No solo falta papá, también faltamos todos nosotros, pareciera
que, aunque estemos vivos nuestras vidas partieron junto con la de mi
padre, por eso la casa luce triste y vacía.
Muy acertada fue la decisión de aceptar el desayuno, me distrajo a tal
punto de llegar sonreír como no lo hacía desde lo de papi, al mismo
tiempo me daba cuenta de que Melina era la mujer con la cual quería
pasar toda mi vida. A pesar de que la realidad no era mejor a la de la
mañana anterior, arrancar la jornada al lado de mi novia me hizo entrar a
la oficina con una buena predisposición, el resultado de esta buena onda
fue que en un par de horas haya podido resolver varias situaciones
pendientes. Entre ellas, los papeles del gimnasio de mamá, en otra
circunstancia me hubiera generado una gran angustia.
Toda la calma, paz, o buen ánimo que pudiera haber tenido en esa
mañana desapareció rápidamente, cuando pasado el mediodía a la
empresa llego mi tío. A veces me cuesta entenderlo o mejor dicho se me
hace imposible, es importante resaltar que la última vez que lo había visto
fue en el sepelio de papi. Entró a mi oficina como si nada hubiera pasado,
como si hubiésemos estado juntos el día anterior, aquí en la empresa, no
hizo referencia a cuál era el estado de toda la familia, ni siquiera el más
mínimo comentario de su ausencia en el trabajo. La charla transitaba por
un sendero tenso, pero con cierta calma, la misma desapareció cuando
comenzó con los reclamos acerca de cómo había resuelto las situaciones
de la empresa en su ausencia. Logró sacarme de quicio como no recuerdo
haber estado alguna vez en mi vida, el mayor grado de excitación llegó
cuando a modo de insulto me dijo “sos igual a tu papá”. Juro por Dios que
si no me detenían le iba a pegar tanto como para matarlo. No creo haber
sentido nunca en mi vida tanto odio hacia alguna persona, ni por los
35
asesinos, quería lastimarlo, verlo sufrir, pero no es sólo por lo que dijo,
sino la bronca que siempre le tuve, simplemente por esa odiosa manera
de ser, ni en estos momentos muestra un poco de humanidad, una
arrogancia extrema que irritaría hasta a un monje budista. Después de una
hora de extrema tensión la calma llegó y solos nos dejaron otra vez, al
percibir que no nos iríamos a las manos. Entonces ahora con el mayor de
los esfuerzos para no elevar el volumen de mi voz, le pregunté:
-Tío, ¿no te perece que con todo lo sucedido, sumado a tu ausencia hice lo
que pude?
-Puede ser Eze, pero hay cosas que no las entiendo…
-Está bien, te he llamado para consultarte y no me prestaste atención, me
evadiste.
- Tenía otras
-(Interrumpiéndolo) ¿Qué otra cosa podías tener para resolver, más
importante que hacerte cargo de tu empresa, en el momento que a tu
socio lo mataron y es el hijo, a su vez tu sobrino, quien está manejando
todo, intentando cubrir de la mejor manera las tareas de su padre muerto
y encima vos no venís?
-Son cosas personales.
- No somos muy pegados, pero se supone que somos familia. ¿Qué te
pasa?
-Nada, no te hagas problema.
-No es que me haga problema, quiero entender qué pasó.
-No pasó nada…
-Tío nunca fuiste muy responsable con el trabajo, pero para que te hayas
ausentado en estos momentos, es por demás extraño.
La charla había retomado senderos más tranquilos, continuó por un
exagerado y largo tiempo sin conducir a ningún lado. Nunca dio una
explicación convincente acerca de su ausencia, y con respecto a las
diferencias de criterios a la hora de tomar algunas decisiones, cuando los
decibeles de mi voz bajaron pareció ya no interesarle, mi tío es una
persona muy pero muy especial. Después de pasar no más de una hora
por su oficina, sin dar explicación alguna, se marchó.
36
¿Cómo hago para dejar a mamá y a Franco solos? A decir verdad, mi
contención no les está sirviendo de mucho, pero por lo menos estoy. Me
va a estallar el cabeza, una sonrisa rápidamente transformada en lágrimas
nació de mi interior. En mi mente dibujé la imagen tan clara de mi papá
felicitándome, parecía un video, hasta su voz se escuchaba nítida, como
un día cualquiera en los que se desarmaba en elogios hacia mi trabajo,
enumerando uno a uno lo logros alcanzados por la empresa desde cuando
yo estoy a su lado, sin olvidarse de deslizar alguna crítica a la poca
responsabilidad de mi tío. El llanto llegó cuando me surgió la incógnita
acerca de si recordaré su voz para siempre o con el paso del tiempo no
pueda oírla en mi mente. Las imágenes, las fotos, los lugares, sus consejos
sí quedarán para siempre gravadas en lo más profundo de mi corazón,
pero su voz no creo poder, puedo recordar sus consejos, sus saludos y
comentarios, pero con mi voz.
A la realidad me devolvió Melina, en el celular. No habíamos hablado en
todo el día, generalmente pasado el mediodía, aunque sea un mensaje
cruzábamos, hoy había sido la excepción. Cómo describir mi jornada, tuvo
altos y bajos, la energía recargada en el desayuno, la fuerte discusión con
mi tío, lo de China y ahora el recuerdo de papá. Una breve síntesis de mi
día le brindé y ella hizo lo propio. Claro está, sus horas transitan por
senderos menos sinuosos que los míos por estos tiempos. Acordamos que
después de pasar por casa, iríamos a la de ella para dar la comunicación
oficial de nuestra reconciliación y le daría mayores detalles de China y lo
del tío.
37
la emergencia médica. Franco no estaba en su cuarto, tampoco respondió
mi llamada a su celular, igual mi preocupación por él no se extendió por
más de tres minutos, el estado de mami era realmente alarmante. A su
lado me quedé hasta la llegada de la doctora, la atención fue magnífica,
revisó cada centímetro de su cuerpo. Según ella y con lo poco que le
pueden arrojar pequeñas pruebas realizadas: reflejos, pulso, presión y
demás, este estado se debe a una ingesta de más de una pastilla para
dormir, por eso la deshidratación. Hizo las órdenes para un chequeo
general y también la derivación con un psiquiatra, ambas con extrema
urgencia. Además de la derivación por escrito, me aconsejó que me ocupé
rápidamente del psiquiatra, y sin otra indicación se retiró. Lucía un poco
más despierta con relación a cuando llegué de la oficina, aunque aún
parecía estar en otro mundo, no respondía ninguna de mis preguntas, sólo
me miraba, pero ningún sonido salía de su boca. Bajé a la cocina y le
preparé un té con galletitas, estaba seguro de que no había ingerido nada
en todo el día, antes de tomar la bandejita de cama donde había apoyado
la taza y las galletas, sonó el celular, era Mónica.
-Hola Moni ¿Cómo estás?
-Yo bien… ¿Cómo está todo por ahí?
-Feo, muy feo. ¿Ella te dijo que no vinieras hoy?
-Si, no solo hoy, si no que no vuelva.
- ¡¿En serio!?
-Si, no supe …
- ¿Te dio algún argumento?
-Eso fue lo que me dejó muda. Me pidió por favor que no vaya más,
porque como trabajo con ustedes desde cuando recién se había casado
con Marcelo, yo le traería recuerdos y a parte ya no había nada para
limpiar, ni para cocinar en tu casa, porque ya no era un hogar y antes que
pueda reaccionar me cortó.
-Ahora quien se quedó mudo soy yo.
-No sé qué decirte…
-Por tu sueldo
-Interrumpiéndome-. –No te llamé por eso.
-Lo sé, pero quedate tranquila, cobrarás normalmente y si a casa no podés
volver, vendrás a la oficina.
-Tan preocupado por todos como era Marcelo, no conozco a otras
personas que piensen tan rápido en todo y en todos como ustedes dos.
Pero yo no te estoy llamando como tu empleada, lo estoy haciendo
porque son casi mi familia.
38
-Nada de casi, somos familia, te conozco desde que nací y te he visto más
que a cualquier pariente.
-Gracias. ¿Cómo esta ella ahora?
-Vino la doctora, aparentemente se tomó alguna pastilla para dormir
adicional, por eso no habla. Pero cuando te llamó a vos: ¿Hablaba claro?
- Claramente y a los gritos, con un tono como enojado.
-Entonces quiere decir que las tomó después de comunicarse con vos.
-Ezequiel ¿qué pasa, te quedaste callado?
- Estaba pensando: ¿cuál habrá sido su intención al tomarlas?
- ¿Qué querés decir?
-Primero te llamó a vos para que no vinieras, Franco no estaba, igual no
cambia mucho su presencia, si nunca sale del cuarto, y después
asegurándose de no tener compañía, las tomó.
-Yo no la creo capaz de una cosa así.
-Yo tampoco, pero después de haber intentado volver a trabajar, la
desconozco, es otra persona.
-Me parece que la tenés llevar a un psiquiatra.
-Si, seguro.
-Yo no conozco a ninguno ¿Vos?
-No, pero me parece que Melina tiene un tío psiquiatra.
-Una buena, ¿Estás bien con ella?
-Si, es lo único positivo en el último tiempo.
-Eso es muy bueno, a mí me encanta esa chica. La vas a necesitar.
-Si, y ella está.
-Me olvidaba, ¿la policía te llamó, hay alguna pista?
-Hablamos en un principio, la verdad ni me interesa si encuentran o no a
los asesinos.
- No te robo más tiempo, dale un beso enorme de mi parte, yo estoy a la
espera de lo que me indiques hacer, puedo ir a cuidarla, a limpiar o a lo
que haga falta. A la hora que sea llamame.
-Muchas gracias. Adiós.
-Chau Eze.
Calenté el té en el microondas que para entonces ya estaba frío, y lo subí a
su cuarto. Nada había cambiado, petrificada en ese rinconcito de la cama,
hasta parecía haber perdido altura de tan acurrucadita que estaba. Como
era de esperar, ni se inmutó con mi presencia y por lógica, a pesar de casi
obligarla, no tomó tan siquiera un sorbo de la infusión. Con una montaña
rusa en la cabeza y sin saber por dónde empezar, la dejé en su cuarto.
Llamé a Meli, le hice una reseña de lo acaecido desde mi arribo a la casa,
me disculpé por cancelar la cena con su familia y como antes le
39
comentaba a Mónica, a los quince minutos mi novia estaba tocando el
timbre, siempre está a mi lado.
Nada había para hablar, solo me abrazó fuerte y me sentí contenido por su
amor, las lágrimas vertían de mis ojos sin parar, rápidamente mi angustia
contagió a Melina, también comenzó a llorar, enroscados en ese abrazo,
empapados en llanto por algunos minutos inmóviles nos quedamos.
Recién cuando me preguntó por Franco recordé su ausencia en casa y solo
después del quinto intento conseguí que conteste mi llamado:
- ¡¿Franco?!
-Si…
- ¿Estás bien?
-Si.
-Sus respuestas tan breves me irritan-. - ¿Dónde estás, por qué no
contestás el teléfono?
-No lo había escuchado, y estoy en lo de un amigo, me quedo acá.
- ¿¡Un amigo!? … ¿Quién, lo conozco?
-No.
- ¿Te quedás en su casa a dormir?
- ¡Sí Ezequiel!
- ¿No podrías venir para acá?
-No, no tengo ganas.
-Hasta hace un tiempo no salías jamás de acá adentro y ahora no podés
pasar un rato, aunque sea.
-No, no quiero. Siempre me pedían que salga y busque amigos, ahora los
tengo.
-Entiendo, pero es por mamá, no está nada bien.
-Y yo qué puedo hacer.
-Quizás preocuparte sería lo más lógico.
-Encargate vos, como siempre.
- No puedo entenderte, ¿no te importa ni un poquito?
-Si me importa, pero no voy a ir, nunca cambió en nada ni a nadie, en casa
mi presencia.
-Como quieras. ¿Te puedo pedir un favor?
-Dale…
-Me gustaría que tengamos una charla cuando tengas ganas, llamame y
nos encontramos en algún lugar fuera de casa.
-Te llamo.
-Espero.
Su última respuesta, fue tan poco convincente que en realidad no espero
su llamado ni que tengamos esa charla, pero bueno en este instante debo
40
ocuparme primero de mi madre y después veré como manejarme con
Franco, espero para entonces no sea tarde, hoy la prioridad, por su estado
es mamá y es quien tendrá toda mi atención.
Apenas había cortado con Franco, Mel me pasó el teléfono de línea, del
otro lado se encontraba su tío psiquiatra, Abelardo, una breve descripción
de lo acontecido en las últimas horas bastó para acordar que mañana a
primera hora estaría por casa. Me aconsejó que si despierta irritada le
proporcione otro comprimido para dormir, él consideraba apropiado que
permaneciera dormida hasta la primera entrevista.
En medio de tan duro escenario, increíblemente me daba cuenta de
cómo amaba a Melina, lo bien que me hacía y lo ocupada que estaba
tanto por mí, como por mi familia, de tal manera que hicimos el amor con
tanta pasión como si el alrededor nuestro no existiese. Agradezco a Dios la
posibilidad de haber podido volver a tenerla a mi lado, sin ella todo sería
imposible.
Cuando habían pasado más de dos horas de la media noche y después de
verificar varias veces que mami siguiera descansando, abrazado a mi novia
conseguí quedar dormido. Como había comentado antes, sin la presencia
de Melina a mi lado me hubiese sido imposible descansar. A las siete
desperté y rápidamente me dirigí al cuarto de mi madre, quien estaba
despierta y con la mirada un poco menos perdida con relación a la del día
de ayer:
-Buen día. ¿Cómo estás?
- (Con un tono muy suave) Bien. ¿Dormí un montón de tiempo, ¿no?
-Si, bastante. Además, no sé cuánto hace que no comés nada.
-Ahora tengo mucha hambre.
-Eso es bueno. Ya te traigo un buen desayuno.
Fui a la cocina pensando si era apropiado hacerle algún comentario acerca
de lo de Mónica y de las pastillas que supuestamente tomó. Al bajar, Meli
ya había preparado un suculento desayuno: café con leche, tostadas con
queso untable y yogurt con cereales, Dios quiera que coma todo esto.
Subiendo las escaleras decidí no hacer comentario alguno del día de ayer,
total en media hora vendría el psiquiatra y a él no creo que lo pelee como
lo haría conmigo. Sólo con un tono bastante imperativo, extraño en mí, le
avisé que el doctor llegaría en breve, le dejé la bandeja sobre la cama y me
retiré evitando la segura discusión.
Mientras esperábamos la llegada del facultativo, desayunamos con
Meli en la cocina, le amplié el tema del viaje a China y ambos coincidimos
en la imposibilidad de que me ausente de casa por tanto tiempo, en estas
circunstancias para mami quince días podrían ser cruciales. El problema
41
surge, no porque mi tío no quiera ir, sino porque su irresponsabilidad para
manejarse sería inaceptable para los chinos y seguramente se caerá el
negocio, pero en este momento, mi prioridad es la salud de mi madre. Si
mi objetivo es suplir la falta de papá, es al lado de mami, donde él estaría,
como lo hizo toda su vida. Siempre fue muy ambicioso y obsesionado con
el trabajo, sin embargo, dejaba todo de lado sin importar los costos que
esa acción demandaría, cuando su familia lo necesitaba y de ese modo es
como yo debo actuar.
42
atacado a tiempo, las posibilidades de cura son mayores. La medicación
prescripta hará su trabajo y de tener fortuna evitará la repetición de
episodios como este, pero más allá del tratamiento, los medicamentos y
de mi labor, precisará mucha contención y por más complicado que
resulte deberás acercar a tu hermano. Es imprescindible su presencia en la
casa, en su vida, para que no sienta su pérdida como sucedió con tu padre,
ya hablaremos de ese tema.
Es vital respetar cada una de las ingestas de la medicación, situación
imposible de confiar a ella, es muy probable que evite tomarlas. No
importa el trabajo, las obligaciones, ni nada, cada seis horas alguien
deberá apersonarse para asistirla. Obviamente, es necesario el inicio de un
tratamiento psicológico paralelamente con el psiquiátrico, si lo deseas te
puedo recomendar algunos profesionales de excelencia. En principio
estos serían los pasos para seguir, ahora soy todo oídos para escuchar tus
inquietudes.
-En primer lugar, gracias.
-Por nada.
- ¿Qué piensa usted del motivo por el cual tomó las pastillas?
-No creo que sea necesario hacer ese análisis.
- ¿Por qué?
-Sea cual fuere el motivo, ya sucedió y mi trabajo es evitar su repetición.
-Me da miedo que ella haya querido sui…- (no pude terminar de
pronunciar la palabra).
-Sos insistente… Quizás no haya sido una decisión terminal, a veces sucede
que ingieren una pastilla y estando medio dopada, pero sin poder conciliar
el sueño, ingieren más comprimidos sin ser consciente de hacerlo
producto de la primera ingesta. ¿Se entiende?
-Si, sí.
-En fin, mi objetivo es que sea cual sea el origen, no se repita el episodio.
-Me parece bien.
- ¿Tu hermano?
-Es muy complicado.
-Hoy no te torturo más, pero para mañana cuando vuelva hablaremos del
tema y espero que para entonces hayas podido dialogar con él acerca del
estado de tu madre.
-Ok. Espero poder hacerlo.
43
pensamientos: Cómo acompañar a mi madre y cómo acercarme a mi
hermano. Era raro, la que peor está es ella, pero creo será
extremadamente difícil llegar a Franco para pedirle su colaboración.
44
Para mi sorpresa, al ratito me llamó mi tía para preguntar por su hermana,
Horacio a pesar de no haber demostrado interés, le había comentado lo
charlado conmigo. Sandra además de comprometerse a pasar hoy mismo
a visitarla, me ofreció su ayuda, la acepté con todo gusto, será muy
necesaria para los días venideros. Sentado frente a la compu se me
encendió la lamparita: para el negocio chino, por más oneroso que sea,
obtendremos mejores resultados si contrato a alguien de una
comercializadora externa, como hacen las grandes empresas, envié
algunos correos a quienes me podrían recomendar los mejores. Facundo,
mi profe de Taller de Gestión en la facultad, con quien había entablado
una relación personal más allá de la académica, me respondió por
teléfono:
-Eze, ¿cómo estás? Me enteré lo de tu papá a los días y no tuve el valor
para llamarte. Te pido disculpas y mi más sentido pésame.
-No hay problema, gracias. Hablemos de trabajo, es más fácil.
-Ok, pero … ¿Cómo la llevás, tu familia?
-Como puedo y mi familia, muy complicado.
-No te molesto más con el tema, solo teneme en cuenta para lo que
precises de trabajo o de cualquier cosa.
-Gracias.
- ¿Ya trataste con chinos alguna vez?
-Son los primeros, pero hace dos años los vengo tratando y en el
momento se me hace imposible viajar, estoy muy cerca de cerrar el
negocio, multiplicaría exponencialmente las posibilidades de la empresa.
-Por lo visto, la posibilidad de tu tío no existe.
-Tal cual.
-Nosotros brindamos el servicio indicado, pero por nuestro vínculo debo
aclararte algunas cosas: en primer lugar, deberías multiplicar por diez el
presupuesto destinado si fueses vos quien viajara, y lo más importante, los
chinos al ver llegar a alguien que no sea con quien venían negociando,
automáticamente te harán retroceder varios casilleros. Conociéndote
estoy seguro ya habrás evaluado estas variables.
-Me conocés…las tuve en cuenta antes de enviar el mail. Si te parece te
envío otro correo con el detalle del producto y después de estudiarlo me
pasás el plan de negocios, junto al costo.
-Perfecto, no hay dudas de los buenos docentes involucrados en tu
formación.
-Humildes, sobre todo.
-Quedamos así.
45
-Ok.
46
Antes de retirarme ordené otro cortado, con los codos sobre la mesa y la
cara entre las manos permanecí mirando la nada misma. Tan deplorable
sería mi imagen que el mozo me preguntó si me encontraba bien, sin
ganas agradecí su interés y evadí las posibles preguntas sobre mi estado,
retirándome del lugar. En el auto sin ser consiente hice el camino más
largo posible, no tenía deseos de llegar, un psicólogo diría: querés escapar
de la situación y esa es la verdad, si pudiera desaparecería por un tiempo y
volvería cuando todo haya pasado. Dentro de mi casa también estaría mi
tía, lo cual me generaba aún menos interés por llegar.
Estacioné, unos instantes demoré en bajar y al ingresar, la imagen
obtenida fue propia de un velorio, rápidamente Melina se levantó del
sillón donde estaba sentada con la tía, me abrazó muy fuerte estallando
en llanto, yo la seguí y lo propio hizo la tía Sandra.
47
volverá y parecería que, sin él, ella no le encuentra sentido a su vida, ni
siquiera sus hijos le generamos interés. Al costado de la cama me quedé
un largo rato observándola dormir, pensando cómo ayudarla y
sintiéndome impotente al no saber ni por dónde empezar.
Melina con un abrazo me retiró de la habitación, dándose cuenta de que
permanecer en ese sitio era tortuosa, mientras mi madre ni se enteraba
de mi presencia. Los tres sentados a la mesa de la cocina:
-Sobrino te quiero ayudar.
-Gracias tía, nos precisa a todos.
-Si no te molesta, me quedo a dormir acá.
-Cómo me va a molestar, al contrario, es de mucha ayuda. Hoy se pudo
quedar Mel por suerte, pero hay días que se va a complicar.
-Otra cosa, ¿Tu hermano?
-En teoría, en un rato, a las diez, vendrá.
-Sorprendida-. - ¡¿No vive acá!?
-Desde que pasó… pasa muy pocas veces, pero no duerme aquí.
- ¿¡Dónde!?
-Tía, no lo sé. Siempre fue difícil relacionarse con mi hermano y lo es aún
más complicado ahora. Recién hoy, hace un par de horas me encontré en
un bar, opté por no incomodarlo, ni preguntarle nada para no fastidiarlo y
conseguí su compromiso de venir a casa. El psiquiatra señaló como
indispensable su presencia para la recuperación de nuestra madre.
- Pero… ¿tuvieron alguna discusión?
-Puede ser…tuvo un entredicho con mamá, yo no estaba, pero estoy
seguro de que su ausencia no responde a esto. Lo vas a ver, parece otra
persona, la ropa, el vocabulario, cómo camina. Para mí, es su modo de
canalizar el dolor.
-Si ¿Pero no deberíamos preguntarle dónde duerme?
-Lo intenté y automáticamente se cortó el diálogo, por eso hoy en el bar ni
insinué interrogante alguno al respecto, creo que si logramos tenerlo
cerca podremos llegar a él.
-Dios quiera.
Entre tanta charla la hora pasó, mamá despertó, casi no ingirió bocado y
con una velocidad asombrosa volvió a dormirse, los medicamentos la
mantienen dopada todo el tiempo.
Quince minutos de las diez habían pasado cuando escuché el girar de las
llaves en la puerta del frente, un raro escalofrío de satisfacción me corrió
por todo el cuerpo.
48
Vestido con la misma y extraña indumentaria de hoy en la tarde,
con una mirada como perdida, así estaba. Me parece no esperaba
encontrarse con Melina y menos con la tía, eso puede haberlo
descolocado. Sin especulaciones acerca de qué sería lo conveniente para
no fastidiarlo, mis sentimientos actuaron por sí solos y lo estreché en un
fuerte abrazo, en un principio pude sentir su rechazo, pero luego se
entregó y creería que por primera vez pudo percibir mi intención de
ayudarlo y protegerlo.
Este atípico buen clima que manteníamos mientras le informaba el estado
de nuestra madre y de lo que me había indicado el psiquiatra, culminó
cuando mi tía quien hasta entonces permanecía callada, lo increpó
fuertemente acerca de dónde vivía, con quién, con qué dinero y algunas
preguntas más, cual si fuera un interrogatorio policial. Generando que
Franco salga corriendo de casa sin haber visto a mamá ni por un instante.
49
-Lamentablemente sí. Bueno llamalo y dejale un mensajito con un tono
muy agradable.
De ese modo los días fueron pasando sin grandes cambios, Mónica
se encargaba de mamá, la relación con Franco tenía sus vaivenes y casi
estaba confirmado que consumía alguna sustancia, aunque no en el grado
de adicción, asegurado por mami, lo cual era un problema al que por el
momento ni me puedo acercar, cualquier chispazo generaría su
alejamiento nuevamente. Mi madre continúa en ese estado en cual creo
no existe palabra para describirla, básicamente le da todo exactamente lo
mismo, nada, absolutamente nada la motiva a continuar con su vida, ni
siquiera a salir de las cuatro paredes del cuarto, desde lo de papá se
transformaron en su mundo, el trabajo tiene marcha correcta y con
Melina afortunadamente este retorno parecería ser para toda la vida, es
más, cuando mi realidad alcance la normalidad pienso proponerle
casamiento.
Nada había cambiado hasta la mañana del 10 de septiembre, exactamente
tres meses después del asesinato de mi padre, al despertar y encender el
teléfono, este no paraba de avisar las 17 llamadas perdidas de Dany, el
periodista. No había dejado mensaje. Tanta insistencia me obligó a
comunicarme antes de salir de mi habitación.
-Dany, soy…
-Si Ezequiel. -. Con una voz entre acelerada y nerviosa-.
- ¿Qué paso?
-Encontraron y detuvieron al supuesto asesino de tu padre.
- ¡¿Y vos me lo comunicás!?
-Siempre me entero antes…
50
-Si, pero igual esperaré a la policía, no entiendo el motivo de tu llamado.
La nota ya te la he dado y no pienso hacer otra, las cosas no son fáciles
para mí y por más ruegos, no tengo ganas de salir en la radio.
-Sé lo de tu mami, no anda bien.
- ¡Eso también! - Me irritaba sobre manera que esté al tanto de toda mi
vida-.
-Te llamé para avisarte solo una cosa: este tipo es quien disparó, existe
alguien que lo mandó a asesinarlo, yo no encuentro el motivo, en la vida
de tu padre no había nada como para generarse enemigos, el único que
oculta mucho de todo su entorno es tu tío, aunque nada de lo turbio de su
vida se vincula con el hecho.
- ¿Turbio?
-Sí, no tiene cosas muy graves, pero sí tiene mucho para esconder, aunque
nada se vincularía con lo de Marcelo.
-Ok, pero… ¿Me va a avisar la policía?
-Si, claro. Yo te llamé para prepararte.
-Bueno gracias.
-Si precisás algo no dudes en comunicarte.
-Dale.
Estoy seguro de que no debe tener malas intenciones, pero sus llamados
consiguen exacerbarme, no logro comprender ni su interés, ni su
conocimiento de mi vida.
Hoy ¿Para qué me llamo? Él dice querer ayudarme, yo ni siquiera sé para
qué necesitase ayuda, si mi papá ya está muerto y todo lo venidero en
adelante ni me interesa.
51
El clima en casa, como si todos estuviesen al tanto de las supuestas
novedades era espesísimo, mami desde hacía una semana comía sin
chistar, en cambio hoy no quería ni que nos acerquemos a la puerta y por
lo perdida que se hallaba era imposible que sepa la fecha de hoy. Mientras
tanto Franco, llamó a los gritos para avisar que no vendrá a cenar como
habíamos quedado, porque ya no tenía ganas de vernos, por más intentos
realizados fue imposible que mi madre responda si su estado se vinculaba
con el de mi hermano. En este contexto, ni un bocado de la comida
preparada por mi novia pude ingerir, la noche no distó demasiado de la
cena, prácticamente no pegué un ojo hasta cuando se hicieron las 6:30
horas en la cual debía despertarme.
52
explico esto porque me has expresado anteriormente tu fastidio ante mi
conocimiento de tus actividades.
-Dubitativo y con la voz entre cortada-. –No sé qué decir…
- No debes preocuparte por que te investiguemos, no tenés nada para
ocultar hasta el momento.
-Pero a mamá y Franco…
-Sabemos que no están bien y tomamos los recaudos del caso, pero todos
corren la misma suerte, mi objetivo es llegar a la verdad.
-Ok.
-Ya sabés por qué te estoy llamando, esa por lo menos para mí, es una
buena noticia.
-Si obviamente lo sé. Más allá que hasta cuando me enteré por el
periodista nunca me importó nada, desde su llamado no le puedo explicar
la angustia que siento.
-Esto es más normal que tu indiferencia anterior.
-Antes no me interesaba conocer quién fue, si igual a mi padre no me lo
devolverá, ahora creo que tengo terror de conocerle la cara.
- ¿Miedo a qué?
-A mi reacción.
-Igual por más reacciones que tengas, no podrás hacer nada. Está
detenido y si todo sale como debería ser, lo estará por muchos años.
- Volviendo a mi tono habitual-. – No, yo jamás haría algo, mi miedo es a lo
que pueda sentir.
-Acostumbro a escuchar a quienes quieren matar al delincuente, lo tuyo
no es lo habitual y me perece que hasta puede ser complicado. ¿Hacés
terapia?
-No, entre tantas cosas…
-Deberías, no te olvides que sos el sostén anímico y económico de tu
familia, si te caes, atrás te seguirán todos.
-Si…
-Cambiando de tema. ¿podrías acercarte mañana a la comisaría? En
cualquier momento, me decís el horario y combinamos.
-Si por supuesto. Dany me habló de que…
-Interrumpiéndome-. —De que este disparó, pero existe alguien más, es
de esto de lo que tenemos que charlar y es indispensable tu colaboración
para llegar al fondo, este hombre no quiere hablar. Por eso tardé tanto en
llamarte, si hubiera cantado para quién trabajó, te habría podido brindar
mayores certezas.
- ¿A las nueve?
-Te espero.
53
Con las manos en el volante y la pera apoyada sobre el pecho me
quedé un largo rato, sumergido en mis pensamientos, que parecían estar
transitando una película policial: El asesino está atrapado, pero no para
quien trabajaba, vos y tu familia están siendo investigados, necesitamos tu
ayuda para resolver el caso.
Jamás pensé que alguna vez podría utilizar estas palabras involucradas en
mi vida, no existe persona más aburrida y alejada de los problemas que
yo. Ni en la adolescencia tuve situaciones complicadas propias de la edad,
la responsabilidad siempre fue quien gobernó mi vida, hasta creo que no
habrán sido más de dos o tres veces las que me excedí con el alcohol,
aunque nunca perdí el control de mis acciones. Todo esto, para que la
realidad me deposite en el escritorio de un policía, con una persona presa
por asesinar a mi padre y aún hay que hallar al empleador de este último.
Para completar el cuadro, un comisario cumpliendo su trabajo como es
debido, tiene ganas de trabajar y llegar al fondo de la cuestión, yo
preferiría que quede todo como hasta ahora, ¿Cuántos casos existen sin
resolverse? Me hubiese encantado que el de papi sea uno de esos, no
quiero, me da miedo saber quién fue, temo sumarme otra situación
estresante a las que ya tengo, por cierto, son muchas, sin que me aporte
nada y a mi padre nadie me lo devolverá, aunque estén todos presos.
A la realidad me trajo la llamada de Melina preocupada por la interrupción
de la anterior y por las siguientes cinco llamadas no respondidas. Le
comenté mi charla con el comisario, a ella sí le provoca alegría o
satisfacción el hallazgo del asesino y le avisé que como habíamos
arreglado en una media hora llegaría a su casa, Mónica se quedaba en la
mía al cuidado de mi madre.
54
reunir la mayor cantidad de pruebas para el momento de juicio,
obviamente precisará la declaración de cada uno de nosotros, cosa difícil
para todos y también para mí, si podría elegir evitaría tener que hacerlo
en frente de este hijo de putas.
Difícil fue continuar con el día, pasadas las dos de la tarde a pesar de tener
cosas pendientes me retiré de la oficina, el cansancio de las últimas
noches prácticamente sin dormir me estaba venciendo y mi cabeza no
paraba de dibujar los posibles rostros de asesino que muy pronto
conocería, imposibilitándome concentrarme en otra cosa. Habré estado
una hora dando vueltas y vueltas sin ir hacia ningún lado, hasta el celular
había apagado, no quería escuchar a nadie. No paraba de pensar ¿cómo
me mirará, se reirá, será indiferente? ¿Cómo lo voy a mirar yo, sentiré
deseos de matarlo?
En medio de esa avalancha de imágenes comencé a entender por
qué sentía rechazo hacia todo lo relacionado con el asesino, la
investigación y la policía. Desde chico mi papá, tanto a mí como a Franco y
en cierto modo también a mamá, nos ha inculcado que no era bueno
sentir odio con un ejemplo muy simple y conciso, de tantas veces haberlo
escuchado, lo puedo transcribir casi textualmente:
55
Marcelo Villán y aunque hoy sería simple no cuestionarme mis
sentimientos, estoy orgulloso de ser quien soy.
Este último pensamiento me obligó a detener el auto y un llanto desde lo
más profundo de mi ser brotó, en esta ocasión era dolor mezclado con
desahogo y hasta satisfacción, la gran angustia sentida era por el temor a
no poder cumplir su deseo, esto le importaba antes de todo en la vida
para nosotros, eso es lo que me tortura y me repetiré todo lo posible su
frase “Si no odian, todo se acomoda”. Ese llanto se transformó en sonrisa y
alivio, sensación no experimentada hace semanas, fue como si al descubrir
mis propios sentimientos me había sacado un peso de encima.
En ese estado de cierta tranquilidad encendí el celular, en primer lugar,
llamé a Cristina, la psicóloga, hace algunos años al ingresar en la
adolescencia la había visitado, concerté una entrevista para el vienes a las
seis de la tarde, posteriormente me comuniqué con Melina, estaba
ansiosa esperando mi llamada, mientras le contaba lo sucedido con la
policía y lo ocurrido en mí, lágrimas de alegría por mis mejillas corrían.
Más allá de que me encontraba mucho mejor, decidí no regresar a la
oficina, aunque no iría para casa, precisaba dormir y no quería que nada ni
nadie me robe estos minutos de paz infrecuentes últimamente. Entonces,
fui a un depósito donde guardamos algunos camiones y maquinaria en
desuso, el sereno llegaría en la noche, su precaria habitación con su
pequeña camita me servirá para continuar con mi desconexión de la
realidad. Por mensaje le avisé a Melina, hablé con Mónica, aunque sin
preguntar minuciosamente por el estado de mamá, total si algo grave
hubiera ocurrido me lo diría y caí desplomado en el delgado colchón de
Roberto.
Una voz dura que deseaba ser suave, llamándome escuchaba entre
sueños, era Roberto, intentando despertarme, mucho le costó hacerme
reaccionar:
-Ezequiel… ¿Estas bien, que hacés acá? ¿Te pasó algo?
Estaba muy dormido, por más intentos que hacía, las palabras no me
salían. No veía al sereno desde el día del sepelio, el recuerdo de su rostro
desencajado en aquel momento se me vino a la mente, conocía a mi padre
hacía más de veinte años. Luego de varios intentos conseguí incorporarme
y comenzar a hablar.
- ¿Cómo estás Roberto?
-Incrédulo y sorprendido-. -Yo bien ¿qué hacés durmiendo acá?
-Estoy bien, quédese tranquilo. Solo precisaba dormir y este lugar era el
único en donde nadie me molestaría.
56
-Perdón, no…
-Interrumpiéndolo- Por favor, Roberto, vine a la tarde, no creí que iba a
dormir hasta tu llegada, desde lo de mi padre nunca había dormido tan
profundo como estas horas, ni cuando he tomado alguna pastilla.
-Bueno… ¿pero no tenés un lugar más cómodo?
-Con tono chistoso-. –Eh… ¿le molesta que le haya utilizado la cama?
-No, no. No vas a pensar eso.
-Lo estoy cargando Robert. Sé a lo que te referís, pero hoy pasaron un
montón de cosas, algunas me aliviaron y era indispensable acostarme en
un lugar donde esté solo y pensé en esta pequeña habitación.
Afortunadamente, por lo profundo que he dormido, haberla elegido fue
una buena decisión. - Nunca tuve claro si lo tuteaba o no, entonces
cuando hablaba con él era un poco y poco.
-Si te sirvió bienvenido sea. ¿Cómo está tu madre?
-No muy bien.
- ¿Depresiva?
-Lamentablemente sí.
- ¿La estás haciendo tratar?
-Por supuesto. Igual si ella no colabora será muy difícil.
-Por Franco no quiero ni preguntar.
-Hacés bien, con mi hermano siempre fue complicado llevarse bien, ahora
lo es aún más.
-Te compadezco, para que hayas venido acá debés estar superado por
todo, sos el único para demasiadas cosas. Si te sirve de consuelo, tu padre
también vivió resolviéndonos la vida a todos los que estábamos a su
alrededor.
-Lo sé.
- ¿Te molesta si te cuento una anécdota?
-No para nada.
-Yo a tu padre lo conozco desde cuando tenía apenas treinta años, esta
empresa era la mitad o menos de lo que es hoy. Al momento de entrar a
trabajar acá, mi vida era un desastre. Desde pequeño antes de la
adolescencia había comenzado a tomar, mi infancia fue muy dura, pero
con el tiempo aprendí que era yo quien elegía emborracharme. La
relación con mi mujer y mis hijos, unos niñitos, era imposible. Había
tenido algunos años de paz cuando conocí a mi esposa, pero cuando
llegaron los nenes, se terminó, me la pasaba más tiempo ebrio que lúcido,
motivo por el cual perdía los trabajos continuamente, entonces me daba
bronca y tomaba y así pasaban los años. De mi casa ya me habían echado,
aunque nunca me fui ¿a dónde iría? No tenía dónde caerme muerto, si no
57
fuese por mi mujer no hubiera tenido para comer. En esos momentos en
los que estaba bien, me presenté para el empleo, era para chofer, me
recibió tu papá y a los dos días estaba manejando la única y pequeña
camioneta de la empresa. Pasadas dos semanas, en las que había estado
bien, me mandaron a Rosario, al regresar, paré a comer en una parrilla de
ruta, me agarré una borrachera asquerosa, no podía ni levantarme,
imaginate que era imposible manejar hasta Buenos Aires. Celulares no
existían y por la radio de la camioneta salía todo cortado, nunca supe que
le dije. Al otro día entré a la empresa esperando que me indicaran por
dónde pasar a cobrar, como pasaba en todos los trabajos. Todo lo
contrario, sucedió, Marcelo me invitó a pasar a su oficina, con una vos
dura, estricta y contundente, me dijo que había hablado con mi mujer y lo
había puesto al tanto de mi problema, a las seis de la tarde tenía mi
primera reunión de Alcohólicos Anónimos.
La única condición para seguir trabajando era traer el certificado de
asistencia a las reuniones de rehabilitación. Ese día cambio mi vida para
siempre, nunca más probé ni un sorbito de vino, mi mujer, mis hijos… todo
cambió. Esa etapa oscura está, la recuerdo, pero sé que no se va a repetir
y se lo debo a tu viejo.
-Emocionado-. Nunca había escuchado esa historia.
-Es la humildad de los grandes, no hacía alardes de sus buenas acciones.
Cuando le agradecía por lo que me había ayudado, me interrumpía y me
decía que yo hubiera hecho lo mismo. ¿Y sabés qué? Yo en el lugar de él,
no sé si hubiera hecho lo mismo, no soy tan buena gente, hay que tener
un corazón muy grande para actuar de esa manera.
-No es que no seas buena gente, él era especial.
-Ya lo creo. En lugar de querer matarme, porque estaba borrachísimo en
su camioneta, se ocupó de mí como si fuera un familiar cercano, cuando
hacía apenas semanas me había conocido.
-Con lágrimas en los ojos- Yo sé quién fue mi padre, pero es lindo escuchar
estas historias, gracias.
58
Al ingresar nos encontramos con mi tía, me enteré por Mónica de sus
visitas en varias oportunidades, en horarios donde yo no estaba, no la veía
desde aquel episodio con Franco:
-Hola tía ¿Cómo estás?
-Bien, viniendo a visitar a mi hermana.
-Qué bueno, nos necesita a todos.
-Con mucha ironía- Y tu hermanito…
-Con voz suave, pero contundente- Mirá tía, para empezar, no es
necesario ese tonito.
-Interrumpiéndome- Pero yo te pregunté.
-Con cierta irritación- Tía, somos adultos y te conozco mucho, a veces el
tono puede decir más que mil palabras y desde cuando tengo uso de
razón, recuerdo un motón de reuniones en donde tus tonos irónicos
originaron grandes discusiones, tanto con tu hermana como con tu
esposo, no me vengas con boludeces. ¿Está claro?
-Con resignación, pero con amabilidad- Está bien tenés razón, te vuelvo a
preguntar por Franco.
-La relación tiene vaivenes constantes, la más mínima palabra fuera de
lugar provoca que no me responda el teléfono por días. Entonces, sólo lo
escucho sin cuestionarlo para, por lo menos mantener el contacto,
aunque muera de ganas de agarrarlo del cuello e increparlo hasta que me
conteste dónde vive, con quién, cuáles porquerías consume, porque no le
interesa ni la salud de su madre. Pero sin embargo me guardo todas estas
preguntas porque es la única manera de no alejarme de él, además,
Abelardo, el psiquiatra de mami, coincide en que por el momento es la
mejor manera de relacionarnos.
-Tan claro como lo hubiera dicho tu padre, conciso y al punto, sin dejar
nada para decir.
59
reacción alguna, ni se inmutó por la noticia. Después de algunos minutos
de charla se retiró y solo con Melina nos quedamos, comimos algo y nos
acostamos, la paz de la tarde aún me acompañaba, apenas apoyé la
cabeza en la almohada quedé dormido profundamente.
Al día siguiente por teléfono le conté a Franco a quién habían atrapado, a
los pocos días hice lo propio con mi madre, ninguno de los dos demostró
emoción alguna ante la noticia. En ambos casos, omití contarles el tema
de la existencia de un jefe, prófugo de la justicia por el momento.
60
papá lo haya ayudado, empleados, vecinos, floristas y hasta limpiavidrios
de semáforos. No solo le ha brindado su colaboración desde lo material,
como por ejemplo haber adelantado aguinaldo y vacaciones de cinco años
a un empleado, para poder culminar la construcción de su casa, sino
también como lo hizo con el sereno ayudando en adicciones. A un chico
que limpiaba vidrios en el semáforo de la esquina de la empresa, cuando
atravesaba una situación crítica con las drogas, lo acompañó y costeó su
internación, al estar de alta ya le había conseguido un trabajo en un bar,
pero lo que este chico más rescató de mi padre, fue el amor con el que lo
acompañó y lo cuidó. Al salir de la internación papá le dijo que vaya a
trabajar al bar, si no trabajaba en la empresa, se mantendría a raya por
tenerlo cerca y no por él mismo. La última frase de este chico me
emocionó hasta las lágrimas: “Tu papá fue la única persona en toda mi
vida que me educó”. Hoy trabaja en aquel bar, lejos de las drogas, está en
pareja y espera un bebé para dentro de unos meses. Cada historia
escuchada, cada diálogo recordado por estos interlocutores generaban en
mi cerebro imágenes muy claras, parecían videos de esas situaciones,
hasta el tono que habría utilizado en esas charlas, escuchaba en mi
interior inflándome el corazón de orgullo por el padre que Dios me regaló.
61
juicio, les pido que hagan el mayor de los esfuerzos para recordar lo que
puedan, obviamente estos individuos no los pueden ver y si lo identifican
díganme el número que traerán es sus manos.
- ¿Están listos?
-Si…- Solo yo respondí-
62
de furia e impotencia comenzaron a verter, no podía controlar mi estado,
era consciente del lugar donde me hallaba, pero se me hacía imposible
detener mi ataque, eso que temía tanto hace días, estaba sucediendo, al
conocer su rostro, un sentimiento lleno de odio como nunca antes había
experimentado nacía en mí.
Abrazado a mi madre, expulsando alaridos de furia y dolor, permanecí
hasta cuando Franco me tomó de un brazo acercándome a él, para
después de unos segundos abrazarme fuerte y a pesar de su frialdad
habitual pude sentirme contenido, recuperando la calma. Gutiérrez nos
hizo firmar unos papeles, a mami alguno más, su testimonio era
fundamental y sin mucho más para destacar, de la comisaría nos
retiramos.
En el auto parecíamos estar regresando otra vez del velorio de papá,
todos, hasta Franco con los cachetes colorados de llorar, con la mirada
perdida y cada uno encerrado en sus pensamientos sin pronunciar palabra
alguna. En la puerta de casa, mi hermano fue el primero en hablar:
-Eze, me alcanzás hasta la estación. -Volviendo a su indiferencia habitual-.
- ¿No querés bajar a tomar un café?
-No, si no me llevás voy caminado. Todo bien.
En otras circunstancias hubiera seguido la contienda, pero en esta ocasión
en la que no podía sacarme de la cabeza la mirada de este tipo, opté por
arrancar nuevamente el auto, hasta la estación lo llevé, con un breve chau
se despidió y rápidamente del coche descendió. En el viaje de regreso,
tampoco pude emitir sonido, en casa a pesar de haber preparado un café
y un té para mi madre tampoco hablé, ni siquiera le pregunté por cómo
estaba. A los minutos ella subió a su cuarto y con una mirada entendió
que no tenía nada para decirle. Otra vez la misma situación de los últimos
tiempos: los codos sobre la mesa y la cara apoyada en las manos mirando
la nada misma, con el cerebro provocando tal revolución en mí,
haciéndome imposible mover ni un solo músculo. La angustia extrema,
pero sin lágrimas no cesaba, la mirada indiferente de este hijo de mil
putas, junto a la imagen de mi padre rebotando contra la camilla, me
torturaban. Las ideas más alocadas por mi mente transitaban: me surgía la
idea de matarlo, para después de recordar el legado de mi papá, pensaba
en ir a visitarlo y escucharlo para intentar calmar mi odio, de ese modo sin
que nada me importe permanecí enredado en pensamientos totalmente
antagónicos hasta pasado el mediodía.
63
angustia creció, ahora acompañada por un llanto desenfrenado imposible
de detener, el celular sobre la mesa apoyé y sin tener control de mis
movimientos me dejé caer en el suelo, achicharrado en posición fetal, la
lágrimas no desaparecieron por un muy largo rato, hasta la llegada de
Melina, quien en el piso a mi lado se acostó. Sin pronunciar palabra, me
miraba fijo a mis ojos empapados, acariciándome la frente, consiguió que
la calma lentamente se haga presente.
Cuando pude hablar sin quebrarme en cada palabra, otra vez le expliqué
todo lo acontecido en la comisaría y en mí, desde cuando el asesino tiene
cara. Hablando, abrazándonos y también besándonos, al cabo de algunas
horas la angustia afortunadamente parecía haber desaparecido, aunque
no pasaban más de diez minutos, sin el retorno del recuerdo de la mirada
de este hombre. De esta manera el día pasó, cuando eran las seis de la
tarde, Meli se fue para la facu, solo acostado en la cama me quedé.
Un pensamiento, que hacía horas se me había cruzado por la cabeza,
comenzaba a tornarse más fuerte en mi cerebro: visitar en la cárcel a este
tipo para escuchar si tiene algo para decirme. Después de dar muchas
vueltas llamé al abogado:
-Hola Eugenio.
- ¿Cómo les fue? No te llamé, imaginé no me atenderías, como hacés
desde cuando intento ayudarte en lo de tu padre, más allá de mi labor en
la empresa.
-No empieces.
-Alguien reconoció al delincuente.
-Mi mamá.
- ¡Qué bueno! Va a ser de utilidad en el juicio. ¿Ahora si querés ser
querellante?
-No, ni loco. Conocés mi desinterés en todo lo legal. Estoy seguro de que
este hombre pagará por lo que hizo con o sin mi colaboración.
-OK, entonces… ¿Qué precisás?
-Quiero ir a visitarlo.
- ¡¿A visitarlo!? ¡¿Estás loco!?
-Si, lo estuve pensado mucho y quisiera charlar con él.
- ¿Para qué quisieras verlo?
-Para ver si tiene algo para decirme.
-Estas equivocado Ezequiel, vos estás pensando como si estuvieses en su
lugar, como si hubieses matado a alguien, el hijo te vendría a ver y le
demostrarías tu arrepentimiento pidiéndole su perdón. Esta gente es
diferente, para ellos es casi habitual quitarle la vida a otra persona, su
64
entorno es así, su familia, sus hijos, sus parejas, etc. Nunca sienten
arrepentimiento ni nada de eso, en su forma de vida el delito, las drogas y
los homicidios son cosa de todos los días. Además, técnicamente es
imposible que te concedan dicha visita.
- ¿No hay modo que me dejen ir a verlo?
- ¿Me estás escuchando? - Con tono incrédulo-
-Si claro, pero igual siento un enorme deseo de hablar con este tipo.
-Mirá Ezequiel, conozco tu personalidad avasallante, vos podés con todo,
estoy seguro de que al mando de la empresa tomarás las mejores
decisiones confiando en tus conocimientos, como así también en tu
instinto para los negocios, pero de este tema lamentablemente debo
comunicarte que no lo conocés y no tenés idea con lo que te podés llegar
a encontrar. Sos como lo fue tu padre, muy buena gente, te conozco
prácticamente desde tu nacimiento y más allá de no contar con autoridad
alguna para prohibírtelo, me parece una locura y no te lo puedo permitir.
Como es mi trabajo y conozco el tema, te aseguro que lo único que
conseguirás será mayor dolor. ¿Te puedo hacer una pregunta acerca de
una palabra?
-Sí…
-La palabra es: odio.
-Riendo- Conocías mucho a mi padre.
-Desde el comienzo de la charla se me vinieron a la cabeza los dichos de
Marcelo al respecto. Te aseguro que conocer al detenido, no te eliminará
ese sentimiento.
-Lagrimeando-. –¿No puede valer la pena intentarlo?
-No… Ya hay demasiado dolor en tu vida, conocerlo sólo te llevará a una
nueva desilusión. A parte no podés culparte por sentir odio, rabia y hasta
deseos de matarlo. Cuando Marcelo hablaba de “no odiar” lo hacía con
respecto a situaciones cotidianas, esto es muy diferente, me parece muy
normal el descontrol de tus sentimientos.
-Bueno gracias.
-Pero no….
Sin dejarlo terminar, concluí la llamada y otra vez la angustia se hizo
presente, mis pensamientos viraban desde mis deseos de escucharlo,
hasta llegar a matarlo. Creo que no es por mandato paternal, mi dolor al
sentir odio es porque ese mandato me hizo ser quien hoy soy y no le estoy
fallando a mi padre, estoy traicionándome a mí mismo y a mis ideales.
Después de estar más de una hora torturándome con mi dolor, la
conciencia se hizo presente. Llamé a la psicóloga y más allá de tener
sesión en dos días, tuvo la gentileza de recibirme en ese mismo momento,
65
a pesar de lo inapropiado de la hora. Fue una charla dolorosa, muy larga,
gracias a lo hablado con Eugenio, sumado a los aportes de Cristina, la idea
de tener un encuentro con el asesino desapareció y comenzaba a
familiarizarme con la posibilidad de sentir odio. De regreso a casa llamé a
Melina, como suele suceder, con algunas palabras le resumí las cosas
acontecidas en estas pocas horas, desde su partida hacia la Universidad.
Obviamente, ella coincidía con el pensamiento de Eugenio con respecto a
la visita a la cárcel y con tono superador agregó: una locura, no ayudaría
en nada, entre otras situaciones tremendas a las que me expondría si
fuese a dicho encuentro. Cuando llegué a casa, el diálogo había bajado la
tensión y nos despedimos cariñosamente quedando en encontrarnos para
desayunar a las siete de la mañana.
66
parecía que hubieran pasado apenas diez minutos desde cuando me había
dormido, esta noche no fue el dolor quien me impidió descansar, si no el
desborde de ansiedad por comenzar a trabajar en la investigación. Apenas
llegó Mónica, salí para el bar en el cual mi novia me esperaba, al
encontrarnos mi aceleración era tal que las palabras adecuadas no me
llegaban y para Melina fue imposible comprenderme, hasta cuando logré
hacer mi relato más pausado.
Era difícil de entenderme, no solo por mi velocidad al hablar, sino
también porque hasta hace algunas horas no quería saber nada con la
investigación y ahora tenía un deseo desenfrenado por el curso de esta.
Luego de explicarle los motivos en mi cambio de parecer, con respecto a
encerrar a todos los involucrados en la muerte de mi padre. La noté un
poco incrédula, pero como era de esperar me brindó su apoyo y
contención indispensable para mí en estos momentos. En la puerta de la
cafetería nos despedimos y quedamos en que a la noche se quedaría
dormir en casa, antes de subir a su coche me preguntó por Franco, desde
la rueda de reconocimiento, no había pensado en mi familia. No supe
cómo contestarle, ella subió a su auto y se retiró mientras yo petrificado
en el lugar, unos instantes permanecí pensando en si sería el odio nacido
en mí, el generador de este desinterés por las cosas realmente
importantes. Recordaba las palabras de papi: el odio, el rencor no te deja
ni pensar ni vivir. Entonces yo también subí a mi vehículo y a la oficina me
fui pensando en que debía recordar los dichos de mi padre todo el tiempo,
para que el odio no me impida diferenciar cuáles son las prioridades.
Lamentablemente al ingresar a la empresa, lo meditado en el auto
no pude llevarlo a la práctica. Apenas me senté en el escritorio, antes de
hacer nada, le pedí a Silvana que me comunique con Eugenio, el abogado.
Concerté una entrevista para las once, luego llamé al Comisario y también
a Dany para comentarles mi cambio de posición y pedirles a ambos un
encuentro para nutrirme de su experiencia en las investigaciones. Las dos
horas hasta que llegó Eugenio se hicieron eternas, no pude resolver
absolutamente nada, intenté responder mails, tomé el teléfono para
llamar a Franco y tampoco lo hice. Finalmente decidí esperar las once de
la mañana, sin intentar ninguna actividad:
67
-Ahora sí, quiero involucrarme en la investigación.
- ¡¿Cómo?!
- ¡Sí! Quiero ser querellante, ya me comuniqué con el Comisario, también
con Dany, el periodista de Radio Z y pienso hablar con toda la gente con la
cual mi viejo tenía contacto, incluida mi familia. Ah, quiero ver el video de
la cámara de seguridad y si es verdad lo de un jefe que mandó a este tipo
a asesinarlo, lo voy a encontrar y no voy a parar hasta cuando todos
queden tras las rejas.
-Ah bueno… parece que ahora si estás interesado.
-Si mucho. ¿Qué hay que hacer para ser querellante?
-Yo me ocupo. El juez lo aceptará, estoy seguro no habrá inconveniente y
en 48 horas te transformarás en la querella. Debemos juntar todas las
pruebas posibles para el juicio, por más insignificante que te pueda
parecer algún dato, no dudes en comunicármelo. Más de una vez, los
casos difíciles se han resuelto por alguna prueba presentada por la
querella que a la fiscalía se le había escapado o ni se le había ocurrido.
-Entonces, en definitiva ¿ser querellante sirve para presentar pruebas?
-Claro, si no sos querellante ni te escucharían. Además de tener acceso a
la causa.
-Entiendo.
- ¿Seguro deseas mirar el video?
-Sí.
-Será muy duro.
-Lo sé. ¿Podrás ponerte a trabajar ya en esto?
-Por supuesto. Para la tarde tendré listo el escrito para presentar mañana
en el juzgado, si todo sale bien a mediados de la semana próxima
pasaremos a ser la querella y tendremos acceso a la causa. Pero el video
depende de vos, por algún contacto en la municipalidad, estará en mi
celular en una hora, cuando quieras venís o si preferís mirarlo solo te lo
envió por mail o al teléfono.
-Ni bien lo tengas, envíamelo al correo por favor.
- ¿Lo verás solo?
-Sí, tranquilo estoy fuerte.
68
- ¡Uy! Perdón, yo te vengo con esto y vos no estás bien. Perdoname por
favor.
-No pasa nada, la noticia es buenísima. Yo soy quien tiene que cambiar el
chip y apreciar las cosas buenas.
- Trabajaste tanto para entrar en ese mercado….
-Sí, fue intenso y lo venidero será aún más. Llamá al contador y decile que
venga a verme ni bien pueda, precisaremos mucha liquidez, deberemos
tomar préstamos o vender algún inmueble en carácter de urgencia.
Silvana se retiró; por un rato ocupado en el trabajo me olvidé de todo,
hasta cuando recibí el mail de Eugenio. Unos minutos en esa posición
habitual de la cara entre las manos y los codos sobre el escritorio
permanecí, hasta que decidí ir a ver el video a la sala de conferencia, hay
un televisor de 50 pulgadas, tal vez allí pueda apreciar algún detalle
adicional. Entonces, como un resorte salté de la silla, en el camino me
crucé con el contador, quien venía a la oficina respondiendo mi pedido,
sorprendido se quedó ante mi rechazo sin explicación alguna y con un
tono desagradable, raro en mí. En el silloncito de la punta de la larga mesa
ovalada me senté, suspiré profundo y después de unos segundos oprimí
play.
En el margen superior izquierdo estaba la fecha y la hora, con segundos
incluidos:
Fecha 10/06/2016 Hora: 20:02:00.
La definición no era la mejor, pero para ser una de las cámaras de la
municipalidad, era aceptable, obviamente la grabación carecía de colores,
emitía en blanco y negro. La cámara enfoca de derecha a izquierda, en el
mismo sentido de la mano de la calle, desierta estaba, hasta las 20:04 no
había pasado nadie, ni a pie ni en auto, en ese momento pasó un Palio a
velocidad normal, sin nada para despertar mi interés.
A las 20:05:27 aparece la camioneta de papi, maniobra normalmente para
entrar marcha atrás en la cochera, como yo recordaba haber visto desde
la ventana del cuarto, antes que aparezca en imagen otro auto, el portón
que estaba abriéndose comienza a cerrarse. Apenas aparece la trompa de
un Bora de color oscuro, comparándolo con el de la camioneta que a
pesar de ser verde se apreciaba de color blanco. Una persona de altura
similar al individuo reconocido por mi madre, con un arma en la mano
apuntando a la puerta de la camioneta corriendo entró en la imagen,
cuando estaba a unos dos metros y por la ventanilla se ve la mano de papá
asomándose como haciendo un gesto que quisiera gritar: “Pará, pará” y el
reloj marcaba 20:06:09, es el momento en el cual se observa en la punta
del arma una detonación produciéndose y mi padre cae sobre la puerta
69
entreabierta de la camioneta. Para entonces, el Bora completamente en la
imagen, estaba en medio de la calle antes de la entrada de casa, el asesino
se da la vuelta en busca del coche que lo esperaba y queda en un
primerísimo plano de cámara, mostrando claramente ser el tipo de la
rueda de reconocimiento, corre y se sube en la puerta trasera del
vehículo, que desaparece rápidamente de la escena.
Siete veces seguidas lo vi, sin detenerme ni un segundo antes de
volver va a oprimir play. En las primeras ocasiones el dolor se apoderó de
mis sentimientos, pero en las últimas dos, el tan poco anhelado odio, se
hizo presente con todas sus fuerzas, entonces tomé distancia y comencé a
analizarlo fríamente. Es como me habían dicho, este tipo le dispara sin
mediar palabra, termina siendo lógico aquel titular “Posible ajuste
cuentas”, como así también las insistentes preguntas de la policía acerca
de los secretos que mi padre hubiera podido tener. Es lo más lógico que
todos seamos investigados, dicha situación, me colocó otra vez en el lugar
de odiar a quien no he visto nunca en mi vida o al menos eso creo, ahora
era el jefe del asesino. De repente por mi cabeza comenzaron a pasar las
caras de cada uno de los empleados, de los nuevos amigos de mi
hermano, de la gente con quienes solían salir a comer, al teatro, y hasta
los integrantes de la propia familia, solamente excluí de las imágenes a
mamá. Todos, hasta mi hermano podrían haber sido los responsables de
lo sucedido. En realidad, más allá de querer encontrar al culpable, no
puedo imaginar quién podría tener motivos para odiar tanto a mi padre y
hacer algo así, también intentaba encontrar dentro de mi memoria, algún
aspecto de la vida de papi, indicativo de una posible situación secreta. No
sé si será por no querer hallarlo o porque realmente no los tenía, pero no
recuerdo nada como para suponer que poseía una vida oculta. El odio, la
furia desenfrenada me invadía, la ansiedad por hablar con cada una de las
personas, con las cuales, aunque sea por única vez se había cruzado mi
padre, me exacerbaba
Después de repasar esos rostros en mi mente por algunos minutos,
regresé a mi oficina, en tiempo récord resolví algunas situaciones
laborales impostergables. Para luego comenzar con las entrevistas que me
dispuse, iba a tener con cada uno de los empleados de la empresa, son
más de cincuenta, calculaba demorar tres días en charlar con cada uno de
ellos. Mi primera acción, fue enviar un mail al correo interno,
comunicando la buena nueva de las ventas que se avecinan al Mercado
Chino, situación motivadora de una charla personal con quienes lo habían
recibido. Si el instigador está entre ellos, será mejor hablarle del negocio,
70
y llevarlo por sorpresa al tema del homicidio y de ese modo quizás poder
percibir algo extraño en sus dichos.
Las siete de la tarde llegaron y lamentablemente sólo con tres
personas pude hablar, se me hacía muy dificultoso conducir el diálogo a la
relación mantenida con mi padre, daba vueltas y vueltas sin poder llegar a
nada, perdiendo el tiempo sin arribar a ningún hallazgo, ni positivo ni
negativo, básicamente no ha cambiado nada haber hablado con esta
gente. Después que se retiró de la oficina Silvana, me quedé pensando
que sería imposible hablar con cada empleado, cada amigo, llevaría meses
hacerlo, aparte si esas charlas serán como las de hoy, no tendría sentido
alguno.
Después de un largo rato, elaborando hipótesis de cómo hallar al
instigador sin encontrar rumbo alguno, finalmente me retiré.
71
-Lo podemos ver desde esta tablet. ¿Te animás?
-Por favor, será más fácil así, que si me lo relatás.
Sin muchas más vueltas, abrí mi correo desde la tableta y vimos esos seis
fatídicos minutos, cuatro veces seguidas sin decirnos una palabra, ambos
llorando. Después de cerrar el video, continuamos en silencio por un
momento, mirando la nada misma, entonces yo pregunté:
- ¿Qué pensás?
-No puedo pensar. Solo siento dolor.
-Te entiendo, pero ¿nada extraño viste?
- ¿Qué tendría que ver?
-El tipo le dispara directamente.
-Sí, lo vi…Me dio cosa decírtelo. Evidentemente él sabía quién era Marcelo
y fue a matarlo directamente, nunca se acercó a la camioneta, ni antes ni
después de haberle disparado. Si hubiera querido robarle el vehículo o
alguna pertenencia, debería haberse acercado más. Es muy raro.
-Demasiado.
-Ya te lo han preguntado, pero pensaste si podría Marcelo estar en algo
peligroso.
-Desde que vi las imágenes, no puedo parar de pensarlo y no encuentro
nada.
-Qué se yo, tal vez sea algo indirecto en lo que terminó metido sin
intención.
-Si… eso pudiera ser, pero debería haber tenido algún contacto, un
negocio o hasta una relación de cualquier índole con gente que al menos
parezca sospechosa.
-Sí, en realidad sí. No sé qué pensar.
-Hoy me dispuse a dialogar con cada uno de los empleados de la empresa.
Yo no encuentro motivo por el cual hubieran querido hacerle esto, pero
evidentemente eso de que el detenido tiene un jefe, parecería ser verdad.
- ¿¡Y!?
-Riendo- Nada, soy malísimo, ni puedo acercarme al tema, además estuve
toda la tarde y solo entreviste a tres, es imposible hacerlo con todos los
empleados y también con sus conocidos como había planeado.
-Debe ser difícil. ¿Y si llamás a ese periodista que hablaste un par de veces,
quizás te pueda orientar?
-Me parece buena idea.
Tomando el consejo de mi novia, en ese momento llamé a Dany y
combinamos un encuentro para la mañana siguiente en aquel mismo bar.
Le pedí a Melina si podía estar presente en dicho encuentro y accedió
rápidamente. Esa noche ella durmió en su casa y yo en la mía, con
72
respecto a mi hogar o lo que queda de él, mi madre no se levantó de la
cama, probó apenas dos bocados de una milanesa y de mi hermano ni
noticias, tampoco atiende el teléfono, después de dudar un poco en el
tercer llamado le dejé un mensaje:
-Franco, ya ni recuerdo si estabas ofendido, no entiendo porque nunca me
respondes mis llamadas, vos sabrás. Te llamé primero para saber cómo
estabas y segundo para contarte que obtuve el video de la cámara de
seguridad del día del asesinato de papi, me pareció bien avisarte de su
existencia. Si te interesa avísame, gracias.
Imposible fue conciliar el sueño durante toda la noche, por mi mente
pasaban uno a uno los rostros de las personas a quienes encasillaba como
instigadores, luego los desechaba y los remplazaba por otros. De este
modo una noche más sin dormir, pasó.
Después de recibir a Mónica y de sus insistentes preguntas acerca
de mi cara, le conté lo del video, me retiré sin dar muchos detalles. En el
mismo bar de hace algunas horas, con Melina me encontré, esperando el
momento en el cual Dany se hiciera presente, treinta minutos más tarde
de lo acordado llegó:
-Buen día Dany ¿Cómo estás? Ella es Melina, mi novia.
- ¿Cómo estás Ezequiel? Un gusto Melina.
-Bien Dany, gracias por venir. ¿Sabías de ella no?
- ¿Y?...
-Era como suponía, todo lo sabés.
-No tanto.
-Él, hasta se comunicó conmigo en algún momento. - Acotó Melina-
-Ah bueno.
-Ezequiel, no empecemos otra vez. ¿Me llamaste por algo? - Con un tono
terminante-.
-Tenés razón. Vi el video de aquel día. ¿Sabías?
-Que lo habías pedido sí, pero en estos casos pedirlo no significa verlo.
Debe haber sido fuerte para vos.
-Lo fue. Tenías toda la razón en eso de que debemos buscar algo, o mejor
dicho alguien con motivos para enviar a este hijo de putas a matar a mi
viejo.
-Es así. Me enteré de tu pedido para ser querellante.
-Si, por eso te llamé. Después de la detención y de ver el video, mi postura
frente a la causa se modificó radicalmente. Por momentos pienso que
todos sus conocidos pueden ser los responsables. Ayer me había
planteado hablar con cada uno de los empleados, amigos y conocidos.
Perdí toda la tarde, lo hice solo con tres personas y ni siquiera pude hacer
73
preguntas vinculadas al tema. Melina, opinó que me podés orientar por
dónde debo seguir y por eso estamos acá.
-Con un tono de revanchismo- Finalmente estamos en el lugar donde te
propuse estar a los días del homicidio.
-Sus palabras me irritaron-. —Sí…
-Bueno chicos, a ver si entre todos colaboramos. - Acotó Melina-
-Tenés razón, perdón Ezequiel. ¿Cómo puedo ayudar, cómo quieren
hacer?
-No sé, lo único que quiero es al instigador preso.
-Deberás juntar todo lo que sea o pueda parecer prueba para el juicio si te
aceptan como querellante, para mí es un hecho. Yo ya lo hice, sin hallar
nada extraño en la vida de tu padre, pero por lógica ustedes pueden
conocer detalles ignorados por mí, deben recorrer cada minuto de la info
que puedan recolectar, lugares, fotos, actividades. Y por más duro que
suene, debés tomar como muy probable la existencia de un enemigo. La
existencia de éste es porque en vida tu papá algo debe haber hecho de
manera no muy correcta.
-Es de lo que estoy intentando convencerme, pero me cuesta y además no
encuentro nada raro.
- Algo tiene que haber, yo tampoco lo encontré, a veces la verdad la
tenemos frente a nuestras narices y no somos capaces de verla, debés
seguir buscándola.
- ¿Qué querés decir?
-No busques dobles mensajes, es literal lo dicho. He estado meses, años y
después resultaba que la verdad la tenía frente a mis ojos desde el primer
día y no supe verla.
-Ok… no sé por dónde empezar.
-Mi opinión es que no debes hablar con todas las personas, es imposible,
además rápidamente el responsable se enterará de tu interés y esperará
tu llamado.
- ¿Das por hecho que lo conozco?
- ¡Hay no Ezequiel! Limitate a escuchar sin hacer interpretaciones, si yo
tuviera una sospecha contundente te lo diría explícitamente, no andaría
con dobles mensajes.
-Tenés razón.
-Yo investigué mucho, no encontré nada, el único muy oscuro es tu tío,
pero de todos los delitos que comete, ninguno se vincula con el asesinato.
- ¿Todos?
-Si, son muchos. Drogas, prostitución convencional e infantil y mucho pero
mucho juego.
74
-Siempre sospeché que era un tipo raro, pero no para tanto.
- Es bastante sucio y lo peor es que sin necesidad. Con el dinero que tiene,
no precisaría meterse en negocios ilícitos, si no fuese por las deudas
contraídas por esos mismos negocios ilícitos.
- ¿Debería estar preso?
-Si fuera una persona pobre, no tengo dudas, estaría a la sombra.
-Para mí es una locura lo que voy a decir: pero si es tan jodido, no puede
haber estado involucrado…
-Es en el primero en cual centré mis sospechas, no tenía nada en contra de
Marcelo, al contrario, lo estafó una y otra vez para arreglar sus
chanchullos, hacía alardes de dichas estafas. Desde mi humilde opinión,
sin haber conocido a tu padre, pero sí su trayectoria, dudo que haya
ignorado la diferencia de retiros entre ambos, a lo largo de los años.
- ¿Papá conocía los delitos del tío?
-Para mí, elegía no enterarse.
-Ok, me podrás tirar una punta de por dónde comenzar.
-Sí, primero debes hacerte una lista con la gente que conocía a tu padre,
todos, por más que los tengas en tu mente debés escribirlos. Luego hacete
una especie de línea de tiempo en donde los ubicarás por antigüedad de
relación y recién después por quien te pueda resultar sospechoso.
Convocás uno a uno, solo a los que te resulta interesante escuchar, no
podés demorar más de dos días en reunirte con todos, les blanqueas con
mucha seguridad que sos consciente de la existencia un instigador, los
grabás o tomás nota de sus dichos, cada palabra y si hallás algo por más
mínimo, no dudes en llamarme. Ah por teléfono solo acordemos un
encuentro, sin detalle alguno. Sin mucho más para destacar después de
agradecimientos y saludos Dany se retiró del bar.
Unos minutos, pensando, con Melina nos quedamos en silencio y fue ella
la que lo rompió:
-Para mí debemos hacer esa lista en un Excel, vos me dictás y yo voy
escribiendo, primero titulamos el ámbito, ejemplo: trabajo y luego los
nombres de cada uno de los integrantes de ese grupo y como dijo Dany
después tachamos los que no nos despierten sospecha o curiosidad.
-Guau… Increíble, no hablaste casi nada, pero interpretaste a la perfección
los consejos del periodista.
-Bueno. ¿La tablet?
-Ya la saco.
Estuvimos más de una hora, hasta poder definir cinco grupos con sus
respectivos integrantes, divididos del siguiente modo:
75
#Familia
#Trabajo
#Club
#Tenis
#Amigos
#Gimnasio de mamá
Ahora la tarea más difícil nos esperaba, o mejor dicho me esperaba, yo era
quien conocía a los poseedores de los nombres anotados en aquella lista.
Melina se fue a la facultad, mientras yo permanecí en el bar, hasta cuando
pude tachar a todos los considerados irrelevantes para indagar.
Pasadas las once de la mañana recién llegué a la empresa, parecía que
todos percibían mi cambio de posición con respecto a la investigación,
algunas preguntas, otros comentarios me hacían tener la sensación de que
algo sabían. Por algún momento pensé que Eugenio, el abogado, podía
haber hecho pública nuestras charlas, convirtiéndolo en sospechoso, pero
después recordaba la confianza y la confidencialidad existente desde
siempre, desechando esta posibilidad.
76
Para ser honesto, no le di ni la décima parte de atención que le brindé a
Dany, al punto que le conté los cambios en mi parecer, pero evité
referirme el encuentro con el comunicador, considerándolo innecesario,
dos o tres minutos como máximo bastaron para culminar el diálogo.
77
de sus regalías y me venís a hacer un planteo por lo costoso que haya sido
la colaboración externa, es inentendible.
-Yo me retiro. – Dijo Martín-.
-De reojos miraba los gráficos apoyados sobre el escritorio.
-Bueno. Estas asesorías son tan onerosas...Pero por lo que veo aquí, es un
muy buen negocio, te felicito.
-Si hubieses empezado por leer el plan, quizás no hubieras emitido crítica
alguna, cada uno es como quiere ser.
- ¿Querés que te pida disculpas?
-No tío, no hace falta, como dije, cada uno es como es. Ante la ausencia de
mi padre, nosotros deberemos llevar adelante esta empresa sin nadie
para mediar y evitar nuestras habituales discusiones como él lo hacía. La
idea sería contar con tu participación en la actividad a diario, si no lo haces
mínimamente antes de opinar o criticar infórmate por favor.
- ¿Tan importante te ha resultado mi cuestionamiento? ¿No se te puede
preguntar nada?
La acostumbrada ira al discutir con mi tío se estaba haciendo presente,
recargada.
- ¡Me estas cargando! Te estoy diciendo que me gustaría y además sería
productivo que participes a diario de la actividad y me saltás con que no
me podés preguntar. Sos parte, sos dueño, debes preguntar, debes saber
y como papá no está, somos los dos quienes debemos decidir. Existe un
gran detalle: para poder decidir algo, deberías estar al tanto de dicha
cuestión.
-Ezequiel me pare…
-Interrumpiéndolo. –¡Ponele un precio a tus acciones!
- ¡Estás loco!
-Puede ser, uno nunca sabe. Pero cuando mataron a mi padre, tu socio, tu
cuñado ¿te acordás? Después de los duros y largos primeros días, cuando
retomé el trabajo poniéndome al tanto de tu ausencia y de tu habitual
desinterés ante mis llamados, en tan extraordinaria situación. La idea de
correrme de la empresa dio vueltas por mi cabeza, pero rápidamente se
disipó, no me perdonaría jamás ver cómo la firma que mi padre formó
desde la nada, se desplome, entonces la idea de comprarte la parte
prevaleció. Hablemos con los abogados por el estatuto, precio y listo.
Sorprendido y con un tono conciliador respondió.
-Ezequiel, me parece que estás atravesando momentos difíciles. Es
verdad, nunca tuvimos una buena relación laboral, pero las diferencias
son solucionables con un poco de voluntad de ambas partes, no me
parece lo más conveniente disolver la sociedad. Una decisión de tamaña
78
envergadura no puede tomarse de manera unilateral, además sin la
sucesión de Marcelo, no se puede hacer nada.
- ¿¡Leíste el estatuto alguna vez!?
-Mmm…
-Si lo hubieses leído, sabrías que más allá de tener el 50% de las acciones,
la acción maestra o como se llame, pertenece a mi padre. En el mismo
estatuto, figuramos mi madre, mi hermano y yo como poseedores de las
facultades otorgadas por dicha acción, en caso de ausencia de Marcelo,
con lo cual no se precisa sucesión. Lamento comunicarte, que la disolución
de la sociedad está dentro de los privilegios otorgados por poseer la
mencionada acción. Tal vez lo has olvidado, tu ingreso a la sociedad se
produjo por tu aporte de capital, con el dinero de la herencia de tu padre.
A tu ingreso, esto ya era una empresa en expansión, sin dudas hubiera
precisado más tiempo, para llegar hasta donde hoy está sin tu aporte.
Pero también sin dudas lo hubiera logrado y por más que mi padre haya
sido bueno hasta el extremo de cederte el 50 %, la lucidez lo acompañó
para dejar en claro que nadie iba a destruir a su tercer hijo, como siempre
la nombraba.
- ¿Qué rápido para cuidar tus billetitos? ¿Leíste el estatuto en el velorio?
- ¿Vos te pensás que yo no estaba al tanto? Mi padre, hace años, antes de
que yo tenga edad para trabajar delante de mami nos lo contó a Franco y
a mí. Ante tu ausencia lo releí hace algunas semanas…
-Siempre todo bajo control y con aire de superación igual que tu…
Silvana, al escuchar los gritos, sin golpear irrumpió en la oficina elevando
su voz aún más que las nuestras, al cabo de algunos minutos logró que mi
tío se retire.
Sin decir una palabra, un té me alcanzó, solo con un gesto le
agradecí, las palabras no querían salir de mi boca. Otra vez, en esa
posición cada vez más habitual últimamente, volvía a pensar que mi padre
es quien menos estará padeciendo su partida, sacando a Melina, no tengo
ningún aspecto de mi vida transitando por senderos tranquilos; por un
instante, una trágica locura como para terminar con todo, por mi cabeza
transitó. Por fortuna la cordura prevaleció y regresé a pensar en todos los
frentes en los cuales debía enfocar mi atención, no solo en cuáles, sino
también en orden de prioridades, más allá de la investigación, el tío, la
empresa y los chinos, nunca debía olvidarme de que la prioridad es mi
familia, dentro de la cual incluyo día a día un poquito más a Melina.
La tarde y el día laboral concluyó, mi cabeza no paraba de pensar:
ahora a esa lista imaginaria de los problemas existentes, leída una y otra
vez dentro de mi cerebro sumé un ítem más, la disolución de la sociedad.
79
Temo que de no hacer nada, con todo lo que me está tocando atravesar,
mi salud será el próximo inconveniente. Entonces, intentando encontrar la
calma, dejé la empresa y como hace algunas tardes comencé a conducir
sin rumbo. Seguramente cuando comente dicha actitud a la psicóloga, lo
interpretará como un intento de escape de la realidad, de seguro es así.
Juro por la memoria de mi padre, si existiera la posibilidad de desaparecer
al menos por unos meses, sin duda lo haría, quizás el tiempo acomode las
cosas y tanto yo, como los demás, nos acostumbremos a convivir con el
dolor.
Sin darme cuenta a casa llegué, me tomé el mayor tiempo posible para
entrar, Mónica me esperaba. Su cara no era buena y aunque al lado de mi
madre todo el día, era imposible no contagiarse de su negatividad, su
rostro evidenciaba algo diferente a la situación habitual.
-Ezequiel, estaba a punto de llamarte, no lo hice antes para no
preocuparte, pero ahora Abelardo me lo pidió.
- ¡¿Qué paso?!
-Con voz entrecortada- Tu mami…
Abelardo irrumpió en la escena y agregó:
-En un descuido, no sabemos cómo pudo haber sucedido otra vez, tu
madre ingirió la medicación de tres días en una sola toma.
- ¡¿Cómo?! ¿Y ahora cómo está? ¿qué hay que hacer? ¿un clínico? ¿un
lavaje de estómago tal vez?
-En primer lugar, debes calmarte si querés ayudarla.
-Eso ya lo sé Abelardo, hago lo que puedo, si supieras las cosas por las que
estoy pasando…
-Creo estar al tanto de todo lo difícil que se ha tornado la vida para vos, es
por ello indispensable para vos calmarte, si no será tu salud un escollo
más a sortear.
-Con tono firme- Después hablamos de mí, ahora ¿qué hacemos con
mami?
-Está viniendo la ambulancia, posiblemente como bien dijiste haya que
desintoxicarla, tal vez sea conveniente un lavaje, la cantidad de drogas
injerida no tiene capacidad de daño mortal. La situación compleja es la
que vendrá cuando abandone la internación en la clínica, por el cuadro
médico….
- ¿Qué estás queriendo decir?
-Desde mi punto de vista: la única manera de evitar la internación
psiquiátrica y pueda permanecer en la casa, es dopándola al extremo de
80
imposibilitarla de tomar decisiones, evitando así episodios como el de hoy,
lo cual impide recuperación alguna.
- ¿Internada podrá salir adelante?
-Como ya te dije en alguna oportunidad, no existen fórmulas exactas
cuando es la mente de las personas quien enferma. Pero creo que, con un
acompañante terapéutico constante, estimulándola a diario, quizás
logremos hacerle encontrar algún sentido a continuar viviendo.
- ¿Entonces tu diagnóstico es que si se queda en casa será imposible la
recuperación?
-En realidad, por más duro que suene es así. Para evitar otro episodio
como el de hoy, será necesario doparla de manera tal que pierda
conciencia del tiempo y espacio. En cambio, si permanece en una
internación psiquiátrica, tal vez podría ser de puertas abiertas, pasadas
algunas semanas al estar controlada todo el tiempo puede no ser
necesario administrarle sedantes, pues tendrá personal especializado a su
lado para evitar situaciones de autoflagelación.
81
más lo vimos. Creo, deben tener sentimientos parecidos quienes pierden a
sus parientes en accidentes de tránsito.
El llamado de la doctora, pidiéndome ayuda para incorporar a mami
en la cama me devolvió a la escena. Desde cuando había llegado a casa, no
la había visto: su estado era deplorable, el color de su piel era muy pálido,
casi verdoso, su cuerpo cada vez más encogido en posición fetal, agradecí
tener a los profesionales a mi lado, sin su colaboración hubiera dudado
que estuviese viva. La doctora indicó al enfermero, cuáles dos inyecciones
preparar, mientras tanto primero se dirigió a Abelardo para después
hablar en general:
-Como antes me había comunicado el psiquiatra, el pulso está realmente
lento y la presión por el suelo, ahora le aplicaremos medicación para
intentar estabilizarla, deberemos internarla, es necesario monitorearla
constantemente hasta cuando se pueda estabilizar su presión.
-La presión baja ¿le puede provocar un infarto? –Pregunté.
-En realidad sí, por eso debemos llevarla. Si ese episodio llegase a
suceder, se podrá evitar lo peor.
-Ok, como usted diga.
-De este cuadro, en algunos pocos días seguramente se recuperará. Pero
por lo comentado por Abelardo, para mi es recomendable que no vuelva
aquí. Esta última es una opinión personal más que un diagnóstico.
-Gracias. Justamente de eso estábamos hablando, cuando usted llegó.
82
aunque queda en medio del camino para ir a la empresa. Como sucedió
antes, mientras conducía, las imágenes de aquella noche, cuando mami le
repetía que lo amaba por entre medio de los asientos por las mismas
calles por las cuales estábamos transitando, cuando cruzamos la vía que
cruzaremos en unas cuadras y le gritaba ¡aguantá!, invadieron mi mente
generando alguna lágrima.
Entre tanto llegamos al hospital, con mucha más calma que la última vez
en este lugar, estacioné el auto correctamente. Debí atravesar ese largo,
horrible y tétrico pasillo de guardia, mi angustia y desolación era menor a
la de hace unos meses, pero sin embargo se podía decir que mi desilusión
era mayor. El terror de no saber dónde podía terminar todo lo que había
empezado hace apenas meses, me paralizaba, me hacía sentirme sin
ganas de nada, desear fuertemente desparecer y poder regresar cuando el
dolor haya cesado.
El llamado del doctor Foschi, según leí en el bolsillo izquierdo de su
guardapolvo, me devolvió al presente, mi mente ya estaba en el hospital,
pero en el momento vivido hace tiempo. Recién ahí, me percaté de que
Abelardo y Mónica también se habían acercado, el diagnóstico de dicho
doctor no distó demasiado del expuesto por la profesional en casa, solo
amplió la prescripción de una serie de estudios precisos, para conocer su
estado real. Ante la acotación de Abelardo acerca de la pérdida de peso,
tomó las recetas y adicionó un examen más, después de una breve
descripción de los pasos a seguir, nos permitió pasar a verla. La habitación
era la número 8, ¿casualidad? el 8 de abril es la fecha de su aniversario de
casados.
La habitación era individual, con lo cual me podía quedar a cuidarla,
en su brazo derecho tenía una vía por la cual le ingresaba medicación de
dos recipientes diferentes, uno era suero y el otro una solución
antibiótica, por una posible infección que estaría generando el descenso
de peso. Antes de retirarse, Abelardo me recomendó llamar a mi
hermano, de no ser por su mención, ni se me hubiera cruzado por la
cabeza, es increíble, en otras circunstancias nunca me hubiera olvidado de
él. Mi cerebro está como una computadora sobrecargada de información,
comenzando a fallar por la falta de espacio. Fue entonces cuando después
de despedir a Abelardo, Melina tomó mi celular y para evitármelo a mí,
ella se comunicó con Franco, quien milagrosamente respondió en la
primera llamada y según dijo vendría para aquí.
83
Mientras Meli hablaba con él, me esforcé por recordar si habíamos
discutido la última vez que nos comunicamos, realmente nada recordaba
de cómo estaban la cosas, con la relación tan inestable entre nosotros,
sumado a estas fallas de mi cerebro mencionadas, se me escapan algunos
detalles. Al finalizar la llamada, hizo lo propio con la tía Sandra,
impresionada Melina quedó por el desinterés de ella, al cual yo ya estoy
acostumbrado y no me sorprende.
Igualmente, a la hora, con ese aire de grandeza y superación se hizo
presente en la clínica, demostrando una preocupación poco creíble hasta
para ella misma.
Después de mucho insistirle, Mónica aceptó retirarse, asegurando
regresar mañana a las siete para reemplazarme, pues pasaré la noche al
lado de mi madre. A las veinte le trajeron un puré de zapallo, no hubo
modo de despertarla, y se llevaron su cena tal cual la habían traído.
Melina, antes de partir a la última clase, para el anteúltimo parcial de la
carrera, a la cual yo también estaría asistiendo si mi realidad fuese
diferente, me compró un sándwich. Recién cuando nos despedimos, ante
sus reiteradas preguntas o afirmaciones acerca de que algo más me
sucedía, le hice un breve resumen de la situación acontecida en la
empresa, sin dejarme terminar de hablar me dijo: - ¡Estás loco si en estos
momentos ocupás tu tiempo en la disolución de la sociedad! Tu prioridad
está en esa cama. Como te conozco, estoy segura de que te arrepentirás
toda la vida si por la empresa o por cualquier cosa, dejás de estar al lado
de Laura cuando te precisa muy cerca.
Antes que mis palabras puedan salir de mi boca, apoyando sus labios en
los míos con un beso largo y tierno generándome algunas lágrimas, se
retiró.
Del sándwich solo pude probar un bocado, un malestar estomacal junto a
ganas de vomitar me invadió, como era de esperar Franco no cumplió con
lo dicho y nunca apareció. La noche fue eterna, no creo haber podido
cerrar los ojos por más de dos minutos seguidos, la imagen de mi padre
rebotando en la camilla, junto a la de mamá subiendo totalmente
inconsciente a la ambulancia me torturaron toda la velada.
84
otra manera en pocas semanas, según ellos estaría nuevamente en el
estado actual. Deseaba desde lo más profundo de mi corazón, tener a
papá a mi lado, aunque sea por un segundo, un instante, solo su mirada,
sus gestos me podrían dar todo aquello necesario para descubrir cuál será
el camino correcto para colaborar de la mejor manera con la recuperación
de mami. Si bien por cuestiones lógicas mis deseos no se cumplieron,
aquel pensamiento fue interrumpido cuando se hicieron presente
Abelardo junto a Melina, traían folletería con imágenes y detalles de cuál
sería el tratamiento, con lo cual aquellas respuestas que deseaba tener,
por intermedio de ellos dos las obtuve, entonces decidí internarla.
Justo cuando me terminé de vestir sonó el timbre, pensé: tal vez será
Franco, bajé rápido las escaleras y por la ventana vi la extremadamente
ostentosa camioneta de Horacio, la calma alcanzada al saber de su visita
desapareció. Con furia abrí la puerta, al verlo lo primero que se me vino a
la cabeza, es que era imposible que su paso por la clínica hubiera sido
genuino, nada le importa. Tanto su mirada, como su postura mostraban su
interés en conciliar las cosas. Al recordar la opinión de Meli, más lo que
seguramente mi padre aconsejaría si estuviese aquí, toda la furia se disipó.
85
-Ezequiel ¿Cómo estás? Tu tía está yendo a la clínica.
-Qué bueno.
-Con tono súper amigable- ¿Te preguntarás el motivo de mi presencia?
-Lo imagino… Te escucho.
-Sí, la sociedad es el motivo de mi presencia.
-Con sonrisa irónica- Y yo había pensado que tu visita a la clínica era por
interés en la salud de tu cuñada.
- Sos sarcástico… ¿Estás seguro de querer disolver la sociedad?
-En realidad deseo o preciso que las cosas sean de otra manera, pero no
quiero disolver nada.
-Las cosas o que yo sea diferente.
-Vos.
Mientras me dirigía a la cocina, en busca de café intentaba descifrar qué
tendrá pensado, si bien su predisposición era buena, se notaba que algún
plan traía entre manos, hasta las preguntas parecían planificadas. Nunca
da puntada sin hilo, su buen tono, sumado a la buena actitud algo
esconden.
-No te lo digo mal, pero la pregunta la hiciste vos. -Completé.
-Traigo una propuesta.
- Soy todo oídos.
-Como ambos sabemos, nuestra relación laboral fue sostenible hasta este
momento por la intervención de Marcelo, nunca coincidimos en nada. Tu
ambición es tan desenfrenada como admirable, mientras que mi poco
interés te exaspera y es incompatible con tu energía. ¿De acuerdo?
-Totalmente.
-A mí el trabajo nunca me gustó mucho, ahora estoy grande, además de
tener otras ocupaciones, me importa menos, si antes chocábamos, sin tu
padre será peor…
-No des vueltas, andá al punto.
-Ok, me parece que lo más saludable para los dos será que me retire de la
actividad en la empresa, pero como de algo tengo que vivir, mi propuesta
es que vos tengas un sueldo como presidente de la sociedad y después se
dividan las utilidades como siempre se ha hecho.
-El sueldo, saldría antes de dividir dividendos y sería muy alto… ¿sin
rencores ni discusiones?
-Por supuesto.
- Por mi parte estaría perfecto.
-No imaginé encontrar tan rápidamente la salida a nuestras diferencias.
-Yo tampoco, solo una cosa…
86
-Decime.
-Podríamos darle un marco legal.
-Sí, pero ¿a qué le temés?
-Quizás en algunos meses te arrepientas, regreses y volveremos a tener
los problemas no deseados por ambos. Además, debe establecerse tu
abstención a participar en la dirección. Solo serás un accionista, sin
derecho a intervenir en la actividad. ¿Estás de acuerdo con esto último?
-Sí. ¿Y cómo quedaría asentado eso?
-El abogado le dará forma. Es solo para estar tranquilos.
-Ok, yo no quiero causar problemas.
-De ser así no tendremos inconvenientes. Estoy gratamente sorprendido
por tu actitud y tu buena predisposición, en estos días son muy pocas las
situaciones que se tornan más fáciles de lo esperado, y hoy esta
simplificación de las cosas te las debo a vos. Gracias.
- No tenés nada para agradecer, a mí me será de mucha utilidad el tiempo
ocioso que ganaré y me simpatiza mucho la idea de no tener obligaciones.
Además, reconozco tus aptitudes, estoy seguro de que conducirás los
destinos de la empresa por los mejores senderos tal cual lo hacía tu padre.
Es más, creo que sos la versión mejorada de él.
-Te repito, estoy inmensamente sorprendido.
Entre halagos mutuos y con un frío abrazo, pero abrazo al fin, se retiró.
Perplejo, sin poder despegar la mano del picaporte al cerrarle la puerta
inmóvil permanecí, sin poder dar crédito a lo vivido, me resultaba difícil de
creer que Horacio tenga la intención de no causar problemas. Después del
planteo que le había realizado, esperaba su no aceptación a la venta de su
parte o que pida cualquier cosa por la misma, no pude imaginar esta
actitud. Aunque la celebraba, también sospechaba de la existencia de
sentimientos oscuros entre tanta bondad.
87
El día o más bien la mañana laboral transcurrió plácidamente, a los
gerentes de área les transmití la novedad de la partida del tío, a pesar de
su esfuerzo por disimularlo, en los tres percibí gestos de placer al escuchar
la noticia. También mencioné el otorgamiento del préstamo para
comenzar la producción para China, si todo en mi vida se resolvería como
sucede en la empresa, estimo sería muy feliz. A Melina tampoco le
resultaba verosímil la actitud de Horacio, pero también la celebró y festejó
que, aunque sea un problema de mi cerebro desaparezca, a eso de las tres
pasará por la clínica.
A las 12 de la oficina me retiré, velozmente llegué al sanatorio,
entré a la habitación minutos antes de la llegada del doctor a dar el parte.
Su estado comparado al de la mañana era mejor, abrió los ojos casi por
completo, el color de su piel había dejado de ser tan pálido y a sus labios
había regresado la humedad, ya no los tenía resecos.
El parte no indicaba mucho más que las mejoras percibidas a simple vista,
si todo marcha como hasta ahora, en tres días sería dada de alta, claro
está para ir al psiquiátrico. Ni bien el profesional cerró la puerta apareció
Franco, al principio con su habitual indiferencia, para luego al escuchar
cómo seguirá el tratamiento psiquiátrico la consternación y la angustia le
llegaron. Más tarde se hicieron presentes la tía Sandra, por supuesto
Melina y también se acercó Abelardo. Ella permanecía inmóvil frente a
nosotros, con la mirada en otro lado, creo que no es solo su mirada quien
no está al lado nuestro, su alma parecía no estar en esa habitación. Al
verla de este modo, si bien en los últimos días se agravó, desde la tarde
fatal, su estado es similar, a veces me lleva a pensar que, si su deseo es el
de no continuar, a pesar de mis esfuerzos, nunca lograré su recuperación.
Además ¿quién soy yo para impedirle cumplir su anhelo? por más dolor
que me provoque.
88
contactar a alguno de sus amigos para mantenerse informado de su
estado?
-En realidad no, todo su entorno es nuevo. Los vi solo en una oportunidad,
como te había dicho, la primera impresión fue mala, pero después con la
charla parecieron amigables.
-Entonces antes de avanzar con los cuestionamientos a tu hermano,
deberás ir a ese lugar donde vive e intentar vincularte con algunos de sus
amigos. Cuando él se aleje, como siempre sucede, podremos saber cómo
continua su estado. Una vez que hayas conseguido el contacto con algún
amigo, en primer lugar, le aconsejarás una entrevista conmigo,
honestamente no espero su aceptación y en ese momento como sucedió
en varias oportunidades se ofenderá acusándote de tratarlo de loco.
Mi opinión, es que el tiempo de consentirlo aceptándole todos sus
caprichos ya pasó, será duro, pero creo es la única opción para ayudarlo.
Tal vez los límites inexistentes por parte de tus padres deberán ser
impuestos por vos.
-Seguro. A que te réferis cuando decís que me contacte con sus amigos.
-Es para estar al tanto de su estado mientras dure su enfado, en esta
ocasión no lo llamarás ni lo buscarás, será él quien deba restablecer el
vínculo, como nunca antes hizo. Puede demorar mucho tiempo en surgirle
el interés. Es para saber cómo esta, que te aconsejo vincularte con algún
amigo, de lo contrario no aguantarás y terminarás llamándolo.
-Suena coherente.
-Será coherente si conseguimos que Franco comience un tratamiento.
-Siempre fue a la psicóloga.
-Precisa algo más intensivo.
- ¿¡Internación!?
-No lo creo, cuando llegue el momento se estudiará el método correcto, si
no hay adicciones graves la internación no es necesaria, con fortuna solo
un tratamiento ambulatorio bastará para su encarrilamiento.
-Dios quiera.
-Melina, me comentó de tu retorno a terapia. ¿Continuás?
-Si.
-Es imprescindible no interrumpirla, es demasiado el peso sobre tus
hombros, si no le quitás presión a tu cabeza colapsará, es recomendable
practicar algún deporte.
-Lo sé, por eso regresé, en un tiempo corría en la plaza, hoy no tengo la
energía para hacerlo, además de tener cada minuto del día ocupado. Ni
pude regresar a la universidad, me faltan solo tres materias para recibirme
y no puedo volver.
89
- ¿No podés o no querés?
-Quizás tenga una negación…
-Y te refugiás en la dura realidad para no volver a ser quien eras.
-Puede ser.
-Mañana regresaré, tal vez pueda entablar un diálogo con tu madre.
-Que así sea.
90
fue: “bueno” y en las otras dos, simplemente me dio vuelta la cara sin
emitir sonido.
Otra vez lo mismo, mamá en una camilla, consciente, pero con la mirada
en la nada misma, subiendo a una ambulancia y la imagen de papi
rebotando contra una camilla igual, se dibujaba en mi mente. Unos quince
minutos demoramos en llegar al lugar donde residiría mi madre, quién
sabe por cuánto tiempo, yo lo había visitado un par de días antes. Si bien
el lugar era impecable desde el punto de vista edilicio y desde la atención
recibida por los internados, el aire imperante al menos para mí era denso,
en los amplios jardines había gente hablando sola, otros dialogando con
los árboles y la gran mayoría tan ausentes como mi madre. Para ser
sincero, entre mi sensación en el sanatorio sumado a este escenario, la
recuperación de mamá la sentía cada vez más difícil.
Al retirarme y a pesar de contar con la compañía de Melina, no
podía detener mi llanto, pensaba y a los gritos preguntaba al aire si este
asesino será consciente del daño que a todos nos hizo, lo habré repetido
tres veces. Sujetándome la cara y besándome, ella interrumpía mi voz.
Al verme en ese estado se bajó y me obligó a pasar al asiento del
acompañante, ella conduciría.
Me preguntó dónde quería ir, no supe responder, entonces sin decir nada
comenzó a conducir. Sin darme cuenta, encerrado en mi dolor, llegamos a
la playita de Olivos, lugar donde nos besamos por primera vez y donde
regresábamos periódicamente; para ambos, mirar el horizonte era
relajante, por ello eligió ese destino. Entre mi angustia, las palabras y los
mimos de Meli, perdí la noción del tiempo, dormido en sus brazos me
quedé, eran las dos de la mañana cuando con mucha dulzura me despertó
y como venía sucediendo últimamente, cada día me convencía un poco
más, que era la mujer de mi vida.
91
desde lo de papá era la primera vez que volvía a pensarlo, desde aquella
tarde se me hacía imposible organizar nada, en cambio hoy, el desayuno
de Melina me devolvió algo de mi esencia, entonces planeé la siguientes
actividades:
Primero visitaría a mami, a las 10:30 llegaría a la oficina, de no surgir nada
fuera de lo normal, a las 14 me retiraría. Mi intención, era cumplir con la
tarea encomendada por Abelardo, iría al departamento donde Franco
residía, para entablar relación con alguno de sus amigos y el final del día lo
dedicaría a la investigación del caso de mi padre, comenzando con los
primeros llamados de la lista de nombres. Increíblemente, la jornada
transcurrió tal como lo había planeado, como dije, antes hace meses que
así no sucedía. Más allá de no haber cambiado nada con respecto a los
días anteriores, organizarme me resultó placentero y reconfortante. Lo
más destacado fue la recepción obtenida por parte de Lucas, uno de los
habitantes del departamento done vive Franco. Después de hacerle una
breve reseña de lo acontecido en la familia en los últimos tiempos,
situación ignorada por él hasta ese momento, me brindó todo su apoyo,
intercambiamos números telefónicos y lo más importante fue su
juramento de que Franco consume esporádicamente marihuana,
tranquilamente podría estar mintiendo, pero hubo algo en él que me hizo
creer en sus dichos.
92
cosas marchaban perfectamente, la salida de mi tío se dio en paz y se
envió el primer contendor a los chinos.
93
Entre besos y abrazos cuando miramos el reloj eran las tres de la mañana,
nos dispusimos a dormir, en apenas horas debíamos despertar para
emprender viaje hacia el puerto. Para describir lo vivido durante el viaje,
la verdad es que no hallo las palabras, solo podría decir: soñado, perfecto,
maravilloso. Como Melina lo había planeado pude abstraerme de la
realidad. La decisión de ofrecerle matrimonio ya la había tomado, lo
maravilloso de estos tres días me decidieron a no esperar tanto, si el
estado de mami se prolonga o Franco continúa como hasta ahora,
obviamente me ocuparé de ellos como siempre lo hice, pero su situación
no me impedirá casarme. Estoy seguro de contar con la aprobación de mi
padre si estaría presente, acompañada de una frase “debes ser un poco
egoísta y pensar en vos como lo haces con los demás”.
94
-Yo bien… ¿A vos qué te pasa?
-Nada.
-No mientas, tenés una voz.
-Si… Vino Eugenio, el abogado. Ya está la fecha para el juicio oral.
-Eso es bueno o por lo menos yo creía que vos lo esperabas.
-Sí, el tema es la coincidencia con el primer aniversario, será en los
primeros días de junio.
-No serán días fáciles, fuera cuando fuera. Quizás la condena al asesino te
provoque cierta calma.
- ¿Te parece?
-Hasta hace algunas semanas, estabas desesperado por hallar a un
supuesto jefe del detenido. Por eso creo será placentero para vos verlo
pagar por sus actos.
-Dios quiera que así fuera, pero lamentablemente no lo creo. El tiempo
pasó y la idea de no involucrarme con la investigación ganó espacio en mi
mente. ¿No te diste cuenta?
-Claro que sí, pasaste de hacer una lista con los contactos de tu padre con
intención de indagarlos, a ni siquiera nombrar el tema. En dos
oportunidades te pregunté e inconscientemente me evadiste, por eso no
insistí más.
- Ni registro cuando me preguntaste. Siento como sentía en un principio: a
este hombre seguramente lo condenen a un montón de años, sin
embargo, a mi nada me cambiará, mi padre no volverá, mi madre
continuará internada y Franco quién sabe, es por ello mi pérdida de
interés en la investigación, en la búsqueda de aquel supuesto jefe. Justo
para cuando se cumpla un año del fallecimiento mi último deseo, era
enfrentarme al juicio removiendo cada segundo de aquella tarde.
-Es coherente con tu manera de ser y de sentir lo que te sucede. Tal vez
deberías enfocarte, en que el objetivo del juicio será sacar a este tipo de
las calles, para que no haya una nueva familia Villán víctima de su
accionar. El costo de evitar el dolor, a esa hipotética familia será remover
todo tu padecimiento, pensalo así: estás ayudando a alguien desconocido
para vos, como lo haces en otras muchas oportunidades con cosas más
simples. En este caso tal vez con tu colaboración, evites la muerte de
alguien.
-Comprendo tu intención, pero entendeme, es muy duro.
-Nadie está diciendo lo contrario, solo te daba mi impresión de cómo te
generará menos dolor transitar el juicio.
95
Fue imposible continuar con mis tareas habituales durante el resto
de la mañana y la tarde. Es increíble, cómo sólo una noticia hizo retornar
todo el dolor que desde hace algunos meses se había ocultado, fue como
si hubiera retrocedido en el tiempo, el cansancio extremo y la ausencia de
ganas de hacer nada regresaron.
A las tres de la tarde, como sucedió hace algunos meses, me fui a
descansar a la pequeña cama de Roberto, el sereno. Era raro en la otra
oportunidad, en casa estaba mami, ahora no había nadie, sin embargo,
elegí ir al viejo depósito para descansar. Recién a las seis de la tarde,
cuando llegó Roberto me desperté, como pasó la otra vez, dormí tan
profundamente que al despertar no comprendía dónde estaba. No le di
detalles del motivo por cual regresé a su lugar nuevamente y después del
pedido de disculpas por la usurpación, me despedí con cierta frialdad no
acostumbrada en nuestra relación.
De ahí, me fui para el psiquiátrico, con intención de comunicarle la
noticia a mamá, esperando generar en ella aquello de lo que Melina
habló.
Al verla tan perdida, desistí de mi idea, a juzgar por su retroceso,
parecería estar al tanto de la noticia, cosa imposible. Después de
preguntar a quienes la cuidan a cerca de su estado, sin obtener respuesta
concreta, me retiré aún más compungido de cuando llegué. Como era de
prever, Franco no respondió en ninguno de los tres llamados realizados,
situación responsable de acrecentar mi angustia.
La idea, de que lo vivido en los últimos dos meses se me esfumaba entre
los dedos, rebotaba en mi cabeza. Revivía esa sensación de que, de toda la
familia, aunque resulte contradictorio, quien menos está padeciendo
desde aquella fatídica tarde, es papá.
Como siempre ocurre, el teléfono sonando, teniendo del otro lado a
Melina, me rescataba de mi dolor:
-Hola amor. ¿Cómo estás?
-Sin poder detener el llanto - Como se puede.
-Quizás hice algo entrometiéndome en tu vida, pero sabés que es porque
te amo. Espero no te enojes.
-No mi amor…
-A las 20 te espera la psicóloga, tal vez pueda ayudar. Si no vas quedaría
feo, no tenía lugar y modificó su agenda para recibirte, hasta según dijo, le
mintió a otro paciente.
-Sin lágrimas y con tono cómplice- ¿Me parece o no tengo opción?
-La verdad no. Llega un punto en el que no encuentro las palabras, los
gestos o los abrazos precisos para poder ayudarte.
96
-Te amo, sin tenerte a mi lado, no podría continuar.
-Si continuás, es por vos y por quienes amás y te aman, yo formo parte de
ese mundo que siempre cuidaste. ¿Dónde estás?
-En la puerta del psiquiátrico.
-Estoy a cinco minutos, esperame, te paso a buscar para merendar y de
paso hacemos tiempo hasta la hora de la cita con la psicóloga.
-Si no me acerco hasta algún bar.
-No, dejamos tu auto estacionado y vamos en el mío, después de tu sesión
si querés lo pasamos a buscar o lo dejamos hasta mañana en ese lugar.
-Está bien, pero por…
- Pensando siempre en cómo ayudarte se me ocurrió lo del turno con
Cristina, y lo que sigue, quizás pueda regalarte algo de paz.
-Seguro lo conseguirás como siempre lo hacés. -Emocionado hasta las
lágrimas.
97
Con una precisión inglesa, apenas pasaron los cinco minutos
requeridos, me invitó a descender del auto. En ese mismo instante, de un
yatecito, nada pequeñito, con una linterna hicieron dos destellos de luz.
Entonces ella me dijo: es ese, me tomó de la mano y por mi cabeza
circulaba la idea de que ella sería quien propondría matrimonio. En apenas
semanas por segunda vez pasaríamos la noche en el Río de La Plata. La
ansiedad me invadió, deseaba hacerlo antes yo, pero al mismo tiempo no
me parecía justo arruinarle todo lo planeado. Una vez adentro del barco,
mi estado fue percibido por Melina, a tal punto que con un tono de
desilusión indagó:
-No te gusta la sorpresa…
-Me encanta. Ya te lo he dicho más de una vez, si no te tuviese a mi lado,
nada tendría sentido.
- ¿Te puedo pedir un favor?
-Adelante.
-Solo por esta noche, no pienses en nada, ni en nadie más que nosotros
dos. Ahora vamos a zarpar, luego media hora de navegación y después de
dejarnos la cena servida los tres tripulantes abandonarán la embarcación y
regresarán mañana, pasado el amanecer. Desde el lugar donde
quedaremos anclados, dicen que se aprecia la salida del sol como en
pocos lugares en el planeta. Verifiqué el clima, no habrá nubes, la
visibilidad será optima, todo pensado y chequeado para vivir una noche
soñada, lo único inmanejable para mí, es tu estado. Ayudate, ayudame a
pasar, aunque sea algunas horas sin nadie más que nosotros dos, ni
siquiera en nuestra mente.
-Sos increíble, te amo más que a mi vida. Vamos a tener la noche mágica
que planeaste.
Otra vez me tomó de la mano y de la sala me llevó al camarote, era más
grande que mi habitación. En el techo, sobre la cama había una claraboya
gigante, desde la cual las estrellas se podían observar, en una de las
esquinas un jacuzzi, mientras en el ángulo opuesto, una barra con el
espumante favorito de ambos enfriándose en una frapera yacía. Mi cabeza
volaba entre amor, sexo y la bendita propuesta. Sin embargo, pasados
algunos minutos, ayudado por tan bello contexto, sumado a la compañía
de Melina generaron que me entregue a la situación, olvidando casi por
completo el casamiento.
98
no lo haría, lamenté muchísimo no tener un anillo, una rosa o algo un
poco romántico, fue entonces cuando decidí que después del amanecer,
durante el desayuno, mediante un papelito, bajo su taza de café con la
leyenda “¿Te querés casar conmigo?”, sería el modo por el cual quedara
planteada la propuesta.
El sol, como si hubiese estado durmiendo bajo el agua, se erigió
frente a nosotros, durante los cinco minutos que demoró en emerger
completamente transformándose en una circunferencia perfecta, para
ambos fue imposible retirarle la mirada. Abrazados y con frío por la briza
húmeda soplando del río, permanecimos un largo rato mirando el
horizonte sin emitir sonido. Como aquel día, cuando nos besamos por
primera vez hace tantos años en otro sitio, pero con el mismo horizonte
que sólo el agua nos puede brindar, la emoción me invadía en este caso,
por lo que sucedería en los próximos minutos.
Me levanté y de la cocina traje las bandejitas con los desayunos
preparados por la tripulación antes de retirarse, las apoyé sobre una
mesita ubicada en una especie de galería, en la cubierta del barquito, bajo
su taza coloqué el bendito papel con la trascendente frase. Ingresé al
interior nuevamente en busca del agua caliente y la leche, en ese
momento alaridos, sonrisas y te amos desde el exterior escuchaba, las
lágrimas estaban a punto desbordar mis ojos. Cuando desde atrás me
sorprendió Melina abrazándome, repitiendo a los gritos, entre risas y
llanto cuánto me amaba y que deseaba ser mi mujer para toda la vida. El
agua se enfrió, de todo el tiempo en el cual nos estuvimos prodigándonos
amor. Creía estar viviendo la mañana más feliz de mi vida, a pesar de que
el resto de esta se encuentra atravesada por los momentos más tristes.
A las nueve regresó la tripulación, al cabo de media hora de
navegación llegamos al puerto y después de unos minutos de viaje, hasta
mi auto, nos despedimos con la promesa de fijar fecha esa misma noche.
Al entrar a la empresa, estaba seguro de la inexistencia de algo que
pudiera robarme el estado de paz y felicidad con el cual contaba, mis
presunciones se concretaron, toda la jornada transcurrió sin alterar mi
bienestar, a pesar de haber estado colmada de situaciones complejas.
Al salir de la oficina elegí no visitar a mami, desde que su residencia es en
el psiquiátrico, es la primera vez que pasan 24 horas sin verla. Realmente
deseaba con todo mi ser, no perder la bonanza de estos días, si algo
importante sucediera me enteraría, siempre de lo malo uno se entera.
Directamente hacia mi casa fui, donde a las diecinueve llegaría Melina,
con una súper merienda y calendario sobre la mesa la esperaba, mientras
pensaba si no éramos demasiado jóvenes para casarnos, ella tiene apenas
99
veintiuno y yo no mucho más. Pero ¡Qué importa! Después de todo viene
una persona y te arranca la vida como lo hizo con papi, sin importar la
edad, creo que eso de “hasta que la muerte los separe” en mi caso y con
lo sucedido con mis padres, aplica perfectamente.
100
semana próxima se les permitiría el acceso para dialogar con las personas
por ellos deseadas y en paz se retiraron.
En otras circunstancias, ese episodio hubiera arruinado mi día, la
impotencia, la ira, por el derecho por ellos arrogado sobre la empresa, me
mantendría indignado toda la jornada, en cambio no sé si habrá sido por
la paz u otra cosa, pero a la hora toda la furia en mí había desaparecido.
Cuando caía la tarde, salí con mucha alegría, fui al psiquiátrico con
la esperanza de encontrar a mi madre lo suficientemente lúcida para
contarle la buena nueva, dicha ilusión se desvaneció al llegar a su lado,
lucía un color extremadamente pálido, ojos abiertos con mirada perdida,
sin casi registrar mi presencia. Inútil fue intentar entablar un diálogo. Los
doctores justificaron su empeoramiento al incremento de sedantes,
durante la noche había desarrollado un episodio traumático. Ahora, era yo
el poseedor de la mirada perdida, llena de desilusión, pensaba que ni a
mis tíos ni a mi hermano, el resto de mi familia les provocaría alegría la
noticia. Es triste darse cuenta, de la pérdida no solo de mi padre sino
también de mi madre.
Entre tanto, llegué al encuentro con mi novia en la puerta del salón
a visitar. Afortunadamente, gracias a ella, al cabo de unos minutos y
haciendo referencia a tener amigos con quienes poder contar, mi angustia
se disipó.
Nunca imaginé la cantidad de detalles y la cantidad de elecciones
para realizar en la organización de la boda. Es increíble, pero a salir del
quinto salón visitado, caí en la cuenta de no haber pensado dónde
viviríamos, en mi familia tenemos más de una propiedad para albergarnos,
pero creo será mejor comenzar con uno nuestro. Al mismo tiempo,
suponía lo difícil que será también elegir departamento, muebles,
decoración y demás. Combinamos en que después de decidir el salón,
comenzaríamos con la vivienda, mientras tanto yo me comunicaría con la
inmobiliaria de siempre para comentarle de nuestra búsqueda.
Entre salón y salón, video, souvenir y cotillón, entre otros, los días
fueron pasando. A mami le bajaron el nivel de sedación, sin embargo,
nunca regresó al estado anterior al de la noche del último episodio, su
deterioro parecía no detenerse y con sólo un desenlace posible. A pesar de
reunirme varias veces con Abelardo, no había sucedido el acercamiento de
Franco como el psiquiatra esperaba en respuesta a mi alejamiento. La
información proporcionada por Lucas, su amigo, me dejó de resultar
verosímil, por algunas contradicciones que obviamente no mencioné, con el
101
objetivo de mantener el contacto. Para completar el cuadro, se había fijado
fecha del inicio del juicio oral por el homicidio de mi padre para el 12 de
junio.
A todos le generaba alegría la rápida llegaba al juicio: “Se hará
justicia”, “Tu padre descansará en paz”, eran algunas de las afirmaciones
realizadas por la mayoría. A mí, en cambio no me generaba ninguna
sensación placentera, ha pasado tiempo y mis estados fueron mutando, en
un principio experimenté la indiferencia, más tarde me interesé al punto de
ser querellante y en la actualidad la indiferencia regresó. El abogado, en
infinitas oportunidades se apersonó en la oficina, intentando hacerme
recuperar el interés en la causa como sucedió posteriormente a la rueda de
reconocimiento, inútiles fueron sus visitas. Los meses transcurridos sólo me
han generado indiferencia y rechazo por ésta. De sólo pensar que existe la
posibilidad de escuchar la voz del asesino durante el bendito juicio me
estremece y me hace presuponer lo doloroso que serán esos días. Sin
embargo, en esta ocasión, teniendo en cuenta todos los pesares
asechándome, nada logró arrebatarme el estado de felicidad provocado
por el casamiento.
102
unos largos diez minutos, la puerta se abrió y Franco apareció. En apenas
segundos, recorrí varias veces toda su humanidad con la mirada, sin ser un
experto, más bien siendo ignorante en el tema de adicciones, al observarlo
recordé aquella discusión mantenida con mi madre por el tema drogas.
Comprendí que sea cual fuera que esté consumiendo, a juzgar por su
imagen, lo hace en exceso y no esporádicamente como había afirmado
hace tiempo. Si bien siempre fue muy delgado, no solo por su escaso peso,
sino también por sus casi dos metros de altura, ahora estaba hecho un
palito, lucía enfermo, la ropa sucia y por como olía, hacía días que el agua
no tocaba su cuerpo. Parecía de esos chicos de la calle, sin posibilidades
consumidos por la vida y las drogas. Ante ese escenario, dudé por un
instante en gritarle, pegarle y hasta darme la vuelta si ni siquiera dirigirle la
palabra. Afortunadamente, no fueron mis emociones quienes manejaron
mis acciones, sin tener dominio sobre mí, lo abracé si emitir sonido alguno.
Primero, como en la noche del velatorio sentí su rechazo al abrazarlo,
permanecía con los brazos inmóviles al costado de su cuerpo, a la
defensiva como casi siempre, para luego permitirse recibir mi cariño,
entregándose a mi contención. Durante un largo rato abrazados nos
quedamos y una angustia acompañada por un llanto imparable me
invadió. No sabía, si era verlo en ese estado el origen de mi consternación
o la emoción después de tanto tiempo distanciados. Cuando
desenredamos nuestros brazos, me alejé un metro, otra vez lo miré de
pies a cabeza, tenía sus ojos achinados, lo poquito que sus párpados
permitían ver de sus pupilas, mostraban un color rojo intenso, mientras un
blanco como el de un papel era el de su rostro.
Antes de que mi cerebro logre decodificar la imagen de mi hermano, él
con un tono poco amigable y bastante diferente al de siempre:
- ¡Parecés rati cómo me mirás!
-Intentando conciliar- Perdón, perdón, ¿Cómo estás?
-Bien, acá me ves.
-Voy a ser lo más sincero posible: Todo este tiempo en que me mantuve
alejado no fue decisión mía, el psiquiatra de mami me lo recomendó…
-Interrumpiéndome- ¿Los resultados con mamá?
-Malos, dejame terminar por favor. Me enteraba por tu amigo de tu
estado, aunque desde hace algunas semanas dejé de creerle y podría
asegurar que sus dichos eran los tuyos. La realidad demuestra mi falta de
capacidad para acercarme a vos. No es de hoy, siempre lo fue, creo igual
limitación tenía papi, también mamá. Desde hace unos días, por diversas
circunstancias estoy intentado llevar a cabo algunos cambios en mí,
también retornar a tener una vida parecida a la vivida hasta la muerte de
103
nuestro padre, realizando ese análisis, me di cuenta de algo…- Hice un
largo silencio esperando su pregunta, demoró más de lo deseado y con
tono irónico finalmente preguntó-.
- ¿De qué?
-De que equivocamos el camino toda la vida, siempre dimos por hecho de
que vos necesitabas de nosotros, pero en la actualidad pienso que es a la
inversa, siempre fue elemental para nosotros tenerte cerca y yo preciso
de tu acompañamiento para enfrentar la vida. Sería afortunado, si
entendieras esto y si entendés lo positivo de tu presencia para mami, su
estado es horrible. Más allá las peleas, discusiones vanas y demás, para
ella sería muy reconfortante tenerte cerca. Creo estar seguro lo
importante que sería para vos también, aunque sea muy en el fondo de tu
corazón.
104
el suelo, pensando locuras tales como declararlo insano. Alguna vez
escuché, que han hecho esto con un ex deportista adicto, internándolo
por la fuerza. En el caso de Franco, si bien la adicción no está confirmada,
su aspecto indica su existencia y su cordura también estaría en duda. En
esta ocasión, fue mi hermano quien interrumpió con un tono indiferente
el silencio:
- ¿Tenés algo más para decir? Tengo cosas para hacer.
-No sé….
-Bueno entonces.
-Interrumpiéndolo- ¿Te estás drogando?
-Sí y me gusta y no voy a dejar de hacerlo…
105
de mi padre. No podía dejar de pensar en qué sería lo correcto, como lo
haría papi, en cómo debía continuar la relación.
En ese momento, gobernado por la ira, mi único deseo era no volver
a verlo, yo no le hice nada, nadie le hizo nada y no lo preocupa su madre
internada, ni su hermano desmayado. Es más, no sé si el fallecimiento de
papá le habrá generado tanto dolor como argumenta, justificando su
estado actual, o en realidad la pérdida fue el fósforo utilizado para
encender la llama que le dio las fuerzas para sacar a relucir la personalidad
de siempre. Nosotros como familia, toda la vida intentamos con
psicólogos, entre otras muchas cosas, ocultarla tanto por él y también por
nosotros. Me preguntaba, si será posible que Franco se convierta en algún
momento de su vida en lo deseado por nosotros para él, si nunca quiso ser
la persona considerada normal, al menos para los Villán. Vanos esfuerzos
hicimos y continuaré haciendo, si cuando era un niño no se consiguió
modificar casi nada, ahora cuando se está transformando en un hombre,
será una tarea titánica e imposible, a la cual me niego a renunciar por
convicciones y por amor, aunque sea consiente del resultado nulo que
obtendremos.
Todo este análisis en mi interior llevó toda la jornada, luché el día
entero contra esa ira casi irrefrenable que me impulsaba a regresar a su
casa y a los gritos lanzarle la catarata de insultos reprimidos, no desde lo
de papi, sino de toda la vida. Como ahora sale a la luz que Franco ocultaba
su personalidad por la presencia de nuestro padre, a mí me sucede con el
deseo de no callar en cada uno de los desplantes por él realizados tanto
hacia papá y mamá como también hacia mí.
Deben ser tantas charlas, consejos escuchados a lo largo de toda la vida
por parte de papá diciéndome: con calma se piensa mejor, nunca decidas
enojado, entre otras pequeñas frases en su literatura, pero extensas en su
significado, las que generaron un aislamiento para poder pensar,
encontrando la calma. Fui a la empresa, me encerré en la oficina, cancelé
las obligaciones y hasta con un breve mensaje, acordé con Melina no
hablar hasta la noche. Como hubiera echo mi padre, típico de ingeniero en
su caso, tal vez obsesión en el mío, tomé una hoja de papel de la
impresora y al cabo de una hora eran cinco o más las utilizadas. Las
desparramé sobre el escritorio, en cada una de ellas con fibrón y letra
grande, describí los posibles escenarios resultantes de la decisión que
tomaría con respecto a Franco. De este modo, fue que abandonarlo,
pelearlo, denunciarlo por insanía u obligarlo, no entraban en las
posibilidades de continuidad del vínculo, por lo cual, bien entrada la tarde
dejé de lado la ira y decidí que el tiempo me indicaría cómo seguir, si
106
intentaba algo ahora, solo complicaría aún más las cosas y también
pensaba que cualquiera de las alternativas generaría dolor, alejarme de él
para siempre, sería la más dura para mí.
107
de ese modo, no era mi caso, ni por un segundo desde que conozco
cuando comenzará el juicio puedo parar de pensar por qué es justo en ese
día, esto me generaba una alteración innecesaria. Da igual el día, nada
cambiaría si fuera otro, esta frase sería la que con un tono lento y pausado
papá utilizaría para regañarme al verme nervioso por dicha situación.
Algo más difícil, fue lo sucedido para los últimos días de mayo, mami
comenzó una repentina mejoría, hasta se evaluó la posibilidad del alta con
un acompañante terapéutico a la que sorprendentemente ella se negó. En
el mismo momento, pidió estar presente en el juicio, obviamente los
médicos lo autorizaron, igual si no lo hacían, yo la llevaría haciéndome
cargo de las responsabilidades correspondientes. Fue la tarde del día dos
de junio, en la que se suscitó el episodio del alta por ella truncado y su
pedido de estar presente en el juicio. Al salir del psiquiátrico, juro por Dios
tener tantos sentimientos encontrados generándome dudas acerca de mi
cordura. Como últimamente sucede, me encuentro sentado en el coche
apagado, manos al volante mirando la nada misma, si bien había lágrimas,
ni yo sabía el porqué de las mismas, la posibilidad del alta era para
festejar, su negativa a recibirla para llorar, su deseo de presenciar el juicio
no me generaba absolutamente nada, en fin, una encrucijada de
sentimientos por mi cabeza estaba pasando. Para coronar mi marejada de
pensamientos, antes encender el auto le envié un whatsapp a Franco,
apenas lo recibió, lo leyó, una vez más esperé por minutos alguna
respuesta que nunca llegó. Entonces, emprendí viaje hacia mi casa, donde
Melina me esperaba para ir a cenar a lo de sus abuelos, les contaremos la
fecha de la boda. Me sentí muy reconfortado al ver su alegría genuina por
el casamiento. Al observar la reacción de inmensa felicidad por ellos
experimentada, otra vez caí en la cuenta de que, de mi familia, solo mi
madre, sería quien disfrutaría de mi felicidad, al verme junto a Melina en
altar.
108
puerta de su morada actual, nos esperaba mamá. Si me lo hubiera
contado no lo creía, perfectamente vestida, con ropa aparentemente
nueva, hasta maquillada y con semblante como hace un año no tenía.
Subió al auto en el asiento delantero, mi novia le había dejado vacante ese
lugar, lo hizo con una agilidad propia de quien tiene su edad, con su
estado físico y ningún problema psiquiátrico o depresivo, mis ojos estaban
tan abiertos de incredulidad que no cabían dentro de mi cara.
- ¡Buen día mami! Estás espectacular.
-Buen día Eze ¿Cómo estás Mel, todo bien?
-Muy bien. Respondió Melina.
-Ma, te ves recuperada, es grandioso. No quiero presionarte, pero….
Después del juzgado ¿volvemos a casa?
-Si bien mantuvo su semblante, modificó el tono- No hijo, vuelvo al
hospital, esta mejora tiene que ver con la necesidad de aportar algo en
nombre de la memoria de mi esposo, al estar más entera, comprendí los
errores cometidos. Como les sucede a ustedes, yo estoy impresionada con
el cambio en mí, temo se deba solo a la motivación provocada por hacer
algo por Marcelo, como si él estuviese a mi lado pidiéndomelo, me da
terror que cuando concluya el juicio, todo empeore o vuelva a ser como
hasta hace semanas.
109
Ella, además de ser profe de educación física, toda la vida se cuidó
muchísimo en la cantidad y la calidad de su alimentación, como resultado
siempre tuvo y aún conserva un físico envidiable por cualquier
adolescente.
Pasado ese grato momento llegó Eugenio, el abogado, acompañado de
otro letrado compañero de su estudio. Me inundaron los oídos de
términos técnicos, los cuales no entendí ni quise hacerlo, de los tres, la
más interesada en los dichos de los profesionales resultó ser Melina. Más
tarde me explicó que al finalizar el juicio, antes del veredicto, tenía la
posibilidad de decirles algunas palabras al tribunal, realmente no sé si lo
deseo, los días pasarán y después decidiré. Para mi sorpresa, al salir del
bar me encontré con mi tío, es preciso destacar, que desde hace semanas
no he hablado ni con él, ni con la tía. Me saludó:
- ¿Cómo estás Ezequiel?
-Bien- respondí escuetamente-
Entra en escena mamá, había demorado algún instante más en salir de la
confitería.
-Laura, ¿estás re bien? - Le preguntó Horacio, aparentando estar
interesado en su estado, ni la hermana la visita o llama para preguntar-.
-Bien- Respondió con tono diferente al de hacía apenas minutos.
110
Melina, mami y por último el tío Horacio. Al ingresar por una inmensa y
antigua puerta, parecía sacada de un museo, nos dirigimos hacia la
derecha sumándonos a una larga hilera de personas como para esperar el
colectivo, que en este caso era para el ascensor. Al cruzar el umbral del
elevador, después de aguardar unos minutos, una angustia me invadió por
completo, las manos se me helaron y comencé a sudar al mismo tiempo,
sensación similar sufrí en la puerta de la casa de Franco hace días. Melina
percibió mi estado, e intentó hacer un poco de espacio entre la gran
cantidad de personas dentro de este pequeño habitáculo para dejar correr
el aire. Afortunadamente llegamos al piso 10. Sí, 10 también, casualidad
que se yo, no quiero pensar más, el ascensorista abrió las viejas y
crujientes puertas tijeras, con ayuda de mi novia, viendo nublado, pude
llegar hasta un banco, después de algunos breves instantes estaba
repuesto.
Al unísono, mamá, el abogado y hasta Horacio justificaban mi estado en la
falta de aire por lo apretujados que estábamos en el ascensor, el
compañero de Eugenio, si conocí su nombre nunca lo recordé,
despotricaba en contra del mantenimiento edilicio en general, enfatizando
en los elevadores. La única sin hablar era mi novia, claro ella se daba
cuenta de la realidad de mi estado y de mi sensación, el último lugar
donde deseaba estar era ese sitio y mi organismo lo hizo notar, aunque yo
no quiera demostrarlo, bastó cruzar una mirada con ella para saber que
conocía cuáles eran mis sentimientos.
Finalmente, después de tantas peripecias, caminamos unos cincuenta
metros hacia la derecha de aquel banquito, debimos atravesar una puerta
aún más antigua de la de la entrada al edificio, además en este caso en
muy mal estado. Nunca antes había estado en un lugar así. En alguna
oportunidad si pisé tribunales fue por alguna cuestión menor, jamás en el
área penal, distaba mucho de lo visto en las películas de Hollywood. Era
un salón no mucho más grande que un aula de la universidad, con las
paredes descascaradas, hacia la derecha había un gran ventanal, debajo
de éste y también hasta la pared opuesta existían unos bancos, dejando
un pasillo en medio asemejándose a como se acomoda una iglesia. En
dichos asientos había muchísima gente desconocida, grata sorpresa me
llevé al encontrar a mi amigo Fernando, quien una vez más me acompaña
en los momentos más duros de mi vida, en ese preciso instante y sin tener
nada que ver con el contexto, al verlo decidí honrarlo siendo testigo de mi
casamiento. En el fondo de la sala, continuando con la comparación con
un aula, donde iría el pizarrón, detrás de un humilde, aunque gran
escritorio, había tres hombres de pie con muy buenos trajes, bastaba
111
mirar sus rostros para percibir su buen nivel, evidentemente eran los
jueces. Al costado de ellos había un pupitre vacío con un micrófono y aún
más a la derecha un hombre, con traje no tan caro como el de los otros
tres, sentado frente a una vieja máquina de escribir, pensé en lo duras que
le resultarían las teclas a este pobre hombre.
Un policía nos acompañó hasta nuestros respectivos lugares, eran en
primera fila hacia la izquierda, mientras al otro lado del pasillo, también
en primera fila, minutos después de nuestra llegada ingresó el tipo este,
acompañado de su abogado. Tiempo más tarde me enteré de que era el
defensor oficial, Eugenio asegura habérmelo repetido en varias
oportunidades, también afirma que nunca lo escuchaba cuando me
hablaba del tema y tenía razón. Debo confesar dos cosas con respecto a
mis sensaciones al ver al asesino: la primera fue darme lástima la
defensoría oficial y la segunda, indiferencia, como si no tendría nada que
ver conmigo, cuando es él quien cambió la realidad de mi familia
radicalmente.
112
-Con ironía- Explicámelo…
-Siempre me tratas como si yo fuese tu enemigo, creéme, estoy de tu
lado. Te respondo, aunque me preguntes con ese tonito: cuando no hay
noticias, como periodistas debemos salir a buscarla, tu versión la conozco,
hoy declara tu hermano, quizás el tiempo permita en esta jornada
escuchar a tu madre también, los dichos de ambos podrían ser noticia.
-Imaginé que sería ese el motivo de tu asistencia.
-Sos lo necesariamente inteligente como para darte cuenta de ciertas
cosas. ¿Sabés que citarán a tus tíos?
-No…
-Horacio viene todos los días y no te comentó nada, tipo raro.
-Sabés, el lunes pasado cuando comenzó el juicio, antes de entrar, en el
café de enfrente, apareció de repente. Hacía un par de semanas que no
nos comunicábamos, ni siquiera sé cómo se enteró de la fecha del
comienzo.
-Es fácil de conocer la fecha de inicio.
-Puede ser, pero al verlo vinieron a mi mente tus palabras acerca de lo
oscuro y raro que Horacio es. No tiene lógica su presencia, ni se preocupa
por la salud de su cuñada, ni mi tía lo hace, no comprendo el motivo por el
cual ha venido todos los días.
- ¿Lo notás extraño, diferente?
-No más extraño de lo normal, siempre fue raro.
- ¿Te ha preguntado algo acerca de tu declaración o la de tu madre?
-Dany, si no sos más claro y me contás cuáles son tus sospechas, las cuales
venís sosteniendo desde el principio, no tiene sentido continuar con esta
charla inconducente.
-Ok, si no te he hablado de mis sospechas es porque no tengo nada firme
ni comprobable. ¿Vos escuchás el programa?
-Uff, si…
-Entonces estás al tanto que me dedico a casos policiales
fundamentalmente.
-Por favor, andá al punto.
-Bueno, lo único real es que Horacio desde el momento del homicidio se
interesó demasiado en la causa. Más allá de tus dichos investigué cómo se
llevaba con Marcelo y con ustedes en general, corroboré tus afirmaciones,
nunca me cerró cómo con una relación tan distante se interese tanto por
la investigación. No he encontrado nada para vincularlo al homicidio. Tu
tío tiene algunas debilidades o adicciones, a pesar de pasarse tardes
enteras en el casino, no tiene deudas de juego, si las tuviese sería tarea de
investigación. En fin, su vida está lejos de ser correcta, pero nada lo
113
involucra con el asesinato, al mismo tiempo te digo: su presencia en este
lugar no me cierra, estoy seguro algo esconde, pero solo es intuición, no
tengo pruebas ni indicios, es por eso que nunca me explayé acerca de mis
dudas.
-Además del juego…
-Prostitución.
- ¿Si tenés razón y no hay para vincularlo? ¿Por qué estará acá?
-No tengo ni la más mínima idea.
114
momentos sería igual a la puesta al escuchar mi sugerencia y casi a los
gritos respondió:
- ¡Todos los días con lo mismo! ¡¿Es tan complicado que comprendas mi
deseo de permanecer en hospital?!
-No te enojes, solo había pensado que quizás podías estar sintiendo de
esta manera, solo quiero ayudarte.
-Con tono reconciliador- Disculpame, estoy completamente segura de tus
buenas intenciones, el problema es mío, no tenés ni idea, ni vos ni nadie
de las cosas que estoy sintiendo. Afortunadamente, desde hace algunas
semanas estoy un poco más lúcida, gracias a la reducción en la cantidad
de sedantes.
-Interrumpiéndola- Porque estás mejor.
- ¡Dejame hablar! Estar más lúcida, me hizo dar cuenta de todo lo que he
hecho, también no creo estar recuperada, me da miedo repetir alguna de
las locuras cometidas, y no tengo confianza en lo que mi psiquis me haga
hacer, es por ello mi elección de permanecer en el hospital. Te voy a ser
más clara y puedo serlo en estos días porque como ya te dije estoy lúcida:
temo no poder recuperar la confianza en mi cordura, estoy segura nunca
volveré a ser la que alguna vez fui al lado de tu padre. Yo estoy tan
sorprendida como vos de mi recuperación, a veces pienso o creo que es
Marcelo quien me quiere en el juicio y por eso me dio las fuerzas para
estar como hoy estoy y después reniego de ese pensamiento
preguntándome: entonces cuando estaba tan mal él me había
abandonado, he llegado a maldecirlo, adorarlo y extrañarlo en el mismo
instante, llegando a angustiarme de tal modo de no poder detener las
lágrimas por largos periodos. Cuando eso sucedía, al verme en ese estado
automáticamente me sedaban, ahora lloro sin emitir sonido para evitar la
medicación. Me da tranquilidad, saber que, en caso de no poder controlar
mi angustia, antes de cometer alguna locura ellos estarán para evitarlo, es
su trabajo y confío en ellos, por eso elijo quedarme.
-Como toda la vida sucedió con papi y también con vos, una vez más me
dejas sin palabras, solo me queda pedirte disculpas por mi insistencia.
-Yo tampoco te di estas explicaciones, vos no conocías lo que me estaba
pasando, es lógica tu insistencia.
115
razonar tan lúcidamente me hacía pensar que quizás algún día pueda
volver a ser quien era, ella lo duda tanto como yo, pero escucharla me
hizo recuperar la esperanza.
Cuando la internación se decidió, yo pensé que nunca saldría de ese lugar,
me reprimía el sentimiento, pero en realidad sentía que pasaría el resto de
su vida internada. Ni por un instante creía posible la recuperación, no solo
de ella si no de cualquier persona en un psiquiátrico, ahora tengo la vana
expectativa de que quizás suceda.
116
negro, del cual descendió el homicida, en una rueda de reconocimiento tal
como hizo anteriormente con su cómplice y también aseguró no haber
visto diálogo alguno, ni gritos, ni tampoco resistencia de Marcelo, solo se
acercó y le disparó. Concluyó su declaración mirando a los ojos al acusado,
con voz suave, hasta tierna podríamos decir:
- Seguramente pases muchos años encerrado, como corresponde por lo
que has hecho, la ley así lo dice. Sin embargo, para mi nada me devolverá
la vida de mi marido, la mía y la de mis hijos, vos nos las robaste en un día
más de tu existencia. Más de veinte años al lado de una excelente persona
me enseñaron a no sentir odio, ni en los momentos más duros como este.
También, gracias a él conocí muchas realidades seguramente parecidas a
la tuya, la de tu familia y la de tus amigos. No creo te importe, pero mi
conclusión es que alguien te pagó para cometer el crimen; vos, como
habrás hecho en otras ocasiones, cumpliste con tu trabajo, ahora te
lamentás por los años en prisión venideros y no por tu acción, para vos
ese fue un día más en el cual tenías que cumplir con tus obligaciones
matando a una familia entera. ¿Sabés qué? No puedo odiarte, lástima
sería la palabra apropiada para describir mis sentimientos hacia vos. La
vida de mi esposo se esfumó por tu culpa, la mía, la de mis hijos no
volverá a ser nunca como antes. En dos oportunidades intenté suicidarme,
no estoy segura de no volver a hacerlo, tal vez en esa nueva oportunidad
tenga éxito terminando definitivamente con mi vida y también será tu
responsabilidad, más allá de lo legal. Tu condena no será más dura que mi
realidad, como ya te dije, tu encierro no cambiará nada para mí, tampoco
lo hará saber quién y por qué te ordenó asesinarlo, pero si en algún
momento quisieras aliviar tu alma, sería bueno que cuentes todo. Tomalo
como un consejo, de una madre de la cual quizás adoleciste cuando más la
necesitabas.
117
ningún músculo, recién reaccioné cuando mi madre me estrechó en un
fuerte abrazo, estallando en llanto con tan fuertes alaridos que hasta un
policía se acercó interesado por mi estado. Demoré unos quince minutos
en estar en condiciones de moverme para abandonar la sala, durante ese
tiempo por mi cabeza pasaba cada instante vivido desde el homicidio de
papi, aquella tarde, el sonido del disparo, el ruido del coche de los
delincuentes huir a toda velocidad, la carrera loca al hospital, verlo
rebotar contra la camilla, los episodios traumáticos de mamá, su
internación, etc. Reviví en mi mente las sensaciones que mi madre le quiso
trasmitir a este tipo, eran tan claras las imágenes en mi cabeza que podría
haberlas pintado. Creo haber sentido el dolor de esos sucesos
nuevamente como si los estuviese viviendo otra vez, en lo de Cristina la
psicóloga, experimenté algo similar, pero los recuerdos no fueron tan
reales y profundos como en esta ocasión. En el auto le propuse a mami
pasar un rato por casa antes de llevarla a su domicilio actual,
afortunadamente accedió, era indispensable para mí su presencia, aunque
sea por un rato en nuestro hogar, no conozco el motivo solo sé que ese
era mi deseo.
118
de haber escuchado la descripción de mi madre, iba a sentirme tan
tranquilo y con ganas de hacer cosas, tal vez sea por verla repuesta a ella,
no importa, el punto es que estaba mejor.
119
bien a lo irrespetuoso, como mujer una se da cuenta de las miradas de los
hombres, en reuniones ha llegado a incomodarme, no solo por cómo me
miraba a mí, si no por como también observaba a Laura. ¿vos me dijiste
que el periodista te habló de problemas con el juego?
-Si así es.
-Sabés que, por la situación de mi prima, yo tengo la facilidad de percibir
rápidamente cuando alguien esté drogado, para mi él consume
asiduamente. Es más, en la empresa en alguna oportunidad lo observé en
muy mal estado. Ojo, su adicción, el juego, agregaría también sin tener
pruebas, consumidor de prostitución, mala persona y demás, no lo
convierte en asesino o instigador. Él solito se coloca en ese lugar con su
proceder después del homicidio: su salida de la sociedad y su asistencia a
cada jornada del juicio, hacen inevitable que pensemos en alguna
vinculación.
-Para sumar a tus dudas, después del fallecimiento, yo demoré algunas
semanas en regresar al trabajo, me desconecté totalmente de la empresa,
hasta telefónicamente, dando por hecho su presencia en la oficina.
Cuando me reincorporé a mis actividades, para mi sorpresa, estuvo
ausente desde el mismo día del asesinato, debí rogarle su presencia,
existían situaciones en las que resultaba imprescindible su comparecencia.
Ante mis cuestionamientos por dichas faltas, nunca me ha respondido con
argumentos sólidos, daba vueltas, acusaba ocupaciones sin detallar cuales
eran. Mientras te respondo, estoy pensando: es como que después del
homicidio no quiso regresar a la empresa y por ello seguramente aceptó
mi propuesta de salida sin objetar nada. ¿Por qué? Nunca le gustó
mucho el trabajo, pero si el dinero, teniendo en cuenta su proceder, lo
lógico hubiera sido que hasta intente tomar ventaja antes de mi regreso.
Sin papá, yo ausente, tenía todo a su disposición para hacer los
desbarajustes que quiera…
-Hay algo desconocido para nosotros por lo cual se alejó de la empresa, si
fuese otra persona, tal vez fuera el dolor por la muerte de su socio cuñado
el motivo, en Horacio estoy segura no existe ese sentimiento. Debemos
averiguar la causa de su alejamiento, en un principio y después por qué
decidió desvincularse. Su ausencia inicial explica su aceptación a tu
propuesta de salida, él no quería volver a la empresa. ¿Sabés si estuvo en
Buenos Aires todo el tiempo?
-La verdad no tengo idea, después del velatorio no recuerdo ni siquiera un
llamado de él, de mi tía, solo alguna comunicación, pero me parece que
nunca pasó por casa.
120
-Es todo muy raro, por más fría que sea, su hermana había perdido al
marido. Algo debe saber…
- ¿Estás segura?
-Se toma unos segundos antes de responder- No, discúlpame. Fui muy
lejos, es solo una intuición, no te podés guiar por mis dichos, los dos
siempre fueron extraños, quizás es por ello mis dudas y solo es su manera
de ser.
- ¡Para! Hasta recién era el instigador y ahora no tiene nada que ver.
-No es eso, no seas tonto. En realidad, para nada de lo que pienso existe
modo de constatarlo y a mí siempre me cayó muy mal, me di cuenta de
que puedo estar juzgándolo por su antipatía y eso no lo transforma en
culpable de nada. No sé qué decirte, no podemos afirmar nada si no
podemos probarlo.
-Tenés razón.
121
apostaría a que el jefe lo envió a terminar con la vida de otra persona y se
equivocó.
-No lo había pensado, creo haber escuchado algo similar en algún medio.
Igual, yo te quería preguntar acerca de tu pensamiento con respecto a mi
tío.
-Dubitativo- ¿Con respecto a qué?
- ¿No notaste nada extraño en sus actitudes a posteriori del homicidio de
mi padre?
-Vos me has pedido confidencialidad ¿yo cuento con la misma?
-Si, obviamente.
-Bueno, es largo. Yo conozco a Marcelo de toda la vida, a Horacio desde
cuando se sumó a la firma, lamentablemente no está tu padre para
aseverar mis dichos: antes de conformar la sociedad aconsejé desechar la
unión. Desde el momento cero se podía apreciar lo poco ético y cómo
quería sacar ventaja de cada situación, los hechos han demostrado que mi
jefe no me escuchó. Mis sospechas se han confirmado a lo largo de los
años, pude probar un desfalco anual de un 10% como mínimo, eso es solo
lo registrado, imagínate cuánto serán los desvíos por él realizados ocultos
de la contabilidad de la empresa. En innumerables ocasiones le presenté
las pruebas a tu padre. Viste como era, con tal de evitar el problema
familiar dejaba pasar todo. Ante mi insistencia, conseguía únicamente que
por algunos meses se ejerciera un mayor control sobre tu tío, aunque este
duraba no más de sesenta días. Yo creo que el éxito financiero y
comercial de la firma, permitió la continuidad de estas irregularidades, de
lo contrario por más paciente que haya sido Marcelo, hubiera terminado
explotando…
-El dinero que se robaba, no impedía a mi padre cubrir sus necesidades,
sus ambiciones nunca fueron desmedidas, por eso nunca intentaba evitar
ser estafado.
-Tal cual, nunca le interesó llevar la vida de millonario, tranquilamente
podría haberla llevado si lo hubiese deseado, a pesar de la estafa
permanente a la que era sometido, tenía los fondos suficientes.
-No nos desviemos del tema por favor. Si Horacio además de sus retiros,
se llevaba otra suma adicional, en total era un montón de plata. ¿Alguna
vez investigaste en qué los gastaba?
-Si lo hice, a escondidas de tu padre. Discúlpame ¿Vos sospechas de
Horacio?
-No sé, sospecho de todos, por momentos hasta dudé de la vida de mi
padre.
122
-Eso último descártalo, era el hombre más transparente y decente sobre
esta tierra… En serio, te aseguro no escondía nada.
-Lo sé. ¿En que lo gastaba?
-Tu tío tiene todos los vicios, en su momento tuvo problemas con las
drogas, aunque las dificultades fueron personales y no monetarios, por
contar con lo suficiente para sostener su adicción. Se genera muchas
deudas con los caballos y lo más duro es la prostitución.
- ¿¡Les compra departamentos a las minas!?
-Entre otras cosas.
- ¡Ay! Me ponés nervioso, podrías hablar sin interrupciones.
-Tu tío no consumía o consume prostitución normal, si así se la puede
llamar, sus gustos son por demás morbosos.
-Dale de una vez, ¡por favor!
-Él es un pedófilo, les paga a padres, tíos, o cualquier persona que le
consiga niñas de no más de trece años, es un hijo de puta. Estoy seguro de
que su voracidad por el dinero está relacionada con esta actividad. El
silencio de los familiares, debe ser el destinatario de grandes sumas.
-Con la voz quebrada- ¿Papá sabía de esto?
-No y nunca tuve el valor para contárselo.
-Siempre supe que no era buena persona, pero esto es demasiado,
debería ser denunciado.
-Totalmente, un millón de veces intenté recolectar pruebas.
Lamentablemente existen muchísimas personas con iguales gustos, por lo
cual están perfectamente organizados, las familias de las víctimas son
extremadamente pobres, compradas con el dinero e intuyo creo sin
equivocarme, en cuanto algún integrante de estas vulnerables familias
intenta denunciar o hacer algo, no tardará mucho en recibir todo lo
necesario para ser silenciado …
- ¿Es capaz de matar?
-Un abusador de criaturas, es capaz de cualquier cosa.
-Tenés razón.
123
de confianza, en la cual si mi abogado sabía algo no me lo ocultaría,
entonces le pregunté:
- ¿Vos crees que mi tío puede haber mandado a matar a mi padre? -En la a
última parte de la frase se me quebró la voz.
-Hizo un largo silencio antes de responder- Lo creo capaz, pero no
encuentro motivo por el cual lo haya hecho. De haberle propuesto la
salida de la empresa a tu padre, como lo hizo con vos, el resultado hasta
hubiera sido aún más beneficioso para él. No sé, pienso en todo, Horacio
manipulaba a Marcelo económica, financiera y personalmente a su gusto,
no existían discusiones entre ellos, dentro de la empresa el único que
alguna vez intentó ponerle un límite a sus caprichos y ambiciones, fuiste
vos. Por lo menos yo, ignoro la existencia de un móvil para llevar a cabo
semejante acción.
- ¿Pero sospechaste de él?
-Por supuesto, desde el primer día, lo de no encontrar un móvil no lo digo
por decir, investigué los retiros ordinarios y también el dinero sacado por
fuera de la contabilidad, hasta hablé del tema con el Comisario Gutiérrez y
nada, no encontró absolutamente nada. Al policía le comenté lo de sus
morbosos gustos, después de investigarlo por semanas, afirmó que más
allá del casino y algún prostíbulo conocido, no encontró nada extraño, ni
cercano a la prostitución infantil.
- ¿Cómo tomó tus sospechas Gutiérrez? ¿Se sorprendió?
- Para nada, las oscuras conductas de tu tío son conocidas por muchas
personas.
- ¿Lo de pedofilia también?
-Eso no creo.
- ¿Pudieron averiguar dónde estuvo los días siguientes al homicidio, en los
cuales se ausentó de la empresa?
-Si, de hecho, su ausencia fue quien despertó las sospechas.
-Elevando la voz, pero sin gritar- ¿Y dónde estuvo?
-Si querés, te puedo traer el informe de Gutiérrez, lo tengo por escrito. Es
lo que te mencioné antes, alguna salida al casino, prostíbulo y no mucho
más.
-Entonces ¿Dónde estuvo?
-En realidad no salió mucho de la casa.
-Eufórico- Eso no es normal, él se escapa de la casa todo el tiempo, no
soporta a su mujer. Algo esconde o se escondía de alguien.
- ¿Y si estaba triste por la muerte de tu padre?
-Ni llamaba para ver como estábamos.
124
-Desde el comienzo de la charla te estoy marcando todos los defectos y
atrocidades de tu tío, pero no debemos perder el sentido común. Un
cambio de sus hábitos por un par de semanas, no lo transforma en
responsable de nada.
-No estoy diciendo eso, pero para mí algo oculta.
-Puede ser, cuando me reuní con Gutiérrez, el primer punto marcado fue
su ausencia de la empresa, yo tuve tu misma duda, se investigó, pero no
se ha encontrado nada raro. A mí no me llamó la atención que
permaneciera dentro de su casa. Al escucharte, me doy cuenta de que,
con sus actividades extramaritales, es obvio que no debía quedarse
mucho en su casa al lado de su mujer. Una vez más, todo es una suma de
inquietudes tanto tuyas como mías, carecientes de veracidad que pueden
estar influidas por nuestra opinión de Horacio y su proceder.
- Entonces me estás diciendo que no tiene ninguna vinculación.
-No estoy diciendo eso. ¿Alguna vez escuchaste: quedó libre por falta de
mérito?
-Si, lo escuché.
-Eso no quiere decir que el liberado sea inocente, si no la ausencia de
pruebas para continuar investigándolo o condenarlo. En derecho lo que no
consta, no existe.
-Entonces, debo hacer lo que tanto te has quejado de mi proceder con la
causa, olvidarme de todo y continuar con mi vida, mientras mi tío se nos
ríe en la cara.
-Elevando el tono- ¡No te confundas! Yo no estoy diciendo eso, te estoy
diciendo que no podés condenar a Horacio por presunciones subjetivas. Es
mal tipo, no te cae bien y no tenés una prueba, solo cosas raras, como
todo en su vida. Si estás interesado en hallar al supuesto jefe del asesino,
ese debe ser tu objetivo investigando todo y no cerrándote que es tu tío,
dejando afuera de la sospecha al real instigador.
-Una charla similar tuve con Melina, pueden tener razón, pero se me hace
imposible quitarme de la cabeza la vinculación de mi tío con el caso.
-Para mí también es muy probable su vinculación, pero si nos cerramos
solo a él y resulta inocente, perdimos un tiempo hermoso para encontrar
al verdadero responsable.
- Con tono de desgano- Ok.
125
codos sobre el escritorio y la cara entre las manos permanecí un largo
rato, sintiéndome desahuciado, no sé qué esperaba como resultado de la
charla. Lo seguro es que no lo obtuve, igual sensación me devolvió el
juicio. Más allá de que no me cambie la vida, ni me devuelva a mi padre
una persona presa, existe en algún lugar de mi alma, el deseo de conocer
a cada uno de los responsables y sus motivos. Era más tarde de lo
ordinario cuando me retiré de la oficina, otra tortuosa conducta se estaba
tornado habitual, conducir sin rumbo abstraído de la realidad, a la que el
llamado de Melina me devolvió, recriminándome por no haber llegado a
una entrevista en un salón, que ni siquiera recordaba. Velozmente al sitio
de la reunión me dirigí, al cabo de unos quince minutos escuchando una
innumerable cantidad de atractivas propuestas para la fiesta pude
conectar con el casamiento y alejar, al menos por un rato, a Horacio de mi
cabeza. Al salir después de los comentarios lógicos de todo lo escuchado y
las elecciones a realizar, le comenté lo charlado con el letrado, a pesar de
que lo hablamos por minutos, ella continuaba pensado en la fiesta
marcándome detalles imperceptibles para mí, mientras para ella eran
transcendentales.
Afortunadamente, este fue el último salón que visitaríamos, ambos
lo consideramos como la mejor opción, en realidad para mí son todos
bastante parecidos, simplemente apoyo sus elecciones. Eran tantas las
cosas a realizar, en apenas algunos meses que intuía un gran stress, con el
cual llegaríamos a la boda, lo positivo es que, con la mente ocupada,
seguramente deje de pensar en mi tío.
126
10/05/2016, un mes antes del día del homicidio. Mi padre y yo, habíamos
abordado el ferri camino a Montevideo en viaje de negocios, era todo tan
real, hasta podría describir los elegantes trajes que vestíamos. El trato con
un distribuidor en aquel país ya estaba cerrado, pero era política de la
empresa, antes del primer envío a los distribuidores exclusivos visitarlos
con el objetivo de estrechar vínculos y verificar las instalaciones donde se
comercializará el producto. En esta ocasión dicho viaje era innecesario,
nuestro nuevo representante oriental viajaba semana por medio a la
Argentina, era asiduo visitante a la empresa.
Aquella situación, generó que, a la hora de estar en tierra uruguaya,
estemos desocupados. Apenas treinta minutos habían pasado de las diez
de la mañana, cuando comencé a vivir una jornada como creo nunca antes
había vivido junto a mi padre. Es muy loco, siento eso de verdad y en la
vida real nunca lo viví, ni siquiera está vivo mi padre, pero la sensación fue
hermosa. Más allá de pasar muchas horas en el mismo edificio, hasta en la
misma oficina y también compartir vivienda, la calidad de estas en las que
coincidíamos era bastante pobre. Solamente aquellos breves minutos
después de la cena, tomando café en los sillones del living, durante las
noches en las cuales no cursaba, se parecían a los momentos que en aquel
sueño habían trascurrido. Durante todo el día se lo paso haciéndome una
reseña de toda su vida, desde niño, sus vagos recuerdos cuando
comprendió el significado de ser adoptado, la lástima que sentía por la
situación debe haber tenido que atravesar su progenitora, así la llamaba
él, para tener que abandonarlo, su bondad era tan grande como para
nunca haberle guardado rencor. Me habló mucho de sus padres, de los
únicos dos e inolvidables viajes de veraneo que habían tenido. Del
esfuerzo de su padre, en la fábrica donde se desempeñaba como operario,
dicha compañía se dedicaba a la industria plástica, de tanto escucharlo
hablar de su trabajo al culminar la universidad y habiéndose presentado la
oportunidad, no dudó ni un segundo en dedicarse a la misma actividad
que su padre, claro está desde otro lugar. Marcelo gracias al sacrificio de
sus papás y su propio esfuerzo tuvo la posibilidad de convertirse en
Ingeniero, entonces al mismo rubro, pero desde un lugar muy diferente,
aunque nunca dejó de estar al tanto de cada movimiento dentro de su
empresa, teniendo extensísimas jornadas de trabajo, como si fuese el
operario menos calificado, a pesar de ser el dueño. En realidad, debo
hacer un esfuerzo enorme para darme cuenta de que estos recuerdos los
viví solo en mis sueños, hasta los gestos en su rostro al contarme estas
cosas tengo presente. Durante el almuerzo, en un restaurante frente a la
rambla montevideana, dicho lugar fue nombrado en innumerables cenas
127
familiares, ya que era el favorito de mis padres en las escapadas
románticas que solían tener.
Era todo tan real, que, a pesar de haber estado en solo una oportunidad
en la capital oriental, recuerdo las callecitas que debimos caminar desde el
cliente hasta la rambla, la fachada de las antiguas casas, sus veredas. Es
increíble, tengo fotos en mi memoria de lugares que dudo conocer.
Me aconsejó ordenar chivito, era la especialidad de la casa, entonces fue
ese nuestro pedido acompañado de un Malbec argentino podría asegurar
que de haber conocido cuál sería el final de mi padre, hubiera deseado
tener aquel almuerzo vivido o soñado. El siguiente diálogo, permanecerá
en mi mente hasta el último día de mi existencia
-Hijo: es muy buena esta ventana horaria que tendremos hasta las 18 hs.,
para nosotros dos sin empresa, sin mamá, sin Franco, sin nadie más que
nosotros.
-Si claro, nunca estamos solos. Pregunta… ¿Lo armaste vos?
-Qué cosa.
-Tener libre, casi un día entero en Uruguay.
-Por supuesto, siempre me gustó tener la posibilidad tanto con vos, como
con tu hermano, aunque con él es más dificultoso, de charlar de lo que
para mí se trata la vida. Como con el café en los sillones del living al
terminar la cena.
-Yo lo valoro mucho.
-Ojalá tu hermano sintiera parecido.
-Sabés como es.
-Si lo sé. Bueno, en fin, como ya sabés soy muy organizado. Vos heredaste
tal virtud o defecto, según desde el punto del cual se lo mire, tengo en mi
mente una lista imaginaria con los temas a charlar, quizás alguno te
moleste, pero en este caso soy tu padre y no podrás evitarlo…
-Con tono jocoso- Sí mi General.
-Para empezar, te quería hacer una pregunta.
-Adelante.
- ¿Te gusta trabajar en la empresa? ¿Deseas pasar tu vida ahí adentro?
-Incrédulo- SÍ…
-Te lo pregunto, porque no sería bueno para vos, dedicar tu vida a la
empresa simplemente por comodidad.
- ¿Comodidad?
-Claro, al elegir pasar tus días en la empresa, más allá de que hasta los
grandes imperios alguna vez han caído, la solidez de la firma es
indiscutible. Junto a tu joven energía, quizás nunca lo pensaste, pero
128
decidís continuar la actividad, no por gusto si no para evitar pasar las
adversidades propias del inicio en la vida profesional.
-No, a mí me gusta, más allá del rubro, me fascina la vida empresarial, la
adrenalina diaria generada por la inmensa cantidad de decisiones
cotidianas.
-Perfecto, de ser así no hay nada para hablar, si no sintieras pasión por tu
trabajo, te puedo asegurar, aun teniendo garantizada la economía, nunca
podrás sentirte pleno. Personalmente pienso y valoro tu energía, tu
incentivación constante para emprender nuevos horizontes en la
compañía. Es por esto por lo que me cuesta creer la carencia de tu deseo
por iniciar desde cero una idea propia.
-Desconcertado- ¿Te molesta mi continuidad en la empresa?
- ¡No por favor! No me malinterpretes, a mí me llena de orgullo ver
desarrollarte en la empresa como lo hacés, seguro estoy del lugar a donde
la llevarás a nivel mundial. Como también te veo sentado en mi escritorio
y me emociona hasta las lágrimas pensar cuando mi oficina sea tu ámbito
laboral. Simplemente no es mi deseo frustrar los tuyos, es este el motivo
de mi planteo.
-Están perfectos tus dichos… Coincido, pero créeme, estoy conforme con
desarrollarme en la compañía. Como vos dijiste, no voy a parar hasta
alcanzar todos los mercados posibles, tal vez abrir alguna filial en la otra
punta del mundo y más… También debo reconocerte que la tranquilidad
económica, aunque sea inconscientemente colabore con mi conformidad,
pero por lo menos hasta ahora, al fijarme metas tan ambiciosas nunca me
sentí sin proyecto. Creo no equivocarme, al afirmar que, con la existencia
de proyecto, nunca me sentiré vacío.
- Podrían ser mis palabras. ¿Qué pensás que yo siento al escucharte?
- ¿Cómo? ¿qué querés decir?
-Vos no te das una idea lo placentero, el significado que tiene para mí
conocer tu deseo de continuar con la empresa. Cuando yo empecé era un
pequeño taller, con una oficina de dos por dos en el frente, la historia la
escuchaste un millón de veces. Hoy, cuando yo veo la planta de 400
metros cuadrados, desde la venta de la oficina, me siento orgulloso como
si fuera un hijo más.
- Vos la hiciste crecer…
-Claro y vos serás el responsable de su sobrevida, yo he lidiado con los
avatares de cualquier emprendimiento en crecimiento, a vos te esperan
los problemas originados en la expansión, no esperes ni más simples, ni
menos inconvenientes, solo serán otros, pero existirán en gran cantidad.
129
-Lo sé y esa expansión es mi motivación, igualmente creo que, en la gran
mayoría de dicho proceso, mi rol será el de dirigirlo siempre
acompañando tus decisiones.
- No estés tan seguro.
- ¿Pensás jubilarte?
-Uno nunca sabe, por las dudas siempre es bueno tener una rueda de
auxilio.
-Riéndome- Esa vendría a ser yo.
-Por supuesto, vos conocés la cantidad de bienes de nuestra propiedad y
su lucro nos permitiría vivir cómodamente, pero mi interés es por la
continuidad de la firma, te dije es como un hijo más para mí y para esa
continuidad sos imprescindible.
-Contá con eso.
-Me llena de orgullo escucharte. Mi idea, no es trabajar toda la vida,
confío plenamente en vos para la dirección de la empresa, estoy seguro de
que, si tendrías la responsabilidad el día de hoy, lo harías correctamente.
Uno de mis principios es que cada uno debe ocupar el lugar
correspondiente en la vida, fundamentalmente en la actividad profesional,
entonces yo no voy a permanecer en la empresa para obturar o coartar
tus ganas y tú energía. Actualmente, cuando aún no me considero una
persona mayor, en más de una oportunidad sucede que tu respuesta o
resolución surge antes que mi cerebro empiece a pensarlo, imagínate
cuando sea viejo. Además de eso, no quiero esperar a ser ancianos con tu
madre para poder disfrutar de la vida sin obligaciones y para esto, será
aún más imprescindible tu colaboración, más allá de la compañía.
- ¿Por Franco?
-Por supuesto, quizás para tu edad te esté proyectando demasiadas
responsabilidades, sos igual a mí, las tomarías aún si tener esta charla.
Franco es una de las frustraciones más grandes de mi vida.
-Enojado- ¿Cómo?
-Dejarme terminar, la frustración no es él, el fracaso es mío, nunca pude,
ni puedo y quizás nunca consiga llegar a él, ganarme su confianza. Para mí,
su sensación es la de un padre ausente, aunque siempre esté a su lado, no
registra mi presencia.
-No te culpes, yo pienso que él tiene un problema.
- Lo tiene, pero yo nunca tuve la capacidad, ni me he rodeado de las
personas idóneas para ayudarlo, no logré avanzar en nada. Noches
enteras me las he pasado pensando en cuándo reaccionaría, en cuándo le
nacerían las ganas de hacer las cosas propias de su edad, hasta quizás
hacer cosas con las cuales no esté de acuerdo. Cuando era más chico
130
pensaba: la secundaria lo cambiará, no sucedió, después pensaba que el
dinero para sus gustos y salidas lo motivarían, nada de eso pasó, ahora mi
última esperanza está depositada en el día en el cual se enamore, los
hombres por la mujer amada hacemos todo y más, quizás en el amor
encuentre aquello faltante en su vida.
-Dios quiera.
-Deseo estar equivocado, pero para mí es la última oportunidad, solo una
mujer, le puede encender el motorcito de su interior que todos tenemos
para hacer lo imposible, por superarse y modificar su realidad.
- ¿Y si nunca aparece?
-Vuelvo a repetirte, espero estar equivocado. De ser así nunca cambiará y
siempre dependerá de nosotros. En ese nosotros, te estoy incluyendo a
vos, cuando nosotros no estemos presentes.
-Parecería que me estás instruyendo como si fueras a irte en poco tiempo.
Ese proyecto de disfrutar ¿comenzará a la brevedad?
-No lo sé, supongo que será cuando pierda esa pasión de la cual hablamos
por el trabajo, como ya dije, sin pasión me volveré en un estorbo en la
empresa.
-No seas tan duro…
-No es ser duro, es ser realista, hoy creo poder percibir mis falencias,
cuando sea viejo…
- ¿Hay algo en tu vida no planeado y cronometrado?
-Riendo- Poco, muy poco, pero sin embargo a veces uno planea, organiza y
la vida de un momento a otro te pega un cachetazo, regresándote a la
realidad haciéndote dar cuenta de que en verdad es muy poquito lo
pasible de ser manejado por nosotros. Siempre existe Dios, la Fe, alguien
superior o como quieras llamarlos, responsable de nuestro destino, ojo,
todas nuestras acciones colaboran a torcer éste para el lugar deseado.
-Me gusta mucho esta charla, pero dentro de tu planificación. ¿la tenías
programada en los temas de la lista para el día de hoy?
-Para nada, era un chiste lo de la lista, me siento muy tranquilo, por eso
mis palabras fluyen sin analizarlas.
- ¿Te puedo hacer una pregunta?
- Por favor…
-En todo lo charlado, al respecto de la empresa nunca has mencionado al
tío, es socio…
-Ves, cuando comencé a hablarte del tema pensé en él y luego me olvidé,
no está todo planeado.
- ¿Y?
131
-Esta parte será la más difícil, o la más placentera teniendo en cuenta su
mala relación. Cuando seas vos quien dirija, deberás comprarle sus
acciones, sí o sí.
- ¿Tanto problema ocasionaría si lo haces vos hoy? La relación entre las
hermanas es cada vez menos fluida.
-Yo no voy a colaborar a terminar de romperla.
-Con o sin tu colaboración, me parece ese el vínculo será cada vez más
distante.
-Puede ser, pero lo importante es quedarse tranquilo con uno mismo y
con sus acciones, si se distancian totalmente a raíz de una decisión mía,
conociéndome cargaré con una culpa evitable, por eso no cambiaré nada.
-Mis ganas de verlo fuera de la empresa se justifican con la mala relación
mía con él. Sin embargo, a vos, casi no te veo discutir con él ¿Por qué lo
querés afuera?
-Suspira- Hay tanto para hablar…
-Empezá.
-Para empezar, estoy completamente seguro, que desde hace como
mínimo diez años, tiene una economía paralela, roba tanto en la compra
de insumos, como en las ventas. En especial en aquellos pequeños
distribuidores, de los pueblitos dentro de la Argentina como en el exterior.
Inevitablemente cuenta con la complicidad de alguien de administración
dentro de la empresa, lo extraño es que en todo este tiempo han
cambiado algunos integrantes de dicha área y a nadie de los nuevos
empleados nada le haya llamado la atención.
-El contador siempre fue el mismo…
-Me resulta imposible dudar de Juan Carlos.
-Si la fuga existe, alguien lo permite. ¿Nunca lo increpaste?
- ¿A quién?
-Al tío.
-Si, en dos oportunidades, y pude comprender que la única manera de
terminar con el robo será cuando esté fuera de la empresa y como te dije
yo no lo forzaré.
- ¿Entonces seguirás permitiendo que se quede con lo tuyo?
-También es tuyo, de tu madre y tu hermano, pero el dinero no es el
problema. Afortunadamente, no sufrimos ningún tipo de carencia, por lo
tanto, no hace nada para el cese de dicha actividad.
-Ok, quien dirige sos vos.
-Igual, este es solo uno de los motivos por los cuales debes forzar su
alejamiento.
- ¿Hay otro más importante?
132
-No sé si más importante, seguro grave. Tiene que ver con su vida
personal, desde hace años temo que termine pagando las consecuencias
de sus malos hábitos la empresa.
- ¿Por qué? ¿Tiene deudas?
-En su momento él tuvo, en la actualidad no son significativas.
- ¿Entonces?
- Los hábitos de tu tío son…
-No des vueltas por favor.
-Lo podría definir como un adicto al sexo, las chicas con las que se
relaciona son de una clase social muy baja, las grandes carencias tornan a
estas personas muy vulnerables y les aniquila su autoestima. Él colabora
con dicha situación anímica, por eso las busca, les crea una dependencia
económica tal, haciéndole imposible alejarse de su lado, aunque lo deseen
profundamente, el sometimiento no es solo sexual, las humilla como
persona.
- ¿Delito?
-Ninguno, lo hablé con un abogado por fuera de la empresa, lo único
podría ser acoso, pero es imprescindible la denuncia por parte de la
víctima, nunca sucederá.
-Pero…Si bien es horrible su accionar ¿En qué puede perjudicar a la
compañía? Por más conocida que sea la firma, tampoco sería tema para la
prensa si algún día esto se conociera.
-Bueno, primero, obviamente que nuestro nombre es conocido solo para
la gente dedicada a la actividad como vos decís, no saldría en los
noticieros. Pero creo no sería positivo la vinculación de la firma con estos
temas, todos somos ella, el comentario haría referencia a la empresa, no a
él en particular.
-Tenés razón.
-Igual mi temor no es solo eso, como dije antes la gente con la que lleva a
cabo estas actividades es un tanto especial, siempre tuve miedo de que
algún marido, hermano o padre enojado tome represalias contra la
empresa, sé positivamente que más de una de sus amiguitas, tenía pareja.
-Te enroscas demasiado, igual la idea de tenerlo fuera de la empresa me
entusiasma.
133
la camioneta, desperté como antes les había contado, sin comprender lo
vivido o mejor dicho lo soñado.
134
cuentas”, pensé en llamar al comisario, también a Dany, pero desistí de la
idea. Pues si hasta el momento no descubrieron nada, por qué lo harían
ahora. A toda velocidad, cada una de las hipótesis pensadas corrían por mi
cabeza, cada nombre, cada empleado, cada amigo, un remolino se estaba
sucintando en mi cerebro, otra vez como en anteriores oportunidades,
terminaba en mi tío Horacio.
En aquel momento mi deseo de encontrar al autor intelectual cambió por
demostrar la responsabilidad de mi tío, aunque el principio dice: toda
persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, al menos para
mí, después del sueño vivido, Horacio era la excepción a la regla.
Mucho me había costado arrancar el día, con mi novia establecí
contacto recién pasadas las once de la mañana, hacía mucho que no
sentía deseo de no explicarle lo transcurrido mientras no contaba con su
compañía. De hecho, a pesar de su curiosidad por el tono de mi voz, no le
di explicación alguna, antes de culminar el llamado me comentó el sitio en
el cual debíamos presentarnos a las seis de la tarde, mi estado de
irritación era tal, que me impidió retener lo escuchado, motivo por el cual,
horas más tarde en una discusión me vería inmerso.
135
donde no recuerdo. Después de sus reproches por el olvido, fue cuando
comprendió mi estado y hablándome dulce y suavemente pudo conseguir
calmarme, más de media hora debo haber estado escuchando su voz.
Entonces, primero fui en busca de una estación de servicio, para luego
emprender el regreso, mientras lo hacía, logré quitarme de la cabeza el
homicidio dándole lugar a preguntarme el motivo de haber elegido ruta 2,
será trabajo de la psicóloga encontrar la respuesta, como siempre dice
ella: la mente humana tiene innumerables misterios, la terapia te ayudará
a intentar descifrarlos.
136
perderte. La vida o el dolor afortunadamente nos unió, pero por todo eso
no puedo permitir que dilapides nuestro amor y también tu vida. Te voy a
decir algo que seguro te enfade: a tu padre ya lo han matado, no existe
acción alguna para traerlo devuelta, ¡pero sí, tus impulsos pueden cambiar
tu vida para siempre! y tu padre igual no regresará
Intenté por todos los medios contener mi angustia, llorar era ceder ante
su reclamo y mi orgullo estaba dispuesto a librar esa batalla. Cuando
Melina culminó su monólogo y en silencio me miró a los ojos, mi ego se
rindió, comencé a llorar desconsoladamente abrazado a ella, cada
episodio de consternación y llanto últimamente parece ser el peor desde
el comienzo de esta tragedia. Aún lágrimas rodaban por mis mejillas
cuando Meli me llevó a la cama, trajo un vaso de agua y una pastilla, sin
preguntar ni oponer resistencia la ingerí, a los minutos, creo muy pocos,
profundamente dormido quedé.
137
Otro día más en la oficina, con desempeño laboral nulo, no había
modo de alejar de mi mente el momento en el cual esté enfrente del
asesino. Intenté por todos los medios evitar la intermediación de Eugenio,
el abogado, alrededor de la media tarde al ver la imposibilidad de
concretar la visita teniendo en cuenta mi rol de querellante en la causa,
me rendí y le pedí a Silvana la vista del letrado a mi oficina lo más rápido
posible, como suele suceder cada vez que lo preciso no se encuentra en la
empresa. Entonces lo llamé al celular, en el tercer intento respondió, no
tenía pensado regresar, cambió de parecer al escuchar lo imperativo de mi
tono. A los veinte minutos de la llamada atravesó la puerta de la oficina.
-Hola Ezequiel. ¿Cómo estás? Estaba en el laboratorio, estoy gestionando
el bendito certificado para China, se está complicando obtenerlo…
-Interrumpiéndolo- Está bien, no te llamé por eso, realmente hoy no es de
mi interés.
-Ok, ¿Qué pasa?
-Antes que nada, te agradezco mucho los consejos recibidos y también los
venideros después de que me escuches. Pero en este caso, te pido por
favor evites brindármelos, ya conozco tu parecer respecto del tema y
realmente no tengo ganas de volver a escucharlo.
-Adelante…
-Intenté conseguir el contacto sin tu intermediación, obviamente no tuve
éxito, de lo contrario no estarías aquí. Preciso visitar al condenado por el
homicidio de mi padre, es imprescindible tu intermediación siendo mi
representante letrado en la causa.
-Es muy complejo obtener la autorización del juez siendo la querella.
-Eso lo sé, por eso te llamé. Legal o ilegalmente debes conseguir la
entrevista, primero seguí los protocolos habituales. De no lograr nuestro
objetivo, busca entre tus contactos quien lo pueda facilitar, el dinero es lo
de menos y los dos conocemos la vulnerabilidad del sistema penitenciario
argentino.
- Consejos no te daré, pero me permitís hacerte una pregunta.
-Por favor…
- ¿Qué sucedió para retomar esta idea de hace meses?
-Nada en particular, solo siento la necesidad de hallar al jefe de este tipo,
para poder cerrar heridas. - Me pareció innecesario hacerle referencia a
mi particular sueño-.
-Ok, pero debes elegir cuál es el camino, si no obtenemos la autorización
del juez, después será muy arriesgado, aunque no imposible obtenerla por
la seudo generosidad del sistema carcelario.
- ¿Vos qué opinas?
138
- ¿Consejo?
-Levantando la voz- Te pago para la representación legal de la empresa y
en este caso percibís tus honorarios por la representación de mi familia.
Te pregunté por tu opinión profesional.
-Sorprendido- Perdón no quise enfadarte.
-Está bien.
-Aunque no es lo correcto, me parece lo más rápido y apropiado sería
obtenerla por fuera del juzgado, conozco a alguien dentro de la cárcel
donde está alojado.
-Levantándome de mi silla-. –Perfecto, dale para delante de ese modo.
Estoy a la espera de tu llamado, de no ser una cifra exorbitante ni me
consultes, simplemente dale el ok.
Sin mucho más para destacar, después de estrecharnos las manos, de la
oficina se retiró. Permanecí sentado en mi escritorio delante de la
computadora, sin parar de pensar en cómo sería dicho encuentro, cuando
sonó el teléfono, era Eugenio, deseaba volver a verme. Casi no terminé de
colgar, cuando por la puerta apareció con una actitud corporal exaltada.
-Tengo una opción diferente a realizarle la visita al recluso, estoy seguro
obtendrás resultado similar, pero con riesgo cero.
-Tono irónico- ¿Riesgo?
-Ezequiel, hace minutos me pediste mi opinión profesional y al mismo
tiempo me pedís evitar los consejos…
-Impacientándome- ¡Por favor al punto! ¿Riesgo de qué? La visita es
dentro de una cárcel.
-Yo te lo he dicho anteriormente, no tenés idea con la persona con la cual
te podés encontrar, a pesar de no tener mala conducta, la personalidad de
estos sujetos es diferente a todo lo conocido por gente que está fuera del
circuito delictivo. El riesgo del que te hablo no es físico, temo por lo que
puedas llegar a escuchar…
-Nada peor después de que te mataron a tu padre.
-Eso está claro. Sucede que te escucho hablar y vos tenés la seguridad, de
que vas a ser oído por él, generalmente sucede lo contrario, pensá que iría
obligado a la entrevista.
- ¡¿Obligado!?
-Por supuesto, el guardia cárcel destinatario de tu generosidad, pensás
que le dará la opción de elegir aceptar o no verte.
-Tono conciliador-. Puede ser.
-Este hombre podría decirte las peores cosas, no tiene nada para perder,
pero eso no sería lo peor, de esta manera te expondrás a una posible
extorción. Yo conozco tu capacidad de persuadir, tu papá también la
139
tenía, nunca trataste con personas de este tipo. Suena feo decirlo así en
los tiempos que corren, es estigmatizarlo, pero es la realidad, por sus
nulas posibilidades en la infancia, sus adicciones o sus malas elecciones,
son muy diferentes a toda aquella persona con quienes interactuamos
normalmente.
-Con lágrimas- Tenés razón. Ni con mi hermano, por tener alguna de esas
características…
-Pero tu hermano…
-Diferente a mi familia es. Te pido disculpas por mis respuestas.
-No pasa nada.
-Igual yo preciso imperiosamente intentar hablar con él.
-Por eso regresé, teniendo en cuenta tu capacidad para expresarte
mediante la escritura, considero oportuno redactes una carta. Tratándolo
de igual a igual, sin ocultar tu enojo, desconfiaría si no lo haces, pero sin
condenarlo, pues ya lo está. Yo me ocupo de que llegue a sus manos, tal
vez responda tus preguntas, quizás sea la puerta de entrada, a la visita que
tanto deseas o tal vez no sirva para nada. Pero no te expone a ninguna
situación angustiante.
-Demoré unos instantes en responder- Me parece bien, te reitero mis
disculpas.
-No hace falta.
-En cuanto la tenga te aviso, no demoraré, a más tardar mañana o pasado
estará lista.
140
adolescente por la pérdida de su padre, no detallé el motivo del deceso, sí
lo repentino y en esas escasas líneas describí todo el dolor de aquel chico,
hoy esas líneas describen también mi padecer. Es increíble, será
premonición, casualidad, causalidad como decía papi, quien sabe.
Lamentablemente como estaban escritos en hojas de papel, de puño y
letra con el paso del tiempo se fueron perdiendo, sería lindo para mí
tenerlos. Alguna vez me animé a escribir una novela, ahora que lo pienso,
también hablaba del sufrimiento causado por la pérdida de una vida, esa
si la tengo, la escribí en una computadora, si junto valor intentaré
repasarla. Esta será otra de las tantas incógnitas, surgidas después de lo
de papá cuya respuesta nunca hallaré: ¿de dónde surgió en aquel
momento el deseo de hablar de este tipo de muertes? ¿Tiene algo que ver
con la realidad actual? El punto, es que esa facilidad para la expresión
mediante la escritura me llevó a redactar cartas de todo tipo para la
empresa, desde muy niño, en una oportunidad fue hasta un telegrama de
despido, en el cual mi padre estaba empecinado en explicar los motivos de
tal situación, a pesar de la negativa de Eugenio. Supongo que el recuerdo
de aquel telegrama le generó al abogado la idea de la carta. Entre tantos
recuerdos la hora pasó y la pantalla de mi computadora estaba tan en
blanco, como cuando abrí el Word, el llamado de Melina y una reunión
con el señor de los centros de mesa, me obligó a abandonar la tarea para
más tarde.
141
entrevistarme con él. Pasaron como diez minutos, hasta que volvimos a
dirigirnos la palabra con mi novia, todo estaba raro, no habíamos
discutido, pero parecía como si lo hubiéramos hecho. Siempre sucede lo
mismo, cuando acepto sin oponer resistencia alguna propuesta de Melina,
para no discutir. Dicha pelea, más temprano que tarde, termina
apareciendo, por más esfuerzos que haga para disimularlo, mi enfado por
el tipo de sesión y por la ausencia de consulta acerca del profesional por
ella escogido, era evidente. Con un tono acorde a mi estado de ánimo, le
conté la decisión de comunicarme con el condenado, como Eugenio ella
en la oportunidad anterior también se había opuesto rotundamente. No le
cambió nada que sea por escrito, entonces nos sumergimos en una fuerte
pelea.
Generalmente en nuestras discusiones, siempre por más nervioso
que yo esté, soy el primero cuando la efervescencia baja, en intentar
arreglar las cosas, no sucedió de ese modo en esta oportunidad, en
absoluto silencio conduje hasta la puerta de su casa, solo con un hasta
mañana casi inaudible ella se despidió. Incrédulo de mi accionar, creo
nunca haber permitido culminar una discusión tan fuerte sin intentar
suavizar las cosas, ni siquiera cuando nos separamos hace años. Tal vez
sea como dice ella: esta situación me hace no poder controlar mis
acciones, por un instante me pregunté si mi estado me hará perderla de
vuelta. Lamentablemente ese pensamiento se esfumó rápidamente en mi
cerebro y regresó la carta. Antes de ir para casa, fui a visitar a mami, no
pasaron ni diez minutos cuando me retiré, no puedo precisar cómo se
encontraba, mi cuerpo estuvo a su lado, mi mente en cambio escribía lo
posibles encabezados de la carta.
Toda mi vida, lo más complicado de escribir fueron las primeras
líneas, sin importar de que se trate, una vez introducido el tema las
palabras aparecen solas para continuar con el texto. Llegué a casa y sin
cambiarme la ropa, ni bañarme cosa acostumbrada, me dirigí al escritorio,
encendí la compu. Ahora sí, como dice Melina, sin ser consciente de mis
acciones, como catarata las palabras comenzaron a verter una tras otra,
dando como resultado la siguiente carta:
“Oscar:
Buen día, en primer lugar, quería
decirte que para serte sincero debo informarte que
deseo fuertemente que vos en la cárcel, cuando estés
libre o en algún momento de tu vida sufras lo que mi
familia y yo estamos sufriendo. La persona a quien
142
mataste, mi papá, si estuviese vivo, me reprendería
por sentir esto, era mejor persona que yo, toda la
vida nos inculcó no tener rencor, no sentir odio, ni
desear el mal, igual creo en esta ocasión podría
comprenderme. En todo este tiempo desde aquella
tarde fatídica, he pasado por diferentes momentos:
en un principio no quería escuchar nada acerca de
la causa, tu detención, tu condena y demás, por más
que vos te pases la vida entre rejas, a mi padre no me
lo devolverás. Luego, el último día del juicio, llegué
hasta sentir lástima por vos, la tarde fatídica nos
cambió la vida para siempre a nosotros, vos decidiste
nuestro destino, pero creo la fatalidad también te
arrastró, no debe ser placentero pasarte tantos años
encerrado. Estuve por algún periodo interesado en
hallar al autor intelectual, como lo llaman en la
justicia y afirman su existencia. Después, por otro
periodo me olvide de todo eso, posteriormente al
homicidio, en mi familia las cosas se tornaron muy
difíciles, éramos cuatro, mi hermano nunca fue
alguien con el que se pueda contar demasiado.
Ahora espero equivocarme, pero para mí, está cerca
de terminar en un lugar como en donde vos estas,
intenté por todos los medios acercarme a él, no lo
logré. Mi madre entró en una depresión profunda,
hasta intentó quitarse la vida, está internada en un
neuro psiquiátrico. Con todo esto y siendo el único de
la familia para ocuparse., a pesar de recordar a mi
papá a cada momento, no me quedó tiempo para
pensar en vos y tu supuesto jefe… Y cuando tal vez ya
pensaba nunca más regresaría mi interés en la
causa, por una situación muy difícil de comprender
para todo aquel que no la haya vivido como yo,
siento el deseo irrefrenable de ver encerrado a quien
te ordenó matarlo. En realidad, no tengo idea, de
quien o quienes pueden haber tenido un problema
143
tan grande con mi padre como para encárgate
semejante trabajo. En un principio me resistí a
creerlo ,pero luego de ver el video de la cámara de
seguridad, no te imaginas lo duro que fue ver cómo
en un segundo le quitan la vida a tu papá, me
quedo clara tu intención de matarlo, tu desinterés
por la camión eta , el reloj, o el celular, es prueba
suficiente .Lo último destacable de mi vida, es que
en algunos meses me caso, aunque mientras escribo
esta carta no esté pasando el mejor de los momentos
con mi novia . Casualmente, como todo en mi vida
desde el 16/06/2016, tiene que ver con la muerte de
mi padre. Me han medicado, según ella y un
psiquiatra que la avala, por momentos no tengo
plena conciencia de mis actos y lo peor, es que creo
no sea un diagnóstico equivocado. Conociendo a
Melina, de no modificar estas actitudes, dudo llegar
a la boda y de concretarse estoy completamente
seguro del fracaso a pesar del amor. Siento no tener
la capacidad de poder controlar mis emociones,
hasta no cerrar el tema del autor intelectual,
aunque arriesgue al amor de mi vida, es algo
inmanejable para mí. Si llegaste leyendo hasta, acá
considero que más de allá de los diferentes lugares
de la historia en donde estamos parados, podemos
llegar a entendernos. Mi intención con este resumen
de mi vida fue transmitirte como por tu accionar
cambiaste la existencia de muchas personas, no solo
la del fallecido, he llegado a pensar que es el menos
dañado, el padecimiento de su familia parece ser
infinito, mientras él descansa en paz. No tengo idea,
ni me interesa saberlo, si antes de mi padre mataste
a otras personas y existen muchas más familias
Villán., tal vez en esas otras oportunidades en las
que también le quitaste la vida a alguien y nunca te
encontraron, pudiste continuar sin inmutarte. En
144
este caso fue diferente, la desgracia también te
alcanzó esa tarde. más allá de lo escrito en las
primeras líneas, soy consciente de tu dura realidad.
Claro está, vos hiciste lo posible para terminar así,
nosotros no hicimos nada, creo no equivocarme al
afirmar que, de otro modo, vos también la estás
pasando muy mal y te quedan muchos años de esta
realidad. Aquel segundo en la tarde del 16/06/16 a
mi familia le cambio la vida para siempre, a vos
también, es increíble, fue un instante en el que el
mundo continúo girando y sin embargo para
nosotros, digo nosotros porque te estoy incluyendo,
nos modificó la realidad para siempre, ni el paso del
tiempo la volverá al instante anterior a ese segundo.
En fin, después de dar tantas vueltas te voy a contar
el motivo de mi carta: desde el día de tu condena
tengo el deseo de ir a verte, todo mi entorno se opuso
y como dije, con tantas cosas por algún tiempo lo
olvidé hasta hace unos días. Por consejo de mi
abogado, lo hago por este medio, si vos querés, no
tengo ningún problema en charlarlo personalmente,
temiendo en cuanta que soy la querella, se precisará
un pedido de tu parte y no habrá inconveniente,
otra vez me desvió del tema. Yo no te puedo ofrecer
nada, en Argentina no conmutan condena por
delatar a nadie y no tengo contactos, ni nada
parecido, el dinero que pudiera aportarte no servirá
para más de un par de días diferentes en la cárcel.
Cuando te conté, toda la vida de mi familia desde
la muerte de mi padre es para que sepas quien soy,
no te mentí, teniendo en cuenta eso, está en vos
ayudarme a encerrar al que te hizo matarlo y
también te condujo a donde hoy estás. Intuyo, en los
códigos tumberos delatar es un gran pecado, si
decidís ayudarme, te prometo por la memoria de mi
padre mover cielo y tierra para brindarte la
145
seguridad necesaria para vos y tu familia. A veces,
lamentablemente en este país el dinero simplifica las
cosas. Si cuento con vos, tené plena seguridad de
poder contar conmigo. Ojo nunca olvidaré tus
acciones, pero quizás colaborando me ayudarás a
no guardarte tanto rencor. Quedo a tu entera
disposición para continuar este contacto como vos
prefieras, según Eugenio, mi abogado, quien te hizo
llegar esta carta, es de estricta confianza y prometió
mantener la absoluta confidencialidad de nuestros
contactos. Agradezco te hayas tomado el tiempo
para leer estas líneas y espero ansiosamente tu
respuesta. Ezequiel”
146
quería escuchar el tono de su respuesta sin darle tiempo a pensarlo, para
saber cuál era su involucramiento con el tema, obviamente resultó
sorprendido por la hora. Coincidimos en que se la enviaría por mail y él
mañana, antes de venir a la oficina se encargaría de hacerla llegar, intentó
poner excusas con respecto a los tiempos, entonces le dije que se
ahuyente de la empresa hasta lograrlo. Me acosté, di vueltas durante una
hora sin poder dormirme. Otra vez sin gobernar mis acciones, me vestí,
subí al auto y conduje sin rumbo, hasta cuando sin darme cuenta terminé
en el galpón/ depósito de la empresa, en el cual, Roberto el sereno,
seguramente estaba durmiendo. De tanto golpear el gran portón, temí por
si algún vecino llamase a la policía, casi cuando estaba por subir al auto
escuché la voz del viejo amigo de mi padre entre asustado e irritado
preguntado - ¡¿Quién es?!¡¿Quién anda ahí?! Al escuchar mi respuesta,
me pidió un minuto para buscar las llaves. En ese tiempo mientras
esperaba su regreso, me pregunté qué estaba haciendo en aquel sitio,
antes de poder responderme a mí mismo, la puerta se abrió.
Aún más sobresaltado, que al preguntar quién era cuando le golpeé
la puerta, Roberto preguntó:
-Ezequiel, ¿Estás bien?!¡¿Pasó algo?!
-No, perdóname la hora, no tengo idea de cómo terminé acá, no me podía
dormir, subí al auto, sin rumbo y…. Antes de terminar de hablar, me largué
a llorar como un niño, el sereno me abrazó incrédulo e impotente por la
situación presentada frente a él, en su titubeante voz se percibían sus
nervios cuando me preguntaba:
- ¿A quién puedo llamar?
-No, no llames a nadie.
-Melina…
- ¡No!
- ¿Se pelearon?
-La angustia comenzaba a cesar- No, pero no estamos bien.
-Mirá Eze yo por más voluntad que le ponga no sé cómo ayudarte, yo a
gatas terminé la primaria, no entiendo nada de psicología ni nada de la
cabeza. Es la segunda vez que apareces acá sin saber cómo, a mí no me
molesta, pero debes hacer algo. Yo, ya te dije la otra vez lo que yo quise a
tu papi y quiero a toda tu familia, si te hace lindo contame como estas,
pero lo importante es que busques ayuda.
Ese tono de abuelo con una pila de años vividos diciéndome quizás
lo mismo que Melina, pero, con otras palabras, me daba la calma
necesaria en aquel momento. Mate mediante, infaltable en un diálogo con
147
Roberto. Sin proponérmelo, con muchísimo detalle, aún no brindado a
nadie, ni siquiera a Melina, le conté mi famoso sueño, asombrándome de
la pormenorizada descripción brindaba. Realmente, no puedo afirmar cual
habrá sido su impresión de mi estado al escuchar mi relato. Estoy seguro
ha dudado de mi cordura, pero, aunque creo sin relacionarlo con lo
escuchado acerca de mi sueño, opinó o me aconsejó que debía tratarme
de la cabeza, ese fue el término por él utilizado y que, si estuviera en mi
lugar, seguramente estaría viviéndolo como yo.
Es increíble, ese tono de padre o abuelo es lo que más adolezco y lo
más necesario para mí, es por ello la calma hallada al escucharlo, sus
dichos no son tan diferentes a los de los Melina o la psicóloga, sin
embargo, en su boca mellan en mí. También me duele mucho pensar que
mi única referencia a un consejo de un mayor tenga que ser él, son
muchos los aspectos de mi vida que duelen. Mientras tenía este último
pensamiento, antes de encender el coche para emprender el regreso a
casa, en busca de conciliar el sueño, lágrimas rodaban por mis mejillas.
Afortunadamente, apenas apoyé la cabeza en la almohada quedé
profundamente dormido, a tal punto que desperté pasadas las nueve de la
mañana. Evidentemente no escuché la alarma y tras verificar el celular
comprobé la ausencia de llamada de mi novia y por la hora, ya estaría
cursando. Esta última situación, volvió a generar en mi mente ese
acostumbrado resumen de mi realidad.
148
cancelarla, no contarían con mi presencia. Apenas apoyé el celular sobre
la almohada, regresó a mi mente Melina, las palabras de Roberto y
también el recuerdo de los consejos de mi padre, acerca de elegir las
prioridades en la vida, entonces por primera vez desde el famoso sueño y
mi cambio actitud me puse a pensar si realmente valía la pena arriesgarlo
todo, por hallar al responsable. Desde un principio, tuve claro que ningún
detenido nos devolverá a mi padre, por eso mi desinterés inicial, creo
estar empezando a comprender mi sentimiento, realmente quien disparó,
más allá del lógico rencor no me despierta tanta furia, en cambio por
quien lo pensó, siento un odio incontrolable.
149
intención al haberle escrito la carta al condenado por el homicidio,
también intercambiamos acerca de la visita al galpón para encontrarme
con Roberto. Aunque me conoce desde niño, no nos une un lazo tal como
para ser a quien recurra en momentos como este y por último nos
detuvimos en mi imposibilidad de poder manejar la situación cuando se
trata del instigador, no me sucedió nada parecido cuando detuvieron al
autor, más allá de estar medicado y tratarlo en terapia mi imposibilidad de
controlarlo aún me acompañaba. Le comenté la soledad experimentada
durante toda la jornada y le pedí el mayor del esfuerzo para
comprenderme, asumiendo lo nocivo de mis últimos comportamientos.
Me aconsejó o mejor dicho me reclamó que le dé más lugar a Fernando,
mi mejor amigo, habrá intentado comunicarse unas diez veces en los
últimos días y nunca respondí. De todo lo escuchado de su boca, no hay
nada en lo que pueda contradecirla, cuando peor estoy, más me cierro, a
mis amigos, a la psicóloga y hasta ella misma, las pruebas demuestran que
a lo largo de la vida y más en un momento tan duro como este, la salida,
estando solo nunca la hallé, ni la hallaré.
150
la respuesta de Horacio, diciendo que la visita podrá producirse, si la
suerte nos acompaña, recién durante la semana próxima. Detesto el
pesimismo de la gente, ¿Qué quiere decir durante la semana próxima? Me
pone nervioso la poca precisión, parecería que da por hecho la
imposibilidad de concretarla antes. Papi, a pesar de toda su bondad
afirmaba que cuando una persona empieza una respuesta con un “no” en
lugar de un claro “voy a hacer todo lo posible” tenía medio pie fuera de la
empresa, aunque después no cumplía la parte del despido. Cada vez estoy
más de acuerdo con esa afirmación y en particular en el caso del abogado.
Jamás me ha dado la respuesta esperada, llegué a pedirle que me
mintiera, pero es inútil, nunca una respuesta positiva, tiene que ver con
sus formas, no con sus aptitudes profesionales, las cuales son
excepcionales. Con mi estado emocional alterado, contesté de modo
escueto e imperativo: “Gracias, deberá ser antes, hoy recién es martes”.
151
esos minutos le alcanzaron para hacerme entender la imposibilidad de
acelerar los tiempos para poder concretar la entrevista con el recluso. Si
bien no concuerdo con esa actitud de no intentarlo a diario, me conformé
al escuchar sus argumentos. Durante la tarde me acompañó un buen
estado de ánimo, aunque también mi hermano se mantuvo en mis
pensamientos, generándome pequeños episodios angustiantes,
expresados por agitaciones repentinas de apenas segundos.
152
Recuerdo el viaje de regreso a casa, con un hermético silencio
acompañándonos, recién antes de bajar, mi padre con voz fuerte y clara
ordenó: debemos analizar cada recuerdo de Franco en el colegio, en club,
con los amiguitos de la cuadra, ¡aunque no los tenga y también cómo nos
manejamos nosotros con él! Su tono guardaba una mezcla de odio y dolor,
creo originado por la impotencia generada por no saber cómo ayudarlo.
Durante meses, mis padres analizaban cada recuerdo guardado en su
memoria intentando hallar el bendito evento y quien lo hubiese causado.
La psicóloga, también nos incluía a nosotros en lo posibles responsables
de dicha situación, mi madre era más reacia a darle valor a aquella
afirmación, sin embargo, por iniciativa de mi padre repasaban
prácticamente cada vez en la cual lo habían retado o puesto en penitencia,
me indagaban acerca de nuestras peleas, supuestamente normales entre
hermanos al menos para mí, recordaban los actos escolares y sus negativa
a participar en ellos desde el jardín. Papi, como hoy hago yo con los
posibles sospechosos de su homicidio, hacía listas con los nombres de sus
maestras, padres de sus amiguitos, también profesores del club y tampoco
arribaba a ningún resultado.
Al borde de las lágrimas, con mis manos apretando fuerte el volante me
encontraba, cuando el golpe de una llave contra en el vidrio me devolvió a
la realidad. Demoré unos segundos en comprender dónde estaba y quien
me golpeaba la ventana, rápidamente puse contacto, oprimí la tecla para
bajar la ventanilla. Lucas estaba a escasos centímetros de mí, con cara de
pocos amigos, apenas el vidrio llegó hasta abajo, de todo introdujo su
mano al interior del vehículo y abrió la puerta. Toda la escena, no habrá
durado más de diez segundos desde el momento en el cual chocó sus
llaves contra el vidrio, para mi pareció una eternidad. Lucas me tomó
fuertemente del cuello de la camisa, quería hablar y las palabras no me
salían, a pesar de no ser muy corpulento de un tirón me sacó del auto y
recién cuando estuve incorporado pude gritar:
- ¡Soy Ezequiel, el hermano de Franco!
-Tardó un instante en reaccionar- Ah boludo, no te conocí. Estuviste un
rato largo ahí parado, sin hacer nada y que se yo, pensé que estabas …
-Estaba pensando nomás y me distraje, disculpá.
-Todo bien.
-Franco… ¿está?
-No, hace como una o dos semanas no vuelve.
- ¿Y vos sabés dónde está?
-No ni idea.
153
-Lucas, dijiste “no vuelve”, si debió volver es porque conocés de dónde
debe hacerlo. Si querés no me lo cuentes, pero no me tomes por tonto.
-Sos rápido eh… Está andando con una pibita, por eso no vuelve.
- ¿Y dónde vive, esta “pibita”?
-No importa donde vive.
- ¿Por qué?
-Mirá Ezequiel, tu hermano casi no habla de vos y de tu vieja, la única vez
que habló él re bardeo, pero que se yo. Vos hace un tiempo te
preocupaste por él, hasta me escribiste, no pareces mal tipo. Recién
cuando estabas parado ahí, parecías rati, pero ¿no vas a joder a tu
hermano?
-No para nada, pero ¿qué tiene que ver?
-Y bueno… la pibita es re piola, pero su familia es medio pesada, no te
aconsejo ir, tu coche, tu ropa…
-Pero… si no voy a joder a nadie.
-Yo te puedo creer, pero si tu hermano no te espera, es mejor que no te
mandes.
- ¿Tan feo es ese lugar?
-Deja que yo lo llame a Franco y después te aviso.
-Está bien, yo tengo tu número, mañana te escribo para hacerte recordar.
-Con tono jocoso- No me apures, no me apures. Ese número no lo tengo
más, viste como son las cosas. Ahí te mando un mensaje para que guardes
el nuevo.
Nos despedimos, subí al coche, manejé unos cien metros y me detuve sin
poder comprender lo sucedido. Sin bien la vez anterior, en la cual me
encontré con Franco y sus nuevos amigos, no me dieron la impresión de
ser gente de lo más correcta, nunca imaginé lo marginal que podían
resultar. ¿Cuánto tiempo pude haber estado en el auto para generarle tal
pánico a Lucas y arrancarme del coche de esa manera? ¿Qué hay en la
casa de la novia de mi hermano? Cuando me dijo que no jodiera a Franco
¿Se refería a denunciarlo? ¿Cómo será el lugar donde está hace semanas?
La existencia de una actividad ilícita en Lucas es obvia, mi hermano no
puede estar ajeno. Tal paranoia y hermetismo, no puede ser solo por unas
plantas de marihuana para consumo, como yo supuse en la primera visita
a aquel pH. No lo podía creer, cuando lo había visto la última vez con su
nueva indumentaria, junto a sus nuevos amigos, pensé que no pasaba más
de una rebeldía adolescente, con algunos excesos no muy normales para
mí, pero habituales en jóvenes de su edad. Mi hermano no tiene
necesidades económicas, mensualmente recibe una transferencia a su
caja de ahorros, desde que se ausentó de casa le dupliqué la suma, a pesar
154
de estar seguro de no ser positiva dicha duplicación, decidí hacer igual a
como lo hubiera hecho mi padre. El sonido del teléfono me ubicó en
tiempo y espacio, era Melina. No le di un detalle pormenorizado de lo
acontecido, aunque bastó una breve sinopsis para escucharla con tono de
revanchismo: “Te lo dije”. Acto seguido al escuchar esta última frase, me
despedí dejándola con la palabra en la boca e informándole que iría a
visitar a mi madre y luego me acostaría a dormir sin comer, extinguiendo
la continuidad del diálogo, dichos de los cuales, como siempre sucede,
más tarde me arrepentiría.
155
culminado nuestro último contacto, con la mano me golpeé la cabeza
lamentándome por lo que me esperaba cuando atienda. En aquel
instante, había decidido comenzar pidiendo disculpas por mis modos,
antes de que empiece a hablar, no obstante, tenía algún reclamo para
hacerle, pero prefería dejarlo para más adelante, era imprescindible para
mí contar con su compañía para culminar esa dura jornada.
156
mediodía fue cuando se hizo presente la angustia, en tres oportunidades
intenté con su celular, como casi siempre sucede no respondió, le envié
mensaje preguntándole cómo estaba y si le parecía bien encontrarnos
para charlar un rato, lo leyó, pero nunca contestó. Ni tiempo tuve para
digerir un nuevo desplante por parte de mi hermano, cuando una nueva
mala noticia recibí, Eugenio irrumpió en mi oficina:
-Buenas Ezequiel, no traigo buenas novedades.
- ¡¿Qué paso?!
-Hubo una pelea en el penal donde está detenido el homicida de tu papá.
Su estado es grave, pero según pude averiguar se salvará.
-Guau, no sale una.
-Eso no es todo, de todos los involucrados en la supuesta reyerta.
-Interrumpiéndolo- ¿Supuesta?
-Dejame terminar por favor. El único herido fue el susodicho, por eso digo
supuesta, es muy extraño que en un episodio con más de diez
participantes involucrados hayan resultado heridas solo uno. ¿Quién
sabía de tu carta y tu intención de entrevistarte con él para obtener
información acerca del autor intelectual del crimen?
-Precisé unos segundos para comprender lo escuchado antes de
responder con tono incrédulo- Pero… ¿Qué estás insinuando?
-Yo no insinúo nada. Puede ser simple casualidad, pero de diez, solo un
lastimado, con la crueldad con la que se llevan a cabo los enfrentamientos
entre internos, me hace poder asegurar la existencia de una situación
diferente a lo ordinario en estos casos. Por eso la pregunta.
- ¿Alguien puede querer callarlo? ¿Con qué tipo de personas estamos
metiéndonos?
-Con quienes le pagan a alguien para que asesine a sangre fría a otra
persona. Ni vos, ni yo, ni tu padre podríamos pensar en hacerle algo así ni
siquiera a un animal. A esto te hacía referencia, cuando te hablaba de lo
especial de la gente con este tipo de características. Nunca podremos
comprender sus pensamientos, por que afortunadamente no tenemos
idea cómo será no valorar la vida del otro y hasta algunos ni su propia
vida. ¿a quién le contaste?
-Melina, psicóloga, creo psiquiatra y no recuerdo habérselo comentado a
nadie más.
- ¿Seguro?
-Creo… No recuerdo bien, me parece que en un principio le comenté a mi
hermano, la intención de entrevistarme con el condenado, pero de lo
surgido hace pocos días, de la carta, estoy seguro no le dije nada, por el
simple hecho de no haber tenido contacto con él.
157
- ¿Existe la posibilidad de alguna relación entre los profesionales de tu
terapia y tu padre o el homicidio?
-No para nada, nunca se conocieron.
-Entonces no hay otra posibilidad.
- ¿Cuál?
-El guardiacárcel, para que le haga llegar la carta, además del dinero, fue
necesario brindarle algunos detalles de quien era el autor de esta. No me
explayé demasiado, tal vez la leyó, si bien es de “confianza”. Nadie puede
ser considerado absolutamente leal dentro de una cárcel, sin importar el
lado del muro en el cual duerma.
- ¿Y ahora?
-No tengo idea.
Los dos permanecimos en silencio unos instantes, hasta que Eugenio se
retiró, no sin antes recordarme su opinión de no involucrarme con el
detenido. A juzgar por los hechos acontecidos parece estar más cerca de
la realidad su opinión, que mi deseo.
158
Melina llegó a la oficina cerca de las siete de la tarde, casi no quedaba
nadie en toda la empresa, por fortuna entre su predisposición a
acompañarme y la inexistencia de actos inconscientes de mi parte, fue
fácil contar con aquello, que yo le reclamaba. Evidentemente es como ha
dicho en más de una oportunidad la psicóloga: sos vos el responsable de
alejarte de tu novia, en los momentos en los cuales te encerrase en tu
padecimiento es imposible para ella, llegar a tu corazón. Esta vez fue
diferente y esa diferencia generó que, al cabo de apenas unas horas, no
pueda olvidar, pero, aunque sea pude correr del eje de mis pensamientos
el episodio de la riña en la cárcel.
Los días fueron pasando, desde el comienzo de esta pesadilla parece como
si fuera muchísimo tiempo el trascurrido, sin embargo, cuando me
detengo a pensar, en realidad son apenas semanas. Recién pasaron días
desde la confección de la carta para el recluso, o desde el frustrado
encuentro con Franco, suceden tantas cosas, cambiando por completo el
rumbo de lo planeado transformándolo en algo tedioso y eterno.
Por consejo u opinión de Melina, esa misma noche había decidido que
hasta no tener noticias de la mejora en el estado de salud de este hombre,
no indagaría al abogado al respecto. En ese mismo momento le envié un
mensaje expresándole mi deseo, aunque si le pedí ubicar el tema como su
prioridad laboral. También opté por no hacer nada para encontrarme con
Franco, al menos por dos semanas, no tenía mucha esperanza, pero más
de una vez los profesionales, como también lo hizo Abelardo, han
recomendado este método de no demostrarle interés en obtener su
atención, aparte de esto era imprescindible para mi ocupar mi mente,
aunque sea por un tiempo, en cosas alejadas de la angustia y el dolor.
Afortunadamente inmiscuido en temas de la boda, los cuales tenía la
posibilidad de compartir a diario con mami por su buen estado, sucedió
como lo esperaba, pasaron dos semanas en los que no recibí y tampoco
pedí noticias de la evolución o no, del homicida. Por parte de Franco,
como era de esperarse no recibí ningún mensaje, tampoco de su amigo
Lucas, igualmente como había planeado durante esas dos semanas no hice
nada al respecto.
159
como la prioridad en mi vida, el primer lugar lo tendrán la boda, mi madre
y mi hermano, sin dejar de trabajar para ver entre rejas a quien ordenó
asesinar a mi padre.
El primer día de la tercera semana comenzó y como si mi cerebro
fuese una computadora programada para cambiar sus acciones en una
fecha y hora predeterminada se comportó. A las ocho de la mañana la
alarma del celular sonó, Melina no estaba a mi lado, se había quedado en
su casa, pues debía estudiar, entonces sin tanta angustia como sucedía
antes, pero si con un interés irrefrenable comencé a realizar todas las
actividades abandonadas por apenas quince días. En primer lugar,
chequeé la última vez que Lucas había utilizado el whatsapp, hacía apenas
dos horas, dudo sea por que recién se levantaba, probablemente fue la
hora en la cual su noche culminó, sin importarme esto último le escribí:
“Lucas soy Ezequiel, quería saber si pudiste comentarle a mi hermano de
mi deseo de verlo. Aclarale que solo quiero saber cómo esta y tomar un
café, sin consejos, sermones ni opiniones, solo quiero verlo. Gracias,
espero tu llamado.”
Me quedé con la vista clavada en el celu esperando la tilde azul, como era
de esperarse eso no sucedió, como había imaginado debería estar
durmiendo. Lo propio hice con el abogado, quien si respondió al instante y
combinamos un encuentro en la oficina para las diez de la mañana. La
sensación era extraña, el deseo irrefrenable de hallar al culpable había
regresado con las mismas fuerzas de hace semanas, pero
afortunadamente la ira estaba ausente, tal cual me lo había propuesto
cuando decidí tomarme un receso. Hablé con Melina plácidamente para
desearle suerte en su parcial, al llegar a la oficina comencé a trabajar sin
dejar de pensar en el tema, pero sin permitir que me aísle de mis
actividades, evidentemente el ansiolítico, sumado a la terapia y también el
acompañamiento de Melina, están colaborando conmigo para poder
continuar adelante. A las diez en punto, sentado frente a mí, escritorio de
por medio con su elegante traje de costumbre, Eugenio se encontraba,
antes de que comience a hablar, pude darme cuenta de la ausencia de las
noticias por mí esperabas.
-Buen día Ezequiel.
-Buen día…
-El recluso está fuera de peligro y en una semana como máximo recibirá el
alta.
- ¿¡Eso es bueno!?
-No tanto. Hablé con el guardiacárcel, le pregunté directamente si había
leído la carta y si comentó su contenido con alguien, obviamente lo negó.
160
Lo conozco hace años, estoy completamente seguro de que mintió, sus
gestos y su voz se alteraron. Es un mercenario, se vende al mejor postor,
no tengo dudas de su responsabilidad en la liberación de la zona para
sacar del medio a este hombre. También, debemos ser conscientes de lo
peligroso que puede ser el autor intelectual, la orden fue matar al
condenado, imagínate hasta donde podría llegar si somos nosotros
quienes lo encontramos.
- ¿Qué va a pasar cuando le den el alta?
-Creo y espero será traslado a otra unidad, de permanecer en este penal
su posibilidad de sobrevida es casi inexistente.
- Este hijo de puta, ha asesinado a mi padre ¿puedo ser tan estúpido de
sentirme responsable?
-No Ezequiel, desde el primer momento te lo he dicho. Nosotros y
nuestras familias estamos acostumbrados a otro tipo de vidas, nunca lo
vamos a poder comprender por qué en nuestro entorno no existen
personas involucradas en situaciones como estas, en cambio te puedo
asegurar que, si investigamos su familia y sus amigos, vamos a encontrar
más personas con graves antecedentes, que inocentes. Lamentablemente
son víctimas del sitio donde les tocó nacer, crecieron en un entorno en el
cual la cárcel, el homicidio y la culminación de la vida de quienes lo rodean
de modo no natural, son cosa habitual. Para vos no, por ello es lógico que
a pesar sus acciones, te genere un raro sentimiento pensar en la
posibilidad de su muerte.
- ¿Hablas por hablar o tenés algún dato de su familia?
-No, solo algo de su familia más cercana ¿creo ya lo conversamos hace
tiempo?
-Sí.
-Lo demás lo supongo, pero por mi experiencia te puedo asegurar la
veracidad de mis dichos, si hubiese nacido en otro lugar, seguramente su
destino no sería este.
161
que en este momento están naciendo niños en hogares igual al nuestro y
otros están llegando al mundo en la calle, en una villa”.
Pensaba, que seguramente este tipo fue uno de esos niños nacidos en
aquellos sitios de los cuales mi padre hablaba, con frío, tal vez con
ausencia de una contención familiar, rodeado de un barrio complicado, en
donde su vulnerabilidad lo exponía a diario a situaciones indeseables para
un niño. Me detuve por más de veinte minutos a pensar en la infancia del
asesino, sentía una mezcla de orgullo y rabia por ser la persona que yo
era. Mi padre, desde el cielo debería emocionarse al obsérvame
angustiarme por el padecimiento de su homicida, pero al mismo tiempo
me enojaba por ser tan perfectito, a veces me hubiese gustado ser un
poco menos racional, no tener la obligación autoimpuesta de analizarme
inconscientemente cada uno de mis sentimientos, hubiera preferido sentir
un odio irrefrenable por este hombre y por lo menos hacerlo el único
responsable de mi sufrimiento.
162
Observaba a Melina acostada durmiendo a mi lado y celebraba cómo me
había desenvuelto durante toda la jornada después de las malas noticias
recibidas, otra vez volví a valorar los resultados de la medicación
prescripta por el psiquiatra. En situaciones similares, antes de comenzar a
tomar dichas pastillas hubiera terminado peleado con mi novia, solo,
encerrado en mi dolor, en cambio ahora me dispongo a dormir en paz,
después de un día muy pero muy duro, sin haber perdido el control en
ningún momento, a pesar de todo, una sonrisa estaba dibujada en mi
alma.
163
-Buenas tardes, Leandro. ¿Qué precisas?
Un inmenso silencio por varios segundos obtuve como respuesta, cuando
estaba a punto de colgar una voz cascada, imposible de reconocer
respondió. Al primer tono escuchado pensé que se trataba de alguien
relacionado con la causa y el ataque en la cárcel, una amenaza tal vez,
pero…
-Hola Eze, soy Franco ¿Cómo estás?
Ahora fui yo quien hizo silencio mientras pensaba en el motivo por el cual
oculto su identidad y también el por qué del estado de su voz, no sonaba
afónico por un resfriado, obviamente elegí no hacer referencia alguna a
estas incógnitas.
- ¿Cómo estás Fran? Me alegra mucho escucharte.
-Me enteré de que me estuviste rastreando ¿pasó algo?
-Intenté no hacerlo, pero no pude evitar hacer referencia- Entre tu amigo
confundiéndome con la policía y vos diciéndome que te estuve
rastreando, me queda claro cuál es tu concepto de mí.
- ¡No jodas Ezequiel! ¿Pasó algo?
-Respiré profundo, lamenté lo dicho y con un tono súper conciliador
respondí- Pasó que sos mi hermano, me interesa saber cómo estas, nada
más. Como le dije a Lucas, tomar un café o una cerveza.
-Ah era eso.
-Si nada más, creo que no estás, ni estoy enojado por nada tan grave
como para no poder juntarnos a charlar. Solo nos han pasado cosas
fuertes que están colaborando a nuestro distanciamiento. No te estoy
pidiendo ser tu mejor amigo, ni que me confíes toda tu intimidad,
simplemente saber uno del otro.
- ¿Mami?
-Fue un puñal no obtener respuesta a todo mi planteo, pero esta vez pude
controlar mi impulso y no hice referencia- Bien, mucho mejor continúa
internada por su propia decisión. Esta de alta, pero teme volver a caer, de
hecho, hace una semana comenzó a salir a la peluquería, a comprar y
demás. Es como si fuese una abuelita viviendo en un asilo, con la
diferencia que ella es joven aún para esta realidad.
-Qué bueno.
La charla se extendió por unos minutos, en los cuales sus respuestas eran
casi todas monosilábicas e inaudibles como siempre, lo positivo fue
acordar encontrarnos en una hora en la puerta de hogar donde reside
mamá. Automáticamente cuando el llamado concluyó, apagué la
computadora y ya nada que no sea Franco ocupaba mi cerebro, con
calma, pero con mucha ansiedad, por como lo encontraría y por cuál sería
164
el resultado de nuestro encuentro teniendo en cuenta lo difíciles que
resultaron los últimos. Por momentos me hacía ilusiones con la posibilidad
de comenzar un nuevo vínculo, hasta cuando recordaba el tono con el cual
me llamó su amigo, la referencia escuchada acerca de su novia y dicha
ilusión se desvanecía. Mediante whatsapp le conté a Meli la novedad, ella
respondió con el emoji de la carita sonriente acompañado por un corazón
rosa.
165
Caminamos los cien metros que nos separaban del barcito, en el camino
ninguno hablo. Yo hacía lo imposible para disimular la felicidad provocada
por verlo darse cuenta de su aspecto y preocuparse por la impresión que
le pudiera causar a mami. Una vez dentro del café, la charla transitó por
carriles normales, como prácticamente no recuerdo haber tenido con él,
desde lo de nuestro padre, sin hacer referencia a sus amigos, novia ni
nada que pueda irritarlo. Hablamos de la evolución de mamá, la empresa,
del dinero transferido a su cuenta mensualmente de cual no estaba al
tanto, entre otras cosas. No había pasado más de media hora, cuando
argumentado tener cosas para hacer se levantó de la silla, con un gesto se
despidió y a través del cristal lo vi perderse entre la multitud.
166
dudas se convirtieron en realidad. Franco nunca llegó, no lo llamé, solo le
envié un whatsapp que no leyó, una vez más me sentí reconfortado por el
poco dolor provocado por este nuevo plantón. Estaba consiguiendo, que
la realidad imposible de modificar no domine mi vida. Entré al hogar a
visitar a mi madre, me sentía tan entero, que estuve a punto de contarle
lo acontecido con Franco y no lo hice, al retirarme me arrepentí de la
decisión tomada. Me prometí no dejar pasar más de uno o dos días sin
hacer referencia al hecho, en primer lugar, tiene derecho a saber cuál es
estado de su hijo y además ella se encuentra muy recuperada como para
estar al tanto de la realidad, fuera de las paredes del hogar que hoy la
hospedan.
Llamé a Fernando, mi mejor amigo y fuimos a cenar a una parrillita,
cerca de su trabajo, era una de esas de camioneros o gente de paso, lejos
estaba del glamour de los restaurantes del centro de Ramos, pero ofrecían
la mejor entraña, que al menos nosotros habíamos probado en toda la
vida. Fue la primera vez desde lo de papá, en que fui yo quien debió
brindarle el oído a alguien, hace ya más de un año que todas las personas,
las cercanas, las no tanto, me escucharon y consolaron intentando
trasmitirme su afecto. En esta oportunidad quien precisaba una mano
extendida era Fer. Su novia, con la cual estaban juntos desde los quince
había quedado embarazada, el amor era fuerte, se llevaban muy bien y
soñaban estar juntos para siempre, pero no era el momento adecuado
para ser padres para ninguno de los dos, a ambos les faltaba un año para
culminar sus carreras, habían proyectado hacer una maestría en Londres,
una vez obtenidos sus respectivos títulos. La llegada de un bebé era una
bendición, pero coartaba todos sus proyectos, el embarazo era reciente y
Loana estaba casi del todo convencida de interrumpir el mismo, Fernando
entendía y hasta estaba de acuerdo con los argumentos expuestos por su
novia, aunque no contaba con el valor necesario para tomar tan
trascendental decisión. Mi rol, aquella noche fue el de escucharlo, pienso
y estoy seguro de que cuando uno tiene tanta angustia contenida, precisa
solo una oreja dispuesta a escuchar sin juzgar. Mi opinión con respecto al
aborto es negativa, nunca podría ser partícipe de uno, pero quién soy para
juzgar las elecciones de las personas, me limité a decirle que la decisión de
interrumpir ese embarazo los acompañará hasta el último día de sus vidas,
esa fue mi única opinión o consejo.
Me fui para casa satisfecho y conforme por haber podido estar al
lado de mi amigo cuando me necesita, como hacía tiempo no ocurría,
fueron muchas las veces en las que ignoré sus mensajes y sin embargo
Fernando nunca esbozó alguna queja por mis desplantes. Siempre estuvo
167
ahí esperando el momento en cual yo lo necesité, hoy pude retribuirle
algo de su amistad, me sentía orgulloso de mis progresos.
168
Ninguna palabra consiguió salir de mi boca, Eugenio, después de
indagarme en dos oportunidades por si me encontraba bien, sin obtener
respuesta alguna, mediante gesto comprendió mi preferencia por que se
retire.
No podía creer lo escuchado, durante los últimos días creía haber hallado
la calma tan ansiada, sin embargo, la noticia nubló mi mente como
sucedía antes, bronca, ira, tristeza, angustia y todos los adjetivos de
nuestro idioma que representen dolor, eran mis sentimientos. Pensaba
¿quién estaba detrás del homicidio, tanto poder tendría como para
asesinar dentro de un penal? Estaba totalmente convencido de que
alguien con esas características no podía conocer o haber tenido ninguna
relación con mi padre, ni en un ámbito personal, ni en uno de negocios.
Mientras manejaba sin rumbo maldiciendo al instigador, al asesino preso,
a la policía, al periodismo, a mi cabeza regresó aquella placa roja de un
canal de noticias, a los días del homicidio titulando “Posible ajuste de
cuentas”, entonces comprendí lo sucedido o por lo menos eso creí: ¿si
era un ajuste de cuentas entre gente realmente pesada, pero mi padre no
era el destinatario de esa bala? Se tienen que haber confundido. Me
afirmaba una y otra vez ¡Sí, eso pasó! Al mismo tiempo, comenzaba a
darme cuenta de que, sin la colaboración del preso, sería imposible arribar
a alguna pista para conocer quién era el destinatario de esos tiros y de la
exaltación por haber creído encontrar algo importante, pasaba al llanto
desconsolado.
169
firma, rápidamente pasé de la angustia, a la euforia. Otra vez, en apenas
minutos, fue Osvaldo, mi suegro, quien me calmó haciéndome ver que no
tenía nada diferente a antes de tener esa charla, solo era un pensamiento
en el cual los dos coincidíamos en una hipótesis.
Melina llegó, fue su papá quién le brindó una reseña de cómo sucedieron
los hechos, omitiendo detalles de mi estado al estacionar frente a su casa.
Pasamos varios minutos, los tres analizando actitudes de mi tío, antes y
después del homicidio, cada detalle transformaba la hipótesis en más real,
aunque como Osvaldo, su hija repetía, la no existencia de pruebas.
Cenamos y me fui, Melina desde siempre se quedó a dormir en mi casa, en
cambio yo rara vez pernocté en la suya, no conozco el motivo, son esas
cosas de los padres con sus hijas mujeres.
170
entré le pedí a Silvana la presencia del abogado en mi oficina. A los
minutos, con su acostumbrado elegante traje sentado frente a mí, estaba
Eugenio. En primer lugar, le ordené cortar todo tipo de vínculo con el
condenado. Aunque sea el asesino de mi padre, si lo matan por algo que
pueda relacionarse con mis acciones y yo lo sé de ante mano, me estaría
trasformando en algo parecido a él. Como muy bien el letrado me había
argumentado el día anterior, por mi modo de ser cargaría con la culpa de
por vida.
Después le comenté la hipótesis arribada con mi novia y mi suegro, si bien
le resultó verosímil, le restó importancia por la ausencia de delito. A veces
los abogados, se limitan a lo escrito por las leyes, en cambio para mí, saber
la verdad de los hechos es muy importante, más allá de no conducir a
nadie a la cárcel. Más tarde, Eugenio regresó esgrimiendo lo siguiente:
-Estuve pensando en tu hipótesis, cierra por todos lados. Desde el
momento cero, todos nos concentramos en lo oscuro de la vida de tu tío,
esas costumbres lo han llevado a relacionarse con gente pesada, vinculada
al delito de diferentes modos. Además de las actividades ilícitas a las
cuales el cuñado de tu padre pueda estar involucrado, su modo de
proceder estoy seguro de que le ha generado enemigos, no por problemas
de dinero, pero si por esa manera de ser, creyéndose el dueño del mundo.
Como ya hablamos en más de una oportunidad, todos nosotros hemos
padecido su falta de respeto y su insolencia, por nuestros principios no
nos generaba más que una rabieta. Como mucho algún empleado puede
haber renunciado por impotencia, pero en otro tipo de ámbitos cuando
uno se toma atribuciones que no le corresponden, se pueden llegar a
pagar con la vida. Sumado a su proceder posteriormente al homicidio,
como puede ser desaparición los días inmediatos, la salida de la empresa,
entre otras cosas, lo ubica en un lugar mínimamente sospechoso. En fin,
dándole crédito a tu hipótesis, si conseguimos la confesión de tu tío,
acerca de quién pudo haber querido matarlo, estaremos muy cerca de
conocer al autor intelectual.
-Precisé unos instantes para pensar y continuar con el diálogo- ¿Pero si
esta gente intentó asesinar en la cárcel, ¿cuál sería su reacción en nuestra
contra?
-En el caso de tener las pruebas para denunciarlos, será necesario pedir
custodia policial para vos y tu familia.
-En realidad, conocer la verdad me desvela, pero como dije en un
principio, nadie preso me devolverá a mi viejo. ¿Vos te imaginás lo
dificultoso que sería custodiar a mi hermano? Además ¿quién nos
garantiza que la misma custodia no termine deteniéndolo?
171
- ¿¡Deteniéndolo!?
-Si, cambio mucho en los últimos tiempos, casi no tenemos contacto. Te
puedo asegurar que mínimamente, si no está involucrado en ilícitos él, su
entorno claramente si lo está.
-Pero, si siempre fue más bien retraído, ¿tanto cambió?
-Desde lo de papá, cambió radicalmente su modo de vestirse, de hablar,
tanto el tono, como el vocabulario, también modificó su entorno. Aunque
en realidad antes no se vinculaba con nadie y quienes lo rodean en la
actualidad, se parecen mucho a esa gente de la cual vos hablás con tantas
diferencias con nosotros.
- Vos apilás los problemas en tu vida…
-Y si, es lo que toca, por eso a veces colapso.
-Motivos sobran.
-Otra vez me tomé unos segundos antes de continuar hablando- Te voy a
pedir que pienses alguna estrategia para conseguir la confesión de mi tío,
tal vez encontrás algo desconocido por mí para convencerlo, utilizá tus
herramientas legales si son de utilidad, para presionarlo y/o extorsionarlo.
En caso de obtener lo buscado, no denunciaremos a nadie por todo lo que
eso podría implicar. Yo daría por cerrado el tema cuando conozca cómo y
por qué sucedieron los hechos, como ya hablamos, Horacio no es
responsable legal, denunciar a los otros implicaría riesgos a los cuales no
me interesa exponerme. Conocer la verdad sería suficiente para mí.
-Si es tu deseo, por mi está perfecto. Ya mismo me pongo a trabajar.
172
Pasamos por casa, una ducha rápida y salimos para lo de mami,
luego al salón, para concluir la jornada visitando la obra del departamento
donde en algunos meses tendremos nuestro hogar. Pedimos comida
China, Melina se quedó a dormir en casa y al apoyar la cabeza en la
almohada, le agradecí a la vida cuánto más tranquilo me estoy tomando
las cosas, a pesar de lo difícil que sigue siendo todo, yo estoy más entero y
eso me permite poder controlar mis emociones
173
único difícil será enfrentar a mamá, a ella si le va a generar mucho dolor,
no nos olvidemos que Horacio es el marido de su hermana.
-Podría ser lo más apropiado hablarlo con su psiquiatra antes de
contárselo a ella, seguramente nos ayude a reducir los daños.
-Es buena idea. Ahora, es muy loco esto…
- ¿Qué?
-En primer lugar, ambos estamos dando por cierta nuestra hipótesis y
como si eso fuera poco, tenemos tanta seguridad de la confesión de mi
tío, que evaluamos los posibles daños que le genere a mami.
-Y a vos también.
-Sí.
- Y si es muy loco, podría ser una verdad que queremos que sea cierta y la
argumentamos en nuestra cabeza para justificar nuestras afirmaciones. El
tiempo nos dará o no la razón, pero estoy completamente convencida de
la veracidad de nuestra hipótesis.
174
Tío Horacio:
Imagino lo inesperada que será para vos recibir
esta carta, no sé por dónde comenzar, supongo que
desde el 16/06/16 es lo más apropiado.
Cuando asesinaron a mi padre y la policía
afirmó que no se trataba de un robo común, sumado
a las imágenes rescatadas de las cámaras de
seguridad, quedo clarísima la intención del
homicida de matarlo, mi padre no opuso resistencia
alguna, este tipo ni siquiera le sustrajo sus
pertenencias para desviar la investigación, su único
objetivo fue quitarle la vida. Siempre me resulto
inverosímil la posibilidad de que mi padre tuviera
enemigos y menos con características tales como
para mandar a matarlo. Yo mismo realicé una
especie de investigación, de todo su entorno: familia,
amigos, empleados, competencia, entre otros. De
todas esas personas, la única que generó desde un
principio algún tipo de duda fuiste vos, nunca pensé
que hayas sido el jefe del asesino o algo parecido,
pero siempre estuve completamente seguro de que de
algún modo estabas relacionado con el homicidio.
El tiempo pasó, mis sensaciones con respecto al
hallazgo del autor fueron mutando, desde el
desinterés a la búsqueda obsesiva. En fin, ya no
recuerdo bien como, pero el punto es que arribe a la
siguiente hipótesis de la cual estoy completamente
seguro: Para mí el destinario de aquella bala eras
vos y no mi padre. En tu caso, por tus actividades y tu
entorno seguramente debes haberte ganado
enemigos de esta calaña, el trabajo del homicida fue
asesinar a uno de los dos socios de la firma
INDUSTRIAS PLÁSTICAS ARGENTINA, evidentemente
equivoco el destinatario. Como te imaginaras, no te
estoy acusando de ningún delito, de hecho, no existe
ilícito alguno, nadie es culpable de que lo quieran
175
matar… Tampoco busco hallar a quienes ordenaron
el trabajo, cuando lo intente casi asesinan a su
propio empleado, por llamarlo de alguna manera.
En fin, deseo desde lo más profundo de mi ser
escuchar de tu boca cómo fueron los hechos, estoy
seguro de que los conoces a la perfección, tu extraño
proceder a posteriori del homicidio, sumado al
alejamiento de la empresa son consecuencia de tu
relación involuntaria con el asesinato. La búsqueda
de la verdad es, mi único objetivo para poder cerrar
la herida, si lo crees necesario esto quedará entre
nosotros, no debe enterase ni mi madre, ni la tía,
solo preciso la VERDAD.
176
generará alejarme de tener la posibilidad de escuchar de su boca la
verdad.
177
escucharme no solo convalidó mis dichos, si no que aseguró haber
pensado alguna hipótesis muy similar desde el primer momento.
Evidentemente mi tío tenía algún grado de involucramiento o era
víctima de su muy mala fama, el abogado, Melina, mi suegro y ahora
también Fer, no solo avalan mis dichos, si no que desde el día del
homicidio tuvieron las mismas dudas que yo. Más allá de ir
convenciéndome de no recibir nunca mención al respecto por parte de mi
tío, no pasaba día en el cual no se encienda en algún lugar de mi ser una
lucecita de esperanza, que al terminar la jornada se esfumaba
rápidamente.
178
que esté sucediendo, esa sensación angustiosa de desazón aparece, nunca
nadie está preparado para la pérdida de un ser querido, pero estas
circunstancias no naturales acrecientan el dolor. El silencio de mi tío
colabora para que dicha sensación de impotencia permanezca instalada
en mis sentimientos.
179
psiquiátrico evitando recaídas, el tiempo se fue encargando las cosas. Por
decisión solo mía y de mi madre, dada la imposibilidad de comunicarse
con Franco, pusimos en venta la casa de la calle Artigas, quizás quitar de
nuestras vidas ese inmueble nos ayude a sanar. Mamá volvió a vincularse
con sus amigas y generarse actividades para combatir la soledad, no
pasaba día en el cual no le ofreciera colaborar en todo lo necesario para la
reapertura de su gimnasio, en teoría, posteriormente a restablecer la
relación con Franco, dicha reinauguración sería un hecho.
Treinta y seis semanas más tarde, con lágrimas en los ojos y una
emoción nunca experimentada en toda mi vida, recibía en mis brazos en la
sala de parto a Julieta, quien al segundo de nacida me hizo comprender el
amor del cual mi padre tanto me hablaba, eterno e indescriptible.
Algunas semanas después, cuando me reincorporé al trabajo, por
Silvana me enteré de la enfermedad de mi tío, creo no haberlo vuelto a
ver después de la noche del casamiento. Una pequeña brisa de placer me
corrió por el cuerpo, no me gustó tener dicho sentimiento, pero no fui
capaz de restringirlo. Evidentemente la charla tan anhelada, como hace
180
tiempo creía, nunca se daría. Todo ese día corrió por mi cabeza la idea de
ir a visitarlo y preguntárselo directamente.
Al salir de la oficina, fue imposible alejar de mi cerebro esa posibilidad, ni
la presencia de Julieta conseguía disipar la idea. A los días, fue mami
quien me comentó la gravedad del estado de Horacio, tampoco lamenté
dicha situación. Cuando su estado se volvió irreversible, para mi sorpresa,
él mismo pidió mi presencia.
La ansiedad me invadió, también el miedo, estaba complemente
seguro de que escucharía la verdad, si no, para que quisiese verme, nada
nos unió nunca y menos aún después de la muerte de papá. A las horas
de enterarme de su intención de verme, me dirigí al sanatorio, en el
pasillo estaba mi primo, hacía años que no lo veía, después de un breve
intercambio con él, sin interés de ambos por extender el diálogo, ingresé a
la habitación
181
-Porque no…
Otra vez, precisé unos largos segundos para frenar la ira que me invadía, al
ver cómo detuvo su relato. Y acoté:
- ¿Por qué te querían matar?
-Entre otras cosas. ¿No los vas a buscar?
-Para nada, como escribí hace tiempo, solo la verdad precisa para cerrar la
herida. Además, en caso de poder denunciarlos, después del poder
demostrado con lo que hicieron en la cárcel, sería un suicidio.
-Es lo más conveniente.
-Por qué lo mataron. -con tono imperativo-.
-Una boludez. Era para mí, ya te lo dije.
-Tal grande era la boludez como para terminar con la vida de mi padre.
Cuando escribí, te rogué por la verdad…
- Me acosté con la mujer de un preso.
- ¿Por eso quiso matarte?
-El problema fue que lo conocía, en ese ambiente hacer eso es falta de
códigos, a veces, se pagan con la vida.
Sin decir una palabra, sin tan siquiera mirarlo, me levanté del
banquito donde estaba sentado y de la habitación me retiré, tampoco
saludé a mi primo al pasar por el pasillo hacia el ascensor.
Me subí al coche y como ya sucedió en varias oportunidades
conduje sin rumbo, después de horas dando vueltas sin tener conciencia
de mis acciones, terminé en la puerta de la casa que me vio crecer. El
pasto alto, todas las persianas herméticamente cerradas, un motón de
panfletos publicitarios tirados en el porche y un cartel de venta agarrado
de la oxidada reja. Las lágrimas desbordaban mis ojos como cataratas y los
recuerdos de cada instante vivido en esa casa se me venían a la mente, no
podía creer cómo por un error, pudieron terminar con una familia.
Al cabo de un largo rato, no tengo idea cuándo, ni cómo se enteró,
dónde yo estaba, Melina estacionó detrás de mí. Subió a mi auto, no
hicieron falta las palabras para que comprendiera todo, no fundimos en
un abrazo eterno y cuando desenroscamos nuestros brazos, tomé mi
celular y comencé a sacarle fotos a la casa, Melina sorprendida me
preguntó qué hacía:
-Para cuando Julieta sea grande, seguramente esta casa esté transformada
en un edificio y quiero que conozca dónde su papá, la familia Villán fue
feliz. Hasta que un fatídico día, por decisión de un tercero, en solo un
182
instante, nos arrancaron todo lo construido, fue un segundo, fue una
noticia de los diarios de la mañana siguiente, fue un velorio
multitudinario. Pero ese instante para nosotros duró y durará hasta el día
de nuestra partida, nada volvió, ni volverá a ser igual.
FIN
183