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Autores
Eduardo Soria Cáceres
Karina Morillo Carrión
Autoridades
Lcda. Lídice Vanessa Larrea Viteri
Ministra de Inclusión Económica y Social
Equipo de investigación:
Luis Rosero, Manuel Ramos y Gabriel Redín
Citación recomendada:
Soria, Eduardo y Karina Morillo (2017). Vulnerabilidad de los grupos de atención
prioritaria ante el terremoto del 16 de abril de 2016. Una aproximación
cuantitativa. Quito: Ministerio de Inclusión Económica y Social.
Contenido
ÍNDICE DE GRÁFICOS ......................................................................................................... 4
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES................................................................................................ 5
INTRODUCCIÓN .................................................................................................................. 6
Metodología ...................................................................................................................... 42
Datos muestrales.............................................................................................................. 46
Sexo ................................................................................................................................ 47
Salud ............................................................................................................................. 49
Datos muestrales.............................................................................................................. 66
Sexo ................................................................................................................................67
Salud ............................................................................................................................. 69
Educación ...................................................................................................................... 75
Trabajo ...........................................................................................................................78
Datos muestrales...............................................................................................................87
Sexo ............................................................................................................................... 88
2
Salud ............................................................................................................................. 90
Educación ......................................................................................................................97
3
ÍNDICE DE GRÁFICOS
4
ÍNDICE DE ILUSTRACIONES
Ilustración 1. Grado de exposición sísmica del Ecuador ..................................................... 10
Ilustración 2. Historial de eventos sísmicos en el Ecuador .................................................. 11
Ilustración 3. Intensidad del terremoto del 16 de abril de 2016 ...........................................13
Ilustración 4. Personas damnificadas por el terremoto del 16 de abril............................... 16
Ilustración 5. Distribución de costos causados por el terremoto del 16 de abril................ 18
Ilustración 6. Incidencia de la pobreza por consumo y por NBI ........................................ 21
Ilustración 7. Pobreza por consumo, por cantones ............................................................. 27
Ilustración 8. Hogares con materiales deficitarios (%) ....................................................... 39
5
INTRODUCCIÓN
Pasados los primeros meses desde el terremoto, los efectos del mismo
prácticamente estaban ausentes en la agenda mediática, pero no desaparecieron
de las vidas de las personas damnificadas, ni de la cotidianeidad de las zonas
afectadas. La reconstrucción es una tarea ardua, y pese a avanzar a ritmo notable,
se trata de un proceso de larga data, que requiere esfuerzos considerables y
sostenidos a todos los niveles: desde la financiación de la rehabilitación de
infraestructuras, a la recuperación progresiva de las viviendas y medios de vida de
la población afectada.
6
Más allá del compromiso nacional con la respuesta a la emergencia y posterior
reconstrucción, cabe preguntarse cuál era la situación de los territorios y las
personas afectadas antes del desastre, en tanto que esta explica en gran medida el
grado de exposición y vulnerabilidad frente a una amenaza como la que se hizo
presente el pasado 16 de abril.
Para realizar este análisis, se toma como referencia el cruce de las bases de datos
del Registro Social (RS) y el Registro Único de Damnificados (RUD). El análisis se
enmarca en la reflexión conceptual previa acerca del concepto de vulnerabilidad
frente a riesgos de origen natural, así como en un ejercicio de contextualización
acerca de la realidad socioeconómica de las zonas afectadas.
8
CONTEXTO: RIESGO Y VULNERABILIDAD FRENTE A
AMENAZAS SÍSMICAS
En el caso que nos ocupa, las zonas más afectadas por el terremoto se encuentran
altamente expuestas a la amenaza sísmica, por su situación cercana a la zona de
interacción entre las placas tectónicas de Nazca y Sudamericana. Sin embargo,
esta exposición por sí sola no produce el riesgo de desastre, materializado el 16
abril de 2016: la amenaza interactúa con situaciones de vulnerabilidad previas,
normalmente relacionadas con estructuras de inequidad consolidadas a nivel
económico, político, cultural, etc.
El presente apartado tiene como objetivo realizar una breve reseña acerca de la
exposición a amenazas sísmicas de las zonas afectadas por el terremoto;
posteriormente, se realizará un análisis de la vulnerabilidad presente en los
territorios (con énfasis en el aspecto económico), siguiendo la propuesta analítica
de Wilchez-Chaux (1993).
9
Ilustración 1. Grado de exposición sísmica del Ecuador
10
Ilustración 2. Historial de eventos sísmicos en el Ecuador
11
Naturaleza y consecuencias del sismo del 16 de abril de 2016
El terremoto del 16 de abril de 2016 sucedió a las 18:58 (hora local), y su epicentro
se situó en Pedernales (Manabí). La magnitud del evento fue de 7.8 MW y la
profundidad de 20 kilómetros; su duración fue de 42 segundos. En los momentos
posteriores al sismo, y a lo largo de las siguientes semanas se registraron
numerosas réplicas: más de 1700 al cierre del mes de mayo, 8 de las cuales
superaron los 6 grados de magnitud en la escala Ritcher (IGEPN, 2016).
1
La escala de Mercalli tiene un techo de 12, y sirve para evaluar la intensidad que tienen los
terremotos a través de los daños que se observan en las estructuras. Por su parte, la escala Ritcher
mide la energía liberada por el sismo.
12
Ilustración 3. Intensidad del terremoto del 16 de abril de 2016
2
Según último reporte de la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos al 19 de mayo del 2016.
3
Para mayor detalle consultar los reportes de albergues y refugios publicados en la página web
InfoMies.
13
personas en 1.377 familias y Esmeraldas con 554 personas en 141 familias. Es decir,
a un mes del terremoto, el 83% de los albergados a nivel nacional se concentró en
Manabí y el 8.4% en Esmeraldas. Otras provincias en las que se reportaron
damnificados en albergues fueron Santo Domingo de los Tsáchilas con 324
personas (4.9% del total de damnificados), Los Ríos con 152 personas (2.3% del
total de damnificados) y las provincias de Pichincha y Santa Elena con 89
personas (3.7% del total de damnificados).
Con el paso de los días, el número de personas albergadas aumentó hasta llegar a
un máximo de 9.524 en junio. Sin embargo, a partir de este “pico”, el número se
fue reduciendo progresivamente, de tal manera que en enero de 2017, se contaban
un total de 5.743 personas viviendo en 24 de los albergues activos (17 ubicados en
Manabí y 7 en Esmeraldas). En marzo de 2017 se cerraron los últimos albergues,
una vez que las familias que residían en los mismos recibieron las ayudas
necesarias para reubicarse en nuevas viviendas.
6.000 20
36 37
15
4.000
24
10
2.000
2.454 5
1.685 1.457
0 0
03-ene-2017
01-jun
16-jun
01-sep
16-sep
01-dic
16-dic
03-oct
17-oct
01-jul
16-jul
01-ago
16-ago
16-may
01-nov
16-nov
Por su parte, en los 213 refugios activos a día 16 de mayo, se registraron 21.914
personas damnificadas en 5.563 familias, de las cuales el 72% se encontraba en la
provincia de Manabí, el 27% en Esmeraldas y el 1% en Santo Domingo de los
14
Tsáchilas. Nueve meses después del terremoto (enero 2017) se observaba una
notable reducción en el número de damnificados viviendo en refugios, con un
total de 7.491 personas y 1.964 familias que permanecían en los mismos. La
provincia de Manabí concentraba el 64% de las personas en refugios con 4.801
personas y 1.271 familias, mientras que en Esmeraldas se encontraba el 36% (2.690
personas en 693 familias). Debido a su carácter informal, el proceso de cierre de
los refugios presenta una gran complejidad, no habiendo finalizado
completamente a un año del terremoto.
20.000 200
15.000 150
16-jun
03-ene-2017
01-jul
16-jul
01-dic
16-dic
16-may
01-ago
16-ago
01-nov
16-nov
01-sep
16-sep
03-oct
17-oct
Por su densidad de población y los efectos devastadores del sismo sobre las
infraestructuras, la zona urbana de Manta muestra la mayor incidencia de
personas afectadas, seguida de los cantones de Pedernales, Portoviejo, Jama, San
Vicente, Jaramijó y Muisne.
15
Ilustración 4. Personas damnificadas por el terremoto del 16 de abril
16
Tabla 1. Decretos emitidos por el Gobierno nacional
Decreto Fecha Detalle
Se declara el estado de excepción en las provincias
Decreto Presidencial No. 1001 17 de abril del 2016 de Esmeraldas, Manabí, Santa Elena, Santo
Domingo de los Tsáchilas, Los Ríos y Guayas
Creación del Comité de Reconstrucción y
Decreto Presidencial No. 1004 26 de abril del 2016
Reactivación Productiva.
Ley Orgánica de Solidaridad y de
Suplemento del Registro Corresponsabilidad Ciudadana para la
20 de mayo de
Oficial Nro. 759 Reconstrucción y Reactivación de las Zonas
2016 Afectadas por el Terremoto de 16 de abril de 2016
Reglamento para la aplicación de la Ley Orgánica
de Solidaridad y de Corresponsabilidad Ciudadana
Decreto Ejecutivo No. 1073 10 de junio de 2016
para la Reconstrucción y Reactivación de las Zonas
Afectadas por el Terremoto de 16 de abril de 2016
Art. 35. Las personas adultas mayores, niñas, niños y adolescentes, mujeres embarazadas,
personas con discapacidad, personas privadas de libertad y quienes adolezcan de
enfermedades catastróficas o de alta complejidad, recibirán atención prioritaria y
especializada en los ámbitos público y privado. La misma atención prioritaria recibirán las
personas en situación de riesgo, las víctimas de violencia doméstica y sexual, maltrato
infantil, desastres naturales o antropogénicos. El Estado prestará especial protección a las
personas en condición de doble vulnerabilidad (Asamblea Nacional Constituyente, 2008).
17
Como resultado, se estima una disminución del PIB del 0,7% para el conjunto del
país (9,8% para la provincia de Manabí), así como la pérdida de 21.823 empleos. El
costo de la reconstrucción se cifró en 3.344 millones de USD, incluyendo pérdidas
y costos adicionales derivados del desastre. El 67% de este importe corresponde
al sector público; mientras que por sectores de actividad, el sector social
concentra un 41% de los costos, seguido de los sectores productivo (31%) y de
infraestructuras (26%). A continuación, se reproduce la distribución de los costos
al interno de las categorías consideradas por el equipo evaluador.
18
Contexto territorial de vulnerabilidad
Vulnerabilidad económica:
19
Tabla 2. Indicadores de Pobreza a nivel nacional, 2006-2016
2006 2014
Pobreza por NBI (Necesidades Básicas 52% 38,5%
Insatisfechas)
Pobreza por consumo 38,3% 25,8%
2009 2015
Pobreza Multidimensional 51,5% (2009) 35% (2015)
2007 2016
Pobreza por ingresos 36,7% (2007) 23,7% (2016)
20
Ilustración 6. Incidencia de la pobreza por consumo y por NBI.
NBI Nacional
Pobreza por
70%
60%
Morona Santiago
Chimborazo
Napo
50%
Cotopaxi Pastaza
Pobreza por consumo (%)
Orellana
Sucumbíos
40% Bolívar Esmeraldas
Zamora Chinchipe
Imbabura
Loja Los Ríos
Carchi Manabí
30% Pobreza por
Cañar Santa Elena
consumo Nacional Tungurahua
Santo Domingo de los
20% El Oro Tsáchilas
Azuay Guayas
Pichincha
10%
0%
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70%
Pobreza por NBI (%)
Fuente: Pobreza por consumo - ECV (2014), Pobreza por NBI ENEMDU (diciembre 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
21
Gráfico 3. Pobreza multidimensional
Tasa de Pobreza Multidimensional Índice de Pobreza Multidimensional
57,36%
50,52%
35,10%
30,7% 32,55%
24,7%
15,5% 16,9%
35
30,7
30
25,2
IPM
25
24,7
20 18,1
15 16,9
10
2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016
22
Analizando los componentes del IPM, se perciben valores superiores a los del
conjunto de la nación en la mayor parte de las categorías en el caso de Manabí y
Esmeraldas, mientras que para el resto de provincias los valores son más similares
a la media nacional.
23
Tabla 3. Componentes del IPM
Población Resto de
Dimensión Indicador Esmeraldas Manabí Nacional
aplicable provincias
Inasistencia a
educación
5-17 años 13,70% 10,99% 9,25% 9,60%
básica y
bachillerato
No acceso a
educación
Educación
superior por 18-29 años 29,34% 14,84% 17,67% 17,76%
razones
económicas
Logro
educativo 18-64 años 40,27% 47,41% 36,13% 37,30%
incompleto
Empleo
infantil y 5-17 años 3,61% 4,00% 5,91% 5,63%
adolescente
Desempleo o
Trabajo y 18 años y
empleo 43,15% 44,24% 41,55% 41,85%
seguridad más
inadecuado
social
No
contribución 15 años y
33,96% 33,30% 37,11% 34,50%
al sistema de más
pensiones
Pobreza
Toda
extrema por 21,71% 6,56% 8,36% 8,69%
población
Salud, agua y ingresos
alimentación Sin servicio de
Toda
agua por red 42,11% 35,34% 14,81% 17,68%
población
pública
Toda
Hacinamiento 25,41% 20,66% 15,86% 16,65%
población
Déficit Toda
70,99% 64,36% 43,23% 46,17%
Hábitat, habitacional población
vivienda y Sin
Toda
ambiente saneamiento 44,45% 37,89% 21,08% 23,47%
población
sano de excretas
Sin servicio de
Toda
recolección de 25,06% 21,93% 13,65% 14,82%
población
basura
Fuente: ENEMDU (diciembre 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
24
la provincia de Esmeraldas y en los cantones rurales, como se puede
apreciar en la siguiente tabla, relativa a la pobreza por NBI.
25
Esmeraldas (56.02%), y Portoviejo (64.2%). En los cantones rurales, el menor
valor de pobreza por NBI se registra en Jaramijó, donde alcanza a un 77.2% de la
población, seguido por Rocafuerte (77.4%) y Atacames (78,9%). En el extremo
contrario, sobresale el dato de cantones con más del 90% de pobreza por NBI: 9
de 27 cantones priorizados, con valores tan altos como el 98% de Muisne o el
97,4% del cantón Rioverde.
2,0%
11,0%
35,8%
46,2%
64,2%
53,8%
La distribución a nivel cantonal ubica a Portoviejo, Jama y Muisne por encima del
promedio nacional, siendo este último cantón el que más se acerca a una total
insatisfacción de las necesidades elementales, mientras que la situación más
favorable se registra en Manta.
26
Ilustración 7. Pobreza por consumo, por cantones
27
Una mirada detallada a los datos de pobreza por consumo a nivel cantonal arroja
ciertas diferencias respecto a la pobreza por NBI, si bien se aprecia, de nuevo, que
la situación de los cantones urbanos es notablemente más favorable que la de los
cantones rurales. Apenas 9 cantones rurales (sobre un total de 21) se encuentran
en cifras de pobreza por consumo inferiores al 50% de su población, mientras que
los peores datos se alcanzan en Rioverde (65,44%), Eloy Alfaro (64,11%) y Muisne
(63,82%).
28
Individual (familiar): por último, al interior de los cantones y
localidades, la pobreza adquiere diversos perfiles en función de
características individuales y familiares. El siguiente gráfico muestra la
distribución por quintiles de las cargas por perceptor (personas
dependientes del ingreso de un trabajador) y el ingreso familiar
promedio de las familias de las provincias más afectadas.
29
siendo los ingresos por donaciones o transferencias notablemente inferiores
(aunque significativos). En ambas provincias, los ingresos cuentapropistas
registran sus mayores valores en el quintil 5, con una notable diferencia respecto
al 4, lo cual parece indicar la presencia de actividades de alto valor añadido
reservadas de manera casi exclusiva a este segmento de la población (por su renta
y características socioeducativas).
90% 90%
15% 12% 15% 14% 10%
14% 16% 9% 16%
80% 80% 18%
70% 70%
40% 40%
30% 30%
45% 43%
20% 20%
32% 31% 35% 33% 34%
27% 28% 30%
10% 10%
0% 0%
1 2 3 4 5 1 2 3 4 5
30
69,8% en afroecuatorianos, mientras que para los mestizos la incidencia es del
55,1% (Burgos, 2012).
Social:
31
de movilización. El índice de asociatividad juvenil evalúa la pertenencia
o afiliación voluntaria de los jóvenes a diversos entornos asociativos
que involucran distintos ámbitos de su vida cotidiana. Un primer
análisis de este índice, construido en base a la I Encuesta Nacional de
Jóvenes y Participación Política (Ramírez, 2011) muestra claramente
que el nivel de asociatividad entre los jóvenes ecuatorianos es de
apenas 2,3 sobre 100 puntos. Esos valores son ligeramente superiores en
el conjunto de la región Costa (2,4), y muy similares al promedio
nacional en Manabí (2,3).
Política:
32
A nivel nacional, los niveles de participación política global de la juventud
ecuatoriana son muy bajos, alcanzando un valor de apenas 4,6 puntos sobre 10
(4,7 en participación no convencional, 4,1 en participación convencional). La
región Costa presenta valores incluso más bajos: 3,6 en participación global (3,5
en participación convencional y 3,6 en participación no convencional); Manabí,
por su parte, tiene una participación global ligeramente inferior al conjunto de la
nación (4,4), aunque la participación convencional es mayor (4,6) (INEC, 2011b).
33
Tabla 6. Ramas de actividad económica en Manabí
Ingreso laboral
Personas
Rama de actividad (promedio)
Empleo Formal Informal Empleo Formal Informal
Agricultura, ganadería y pesca 172.958 16.658 117.035 280 388 251
Explotación de minas y canteras 4.060 3.766 294 879 931 200
Industrias manufactureras 58.072 37.316 14.969 437 526 259
Suministros de electricidad, gas 1.932 1.932 953 953
Distribución de agua, alcantarillado 3.393 3.393 467 467
Construcción 44.270 10.708 21.085 813 2.400 316
Comercio, reparación vehículos 111.037 43.305 62.001 361 553 233
Transporte y almacenamiento 28.224 8.755 17.713 424 599 344
Alojamiento y servicios de comida 37.192 15.462 18.180 334 388 310
Información y comunicación 4.333 3.050 770 618 636 835
Actividades financieras y de seguros 2.134 2.134 809 809
Actividades inmobiliarias 206 206 130 130
Actividades profesionales 5.185 4.353 832 415 436 277
Actividades administrativos y de apoyo 10.805 6.777 2.793 431 516 104
Administración pública, defensa y
24.793 24.793 1.133 1.133
seguridad
Enseñanza 30.566 27.089 3.477 718 777 181
Actividades, servicios sociales y de salud 13.690 12.504 982 856 918 158
Artes, entretenimiento y recreación 3.355 1.685 1.330 413 566 211
Otras actividades de servicios 23.073 6.845 15.180 227 470 103
Actividades en hogares privados con
13.745 253
servicio doméstico
Total 593.024 230.731 276.640 458 732 254
Fuente: ENEMDU – Dic-2016
Elaboración: Dirección de Empleo y Reconversión Laboral, MdT.
A partir de una estructura productiva de este tipo, resulta difícil atacar el empleo
inadecuado en sus diferentes formas, una realidad muy presente en el conjunto
del país, que muestra incluso mayor incidencia en las provincias afectadas (si
bien Manabí se encuentra en una posición relativamente favorable en lo referente
al empleo adecuado-55%-, que para el conjunto de la nación alcanza apenas al
40% de la Población Económicamente Activa).
34
Gráfico 8. Empleo en las provincias afectadas
3% 4% 3% 4%
3% 3%
12% 13% 18% 20% 15% 16%
45% 54%
61% 61% 60% 58%
55% 46%
39% 39% 40% 41%
35
Tabla 7. Indicadores de penetración de las TIC en Ecuador
Resto de
Indicador* Manabí Esmeraldas Nacional
provincias
Uso de
36,0% 35,1% 47,6% 46,1%
computadora
Uso de
40,9% 35,7% 50,3% 48,9%
internet
Celular
51,0% 39,8% 51,2% 50,7%
activado
* Referidos a usos durante el año.
Fuente: ENEMDU (diciembre 2016).
Elaboración: DIA-DGID.
Al igual que sucede a nivel nacional, las brechas de acceso se refieren sobre todo a
los niveles de renta alta, las zonas urbanas y la población menor de 40 años,
excluyendo en gran medida a quienes se encuentran fuera de la intersección
entre estas categorías.
Educativa
36
niveles de escolaridad, así como los planes de educación en riesgos4. Si bien no se
tienen datos suficientes de programas de prevención y respuesta frente a riesgos
en las instituciones educativas como para emitir un diagnóstico, cabe hacer una
breve referencia algunas de las grandes falencias de la educación en los territorios
seleccionados.
Según los datos avanzados en el análisis del IPM, las tres categorías territoriales
consideradas se encuentran ligeramente por encima de la media del conjunto de
la nación en cuanto a inasistencia a educación básica y bachillerato (1,5% Manabí,
1,1% Esmeraldas y 0,5% el resto de provincias). En lo relativo a la restricción de
acceso a la educación superior por motivos económicos, la brecha entre las áreas
afectadas es muy notoria en el caso de Esmeraldas (13,2%), mientras que en el
caso de Manabí y el resto de provincias el valor es ligeramente más positivo que
en el conjunto del país (2,1% y 0,6%, respectivamente). Finalmente, en referencia
al logro educativo incompleto, la mayor brecha se registra en Manabí (11,4%),
siendo en Esmeraldas de apenas el 2,2%; en el resto de provincias, se registran
valores inferiores al conjunto del país en un 6,5%.
Física
4
A raíz del terremoto del 16 de abril de 2016, instituciones como la SNGR han intensificado su
actividad divulgativa acerca de la prevención de riesgos y las pautas de respuesta a eventos
naturales como sismos.
37
notables riesgos sísmicos, que entran a formar parte de un contexto multi-riesgo
con diversas realidades locales.
38
Ilustración 8. Hogares con materiales deficitarios (%)
39
Tabla 8. Hogares con hacinamiento
% Hogares en
Provincia Cantón Prioridad
hacinamiento
40
La responsabilidad última de la edificación deficiente (y sus desastrosas
consecuencias) debe recaer sobre los responsables de la ejecución de las
construcciones, pero también sobre aquellas instituciones que, faltando a sus
competencias, permitan la construcción de edificios en contravención con la
normativa de seguridad y prevención de daños por sismos. En este sentido, la
presencia de edificaciones deficientes es un indicador de vulnerabilidad
institucional a nivel local. Más allá de la atribución de responsabilidades a
posteriori, es necesario plantear acciones de sensibilización y de lucha contra la
desigualdad social como formas más eficaces de combatir la edificación
deficiente, en tanto que está notablemente asociada a las situaciones de pobreza
y exclusión social.
41
Metodología
42
La unidad de análisis para los cuatro grupos de estudio es el propio individuo,
excepto en el análisis del tipo de seguro público o privado para la población de
niños y niñas de 0 a 36 meses, donde se utilizan datos sobre el cabeza de familia a
modo de contextualización. El método de análisis es descriptivo, realizándose el
cruce de variables disponibles, actualizadas y consideradas sustantivas en base a
la revisión teórica previa a la elaboración de este trabajo.
Todos los datos se presentan ordenados por área (urbano y rural) y por provincia
(contando con tres categorías: Manabí, Esmeraldas y resto de provincias5). En
cuanto a la vulnerabilidad social, se toman las categorías establecidas por el RS:
extremadamente vulnerable, vulnerable y no vulnerable. A efectos analíticos, se
ha considerado cinco bloques: género, salud, cuidado infantil, educación y
producción; cada uno con sus respectivas variables.
5
Esta categoría comprende la sumatoria de los valores que toman las 22 provincias restantes del
Ecuador, en cada variable que se analice. Esta agrupación se da porque sus valores son menores
respecto de Esmeraldas y Manabí.
43
PRIMERA INFANCIA
44
cuidado. La inclusión del DII en las competencias del MIES permite vincularlo a
prácticas corresponsables por parte de las familias, a través por ejemplo de las
condicionalidades en salud y educación del Bono de Desarrollo Humano. Ante la
evidencia de que gran parte de las desigualdades de la edad adulta tienen su
origen en la primera infancia (Soria, 2017), el objetivo superior del Buen Vivir
implica garantizar, a través de la política pública, el derecho universal de acceso a
servicios de cuidado adecuados para esta etapa del ciclo de vida. Se confía en el
Desarrollo Infantil Integral como una herramienta de primer nivel en la lucha
contra la reproducción intergeneracional de la pobreza, en beneficio de los
propios usuarios, sus familias, la comunidad y el país.
6
En los cantones seleccionados para la investigación la presencia de los programas del MIES,
según el reporte mensual de julio es:
Muisne: 27 unidades de atención de Desarrollo Infantil que atienden a 1.317 niñas y niños.
Jama: 8 unidades de atención de Desarrollo Infantil que atienden a 506 niñas y niños.
Manta: 66 unidades de atención de Desarrollo Infantil que atienden a 3.946 niñas y niños.
Portoviejo: 140 unidades de atención de Desarrollo Infantil que atienden a 7.816 niñas y niños.
45
Datos muestrales
Los datos se presentan ordenados por área (rural o urbano) o provincia y para
efectos analíticos, se ha considerado tres bloques: género, salud y cuidado
infantil; cada uno con sus respectivas variables.
46
Análisis de datos: Primera infancia
Sexo
47
clase social. En este sentido, es necesario tomar en consideración que los servicios
de DII del MIES son un primer espacio para la construcción de la igualdad social
en su vertiente de género, pues permiten garantizar el derecho a una atención
adecuada a niños y niñas y contribuyen al establecimiento de relaciones
corresponsables entre las familias y el Estado, permitiendo a las madres una
mejor integración en el mercado laboral y un mayor conocimiento acerca de
buenas prácticas de crianza.
Tabla 12. Población infantil hasta 36 meses de edad, por área urbana y rural
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Niño 452 174 31 15 17 12 701
% 49,4% 48,2% 63,3% 55,6% 47,2% 42,9% 49,5%
Niña 463 187 18 12 19 16 715
% 50,6% 51,8% 36,7% 44,4% 52,8% 57,1% 50,5%
Total 915 361 49 27 36 28 1416
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA-DGID.
48
Tabla 13. Población infantil hasta 36 meses, según nivel de vulnerabilidad
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Niño Niña Niño Niña Niño Niña Total
Extremadamente
188 199 20 14 11 15 447
vulnerable
% 30% 31% 43% 47% 38% 43% 32%
Salud
El ámbito de la salud constituye uno de los principales ejes de la vulnerabilidad
social en la primera infancia, no sólo por los impactos inmediatos en el bienestar
49
que suponen las situaciones de enfermedad o exposición a riesgos sanitarios, sino
también por el rezago que estos pueden ocasionar en el desarrollo de las
capacidades futuras del niño. La salud forma parte de las necesidades básicas en
los diversos paradigmas psicológicos, y constituye un determinante de primer
orden sobre el desarrollo infantil integral: la situación de salud vulnerable supone
una amenaza para los proyectos de vida futura de los menores, así como para la
capacidad de superación de la pobreza de las familias. En términos agregados,
también es un lastre para la productividad nacional, en tanto que compromete el
desarrollo de las capacidades físicas e intelectuales de las nuevas generaciones.
50
De este modo, la amenaza de origen natural actúa como un elemento disruptor
que cataliza la vulnerabilidad previa, convirtiéndola en desastre, y éste a su vez
genera nuevas vulnerabilidades o agudiza las existentes (a corto y largo plazo). En
lo relativo a la salud en la primera infancia, es importante señalar que se trata de
una etapa crucial para el desarrollo físico y emocional de las personas, pero que
se enfrenta con unos requerimientos especiales: está marcada por la
vulnerabilidad frente a diversas amenazas, intrínseca al desarrollo infantil, y
requiere por tanto una especial vigilancia y atención adecuada a lo largo del ciclo
riesgo-desastre. Estos requerimientos sólo pueden cumplirse bajo sistemas
sanitarios y de gestión de riesgos públicos, efectivos y con recursos suficientes y
estables. Por tanto, la protección de la salud de los niños en situaciones de
desastre está fuertemente relacionada con las desigualdades en salud previas al
evento; las cuales, a su vez, son fruto de la inequidad social y las falencias de los
procesos de desarrollo.
51
Tabla 14. Seguro público (cabeza de familia), por provincia y zona
Entre los cabezas de familia que cuentan con seguro público en el sector urbano,
destaca la prevalencia del seguro general del IESS. En contraste, en la zona rural
de Manabí y Esmeraldas la forma de aseguramiento con mayor incidencia es el
seguro campesino. Este dato está relacionado con la disponibilidad de diferentes
formas de aseguramiento, en función de las características de la actividad laboral
de la población objetivo. En este sentido, cabe recordar que el seguro campesino
52
fue creado para proteger a las poblaciones del sector rural y a las personas
dedicadas a la pesca artesanal, de tal modo que su prevalencia en el sector rural
es un indicador de los altos niveles de aceptación en aquellos entornos para los
que fue diseñado.
Resto de
Seguro Manabí Esmeraldas
provincias
Privado
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Si 47 10 3 1 2 - 63
% 0,8% 0,6% 0,7% 0,6% 0,8% 0,7%
No 5.911 1.661 446 159 262 146 8.585
% 99% 99% 99% 99% 99% 100% 98,9%
No
25 4 1 - 1 - 31
responde
% 0,4% 0,2% 0,2% 0,4% 0,4%
Total 5.983 1.675 450 160 265 146 8.679
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA-DGID.
53
Tabla 16. Acceso a servicios de salud (niños), por provincia y zona
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
MSP
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Hospital 395 105 73 5 22 7 607
Centro de
577 113 17 6 14 7 734
Salud
Dispensario 1.141 304 69 28 57 32 1631
Total 2.113 522 159 39 93 46 2.972
IESS/ISSFA/ISSPOL
Hospital 141 13 4 1 3 1 163
Centro de
16 12 - - - - 28
Salud
Dispensario 39 29 - - - 1 69
Total 196 54 4 1 3 2 260
Privado
Hospital 8 - - 1 - - 9
Centro de
28 3 1 - 2 1 35
Salud
Consultorio
238 63 11 4 7 4 327
Particular
Farmacia 23 2 1 1 2 - 29
Casa o
3 2 - - - - 5
domicilio
Otro 7 1 - - - - 8
Total 307 71 13 6 11 5 413
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016)
Elaboración: DIA - CGIDI.
54
acceso a servicios privados o públicos contributivos se mantiene en niveles
moderados, en consonancia con lo expresado en análisis anteriores.
En cuanto al acceso a los servicios de salud del MSP, el dispensario aparece como
la opción más frecuente para las tres áreas geográficas consideradas, tanto en
zonas rurales como urbanas. Con valores cercanos a la mitad, aparece en segundo
puesto la opción de acceso a centros de salud, con cifras similares a la categoría
“hospital”. El acceso a estos servicios es menor en las zonas rurales, especialmente
en Esmeraldas y el resto de provincias.
Respecto a los servicios privados, cabe apuntar que son más frecuentes en las
áreas urbanas, concentrándose sobre todo en la provincia de Manabí. Las
farmacias y los consultorios particulares son los servicios a los que accede la
población analizada en mayor medida, mientras que las atenciones a domicilio o
en hospitales o centros de salud privados alcanzan valores relativamente bajos.
Finalmente, el Patronato San José, institución vinculada al Municipio de Quito,
atiende a un porcentaje residual de la población analizada.
55
positivamente en el bienestar del propio menor y del núcleo familiar, a corto y a
largo plazo. Estos servicios son universales, integrales y corresponsables.
56
Tabla 17. Frecuencia de control médico del niño (por zona y provincia).
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Cuando 95% 93% 93% 85% 91% 92%
está 94.2%
enfermo
Mensual 1% 0% 1% 2% 2% 0.8%
Trimestral 2% 3% 3% 4% 3% 7% 2.4%
Semestral 1% 3% 3% 8% 1% 2% 1.6%
Anual 1% 1% 1% 2% 3% 0.9%
No le 0,1% 1%
0.1%
llevaron
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016)
Elaboración: DIA - CGIDI.
57
Tabla 18. Asiste a un programa / servicio de desarrollo infantil.
Resto de
Manabí Esmeraldas Total
provincias
SI 366 6 11 383
% 29% 8% 17% 27%
No 900 69 52 1.021
% 71% 92% 83% 73%
Total 1.266 75 63 1.404
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
58
Tabla 19. Tipo de centro al que asiste.
Resto de
Manabí Esmeraldas Total
provincias
Centros Mies 225 5 8 238
% 61% 83% 73% 62%
Otros centros de
Desarrollo 141 1 3 145
Infantil
% 39% 17% 27% 38%
Total 366 6 11 383
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
En función del tipo de centro al que asiste el niño o niña, se constata que
predomina la atención en centros MIES para el conjunto de las zonas
consideradas, y al interno de las mismas: el 62% de los niños que asisten acude a
centros de la institución (61% en Manabí, 83% en Esmeraldas y 73% en el resto de
provincias).
59
Finalmente, en lo referido al uso de servicios MIES relacionados con la nutrición
infantil (micronutriente Chis Paz7 o alimentación gratuita proporcionada por la
institución), predomina la situación de no recepción de los mismos (78% de la
población en estudio). Entre quienes reciben este tipo de servicios, el 70% de los
niños y niñas recibe el complemento Chis Paz y el 30% restante alimentación
gratuita.
7
El micronutriente Chis Paz es un suplemento alimentario rico en hierro, zinc, vitaminas A y C,
ácido fólico y Maltodextrina. Se administra una dosis diaria por 60 días en los respectivos centros
infantiles de lunes a viernes, con los descansos correspondientes a los fines de semana. Es
distribuido por el MIES y el MSP; sin embargo, a efectos de este trabajo sólo se toma en cuenta la
distribución en centros MIES.
8
Para la población de 0 a 5 años (60 meses).
60
Adicionalmente, es necesario considerar que la alta incidencia de la desnutrición
en los servicios se relaciona con la priorización de los niños y niñas en situación
de pobreza. A nivel nacional, de los niños y niñas en CIBV en situación de
pobreza, el 48% padece desnutrición crónica (40% en el caso de CNH), sin
embargo, gracias al control sanitario y la complementación alimentaria por parte
del Estado, la desnutrición infantil se ha reducido notablemente en los últimos
años.
Cabe apuntar a la posible existencia de una brecha que debe ser cubierta: la
presencia significativa de niños que, a pesar de asistir a los servicios de cuidado
infantil proporcionados por el MIES, no reciben ningún tipo de alimentación o
nutrientes complementarios. Aunque no necesariamente se trate de niños con
desnutrición, el alto porcentaje de niños y niñas que no reciben alimentación
complementaria puede indicar la presencia de usuarios que la necesitarían, pero
no la están recibiendo adecuadamente.
61
No se registran diferencias significativas en cuanto a la distribución por sexo de
los niños en servicios de Desarrollo Infantil Integral en las diferentes provincias,
lo cual refuerza la hipótesis de que se trata de diferencias más ancladas en el área
de residencia o el nivel de ingreso. La mayor parte de los niños considerados en el
análisis pertenece a la categoría de vulnerabilidad intermedia (“vulnerable”) del
Registro Social.
62
especialmente en lo relativo a los hospitales, que se compensa parcialmente con
la gran importancia asumida por los dispensarios en las zonas rurales.
A partir de una lectura conjunta de los datos aportados, es posible concluir que
existe una asociación entre pobreza, informalidad e insuficiente acceso a servicios
de salud. En base a la conjunción de estas tres realidades, la condición de salud
63
de los niños más vulnerables se ve expuesta a riesgos que pueden comprometer el
desarrollo de sus potencialidades. A la vista de los datos, se infiere que la
población vulnerable rural tiene mayores dificultades para acceder a servicios de
salud, ya sean públicos o privados, que la población vulnerable urbana.
64
POBLACIÓN JOVEN
Datos muestrales
66
Tabla 22. Variables de estudio para la población joven
Eje de Vulnerabilidad
Variables Provincia Zona
análisis Registro Social
Sexo Sexo x x x
Seguro público* x x
Salud Seguro privado* x x
Embarazo x x x
Matrícula x x
Educación Asistencia escolar x x
Nivel de Instrucción x x
Rama de actividad x x
Categoría de ocupación x x
Producción
Tipo del negocio x x
Lugar de funcionamiento del negocio x x
*Variables referidas al titular del seguro
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
Sexo
Tabla 23. Población de jóvenes entre 18 y 29 años, por género y área urbana
y rural
67
que apenas 6.399 residen en zonas rurales. Esta distribución es consecuencia de
la mayor densidad de población en las zonas urbanas afectadas, debida a su
condición de polo de atracción de la población joven, por la presencia de mayores
y más diversas opciones de trabajo, educación, ocio, comunicaciones, etc. Estos
datos para la población joven vulnerable muestran una mayor concentración en
zonas urbanas que los obtenidos del Censo de Población y Vivienda (para el
conjunto de los jóvenes) (INEC, 2010), según el cual, un 59% de los jóvenes de
Manabí y un 51% de los jóvenes de Esmeraldas reside en zonas urbanas, cifra que
en el caso de Guayas alcanza el 86%.
El análisis de la variable sexo indica que del total de las personas registradas en el
RUD y RS que viven en áreas urbanas, el 47% son hombres y el 53% son mujeres;
estos porcentajes son relativamente semejantes para la composición de la
población rural bajo el mismo parámetro, con una distribución similar en los tres
ámbitos territoriales considerados.
68
Tabla 24. Población de jóvenes entre 18 y 29 años, según nivel de
vulnerabilidad
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Total
Extremadamente
4.891
vulnerable 1.711 2.354 233 341 111 141
% 14% 17% 28% 33% 22% 21% 17%
Vulnerable 4.356 5.156 318 396 198 252 10.676
% 35% 37% 39% 38% 38% 38% 36%
No vulnerable 6.457 6.493 269 310 206 278 14.013
% 52% 46% 33% 30% 40% 41% 47%
Total 12.524 14.003 820 1.047 515 671 29.580
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
Salud
69
enfermedades que le afectan. Esto desencadena una serie de circunstancias que
pueden empeorar su situación, como una baja tasa de asistencia a clases, días de
trabajo de la madre perdidos y mal rendimiento en la escuela y colegios. Los
jóvenes trabajadores en condiciones insalubres pueden perder días de trabajo,
generando un menor nivel de ingresos para sus familias (Banerjee y Duflo, 2011).
En consecuencia, contar con acceso a servicios de salud y ambientes saludables
no solo determina la realidad de un individuo, sino también de las personas que
forman parte de su círculo familiar.
Resto de
Manabí Esmeraldas Total
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural
Ninguno 16.934 2.864 1.211 363 698 272 22.342
% 81% 51% 86% 79% 85% 74% 76%
General 2.300 259 103 27 76 33 2.798
% 11% 5% 7% 6% 9% 9% 9%
Voluntario 99 15 5 - 3 - 122
% 0,5% 0,3% 0,4% 0,4% 0,4%
Campesin 1.574 2.426 88 68 33 64
4.253
o
% 8% 44% 6% 15% 4% 17% 14%
ISSFA 15 3 1 - 5 - 24
% 0,1% 0,1% 0,1% 0,6% 0,1%
ISSPOL 33 5 1 - 2 - 41
% 0,2% 0,1% 0,1% 0,2% 0,1%
Total 20.955 5.572 1.409 458 817 369 29.580
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
70
En lo referente a la cobertura de salud por aseguramiento público, se aprecia que
un 76% de la población joven no accede a este tipo de servicios, lo cual puede
estar relacionado con los altos niveles de informalidad, así como el no
aseguramiento por encontrarse aún en etapa formativa (especialmente en jóvenes
de 18 a 24 años). Cabe destacar que Esmeraldas es la provincia con menor
porcentaje de jóvenes con seguro de salud público, dado que el no acceso alcanza
a un 84,31% de esta población (86% en áreas urbanas y 79% en zonas rurales).
Ligeramente más favorable es la situación de Manabí, donde el no acceso
representa el 74,63% de los casos analizados (81% en áreas urbanas y 51% en áreas
rurales).
Entre quienes sí cuentan con cobertura de salud por aseguramiento público, los
mayores valores se alcanzan en el Seguro Campesino (14%), seguido del Régimen
General (9%). El resto de categorías supone valores relativamente minoritarios
(por debajo del 0,4%) en las zonas consideradas.
71
Tabla 26. Seguro privado, por provincia y zona
Resto de
Seguro Manabí Esmeraldas
provincias
Privado
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Si 140 20 8 - 10 1 179
% 0,7% 0,4% 0,6% 1,2% 0,3% 0,6%
No 20.815 5.552 1.401 458 807 368 29.401
% 99,3% 99,6% 99,4% 100,0% 98,8% 99,7% 99,4%
Total 20.955 5.572 1.409 458 817 369 29.580
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
Este resultado es congruente con el obtenido del análisis anterior, que presentaba
el no acceso al aseguramiento público como la situación más frecuente. Cabe
apuntar que los servicios de aseguramiento privado no alcanzan a cubrir a los
jóvenes que no cuentan con aseguramiento público, normalmente porque no
tienen capacidad económica para costearlos. Una lectura conjunta de ambas
tablas permite afirmar que es necesario intensificar los procesos de
aseguramiento, en particular las modalidades voluntarias para quienes, por la
naturaleza y/o volumen de ingresos derivado de su ocupación, tienen
complicaciones para acceder a sistemas de aseguramiento contributivo
convencionales, ya sean públicos o privados.
Zona
Provincia
Urbano % Rural %
Manabí 761 87,40% 197 83,50%
Esmeraldas 69 7,90% 23 9,70%
Resto de Provincia 41 4,70% 16 6,80%
Total 871 100,00% 236 100,00%
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
72
En tanto que el embarazo es una etapa clave del desarrollo del menor, así como
un hito biográfico para las mujeres, el Estado tiene la obligación de favorecer el
bienestar material y emocional de las jóvenes embarazadas. Ante la emergencia
causada por el terremoto del 16 de abril, este colectivo fue considerado prioritario
en las acciones de respuesta, para garantizar una correcta alimentación y
atención en salud tanto a las mujeres embarazadas como a los niños y niñas en
gestación. La prevención de enfermedades como el zika o la chikungunya, en
contextos de emergencia, es fundamental para garantizar el bienestar materno y
el correcto desarrollo futuro del menor.
Extremamente
Provincia Vulnerable No vulnerable Total
Vulnerable
Manabí 149 350 459 958
% 75% 88% 90% 87%
Esmeraldas 36 30 26 92
% 18% 8% 5% 8%
Resto de
14 19 24 57
Provincia
% 7% 5% 5% 5%
73
Entre las mujeres que estaban embarazadas cuando ocurrió el terremoto, un 54%
se encuentra en condición de vulnerabilidad o extrema vulnerabilidad (36%
vulnerable y 18% extremadamente vulnerable). Al interior de los territorios
considerados, los mayores porcentajes de vulnerabilidad se registran en
Esmeraldas, con un 72% de mujeres jóvenes embarazadas en situación de
vulnerabilidad o vulnerabilidad extrema. En el resto de provincias el 58% de las
mujeres embarazadas presentan grados de vulnerabilidad altos y medios (25% y
19% respectivamente). Cabe notar que Manabí presenta la menor proporción
respecto a las otras provincias, sin embargo un 52% de mujeres vulnerables sigue
siendo una cifra elevada, considerando que esta provincia agrupa el mayor
número de mujeres embarazadas.
Extremamente Extremamente
16% Vulnerable 28% 39% Vulnerable
48%
Vulnerable Vulnerable
36%
33%
No vulnerable No vulnerable
Resto de Provincias
Extremamente
Vulnerable
42% 25%
Vulnerable
33%
No vulnerable
Elaboración: DIA-CGIDI.
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
74
La presencia de elevados niveles de vulnerabilidad entre las mujeres jóvenes
embarazadas y que resultaron afectadas por el terremoto señala la necesidad de
incidir en la garantía de cuidados públicos de calidad para este colectivo, a fin de
contribuir a frenar, desde el embarazo, la transmisión intergeneracional de la
pobreza.
Educación
75
Tabla 29. Matriculación en enseñanza regular, por zona urbana y rural
Zona
Provincia Urbano % Rural %
Manabí 8.048 92% 1.727 89%
Esmeraldas 499 6% 137 7%
Resto de Provincia 207 2% 69 4%
TOTAL 8.754 100% 1.933 100%
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
Vulnerabilidad
Provincia Extremadamente
% Vulnerable % No Vulnerable %
Vulnerable
Manabí 940 9,00% 2.812 27,10% 5.748 55,30%
Esmeraldas 155 1,50% 234 2,30% 237 2,30%
Resto de
47 0,50% 85 0,80% 135 1,30%
Provincia
TOTAL 1.142 11,00% 3.131 30,10% 6.120 58,90%
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
76
De los 10.687 jóvenes que se encontraban matriculados en el sistema de
educación formal, 10.393 se encontraban asistiendo normalmente a clases, lo que
da cuenta de un bajo nivel de absentismo. Sin embargo, por la eventualidad del
terremoto, esta población suspendió su asistencia diaria a los centros educativos.
Un efecto colateral a la suspensión temporal de asistencia a clases, es que esta
población puede mostrar dificultades para retomar la cotidianeidad en el sistema
educativo, afectando su rendimiento académico, llegando incluso a poner en
riesgo la continuidad en el sistema escolar.
Resto de
Manabí Esmeraldas Total
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural
Ningún nivel de
instrucción hasta
392 152 5 4 2 - 555
Centro de
alfabetización
% 2% 3% 0,4% 1% 0,2% 2%
Desde la Primaria
hasta post 17.173 4.884 1.280 431 738 348 24.854
bachillerato
% 82% 88% 93% 97% 92% 97% 84%
Superior y Post
3.390 536 97 11 61 10 4.105
grado
% 16,2% 9,6% 7,0% 2,5% 7,6% 2,8% 13,9%
Total 20.955 5.572 1.382 446 801 358 29.514
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
77
En cuanto al nivel de instrucción, la mayor parte de la población joven analizada
(24.854 jóvenes, que representan el 84% del total) ha alcanzado niveles de
educación medios, que van desde la primaria hasta el post bachillerato. El 14% ha
logrado culminar estudios de nivel superior y post-grado; mientras que apenas el
2% de jóvenes entre 18 y 29 años (555 personas), no cuentan con ningún nivel de
instrucción finalizado ni asisten a un centro de alfabetización.
Trabajo
Los jóvenes en edades entre 18 y 29 años son un grupo de atención prioritaria por
ser considerados como actores estratégicos del desarrollo. Por esta razón, la
78
política de juventudes toma en cuenta a la educación, trabajo y participación
como ejes fundamentales que faciliten el desarrollo. La educación como
señalamos anteriormente determina el futuro de los jóvenes, y en buena medida,
también el tipo de actividades económicas a desarrollarse en las zonas de estudio,
así como el tipo de profesionales que componen la estructura de la Población
Económicamente Activa (funcionarios públicos, trabajadores del sector privado,
con o sin especialización, etc.).
Resto de
Manabí Esmeraldas Total
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural
Agricultura,
ganadería y 1.701 1.333 151 99 51 133 3.468
pesca
% 24% 68% 32% 60% 16% 80% 34%
Industria 1.083 112 46 8 38 9 1.296
% 15% 6% 10% 5% 12% 5% 13%
Servicios 4.393 519 273 57 228 25 5.495
% 61,2% 26,4% 58,1% 34,8% 71,9% 15,0% 53,6%
Total 7.177 1.964 470 164 317 167 10.259
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
79
industrial9. La provincia de Manabí concentra el 89% de los jóvenes que trabajan
en el sector servicios, sobre todo en el área urbana (90%), mientras que en
Esmeraldas se encuentra el 6% de jóvenes damnificados que trabajan en este
sector.
Resto de
Manabí Esmeraldas Total
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural
Empleado del
304 37 15 3 10 3 372
Estado
Empleado
2.557 342 139 35 133 44 3.250
Privado
Jornalero 2.785 1.231 202 98 100 96 4.512
Patrono 29 3 1 - - - 33
9
El sector de servicios agrupa las siguientes actividades: suministro de electricidad, distribución
de agua, construcción, comercio, transporte, alojamiento, comunicación, actividades financieras,
inmobiliarias, administrativas, públicas, enseñanza, artes, servicio doméstico y organizacionales.
El sector de industria se refiere a la industria manufacturera y el sector de agricultura incluye:
agricultura, ganadería, pesca y explotación de minas y canteras.
80
En términos generales, la ocupación más habitual en los territorios analizados es
la de jornalero (44%), seguida por las personas que trabajan en el sector privado
(32%) y por los jóvenes que trabajan por cuenta propia (15%).
En las zonas urbanas de las provincias analizadas, cerca del 75% está repartido
entre jóvenes que trabajan por jornal (39%) y en empleos privados (36%). En
tercer lugar se ubican aquellos que trabajan por cuenta propia (15%) y solo un 4%
son empleados del Estado. El resto trabaja en el hogar (no remunerado), como
ayudante de jornalero, empleada doméstica o es su propio patrono.
A nivel provincial, se observa que tanto en todos los territorios analizados existen
más jóvenes jornaleros que empleados privados. Sin embargo, en Esmeraldas esta
proporción es levemente mayor que en Manabí. En este sentido, si agrupamos las
categorías de ocupación de acuerdo a la formalidad del empleo, encontramos que
en Esmeraldas el nivel de informalidad de la población joven es mayor que en
Manabí o en el resto de provincias. El 69% de los jóvenes en Esmeraldas se dedica
a trabajos informales como jornalero, trabajadores por cuenta propia,
trabajadores del hogar y ayudantes de jornaleros; frente a un 64% de jóvenes en
Manabí y un 61% en el resto de provincias. Por su parte, el sector formal en
Esmeraldas está compuesto por el 30% de jóvenes, cifra menor que en Manabí
(36%) y el resto de provincias (39%).
Un análisis más profundo sobre el nivel de vulnerabilidad revela que el 55% de los
jóvenes con alguna ocupación se encuentra en una situación extremadamente
vulnerable y vulnerable. De la ocupación de jornaleros, que agrupa a la mayor
cantidad de jóvenes, el 68% tiene algún grado de vulnerabilidad; hecho que
81
contrasta con la situación de trabajadores privados, en donde el nivel de
vulnerabilidad alcanza al 40%. Estos resultados se relacionan con el nivel de
informalidad de las distintas ocupaciones, que se vinculan a su vez con peores
condiciones laborales y falta de acceso a un aseguramiento público o privado. De
este modo, acaban generando un mayor nivel de vulnerabilidad y mayores
dificultades para la recuperación de los ingresos laborales ante fenómenos
naturales por parte de estos jóvenes.
Resto de
Manabí Esmeraldas Total
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural
Familiar 247 124 21 7 12 14 425
% 23% 44% 19% 28% 22% 61% 27%
Asociativo 32 5 5 2 44
% 3% 2% 5% 0% 4% 0% 3%
Individual 787 152 82 18 40 9 1.088
% 73,8% 54,1% 75,9% 72,0% 74,1% 39,1% 69,9%
Total 1.066 281 108 25 54 23 1.557
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
82
Tabla 35. Lugar de funcionamiento del negocio, por zona urbana y rural.
Resto de
Manabí Esmeraldas Total
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural
En el lugar
224 94 22 8 16 8 372
donde vive
En un local
29 33 2 5 1 5 75
propio
En un local
49 52 3 3 4 111
arrendado
Prestado o
41 21 9 1 2 1 75
comunitario
Se desplaza 723 81 72 11 32 5 924
Total 1.066 281 108 25 54 23 1.557
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
El lugar de funcionamiento de los negocios es una de las variables que nos ayuda
a inferir el grado de afectación en el trabajo de los jóvenes a consecuencia del
terremoto del 16 de abril de 2016. El 67% de los jóvenes de las zonas urbanas se
desplazan a su lugar de trabajo, frente a un 29% de los jóvenes residentes en áreas
rurales. El mayor desplazamiento dentro de la zona urbana responde a una serie
de facilidades y oportunidades de comercio que se concentran en las ciudades.
Gran parte de los negocios en las zonas rurales se refieren a las actividades del
campo como agricultura, ganadería y pesca. Esto explica que en estas zonas
encontremos una mayor proporción de jóvenes que se no se desplazan para
trabajar, sino que lo hacen en sus propios hogares.
83
Otro dato a tener en consideración es la mayor proporción de jóvenes de las
zonas rurales que arriendan (17%) o que tienen locales propios (13%) para su
negocio, frente a las áreas urbanas, donde el 4% arrienda y el 3% tienen locales
propios. Debido a que en las zonas rurales todavía existe un menor alcance de
servicios públicos y una menor densidad poblacional (que implica en términos
generales una menor demanda inmobiliaria), los costos de los locales de arriendo
o de venta son mucho menores que en las zonas urbanas. Por otro lado, el 7% de
jóvenes de las zonas rurales no tiene un lugar propio para trabajar, sino que
utiliza un lugar comunitario o prestado, frente al 4% de jóvenes de la zona
urbana.
Para los jóvenes que trabajaban en sus hogares o contaban con locales propios,
las posibilidades de continuar su trabajo dependen, en gran medida, de los
apoyos estatales. A través del Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda
(Miduvi), el Estado otorga incentivos económicos para reparar su vivienda, la
construcción de una vivienda nueva en terreno propio o urbanizado por el Estado
y la compra de una vivienda (hasta $ 70.000). Si bien estos planes no implican un
retorno inmediato a la situación anterior al terremoto, posibilitan la reparación
de los daños y la posibilidad de reanudar sus actividades en el mediano plazo. Por
otro lado, aquellos jóvenes que arriendan un local o trabajan en un lugar prestado
requieren atención estatal en lo referente a generación de fuentes de empleo o la
adecuación de lugares comunitarios para recobrar sus actividades económicas.
La juventud (18 a 29 años) es una etapa del ciclo vital determinante en el ámbito
educativo, productivo y cultural de las personas. Por tanto, al ser considerados un
grupo de atención prioritaria, se deben tomar en cuenta enfoques de derechos, de
género y de interculturalidad que aseguren el acceso a servicios educativos, de
salud y una vida plena sin discriminación de ningún tipo. Debido a que la
mayoría de los jóvenes incluidos en el análisis reside habitualmente en áreas
urbanas, se puede afirmar que el terremoto tuvo mayor incidencia en estas zonas,
84
especialmente en Manabí y Esmeraldas. De manera similar, el nivel de
vulnerabilidad juega un rol importante, dado que el 53% de la población joven se
ubica en el rango de extrema vulnerabilidad y vulnerabilidad. En este grupo, las
mujeres tienen mayor incidencia, sobre todo en la provincia de Manabí,
ratificando que el género es una consideración relevante en este análisis.
85
POBLACIÓN ADULTA MAYOR
La política pública para la población adulto mayor (personas con una edad de 65
años o más) se fundamenta en un enfoque de derechos, bajo el cual los servicios
se definen con parámetros de ciudadanía activa y envejecimiento positivo para
una vida digna y saludable. La Norma Técnica que regula la prestación de
servicios a esta población los define como:
86
afrontar el envejecimiento poblacional como una realidad emergente, que
demanda respuestas claras desde el ámbito de los sistemas de cuidado.
Las personas que pertenecen a la Población Adulto Mayor (PAM), por sus
características físicas y socioeconómicas, constituyen un grupo de alta
vulnerabilidad frente a desastres naturales. El envejecimiento, en tanto que afecta
a la capacidad productiva, suele implicar una merma o interrupción de los
ingresos laborales, especialmente en el caso de aquellas personas que tienen
trabajos “de cuello azul” con bajas remuneraciones. Este tipo de empleos, como se
avanzó en el apartado de contextualización, son los tradicionalmente
predominantes en las zonas más afectadas por el terremoto del 16 de abril de
2016, pese a la diversificación de actividades y la mejora del nivel educativo medio
de la población en los últimos años.
Dado que el presente capítulo se nutre del cruce de las bases de datos del RUD y
el RS, la muestra está compuesta, básicamente, por adultos mayores en situación
de pobreza y vulnerabilidad social. Esta población creció y alcanzó la madurez en
la segunda mitad del siglo XX, en contextos de extrema desigualdad y falta de
oportunidades, de tal modo que un porcentaje significativo de la PAM no ha
podido acumular un capital suficiente para asegurarse un retiro tranquilo. En este
sentido, cabe apuntar a la necesidad de continuar incidiendo en la inclusión, la
protección y el cuidado a esta población; no sólo en las situaciones cotidianas,
sino también teniendo en cuenta sus especiales características frente a riesgos y
situaciones de emergencia. Adicionalmente, debe valorarse la experiencia vital de
los adultos mayores, en tanto que su conocimiento y comprensión del riesgo
pueden ayudar a generar respuestas positivas a lo largo de las diversas fases del
ciclo riesgo-desastre.
Datos muestrales
87
una edad igual o superior a los 65 años,. La unidad de análisis es el propio adulto
mayor, y el método de análisis es el cruce de las siguientes variables:
Sexo Sexo x x x
Seguro público x x
Seguro privado x x
Salud
Acceso a salud x x
Frecuencia de control médico x x
Matrícula x x
Educación Asistencia escolar x x
Nivel de Instrucción x x
Rama de actividad
Categoría de ocupación x x
Producción Tipo del negocio x x
Lugar de funcionamiento del
x x
negocio
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
Sexo
88
Tabla 37. Población adulta mayor de 65 años, por área urbana y rural
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Hombre 3.521 1.519 235 119 102 71 5.567
% 44% 48% 44% 54% 44% 51% 45%
Mujer 4.547 1.614 299 102 128 68 6.758
% 56% 52% 56% 46% 56% 49% 55%
Total 8.068 3.133 534 221 230 139 12.325
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
89
analizada. Esmeraldas y el resto de provincias muestran una incidencia mucho
mayor de la vulnerabilidad extrema: 11,34% Manabí, frente al 18,81% de
Esmeraldas y el 19,51% del resto de provincias.
En función del sexo del adulto mayor, se observa una mayor presencia de
hombres en la categoría de vulnerabilidad extrema en todos los territorios
analizados; sin embargo, en términos agregados, también muestran una mayor
presencia en la categoría de no vulnerabilidad. En general, las cifras registradas
por hombres y mujeres son relativamente similares.
Salud
90
Tabla 39. Seguro público, por provincia y zona.
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Ninguno 5.654 936 388 136 188 77 7.379
% 70% 30% 73% 62% 82% 55% 60%
General 967 78 66 7 16 5 1.139
% 12% 2% 12% 3% 7% 4% 9%
Voluntario 145 10 4 3 - - 162
% 1,8% 0,3% 0,7% 1,4% 1,3%
Campesino 1.286 2.105 73 75 26 57 3.622
% 16% 67% 14% 34% 11% 41% 29%
ISSFA 8 2 - - - - 10
% 0,1% 0,1% 0,1%
ISSPOL 8 2 3 - - - 13
% 0,1% 0,1% 0,6% 0,1%
Total 8.068 3.133 534 221 230 139 12.325
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
Del total de adultos mayores incluidos en el análisis, alrededor del 60% no cuenta
con ningún tipo de seguro público; de este subgrupo, la mayor proporción se
encuentra en la categoría resto de provincias (71,8%), seguida de Esmeraldas
(69,4%) y por último Manabí (58,83%). Esta última provincia concentra el 89% de
los adultos mayores damnificados sin seguro público.
91
el 33% no se encuentra afiliado, mientras el 64% está afiliado al Seguro
Campesino.
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Si 46 16 4 1 2 - 69
% 0,6% 0,5% 0,7% 0,5% 0,9% 0,6%
No 8.022 3.117 530 220 228 139 12.256
% 99,4% 99,5% 99,3% 99,5% 99,1% 100,0% 99,4%
Total 8.068 3.133 534 221 230 139 12.325
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
92
Tabla 41. Acceso a servicios de salud (PAM), por provincia y zona
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
MSP
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Hospital 762 177 92 13 18 12 1074
Centro de
844
Salud 617 164 28 11 21 3
Dispensario 909 372 41 23 36 21 1402
Total 2.288 713 161 47 75 36 3.320
IESS/ISSFA/ISSPOL
Hospital 360 139 16 3 4 3 525
Centro de
141
Salud 63 73 1 2 - 2
Dispensario 162 255 1 2 11 14 445
Total 585 467 18 7 15 19 1.111
Privado
Hospital 80 17 5 1 1 - 104
Centro de
63
Salud 45 9 4 3 - 2
Consultorio
576
Particular 376 147 23 11 13 6
Farmacia 66 19 3 1 2 2 93
Casa o
33
domicilio 21 11 1 - - -
Otro 15 5 1 - 1 - 22
Total 603 208 37 16 17 10 891
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
93
Las personas adultas mayores requieren cuidados y atenciones especializadas
debido a que en la edad de 65 años en adelante se intensifican los problemas de
salud. Por esta razón, la política del MIES y del Gobierno Nacional apunta a la
accesibilidad de estos servicios, para garantizar un envejecimiento activo y
saludable. Las estadísticas reflejan que la mayor parte de la PAM que sí tiene
acceso a servicios de salud lo hace a través del Ministerio de Salud Pública (62%).
El 21% accede a los servicios prestados por el IESS, ISSFA y el ISSPOL, mientras
que un 17% tiene acceso a servicios privados.
Tanto en las zonas urbanas como en las rurales, el servicio más utilizado (de los
brindados por el MSP) son los dispensarios, en segundo lugar los hospitales y los
centros de salud. Por otro lado, dentro de los servicios del IESS más utilizados se
encuentran en primer lugar los hospitales (que generalmente, tratan
enfermedades y condiciones de salud más complejas, como las que caracterizan a
este grupo), y en menor medida los dispensarios. Dentro de los servicios
privados, lo más común es que los adultos mayores se dirijan a consultorios
particulares. También es posible apreciar que el 11% utiliza la farmacia, lo cual
puede ser indicio de prácticas de automedicación, en lugar de asistir a servicios
profesionales de atención médica; esto supone un riesgo evidente en cuanto al
correcto diagnóstico y tratamiento de las dolencias que pueden aquejar a esta
población.
Un análisis más detallado muestra que la PAM accede con mayor facilidad a los
servicios de hospitales en las zonas urbanas, mientras que en las zonas rurales el
dispensario es la opción más frecuente. Debido a que la accesibilidad en las zonas
rurales es compleja, los dispensarios son la respuesta más cercana y efectiva a las
necesidades de salud para las pequeñas comunidades que se encuentran
dispersas. Por su parte, las zonas urbanas tienen una mayor densidad de
población, facilitando la oferta de infraestructuras de salud más grandes como los
hospitales.
94
El análisis por provincias muestra que existe mayor accesibilidad a los
dispensarios del MSP en Manabí y en el resto de provincias, mientras que los
hospitales del IESS son los más frecuentados en Manabí y Esmeraldas.
Finalmente, en los tres territorios bajo análisis, el servicio privado más accesible
son los consultorios particulares.
Tabla 42. Frecuencia de control médico del adulto mayor (por zona y
provincia).
95
mayores costos para el Estado, pues la intervención curativa implica
normalmente costos más elevados que la prevención y la atención temprana.
El análisis en función del área de residencia revela ciertas similitudes en los datos
registrados a nivel rural y urbano. Sin embargo, resulta relativamente
sorprendente la mayor incidencia en zonas rurales de las frecuencias de atención
mensual y trimestral, teniendo en cuenta la menor presencia de infraestructuras.
Este dato, si bien amerita un análisis en profundidad, es un indicativo del éxito de
los Gobiernos de la Revolución Ciudadana a la hora de acercar los servicios
sociales a las zonas rurales del país, anteriormente desatendidas, lo que ha
incrementado la concienciación en temas salud en estos entornos.
96
Educación
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Si 37 18 6 2 1 1 65
% 0,5% 0,6% 1,1% 0,9% 0,4% 0,7% 0,5%
No 8.031 3.115 528 219 229 138 12.260
% 99,5% 99,4% 98,9% 99,1% 99,6% 99,3% 99,5%
Total 8.068 3.133 534 221 230 139 12.325
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
97
adulto mayor y por la realidad que vive este colectivo en la época actual en el
Ecuador. La primera explicación se refiere al pensamiento histórico de que los
adultos mayores tienen conocimiento acumulado y por lo tanto al llegar a
determinada edad no existe la necesidad de prepararse más. Por otro lado, los
adultos mayores que en su juventud no tuvieron acceso a educación 10, en la edad
adulta, posiblemente tampoco la buscarán, debido a las escasas oportunidades de
aplicar sus conocimientos en el ámbito laboral o a la falta de motivación para
adquirirlos de manera desinteresada.
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Asistenci
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
a Escolar
Si 26 13 6 2 1 - 48
% 70,3% 72,2% 100,0% 100,0% 100,0% 73,8%
No 11 5 - - - 1 17
% 29,7% 27,8% 100,0% 26,2%
Total 37 18 6 2 1 1 65
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
10
Cabe señalar que la PAM actual, y más la PAM actualmente vulnerable, creció en un contexto de
inequidad e insuficiencia de los servicios públicos, con escasa cobertura educativa pública,
cuestionable calidad de la formación y bajos niveles de permanencia y logro educativo
completado.
98
aprender como parte de las estrategias de envejecimiento activo, e involucrar a la
PAM en los procesos de formación de las nuevas generaciones, a fin de que se
produzca un aprendizaje mutuo que enriquezca el diálogo intergeneracional.
Tabla 45. Nivel de instrucción adultos mayores, por zona urbana y rural.
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Nivel de
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
instrucción
Ninguno 2.200 959 138 71 61 45 3.474
Centro de
401
alfabetización 220 138 23 8 5 7
Primaria 4.913 1.914 323 127 150 81 7.508
Educación
75
general básica 52 15 2 3 3 -
Secundaria 490 86 32 8 6 5 627
Bachillerato 16 3 4 1 2 - 26
Ciclo
6
postbachillerato 6 - - - - -
Superior
201
Universitario 164 18 12 3 3 1
Post-grado 7 - - - - - 7
Total 8.068 3.133 534 221 230 139 12.325
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
Las mayores diferencias son las registradas al comparar las zonas urbanas y
rurales. En las zonas rurales encontramos una menor proporción de personas con
formación (2.7 veces más en zonas urbanas). En general las zonas rurales
presentan mayores dificultades para acceder a instituciones educativas ya sea por
ubicación, escasez de oferta y de recursos, o por razones de índole cultural. Estos
factores dificultan la culminación de los diferentes niveles de instrucción, e
99
incluso el propio acceso a los mismos. Pese a que actualmente el acceso a una
educación adecuada y de calidad es un derecho universal y compromiso del
Estado con la ciudadanía, en tiempos pasados la educación estaba reservada, por
lo general, a las clases medias y altas, quedando las clases bajas excluidas o
relegadas en instituciones con bajos recursos, que normalmente abandonaban a
muy temprana edad. Es necesario tener en cuenta esta experiencia histórica a la
hora de afrontar las políticas de formación y capacitación para la PAM, pues
supone un rezago a compensar en el marco de los programas educativos dirigidos
a este colectivo.
Trabajo
Comercio 19%
Industrias manufactureras 9%
Otros 5%
Transporte y almacenamiento 3%
Actividades de alojamiento 3%
Construcción 3%
Enseñanza 2%
Los adultos mayores que aún trabajan se dedican mayoritariamente a las ramas
de la agricultura (44%) y el comercio (19%), y en menor medida, a actividades
como industrias manufactureras (9%) o servicio doméstico (8%), entre otras
ocupaciones. Estas ramas de actividad fueron afectadas gravemente a raíz del
100
terremoto, generando, consecuencias adversas en las niveles de ingreso de este
segmento de la población.
Tabla 46. Tipos de ocupación de adultos mayores, por zona urbana y rural.
101
potenciales riesgos de salud. En este sentido, es necesario proporcionar a este
colectivo de trabajadores medios para desempeñar su empleo de manera digna y
saludable, así como para mantener un piso de ingreso y protección social una vez
que se produzca el retiro (ya sea por cuestiones de salud o por voluntad propia).
Tabla 47. Tipo de negocio de adultos mayores, por zona urbana y rural.
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Familiar 211 135 17 19 6 14 402
% 22% 30% 19% 38% 19% 40% 25%
Asociativo 9 2 11
% 1% 0% 0% 0% 0% 0% 1%
Individual 747 312 74 31 26 21 1,211
% 77% 69% 81% 62% 81% 60% 75%
Total 967 449 91 50 32 35 1,624
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
102
Tabla 48. Lugar de funcionamiento de los negocios de adultos mayores,
por provincia.
Resto de
Manabí Esmeraldas Total
provincias
En el lugar
556 61 20 637
donde vive
% 39% 43% 30% 39%
En un local
282 34 23 339
propio
% 20% 24% 34% 21%
En un local
92 2 94
arrendado
% 6% 0% 3% 6%
Prestado o
66 13 5 84
comunitario
% 5% 9% 7% 5%
Se desplaza 420 33 17 470
% 30% 23% 25% 29%
Total 1,416 141 67 1,624
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
103
Conclusiones: Población Adulta Mayor
La PAM afectada por el terremoto está compuesta por una proporción mayor de
mujeres que de hombres, cuestión que hay que tener en cuenta para brindar los
servicios médicos correspondientes e intervenir sobre esta población con un
adecuado enfoque de género respecto a otras cuestiones como la formación o el
empleo.
Por otro lado, la PAM registra un bajo nivel de educación, que se explica por la
falta oportunidades de acceso y permanencia en la infancia y juventud de estas
personas, con el resultado de que la mayor parte de las mismas apenas tienen
estudios primarios, y casi la tercera parte carece de estudios. Esto dificultó su
acceso a empleos cualificados (normalmente, los de mayor calidad) durante su
etapa de mayor productividad, dando lugar a una insuficiente acumulación de
capital para afrontar con garantías el envejecimiento. Otra de las razones que
explica el bajo nivel educativo es la cuestionable calidad de la educación en la
infancia y en la juventud de estas personas, de la que se deriva el bajo nivel
educativo de la PAM actual. Frente a esta situación, es necesario plantear la
promoción de la educación como una posibilidad de mejorar los ingresos, pero
sobre todo, como una forma de “recuperar el tiempo perdido” a través de un
redescubrimiento del placer de aprender, como parte de los procesos de
envejecimiento activo y recuperación de la memoria colectiva del país.
104
Finalmente, en referencia al ámbito laboral, gran parte de la PAM que realiza
alguna actividad económica se dedica a trabajos informales, entre ellos el trabajo
por cuenta propia y el trabajo por jornal. El nivel de informalidad en estas zonas
también es un factor a tomar en cuenta, pues al no contar con los beneficios
propios de haber tenido trabajos formales y de calidad (salario digno,
aseguramiento de salud y vida, acceso a información, capacitación frente a
riesgos), puede verse agravada su situación de vulnerabilidad. Se trata sobre todo
de empleos no cualificados, lo cual se relaciona con los bajos niveles educativos
alcanzados. Cabe plantear que este tipo de actividades se asocian a condiciones
de trabajo de baja calidad y remuneración, de tal modo que pueden suponer un
riesgo adicional para la salud y el bienestar de personas que, por el deterioro de
sus condiciones físicas, afrontan especiales dificultades en la realización de
ciertas tareas.
Estos resultados son indicativos de que las zonas afectadas por el terremoto
necesitarán todos los esfuerzos necesarios para crear fuentes de empleo, afianzar
el sistema de cuidados para la PAM y construir espacios de trabajo, vivienda y
recreación seguros y libres de vulnerabilidad.
105
PERSONAS CON DISCAPACIDAD
106
“procesos y acciones articuladas que prevén la protección social y promueven la inclusión
social y económica de las personas con discapacidad, de quienes asumen su cuidado y sus
familias, a través del desarrollo de habilidades, incremento de autonomía, participación
activa en la familia y la comunidad para impulsar el cambio de patrones culturales en
relación a la discapacidad” (MIES, 2014c: 9)
Estas acciones se ejecutan a través de los servicios que el MIES ofrece al colectivo
de PcD: Centros Diurnos de Desarrollo Integral, Centros de Referencia y Acogida
Inclusivos y Atención en el Hogar y la Comunidad.
Datos muestrales
El universo de análisis está compuesto por 8.463 personas con algún tipo de
discapacidad (de todas las edades) que empatan en las bases del RUD y RS. La
unidad de análisis es la persona con discapacidad y el método de análisis es el
cruce de las siguientes variables:
107
Sexo
La población con discapacidad afectada por el terremoto está compuesta por una
mayor proporción de hombres que de mujeres. Las zonas con más PcD son las
urbanas, sin embargo, las PcD ubicadas en las zonas rurales deben tener especial
atención a sus perfiles de demanda para de esta manera garantizar el
cumplimiento de sus derechos, ante su mayor dispersión y distancia respecto a
los centros de atención de las diversas instituciones públicas que se ocupan de
esta población, y que habitualmente se concentran en los grandes núcleos
poblacionales.
Tabla 50. Personas con discapacidad, por género y área urbana y rural.
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Hombre 2964 1075 276 80 106 90 4591
% 52,9% 56,0% 59,1% 58,4% 52,5% 66,2% 54,2%
Mujer 2638 844 191 57 96 46 3872
% 47,1% 44,0% 40,9% 41,6% 47,5% 33,8% 45,8%
Total 5602 1919 467 137 202 136 8463
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
108
Tabla 51. Personas con discapacidad, por grado de vulnerabilidad.
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Total
Extremadamente
628 514 98 68 58 36 1402
vulnerable
15.5% 14.8% 27.5% 27.4% 29.6% 25.4% 16.6%
Vulnerable 1422 1177 146 92 83 49 2969
35.2% 33.8% 41.0% 37.1% 42.3% 34.5% 35.1%
No vulnerable 1989 1791 112 88 55 57 4092
49.2% 51.4% 31.5% 35.5% 28.1% 40.1% 48.4%
Total 4039 3482 356 248 196 142 8463
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
Tabla 52. Tiene carnet del CONADIS, por zona urbana y rural.
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Si 3136 1146 267 76 115 80 4820
% 56% 60% 57% 55% 57% 59% 57%
No 1496 561 172 51 62 42 2384
% 27% 29% 37% 37% 31% 31% 28%
No
970 212 28 10 25 14 1259
responde
% 17% 11% 6% 7% 12% 10% 15%
Total 5602 1919 467 137 202 136 8463
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
109
Las personas con discapacidad en el Ecuador tienen la posibilidad de obtener el
carnet otorgado por el Consejo Nacional para la Igualdad de Discapacidades
(CONADIS), para tener acceso a derechos y beneficios tales como: servicios
especializados de salud, educación, inclusión laboral, vivienda digna,
accesibilidad a los medios físicos y al transporte, acceso a la comunicación,
seguridad social, protección, tarifas preferenciales y la importación de bienes que
les facilite la ejecución de sus actividades diarias (CONADIS, 2012).
En las zonas afectadas, el 57% de las personas con discapacidad afirman contar
con el carnet del CONADIS, frente al 28% de personas que no cuentan con este
identificador, a pesar de estar disponible para toda la población con discapacidad.
No existen datos para el 15% restante. Del total de PcD sin carnet del CONADIS,
la mayor parte (73%) residen en áreas urbanas y el 27% en áreas rurales. Las PcD
que sí cuentan con el carnet del CONADIS, presentan idénticas proporciones:
73% en áreas urbanas y 27% áreas rurales. El análisis por provincias, revela que
tanto en Manabí como en Esmeraldas, el 57% de su poblacion de PcD tiene el
carnet. Por otra parte, en Esmeraldas hay un porcentaje mayor de personas sin
carnet del CONADIS (37%) que en Manabí (27%). Adicionalmente, en Manabí se
encuentra el mayor porcentaje de personas que no responden a la pregunta de si
cuentan o no con el carnet, tal vez por falta de conocimiento acerca del mismo.
El problema, sin embargo, no radica sólo en la no obtención del carnet por parte
de la persona con discapacidad, sino también en el acceso a la información y
capacitación de las personas a cargo de su cuidado. La solución en este caso
pueden ser campañas de socialización que informen a los interesados sobre los
beneficios a los que pueden adherirse, acompañadas de capacitaciones en el área
de riesgos que ayuden a reducir la situación de vulnerabilidad de este grupo.
Salud
Uno de los principales servicios que las PcD requieren para responder a las
diversas fases del ciclo riesgo-desastre son los referidos al ámbito de la salud. En
muchas ocasiones, estas personas se ven afectadas por otras enfermedades que se
relacionan con la condición discapacidad, o se ven agravadas por esta. Por lo
110
tanto, es importante conocer qué porcentaje de PcD cuentan con algún tipo de
aseguramiento (público y/o privado) que garantice su acceso a estos servicios. En
este sentido, más de la mitad de las PcD incluidas en el análisis no están cubiertas
por ningún tipo de seguro, especialmente en las zonas rurales. Una de las razones
para un porcentaje tan alto de no afiliados es la falta de empleos formales para
este colectivo. En la actualidad, existen programas de incentivos para que tanto
en el sector público como privado se emplee a PcD. Sin embargo, todavía se
siguen arrastrando (en forma de estigmatización de la discapacidad) los efectos
de la exclusión vivida en épocas pasadas. Por este motivo, se requiere mayor
apertura por parte del sector productivo privado y mayor énfasis del sector
educativo para capacitar a estas personas (y transformar los estereotipos
negativos en torno a la discapacidad y el mundo laboral).
111
Tabla 53. Tipo de seguro público, por zona urbana y rural.
La falta de aseguramiento de más de la mitad de las PcD que forman parte de este
análisis se relaciona con los bajos niveles de ocupación formal. Los resultados son
especialmente preocupantes, debido a que se trata personas altamente
dependientes de la atención médica para garantizar su salud y bienestar, y que
pese a esta dependencia, no cuentan con un seguro que ayude a cubrir gastos
112
ante eventuales emergencias. En el caso de que una de estas personas requiera
acudir a algún control o servicio médico, sin seguro alguno, quedaría confinado a
los servicios de atención no contributivos (a veces poco accesibles, sobre todo en
zonas rurales), o incurriría en gastos adicionales que, en muchas ocasiones, las
familias no pueden cubrir. Los recursos económicos disminuyen y el tiempo de
cuidado para la persona con discapacidad y resta tiempo de trabajo a la persona o
familiar a cargo (normalmente mujeres), produciendo un impacto negativo en las
economías familiares y en la igualdad de género.
113
En cuanto a las formas de aseguramiento privado, los resultados son incluso
menores. El 98% de la población objeto de análisis no posee seguro privado, y del
2% restante (apenas 171 personas), la mayoría son de la provincia de Manabí,
concentrándose sobre todo en zonas urbanas. Este resultado se deriva de la falta
de recursos para costear la atención privada, dado que las personas que forman
parte del RUD y el RS se caracterizan por su vulnerabilidad socioeconómica.
Semestral 2 - - - - - 2
% 1% - - - - - 0.8%
Anual 1 - - - - - 1
% 1% - - - - - 0.4%
No le
1 - - - - - 1
llevaron
% 1% - - - - - 0.4%
114
extendida de que las PcD cuentan con menor acceso a servicios públicos en las
zonas rurales. Existe una proporción mayor de personas que asisten
mensualmente en el área rural que en la urbana (72% y 64% respectivamente); en
cambio, las personas que asisten únicamente ante la aparición de una
enfermedad en el área urbana representan el 14%, mientras en el área rural son el
9%. En cuanto a la frecuencia trimestral, tanto las áreas urbanas como las rurales
muestran proporciones alrededor del 20%. Hay además un porcentaje
relativamente alto de personas que no responden esta pregunta, lo cual puede
deberse a la falta de seguro o la falta de información de las familias respecto a la
frecuencia con la que las PcD deben asistir a controles, donde además, se mide el
grado de desarrollo de sus habilidades y se proporcionan consejos para mejorar la
calidad del cuidado doméstico.
Vulnerabilidad
Embarazo Provincia Extremadamente No
Vulnerable Total
Vulnerable Vulnerable
Manabí 3 8 16 27
SI Esmeraldas 1 0 1 2
Resto de Provincia 2 0 0 2
TOTAL 6 8 17 31
Manabí 241 514 700 1.455
NO Esmeraldas 31 43 35 109
Resto de Provincia 12 24 25 61
TOTAL 284 581 760 1.625
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
115
Entre las mujeres con discapacidad incluidas en el análisis, predomina de forma
abrumadora la situación de no embarazo declarado. Sin embargo, 31 mujeres
declararon estar embarazadas. Este colectivo, si bien es relativamente
minoritario, requiere servicios médicos que atiendan las necesidades concretas
derivadas de su tipo y grado discapacidad, y además que velen por un correcto
desarrollo en la etapa de gestación y posteriores.
Por otro lado, surge la necesidad de brindar información a estas mujeres sobre
salud reproductiva y velar por la protección de sus derechos. El 45% de ellas son
vulnerables según el RS, lo cual implica riesgos para el bienestar de la madre y el
correcto desarrollo del hijo. Frente a esta realidad, el Estado debe emprender
acciones para la universalidad en la garantía de derechos, impulsando su
inclusión económica y social.
Educación
116
Tabla 57. Personas con discapacidad, matriculadas en enseñanza regular
por zona
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Si 835 200 121 21 35 21 1.233
% 15% 11% 27% 16% 18% 16% 15%
No 4.596 1.671 330 114 157 111 6.979
% 85% 89% 73% 84% 82% 84% 85%
Total 5.431 1.871 451 135 192 132 8.212
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
Un 15% de las PcD incluidas en el análisis (es decir, 1.233 personas de un total de
8.212) se encontraban matriculadas en programas de enseñanza regular,
registrándose la mayor cantidad en el sector urbano de Manabí (835) y el mayor
porcentaje en áreas urbanas de Esmeraldas (27%). En las tres áreas geográficas
consideradas, el mayor número de personas matriculadas se concentra en el
sector urbano, al igual que sucede con el resto de poblaciones consideradas (los
jóvenes, la PAM y la primera infancia); si bien para el caso de las PcD la brecha
entre áreas rurales y urbanas es menor.
117
Gráfico 11. PcD matriculadas en un centro educativo, por edad
0-3 años 4-17 años 18-29 años 30-64 años Mayores de 65 años
0,3%
4,0% 0,0%
24,7%
71,0%
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Si 816 192 120 21 35 19 1.203
% 97,7% 96,0% 99,2% 100,0% 100,0% 90,5% 97,6%
No 19 8 1 - - 2 30
% 2,3% 4,0% 0,8% 9,5% 2,4%
Total 835 200 121 21 35 21 1.233
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
11
No se registraron niñas o niños de 0 a 3 años con discapacidad matriculados al momento del
terremoto.
118
Entre las PcD que declararon estar matriculadas en algún centro de enseñanza
cuando sucedió el terremoto, se encontraban asistiendo de manera regular a
clases 1.203 personas, lo que supone que apenas el 2.4% no asistía con
regularidad, un porcentaje relativamente bajo, pero cuyas causas deberían ser
objeto de un análisis específico. En todo caso, las personas matriculadas y que
asistían regularmente a centros de enseñanza vieron interrumpidas sus
actividades educativas a raíz del terremoto. No se aprecian diferencias
significativas en cuanto a los niveles de asistencia entre áreas rurales y urbanas, y
tampoco entre las tres áreas geográficas consideradas.
En los centros diurnos y de referencia del MIES, cada alumno tiene delineado un
plan de desarrollo integral de acuerdo a su grado y perfil de discapacidad
(programa diseñado por el coordinador, psicólogo, terapista y auxiliares de cada
centro). Instituciones como el MINEDUC siguen consideraciones similares en su
ámbito sectorial de prestación de servicios. A raíz del terremoto, surge la
necesidad de considerar los especiales requerimientos de este colectivo en cuanto
al acceso a instituciones educativas en situaciones de emergencia, de modo que
se garantice su derecho a la formación adecuada y de calidad.
119
El nivel de educación primaria (39%) es el más frecuente entre las PcD incluidas
en el análisis. Sin embargo, gran parte de la población (28%) declara no tener
ningún tipo de instrucción. Estos resultados se explican en parte12 por el grado y
el tipo de discapacidad, que en ausencia de adaptaciones y mecanismos de
acompañamiento, dificulta hasta el extremo la culminación de los estudios en
niveles superiores. Por este motivo, son muy pocos los que alcanzan niveles de
estudio de bachillerato (2,81%, 231 casos) o universitarios (3,41%, 280 casos).
Trabajo
12
No obstante, también cabe considerar que los niños de Primaria se encuentran en proceso de
lograr completar su primer nivel educativo, y que la inmensa mayoría de ellos lo logrará en los
próximos años.
120
Gráfico 12. Rama de actividad económica de las PcD
Comercio 19%
Otros 4%
Construcción 6%
Enseñanza 4%
Administración pública 2%
Transporte y almacenamiento 3%
Actividades de alojamiento 3%
121
de empleos cualificados (que además, son aquellos que suelen presentar mayores
ingresos y mejores condiciones laborales).
122
El alto nivel de informalidad da lugar a que un buen número de PcD se dediquen
a trabajos de pago diario sin estabilidad económica, sobre todo en el área rural
donde los empleos formales no son tan numerosos como en las zonas
amanzanadas donde se ubican la mayoría de instituciones gubernamentales y
negocios privados. El trabajo por cuenta propia es el más habitual en las zonas
urbanas, con un 36%, seguido por los empleados privados (26%) y la ocupación
de jornalero (25%). En las zonas rurales se observa que la ocupación de jornalero
es la más habitual, pues concentra aproximadamente la mitad de las PcD
laboralmente activas. Adicionalmente, en las zonas rurales se registra una menor
proporción de PcD que trabajan por cuenta propia (28%) y empleados privados
(14%).
En relación a las ocupaciones más habituales por provincias, tenemos que tanto
en Manabí como en Esmeraldas el trabajo por cuenta propia representa el 38% y
34% respectivamente, y la ocupación de jornalero se encuentra en segundo lugar
con una proporción ligeramente mayor en Esmeraldas (33%) que en Manabí
(31%). Por otro lado, en el resto de provincias, la ocupación de jornaleros se ubica
primera con el 33%, seguida por el trabajo de cuenta propia 31%. En definitiva, en
las tres zonas geográficas consideradas, el trabajo que se paga por jornal y el
trabajo por cuenta propia son las más frecuentes. Esta realidad incrementa la
exposición al riesgo y promueve una mayor vulnerabilidad socioeconómica de las
PcD, siendo uno de los ámbitos de intervención prioritarios para mejorar la
seguridad económica de los hogares con presencia de este colectivo.
123
Tabla 61. Tipo de negocio de las personas con discapacidad, por zona
urbana y rural
Resto de
Manabí Esmeraldas
provincias
Urbano Rural Urbano Rural Urbano Rural Total
Familiar 77 45 8 2 3 5 140
% 21% 38% 16% 17% 21% 38% 24%
Asociativo 4 1 1 1 7
% 1% 1% 2% 0,0% 7% 0,0% 1%
Individual 290 71 40 10 10 8 429
% 78% 61% 82% 83% 71% 62% 74%
Total 371 117 49 12 14 13 576
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
Funcionamiento Resto de
Manabí Esmeraldas Total
del negocio provincias
En el lugar donde
173 26 10 209
vive
% 35% 41% 40% 36%
En un local propio 62 10 5 77
% 13% 16% 20% 13%
En un local
33 2 - 35
arrendado
% 7% 3% 6%
Prestado o
30 5 1 36
comunitario
% 6% 8% 4% 6%
Se desplaza 190 20 9 219
% 39% 32% 36% 38%
Total 488 63 25 576
Fuente: RS; RUD (MIES, 2016).
Elaboración: DIA - CGIDI.
124
Entre las personas con discapacidad que trabajan en un negocio propio, familiar o
asociativo, el 50% lo lleva a cabo en su hogar o en un local propio, el 38% de ellos
se desplaza para trabajar y un 12% trabaja en un local arrendado o prestado
(incluyendo los comunitarios). Estas personas que trabajan en sus negocios
propios fueron en muchos casos doblemente afectadas, al perder sus hogares y
lugares de trabajo (en particular aquellos que ejercían su actividad profesional en
el propio domicilio). No solo perdieron un lugar donde vivir a consecuencia del
terremoto, sino también la oportunidad de retomar sus actividades laborales,
quedando a merced de la ayuda financiera de su familia o del Estado. La
recuperación productiva inclusiva, además de la vivienda y ayuda psicológica, se
encuentra entre los factores urgentes que deben solucionarse en las zonas
afectadas con referencia a las PcD como grupo de atención prioritaria.
En las zonas afectadas más de la mitad de esta población cuenta con el carnet del
CONADIS, y alrededor del 30% no lo tiene, además de un significativo porcentaje
de no respuesta, seguramente derivado del desconocimiento del mismo. Esto
implica una mayor dificultad para el acceso a servicios especializados y otros
beneficios que incluye el carnet, aspectos que pueden ser fundamentales a la
hora de afrontar una emergencia. El desconocimiento o no acceso al carnet del
125
CONADIS se puede solucionar en parte mediante acceso a la información y
capacitación de las personas a cargo de su cuidado para que conozcan los
beneficios a los que podrían acceder; medidas que incidirían también en una
reducción de los altos porcentajes de no respuesta,
126
económica en las zonas afectadas por el terremoto. Este tipo de empleos se
caracterizan generalmente por su carácter inestable, bajas remuneraciones y
condiciones de trabajo de gran dureza; factores que inciden notablemente en el
grado de vulnerabilidad socioeconómica de las PcD laboralmente activas
incluidas en el análisis. Frente a esta situación, es necesario insistir en la
importancia de las políticas de fomento productivo con enfoque de
discapacidades, dada la importancia fundamental del ámbito del trabajo en los
niveles de bienestar alcanzados.
127
CONCLUSIONES GENERALES
128
Además de contar con baja cobertura de protección social contributiva,
ven limitada su capacidad de obtener ingresos por los procesos de
envejecimiento, que a su vez implican una mayor dependencia (entendida
como demanda de cuidados).
Finalmente, las Personas con Discapacidad muestran perfiles de exclusión
social relacionados con la condición discapacitante, que dificulta su
inserción educativa y laboral por la ausencia o insuficiencia de las
necesarias adaptaciones y mecanismos de acompañamiento.
129
trauma y a los procesos de recuperación, un aspecto ampliamente abordado en la
investigación sobre necesidades y motivaciones de los damnificados por el
terremoto que elaboró la DIA (Buitrón et al, 2017) como parte de esta serie de
publicaciones.
Una situación de emergencia, como la derivada del terremoto del 16 de abril de 2016,
tiene el efecto inmediato de transformar personas sanas, en el sentido de plena
autonomía, en personas dependientes de cuidados. Estos “nuevos dependientes” se
suman a los colectivos que ya eran dependientes (PAM, niños y niñas, PcD), cuya
situación puede haberse agravado. Además, este incremento de la demanda ocurre de
manera simultánea a la destrucción de infraestructuras y equipamientos, la desaparición
de personal médico local, y otros elementos que merman la capacidad de respuesta
inmediata (Soria, 2016: 30).
130
de intervención para la reducción de la vulnerabilidad frente a riesgos de origen
natural, es decir: para lograr que eventos como terremotos no se transformen en
desastres humanitarios. Estos ámbitos son los siguientes:
La acción del MIES puede tener incidencia sobre todo en los medios de vida de la
población (ámbito de acción del Viceministerio de Inclusión Económica) y en las
condiciones de vida (ámbito de acción más propio del Viceministerio de
Inclusión Social), aspectos intensamente relacionados. En tanto que se trata de
una institución abierta a las demandas ciudadanas y orientada al fomento de su
expresión participativa en el ámbito de los servicios, también puede tener un
cierto efecto sobre el ámbito de la gobernanza. No obstante, es necesario plantear
la necesidad de abordar estos ámbitos desde la integralidad, basada en la
cooperación intersectorial e interinstitucional, así como en la participación
corresponsable del Estado, el sector privado, la comunidad, las familias y los
propios colectivos de atención prioritaria como sujetos de derecho.
131
BIBLIOGRAFÍA
132
Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (2016) Informe sobre los
efectos del terremoto. Ecuador: En línea:
http://www.igepn.edu.ec/servicios/noticias/1325-el-instituto-geofisico-de-la-
escuela-politecnica-nacional-informa-sobre-los-efectos-causados-por-el-
terremoto Acceso: 30/09/2016.
Lavell, Allan et al. (2009) La Gestión del Riesgo de Desastres. Un enfoque basado
en procesos. Lima: Proyecto Apoyo a la Prevención de Desastres en la Comunidad
Andina.
133
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Sociales del Ecuador. En línea:
http://www.siise.gob.ec/siiseweb/siiseweb.html?sistema=1#. Acceso: 13/09/2016.
134
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(abril 2016) Quito: Senplades.
Soria, Eduardo (2017) El estado del Buen Vivir: Desarrollo Infantil Integral. Quito:
Ministerio de Inclusión Económica y Social.
135