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A modo de prólogo
En nombre del amor se han desatado guerras como
las narradas por el poeta Homero en la Illiada o la
Odisea, así como también los duelos más trágicos
entre Montescos y Capuletos que se reflejaron en
la literatura de Shakespeare. No resulta sencillo
transitar sobre los temas que han ocupado a tantos
pensadores y escritores desde los tiempos más
pretéritos, en especial cuando se trata de cuestiones
que a pesar de los siglos han permanecido perennes y
con una actualidad omnipresente, arrolladora en todo
momento.
¿Qué es el amor? ¿es posible conocerse a uno mismo
y a partir de allí conquistar aquello que amamos?
¿ porque nos enamoramos?; son algunas de las
preguntas que permanentemente replantean y
resignifican a lo largo de las páginas. Su autor,
nos invita reflexionar de una manera honesta y
desprejuiciada en este libro, independientemente de
la idea que de ello previamente se tenga, ya que como
bien afirma “ todos en algún momento de nuestras
vidas, amamos y fuimos amados”.
Los valores masculinos de la sociedad patriarcal
cincelaron por milenios una mujer a la medida
cuyo resultante en el moderno capitalismo fue la
cosificación de la mujer, educada a la medida de
la necesidad masculina para perpetuar el linaje y
realizar sus deseos. La virginidad, la abnegación de
la esposa, implícita en la mentada realización de lo
materno y lo moral, son situados en las antípodas
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Introducción
Capítulo I
El amante
Como toda mujer no solo de mi generación, creí en el
amor. Desde niña jugaba a ser mamá, a ser maestra...
Así, ¡cómo no creer en la familia, en los hijos! Y, por
supuesto, en los valores del matrimonio, la fidelidad,
el respeto hacia el otro. Estaba mucho más atenta al
dar y no al recibir. También supe compadecerme
por aquellos matrimonios fracasados al romper el
sagrado juramento de “hasta el separar de la muerte”.
Consideraba la separación, la ruptura de tal juramento,
como una suerte de condena en vida y sensación de
vacuidad, sola y sin nada. Sí, yo creía en todo eso.
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Sí, ella aún era bella, más allá de sus años y de sus
indisimuladas arrugas seguía siendo bella, pero en su
rostro la belleza ya no la acompañaba. No obstante, no
había dejado de creer. Cualquiera hubiera pensado
acerca de sus valores inmersos en un escepticismo,
pues, ¿cómo volver a creer en el amor y en la posibilidad
de un nuevo matrimonio, ante el fracaso reciente del
primero? No obstante, continuaba aceptando el dogma
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Clientes y meretriz
Así se nos conoce en el mercado mundano
Y es lo único que podrás conocer.
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¡Fácil!, me dices…..
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Capítulo II
El poeta
Los primeros poetas narraron la epifanía divina,
supieron hablarle al mundo antiguo y fueron
escuchados con reverencia, sin embargo hoy, estén
devaluados, ni son escuchados, leídos o considerados
como antaño, por las cuestiones epocales del devaluar
como fue el emerger de la cultura Neoliberal y su
imposición de cánones acerca de nuestro deber
ser, pensar y hacer bajo imperativos consumistas
pivotando en el mercado. El espacio destinado a los
poetas es breve y restringido; y más aún si no devienen
aquellos a romper el estereotipo propuesto de la
cultura dominante, los espacios al delirio poético serán
mucho más difíciles debido al entramado del mundo
actual. No obstante, a veces, hay belleza excediendo lo
meramente corporal y momento del manar de la poesía
patentizada en palabra, prosa y verso.
Bucolismo y poesía siempre representaron un drama
curioso; la exaltación de los sentidos favoreció
la experiencia distinta del devenir poético por la
vivencia amorosa y su paradoja, la generalidad y la
particularidad de esos amates al ser aludidas, también
anularse, porque la letra grafica el anónimo momento
y el poeta, al escribir tal expresión privada, la hace
pública por socializarla en texto.
La poesía amorosa, nacida de una historia de amor y
gestada en la privacidad de la pertinente interioridad, los
seres concretos de esa historia serán abstraídos del
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Así:
Yo devengo y despliego
Una polisemia sin igual
Precediendo a cada instante
Lo que aun no existe
O utopía del encuentro.
infracción.
Y posicionar un drama sin conciencia del mismo .
Llevado por su presunción le pareció natural su
inquietud e insistencia, jugar al delirio poético lo llevó
a postular el espacio de los imposibles, de los no, de
los límites y de lo no probable como el único lugar de
real encuentro. Desde el surrealismo casi insano, jugo
a trazar lo paradojal del desencuentro como lugar de su
encuentro, o castigo por mezclar lo no mezclable, la
del hombre y la mujer, la ruptura de tal equilibrio llevó
a confundir la identidad entre el hombre y el poeta.
O esfera privada en el coexistir de realidades
antagónicas, la mujer idealizada y la mujer concreta.
Porque la musa del poeta jamás fue la mujer concreta,
sino enmascarada en texto y creación abierta a cada
lector. La relación mujer – inspiración, solo fue una
condición virtual sin realidad y cuando el hombre fue
en busca de la mujer, rompió la regla de la ilusión por
creerla tal, y drama por venir.
E inquietud del poeta por devenir amante.
Pero la mujer concreta y aspiración del hombre,
experimentaba el dramático duelo de su reciente
fracaso y cerrazón a todo nuevo vínculo en pertinente
ilusión, motivo de ese mirar perdido en el horizonte
lejano, ella naufragaba en el mar de la afectividad.
Se sabe de esos inmersos en sus propias historias de
vida el no entenderlas como tal, solo la pueden entender
cuando pasan los hechos, siendo ahí donde la historia
se les muestra como tal.
El mortal emuló al poeta, hizo de él una mera
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momento”.
Y ya no hubo magia alguna, sino simples versos vacio
de todo sin reflejar nada, excepto catarsis y penas, lo
único cierto de todo pobre enamorado con su cierta
espera: el advenir poético de la poesía cruel.
Si la rosa te viste
O te desnuda
Y su presencia
Siempre te alude
Es porque esa rosa
No nació
Del humus de la tierra
Ni fue semilla
Como tampoco
Latido primaveral
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Capítulo III
El ángel
Cuando éramos niños, en el barrio, la promiscuidad
reinaba en ese juego naturalizado a ser mama y a
ser papa, a ser esposas y esposos, jugar al doctor
etc., juegos tácitos del sobrevolar de lo sexual en esa
temprana edad de los ocho o nueve años, como también
ahora si lo pienso, el fenómeno de la posesión era
parte del mismo por competir entre nosotros quienes
tenían más novias o amigas. Ese sentido de virilidad
no entendida era determinaba en esos juegos por la
cantidad. Jamás sucedía a la inversa, pues la cantidad
era para los chicos, mientras el recato serlo para ellas.
Había un juego en especial al cual todos estábamos
atentos y no se jugaba siempre, se trataba del juego
de la “botella”. Lo esperábamos porque aquel salido
elegido y determinado por el detener el giro de la
botella, estaba obligado a besar a quien quisiera besar,
por supuesto con el acordar de las chicas en tal juego
pues eso lo hacía interesante, donde se besaba en la
mejilla y toda una declaración tácita hacia ella o el era
ese beso. Todos queríamos ser el elegido y así, cumplir
el sueño-momento por besar a aquellas/llos gustados
¡era lo máximo! Por supuesto, no había adultos cerca
nuestro cuando jugábamos a la “botella”.
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Capítulo IV
El acechar de lo prohibido
No grito mi orgullo
Por tu maldición en ciernes
Que nosotras/tros hemos sufrido
Lo que desconocen
Y han creado
¡La condena por lo que somos!
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Ciegos e ignorantes.
El amor y el deseo
No tienen imposiciones
Pero si, el género y la castidad
Porque no es el género
Precursor del amor
Ni la castidad
Precursor del deseo
Pues lo que nos hace
Y desconocemos
Nos lo testimonie.
Pues si te pregunto
¿Por qué eres heterosexual?
....................no respondas
Medita, solo medita la pregunta.
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Capítulo V
El presente, hoy
¿Cómo surgió todo esto? Si en el principio éramos
homínidos o creación divina y después, ilusión de
ser dioses, creamos nuestra jerarquía mundana,
entonces, ¿por qué la creamos así? Según esa inicial
omnipotencia, ahí, hubimos de sellar nuestra calamidad
difundida en el narrar bíblico y mítico, y por crear
paradigmas en las figuras de Eva y Pandora.
Pero si vamos más atrás, aún, al principio de todo lo
real e intento explicativo por buscar lo velado de las
cosas, y así alumbrarlo, lo haremos según “petición
de principio” por el cual será lo mismo citar a dioses o
teorizar acerca del big bang, por hallarnos en el ámbito
de lo vago y lo borroso.
Un origen significa algo perdido y aceptarlo o no, será
cuestión de comodidad, beneplácito, mera vagancia
intelectual o comprensión de lo inútil de tal buceo.
No obstante, algo es claro, en ese principio ya estaba
presente el prejuicio en contra de la mujer posicionando
la hegemonía masculina y paradojalmente, tal juicio
habrá de volverse en contra él.
La mujer fue opacada cuando se les ninguneo
la posibilidad a sus propias elecciones, negarles
una sexualidad enriquecedora para imponerle una
procreadora; con la construcción de estereotipos
estéticos e insensibilidad corporal, fue también
condicionarla para el hogar y la cocina; desestimarle
la inquietud por todo pensar fuera del canonizado, sin
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O nos florezca
Y “ el por siempre”
Mude
Olvido sea.
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Capítulo VI
La flama y su nada
¿Quién inició primero la señalada revolución? ¿La
mujer o el varón?, este podía suplir sus calamidades
escapándole a la cosificación instalada mientras ella, no
contara con ese escape. El hastío existencial jamás fue
algo sospechado cuando los seres se casaron, pero ahí,
el hombre sacar ventaja con la licencia patriarcal del
afuera, aunque, hoy día ante las igualdades obtenidas,
aquella licencia haya perdido su hegemonía. Sin
embargo, esto no implica el actuar de la mujer de la
misma forma del varón, pues al momento de considerar
su escape, la identificación con valores patriarcales le
provoque un efecto opuesto al del hombre: el haber
incorporado pautas de la “esposa fiel”, “la abnegada
madre”, se desate en ella el sentido coercitivo de “la
culpa”, sentimiento experimentado por todo sumiso en
su intento por liberarse de la cárcel simbólica habitada.
El motivo de tal sublevación nació como revuelta
al insensible y ordinario trajín del estar y hacer de
todos los días en matrimonios, parejas, convivencia,
con estímulos neutros y sin inquietudes nuevas, tales
individuos prontamente serán presas del aburrimiento,
así, la molicie del simple estar nazca.
La intuición se hace idea y es la de volver a experimentar
algo distinto, y seductora insinuación para todos los
géneros, volver a la aventura pero de forma diferente,
volver a lo que fue sin repetir errores, volver pero sin
los mandatos.
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bien lo testifica.
Entonces, el poeta no solo escribe sino como habitante
del mundo se vincula a los otros, del hacer y del sentir
de la gente, eco de la experiencia reflexiva, y el drama
de la vida lo iconice con su humor, sarcasmo e ironía,
aspectos de un estar sin desentenderse del mundo,
hablamos de un total consubstanciar entre el pensar y
la palabra, en su labor por despertar al naturalizar de la
desigualdad reinante, entonces, la musa no es la belleza
sino dolor reinando y objeto de la flexión poética.
Porque su tematizar no solo aborde los fracasos
idílicos ni recree la sensibilidad vivida o lo bucólico
del momento, eso sería encerrar a todo poeta en un
mundo prefijado y vuelo insustancial a las efemérides
afectivas y naturales, y quite de la poesía la condición
revulsiva de un cabal pensar.
Cuando un día a un poeta le preguntaron por ¿quiénes
provocaban atención en su sensibilidad? ,dijo del
tender de maestras/tros, monjas/curas, y esposas/sos,
al dominio, a la vigilancia y su prestancia al castigo
hacia alumnos, acólitos e hijos
Porque si bien la palabra puede describir también puede
delatar, una es prosa y la otra floripondio en rima,
una busca atrapar a través de la cadencia del sonido,
como ritmo, como música sujeta mas a un sentimiento,
pero la otra, es denuncia en agigantado sarcasmo,
donde lo sensible es ahí raptado, sobra, es opacado
ante el develar de la prosa develando y mostrando,
es un martillo demoliendo los muros de la instituida
literatura burguesa en libros, educación y cultura.
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Una lágrima
Experiencia salobre ajena al viento
Pero distinta en la propia vivencia
Nació al recordar.
Aquella indiferencia
Nació resistiendo
A ese mundo transformado
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Capítulo VII
Confesiones
poeta........…
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Capítulo VIII
¡Solo en ellos!
Y es momento de mi propuesta
Simple propuesta
De vivir contigo lo que tenga que vivir
Sin jamás agotarlo.
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Capítulo IX
El rastro de lo perdido
1. Ocaso.....Fue en la aurora de su ocaso cuando
conoció al amor de su vida, vivió las mieles del mismo
y deseo convivir con ella, pero ¡imposible! porque
era ella casada, tras varios intentos y las mismas
negatividades, así por años, entonces, decido cortar la
relación ante una consideración muy personal “Si pude
aun amar, entonces, no es demasiado tarde para volver
a hacerlo solo debo hallar a la persona justa”.
Dejo de pensar en ella, no se dejo llevar por los juegos
de la memoria e insistentemente la recordaban, cortó
todo vínculo y silencioso no volvió a dirigirle la
palabra, decidido a extirpar al amor y a quitar de su
presente al objeto de su amor, a ella.
Pasaron días, meses ¿años?, y una calma llego por
fin a su vida, ya no tenía exigencias de nada, no tenia
urgencia de nadie, así, una suerte de sopor y calma
chicha se fue instalando en él pero con el correr del
tiempo lo fue alarmando, porque le recordaba al estado
anterior de su amor vivido, donde estaba por estar y
vivir por respirar, una quietud aplastante mezclada de
tedio y sin sentido lo estaba de vuelta envolviendo,
solo ahí comprendió lo que había hecho. Dejar de lado
el regalo ofrecido de la vida: la de amar y ser amado,
algo sin volver a repetir.
Y te hice olvido
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lo existente.
La siguiente confusión:
Aunque en lo mundano
Alguien no diga
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Y otro
Recree lo no dicho.
Cuando abruma
El decir que no dice nada
Como es el ser noticia.
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Capítulo X
Del aprender
No lo supo hasta después de mucho tiempo. ¡Claro!,
cuando se es joven no se saben tantas cosas, aquellas
precisas y necesarias para salvaguardarnos de nosotros
mismos, en especial cuando lo sexual irrumpe en forma
de hecho y no como deseo.
ejerce.
Pero, cuando el nombre adopta a un cuerpo, es
desnuda espalda y pubis personal, hablamos de
pechos y pectorales como subjetividades presentes,
entonces, no hay una antropología copulando sino
nombres y personas vueltas deseo, eslabones de la
cadena deseable. No hay pornografía, aunque, si hay
partes deseadas, es la genitalidad, son los momentos,
quizás las poses, pero nada comparables con aquellos
grotesco simulados pseudo deseos carentes del otro.
Y lo falible se muestra
Cuando a las puertas del mundo
Las llaves de mi ser no la abren
Abofeteando la credulidad en mi mismidad
Y agotado, decir: el mundo es extraño.
Se revela falible
Y es el porqué
Pues no exista el porqué a semejante por qué.
La pregunta no nace
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Capítulo XI
Un corolario: soledad
¿Cuál es el significado de la palabra soledad?, la
respuesta dependa de un antes o de un después, el antes
signifique previo a una relación amorosa, y el después,
augure un destino a lamentar, y por ello temamos
a tal palabra. Sin embargo, desde otro ángulo, la
soledad implique también una instancia buscada como
protección a un vulnerado sí mismo y defensa a la
intimidad frustrada, generadas por los vínculos ante el
incierto devenir del sobrevolar ajeno.
El temor a la soledad ha provocado un prejuicio
y posicionado la siguiente creencia: la soledad como
algo nefasto para el hombre. Sin embargo, la paradoja
se imponga con lo dado y viceversa, porque la
soledad no será la misma al vivir el rapto amoroso
y retornar después del mismo, expliquemos esto.
En el tránsito mundano fuimos soledades con los otros,
compartir no devino en un dejar de ser, así, reír y jugar
o el disfrutar con terceros fue hacerlo sin dejar de lado
ese sí mismo.
La entidad vigente se edifico en base a
ese sí y siempre fue parte de su condición: la llamada
soledad, y experimentábamos sin sentimiento alguno
por el hecho de ser y estar solos; pero el sentimiento
nacerá como reclamo por lo ausente, cuando un vínculo
con otro ya no se encuentre. Así, el eco de la pérdida
instala el sentimiento por lo ausente y un drama
se potencia ante el hechizo a devenir: la soledad.
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Capítulo XII
La post felicidad
Jamás se me ocurrió
Ser feliz contigo.
Sino ¡solo estar contigo!
No importaba para qué
¡Solo estar contigo!
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Conclusión
Lo que eres te destina. ¿De dónde surge tal cuño?, se
trata de la hermenéutica en Heidegger aplicada a una
frase de Heráclito como elucubración al ethos griego,
ahora, explicar el término del destino consista en algo
inaplicable si lo vinculamos al presente mundo, por no
reconocerlo como término adaptable al acontecer.
Ser y destino son universales desde un mirar platónico,
y realidad antes de las cosas, pero ¿cómo podemos
concebirlo sin tener experiencia de ellos?, quizás
existan en la cosas mismas y no haya nada universal
sin la cosa, “in res” ¡ah! y aquí Aristóteles decir
presente, situémonos, hablamos de los Universales y
una forma de entretenimiento en el Medioevo, pero una
vivencia particular con nombre propio pueda ser un
destino como tal, ..........vos y tu nombre, ¿bello no?
Solo una vez, solo una, vivimos la dimensión amorosa
en toda su originalidad con su máxima significación
trascendiendo cada “si mismo”, se trata de la fugacidad
del nosotros y su carga a cuestas, nada en el ámbito
amoroso “es” según nuestra voluntad, hecho
resguardando a la originalidad en ciernes, las nubes
no determinan a los cielos ni las estrellas al universo.
Por si no se lo ha entendido, el amor, no tiene nada
de cabal bienaventuranza eterna. Por el contrario,
induzca al hombre a su experiencia más terrible:
quedar preso entre él y los mandatos epocales de
¡cómo se lo debe vivir!, y colaboren a quedarnos
sin él, ni siquiera ¡haberlo agotado desde la propia
vivencia!
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Índice
Prologo........................................................Pág.1
Introducción................................................Pág.6
Cap. I …………………..............................Pág.13
El amante.....................................................Pág.13
Cap. II..........................................................Pág.22
El poeta………………............................…Pág.22
Cap. III.........................................................Pág29
El ángel........................................................Pág.29
Cap. IV.........................................................Pág.
El acechar de lo prohibido….......................Pág.
Cap. V...........................................................Pág
El presente hoy.............................................Pág.
Cap. VI.........................................................Pág.54
El decir de la palabra...................................Pág.57
Cap. VII.......................................................Pág.67
Confesiones..... ...........................................Pág.67
Cap. VIII......................................................Pág.79
Cap. IX,.......................................................Pág.91
El rastro de lo perdido.................................Pág.91
Cap. X.........................................................Pág.106
Cap. XI........................................................Pág,119
Un corolario: soledad…………………......Pág.110
Cap. XII......................................................Pág.126
La post felicidad.........................................Pág.126
Conclusión………………………..……....Pág.132
Índice……………………..............……....Pág.135
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