Víctor nació, probablemente en una sociedad en la que muy poco podía hacerse con niños a cargo, considerándolos como un estorbo en el caso en que los padres no cumplan con las exigencias sociales de su época (económica, política, social, filosófico); así que el abandono a la interperie y a la suerte de su sobrevivencia no recayó en nadie más que en el mismo. ¿Podría sobrevivir? Nadie cuestiono tal realidad; no obstante, lo hizo. De tal manera, que el encuentro con Itard no fue sino producto de la gran capacidad de sobrevivencia de Víctor, incluso en el largo "proceso de humanización" por medio de la educación y pedagogía que el tutor utilizo en él. Todo en el afán de normalizarlo y permitirle convivir con sus congéneres que no le mostrarían empatía quizá, sino más bien, juicio y sentencia a su diferencia. Opinión: Es un caso que ilustra cuan personal puede ser la construcción social de la naturaleza humana, y como incluso puede dudarse de ella sin la educación y aprendizaje de la cultura presente de su tiempo. Era una situación de debate profundo. Los aportes de este caso, a la Psicología y a la Psicología Excepcional bordan los albores de los medios por los cuales cada ser humano consolida una presencia en la sociedad altamente desarrollada y especializada; el aprendizaje y la educación en la diversidad de realidades personales y subjetivas que demandan recursos creativos y ajustados para la consecución de las funciones psíquicas (cognitivas, afectivas, volitivas, comportamentales y de personalidad) por un lado y las habilidades sociales en las relaciones interpersonales por el otro.