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Muchos campesinos que tuvieron que huir de sus pueblos por el conflicto
colombiano lo repiten una y otra vez: “Es mejor morir en nuestra tierra que vivir de
rodillas en las ciudades”. Algunos han regresado tras la firma del cese del fuego
bilateral y definitivo entre el Estado y las FARC de 2016. Otros lo hicieron antes de
esa fecha, a lo largo de los últimos años, a medida que sus zonas se fueron
apaciguando; o arriesgando el tipo cuando no soportaban más la vida urbana. Son
más de seis millones los desplazados que dejó la guerra. No todos volverán.
Después de más de medio siglo de disputa, Colombia se enfrenta a mil retos:
frenar la violencia y el narcotráfico, la reparación de las víctimas, la reintegración
de los exguerrilleros, la vuelta a una vida normal. O su comienzo. Pero existen aún
más oportunidades.
DESPLAZAMIENTOS FORZADOS
MASACRES
VIOLENCIA SEXUAL
REPORTAJES
Lo cierto es que desde hace más de un año en Colombia nadie ha muerto por
balas de las FARC o del Ejército. El hospital militar de Bogotá está vacío. No hay
nuevas mujeres violadas por la guerrilla, los paramilitares o los soldados. Eso no
quiere decir que todos los problemas subyacentes se hayan resuelto de la noche a
la mañana, ni que aquellos lugares más castigados se hayan recuperado de
repente. Se puede ver en Montes de María, departamento de Bolívar, una de las
zonas más castigadas entre finales de los noventa y los primeros años de este
siglo. “La idea es recuperar aquí la vida que teníamos hace 20 años, libre de
violencia; donde había festivales, concursos, fiestas; donde la gente se movilizaba
en medio de la montaña y ni los perros le ladraban a uno porque eran amigos. Hoy
en día no, hoy uno tiene miedo hasta de la sombra”, se queja Pedro de la Rosa,
miembro del espacio de Organizaciones de Población Desplazada de Montes de
María.
Para muchos, los Montes de María siguen siendo sinónimo de barbarie y miedo,
aunque la violencia fuera decreciendo desde finales de la década pasada. Pero no
hasta llegar a cero. Ni siquiera tras el alto el fuego. Porque aunque el país está
lejos de ser lo que fue en los años noventa, y aunque en 2016 registró la tasa de
homicidios más baja de los últimos 42 años, todavía asciende a más de 24 por
cada 100.000 habitantes, entre las 25 más altas del mundo. “En Colombia hay
muchos tipos de violencia: familiar, intrafamiliar, callejera, delincuencial, el
problema del narcotráfico... Todo esto hay que transformarlo. El país tiene nueve
millones de víctimas, se dice de forma muy simple que, a causa del conflicto, pero
eso está ligado a un proceso económico. Ha habido disputas grandes por la tierra,
por los recursos naturales. El uso de las armas no se hace sin factores
económicos”, argumenta Luis Ignacio Sandoval, miembro de la dirección de
Redepaz y del Consejo Nacional de la Paz.
Si hay un problema es que muchos de los que alzan la voz para volver a la vida de
la que gozaban antes del recrudecimiento del conflicto mueren en el intento. La
cuestión es que “en Colombia hay a quien no le interesa que la situación cambie”,
en palabras de Eduardo Álvarez Vanegas, director del área de Conflicto y
Negociaciones de Paz de la Fundación Ideas para la Paz. La Defensoría del
Pueblo anunció el pasado julio que en el primer semestre de este año 52 líderes
sociales habían sido asesinados, prácticamente dos cada semana. “De las
comunidades étnicas, los que reclaman las tierras, los que defienden los derechos
humanos. No se puede ser asesinado por el activismo, pero está ocurriendo y hay
que pararlo, porque la paz tiene que significar que todo el mundo ejerce sus
derechos de manera tranquila”, apostilla Sandoval, miembro de Redepaz.
1948
Es asesinado en Bogotá el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán
Aquí comienza un periodo bélico entre liberales y
conservadores que es conocido como La Violencia. Fue el
antecedente al conflicto entre guerrillas y Estado.
1964
1966
El grupo asume el nombre de Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC). En los siguientes años, a
las FARC se suman otras muchas guerrillas (ELN, EPL, M19,
MAC y MOIR) y los ataques se suceden multiplicando
rápidamente las víctimas.
1984
Las FARC y el Gobierno firman los Acuerdos de La Uribe. Fue
un alto el fuego para buscar una solución al conflicto.
1985
Nace la Unión Patriótica (UP), un partido de exguerrilleros. Unos
4.000 militantes fueron exterminados por grupos paramilitares,
miembros de las fuerzas de seguridad del Estado (ejército,
policía secreta, inteligencia y policía regular) y narcotraficantes.
1991
Las FARC y el ELN inician contactos en Caracas con el
Gobierno, que se suspenden ese mismo año.
2002
Los secuestros se recrudecen. La candidata y vicecandidata
presidenciales Íngrid Betancourt y Clara Rojas son apresadas
en una visita a la antigua zona desmilitarizada. Ese mismo año,
las FARC asaltan en Cali la Asamblea Departamental del Valle
del Cauca y secuestran a 12 diputados.
2003
2008
La rehén Clara Rojas es entregada e Íngrid Betancourt es
rescatada junto a tres estadounidenses y 11 militares y policías.
2010
Jorge Briceño, alias ‘Mono Jojoy’, jefe militar de las FARC,
muere en un bombardeo en La Macarena (departamento de
Meta).
2012
El presidente Juan Manuel Santos anuncia acercamientos para
entablar diálogos de paz. Se establece en Oslo una mesa de
diálogo que se realizará en La Habana. Ese mismo año
comienzan las negociaciones.
2013
El Gobierno y las FARC anuncian acuerdos sobre tierras,
desarrollo rural y participación política.
2015
2017
A pesar del no, el proceso sigue adelante
Otro de los grandes retos del Estado, también reflejado en los acuerdos, es el de
trabajar en la reinserción de los guerrilleros que han dejado las armas para que
puedan hacer una vida normal. La Agencia Colombiana para la Reintegración ha
trabajado con más de 50.000 en los últimos 14 años; de ellos, el 70% tiene hoy
trabajo. Se calcula que con la firma de la paz entre 7.000 y 14.000
combatientes farcianos han dejado el fusil para dedicarse a la vida civil. “Crear
competencias que sean funcionales requiere un proceso de largo plazo. Lo
productivo no puede ser el camino de entrada. Si una persona tiene 15 años de
formación, entre escuela, secundaria, universidad, hasta que se integra en la vida
laboral, no podemos pedirle a los exguerrilleros que lo hagan en seis
meses”, sentencia Joshua Mitrotti, director de la Agencia, quien asegura que el
interés del Estado “no es romper a las FARC como organización, sino que hagan
un tránsito hacia la democracia”.
DIARIO EL PAIS
Planeta Futuro
Coordinación: Pablo Linde
Dirección de Planeta Futuro: Lola Huete Machado
Reportajes: Pablo Linde, Javier Sulé y Lola Hierro
Vídeo: Chihuahua Producciones
Diseño y Desarrollo: Javier Ladino - Jersson Hernández