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El buen y el mal profe

6 junio 2012
 Escrito por Braulio Llamero

Esto era un profesor de inglés que no tenía ni idea de inglés.

-A ver, niños. Abrid el libro por la página 10 y aprendedlo todo bien porque el examen será
escribir la página 10.

Los niños se aprendieron la página 10, la pusieron en el examen y todos recibieron un 10.

-¡Qué gran profesor de inglés! -decían todos los papás.

En el mismo colegio había un profesor de Literatura.

-Niños, no abráis el libro de esta asignatura jamás. Prefiero que leáis.

-¿Qué leamos qué?

-Lo que queráis.

El profesor no los examinó. Solo les puso nota, tras escuchar lo que habían leído y cómo lo
resumían o contaban. A unos les puso diez, a otros cero y a otros cinco.

Los padres se reunieron:

-Este profesor es un inútil. No enseña nada.

Y lo echaron. Y lo que es mucho peor: este minicuento tiene poco de fantástico.


El avestruz
27 agosto 2016
 Escrito por Braulio Llamero

Esto era un avestruz con infinitos complejos. Odiaba beber, porque se veía reflejada en el
agua.

-¡Oh, qué patas tan terribles, largas y feas!

-¡Oh, qué ojos tan saltones y mal colocados!

-¡Oh, qué cuello pelado de jirafa a medio hacer!

-¡Oh, qué boca de pato Donald cabreado!

-¡Oh, qué alas inútiles, cortas y mal colocadas!

Un día, sin embargo, cuando decía todo eso al mirarse en un gran estanque de aguas
transparentes, una voz inesperada le respondió:

-El problema no es lo que ves de ti.

-¿Ah, no?

-El problema es lo que no ves. Tu cerebro, que no va bien. De lo contrario sabrías que eres
uno de los animales más imponentes, bellos y orgullosos de la creación.

-¿Y tú cómo lo sabes?

-Porque yo soy el creador –replicó el señor que le había hablado, enrollando y recogiendo
el estanque como si fuera una alfombra y marchándose con él bajo el brazo.

-¡Caramba! –exclamó atónita el avestruz-. ¡No sé quién sería este bromista, pero me ha
dejado sin beber!
Cuando me parezca
[Minicuento - Texto completo.]

Anónimo: Mundo árabe

El ángel de la muerte llegó un día a casa de Nasrudín y anunció:


—Tu momento ha llegado. Prepárate para ser llevado al otro mundo.
Estremecido y temblando de miedo, con el rostro tan blanco como la nieve, Nasrudín
consiguió decir unas palabras de forma entrecortada:
—Soy un musulmán, y me gustaría tener una última oportunidad de demostrar que me
arrepiento profundamente de mi mala conducta pasada.
—¿Qué oportunidad quieres? —preguntó el ángel.
—Si pudiera disponer de un tiempo para realizar las cinco oraciones antes de mi muerte —
suspiró Nasrudín—, estoy seguro de que seguiría mi camino en paz.
—Muy bien —contestó el ángel—. Volveré mañana a esta hora, cuando hayas realizado tus
cinco oraciones.
Al día siguiente, llegó a la hora fijada.
—Has tenido un día extra de vida, Nasrudín. Ahora debes venir conmigo.
—¿No me prometiste que me permitirías realizar mis cinco oraciones antes de morir?
—Así es.
—Bien, he realizado solo dos.
—¿Y cuándo dirás las demás?
—Cuando me parezca.
FIN

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