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Tema: Cómo y de qué manera influye Chesterton en los cuentos de Castellani y

Borges

Chesterton (1874-1936) ante todo es, para los católicos argentinos, un valiente y
brillante defensor del catolicismo. Una de sus obras más significativas, son Los relatos
del padre Brown (cinco libros); aparece a principios del siglo XX, época en la cual los
curas eran muy requeridos en las reuniones y eventos, entonces, que mejor detective que
un sacerdote.
Uno de los autores fieles a Chesterton es Castellani (Jerónimo del Rey), también
sacerdote, este encuadra como un lector fiel a sus obras, pero Borges, por su parte, por
qué lo lee. Este último, toma algunas concepciones de Chesterton, pero con una
perspectiva distinta, desde el escepticismo, el escritor toma el género policial para dejar
su huella, su sello personal, es así como es Jorge Luis Borges, uno de los autores
representativos de la Argentina.
Ambos autores, comienzan a escribir sobre Chesterton en los años treinta y la
obra chestertoniana se convertirá en objeto recurrente de sus reseñas y ensayos. El
interés de ambos se extiende a traducciones y reescrituras de Los relatos del padre
Brown. Veremos, entonces, cómo construyen Borges y Castellani la imagen de
Chesterton a partir de sus propios estilos.
Por un lado, Castellani, no solo leía y escuchaba a Chesterton, sino que tuvo la
oportunidad de conocerlo personalmente. Este tenía algo en común con el inglés, y eso
era la fe, compartían el amor a Dios. Es por esto, que los relatos, Las 9 muertes del
padre Metri, poseen un mensaje cristiano al igual que Los relatos del padre Brown, en
cuanto a los personajes principales; el padre Brown, de aspecto físico interesante, bajo,
rechoncho, simpático, amable, considerado y comprensible, y sobre todo muy
inteligente, defensor de la fe, se pone en el papel del asesino a tal punto de pensar como
él y así descifrar y deducir los crímenes. Por su parte, el padre Metri, no va a ser distinto
al de Chesterton en cuanto a la fe, pero sí a lo físico, ya que este, es alto, de hombros
anchos, cabos finos, de barba negra. También, los títulos de ambas obras comparten un
paralelismo, una similitud. La religiosidad de Chesterton funcionará para Castellani y
sus respectivos personajes. Otra coincidencia es el amigo íntimo del padre Metri, don
Pedrito Cormicq, que el de Chesterton es Hercule Flambeaud (exladrón de guante
blanco), personajes que acompañan a los protagonistas pero que son menos inteligentes
que ellos.

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El relato de ambos autores comienza con un enigma extraño, con la muerte de la
víctima, en base a eso los sacerdotes desmenuzan los hechos, que al principio parecen
tener razones fantásticas pero, que luego, termina con una conclusión final muy
razonable. Por ejemplo; El fusil que tira solo, un doctor muerto en su habitación cerrada
parece extraño y sobrenatural, pero luego el padre Metri, pasados los años, explica a
Pedro Cormicq lo sucedido gracias a su asombrosa inteligencia y poder deductivo. Por
otra parte, en El signo de la espada rota, también tiene este elemento fantástico pero el
padre Brown, al finalizar el cuento, explica el hecho con razones de este mundo.
Por consiguiente, ambos protagonistas buscan expiar el alma de los pecadores,
esta es la misión más importante de un sacerdote, salvar primero el alma de la persona,
en La mosca de oro, el padre Metri se enoja con los policías por no dejarlo absolver los
pecados de la víctima y dice “Muerto sin confesión”. A Chesterton también le interesa y
le preocupa esto. En este relato de Castellani, existe una hipótesis de la muerte
aproximada a lo fantástico, como son “las moscas de oro”, propio del inglés.
El autor inglés tenía un estilo de escritura lleno de paradojas y juegos de
palabras, y a Castellani le va a gustar esto, y lo vemos también en el padre Metri, son
cuentos dinámicos y entretenidos.
En resumen, Castellani conoce al autor, comparte su fe, es capaz de imitar su
estilo e, incluso, pensar lo que Chesterton pensó. Como veremos enseguida, la lectura
de Borges se sitúa en el extremo opuesto.
Por otro lado, Borges desplaza de sus relatos el catolicismo, es un autor
puramente escéptico, de manera que la visión apologética de Chesterton no se funde con
su estilo, solo toma al inglés como narrador policial, y toma esta visión cristiana como
una debilidad en su obra. Borges lo celebra por su invención: “Chesterton […] fue un
incomparable inventor de cuentos fantásticos. Desgraciadamente, procuraba educirles
una moral y rebajarlos de ese modo a meras parábolas” (“Modos de G. K. Chesterton”
Revista Sur 1936, año en que muere Chesterton). A Chesterton y Borges les gusta jugar
con ideas en las que no creen. De esta manera, Borges observa cómo el inglés logra
combinar lo fantástico y los análisis detectivescos en sus cuentos, lo que más estima de
este es el arte de argumentar una peripecia, es su ingenio.
Lejos del dichoso defensor del cristianismo que retrataba Castellani, el
Chesterton de Borges es un hombre atormentado, que se aferra desesperadamente a la fe
católica y solo logra aquietar precariamente la “voluntad demoníaca” que está en su
naturaleza y da la “forma esencial” de su obra (“Sobre Chesterton”, 72-73).

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El autor argentino no tomó todo de Chesterton, pero sí fracciones.
Si tomamos el cuento El jardín de los senderos que se bifurcan, es como muchos
cuentos de Chesterton, un cuento detectivesco y poético. El chino mata a Albert para
que los diarios, sin querer, transmitan a los alemanes el nombre de la ciudad que deben
bombardear. El padre Brown hace cosas raras por la calle que sirven de pistas a los
policías. El elemento fantástico en el cuento de Borges es, a modo de cita: “El jardín de
senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como
lo concebía Ts’ui Pên […] No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos
existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos”.
La muerte y la brújula, la narración respeta una estructura de causa y efecto, y el
narrador es omnisciente, al principio conocemos los personajes principales; Lönnrot y
Scharlach. El relato sigue con las tres muertes, entre medio de ellas aparecen las cartas
en forma de acertijo, y un cuarto crimen por suceder, que como sabemos al final, el
cuarto crimen es el de Lönnrot, que cayó en la trampa de su enemigo Scharlach, y que
estas cuatro muertes formarán un rombo, figura que Scharlach usará para formar su
laberinto. En este relato Borges rompe con lo tradicional detectivesco, ya que fracasa el
detective y gana el comisario Treviranus, porque Lönnrot se equivoca y muere. Las
engañosas frases que aparecen como “La primera letra del Nombre ha sido articulada
[…]” pudieron también provenir de Chesterton; “Las palabras son muchas, pero la
palabra es una […]”. Borges suele repetir citas o títulos del inglés. Este cuento hubiese
sido al estilo de Chesterton si no hubiese muerte el detective.
Abenjacán el Bojarí, muerto en su laberinto, este cuento fue su despedida del
género policial, es chestertoriano como los anteriores, porque acumula peripecias y
paradojas. En cuanto a coincidencias, puedo decir q posee diálogo, algo típico en
Chesterton y atípico en Borges; alusiones a laberintos, esto es tan propio de Borges
como del inglés y como también del género policial ya que cada autor siempre, al lector,
lo lleva por laberintos de pistas; los cambios de papeles en los personajes; los tres
muertos no tienen rostro, falta de identidad, esto sucede también en El signo de la
espada rota. Y como elemento fantástico, fórmula que tomó del propio Chesterton, cito
el sueño que tuvo Abenjacán: “Esa noche creí que me aprisionaba una red de serpientes.
Desperté con horror; a mi lado, en el alba, dormía Zaid; el roce de una telaraña en mi
carne me había hecho soñar aquel sueño” (pp.2), que luego el narrador nos explica el
significado del sueño y la telaraña.

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En conclusión, tenemos dos Chesterton, dos perspectivas muy disímiles, ambos
autores leyeron al inglés, pero desde sus propias ideologías. Castellani, busca
identificarse y fusionarse con su estilo e ideas. Borges, por el contrario, toma distancia,
lo admira a su manera, admira su imaginación, destreza e ingenio, lo lee porque es un
autor popular de aquel momento, y sigue el género policial básicamente porque es un
género que sigue fórmulas, y es lo que hace Borges produce y sigue fórmulas.

Bibliografía consultada:

 Anderson Imbert, Enrique. “Chesterton en Borges”. El realismo mágico


y otros ensayos. Caracas: Monte Avila, 1976.
 Pinciroli, Liliana B. El Padre Brown anduvo por la Argentina; la
recepción de Chesterton en Borges y en Castellani‖. En: The Chesterton
Review. Publicación del The G. K. Chesterton Institute for Faith &
Cultura, Seton Hall University (NJ, USA) 3ª ed especial en español. Vol.
III, n. 1, octubre 2009, pp. 129- 138.

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