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Algunos de los convenios más importantes que se han realizado en el transcurso de estos
años son los siguientes:
CONVENCIÓN MARCO DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE CAMBIO
CLIMÁTICO (UNFCCC)
El objetivo primordial del Convenio sobre Cambio Climático que se firmó el 9 de mayo de
1992 en Nueva York, (Estados Unidos), es el de estabilizar las concentraciones de gases de
efecto invernadero en la atmósfera, a niveles que no produzcan cambios peligrosos para el
sistema climático.
Ese nivel debe lograrse en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten
naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se vea
amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible. La
Convención se negoció en poco más de dos años, y actualmente unos 185 países la han
ratificado, quedando así jurídicamente vinculados en virtud de la misma. El tratado entró en
vigor el 21 de marzo de 1994.
La Convención sobre el Cambio Climático se centra en un problema especialmente
inquietante: “Estamos alterando la forma en que la energía solar interactúa con la atmósfera
y escapa de ella, y esto quizás modifique el clima mundial”. Una de las consecuencias sería
el aumento de la temperatura media de la superficie de la Tierra en un 2% para el próximo
siglo y cambios en las pautas meteorológicas a escala mundial. Tampoco se pueden
descartar otros efectos imprevistos. Si bien un 2% puede no parecer mucho, tomando a la
Tierra en su conjunto, ello equivale a retener el contenido energético de 3 millones de
toneladas de petróleo por minuto.
La Convención ha sido concebida de forma que permita a los países reforzar o atenuar sus
disposiciones de acuerdo con los últimos descubrimientos científicos. Por ejemplo, pueden
convenir en adoptar medidas más específicas (como reducir en un cierto grado las
emisiones de los gases de efecto invernadero), aprobando "enmiendas" o "protocolos" a la
Convención. Es lo que sucedió en 1997 con la aprobación del Protocolo de Kyoto.
EL PROTOCOLO DE KIOTO
La Convención de 1992 fue un buen punto de partida pero, a medida que los años pasaron y
que siguieron acumulándose elementos científicos, en 1997, los gobiernos respondieron a la
creciente presión del público en favor de la adopción del Protocolo de Kioto -Un protocolo
es un acuerdo internacional autónomo pero vinculado a un tratado existente-. Ello significa
que el protocolo sobre el clima comparte las preocupaciones y los principios establecidos
en la Convención sobre el Cambio Climático. Luego, basándose en ellos, añade nuevos
compromisos, que son más enérgicos y mucho más complejos y detallados que los
estipulados en la Convención.
Como el Protocolo de Kioto virtualmente ha de afectar a todos los principales sectores de la
economía, se considera que es el acuerdo de más largo alcance jamás adoptado sobre medio
ambiente y desarrollo sostenible. Establece objetivos jurídicamente vinculantes y
calendarios para disminuir las emisiones de los países desarrollados.
La Convención alentó a estos países a estabilizar las emisiones; a través del Protocolo han
de asumir el compromiso de reducir sus emisiones colectivas por lo menos en un 5%. Los
niveles de emisiones de cada país se calcularán como un promedio de los años 2008-2012;
estos cinco años son conocidos como el primer período de compromiso. Los gobiernos
deberán demostrar un avance concreto hacia la consecución de esa meta.
El Protocolo de Kioto obliga a limitar las emisiones conjuntas de seis gases de efecto
invernadero en un 5,2% para el conjunto de países industrializados durante el periodo
2008-2012. A pesar de la negativa estadounidense de firmar el convenio, país que supone el
36,1 % de las emisiones totales de los países desarrollados, tendrá que cumplir tarde o
temprano con la normativa internacional que supone Kioto.
El Protocolo ha sido ratificado por 124 países (incluyendo Japón y los estados miembros de
la Unión Europea) que suman el 44,2% de las emisiones realizadas por los países
industrializados. Para su entrada en vigor era necesario un mínimo de 55 países y que entre
ellos sumasen el 55% de esas emisiones. Con la entrada de Rusia, que aportó un 17,4% de
emisiones, la cifra se superó con creces. 90 días después de la firma del presidente ruso
Vladimir Putin y la ratificación final por parte del Parlamento de Rusia, el Protocolo de
Kioto entró en vigor. El 16 de Febrero de 2005 será entonces una fecha histórica para el
planeta, será recordada como el día en que empezó a funcionar legalmente el primer tratado
ecológico mundial.
CONVENIO DE AARHUS
El Convenio sobre el Acceso a la Información, la Participación del Público en la Toma de
Decisiones y el Acceso a la Justicia en Materia de Medio Ambiente, más conocido como
Convenio de Aarhus por ser ésta la ciudad danesa en donde se firmó el 25 de junio de 1998,
es un convenio internacional adoptado en el marco de la Comisión Económica para Europa
de las Naciones Unidas (CEPE o UNECE en sus siglas en inglés).
Se presenta como la normativa más avanzada en lo que a democracia participativa en
materia de medio ambiente se refiere, y sus implicaciones, como su propio título refleja,
alcanzan al acceso a la información ambiental, la participación pública en la toma de
decisiones y el acceso a la justicia en materia de medio ambiente.
El objetivo del Convenio es entonces, sensibilizar a los ciudadanos ante los problemas
medioambientales, favoreciendo el acceso a la información y una mayor participación
pública en el proceso de toma de decisiones. El Convenio tiene por objeto contribuir a la
protección del derecho de todos los individuos de las generaciones actuales y futuras a vivir
en un entorno adecuado para su salud y bienestar. Es por ello que las Partes del Convenio
se comprometieron a adoptar las medidas legales, reglamentarias u otras que sean
necesarias para permitir que los funcionarios y autoridades públicas ayuden a los
ciudadanos. Igualmente, busca fomentar la educación ecológica y sensibilizarlos con
respecto a los problemas relacionados con el medio ambiente, Además que otorgar su
reconocimiento y sostén a las asociaciones, grupos u organismos que tengan por objeto la
protección del medio ambiente.
CONVENIO DE RÓTTERDAM
El Convenio de Rótterdam fue aprobado en septiembre de 1998 y suscrito por 60 países y
por la Unión Europea. En diciembre de 2002, la Comunidad Europea aprueba el
procedimiento de consentimiento fundamentado previo aplicable a ciertos plaguicidas y
productos químicos peligrosos objeto de comercio internacional. Así mismo, el Parlamento
Europeo reglamenta en enero de 2003 las exportaciones e importaciones de productos
químicos peligrosos.
El objetivo del Convenio de Rotterdam, es mejorar la normativa internacional del comercio
de determinados productos químicos y plaguicidas peligrosos con vistas a proteger la salud
de las personas y el medio ambiente, así como favorecer la utilización ecológicamente
racional de estos productos.
El Convenio busca promover la responsabilidad compartida y los esfuerzos conjuntos de las
partes en la esfera del comercio internacional de ciertos productos químicos peligrosos a fin
de proteger la salud humana y el medio ambiente frente a posibles daños, facilitando el
intercambio de información acerca de sus características, estableciendo un proceso nacional
de adopción de decisiones sobre su importación y exportación y difundiendo esas
decisiones a las partes.
Los delegados, que representan a más de 100 países, acordaron la inclusión de dos
plaguicidas -el binapacril y el toxafeno- en la lista del Convenio de sustancias químicas
prohibidas o de uso estrictamente restringido. La inclusión de estas dos sustancias eleva a
29 el número de plaguicidas y productos peligrosos de la lista.
CONVENIO DE RAMSAR
El convenio de Ramsar es un acuerdo internacional que tiene como finalidad la protección
de las zonas húmedas del planeta. Es el único tratado internacional dedicado a la protección
y el uso racional de un tipo de hábitat particular: Los humedales. Fue en Ramsar (Irán) en
1971 cuando se instituyó el convenio, tendiente a proteger diversas especies de aves
acuáticas ya en peligro de extinción.
Precisamente una de las causas principales para la convocatoria inicial del convenio de
Ramsar fue la constancia de la disminución del número de aves acuáticas y la desecación
en años anteriores de numerosas zonas húmedas.
En España por ejemplo, entre los años 1948 y 1990 se perdió el 60% de la superficie de
zonas húmedas. En otros países europeos la pérdida de zonas húmedas fue igualmente
dramática. Se puede resaltar el caso de Francia donde se desecó el 67 % de los humedales
entre 1900 y 1993; el de Alemania con una pérdida del 57 % entre 1950 y 1985, o el de
Italia con un 66 % entre 1938 y 1984.
En la actualidad 130 países están inscritos como partes contratantes del Convenio de
Ramsar. Entre ellos se incluyen todos los países de la Unión Europea y la mayor parte de
los estados europeos.
El número de sitios de Ramsar designados por los países adheridos se eleva a 1126 que
cubren una superficie superior a los 91 millones de hectáreas, una superficie mayor que
España. El último país de Europa inscrito fue Uzbekistán con un humedal de pequeña
extensión, y el anterior Tayikistán con 6 humedales y unas 90 hectáreas. Uzbekistán se ha
adherido al tratado en el año 2002 y Tayikistán junto con Cuba, Chipre, Isla Mauricio y
Nigeria se adhirieron en 2001.
El país que más hectáreas ha designado como sitios de Ramsar es Dinamarca con 732,265,
seguido del Reino Unido con 852 mil hectáreas, Francia con 795 mil y Alemania con 672
mil. Obviamente es Dinamarca el país que mayor porcentaje del país tiene protegido bajo
los criterios de Ramsar con un 17 % de su superficie. Además, ha designado sitios en el
territorio de Groenlandia con una extensión total de 1.546.500. España con su 0,31 % es
uno de los países con menor porcentaje de su territorio asignado a sitios de Ramsar sólo
seguido por Bélgica, Italia y Luxemburgo.