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EJERCICIOS ESPIRITUALES en Semana Santa 2020 #EnCasa >> Meditación Viernes Santo

El carga sobre sí mis debilidades


“El tomó sobre sí nuestras debilidades y cargó con nuestras enfermedades”
“He ahí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29)

Reflexión previa:
Las dos citas nos acercan al misterio de la Pasión en este Viernes Santo, y a una de las
búsquedas de los EE más fuertes: la hondura de la Misericordia como iniciativa inaudita de
Dios, y la recepción libre que exige el vivirla de nuestra parte.
Y para San Ignacio en sus Ejercicios Espirituales, es el crucificado por nosotros el que
centra todo este misterio. “…puesto en cruz…y así a morir por mis pecados” (EE nª 53)

“Debilidades” “enfermedades” “pecado” son términos con resonancias muy intensas y


precisas para nosotros, para el mundo antiguo en cambio estaban muy relacionadas, y no
dejan de tener su verdad de fe que es bueno retomar, al menos para entender esa
Misericordia que Dios Padre nos quiere transmitir en Cristo.
Para nosotros son dimensiones diferentes con características, causas y consecuencias
diferentes. Sin embargo, la realidad del mundo actual nos advierte algo muy particular. Lo
político-económico, la ciencia, la explotación de la creación y la salud de la humanidad,
están cada vez más entrelazados en este mundo globalizado. Cada decisión importante en
un área de la vida y en una zona del mundo, repercute en las demás, con consecuencias
imprevisibles. Hoy lo vivimos patentemente.
Las decisiones como lo virtual se “viralizan” (¿qué ironía de término para esta época,
verdad?) Hasta lo íntimo y privado se ven afectados por esta invasión de manejos
globales, de redes y tecnología

Una y otra vez en la historia, el círculo de una suerte de inconsciencia de la humanidad


nos afecta a muchos o a todos. In-consciencia, es decir no tener conciencia ética y
profunda espiritual -sin la cual la primera es muy frágil- de lo que somos, y somos capaces;
es el Pecado con mayúsculas.

Donde no hay amor de hermanos, hijos conscientes de un mismo Padre, comienzan los
desvaríos, los miedos, las ambiciones mezquinas, los impulsos devoradores y las
crueldades.
Ese interior no atendido ni trabajado, tan olvidado en la educación y la convivencia “lo que
sale del hombre es lo que contamina al hombre” (Mc 7,23)

En esta jornada de retiro, la propuesta de los EE es de asombrarse de esto y asombrarse


de que Dios siga apostando a nosotros; porque –como dicen los versículos del comienzo-
Cristo “tomó”, “cargó” y “quita” el pecado del mundo. Es la realización encarnada de la
Misericordia. Hoy podemos palpar esta in-conciencia nuestra en toda su crudeza, porque

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Cristo se dejò arrasar, sacrificar, maltratar al extremo, para derrotar la desesperanza.


Históricamente, otros han sufrido más y por más tiempo que el Nazareno, pero lo que
revivimos en este Viernes Santo es la decisión libre y amorosa del Inocente / Siervo
sufriente del que escribió Isaías/ de entregarse conscientemente a nuestra maldad para
redimirla desde dentro.

-Meditamos la Misericordia que Cristo nos muestra en su Pasión-

 Como se nos sugiere en los esquemas de meditación que recibimos desde el


principio, pongámonos en PRESENCIA DE DIOS, este Dios callado, gimiendo de
dolor, o esperando atado en la columna, que soporta y se expone por entero…por
vos, por mí, por todos.

 San Ignacio nos invita imaginar o “componer un lugar imaginario” donde se juegan
los afectos y sensaciones de lo amargo, negativo.
Podemos imaginar aquellas calles de Jerusalén cargados de desolación por el
desconcierto, el odio a la vez o revanchismo, o saña que salen sin freno en ese Viernes de
la Pasión. O verme en mi soledad y momentos de desolación por mis enredos, culpas que
haya vivido antes, o el hastío de esta cuarentena…
O tantos lugares de esos que no queremos pensar ni imaginar
Todas imágenes del mundo “dado vuelta” que hemos construido, tan lejos de aquéllas
plenitudes a las que Dios nos llama; de aquélla comunión que El sueña para nosotros.

 Y nos sugiere Ignacio a su vez, continuar con esta curiosa petición: “demandar
vergüenza y confusión de mí mismo, viendo cuántos han sido dañados por un solo pecado
mortal y cuántas veces yo merecía ser condenado para siempre por mis tantos pecados”
pedir sentir vergüenza, confusión, desestructurarme ante la complejidad de las injusticias,
miserias, desastres que causamos,…y que la mayoría de las veces no podemos
evitar…porque vivimos en un mundo muy complicado y entrelazado.
En la maldad entra toda una complejidad: debilidades que no sabemos manejar,
confusiones, mezcla de decisiones y factores; nada es químicamente puro en los
acontecimientos humanos…Y también nuestra malicia o maldad a secas.
Cristo lo puso en evidencia con su silencio paciente, amoroso y su perdón. “…si he
hablado bien, ¿porqué me pegas?” (Jn 18,23)

 Pero “mis tantos pecados” pequeños o grandes, sí los puedo poner delante del
crucificado. No para hacer una lista y buscar ya la absolución, sino para hacerme
consciente…¿De qué? De que el Crucificado que pasa a mi lado en el Via Crucis, sabe de
los terribles enredos en que vivimos, y me acompaña, sólo si asumo lo mío, si lo vivo con
El.
Y así me da la posibilidad de estar en el mundo sin ser del mundo (Jn 17,15)
experimentando su Misericordia, soy más humano, estoy más preparado a la luz y la vida
de la Resurrección.
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 Dejemos que El pase a nuestro lado, que nos mire como a las mujeres de Jerusalén
y nos diga: “Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y sus hijos”
(C 23,28).
En este momento del retiro asombrémonos del “mundo del revés” que no sólo legamos a
nuestro hijos, sino que hace sufrir a millones.
Sin miedo a verlo con toda crudeza, porque “…tenemos un defensor ante el Padre:
Jesucristo, el Justo. Él es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los
nuestros, sino también por los del mundo entero. (1Jn 2, 1-2)
Muchos cristianos, gracias a Dios están metidos en el barro más oscuro de la humanidad,
donde nada se espera, apostando a lo imposible. Porque tenemos la seguridad de la
confianza de Cristo. El es la Vida que da valor a toda vida, más allá de nuestras muertes:
-en cárceles,
-con descartados morales que pueden “contaminar” como la pecadora que lava los pies
de Jesús, Zaqueo y los publicanos… Y los de hoy, ¿A quiénes ponés en ese lugar hoy???
-lugares de indigencia total, de esos que solo entramos por Internet o TV…
-de moribundos o crónicos sin vuelta atrás,
-de descartados de todo tipo, migrantes, extraños y diferentes amenazantes ¿A cuáles
sentís así??

 Buscá una de estas realidades, de estos Cristos en estas escenas de la Pasión de


hoy
Quizás estés cerca de alguna de ellas, muy cerca en tu familia misma.
Sin poner tu historia personal y listas de pecados, sino en esta solidaridad de ser
pecadores perdonados:
“Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34)

En esa época de contagios, que se nos contagie esta capacidad de perdonar que ya es una
manera de resucitar.

- Ignacio propone terminar con un COLOQUIO con Cristo crucificado. El es el centro, no los
“pecados del mundo”, sino el Cordero.
¿Cómo responder con amor al Amor crucificado? ¿No es esa la forma de “misionar” con la
misericordia de Dios? ¿A qué perdón y “obra” demisericordia me puedo ofrecer?

“Imaginando a Christo nuestro Señor delante y puesto en cruz, hacer un coloquio;


cómo de Criador es venido a hacerse hombre, y de vida eterna a muerte temporal,
y así a morir por mis pecados. Otro tanto, mirando a mí mismo, lo que he hecho
por Christo, lo que hago por Christo, lo que debo hacer por Christo; y así viéndole
tal, y así colgado en la cruz, discurrir por lo que se offresciere. “ (EE n° 53)

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Al paso de Jesús, se caen mis disfraces


“Padre, si puedes quita de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sin o la tuya” (Lc 22,42)

“Dios mío, Dios mío, porqué me has abandonado” (Mc 33,34)

Reflexión previa:
Lo expresado en estos versículos que tantas veces habremos escuchado o repetido,
grafican el “hasta el extremo” con que Juan 13 nos introduce a la Pasión y el amor que
Jesús entrega en ella.
E ilustra el desamparo que sentimos en muchas oportunidades, del cual Jesús se hace
cargo: Él que es precisamente, el Hijo Unigénito.

Y por asumir Cristo mismo este desamparo y soledad extrema de la lejanía de Dios, y por
tanto de toda esperanza tangible, es que podemos animarnos a buscar en El nuestra
esperanza.
El cruzó el umbral de lo más incierto y vino desde los abismos (como se dirá en la Vigilia
Pascual)
El mal, el pecado y todo lo que provocan, no solo no tienen la última palabra, sino que
caen como un telón que parece tan pesado e impenetrable, y que sin embargo el amor de
Cristo lo rasgó como al velo del Templo (Mt 27,51)

En efecto, el pecado /esa in-conciencia negadora de lo esencial del amor/ es ese telón que
rodea el escenario de los papeles que jugamos en la vida.
Disfrazados de personajes que buscan impresionar con sus máscaras de omnipotencia
fallida, hipocresía y mentiras, nuestro desvalimiento.
Renunciamos a ser hijos, salimos disparando con la herencia como el hijo pródigo y
desconocemos a nuestros hermanos como el hijo mayor de la parábola (sobre todo si
aparecen “impresentables” por aspecto y conducta como el hijo pródigo)

Allí estamos, cada uno con su representación: Pilatos, Anás, Caifás, los discípulos, Judas,
Pedro, la muchedumbre, los sumos sacerdotes y herodianos… Todos despreciando la
figura del burlado “rey de Israel”; que en su despojo lastimado y humillado, nos muestra
nuestro verdadero rostro: “He aquí el hombre” (Jn 19,5b) dice proféticamente Pilatos, sin
darse cuenta de que nos está mostrando el aspecto maltrecho de nuestra alma. Cristo
lleva en su cuerpo las heridas de nuestra alma, las que no queremos ver y es más fácil
despreciar en el otro.
¿Qué papel juego en este teatro? ¿Quién soy en ese Via Crucis de telón rasgado?

Cristo, el inocente, el bueno, el del amor imbatible de Dios, se ofrece humillado y


entregado al ensañamiento de los que se ven desenmascarados –sin saberlo- por
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tal figura. Ensañarse con el débil no hace más que mostrar que somos impotentes.
Sacrificar por conveniencia y “bien común” al que debe morir por el pueblo (Mt 11,50) no
hace más que desenmascarar a la hipocresía del poder.
Todo hubiera pasado sin más, como tantas veces ha sucedido, pero se escribió en los
Evangelios porque el débil e infeliz crucificado…resucitó, y el telón de la mentira del mal y
la muerte quedó rasgado para siempre.

Meditación:

-PRESENCIA DE DIOS: ¿Qué mirada del crucificado en su camino se me presenta al


comenzar este momento?

-IMAGINO EL LUGAR: ese interminable recorrido hacia el calvario, o los lugares, personas y
tiempos donde pasó algún Cristo a quién lastimé, ofendí, negué??

-PETICIÓN: Pido conocer internamente –es decir sentir- todo lo que haya sido una herida
en el via crucis de Cristo, en mis hermanos o hasta en mí mismo. Por obra, u omisión

 ¿Qué máscara le pido a Cristo que haga caer de mi corazón? …sostener alguna de
ellas, me sirven para no sentir el desvalimiento, Como las sonrientes máscaras del
antiguo teatro griego que ocultaban las reales, tristes, deprimidas o llenas de
resentimiento.

 ¿Qué papel juego en este teatro? ¿Hay algún personaje de este via crucis que te
haga resonar alguna característica con la cual identificarte?

 Va pasando el Señor humillado, irreconocible, oculto detrás de las espinas de su


corona. Le voy pidiendo que haga caer mis corazas, armaduras, máscaras y
disfraces…

….de manipulaciones, engreimientos, cancherismos que ocultan la incapacidad de sentir


algo por el otro, o tenerle miedo a esos sentimientos

…-de resentimientos y quejas, reclamos a la defensiva o al ataque contra todo lo que me


hace sentir menos por… pánico a ser menos o sentirme pasado por arriba?

… de lo que no acepto en el cruce de caminos de mi vida y me empeño en transgredir,


negociar o simplemente perder el tiempo sufriendo…por lo que me falta, lo que no ven o

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valoran de mí…desojando las margaritas de lo que no me siento querido…, y habiendo


tanto para dar y hacer!!

…de las seguridades de los “creyentes” discípulos, Pedro, Judas o los mismos fariseos,
todos muy “seguros de su fe” encubridora de inseguridades, de incapacidad de
disponibilidad y caridad verdadera frente a Dios que se presenta en el hermano. Aunque
parezca perdedor, blasfemo, apóstata o delincuente como se les representaba el mismo
Cristo

…o de aquellas máscaras que el Señor te haga sentir al verte en estos relatos y personajes
de la Pasión, teatro y escenario de las pasiones con que echamos a perder el don precioso
de la vida, la comprensión y amor fraternos, el compartir por encima del acumular,
nuestra vivencia de Dios mismo y de nuestros hermanos..Ni graves ni leves, sino las que El
te muestre.

-A modo de COLOQUIO: Ahora entiendo Señor ante tu cruz aquello del lavatorio de los
pies:
«Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte».

Si no lavas mi corazón de la dureza e indiferencia, no podre “compartir tu suerte” de amar


como me amás, porque no sé amar. Y quiero como Pedro arrepentido, poder pedirte:

«Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la
cabeza!».(Jn 13,8-9)

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