En el del inmueble y la existencia de un bosque

territorio de de árboles frutales y exuberante vegetación

playa ancha, que se mantenía en secreto.
cerro cargado
de leyendas e Fue así como este vecino junto a la perrita
historias Luli invitaron a sus amigos del Centro
propias, se Cultural El Hormiguero, quienes ya
ubica una existían desde el 2009 pero sin domicilio
casona que ha fijo y comienzan a hacer posesión del
sido testigo espacio para habitarlo y compartirlo a
de más de través de talleres y actividades abiertas a la
120 años de historia social escrita de generación en generación por comunidad. Así se comenzó un proceso en
los pobladores de este, el último cerro de Valparaíso. Esta casona donde se comenzó a hacer presencia en
de abobe construida con técnicas tradicionales, ha cobijado carpa dentro del espacio para limpiarlo y
durante más de un siglo diferentes proyectos vitales resistiendo al confrontar a quienes quisieran entrar a ensuciar o dañar el espacio.
olvido y a la destrucción tan propia de nuestra época que no Esta primera etapa de trabajo colectivo en la rehabilitación física
respeta ni su propia historia. del espacio, fue un trabajo de encuentro comunitario en saberes al
Esta casona estuvo más de 5 años abandonada. Tiempo en que la restaurar muros antiguos de adobes cargados de historias que a su
casa y sus alrededores se fueron deteriorando rápidamente y vez fueron marrando y tejiendo desde ahí una nueva historia al
transformándose en un punto oscuro en el barrio. La basura lugar.
comenzó a acumularse, los ratones se expandieron, consumidores
de drogas la comenzaron a usar de guarida, hasta lamentables
situaciones de abusos ocurridos al interior pudimos recopilar en
este tiempo oscuro.w

Pero la primavera siempre llega. y llego el año 2012. Cuando Luli,

una encantadora perrita playanchina paseaba junto a su amigo
humano, quien era un antiguo y activo vecino del cerro. Luli en su
inagotable curiosidad encontró una rendija por donde entrar a la
casa y su amigo humano no tuvo otra que seguirlo al interior en su
búsqueda encontrándose, para su sorpresa, con el abandono total
Lo próximo fue habilitar talleres de artes y oficios para abrir el
espacio al barrio y cerro general. Talleres para trabajar, aprender,
compartir y socializar. Luego vino el gran trabajo de re descubrir
el legado olvidado de la quinta, el patio, sus árboles frutales y la
vida toda que en libertad ahí había crecido. Otro espacio de
confluencia aquí fue sin duda este trabajo ligado a la tierra y la
necesidad vital de practicar autonomía alimentaria y salud natural
a través de plantas medicinales.
Así llego el 2014 cuando la mala noticia llego, la casa, con sus
talleres, sus oficios, sus ensayos teatrales y musicales, las
asambleas diversas, sus huertas, sus árboles frutales, su historia
social y arquitectónica, les pertenecía a otros, otros que nunca
habían venido por aquí. Unos que se llamaban walmart y que
decían que querían derribar la casa y construir un supermercado.
Si, un supermercado….
Detengámonos aquí. Waltmart, transnacional de capitales
norteamericanos especializada en lucrar con la alimentación de las
poblaciones precarizadas en América latina tiene en chile a la
cadena de supermercados Lider y Ekono. Justamente uno de estos
últimos se, desde una oficina a cientos, quizás miles kilómetros de
playa ancha, ordenó a construir a ciegas en el cerro, con solo un
norte. El dinero. Pero nosotras les dijimos a estos señores que era
mala idea, pero no entienden razones. Por eso hablamos con
ustedes vecinos y vecinas del cerro y de Valparaíso. Ustedes
entenderán razones. Pero como les dijimos, ellos no las entienden
y enviaron a fuerzas especiales a las 5 de la mañana en julio del
2018, cuando el centro cultural ya acumulaba 4 años de viva
experiencia, y entraron echando abajo puertas, despertando a
niños y niñas, rompiendo árboles, plantas y pertenencias. Y con su
característica prepotencia obtuvieron nombres, individuos a
quienes culpar de un proceso enteramente colectivo, abierto y
comunitario, que esta lejos de aquellas lógicas egoístas. Pero claro
ya les dijimos, no entienden razones
Y un juicio contra todo esta experiencia viva comenzó. Largos son
los juicios y larga es nuestra lista de argumentos a favor de la
permanencia del centro cultural el Hormigueo y del debatir estas
cuestiones ligadas al futuro inmediato de las comunidades y de los
cerros de Valparaíso entre los propios vecinos, que ellos y ellas
decidan sobre sus territorios y hogares.
Sabemos que el aparataje legal asociado a la propiedad privada
sobre los intereses comunes es gigantesco, la especulación
inmobiliaria, además, es un monstruo que quiere devorar
Valparaíso y sus cerros. Sabemos que nadamos contra la corriente,
pero es que una pregunta nos da vuelta la cabeza una y otra vez;
Es legal echarnos, demoler la casa, olvidarlo todo. Pero ¿Es justo?
Incluso más, ¿es ético?, ¿es lo correcto? ¿es lo que quiere la
comunidad? Pero no entienden razones. Solo saben de la fuerza. Y
ese no es nuestro lenguaje.
Nuestro lenguaje es la vida. La natural de la huerta y la social de
la sede vecinal. Que en el fondo son una misma vida, y es la que
defendemos al defender el Hormiguero. Al impedir que pongan
cemento sobre la tierra. Que corten los árboles y los lazos sociales
existentes y confluyentes en su interior. Porque digámoslo con
claridad, creemos firmemente que sobran supermercados, pero
carecemos cada vez mas de diversidad natural en nuestros
territorios y espacios en donde se fomente la participación social
de las comunidades. Eso es el Hormiguero y eso defendemos.
Ellos defienden su supermercado y sus negocios.
Y tu que defiendes?