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Cómo citar este artículo/Citation: Huerta Floriano, M. A.; Copyright: © 2015 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto
Pérez Morán, E. (2015). “Cine y sociedad: la construcción distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons
de los personajes masculinos y femeninos en el ‘landismo’ Attribution-Non Commercial (by-nc) Spain 3.0.
tardofranquista”. Arbor, 191 (773): a243. doi: http://dx.doi.
org/10.3989/arbor.2015.773n3013
RESUMEN: Este trabajo parte de las relaciones existentes entre ABSTRACT: This work is based on the relationship between film
la teoría del cine y su dimensión sociológica para formular un theory and its sociological dimension, to formulate an analysis
análisis sobre el ‘landismo’, uno de los fenómenos con implica- of ‘landismo’, one of the most important social phenomena in
ciones sociales más relevantes en la historia del cine español. En the history of Spanish cinema. Specifically, this study synthesises
concreto, se sintetizan las principales estrategias narrativas em- the main narrative strategies employed in a corpus of 19 films
pleadas en un corpus de 19 largometrajes que construyen una that build a recurring image of masculinity and femininity
imagen recurrente de la masculinidad y la feminidad a través de through the main characters. The study concludes an opposed
los personajes principales. Del estudio se concluye un rol contra- role between men and women inside relationships, which does
puesto de hombres y mujeres en las relaciones de pareja, lo cual not prevent the achievement of personal and family stability.
no impide la consecución de la estabilidad afectiva y familiar.
PALABRAS CLAVE: Cine; sociedad; ‘landismo’; personajes; género. KEYWORDS: Cinema; Society; ‘Landismo’; Characters; Gender.
INTRODUCCIÓN estudio: el análisis del cine popular del tardofranquis-
mo que tuvo por protagonista al actor Alfredo Lan-
Desde que surgió a finales del siglo XIX para conver-
da, con especial énfasis en la imagen que los filmes
a243 tirse en uno de los medios de comunicación más influ-
proyectaban sobre hombres y mujeres a través de los
yentes en las dinámicas sociales, el cine despertó una
personajes principales.
reflexión permanente sobre su capacidad para crear,
Cine y sociedad: la construcción de los personajes masculinos y femeninos en el ‘landismo’ tardofranquist
reforzar y reflejar valores presentes en los grupos hu- En concreto, la muestra está formada por los largo-
manos a los que se dirige. El hecho de que la repro- metrajes de ficción que contaron con Landa como ca-
ducción gráfica de imágenes en movimiento propicia- beza de cartel en el período 1969-1975 (Tabla 1) y que
ra discursos articulados a partir de un lenguaje con un superaron el millón de espectadores en taquilla (cifra
vigor realista hasta entonces desconocido, solo fue el que garantiza la popularidad de cada uno por ellos se-
preludio de otros debates que siguen vivos, como, por parado y, desde luego, la de la suma del conjunto).
ejemplo, el relacionado con la capacidad y los límites
Durante la última década del franquismo coinci-
del cine para constituir un testimonio de la realidad
dieron varias circunstancias que alimentan el interés
(Gunning, 2007).
apriorístico de una investigación que, partiendo de
Era solo cuestión de tiempo que la teoría fílmica los textos cinematográficos, sintetiza la visión que
fuera, como disciplina, más allá de la pura reflexión dichas ficciones mantenían sobre el entorno circun-
estética y/o semiótica para interesarse también –y dante. La popularidad de cierto tipo de producciones
en un sentido amplio– por lo sociológico. Las zonas de la época encuentra en el ciclo protagonizado por
de intersección entre cine y sociología no evitaron la Landa uno de los supuestos más conocidos e insertos
necesidad de superar incertidumbres para llegar a ca- en la memoria colectiva española, cuestión repetida
minos que resultaran fértiles (Casetti, 2000, pp. 127- con insistencia en los medios de comunicación con
129). De entre todos ellos es especialmente significa- motivo del fallecimiento del actor en mayo de 2013.
tiva la vertiente representacional, pues partimos de la Prueba de que se trataba de un caso de estrellato con
convicción de que los discursos de ficción constituyen connotaciones de fenómeno social fue la fama adqui-
también una forma de proyectar las características de rida por el sustantivo ‘landismo’, acuñado por el críti-
las sociedades que los circundan, convirtiéndose así co Tomás García de la Puerta, según explica Ordóñez
para el futuro en documentos de indiscutible valor (2008, p. 183).
histórico (Rosenstone, 2006).
Dado el volumen de datos recogidos, centramos
En cuanto a las representaciones que de la socie- los resultados en uno de los aspectos más destaca-
dad hacen los textos fílmicos destaca por pionero el dos de esta sociología del ‘landismo’: los roles gené-
estudio realizado tras la II Guerra Mundial sobre las ricos que maneja en la construcción de los persona-
producciones expresionistas alemanas (Kracauer, jes principales. Se trata de identificar qué estrategias
1995)1. No obstante, los presupuestos de una teoría creativas seguían las producciones para vehicular un
sociológica del cine desde la perspectiva represen- discurso más o menos sistemático sobre las mas-
tacional se tornarían más precisos gracias a la sen- culinidad y la feminidad, con especial énfasis en el
das abiertas en los años setenta por Ferro (1977) y, orden de lo sentimental y/o lo sexual, así como en
especialmente, por Sorlin (1977). Para este las pe- la imagen que proponen de los respectivos papeles
lículas no testimonian la realidad al duplicarla sino que tienen en el seno de la institución familiar. Nos
que son el resultado de decisiones creativas, expec- centraremos en los argumentos de aquellos filmes
tativas del público y formas expresivas dominantes que forman parte de la muestra, concretamente en
en el tiempo que las ve nacer, de tal modo que re- las motivaciones de los personajes y las resoluciones
presentan lo visible de una sociedad y no a esta en de las tramas, aspectos narrativos a los que podre-
su conjunto. A partir de Sorlin se concluye que el mos sumar algunas soluciones formales y de puesta
cine revela los hábitos, esquemas y convenciones en escena que se pongan al servicio de la creación
sociales de la percepción o, dicho de otro modo, es de discurso. Y todo ello lo hacemos guiados por la
una fuente muy útil para indagar en la mentalidad convicción de que los filmes populares constituyen
dominante de cada coyuntura histórica. una herramienta eficaz para lo que podría consi-
derarse como cultivo de la imaginación sociológica
Nuestro trabajo parte de ese caldo de cultivo teóri-
(Prendergast, 1986).
co para delimitar el alcance de un objeto particular de
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Tabla 1. Películas protagonizadas por Alfredo Landa con más de un millón de espectadores (1969-1975)
¿Por qué te engaña 1969 Manuel Summers F. Summers, M. Sum- Impala/Kalender Films 1.413.256
tu marido? mers, W. Fernández International
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EL CINE POPULAR DEL TARDOFRANQUISMO: REPRE- dispersas tiempo atrás. Recio (1992, p. 30), por ejem-
SENTACIONES SOCIALES plo, ya citaba en su trabajo sobre Alfredo Landa unas
En líneas generales, las manifestaciones más po- declaraciones en las que el escritor Francisco Umbral
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pulares del cine español han despertado un interés defendía la utilidad del cine popular del tardofran-
menor en la historiografía nacional, al menos en com- quismo como documento social para el futuro, muy
Cine y sociedad: la construcción de los personajes masculinos y femeninos en el ‘landismo’ tardofranquist
paración con otras. Los análisis sobre los valores esté- por encima de aquellos filmes que disfrutaban de ma-
ticos de las producciones más prestigiosas han mono- yor reconocimiento estético. Y Galán (1975, p. 89) fue
polizado la atención académica, quedando relegadas en los años setenta uno de los primeros en avisar de la
a un plano residual aquellas vías de abordaje que contradicción que suponía considerar “cine político”
estudian el discurso cinematográfico como una con- tan solo a aquél que se oponía al poder establecido,
creción de la cultura colectiva en permanente diálogo pues la carga “política” estaba presente de igual modo
con su entorno (Palacio, 2007). en producciones –más abundantes– que defendían el
orden impuesto sin necesidad de presentarse como
Esto es así en lo que concierne al período histórico vehículos ideológicos.
que Tusell (1988, p. 261), entre otros, llama “tardo-
franquismo”. En la parcela cinematográfica se fraguan Parece fuera de duda que parte de la popularidad
durante la última década de la dictadura tres grandes de los filmes más comerciales del tardofranquismo re-
alternativas: el cine metafórico, que tiene en las pro- posa sobre la interacción de sus argumentos con un
ducciones de Elías Querejeta y en películas como El contexto social que llena de sentido tanto las estrate-
espíritu de la colmena (Víctor Erice, 1973) o La prima gias de producción como los términos de lectura apli-
Angélica (Carlos Saura, 1974) algunos de sus ejem- cados por el público al que se dirigen. La coyuntura se
plos más conocidos; el cine de vocación más comer- definió, entre otros muchos y variados factores, por
cial, con un arsenal de producciones con taquillajes un intento de modernización que tuvo en los famosos
millonarios y facturadas con una elaboración menor Planes de Desarrollo de 1962 y 1969 sus exponentes
(a menudo rodajes urgentes y sin sonido directo, con más emblemáticos. Se trataba, en términos generales,
escasez de celuloide y propensión a pocas tomas, et- de un intento por parte del Régimen de situarse en la
cétera); y la “tercera vía”, una solución liderada por senda europea del progreso por la vía de la economía
el productor José Luis Dibildos que intentaba situarse de consumo, con el automóvil Seat 600 y el crecimien-
a medio camino entre el elitismo del primero de los to de la industria turística como dos apuestas de gran
grupos señalados y el trazo grueso del segundo. influencia simbólica.
Seguramente como consecuencia del carácter sub- Todo ello dio pie a una especie de tensión producida
sidiario que la historiografía suele conceder a los as- por los cambios, pues a mediados de los ochenta la
pectos sociológicos del hecho fílmico, las películas de idea de “cambio” se había convertido ya en algo más
mayor éxito comercial durante el tardofranquismo relevante que la de “estructura” (Tezanos, 1984, p.
configuran un corpus menos estudiado. Algunos au- 20). En un ambiente general de transformaciones, el
tores lo han catalogado como “cine de subgéneros” intervalo tardofranquista se caracteriza también por
(Monterde, 1993; Torreiro, 1995; Seguin, 2002), mien- el aumento de los trasvases del campo a la ciudad –lo
tras que otros lo han incorporado a otra especie más que intensifica la modificación de la fisonomía de las
general y de cierta tradición histórica como es “la es- ciudades mediante la expansión urbanística– y por la
pañolada” (Navarrete, 2009). desigual incorporación de la mujer al mundo laboral.
A todo ello habría que sumarle la especial intensidad
La carga peyorativa con la que a menudo se emplean de la emigración exterior en los sesenta y primeros
esas etiquetas convive, sin embargo, con otras pers- setenta, el intento de España en 1962 de ingresar en
pectivas analíticas más recientes que completan los el Mercado Común Europeo –saldado con una nega-
vacíos existentes gracias a la toma en consideración tiva–, así como el aumento de la inversión extranjera.
de los condicionantes y efectos sociales de ese tipo de Durante la última etapa del franquismo se produjo, en
obras. En este sentido, destacan en los últimos años suma, lo que podría calificarse como “la gran transfor-
la publicación de diversos trabajos que siguen dicho mación” (Juliá, 1999, p. 184), marcada, igualmente,
enfoque (Pérez y Huerta, 2013; Faulkner, 2013; Huerta por el crecimiento de unas clases medias a las que el
y Pérez, 2012a; Benet, 2012; Labany y Pavlovic, 2013). régimen intentó despolitizar.
En realidad, y con sus respectivos matices, todos El cine popular, lejos de permanecer al margen de
esos trabajos parten de convicciones latentes aunque semejante contexto, se hizo eco de los asuntos más
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candentes de lo que le resultaba actual y los incorpo- ejemplifican buena parte de una de las fases más
ró a las tramas con insistencia. Es más, el tema que interesantes de la historia de la cultura popular es-
sirve de pilar central a los filmes más taquilleros del pañola y de la sociología del cine nacional. Dicho
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tardofranquismo es, precisamente, el conflicto entre grupo de obras está liderado por Alfredo Landa, es-
tradición y modernidad en un entorno marcado por trella de varios largometrajes que transcienden el
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Ahí radica una de las directrices más destacables –El reprimido– son temas enunciados como reclamos
de las producciones que contaron con Landa como desde las carteleras y aclaran una de las constantes
estrella, condición que asumió a finales de los sesen- más significativas del ‘landismo’.
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ta y tras encadenar un número nada despreciable de
En general, y tras largas décadas de puritanismo,
papeles como secundario. Indudablemente se dieron
la cultura popular empezaba a aprovechar una rela-
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de un narrador extradiegético, corresponde a Lucas veremos de inmediato, poniéndose sistemáticamente
Trigo, el individuo interpretado por Alfredo Landa en al servicio de las estructuras tradicionales de convi-
El reprimido (Mariano Ozores, 1974). El retrato cons- vencia y de la perpetuación del papel que en su seno
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tituye, sin duda, un caso paradigmático de la visión corresponde a hombres y a mujeres.
que sobre el hombre transmite el ‘landismo’ a partir
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amenaza con serle infiel, lo que desata una obsesión inapetentes. Las razones son variadas. Saturnino, por
celosa. Finalmente, la estabilidad del hogar queda ejemplo, no puede en Dormir y ligar: todo es empezar
asegurada en el desenlace con el feliz embarazo de la (Mariano Ozores, 1974) “cumplir” sus deberes conyu-
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mujer, que pasa a sentirse plenamente realizada con gales porque los vecinos de su pueblo lo tienen so-
la noticia y con el cambio de comportamiento que le brecargado de trabajo. Algo similar le sucede a Pedro
en No desearás la mujer del vecino (Fernando Merino,
Cine y sociedad: la construcción de los personajes masculinos y femeninos en el ‘landismo’ tardofranquist
promete su marido.
1971), si bien este sufre una adicción laboral en la cos-
Manolo, la nuit parece abrir la puerta a una visión
mopolita sociedad de consumo, cuestión abordada
prostituida del varón, algo que se concretará de forma
con frecuencia –y ciertas dosis de desconfianza– por
mucho más explícita en Los días de Cabirio, en la que
el resto de la cinematografía popular del tardofran-
Landa pone cuerpo y voz a un tipo que se dedica al ofi-
quismo. A los dos casos hay que sumarles el de Lucas
cio de “palanquero” para ganar un dinero fácil. Desde
en El reprimido, película en la que las restricciones
luego sus protagonistas no son los únicos ejemplares
carnales del varón llevan a un cuestionamiento de su
de “macho ibérico” encarnados por Landa, imagen
virilidad, motivo por el que su pareja llega a lamentar-
viva del arquetípico personaje, que reitera en un título
se con la frase “qué mala suerte, he ido a enamorarme
tan exitoso como No desearás al vecino del quinto (Ra-
de un español único”.
món Fernández, 1970) determinados perfiles físicos y
psicológicos: a pesar de que su complexión no parece En líneas generales, nos encontramos con sutiles
en absoluto atlética, se trata de un amante impetuoso variantes sobre el mismo punto de vista: la mujer es
y de voraz apetito carnal. El rasgo se atribuye a una percibida como un objeto de deseo que o bien resulta
predisposición racial, pues se explica como una cua- intercambiable o bien es agente provocador de temo-
lidad española. La caracterización se completa con la res en quien es víctima de una represión. Solo así se
probada fertilidad del arquetipo ‘landista’, ya que sus entienden alusiones tan explícitas como las de Fidel
prácticas -aun motivadas por un hedonismo superfluo- Frutos en Guapo heredero busca esposa, en la que
suelen deparar frutos en el terreno de la natalidad. llega a confesar “a mí las mozas me dan miedo… si
hubiera sido con una oveja, aún…”.
Los relatos celebran así el mito del español como
semental, conclusión que se hace especialmente pa- Con todo, lo más relevante es que las tramas termi-
tente en Cuando el cuerno suena (Luis María Delga- nan reconduciendo los problemas a lo que consideran
do, 1974), en la que Pepe –los nombres, tan comu- solución propia de un orden natural. Todos los prota-
nes, evidencian la búsqueda de la identificación de lo gonistas superan sus traumas y dificultades, mientras
que se consideraba el espectador medio– descubre las posibles veleidades –pues buscan solución a sus
que no es, como pensaba todo el mundo, un hombre problemas con otras compañeras de alcoba– dejan
“de gametos perezosos” –pues hasta entonces pare- paso en las resoluciones a una misma idea: la resti-
cía incapaz de dejar embarazada a su mujer– cuando tución de la estabilidad familiar gracias a la recupe-
mantiene relaciones adúlteras con tres jóvenes que se ración de las dotes sexuales, siempre en el seno del
quedan encinta. matrimonio y a menudo rematada con la guinda de
un embarazo.
En cuanto a capacidad procreadora destaca también
el protagonista de Simón, contamos contigo, quien –
aunque ayudado por una pócima mágica que le lega Las relaciones familiares: el matrimonio como medio
para la sexualidad, el adulterio naturalizado y la pa-
su padre y que pasa de generación en generación para
ternidad como epílogo
asegurar el patriarcado familiar– acaba teniendo siete
hijos… hasta que le llega la muerte. Tanto el Simón de El sexo no es solo fuente de conflicto y motor na-
este largometraje como el Pepe de Cuando el cuer- rrativo de las comedias lideradas por Alfredo Landa
no suena dan cuenta, además, de otro de los perfiles sino también fuerza reguladora de los afectos que se
de los personajes de Landa, tipos que a pesar de su le atribuyen al varón. Si la opción romántica queda
apariencia más bien mediocre desatan una atracción descartada –al menos en un sentido convencional– la
irresistible entre las féminas. vivencia de lo familiar constituye otro obstáculo para
el goce pleno de los placeres eróticos.
El símbolo del hombre que sin ser guapo tiene un
atractivo arrollador y que, además, asegura la pro- De ese modo, los filmes plantean desde la perspec-
creación, se asienta hasta tal punto que llega a ad- tiva masculina una idea del matrimonio como mal
mitir su variación irónica, fundada sobre personajes necesario, medio inevitable para dar satisfacción a
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los deseos propios. ¿Por qué te engaña tu marido? afectivas son prácticamente nulas, completando así el
es la película más significativa en ese sentido, pues su establecimiento de una misión asociada a los instin-
protagonista (Eduardo) fantasea con la vida conyugal tos sexuales –para perpetuación de la especie– y a lo
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que tendría al lado de cuatro mujeres distintas, cuyas laboral, dos esferas que entran a menudo en contacto
muertes van sucediéndose unas tras otras después de con la realización de las féminas, cuya función es tan
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A todas ellas les aguarda, por lo general, la redención blanza del macho ibérico. Aquí la clave principal tiene
en forma de conquista de la estabilidad en un hogar tra- que ver con el concepto de “decencia”, asociado a la
dicional. Para llegar a ello, emplean trucos o señuelos mujer española. Esta puede coquetear, insinuarse y
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con los que logran la continuidad de las reglas de con- alterar desde la picardía a sus compañeros, pero los
vivencia, la anulación de las tentaciones que asedian a fines carnales de estos no se satisfacen si no observan
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sus compañeros y el mantenimiento de los roles afec- los códigos tradicionales. Las extranjeras –o las pocas
tivos existentes antes de la llegada de las modas que nacionales que se han dejado llevar por la influencia
parecen estar transformando el ambiente social. foránea o que ejercen la prostitución– pueden, sin
embargo, ir más allá sin demasiados remilgos, lo cual
Romanticismo y feminidad las inhabilita para gozar de un futuro emocional o fa-
miliar junto al protagonista.
Tampoco son las obras del ciclo landista un ejemplo
de romanticismo exacerbado en lo concerniente a los Manolo, la nuit, No desearás al vecino del quinto,
universos femeninos. Estas comedias, de hecho, tien- El alma se serena –en la que un amigo del protago-
den al costumbrismo y a la picaresca más que a una nista pretende montar una orgía con dos mujeres de
visión idílica del romance. Los recursos que las forjan raza negra calificadas textualmente de “salvajes”–,
son más propios de un humor grueso en la dimensión Los días de Cabirio, París bien vale una moza, Vente a
sentimental que fruto de la idealización que suponga ligar al Oeste o Cuando el cuerno suena dejan múlti-
para ellas la culminación de una utopía amorosa. ples ejemplos de lo expuesto. Y es que el interés por el
placer carnal que asegura el macho español, su poten-
Lo que abundan, en realidad, son los afectos de-
cia engendradora u otras aspiraciones materiales –en
finidos por otro tipo de objetivos. Las mujeres que
Jenaro el de los 14 el atractivo lo ponen unos millones
rodean al protagonista encarnado por Landa o bien
de pesetas que llueven del cielo gracias a una quinie-
desean disfrutar de su capacidad sexual –cuando son
la– son algunas de las motivaciones más destacables
turistas y/o tienen una moral dudosa– o bien buscan
de las féminas.
en él un instrumento necesario para crear un hogar.
Los prototipos femeninos coinciden sin embargo
Las emociones se asocian con frecuencia a lo estric-
en el trato que reciben por un dispositivo estético
tamente material. En ocasiones el reproche por “no
recurrente en el cine popular tardofranquista: la
sentirse queridas” tiene que ver con otro concepto
inercia a reducir sus identidades a su corporeidad,
habitual en el cine del período como es “no sentirse
exhibida con tácticas de planificación que hacen de
atendidas”. Lo habitual es que la promesa de matri-
ellas objetos de deseo para la mirada varonil. Ade-
monio, su culminación y/o un embarazo solucione
más de que las minifaldas, las medias, la lencería o
los conflictos de las féminas, algo para lo que deben
los zapatos de tacón forman el vestuario más habi-
adoptar una actitud provocadora que movilice instin-
tual, la cámara se ubica habitualmente en emplaza-
tivamente al varón.
mientos tan poco justificados narrativamente como
ventajistas para “disfrute” de la visión tanto de los
El ardid sexual y la cosificación del cuerpo femenino personajes masculinos como del espectador objeti-
La visión romántica de la existencia por parte de la vo al que se dirigen.
mujer tiene una incidencia menor en comparación con La sinécdoque se erige en figura retórica habitual.
la faceta sexual. Si el hombre es epicentro de los re- Muchos encuadres se articulan con la presencia de un
latos y si estos se nutren de conflictos principalmente muslo femenino mientras el resto del cuerpo queda
vinculados a sus impulsos y deseos, ellas se acomodan fuera de campo, definiendo así la identidad con una
a las reglas del juego para poner en marcha sus estra- parte concreta de la anatomía. Al fondo o en una es-
tegias. Conscientes de que la sociedad de consumo, quina del cuadro queda el hombre que mira con evi-
el turismo y el desarrollo económico traen consigo un dente gesto de excitación, siendo así una prolonga-
entorno lleno de tentaciones para sus pretendientes, ción diegética de quien se encuentra al otro lado de la
novios o maridos, aprovechan la oportunidad para pantalla. Valga como ejemplo –pues son incontables–
usar todo tipo de ardides eróticos en la consecución el pasaje de No desearás la mujer del vecino en el que,
de sus objetivos. además de lo dicho sobre la composición, el juego del
La mirada que proyectan los largometrajes a este montaje convencional en plano/contraplano obvia la
respecto desprende un tono didáctico con connota- perspectiva de la joven que intenta seducir con una
ciones patrióticas, tal y como describíamos en la sem- liga a su desganado marido.
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Esposa y madre: la mujer al servicio de la estabilidad CONCLUSIONES
familiar
Tras todo lo expuesto consideramos demostra-
Las compañeras de viaje en las películas encabeza- do que los filmes protagonizados por Alfredo Landa a243
das por Alfredo Landa se caracterizan ante todo por durante el período 1969-1975 configuran un grupo
su vocación de esposas y madres, garantes de la unión homogéneo dentro de la cinematografía popular del
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visiones estereotipadas como las descritas a lo largo y mujeres. La función que corresponde a ambos en
de nuestro trabajo y que no siempre respondían a la cuestiones como el romance, la sexualidad, la vida
realidad histórica. Durante los años del desarrollismo en pareja, el matrimonio, el adulterio y la paterni-
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los cambios en la calidad de vida se vieron acompa- dad –entre otros– sigue siendo hoy muy ilustrativa
ñados de transformaciones que también se dieron en desde una perspectiva sociológica, especialmente
Cine y sociedad: la construcción de los personajes masculinos y femeninos en el ‘landismo’ tardofranquist
el terreno de los comportamientos, lo cual produjo cuando los códigos de conducta se establecen como
una relajación de la moral que inquietaba a los secto- referentes o pretenden la empatía. Una conclusión
res más inmovilistas del franquismo. Dichos cambios sin duda relevante desde el punto de vista social, ya
afectaron en gran medida al papel que desempeñaba que si entendemos que el cine es “la gran potencia
la mujer, cuya incorporación a la formación universita- educadora de nuestro tiempo” (Marías, 2006, p.
ria y al mercado laboral cada vez fue mayor. Por si fue- 211) –y desde luego lo fue durante el siglo XX–, su
ra poco, descendió la nupcialidad, retrocedió la edad papel es muy influyente a la hora de generar una
con la que contraían matrimonio e incluso se dio un visión sobre la realidad, incluso en el caso de aque-
progresivo éxito de la píldora anticonceptiva (Riquer, llos filmes que, como las comedias populares de los
2010, p. 661). Todo ello chocaba con la abundancia de primeros años setenta, se disfrazan de pasatiempos
protagonistas femeninas que en las películas ‘landis- sin vocación de trascendencia. Por el contrario, esa
tas’ carecían de profesión conocida o que se ganaban apariencia de superficialidad servía para reforzar
la vida, en los casos excepcionales, mediante la explo- conceptos como el de la “buena mujer de su casa”,
tación de su cuerpo. Y, por supuesto, contrastaba con un ideal femenino sin duda generalizado por aquel
el destino que los filmes les reservaban como esposas entonces (Arenal, 1974, p. 198).
y futuras cuidadoras de sus maridos, a los que discul-
El análisis de un fenómeno cultural tan relevante –y
paban todos sus deslices.
escasamente estudiado de forma sistemática– como
Las películas analizadas participaban así de un do- el ‘landismo’ tardofranquista contribuye finalmente
ble proceso: por un lado, coqueteaban con la exhibi- a un conocimiento histórico con resonancias sobre
ción de unos aires modernos mediante la afloración el presente y en el que la ficción acaba siendo un útil
en pantalla de cuerpos femeninos resaltados gracias a instrumento para explicar los modelos sociales. Nos
prendas de lencería, biquinis, minifaldas y otros feti- alineamos, en definitiva, con buena parte de las po-
ches que formaban parte de las modas del momento. siciones historiográficas que defienden que los textos
Por otro, sin embargo, respondían a una mentalidad cinematográficos –incluso los de ficción– son herra-
que se oponía al cambio estructural de roles, en sin- mientas audiovisuales muy útiles para la comprensión
tonía por tanto con la preocupación franquista por de las sociedades audiovisuales (Montero y Paz, 2013).
mantener como inmutables algunos valores afectivos,
familiares y de género. AGRADECIMIENTOS
De este modo, Alfredo Landa, estrella generadora Este artículo ha sido elaborado en el marco del
de grandes dosis de identificación, sirvió en cierto proyecto de investigación “Ideología, valores y creen-
modo durante su taquillera trayectoria tardofran- cias en el ‘cine de barrio’ del tardofranquismo (1966-
quista como vehículo articulador de una representa- 1975)”, (referencia I+D+i, HAR2009-08187), financiado
ción reiterada del papel que correspondía a hombres por el Ministerio de Ciencia e Innovación de España.
NOTAS
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ARBOR Vol. 191-773, mayo-junio 2015, a243. ISSN-L: 0210-1963 doi: http://dx.doi.org/10.3989/arbor.2015.773n3013
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Cátedra.
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