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7.4.- El cristo de la Agonía. Cartagena.

En la noche del Viernes Santo de 1881, participaba por primera vez un Cristo
Crucificado en las procesiones cartageneras, formando parte de un grupo del
Calvario de la Cofradía Marraja. En el Año 1896, el Cristo de la Agonía
abandona el grupo del Calvario y pasa a procesionar en solitario.

Este Cristo, propiedad del Ayuntamiento y cedido al Penal de Cartagena,


contaba con una amplia devoción popular, como demostraba el
acompañamiento ciudadano en su propio y concurrido traslado de este. La
autoría Cristo es anónima, aunque se atribuía al imaginero Juan Martínez
Montañés. Últimos estudios descartan esta opción abriendo dos vías de
investigación: una lo sitúa en la escuela salzillesca y otra en la escuela italiana
de los Cristos napolitanos del siglo XVIII.

Entre los años 1932 a 1935, son años muy difíciles para las Cofradías debido al
clima político y social tan inestable. La notable convulsión y el latente
enfrentamiento civil ponen en peligro la salida de los desfiles procesionales. En
este año de 1935, las procesiones "marrajas" saldrán por última vez de la
Iglesia de Santo Domingo, cerrando casi tres siglos de historia y tradición.
También por última vez, se pocesionará la imagen fundacional del Cristo de la
Agonía: han transcurrido cincuenta y cuatro años desde que saliera por vez
primera en las procesiones "marrajas" de 1881 y solo seis las salidas
procesionales con su nueva agrupación.
7.4.1.- La destrucción del cristo.
En el verano de 1936 estalla la Guerra Civil. En Cartagena, grupos de milicianos
recorren las Iglesias y Cofradías, asaltándolas y destruyendo su patrimonio. La
única imagen de los "marrajos" de la que consta su destrucción es el Cristo de
la Agonía. Al estar en la capilla del Penal, es trasladada a la Misericordia, donde
es mutilada y empleada como comedero de animales. Del resto de las imágenes
marrajas no se tienen noticias de su suerte. Depositadas en la Iglesia castrense
de Santo Domingo, "desaparecen" sin tener constancia de su destrucción. Los
grupos de la Piedad y el Descendimiento permanecerán toda la guerra en la
Iglesia, convertida en almacén de suministros.
Tras la Guerra Civil, prácticamente todo el patrimonio imaginero ha
desaparecido, a excepción de las imágenes que se encontraban en la Capilla
municipal de Santa María "la vieja" (Virgen del Rosell y los Cuatro Santos) y las
de las Iglesia de la Caridad (la Virgen de la Caridad, San José y el Niño, la
Virgen de la Animas y el Cristo de la Expiración), además de un mínimo
patrimonio cofrade: el Descendimiento, la Piedad y el Yacente de los "marrajos"
y los durmientes de la Oración del Huerto y Malco del Ósculo en los
"Californios".

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