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Discurso

Buenos días queridos compañeros y docente en esta ocasión vengo a


abordar el artículo 11 de la constitución política de los estados unidos
mexicanos, el articulo habla sobre el libre tránsito

Artículo 11. Toda persona tiene derecho para entrar en la República,


salir de ella, viajar por su territorio y mudar de residencia, sin necesidad
de carta de seguridad, pasaporte, salvoconducto u otros requisitos
semejantes. El ejercicio de este derecho estará subordinado a las
facultades de la autoridad judicial, en los casos de responsabilidad
criminal o civil, y a las de la autoridad administrativa, por lo que toca a
las limitaciones que impongan las leyes sobre emigración, inmigración y
salubridad general de la República, o sobre extranjeros perniciosos
residentes en el país. En caso de persecución, por motivos de orden
político, toda persona tiene derecho de solicitar asilo; por causas de
carácter humanitario se recibirá refugio. La ley regulará sus
procedencias y excepciones.

Entonces; ¿A qué se refiere el derecho al libre tránsito?


Dentro del texto mismo podemos detectar las libertades que nos
garantiza este derecho: el derecho a entrar y salir del país; el derecho al
asilo; la libertad de mudarse; y la libertad de viajar por el territorio.
Las tres primeras libertades que nos garantiza el artículo 11 pueden
entenderse bastante bien (y pueden ser analizadas desde muchas
perspectivas que no son el propósito de este texto); sin embargo, la
libertad de moverse o de viajar por el territorio suele ser citada
arguyendo que se refiere al derecho de moverse en un automóvil. 

También es importante considerar otro aspecto, el hacer notar que los


objetos o bienes no son sujetos de derechos (sino que son las personas a
quienes se les debe garantizar el pleno ejercicio de éstos) hay que tomar
en consideración otros derechos que abonan a entender (erróneamente)
al derecho al libre tránsito como el (derecho a moverme en mi coche).
Lo cual, en su caso, implicaría una contradicción con diversas
disposiciones constitucionales, entre ellas el artículo 4o que
establece: (Toda persona tiene derecho a un medio ambiente sano para
su desarrollo y bienestar). El Estado garantizará el respeto a este
derecho. El daño y deterioro ambiental generará responsabilidad para
quien lo provoque en términos de lo dispuesto por la ley.
Las medidas y políticas públicas que dan preferencia a la infraestructura
para el automóvil, han comprobado que contravienen lo que establece
esta disposición de la Constitución. Esto se puede verificar si volteamos
a ver aquellos países que han logrado reducir emisiones y mejorar sus
índices de calidad de vida, implementado políticas públicas de reducción
del uso del auto y midiendo el impacto de dichas políticas públicas.
En abono a esto, tenemos que el Plan Nacional de Desarrollo, en sus
líneas de acción del eje México Incluyente, toma en cuenta diversas
medidas para mejorar las ciudades en las que vivimos y, aunque no lo
menciona de manera explícita, sí son medidas que incluyen la reducción
del uso del automóvil (medidas que también la SEDATU está
contemplando para sus trabajos dentro de la Subsecretaría de Desarrollo
Urbano).

En todo esto, ¿y las marchas?

Pues el articulo 15 El artículo 15 de la Convención Americana de


Derechos Humanos protege el derecho de reunión pacífica y sin armas y
establece que tal ejercicio sólo puede estar sujeto a las restricciones
previstas por la ley que sean necesarias en una sociedad democrática en
interés de la seguridad, o para proteger la salud o la moral públicas o los
derechos y libertades de los demás. 
El derecho a la movilidad

Es decir; un país como México que se sujeta a tratados y normativas


internacionales tiene también que sujetarse a lo anterior. Esto significa,
entonces, que hemos confundido todo este tiempo el derecho a la
movilidad con un malentendido derecho al libre tránsito.

En México, la Ley de Movilidad de la Ciudad de México es única en su


tipo e indica, en su artículo 5o, que: “La movilidad es un derecho de toda
persona y de la colectividad a realizar el efectivo desplazamiento de
individuos y bienes para acceder mediante los diferentes modos de
transporte reconocidos en la ley, a un sistema de movilidad que se
ajuste a la jerarquía y a los principios que se establecen en este
ordenamiento, para satisfacer sus necesidades y pleno desarrollo. En
todo caso el objeto de la movilidad será la persona.” 

Vale la pena ahondar en el cambio de paradigma de la idea normalizada


que tenemos de la movilidad (que se refiere, más bien, a los medios de
transporte) a la de la movilidad en sí. En el Informe del Derecho a la
Movilidad en el Distrito Federal (CDHDF, 2012) se da cuenta de la
construcción de este derecho partiendo desde los derechos humanos y
equiparándolo al derecho a los servicios básicos como la salud y la
educación porque es de igual importancia para nuestra calidad de vida.

El derecho a la movilidad tiene su base en la Carta del Derecho a la


Ciudad que en el artículo XIII de la Carta Mundial de Derecho a la Ciudad
estipula: “Las ciudades (deben garantizar) el derecho de movilidad y
circulación en la ciudad a través de un sistema de transportes públicos
accesibles a todas las personas según un plan de desplazamiento
urbano e interurbano y con base en medios de transporte adecuados a
las diferentes necesidades sociales (de género, edad y discapacidad).”

El derecho a la movilidad es importante porque hasta el momento,


nuestras ciudades en México (y en Latinoamérica) no
aseguran desplazamientos seguros, óptimos y posibles en otra cosa que
no sea en coche. ¿Por qué digo posibles? Porque para un peatón con
discapacidad es imposible moverse en la ciudad de manera digna y
autónoma, por ejemplo.

Es importante entonces que hagamos una diferencia: la idea es que


todos podamos movernos de manera digna, óptima y segura. Todos.
Una marcha no vulnera este derecho siempre y cuando la ciudad esté
hecha para todas las personas. Siempre habrá vías alternas para llegar a
nuestros destinos en coche. Sí, quizá nos tomen más tiempo, pero hasta
el momento no existe en ninguna ley el “derecho a la velocidad” (cosa
que además generaría aún más problemas de siniestralidad de los que
ya causa, pues la velocidad se relaciona directamente con muertes por
siniestralidad vial a nivel mundial). La velocidad no es un derecho.
Movernos todos por la ciudad sí lo es. Las marchas no vulneran este
derecho, sino que garantizan otro que es básico.

Y no, el derecho al libre tránsito no se refiere a eso. El derecho a la


movilidad puede llegar a enmarcarse dentro del 4° Constitucional que
nos habla del derecho al medio ambiente sano. Pero ésa es una
discusión que aún está por darse y que seguramente escucharemos en
los próximos años dada la importancia de la movilidad en las ciudades
en los últimos años por su influencia directa en la calidad de vida de las
personas.
Espero que luego de exponer lo anterior mencionado haya quedado
claro a que se refiere el artículo 11 de la constitución política de los
estados unidos mexicanos: el derecho al libre tránsito, cabe recalcar que
como ciudadano y estudiante de la carrera de derecho debemos conocer
cada de uno de nuestros derechos, así como las obligaciones que
tenemos como ciudadanos.

ADRIANA DE JESUS TOVILLA VERA

CUARTO CUATRIMESTRE

GARANTIAS CONSTITUCIONALES

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